N/A: Dios! Hace cuanto no actualizo? Sé que os avise que en este fic iría despacio, pero creo que me he pasado UU Lo sientoooo... Y la verdad, podéis agradecer al fic de Hermione-Weasley86 "Cuando me di cuenta de que estabas ahí" – lo recomiendo, x cierto, a todos los amantes de la época de los Merodeadores – porque me inspiró para ponerme a escribir (lo que pasa que luego me volví a bloquear xD).

En fin, creo que os debo una disculpa, pero de todas formas espero que disfrutéis este xapi! Y mandadme reviews para decirme k tal, okis?

Dedicado a AnnaTB... que no sé cuántas veces me ha insistido para que lo continuase xDD Por ser tan paciente jaja. Se lo merece. Después de más de un año sin actualizar yo ya habría desistido jeje.

Disclaimer: Estoy intentando acostumbrarme a poner esto siempre, xa deciros los que seguro que ya sabéis No gano un duro con esto –la ruina-, sólo lo hago por diversión y lo único que me pertenece es lo que no reconozcáis.

CAPITULO 3: UN PARAÍSO EN FORMATO BOLSILLO

DÍA UNO

-Dos hora... ¿A quién se le ocurre?

-Haznos el favor y cállate. No has parado de quejarte desde que llegamos.

-¡Sólo podían ser Muggles!

-Shhh... no hables tan alto, Padfoot –susurró Remus, mirando a un lado y a otro a ver si alguien había escuchado la imprudencia de su amigo.

-Estoy harto –murmuró enfurruñado el joven de pelo oscuro cruzándose de brazos y poniendo morritos–. No sé por qué no nos hemos aparecido... es mucho mas fácil.

-Porque ninguno tenía ni idea de dónde quedaba la isla esa... y además, Robyn no puede aparecerse –explicó el licántropo con paciencia.

-¡No es mi culpa si no pasé el examen! Fue ese inútil que me examinaba. Me tenía manía –se defendió Robyn, una de las tres chicas que había en el grupo.

-Ya, ya... –murmuró Sirius, acercándose a su oído. Ella le contestó con un golpe seco en la nuca.

TI NO NIIIN

La pelea de los dos amigos fue interrumpida por la señal en los altavoces.

-Me pregunto cómo meterán a la mujer en las cajitas esas... Además, Prongs¿te has dado cuenta de que tiene una voz rara? Apuesto diez galeones a que es porque está ahí dentro, toda apretujada y sin poder moverse, y...

-Deja de pensar, Sirius, y escucha. Acaban de anunciar nuestro vuelo –informó una joven pelirroja de ojos verdes mientras cogía su pequeña maleta de mano.

-No te preocupes, ya la llevo yo –comentó James, quitándole el maletín de las manos.

-Oigh, que galán, James. Ya que estás tan solícito¿por qué no llevas también la mía?

La última de las mujeres le plantó su maleta en los brazos, sin darle tiempo a James para reaccionar, y se fue al lado de Remus, para seguir con su conversación.

-Pero, Suz... cuida – PLAF – do.

James estaba de pie, inmóvil, mientras que las dos maletas que había cogido estaban en el suelo.

-Sólo una pregunta, Padfoot. ¿Por qué además de las maletas, tienen las mujeres que llevar maleta de mano? -se preguntó en voz alta-. ¿No les entra todo en una sola?

-Serás torpe... Anda, dame la de Suz que ya la llevo yo –dijo Sirius, ayudando a su mejor amigo a levantarse del suelo.

-¡Prongs, Padfoot! Daos prisa que se van –gritó Peter, persiguiendo a las tres chicas y a Remus.

-Ya vamos, ya vamos... Me hacen esperar dos horas y ahora me vienen con prisas. ¡Pues que se esperen!

-Ellos se esperan, pero el avión no.

-Hum... date prisa, James –exclamó, empezando a correr.

-Vooooy.

OoOoOoOoO

-Ya estamos aquí –anunció Sirius, resoplando.

-¿Dónde estabais? Estamos a punto de entrar. ¡Mira que llegar tarde! Si el avión se hubiese ido...

Sirius escrutó con la mirada a Suzanne. Luego miró a Lily, que sonreía al ver a su amiga tan desquiciada.

-Dime que no la han poseído.

-Tiene miedo al avión –explicó, intentando contener la risa.

-¡Y tú no te rías! Es un asunto muy serio, Lily –gritó Suz, girándose para encarar a su amiga.

-Ven a sentarte un ratito conmigo. ¿Te parece bien? Nos tranquilizamos... –dijo Sirius con un tono de voz suave, pasándole un brazo por encima a su amiga.

-¡Yo estoy muy tranquila!

-Eh... ¿tranquilizamos? No... no quise decir eso, quise decir nos... ehh... nos... ¡acostamo! Uy, no. ¡Eso tampoco!

-¿QUUUÉ? -gritó con todas sus fuerzas-. ¡DEPRAVADO, ALÉJATE DE MÍ!

-Suz, no quise decir...

-¡ERES UN PERVERTIDO!

-Por favor, Suz, baja la voz... Nos están mirando...

-¡DEGENERADO!

-Shhh... no grites...

-¡NO ME TOQUES!

-¿Pasa algo, señor?

La escena la interrumpió un guarda de seguridad con aspecto muy serio. Era un tipo fornido, que sacaba una cabeza a Sirius.

-No, verá, es que... está nerviosa... el avión y...

-¿Está bien, señorita? –preguntó el agente dirigiéndose a Suz, en vista de que no sacaba nada en limpio de Sirius.

-¡Ayúdeme, es un pervertido! –exclamó Suz, lanzándose hacia el guarda y abrazándole.

El pobre hombre, al ver a Suz agarrada a él, se puso rojo y carraspeó para disimular la vergüenza.

-Por favor, señorita. Estoy seguro de que todo tiene una explicación –dijo mirando a Sirius con ojos retadores-. No creo que ninguna señorita tan guapa tenga ningún problema¿verdad?

Sirius tragó saliva, negando con la cabeza muy rápido.

-Lo suponía. Y por favor, mantengan la calma porque sino tendrán que irse.

Sirius asintió automáticamente, todavía más rápido que antes.

-Y ahora, señorita, si me disculpa, tengo que irme –explicó, soltando con suavidad los brazos de Suz, que seguían rodeándole.

Suz se acercó al oído del policía y le dijo algo que Sirius no pudo captar. El guarda escuchó serio, miró a Sirius y asintió. Éste tragó saliva.

-Me quedaré por aquí cerca –advirtió antes de irse.

En cuanto el policía estuvo lo bastante lejos, Sirius preguntó:

-¿Qué le has dicho?

Suz le dedicó una sonrisa maliciosa, pero no dijo nada.

-Eres una estúpida. Podías habernos metido en problemas.

-Te hubiera metido a ti en problemas. Y, además, te lo merecías por lo que me dijiste.

-Ya te dije que no había querido decir eso.

Suz le miró y se acercó a él, provocadoramente. Apoyó una mano en el hombro de Sirius y le susurró al oído:

-¿Me estás diciendo que no te gustaría acostarte conmigo?

Suz apoyó el dedo índice en el pecho de Sirius, y lo deslizó con suavidad hasta llegar al ombligo, juguetona.

Los ojos de Sirius se abrían cada vez más al ver hacia donde bajaba el dedo. Su cara había ido adquiriendo gradualmente un tono cada vez mas rojo.

Al ver el resultado de sus incitaciones, Suz susurró de nuevo al oído de Sirius, tan cerca de él que éste sentía el aliento en la oreja.

-Lo sabía...

Luego aceleró el paso y se marchó, dejando a Sirius solo. Hizo el camino de vuelta sin despegar los ojos de sus zapatos.

OoOoOoO

-Corre, Sirius. Los demás ya están dentro –gritó Lily, indicando a Sirius que tenía que darle el billete a la mujer de la puerta.

Anduvieron a buen paso hasta la puerta del avión, donde dos azafatas los saludaron con muy buenos modales.

-Sígueme. Nuestros sitios están más atrás.

Sirius no contestó. Seguía dándole vueltas a la escena de antes.

Recorrieron el estrecho pasillo hasta llegar a la zona de clase turista. Allí, Sirius vio que Lily tomaba asiento al lado de James, que miraba por la ventanilla distraído.

-¿Dónde me siento?

-Ponte allí; al lado de Suz –dijo Remus, señalando dos asientos detrás suyo.

Y allí estaba Suz, esperándole con un sonrisita. Las mejillas de Sirius se tiñeron de rojo. Vio que Remus lo miraba extrañado, así que se obligó a andar. Cuando llegó a su sitio, Suz le miro a los ojos.

-¿Me dejas la ventana? –preguntó con voz inocente.

-S-sí...yo...sí, claro –contestó Sirius como pudo, tartamudeando.

-¿Te vas a quedar de pie? Siéntate aquí, a mi lado –dijo dando unas palmaditas a la butaca de Sirius.

Sirius obedeció, todavía sin atreverse a mirarle a la cara. Un poco más adelante, escuchó el comentario de James de que estaba lloviendo.

-¿Quién a traído cámara? –preguntó Robyn.

-Yo –dijo Lily.

-Yo también. Y Peter también, solo que ahora esta dormido y no puede contestar -aclaró James.

-Bueno, yo sí he traído, y creo que tú también¿no, Sirius? –preguntó Suz, cogiéndole con suavidad de la barbilla para que se diera cuenta de que le hablaba.

-Eh¿qué?

-¿Has traído cámara?

-Sí.

Señores y señoras. Bienvenidos a British Airways. Esperamos que disfruten del vuelo. Llegaremos alrededor de las...

-Deberías escuchar lo que dicen, Sirius. Están explicando que tienes que hacer en caso de accidente.

-¡Bah! No va a pasar nada.

-¿Cómo estás tan seguro? Al fin y al cabo, esto va volando...

-¿V-volando? -balbuceó Sirius al final después de unos silenciosos segundos-. ¿Pero no va como esos "eutoviles"? (Nda. quiso decir automóviles)

Suz soltó una carcajada ante la cara de estupefacción de su acompañante de vuelo.

-¿Por tierra? No, va vo-lan-do.

-Mentirosa. Le he visto las ruedas.

-Son para despegar.

-¡Glup!

-¿Ya no estás tan seguro?

-Shhh... estoy escuchando las instrucciones.

OoOoOoO

-¿No crees que Sirius está algo raro?

-Ya sabes cómo es. Será cualquier cosa – ontestó James, besando a la pelirroja en los labios.

-Creo que le pasa algo con Suz.

-¿Tú crees? –dijo James, girando la cabeza para intentar ver a su amigo, que en ese momento escuchaba con atención a la azafata-. Lo único que veo raro en él es que está escuchando a alguien.

Lily rió, divertida.

-Es que el muy tonto se creía que el avión iba rodando, como los coches.

-Ah, pero... ¿y entonces como va?

Lily miro a su novio perpleja. Al principio se pensó que él la estaba tomando el pelo, pero al ver su cara se dio cuenta de que hablaba completamente en serio.

-Va volando. Por el aire.

-¿Por-el-aire?

-Sí.

-¿Pero muy alto?

-Hombre...

-Si es a un metro o así no me preocupa –comentó James, apoyándose en el respaldo de la butaca.

-Calculo que por encima de las nubes –dijo Lily con una sonrisa-. Pero no te preocupes... vas a estar tan entretenido que ni te vas a enterar.

Lily se apoyó un poco en James.

OoOoOoO

-¿Tienes miedo?

-No. ¿Y tú?

-Tampoco.

Remus apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos, sonriendo sin apenas levantar las comisuras de los labios.

-No te vayas a dormir ¿eh? –advirtió Robyn, zarandeándole.

-Tranquila, tranquila, que no me duermo.

-De todas formas lo tienes difícil con Peter roncando en el asiento de atrás –comentó divertida-. Nunca he visto a nadie dormirse tan rápido.

-Yo llevo viendo cómo se duerme desde primero.

-Parece mentira... –suspiró Robyn con nostalgia en la voz.

-¿El qué?

-Que ya hace un mes que hemos acabado en Hogwarts. No vamos a volver.

-A lo mejor sí... ¿quién sabe? –comentó el "profesor Lupin".

-¿Tu crees? En verdad lo espero.

-¡Anímate! Tenemos cinco días de vacaciones en una isla paradisíaca que ha elegido Lily y nadie sabe donde queda...

-Sí, es verdad. Ya ni me acuerdo del nombre.

-Debe de quedar por...

-Van a ser unas vacaciones perfectas –susurró Robyn al oído de Remus.

Éste sintió como ella apoyaba la cabeza en su hombro y, de reojo, vio que sonreía.

-¿Te molesto?

-No...

Ella se acurrucó aún mas y cerró los ojos. Al poco tiempo, Remus observó como su respiración se hacía más regular. Se había quedado dormida.

OoOoOoO

-¿Ves a Lily? –preguntó Suz, intentando ver por encima de la butaca del de delante suyo.

Sirius, en cambio, lo tenía muy fácil. Asomó la cabeza por el pasillo y miro a la pareja.

-Está ocupada con James –aclaró el joven.

-Que raro... –comentó con ironía-. ¿Y Robyn?

Sirius volvió a mirar.

-Dormida –y con una sonrisita añadió–, junto a Remus. Los dos muy acurrucados... que tiernos. Son tan adorables cuando están dormidos.

Sirius se sentó de nuevo y miró a Suz, con los ojos brillantes.

-Si te quieres dormir, no me importa que te apoyes en mí.

-Deja de decir estupideces, Black. ¿No has aprendido con lo de antes, o prefieres que siga...?

La cara de Suz se acercó a la de Sirius, quedándose a menos de un palmo de distancia. Éste, arrinconado por la butaca, no podía irse a ningún lado.

-¿Qué dices? –preguntó con voz inocente. Se pasó la puntita de la lengua por los labios, que se le quedaron brillantes.

-No, q-que ya... ya...

-¿Si? –dijo Suz. Un mechón de cabello rizado le caía por la cara, y rozaba la de Sirius, que estaba un poco por debajo de la de ella.

-Q-que, pues eso, que s-si...

BRRRRRRRRRRRUUUUUUUUUMMMMMMMMM

-¡Mierda!

-¿Qué pasa?

-Han arrancado los motores –explicó Suz, sentándose como si nada hubiese pasado. Sirius vio que se abrochaba el cinturón y procedió a imitarla. Tuvo que pelear un poco con el broche, pero finalmente lo consiguió.

-¿Te pasa algo? –preguntó preocupado Sirius, al ver que la muchacha de pelo rizado se había puesto un poco pálida.

-Por un momento me había olvidado de estábamos en un avión.

-Tranquila. No puede ser para tanto –dijo, al ver que el avión se movía despacio. Miró por la ventana, y observó curioso el asfalto pasar cada vez más rápido.

-Sí que lo es.

-¡Ey, ey! Esto empieza a ir demasiado rápido. Suz¡Suz! –exclamó Sirius, agarrándose con fuerza a los reposabrazo-. Cada vez va a mas rápido... ¿Esto es normal¡Suz¡Se cae para atrás!

Suz no escuchaba. Estaba pálida, y apretaba como si su vida dependiera de ello los brazos de la butaca, dejando a Sirius solo en la tarea de afrontar su primer vuelo.

Sin previo aviso, el avión dio un bote. Los ojos de Suz se abrieron aterrorizados de par en par, y se enganchó al brazo de Sirius.

OoOoOoO

Con el salto del avión, Remus se despertó. Abrió los ojos y se encontró con la mirada soñadora de Robyn, que le sonreía.

-Te has dormido –dijo, reprendiéndole divertida.

-Tú te dormiste primero –se defendió él, después de bostezar.

Sus mejillas se tornaron rosas al ver que se había dormido apoyado en Robyn. Ella ignoró el cambio de color de Remus y siguió conversando tranquilamente.

OoOoOoOoOoO

En este momento estamos sobrevolando la capital de la isla Vanuato, Port Vila. En unos minutos emprenderemos el descenso, así que rogamos que se abrochen los cinturones.

Suzanne, que no se había movido de su asiento en todo el vuelo, miró todavía más asustada a Sirius. Éste le dedicó una sonrisa reconfortante, y empezó a abrocharse el cinturón, con tan mala suerte que de nuevo empezaron las turbulencias y Suzanne se pegó a su brazo como una lapa, haciendo que apretase tanto que casi se queda sin respiración.

OoOoOoO

-¿Peter? –dijo Remus, girándose hacia atrás. Estiró el brazo y dio unos golpecitos en la pierna de su amigo, haciendo que éste roncase más alto-. ¡Peter! Que ya hemos llegado. ¡Despierta!

El aludido parpadeó varias veces, con los ojos hinchados por el sueño. Bostezó y miró a Remus algo desorientado.

-¿Qué pasa?

El licántropo puso los ojos en blanco, y se sentó bien, pues empezaban el descenso.

OoOoOoO

El aterrizaje resultó ser bastante bueno, y James se dedicó a mirar por la pequeña ventanilla la pista de aterrizaje, mientras Lily intentaba sacárselo de encima.

-¿Quieres moverte? Ya podemos salir.

James se soltó el cinturón y se levantó para sacar las maletas de mano de los armarios que había en la parte superior. Remus y Peter se levantaron a ayudarlo.

-¿Podéis ayudarnos por aquí? –exclamó una voz, que los amigos reconocieron como la de Suzanne.

Ésta estaba de pie, peleando con el cinturón de Sirius, que estaba adquiriendo un tono nada saludable.

-¿Qué pasa?

-El listo éste, que casi se corta en dos.

-¡Encima me echa la culpa! Pero si ha sido por ti, que me has cogido justo el brazo –se defendió Sirius.

-Déjate de excusas, idiota, y mete tripa –dijo Suz.

-¿Insinúas que estoy gordo?

-¡QUE METAS TRIPA!

Sirius metió tripa inmediatamente, mientras Suz se peleaba una vez más intentando soltar el cinturón.

-Nada que hacer, se ha atascado.

-Pues vamos a perder el autobús que nos lleva al aeropuerto –dijo Lily, mirando por la ventanita al autobús que se llenaba de pasajeros.

-Tendremos que dejarte aquí, Padfoot –confesó James, poniendo cara de circunstancias.

-¡NOOO! –exclamó, pegándose a la cintura de Remus, que era quien tenía más cerca, como una lapa-. Si yo me vuelvo, Moony también.

-A mí no me metas en esto –protestó Remus, sacando la varita. Miró si había alguna azafata y, al ver que no había nadie, apuntó al cinturón de Sirius, que se cortó limpiamente–. Asunto arreglado.

-Se supone que eran unas vacaciones sin magia – rotestó Lily, mirando cómo Remus guardaba la varita.

-Vamos. ¡Deprisa! –gritó James, arrastrando a su novia hasta la salida.

Salieron todos corriendo hacia el autobús, que los llevó en unos minutos al aeropuerto. Fueron, dirigidos por Lily y Remus a la sala de recogida de equipaje, y se detuvieron a esperar, para frustración de todos.

-Estos Muggles sólo saben esperar. ¿No tienen nada más que hacer? –preguntó Sirius, hastiado ya, después de llevar más de quince minutos esperando.

-¡Aquí salen! –exclamó Robyn, viendo como la primera maleta aparecía por la cinta transportadora.

Se acercaron a la cinta, buscando entre el montón de maletas que salían la suya. James, una vez se hubo limpiado las gafas, se las puso y señaló a una maleta que ya había pasado.

-Mira, Lily, ésa es la nuestra.

-A buenas horas, listo –replicó la pelirroja, dándole una colleja.

Sirius, por su parte, tenía sus propios problemas. Suzanne acababa de ver su maleta y, a la vez, Robyn también. Sirius se tuvo que abrir pasó, pues una cola enorme de gente le cortaba el paso hasta la cinta. Enganchó con una mano la maleta de Suz, y con la otra la de la otra chica.

-¿Pero qué lleváis aquí? –soltó, cuando vio que las maletas pesaban tanto que no podía levantar las dos a la vez y empezaban a arrastrarlo entre la gente, a la que daba empujones y pisotones por no soltar las maletas. Al final consiguió sacarlas dando un fuerte tirón y haciendo que fueran a caer sobre los pies de Peter, que esperaba desde hacía tiempo con su maleta ya listo, y que se puso a saltar gritando como un descosido.

-¿Estáis ya todos? –preguntó Remus, que había ido a por unos carritos. Todos subieron las maletas y fueron hasta la salida, donde ningún taxi quiso llevarlos por llevar demasiadas cosas.

Después de que Suz se pusiera a insultar a uno con cara de perro hasta la saciedad, James sugirió que podían ir andando, pues el hotel no quedaba demasiado lejos.

A pesar de las protestas por el peso de las maletas, se internaron en la ciudad y siguiendo los carteles (en la agencia les habían dicho que el hotel estaba por el puerto), llegaron hasta la zona mencionada.

-No es por nada, James, pero por aquí no veo el hotel –dijo pacientemente Remus.

-A menos que sea ese tugurio de ahí –murmuró Robyn, señalando a una casucha de mala muerte en la que ponía un andrajoso cartel de "Hotel".

-No, no... el nuestro se llama "Hotel Grefflow" –replicó, estudiando por milésima vez el papel en el que llevaba escrito la dirección y mirando todos los carteles que había a su alrededor.

CLICK

-¿Puedes dejar de sacar fotos, Peter? –insistió una vez más Suz, harta del chico que no paraba de apuntar a todo. Éste no la hizo caso, exponiendo a su favor que por lo menos hacía algo útil.

-Yo insisto en que preguntemos a alguien –exclamó Lily volviendo al tema de antes, con un dolor de pies horrible.

Se habían recorrido la zona del puerto dos veces, y llevaban más de tres horas buscando el hotel, eso sin contar el horrible calor que hacía.

-No nos hace falta preguntar –contestó Sirius, acercándose a James y, entrecerrando los ojos, se puso a estudiar también el papelito de la dirección.

-¡Pues me da igual! –soltó Lily, haciendo ademán de acercarse a alguien.

-Bueno, bueno... para eso ya pregunto yo –replicó Sirius, caminando con paso decidido hasta una mujer que claramente era original de la isla - Ghutok Juisol ju kiklero.

-Anda, Sirius¡no nos habías dicho que hablabas la lengua bislama! –exclamó Robyn por detrás, francamente impresionada, mientras los demás lo miraban con los ojos como platos.

-Y no lo hablo.

-¿Entonces que le has dicho?

-No tengo ni idea –contestó con una estúpida sonrisa–. Pero anda que no está buena ni nada.

Miró a la mujer, pero ésta ya se estaba alejando, meneando las caderas haciendo que un muy corto vestido dejase todo a la vista.

CLICK

-Tienes razón –aprobó James, como si fuese un experto en el tema-. ¿Me darás una copia... eh... (Lily lo mira de reojo amenazadoramente), sí... un día precioso, eso.

-Anda, dejadme a mí –soltó Lily, furiosa.

Se acercó al primer hombre que paso por allí. Era bajito, de pelo negro, y llevaba unas modernas y grandes gafas de sol que le tapaban la mitad de la cara.

-S'il vous plaît, pourriez-vous m'indiquer où l'Hôtel Grefflow se trouve-t-il? (Por favor¿podría indicarme dónde se encuentra el Hotel Grefflow?) –preguntó en francés con una sonrisa cortés. En el lugar se hablaba bislama, además de francés y, en menor medida, inglés.

El hombre la miró boquiabierto y se quitó las gafas, revelando unos achinados ojos que indicaban su ascendencia oriental.

CLICK

Lily se puso roja al escuchar las risas de sus amigos, que habían seguido la escena muy de cerca. Pidió un perdón apresurado y se alejó del oriental, que la seguía mirando sin comprender nada.

-¡Muy bien, Lily! Al único japonés de la zona y le preguntas a él. ¿Cómo lo has hecho? –preguntó Sirius, con marcado sarcasmo–. Entrenas¿verdad?

-Oh¡cállate! –exclamó la pelirroja, aún roja por la vergüenza-. ¡Están en todas partes! No ha sido mi culpa.

-¿Podéis dejar de andar? Seguimos igual que antes, por si no os habéis dado cuenta –dijo Suz, abriendo los brazos como si señalase alrededor.

-¿Y si compramos un mapa? –sugirió Peter, mirando detenidamente una pequeña tienda para los turistas que había en una esquina.

Los demás, sin pensarlo, se abalanzaron literalmente sobre la tienda, y salieron a los dos segundos con un enorme mapa entre las manos. James lo cogió y lo desplegó, dejando ver un conjunto de islas en la zona de Oceanía, entre ellas la Isla Vanuato.

-Uy, mira que chiquitita –dijo Sirius, apuntando con el índice a la diminuta isla.

-Está en escala, Padfoot –replicó James con guasa.

-Hasta ahí llego ¬.¬

-De todas formas es muy bonita –exclamó Robyn, mirando alrededor extasiada.

Y era cierto. Las calles eran amplias y estaban limpias, y las casas eran normalmente de un par de pisos y colores muy vivos. El cielo, de un azul muy vivo, se extendía encima de ellos sin una sola nube, y las palmeras se agitaban por una suave brisa que rebajaba en cierta medida el calor que hacía.

-Ya os dije que os gustaría. ¡Es como un pequeño paraíso! –dijo Lily, sonriente.

-Sí, en formato bolsillo –añadió James, soltando una carcajada, que cesó bruscamente cuando notó el calmante de Sirius en el brazo.

-Dale la vuelta al mapa, James. A ver si vemos donde está el hotel.

James obedeció a Remus, y entre todos no tardaron mucho en llegar a la conclusión que el hotel estaba prácticamente al otro lado de la pequeña ciudad.

(N/A: Totalmente verídico... A nosotros nos pasó lo mismo cuando fuimos a Ámsterdam. Primero nos pasamos para ir el museo, tuvimos que bajar, luego subimos hacia el puerto y resulta que el hotel estaba en la otra punta de la ciudad. Cuando preguntamos nos tuvieron que dar otro mapa porque estaba tan abajo que ni siquiera salía... Un horror, en serio. Nos vimos todo Ámsterdam, eso sí. Una ciudad muy bonita xD Después de lo que nos pasó no puedo creer que sea mi ciudad favorita jejje)

OoOoOoO

-Voy a decirle unas palabritas al de la agencia cuando vuelva –protestó James, cubierto de sudor.

Se encontraban por fin delante de la puerta del hotel, muertos de cansancio y con un hambre horrible. Lo que en el mapa había parecido un breve paseo les había llevado en realidad una hora larga.

-¡Habitación, habitación, habitación! –masculló Suz, acelerando para cruzar rápidamente la puerta del hotel, pero la maleta se quedó encajonada en la puerta giratoria y tardaron unos minutos en sacarla, ante la vergüenza de todos.

CLICK

Lily, con ayuda de Remus y haciendo gala del francés que antes no les había servido para nada, arregló todos los trámites para que les diesen las llaves de las habitaciones. Les tocó un cuarto piso y, para alegría de todos, el ascensor estaba estropeado, y tuvieron que subir andando cargando, una vez más, con las pesadas maletas.

-Bien¿cómo nos dividimos? –preguntó Robyn, sosteniendo en sus manos las dos únicas llaves.

-Obviamente yo con Lily –dijo James, sin admitir réplica.

-Lo llevas claro... creo que lo mejor será que Peter, James, Remus y Sirius se metan en la 405, que es más grande, y nosotras en la otra. ¿Os parece bien? –preguntó Suz, cogiendo una de las llaves y llevándola a la cerradura.

James negó categóricamente con la cabeza, pero nadie le hizo caso.

-Pues perfecto, porque además hubiese dado igual que no os gustase. Así están divididas y así se quedan –añadió Suz, arrastrando la maleta hasta la habitación.

Era una habitación agradable y confortable, con vistas a una pequeña playa, pues la parte trasera del hotel tenía una playa reservada a los que se hospedaban allí.

Todos se metieron en la habitación, empezando a curiosear todo. Lily intentaba echarles, inútilmente, pues ninguno de los chicos se daba por aludido.

Remus había salido junto a Peter (que parecía estar dispuesto a gastar el carrete entero en el paisaje) y Robyn al pequeño balcón con barandilla negra que había, haciendo que una ráfaga de viento entrase en la habitación y tirase un montón de papeles al suelo. Sirius jugueteaba con la televisión y el mando, mientras James toqueteaba las teclas del teléfono.

-Anda, mira¡contesta una voz! –exclamó asombrado y, luego, pegándose la parte de arriba a la boca gritó-. ¡BUENAS!

-Yo quiero, yo quiero. ¡Déjame a mí, Prongs! –dijo Sirius, corriendo hacia el teléfono y quitándoselo de las manos a su amigo-. ¿HOLA, HAY ALGUIEN?

Suzanne empujó a Sirius un poco, para poder poner su maleta encima de la cama. La abrió y empezó a deshacerla.

-¿Pero qué has traído aquí? –preguntó Sirius, cansado ya del teléfono, que no dejaba de emitir un extraño pitido (vamos, que habían colgado)-. ¿La casa?

-Ropa –contestó escuetamente Suzanne, abriendo la puerta del armario y colgando varias prendas.

-¿Y en la maleta de mano, qué traes¿El jardín? –dijo Sirius, alzando la pequeña maleta y meneándola a ver si se oía algo dentro.

-¡Eh! No te quedes con todas las perchas, Suz –protestó Robyn, viendo como su amiga ya llenaba la mitad del armario.

Los ojos de Lily iban poniéndose gradualmente rojos, y una vena le latía en la sien acelerada.

-¡LARGO DE AQUÍ! -gritó desquiciada-. ¡TODOS FUERA!

En menos de un segundo la habitación había quedado vacía. Lily respiró profundamente, aliviada por el silencio. Apagó el televisor, colgó el teléfono y cerró la puerta del balcón. Estaba a punto de tumbarse en la cama cuando sonaron unos golpes en la puerta y unas voces amortiguadas:

-Lily, que somos nosotras. ¿Puedes abrir?

La pelirroja ahogó una risita. Cuando había dicho que todos salieran, obviamente no se refería a ella dos también, sino sólo a los chicos. Parecía que se habían tomado sus palabras (o más bien sus gritos) al pie de la letra.

-Anda, pasad –dijo, dejándolas entrar–.Vamos a terminar de recoger esto y luego podemos ir a dar una vuelta¿no?

-He quedado con los chicos en una hora abajo. Si usamos la magia en cinco minutos esto está recogido y nos podemos echar una siesta –sugirió Robyn, mirando a Lily, que era la que había propuesto no usar magia en esas vacaciones, pero ella tampoco pudo resistirse a la idea de un sueñecito bien merecido.

En unos minutos estaban las tres tiradas en las camas sin deshacer, dormidas.

OoOoOoO

-¡Me pido la del teléfono! –gritó Sirius, lanzándose encima de una cama. Sonó un crujido, y Remus se llevó una mano a la cabeza, sabiendo lo que eso significaba: acababa de cargarse una de las tablas-. ¡Ups!

Sirius se asomó por debajo de la cama y, cuando se levantó, tenía la cara sonrojada por la sangre que se le había bajado a la cabeza.

-Creo que aquí hay una madera con una forma rara.

-Si no fueras tan bestia... –empezó Remus, haciendo que se apartara de la cama. Hizo un movimiento de varita y la cama quedó como nueva.

-¿Habéis hecho magia? –preguntó James desde el baño.

-Sirius se había cargado la cama –explicó Remus, asomándose al baño.

-Es que son de mala calidad –protestó Sirius, tirándose de nuevo encima de la cama.

-Ve a deshacer la maleta –le ordenó Remus.

-No podemos hacer magia –dijo James-. Ya sabéis que se lo hemos prometido a Lily. Si ellas no hacen magia, nosotros podemos sobrevivir sin ella también.

-Dilo por ti –replicó Sirius, que miraba horrorizado la ropa doblada en su maleta–. Esto no se va a colocar solo.

-Claro que no. Lo vas a hacer tú.

-¿Estás loco?

-¡Venga, Padfoot! Ellas traen mucha más ropa y se las están arreglando perfectamente sin magia.

-Yo voto por usar la magia –dijo Peter, mirando como Sirius su enorme maleta-. Además esto no entra todo en ese armario. ¡Es enano!

-Hay que intentarlo. ¡Manos a la obra!

Todos protestando, se pusieron a ordenar la ropa, peleándose por los cajones y las insuficientes perchas.

OoOoOoO

Lily miró alrededor, disfrutando del espectáculo de una pequeña playa por la noche. El olor a mar casi se palpaba y las estrellas centelleaban encima de sus cabezas, en un cielo negro y despejado.

Se sentó en la arena, al lado de James, y dejó que éste la abrazase por la espalda.

OoOoOoO

-Que tortolitos... –susurró con ternura Sirius a Remus, mirando a la joven pareja.

-¡Mirad lo que traigo! –exclamó Suz, alzando los brazos.

Robyn la seguía, con unas copas en la mano. Sonrió y dio una a Remus, mientras Sirius chantajeaba a Suz para que le diese la suya. Peter apareció detrás de las dos con más copas, que se supone que eran para Lily y James.

-No te preocupes, ya me las bebo yo –aceptó Sirius, echando mano a otra copa, a pesar de no haberse acabado la otra que sostenía.

-De eso nada, me la bebo yo –exclamó Suz, ya algo achispada-. ¡Nosotras hemos pagado!

-Será pesetera... ¬.¬

-¿Una foto? –preguntó Robyn, sacando la cámara de un pequeño bolsito playero que había dejado en la arena.

-¿Pero te has bajado la cámara? Mejor dicho¡mi cámara!

-Para eso la hemos traído¿no? –replicó Robyn, mirando de cerca al artefacto para ver los botones–. ¿Esto tiene flash? La veo algo anticuada...

-¡Claro que sí! –protestó Suz, ofendida–. Ya verás que bien salimos.

Agarró a Sirius de la camisa hawaiana que llevaba, para evitar que escapase, e hizo que Remus y Peter se pusieran a su lado.

-¡Dispara!

-¡No, por favor! –exclamó Sirius, que movía los brazos desesperado para intentar salirse de la foto.

CLICK

FLAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSHHHHHHHHH

-O.O

-¿Una bengala? –preguntó Robyn, desorientada por la luz que no sabía de dónde había salido.

Unos segundos de silencio... y finalmente, Sirius consiguió mover los ojos.

-Lo sabía... ¡sabía que era esa cámara! –soltó, mirando alucinado la sombrillita de su copa, que estaba mustia por la cegadora luz.

Remus y Peter se frotaban los ojos, y Suz salió corriendo en defensa de su cámara, quitándosela a Robyn de las manos.

-¡Casi nos deja ciegos! –protestó Peter, aún viendo triple.

-¡TE DIJE QUE LA JUBILASES! –exclamó-. ¡DAME LA CÁMARA!

Sirius gritaba como loco, persiguiendo a Suz y a la cámara. La muchacha corría en dirección al mar, intentando escapar de él. Poco a poco sus gritos se fueron perdiendo. Remus recogió las copas que sus amigos habían tirado a la arena y acompañó a sus dos amigos a pedir nuevas. Seguramente después de la carrera tendrían sed.

OoOoOoO

-¡Que te digo que me la des! –gritó Sirius, abalanzándose encima de Suz, pero ésta consiguió esquivarle y se metió en el mar.

Sirius la siguió, levantando mucho las rodillas para correr más rápido.

IIIIHHHH

Sirius miró a Suz, que gritaba y daba saltitos en el sitio, mirando al agua asqueada. En cuanto se acercó a ella, ésta le saltó a los brazos, pegándose a él como una lapa.

-¿Pero qué...?

-ALLLLLGGAAAASSS... ¡QUE ASCO!

-¿Algas? –repitió Sirius, intentando sacarse de encima a Suz, que intentaba casi subirse a sus hombros-. ¡QUIERES DEJAR DE MOVERTE? QUE NOS VAMOS A...

SPLASH

Ambos cayeron al agua, Sirius encima de Suz. Salieron los dos del agua resoplando, tosiendo y empapados.

-Puaj... algas –masculló Suz, levantando los brazos–. ¡Y mi cámara!

-Serás idiota¿cómo puedes...

Una ola enorme les pasó por encima, volviendo a sumergirlos.

-Cof, cof...

Sirius se incorporó, mirando disgustado su flamante y colorida camisa, ahora empapada y llena de arena. Fijó sus ojos en Suz, que se estaba levantando ya.

-¡Era nueva! Mira com... –Se cortó en seco, pues ahora clavaba atónito sus ojos en el pecho de Suz, sin parte de arriba del bikini. De reojo pudo ver dicha parte flotando a unos metros.

Cuando ésta se dio cuenta, pegó un chillido, y se tapó con un brazo a la vez que con el derecho cruzaba la cara a Sirius de un tortazo, que estaba tan rojo que relucía en la oscuridad.

-¡Cerdo!

-Pero si yo no...

-Te voy a quitar yo ropa –amenazó Suz, agitando el puño del brazo que no usaba para taparse en el aire.

-Eh, eh –exclamó Sirius, siguiendo la dirección de los ojos de Suz: directos a su bañador - No, no, no... ¡DE ESO NADA!

-VEN AQUÍ.

-NOOOOO –gritó Sirius, huyendo a toda velocidad, ayudándose incluso con las manos para avanzar más.

-JAJAJJAJA... ¿QUÉ PASA, TE AVERGÜENZAS DE LO QUE TIENES AHÍ, SIRIUS?

-¡SOCORRO!

OoOoOoO

-Anda que no son escandalosos ni nada... –susurró James al oído de la pelirroja, siguiendo con los ojos a Suz y Sirius corriendo en el mar, sin saber el verdadero motivo de la huida de su mejor amigo.

-Como niños –añadió Lily, acurrucándose entre los brazos de James aún más–. Aunque se lo pasan bien.

-Hum... yo creo que nosotros nos lo pasamos mejor¿no? –comentó con una pícara sonrisa.

Se inclinó a besar a Lily en los labios, y ésta lo aceptó entreabriendo los suyos.

OoOoOoO

-Son las tres –anunció Remus, mirando su reloj–, y no hay ni rastro de ninguno.

Robyn, Peter y él estaban en la barra de un chiringuito, bebiendo mientras esperaban a sus amigos.

-NO HUYAS, SIRIUS.

-Hablando de ellos... –indicó Robyn con una sonrisa, al escuchar el grito de su amiga.

Sirius se plantó agotado a su lado, cogió una de las copas, quitó de un manotazo la sombrilla y se la bebió de un trago, sediento. Cerró los ojos superando el ligero mareo y salió otra vez corriendo.

Había conseguido salir del agua, pero Suz aún lo seguía, con las mismas horribles intenciones que antes.

Fue Suz la que se plantó esta vez jadeando por la carrera al lado de Robyn, y los tres se fijaron a la vez en que se seguía tapando los pechos con un brazo. Robyn abrió los ojos como platos, mientras los chicos se ponían rojos e intentaban mirar a otro lado.

-Bebidabebidabebida... –pidió Suz, tropezándose con las palabras. Siguió los mismos pasos que Sirius y salió disparada, iniciando de nuevo la persecución. Ni siquiera dio tiempo a su amiga a preguntarla por qué iba medio desnuda.

-Ejem... creo que está noche va a ser larga –susurró Remus, dando un sorbo a su bebida para disimular su embarazo por la situación vivida.

OoOoOoO

DIA 2

POM POM POM

Sirius golpeó una vez más la puerta de la habitación de las chicas. Esperó dando golpecitos con el pie en el suelo, intentando olvidarse del dolor de cabeza que tenía por la resaca.

Lily abrió la puerta, cepillándose el pelo. Por detrás se podía ver a Robyn lavándose los dientes en el baño y a Suz en medio de la habitación, poniéndose la camisa. Dirigió una mirada mortal a Sirius, que volvía a tener los ojos clavados en su pecho, esta vez cubierto por un sujetador negro.

-¡OTRA VEZ! –bramó, intentando abalanzarse sobre Sirius con clara intención de ahorcarlo allí mismo, en el pasillo.

Sirius cogió el picaporte y cerró la puerta, mientras escuchaba en el interior a Lily intentando controlar a su amiga. Gritó para que se le oyese al otro lado:

-Poneros bañador ¿vale? Hay cambio de planes.

Luego bajó a reunirse con sus amigos, que esperaban sentados en los sillones de recepción. Diez minutos más tarde bajaron las chicas, con un pareo atado a la cintura y el bikini.

-Bonito bañador –masculló con ironía Suz, mirando el bañador de flores azul reflectante de Sirius.

Éste se escondió detrás de James, que se reía con ganas.

La noche anterior Remus le había contado que, al ver que no volvían Suz y Sirius de su persecución, les habían seguido. Al final descubrieron que Suz había conseguido atrapar a Sirius, que se debatía debajo de ella intentando que no le quitase el bañador. Los habían separado y los habían llevado al hotel, y todo había acabado sin más incidentes.

-¿Y eso de cambio de planes? –preguntó Lily, que era quien había preparado todo su plan de vacaciones-. Se supone que hoy íbamos a ver la ciudad.

-Hemos pensando que como es muy tarde, pues mejor hacemos otra cosa... La excursión de ver la ciudad para mañana.

Siguieron a los cuatro chicos hasta la playa, llena a rebosar de gente del hotel. Hacía bastante viento, pero el calor prácticamente no había disminuido.

-Hemos alquilado varias cositas... –empezó James, con una sonrisa enorme.

-Que a mí no me convencen –protestó Peter, mirando el pequeño embarcadero con miedo.

Allí se podía ver una lancha motora, varias tablas de windsurf y a un hombre. Se acercaron a él y James le estrechó la mano, mientras presentaba a todos los demás.

Se llamaba Wilson (Nda: en honor a una historia que hice una vez xD), era moreno, apuesto y muy atlético.

Los ojos de las tres chicas se fueron inconscientemente a su cuerpo, en cuanto éste se dio la vuelta.

-Esto es un hombre... –susurró Suz soñadora a Sirius, que frunció el entrecejo, intentando ver en el hombre algo que no tuviese él.

-Veamos –empezó el hombre, mirando a todos sonriente. Sirius sonrió aún más, como si quisiera demostrar que su sonrisa era más perfecta y reluciente. Wilson se fijó en lo entusiasmado que parecía Sirius-. ¡Tú pareces tener ganas!

La sonrisa de Sirius desapareció de inmediato.

-Serás quien venga en la lancha conmigo. ¡Harás ski acuático! Los demás podréis hacer windsurf, aprovechando el viento que hay. ¡Es muy sencillo! Sólo tenéis que...

Wilson cogió una tabla, incorporó la vela y, haciendo gala de un excelente equilibro, voló sobre las olas unos minutos.

(Nda. No he hecho ski acuático en mi vida, tampoco windsurf... os recomiendo que no os fiéis de mi procedimiento si alguna vez practicáis estos deportes).

-¿Veis?

-¿No podemos hacer volar una cometa? –susurró Robyn al oído de Lily, sabiendo que era imposible que ella hiciese eso.

-¡Podéis empezar!

Hizo un gesto a Sirius para que lo acompañase. Se subieron a la lancha y salieron disparados, melena al viento.

-Hum... –dijo James, mirando con escepticismo la tabla y la vela.

-¿Tú crees que sabemos montar en esto?

-Sólo hay que hacer lo que ha hecho él –explicó éste a Lily–. No puede ser difícil.

-Déjame sacar la cámara –interrumpió Remus, sabiendo que se avecinaba un buen momento para hacer fotos divertidas.

En acto de valentía, preparó la tabla, apoyó un pie en ésta... y se pegó un buen chapuzón.

CLICK

El resto se reían en el embarcadero del equilibrio de James, que tosía ahora intentando escupir el agua que se había tragado. Salió haciendo uso de los brazos y volvió a coger la tabla.

-Volvamos a intentarlo...

CHOF. Mismo resultado.

Arriba los demás estaban cachondeándose de lo lindo, riéndose a carcajadas. Incitados por James, al final acabaron todos cogiendo las tablas e intentando montarlas.

Al cabo de varios intentos fracasados, la mayoría consiguió montar, eso sí, lejos de la maestría que había demostrado Wilson.

-¡Venga, Robyn, anímate!

Robyn era la única que permanecía seca, pues aún no se había atrevido. Peter estaba a su lado sentado, deprimido y mojado, pues a pesar de que lo había intentado no conseguía mantener el equilibrio más de dos segundos.

La chica al final se animó y miró con temor la tabla. Respiró profundo varias veces y se preparó para hacer el ridículo.

Ante la mirada incrédula de todos, no se cayó nada más montarse. El viento impulsaba su vela mientras ella hacía exagerados gestos para no caerse. Lo más gracioso es que lo conseguía.

-Ah¡que me caigo! –exclamó por décima vez y, por décima vez, movió los brazos inclinándose hacia delante, y no se cayó.

(Nda. Nuevamente, lo de Peter y Robyn es verídico. Me lo contó mi madre xD que cuando de joven hizo windsurf con unos amigos, tuvo dos a los que les pasó eso. Uno no se caía y otro no consiguió montar xP).

OoOoOoO

-¡Bien, chico entusiasta, hora de empezar!

-Me llamo Sirius –masculló entre dientes el chico, que había seguido a Wilson. Escuchaba las risas de sus amigos, y en ese momento lo único que quería era darle un puñetazo al habitante del lugar para petrificarle esa sonrisa perfecta en la cara, y volver con sus amigos.

-Es muy sencillo.

-Ya, claro.

-Sube a la lancha y ve poniéndote los esquís –dijo Wilson, y Sirius obedeció no muy convencido. Al final el hombre tuvo que ayudarle a terminar de ponérselos, aunque el chico insistió en que podía perfectamente solo.

-Primero, tienes que meterte en el agua –le indicó-. Sabrás nadar ¿no?

A Sirius le faltó tiempo para tirarse al agua y dar varias brazadas.

-No salpiques mucho que a veces hay tiburones rondando por aquí.

-Ti-tiburones... –repitió, quedándose tan quieto que por poco se ahoga.

-No te preocupes. Ya sería mala suerte –se rió Wilson, y Sirius creyó ver al mismo diablo tras la piel de ese hombre. Era... malvado, mucho-. Coge esta cuerda y agárrate bien a ella.

Wilson le lanzó una cuerda que en el extremo tenía una barra pequeña, y Sirius se aferró como si su vida dependiese de ella. Y posiblemente así fuera.

-Ahora quédate así como bocarriba... dobla las rodillas y pon paralelos los esquís al agua...

-¿A-cof-así? –preguntó Sirius, tragando agua como nunca.

Wilson arrancó la lancha con un rugido atronador, y Sirius pegó un bote y fue a parar con sus huesos al agua. El planchazo sonó tanto que Robyn, que seguía en sus intentos por no caerse, perdió completamente la concentración y se dio el chapuzón del día.

-Hey, mirad, que Sirius está haciendo esquí acuático ya. ¡Vamos a verlo!

Los demás se acercaron a la pasarela de madera, y dejando las tablas, se dedicaron a ver a su amigo ejercitarse en los entretenidos deportes marítimos.

-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH...

La lancha pasó al lado de la pasarela, y Sirius detrás como un rayo.

-Parece que se lo está pasando bien.

-Yo quiero probar luego –añadió Suz a la frase de James.

-PAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA...

Otra vez volvió a pasar cerca de los amigos.

-¿Tú crees que trata decir algo?

-No se le entiende nada.

-RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAADDD...

-Joder, vaya tío.

-Sí, va a dejarse la garganta.

-QUIIIIIIIIEROOOOO BAJAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRR...

-Mmm... ¿seguro que se lo está pasando bien?

-Puede que tengas razón. Le veo algo aterrorizado.

-En ese caso –dijo Suz-, te dejo el placer de probar primero, Peter.

OoOoOoO

-Arf...

-Te hemos sacado unas fotos geniales, Sirius –exclamó Suz, entusiasmada-. ¡Estoy deseando revelarlas!

-Además siendo mágicas van a ser muy divertidas.

-No lo dudo –balbuceó jadeante aún por el susto.

-Es que tenías que haber visto tu cara, Padfoot –exclamó James, desternillándose-. Y ya cuando te diste el planchazo no podía ni respirar.

-Sí, yo tampoco –ironizó Sirius.

-Yo prefiero cuando pensó que le perseguía un tiburón y nadó casi cien metros...

-Rompió algún record seguro –intervino Remus con una media sonrisa.

-Ja, ja.

-Vamos, Sirius, no te enfades. Admite que ha sido muy gracioso –dijo Lily, riéndose.

-Ya... bueno. Al menos podríais desenterrarme ¿no?

En cuanto el chico se había tirado tras la horrorosa experiencia del esquí en la arena, los demás se habían apresurado a enterrarle, hartándose luego a hacerle fotos.

-Yo al menos tengo hambre, no sé vosotros.

-La verdad que sí. Vamos a comer y ahora venimos ¿vale?

-Es que tardaríamos mucho en desenterrarte.

-¿Qué? –exclamó-. ¡Eh, nooo! Que yo también tengo hambre.

-Te traeremos algo, Padfoot, no te preocupes –se despidió Remus con la mano.

OoOoOoOoOoOoO

DIA 3

-La ciudad es estupenda –dijo Lily, mientras se llevaba unas patatas a la boca-. Una preciosidad.

-Pequeña.

-Recuerda que aquí es todo pequeño, Sirius –se rió James.

-Uy, espera que me río –ironizó el aludido, sirviéndose otra ración para consolarse. Sus amigos lo trataban muy mal.

-Es broma.

-Tengo unas agujetas horribles –se quejó Suz, masajeándose los brazos.

-De ayer supongo.

-Pues imagínate las mías.

-Desde luego que nos las imaginamos, Sirius. No has parado de quejarte en todo el día –intervino Lily con una media sonrisa.

-Déjame alguna croqueta, Padfoot –pidió Remus, y Sirius lo escrutó con la mirada.

-Me las debería comer todas, en venganza al bocadillo rancio que me trajisteis ayer para comer ahí enterrado.

-Es que Peter se comió todos los calamares...

-¡Encima la culpa será mía! –El chico más bajito protesto, a lo que Suz se echó a reír.

-Vale, vale, fue James.

-Pero qué morro... Te los comiste todos tú –se defendió el de gafas-. Si casi te tenemos que arrancar la bandeja. Sólo te faltó lamerla.

-¡Qué guarro! Lily, tienes un novio que no tiene modales en la mesa –se quejó Suz, y Lily y Robyn se echaron a reír, sabiendo que su amiga estaba tomando el pelo a todos. Ella era perfectamente consciente de que los calamares eran su punto débil.

-Bueno, chicos, ya podéis pagar –dijo Suz, levantándose-. Nosotras vamos a vestirnos.

-Hay que tener cara –se quejó Sirius-. Nosotros también tenemos que vestirnos.

-Pero nosotras tardamos más.

-¡Yo también tardo mucho! –dijo Sirius, levantándose también-. Ale, Prongs, paga tú entonces, que eres muy rápido.

OoOoOoO

-¿Aún no hay bajado Lily y James?

-No –respondió Robyn a Remus, dando vueltas a la sombrillita de su copa.

CLICK

-¡Sí! Foto sorpresa –exclamó Sirius-. ¡Esas son las mejores!

-Haz otra.

-Buena idea.

Sirius volvió a flashear a Robyn y Remus, que los miraban algo incrédulos. El alcohol debía obrar milagros, porque pocas veces los habían visto juntos de tan buen humor.

-¡Mira, Suz! Ese tío lleva la misma camisa que yo.

-¡Cierto!

-Vamos a hacerle otra foto, corre.

-Voy –dijo, cogiendo la copa de Robyn con una enorme sonrisa-. Me la regalas ¿verdad?

-Pero...

Suzanne salió corriendo tras Sirius, que ya estaba saludando al hombre para convencerle de si podía sacarse una foto con él.

-Toma –dijo Remus, dándole su copa a Robyn-. Ya voy a pedir otra.

-Pide mejor más. Pueden volver en cualquier momento.

OoOoOoO

-¡ALCOHOOOOOLLLL, ALCOHOL, ALCOHOOOLL, ALCOHOOOOLLL!

-HEMOS VENIDOOOOOO A EMBORRACHARNOOOOOSSSSSS…

-¿Dónde habrán aprendido esta canción? –se preguntaba Remus, cargando con Sirius por el pasillo hacia su habitación. Robyn hacia lo propio con Suzanne, que ahora le había entrado un ataque de risa y armaba aún más escándalo.

-Nos van a acabar echando –jadeó Robyn, cansada ya. Había sido un día agotador, y ahora ese espectáculo.

-Dejo a Sirius aquí y te ayudo a llevar a Suz –dijo el licántropo, tendiéndole la llave a Sirius-. Venga, Padfoot, vete a dormir. Y acuérdate de abrirme cuando llame ¿eh?

-Claro, claro –asintió demasiadas veces seguidas, en una de esas a punto de caerse. Remus puso en blanco los ojos cuando vio a Sirius intentando atinar con la llave en la cerradura, y riéndose cuando fallaba... que era básicamente siempre.

-Venga, vamos. –Robyn y Remus cogieron a Suz entre los dos, mientras ésta volvía a empezar la canción. Desde la puerta de la habitación de los chicos podía escucharse a Sirius tararearla también.

Habían entrado en la habitación cuando Sirius entró en la habitación corriendo, sin pararse de reír.

-Yo ahí no entro, Moony –dijo, con una sonrisa pícara-. Lily y Prongs han tenido una noche de sexo salvaje. El sillón estaba volcado y...

Remus dejó caer en la cama a Suz, que cogió una de las almohadas y sacudió un cojinazo a Sirius, que era el que le pillaba más cerca. Tan mal equilibro tenía éste se retrocedió, cayéndose al suelo, dentro del armario abierto.

-¡Hey! Este es mucho más grande que el nuestro. ¡Habéis hecho trampa!

El licántropo miró a Robyn con las cejas alzadas, y ésta se encogió de hombros, esbozando una sonrisa.

-No entraban las cosas.

-James tiene la mitad de su ropa colgada donde van las toallas por no romper la promesa–le confesó, sin poder aguantar la risa.

-¡Sirius! Estás arrugando mi ropa –gritó Suz, intentando sacudir cojinazos a Sirius a distancia, sin acertar obviamente ninguno. En uno de esos casi se cae de la cama, y Robyn tuvo que ayudarla a recuperar el equilibrio.

-Será mejor que durmáis aquí esta noche –sugirió la chica-. No os veo volviendo con esos dos...

-La verdad que no.

-Somos cinco... Suz y yo podemos dormir en una; Sirius, tú y Peter en...

Se detuvo en seco, y Lupin captó al vuelo por qué había dejado de hablar.

-¿Y Peter?

-Mierda. ¿Lo hemos dejado abajo?

-Supongo.

Toc toc.

Unos golpes suaves sonaron en la puerta, y Remus fue a abrir. Peter entró blanco, precipitadamente.

-Yo... y la habitación y...

-Lily y James, lo sé. Hoy dormimos aquí.

(Nda. Lo cierto... es que estaba a punto de terminar este trocito cuando de verdad me di cuenta que me había olvidado de Peter .. Tuve que meterle como pude para no tener que rescribirlo todo jeje).

OoOoOoO

-Tengo frío, Moony. Peter me roba toda la sábana.

-Cállate de una vez, Sirius, por favor –suplicó Remus. Al día siguiente tenían excursión y tenían que estar descansados...

Escuchó un tirón, y gruñidos de Sirius intentado quitarle la sábana a Peter. Al final se escuchó algo rasgándose.

-Moony.

-¿Quéeeeee?

-Creo que he roto la sábana.

OoOoOoO

-Moony. Suz ronca.

-¡Qué voy a roncar! –protestó indignada la chica, que tampoco podía dormir.

-Ah, pues no. Suz no ronca.

-¡Claro que no!

-¿Podéis callaros? –pidió Robyn-. Y deja de quitarme la almohada, Suz.

-Tampoco es Robyn.

-¡Remus!

-¿Qué?

-¡No ronques!

-¿Como voy a roncar si estoy despierto?

-Mierda, es Peter entonces.

-Cómo ronca el condenado.

-Empújale un poco, Sirius. Ponle de lado –sugirió Robyn.

-Voy a intentarlo.

-Ten cuido –le advirtió Remus.

POM

-¿Qué pasa? –preguntó una voz amodorrada-. ¿Dónde estoy? Qué daño...

-Nada, Wormtail. Estabas teniendo una pesadilla y te has caído de la cama.

OoOoOoOoOoOoO

DIA 4

-¿Bocadillos?

-Listo.

-¿Bocadillos?

-Que sí.

-¿Cámaras?

-Listo.

-¿Bocadillos?

-¡Que sí, Sirius! No seas pesado.

-Era para asegurarme. La alimentación es importante, Moony.

-Ahg.

-Bueno, pues ya está.

-Sirius, no llevas ni un cuarto de lista. ¡Se supone que estamos repasando si llevamos todo!

-Pero es que es muy larga...

-Es importante.

-No sé por qué tenemos que hacer esta excursión teniendo en el hotel todo lo que queremos. ¡Y encima pretendéis dormir en la playa!

-Deja de quejarte y empieza, que no tenemos todo el día.

-Está bien... ¿Bocadillos?

OoOoOoO

-Estoy agotado.

-Yo igual.

Sirius y Suz se dejaron caer sobre una hamaca.

CLICK

-No hemos ni salido de la playa del hotel.

-Eso decidlo por vosotros, que vaya noche la nuestra. Tuvimos que dormir todos juntos y encima Peter...

-Es que me caí de la cama y los desperté.

Suz se tuvo que morder la lengua para aguantar la risa, mientras Remus escondía la suya tras un carraspeo y Sirius silbaba disimuladamente.

-Pues eso, que hemos pasado una noche muy mala. Hemos decidido quedarnos aquí.

-¡De eso nada! Ya estáis todos moviendo el culo.

Todos se levantaron desganadamente, entre protestas. Sólo esperaban que la playa a la que pretendía llevarlos Lily no estuviese demasiado lejos.

-Por cierto, Prongs... –susurró Sirius a su mejor, en un momento que se quedaron retrasados-. ¿Qué hicisteis anoche para volver el sillón?

El rostro del chico se puso, de pronto, violentamente rojo.

-Hum... ya sospechaba yo que a la pelirroja le iba el sado –añadió Sirius, rascándose la barbilla pensativo.

OoOoOoO

-Lily... una cosa es no usar magia... pero recorrer tantos kilómetros...

-Llevamos andando una hora sólo, Suz.

-Revisa tu reloj, que está mal.

-Deja de quejarte ya.

-Quiero un helado, Moony –pidió Sirius-. ¿Por qué estamos en mitad de la nada?

-Porque vamos a una playa solitaria.

-¿Sin chiringuitos?

-Sin chiringuitos –interrumpió Lily.

-¡Pero eso es un crimen!

-¿Y qué vamos a cenar?

-Los bocadillos, Sirius.

-Ah, pero... ¿Esos no eran para la comida?

Todos se detuvieron de pronto, suplicando internamente porque lo que se estaban imaginando no fuese cierto.

-Dime que no te los has terminado... –rogó Lily, dándose la vuelta muy, muy despacio.

-Pues... ¿vale mentir?

-Joder, Sirius. ¡Eres un gordo! –protestó Suz, que solo con la idea ya había empezado a sentir pinchazos de hambre.

-Eh, un respeto. A mí nadie me avisó.

-Había diez bocadillos, Sirius. ¿De verdad crees que van a ser uno para cada uno y seis para ti?

-Yo es que...

-Tendremos que usar magia.

-¡De eso nada! –replicó Lily a la propuesta de Robyn-. ¡James pescará!

OoOoOoO

Dos horas más tarde llegaron a la playa. Era pequeña, de arena fina, y lo más importante: estaba completamente disponible para ellos solos. Protegida por escarpados acantilados a ambos lados, era una auténtica belleza.

-Wow.

-¿Veis? Os lo dije. Y ahora venga, que hay que hacer la hoguera.

-Si no fuese porque aquí como mucho se puede quemar un cangrejo, miedo me daría –susurró Remus, casi más como un pensamiento en voz alta.

-Tú ve a pescar la cena, James.

-¿Puedo ir? –pidió Sirius, excitado por la idea.

-Claro.

-Hoy nos moriremos de hambre –dijo Robyn, cogiendo la dirección de la zona de palmeras, donde habría material combustible para la hoguera.

OoOoOoO

-Prongs.

-¿Sí?

-Sólo tenemos una red.

-Ya nos las arreglaremos.

OoOoOoO

Peter había descargado algunos comestibles de su mochila, y alrededor de la lumbre habían empezado a picar todos juntos. Sirius y James tardaban mucho.

OoOoOoO

-¡Ahí hay uno!

-¡Dónde!

-Ya se ha ido. ¡Mira que eres torpe! No paras de mover el agua y se asustan.

Sirius y James habían perdido el sentido del tiempo entre las rocas, donde más que cazar jugaban. A su lado había un cubo lleno de agua con un par de cangrejos pequeños y una decena de pececitos diminutos.

-Con esto no tenemos ni para empezar –musitó el de gafas, intentando quitarse las gotitas que empañaban a estas.

CLICK

-Deja de hacerme fotos y ayúdame.

-Es que tienes una pinta muy graciosa –se rió Sirius, pero de pronto señaló a los pies de James-. ¡Ahí hay otro!

-¡Dónde!

-Joder, Prongs, otra vez lo has asustado. Anda, mira esto... ¡Mejillones!

Sirius se agachó junto a una roca, intentando con poco éxito despegar los cientos de lapas que la cubrían.

OoOoOoO

-Se han terminado las patatas ya –informó Suz, volteando la bolsa, de la que sólo cayeron migajas.

-A ver si vienen de una vez –dijo Lily, tumbándose sobre la arena caliente.

CLICK

OoOoOoO

-¡Hey, Lily! Mira todo lo que hemos conseguido –gritó James, saludando con la mano desde lejos.

-¡Por fin!

Sirius y James se acercaron hasta el grupo, dejando los dos cubos sobre la arena. Todos se pusieron alrededor a mirar el botín... y luego las miradas se transladaron a los dos chicos.

-¿Una hora fuera y traéis esta mierda?

-Tres lapas...

-Mejillones –rectificó Sirius ofendido. ¡Con lo que le había costado despegarlas!

-Lapas –insistió Remus-, cuatro cangrejos que no tendrán ni carne, un erizo de mar...

-¿Para qué habéis traído un erizo? –preguntó Lily, que le había empezado a entrar un tic en la mejilla-. Será tu cena, Sirius.

-Y peces pequeños.

-El pescado pequeño suele ser muy sabroso –informó James con una sonrisa de orgullo.

-¡Sí, pero no éste!

Suz se abalanzó sobre los chicos. ¡Tanta espera y traían...!

-Pues no os vamos a dar nada.

-¡Me gustaría veros comiendo eso!

-¡Eso te pasa por mandarme a pescar!

-Y otra vez que vas a ir –exclamó Lily, poniéndole el cubo en las manos tan bruscamente que salpicó todo y uno de los cangrejos salió volando a la arena.

OoOoOoO

-¿Sabes qué te digo, Prongs?

-¿Que Lily tiene mala leche?

-Aparte –dijo Sirius, quitándole importancia a eso-. Que vamos a llevarles un pez tan grande que...

-Pues ya me dirás donde lo encontramos.

Sirius sacó la varita con una sonrisa maliciosa en los labios; sonrisa que contagió de inmediato a su amigo.

-Por ahí teníamos que haber empezado.

Sirius movió un par de veces la varita, e, inmediatamente, un pez cayó sobre ellos. Pesaba tanto que tuvieron que llevarlo entre los dos.

OoOoOoO

-¡Eso es otra cosa! –exclamó Lily, satisfecha.

-¿Pero de dónde habéis sacado eso? -preguntó Remus, estupefacto. Y en cuanto vio la miraba que se intercambiaban Sirius y James supo que había gato encerrado. No dijo nada. ¿Para qué? Esa noche cenarían en contra de los pronósticos.

-¡Sonreíd! Este es un momento para enmarcar.

Sirius y James alzaron el enorme pescado, y sonrieron a la cámara.

CLICK

OoOoOoO

-Voy a reventar –dijo Peter, tirado en una de las toallas. Hacía una noche preciosa. El cielo estaba despejado, y plagado de estrellas.

-Se me está metiendo la arena por todas partes.

-Nada de detalles escabrosos, Sirius, por favor –pidió Lily, tumbándose encima de su toalla al lado de James después de hacer una foto a todos tirados sobre la arena.

-Al final esto no ha sido tan mala idea –susurró Robyn, poco antes de sumirse en un placentero sueño-. Una última buena noche.

-No quiero volver –dijo Lily riendo.

-Y quién quiere.

Se empezó a escuchar una respiración fuerte, y Sirius se incorporó un poco a mirar a Peter, que se había quedado dormido ya como un tronco.

-Como ronque lo ahogo.

OoOoOoOoOoOoO

DIA 5

-¡Así que era verdad!

-¿Qué?

James se metió en la habitación como un relámpago, y abrió la puerta del armario.

-¡Lo habéis agrandado!

Suz salió al pasillo corriendo, mientras doblaba una camisa.

-¡Eres un chivato, Sirius!

-Es que no nos entraban las cosas –explicó Robyn, abriendo los brazos indicándole toda la ropa que tenían por la habitación.

-¡Ni a mí!

-Pero, para qué engañarte, James... Eres bastante ingenuo.

-¡Pues ahora voy a hacer la maleta con magia!

-Muy bien, ya seremos dos entonces –dijo Suz sonriendo, pues tenía su varita en la mano... James miró la maleta de la chica, abierta, y la ropa perfectamente organizada en su interior. Estaba claro que esa limpieza no la había conseguido sin ayuda.

El chico salió gruñendo de la habitación.

OoOoOoO

-¿Qué pasa, James? –preguntó Sirius al verle entrar como un tornado en la habitación. Escuchó unos encantamientos dichos a toda velocidad, y al segundo la ropa de los cuatro amigos estaba guardada en las maletas

-¿No se supone que no había que usar magia? –preguntó Peter, perplejo. Aún tenía alzadas las manos, donde momentos antes había habido una camisa.

-Y yo no es que lo agradezca... pero nos has mezclado toda la ropa –añadió Remus, sacando de su maleta unos... calzoncillos con caballitos dibujados.

-¡Eh, esos son míos! –exclamó Sirius, arrebatándoselos algo sonrojado.

-Muy... originales.

CLICK

-Con esta foto podré hacerte chantaje hasta que te mueras, Padfoot –dijo un sonriente James.

-¡En diez minutos salimos! –interrumpió Suz, entrando sin avisar en la habitación-. Y Lily me ha dicho que no os olvidéis de... ¿Y esos calzoncillos?

Los cuatro chicos se habían quedado paralizados, y Suz soltó una carcajada. Sirius, rojo de vegüenza, se apresuró a cerrar la puerta en las narices de la chica con la varita. Ésta, riéndose aún en el pasillo, pudo escuchar gritar al chico.

-¡Os mato!

OoOoOoO

-Dos horas... Ahg. ¡Muggles!

-No empieces otra vez, Sirius –dijo cansada Robyn.

-Es que no lo entiendo. ¿Por qué tenemos que llegar tan pronto! Si casi ni ha amanecido.

-Hay que facturar las maletas –le explicó Lily, terminándose el café-. Además así nos da tiempo a desayunar tranquilamente.

-Sí... un café repugnante y un bollo duro. Mmm, exquisito –ironizó Sirius, metiendo un trozo de croissant en el líquido para ablandarlo... si no corría riesgo de romperse alguna muela.

-Me recuerda a la comida de Hagrid, la verdad –admitió James.

-Y con eso lo decimos todos.

-Sus caramelos... –Peter hizo una mueca de asco, y todos rieron.

-Ya está puesto nuestro avión, chicos –dijo Lily, mirando la pantalla de ordenador que informaba de los vuelos.

-¿Seguro, seguro?

-Sí, Suz.

-¿Te has tomado el tranquilizante?

-Yo no necesito nada. Estoy perfectamente –dijo, mordiéndose las uñas.

CLICK

-La última foto de las vacaciones –dijo Peter, sacudiendo la cámara en las manos. Su voz fue interrumpida por el ruido del carrete terminado.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Después de esa foto, había un par más de ellas que Remus había metido en el álbum, de cuando llegaron a casa de James todos cargados con las maletas. Las chicas ya se habían ido a sus respectivas casas, y sólo salían ellos cuatro.

Cerró el álbum y lo dejó en su hueco, sin que una leve sonrisa amarga le abandonase los labios. Esos recuerdos le hacían pensar que en su vida había habido momentos que había disfrutado mucho.

Esas habían sido las mejores vacaciones de su vida. Ahora podía asegurarlo.

N/a. OMGGGGGGGGGGGGG POR VOLDIE! Podeis creerlo? Porque yo no xDDD Sabeis lo que me ha costado? Hace como año y medio que no actualizada este fic jeje. La gente ya me había dado por caso perdido. He tenido que quitar cosas, porque llevaba 16 hojas e iban por el primer día... XDD al final me quedó como el pasado, unas 24 hojas. He quitado también dos días de vacaciones (al principio eran siete, pero las ideas no daban para tanto). Espero, que a pesar de ser largo, no se os haga pesado. Creo que es tan tonto que afortunadamente eso no pasará xP y es que este es el tipo de fics que tanto crítico y que cada vez me gustan menos, pero en fin, lo empecé así y así lo terminaré. Algún día. No me atrevo a asegurar cuando subiré el próximo capítulo. Recordad que son historias completamente independientes, que es como si subiese one-shots... Y, la verdad, es que se me ha hecho agradable volver a mis viejos tiempos de fics tontos XDD Cuando releía (es que lo he hecho en dos partes este fic. Hace un año o así escribí 16 hojas de un tirón, y las últimas 10 las he escrito ahora mismo, entre ayer y hoy) se me escapaba alguna sonrisilla jeje. Hay cosas que me hacen gracia, otras son estúpidas... xD no se, es un poco de todo. Este obviamente es el Sirius estúpido, pero paso de ponerle como el típico sex-bomb. Posiblemente... aunque lo parezca, no voy a liar ni a Robyn ni a Suz con Remus y Sirius respectivamente. Y Peter... sé que sale muy poco, pero de verdad, empiezo a escribir y me olvidó por completo de él xD es muy serio. Aunque la verdad que resulta útil para sacar fotos jaja. ¿Sabéis que me encantaría? XD Fanarts de este fic, de las partes de donde se sacan fotos xDD Si a alguien le apetece que me lo diga por favor, se lo agradecería un montón ; )

Supongo que dentro de poco corregiré el xapi 1 o 2, que estoy segura de deben de tener los guiones mal, además de mil faltas T.T intentaré darme prisa.

A los que leáis esto, si es que lo hace alguien jeje, pues decir que muchas gracias por seguir ahí pendientes del fic a pesar de que haya pasado tantísimo tiempo. Un beso!

Joanne

Próximo xapi: (aún sin título) Los amigos se van de excursión al campo, en medio de la nada... Y a Lily no se le ocurre nada mejor que ponerse de parto.