Sintió los fríos dedos de su novia, recorrer juguetonamente todo su estómago, arrancándole pequeños gemidos ahogados, mientras el miraba nerviosamente hacia las escaleras, buscando cualquier señal de peligro.
No es que estuvieran haciendo algo malo, en primer lugar, pero con las gemelas y Luan en casa, de mínimo saldría castigado ocho semanas, si su madre se enteraba por sus hermanas, de lo que ellas asumirían que estaba pasando en el sillón de la sala.
Por que una cosa, era tener a Sid, acariciándole el estómago como castigo, por perder en Smash Bro por tercera vez, y otra muy distinta, seria la historia que su progenitora escucharía.
Iba a decir algo, cuando las cosquillas pararon.
- ¿Quieres pasar al siguiente nivel? – susurro la asiático-americana, con el tonito de voz, que sabía que lo volvía loco, mientras le acariciaba el mento, logrando que olvidara, cualquier preocupación, respecto a sus hermanas.
Después de todo, que importaba un castigo materno, o el hecho que tu novia barriera el piso contigo en Smash Bro, cuando el premio que ibas a recibir, era mejor mucho mejor que unas cuantas caricias juguetonas en una tranquila tarde de domingo.
