Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Disculpen la demora. Prometo que en breve estará listo el próximo capítulo. Antes que nada necesito que lean esta nota de autor. ES MUY IMPORTANTE!

Primero, ya se darán cuenta que estoy abordando un trastorno del desarrollo que se conoce como Síndrome de Asperger, este síndrome pertenece a uno de los Trastornos del Espectro Autista. Aclaro, Levi no tiene Autismo propiamente, pero su síndrome pertenece al espectro. Se llama espectro porque hay tantas variedades de intensidad y de síntomas que no se pueden encasillar en unas pocas palabras. Básicamente es un trastorno neurobiológico, es decir, que afecta las capacidad de sociabilización y comunicación de las personas.

Cada persona que padece de este síndrome es un individuo muy particular. Entonces, quiero que sepan que no estoy generalizando con este fic, es imposible, tampoco estoy representando en Levi todos los espectros posibles. Lo que quiero decir es, que espero que si alguien tiene un familiar con este síndrome, conoce a alguien que lo padezca o bien si lo padece alguno de ustedes, pueden sentirse o NO identificados con este relato, ¿OK? No busco generalizar los comportamientos, porque cada individuo, como ustedes mismos, no se parece a ningún otro.

Hay aspectos como los tratamientos, el acompañamiento de la familia, y miles de cosas que afectan el desarrollo de las personas con estos trastornos y en algunos casos su adaptación a la sociedad como la conocemos puede ser mejor o peor. Levi es muy particular, y esto se debe a la forma en que fue criado, sus experiencias y el tratamiento que ha recibido. Todo eso se irá develando en los capítulos siguientes. Tengan paciencia, llevar adelante un fic de estas características es un verdadero desafío y espero que nadie se sienta ofendido por la forma en que pienso desarrollarlo. No soy psicóloga ja.

Sin más, espero que disfruten de esta nueva entrega, si es así, háganmelo saber con un bonito review o comentario. Por cierto, ¿qué creen que vaya a suceder en el próximo capítulo? Las personas que me respondan serán a las que les dedique el próximo.


Disclaimer: Los nombres de los personajes pertenecen a Isayama Hajime, y la historia es completamente original de mi propiedad.

Advertencias: Ninguna, una que otra palabra altisonante, nada más.


.

.

"El mayor logro en la vida es ser uno mismo, en un mundo que

está constantemente tratando de hacerte alguien diferente"

Ralph Waldo Emerson

.

.

Eren entró a la sala de reuniones donde ya lo esperaban sus asesores. Estaba un poco cansado, en la noche se había quedado en casa de Jean, habían cenado viendo una película de acción y claro todo terminó en un jugoso revolcón. El problema fue que de inmediato Jean le llamó un taxi.

Llegó a su casa pasadas las tres de la mañana y con mal humor. Tampoco le iba a pedir que salieran, aunque no le molestaría tener algo más formal ¿Pero era necesario que lo echara a esa hora? Podría haber dormido en el sofá, y además de la casa de Jean al call center el camino era más corto. Pero siempre era lo mismo, apenas se terminaba el sexo Jean lo sacaba o se iba a de su casa como alma que lleva el diablo.

Había bebido un par de latas de cerveza mientras fumaba y pensaba en su situación actual. Lo cierto era que estaba con ganas de tener una relación estable. Se sentía un poco solo, si era honesto, y quería sacarse a Jean de la cabeza de una buena vez.

Sus asesores estaban esperándolo con café, y él había comprado un par de masitas. Como siempre dejaban a Levi al fondo, como apartado, pero al hombre no parecía molestarle ese aislamiento que recibía del grupo.

Levi era un poco extraño, hablaba de una forma muy mecánica, de hecho sus compañeros solían hacer chistes a su espalda diciendo que parecía un robot, y lo apodaban "el androide". Sus reacciones también eran una sorpresa, parecía entender las cosas de una manera diferente o directamente no las entendía del todo. Interactuar con él era un poco complicado. Cuando lo llamaba para hacerle una devolución, Levi nunca lo miraba a los ojos, nunca sonreía (incluso si él se esforzaba por hacer un chiste, de manera que había desistido completamente de hacérselos), nunca parecía triste por nada. Sin embargo en contrapartida tenía una concentración impecable para sus tareas, jamás faltaba, sus rendimientos eran más que satisfactorios, y siempre cumplía los objetivos establecidos por muy altos que se le exigieran. A Eren le daba mucha curiosidad que fuera tan brillante para algunas cosas y para relacionarse con los demás fuera un completo fiasco.

—Muy bien chicos, iniciemos con el *coaching de una vez. Venimos bastante bien esta semana, ¿vieron que tenía razón? Solo es cuestión de que no nos aplastemos a principio de mes, este esfuerzo extra que estamos poniendo se nota. Quiero agradecerles a todos, sé que no es fácil, pero si sacamos ventaja los primeros días que el resto del *call se relaja, llegaremos con una diferencia muy amplia a fin de mes y ustedes saben que significa eso.

—¡Bonos extras, seee! —largó Rolando, uno de los asesores y todos festejaron por eso.

—Exactamente, les anticipo que tendremos unos premios muy interesantes para fin de mes, mañana nos reuniremos los supervisores con los jefes de piso, y ya nos dijeron que se vienen unos premios geniales —los animó con una enorme sonrisa.

—Siempre se los gana Levi —soltó Monica bebiendo de su taza.

—Bueno, eso es porque su rendimiento es muy bueno.

—Levi no es normal —Soltó Clark y las miradas se dirigieron al susodicho que miraba la mesa sin moverse—. Él vive para trabajar, es imposible ganarle.

—No digas eso —interrumpió Eren al ver que todos se miraban entre sí por esa afirmación—. Si uno puede hacerlo, todos podemos.

—Ustedes pierden mucho tiempo luego de cada llamada —habló el hombre captando la atención del grupo de nuevo—, van a cada rato al baño, se ponen en *hold cuando Eren no los mira, son blandos con los clientes, no les hacen el seguimiento adecuado, se la pasan parloteando, es obvio que no llegarán a cumplir trabajando así, me retracto, perdiendo el tiempo así.

Hubo una pausa de algunos segundos donde varios pusieron cara de indignación.

—¿Por qué dices eso? —Atacó Sheila, otra de las asesoras—. ¿Acaso tú eres nuestro supervisor y no nos enteramos?

—No te creas tan superior, "hombre modelo" —acotó con sarcasmo Mateo.

—No soy un hombre modelo —respondió Levi sin levantar la vista—. Soy un asesor de call center.

Varios estallaron en risas ante la inusual respuesta y Clark volvió a hablar.

—Ya, no tiene remedio hablar con él ¿Ves, Eren? Levi es demasiado extraño.

—Bueno, basta, no quiero peleas —se impuso el de ojos grises—. Vamos a continuar con las novedades, y si me permiten lo que Levi dijo es la pura verdad. Aunque duela.

La reunión terminó sin mayores inconvenientes y todos volvieron a sus puestos. Eren le pidió a Levi que se quedara un momento. Cuando estuvieron solos le habló.

—Estoy perdiendo minutos de atención —Advirtió el hombre un poco incómodo.

—Lo sé, pero no te quitaré más de cinco minutos y es importante lo que tenemos que hablar. Sabes que te considero uno de los asesores más valiosos del grupo, tu colaboración y la dedicación que le pones a tu trabajo es muy importante.

—Sí, ya lo sabía.

—Claro. Ahora, el tema es que necesito que colabores para que la relación con tus compañeros mejore, ¿entiendes?

—Yo no les caigo bien, se molestan cuando les digo las cosas.

—Exacto, porque tienes una manera de decirlas que es… ¿cómo te lo explico? Digamos, hiriente.

—Solo digo la verdad.

—Lo sé, no se trata de mentir, se trata de la forma en que lo dices. Debes ser más suave, más diplomático para dirigirte a ellos, ¿entiendes lo que digo?

—¿Suave? ¿Hablar despacio, más bajo?

Eren lo observó desconcertado, ¿realmente no entendía lo que le estaba diciendo o se estaba burlando de la situación?

—Te voy a poner un ejemplo, supongamos que quieres decirles que no pierdan tanto tiempo como hiciste hace un rato, en vez de decir: "es que pierdes el tiempo en *hold, vas mucho al baño", podrías decir algo como: "Trata de atender la mayor cantidad posible de llamadas, a veces se pierden valiosos minutos en otras actividades, tal vez no te das cuenta, pero deberías fijarte, siempre hay formas de optimizar el uso del tiempo de atención", ¿comprendes ahora?

—Es lo mismo, pero más largo.

—Sí, es lo mismo, pero el impacto en lo que percibe la otra persona no es tan negativo.

Levi tamborileó los dedos sobre sus rodillas, moviendo sus globos oculares de izquierda a derecha con insistencia. Eren enarcó una ceja, al parecer lo había puesto nervioso.

—Voy a intentarlo —dijo al fin—. Pero no es fácil, siempre se ofenden. Carina ayer dijo: "mi dieta no está funcionando, a pesar que muero de hambre", y yo quise ayudarla, entonces le dije que tal vez sería más efectivo que dejara de tragarse los paquetes de galletas y alfajores que se compra y se come en el baño, pero se enojó, ella se enojó conmigo, pero Mateo y Clark se pusieron a reír ¿No debería haberse enojado con ellos?

Eren suspiró.

—¿Cómo sabías tú que ella hacía eso?

—Porque la vi comprando esos productos en el negocio de afuera antes de entrar, los guarda en la mochila, y en el *break se va al baño un buen rato, luego cuando sale tira los envoltorios en el basurero del primer piso. Así no le van a funcionar las dietas.

—Ya veo. Pero lo que le dijiste expuso a tu compañera, la hiciste quedar mal delante de los demás, es por eso que ella se enojó contigo.

—Ella quiere bajar de peso, pero si hace esas cosas, no le va a funcionar ¿Y por qué se lamenta como si sufriera tanto si después se atraganta de porquerías? Ciertamente no se muere de hambre.

—Mira, la próxima vez que suceda algo así, lo mejor sería que no dijeras lo que sabes con otras personas presentes, expusiste su secreto y la hiciste quedar mal —Levi frunció un poco el ceño—. En todo caso, le dices: "¿podemos hablar unos minutos, Carina?", y la llevas aparte y le cuentas que las has visto comprando y todo el tema, que eso es engañarse a uno mismo y que debería evitarlo o conseguir tentempiés más saludables. Pero no largues comentarios así dentro del grupo porque la susceptibilidad de las personas es alta, sobre todo en temas tan delicados como el peso, ¿entiendes lo que trato de decirte?

—Más o menos. Lo intentaré. Ya vamos seis minutos.

—OK, OK, tienes razón, ve a *loguearte. Una última cosa, si estás en una situación y no sabes cómo reaccionar o tienes dudas de cómo dirigirte a tus compañeros, consúltame, ¿vale? Así yo te ayudaré para que ellos no se sientan atacados.

—Yo no los ataco.

—Claro, tal vez no es tu intención, pero ellos lo perciben así. Son tus colegas, se tienen que ver a diario, comparten muchas horas juntos, hay que tratar de mantener un clima laboral estable, agradable, y eso se construye entre todos, ¿lo captas?

—Siete minutos.

—Bueno, ya, ya, ve de una vez.

—Perdí siete minutos, joder —lo escuchó decir cuando estaba saliendo.

Eren se masajeó las sienes, la falta de sueño y la tensión que a veces había en el grupo no eran una buena combinación. Sí, Levi era extraño, era tan complicado hacerle entender las cosas básicas, pero no se iba a dar por vencido, estaba seguro que podría lograr que sus compañeros lo apreciaran y que él se integrara mejor a ellos. Era un gran desafío, pero estaba seguro que podría hacer que las relaciones mejoraran.

La mañana transcurrió rápidamente, todo estaba normal. Como siempre los supervisores sobrecargados de trabajo, hacían los informes, escuchaban llamadas y respondían emails o llamadas de clientes conflictivos.

Eren decidió tomar su almuerzo temprano, había traído una vianda con albóndigas y arroz. Compró un agua mineral y se fue a sentar al lado de jean que estaba terminando un sándwich de jamón y queso. Hacía mucho que no se juntaban con los supervisores en ese horario, porque por lo general se la pasaba trabajando y salía a almorzar a la salida, después de las 15hs.

—Eren, vi la tabla de grupos, felicitaciones —le dijo Armin sonriéndole—. Estás primero con tu equipo, eso es genial.

—¡Pfff! Eso es pura suerte —habló Jean antes de que Eren pudiera responder—. MI equipo volverá a dejarlo atrás, ya verán.

—¿No se cansan de hacer esto toooodos los meses? —Habló Reiner, mientras tomaba de su botella de coca zero.

—Particularmente la competencia me incentiva —respondió Eren tranquilo abriendo su vianda—. Y no Jean, no es pura suerte, es trabajo arduo, y no, no vas a ganarme este mes.

—Deja de soñar, idiota. Reconoce mi superioridad, mientras mi brillante equipo no necesita esforzarse para llegar a la cima, tú estás sudando la gota gorda.

—¡No es cierto! Lo único que es superior es tu olor a bosta de caballo.

Reiner, Armin y Berthold comenzaron a reírse ante lo que había dicho Eren y Jean se puso rojo del coraje que sentía.

—Oigan, ya se vuelve aburrido esta rivalidad mes a mes, ¿qué tal si le ponemos algún condimento interesante a esto? —sugirió Rico que había permanecido callada todo el rato.

—¿Condimento? —preguntó Eren mientras pinchaba el dorso de la mano de Jean con el tenedor cuando le quiso robar un albóndiga.

—Eso suena divertido, ¿qué tienes en mente? —preguntó Reiner.

—Mmm, por ejemplo, un desafío, algo realmente difícil de lograr.

Berthold miró a Armin quien se encogió de hombros.

—No hay nada que yo no pueda hacer o ganar —largó con suficiencia Jean.

—¿De verdad? —Preguntó Rico mientras ponía una cara de maldad—. ¿Serías capaz de conseguir salir en una cita con Ymir?

Esta vez todos comenzaron a reírse como desquiciados, Armin pidió que bajaran la voz porque el resto de las personas en la sala de descanso los miraban raro.

—Eso es imposible —dijo Eren secándose las lágrimas de la risa anterior—, porque a Jean le gusta el pepin-

—¡LO HARÉ!

Todos se quedaron callados ante el repentino grito del supervisor.

—¿Acaso crees que no puedo hacerlo? Pues claro que lo haré.

—Jean… —exclamó Eren desconcertado.

—Puedo conseguir que cualquier chica salga conmigo.

—Oye, no es por nada, tienes tu éxito y eso, pero Ymir es, bueno ella es… no batea para tu lado —habló Berthold con cautela.

—Lo lograré de todas maneras, sé que soy capaz —continuó el joven—, pero si a mí me dan esa tarea, Eren tiene que conseguir una cita con el freaky de su asesor, ya saben el rarito.

—¿Levi? —preguntó Armin asombrado.

—¡Ese!

—Oye, no —se negó el de ojos grises—. Es mi asesor, ni siquiera sería ético.

—Eren tiene un punto ahí —continuó Armin, luego de carraspear—. Estoy de acuerdo que los desafíos son estimulantes y toda la cosa, pero meternos con los asesores… eso no está bien, el reglamento dice-

—A la mierda el reglamento —se impuso Reiner emocionado—. Además no estamos diciendo que se acuesten con ellos, es algo tan simple como salir en una cita, eso es todo.

—Y un beso —levantó la apuesta Rico—, por supuesto deben traernos pruebas del beso, o no se considerará que la prueba ha sido cumplida.

—Oigan, muchachos, eso es algo un poco —quiso opinar Armin, pero nadie lo escuchó.

—Acepto, yo lo haré —aceptó Jean con una pasmosa seguridad.

—¿Estás seguro? —consultó Berthold.

—Pos claro, soy el puto amo. Con las palabras adecuadas puedo lograr que cualquiera —y cuando dijo "cualquiera" miró a Eren— caiga rendido a mis pies.

—Yo también acepto —dijo Eren con el ceño fruncido y los dientes apretados.

—Bueno, listo entonces, ¿ponemos una fecha de cumplimiento?

—¿Dos semanas? —propuso Rico.

—¡Ay, qué remedio! —Continuó Armin—. Pero, ¿cuál es el objetivo de esto? Quiero decir, ¿qué van a ganar en caso de que alguno cumpla?

Todos se miraron y nuevamente Rico fue la de las ideas.

—Un castigo, claro. El que gane elige un castigo humillante para el otro.

—¿Cómo qué? —quiso saber Berthold.

—Bueno, a ver, no sé, que vengan travestidos a trabajar durante una semana o algo como eso.

—Ya pensaré en algo —dijo Jean—, me divertiré tanto con tu derrota, bastardo. Me voy, ya se me terminó el descanso. Buena suerte, cabrón —soltó mientras le apretaba un hombro a Eren.

—Yo también debo regresar —acotó Berthold.

Armin se acercó a Eren y se sentó a su lado.

—¿Estás bien, amigo?

—Sí, claro, esto es pan comido. Haré que ese idiota se trague su maldito orgullo, ya verás.

Rico y Reiner se miraron y se sonrieron. Iban a ser dos semanas muy divertidas en verdad.

Al día siguiente Eren fue a sentarse al lado de Levi para escuchar sus llamadas. El hombre se giró y lo miró cuando vio que conectaba sus auriculares a su estación.

—¿Me vas a escuchar? —preguntó con un poco de reticencia.

—¿Tú que crees?

—Que me vas a escuchar.

—Bueno, entonces ya tienes tu respuesta. Adelante, sigue.

—Este mes ya me escuchaste, ¿me vas a escuchar de nuevo?

—Sí. Anda, empieza de una vez.

Levi le lanzó una mirada desconfiado y avanzó con la siguiente llamada. Llevó adelante la gestión con celeridad y logró el compromiso del cliente para realizar un pago en la próxima semana.

—Ponte en *hold —pidió Eren—. Eso estuvo bien, solo ten cuidado con el tono de voz, en ciertos momentos parecía que lo estabas retando.

—Son gente incumplida, hay que ser un poco exigente o no cumplirán —explicó el hombre.

—Igual, no seas tan rudo. Por cierto —dijo anotando en su libreta—, quería consultarte una cosa. Levi, tú… eh, ¿tienes novia, pareja o algo como eso?

—¿Por qué me preguntas una cosa así? —Eren no se esperaba esa réplica, por lo que balbuceó unos segundos.

—Solo para saber. Es bueno… conocer mejor a mis asesores, ¿no?

—Oh. No tengo novia o pareja o algo como eso. Tengo que seguir —dijo girándose para continuar con su trabajo.

Bien, ya se imaginaba que para alguien tan extraño como Levi sería bastante improbable que tuviera una relación estable, pero sólo quería asegurarse. Por otro lado, ¿cómo hacía ahora para saber si a Levi le gustaban hombres, mujeres o lo que fuera? Se perdió unos momentos en sus pensamientos tratando de idear alguna manera de llegar a esa información.

—¿Y bien? ¿Cómo estuve en ésta llamada? —consultó su asesor.

—Ah, bien, muy bien. Oye, Levi, ¿alguna vez saliste con alguien?

—Sí. Muchas veces.

—¿De veras? ¿Con quién? —bueno, parecía que iba a ser sencillo después de todo.

—Con mi madre, a comprar, a la peluquería, ¡oh! una vez fui con una compañera del colegio a comprar al supermercado, otras veces con doña Armenia, mi vecina por si te preguntas, fuimos a un bingo que-

—No, no, no me entendiste, lo que te preguntaba es si saliste con alguien en calidad de pareja, como, un novio, o una novia, ¿entiendes?

Levi lo miró un largo rato en silencio y el más alto enarcó una ceja.

—Hoy estás haciendo preguntas muy extrañas, Eren.

—No, ya te dije, es solo para que nos conozcamos mejor. Cielos, relájate, Levi.

—¿No nos conocemos acaso? Porque yo creo que sí.

—Ya, olvida lo que dije, continúa con la próxima llamada, por favor.

—¿Cuántas llamadas me vas a escuchar?

—Solo una más.

—Está bien —dijo girándose para continuar con su labor.

Fue una llamada brillante, no solo llegó a un acuerdo con el cliente, pudo tomarle la primera cuota del pago con su tarjeta de crédito.

—Bien, creo que con esto es suficiente, por cierto, mañana tengo un turno libre de tres horas por la tarde por si quieres hacer unas horas extras, ¿lo vas a tomar?

—Mañana es miércoles, sí puedo, ¿de 15 a 18hs?

—Así es.

—Lo tomaré.

—Gracias, Levi.

—Eren —el supervisor lo miró mientas enroscaba el cable de sus auriculares—. ¿Tú estás en pareja?

—Ah, no, no por ahora, ¿por qué lo preguntas?

—Para conocernos mejor.

Eren sonrió ante la respuesta y suspiró.

—Bien, iré a mi puesto, sigue trabajando así.

Ese día, Levi estuvo limpiando su cocina. Luego fue a visitar a sus reyes. Los limpió, les dio sus medicamentos y se hizo cargo de sus heridas. Luego les dejó una deliciosa comida.

—¿Saben una cosa? El príncipe y yo nos estamos conociendo mejor. No tiene pareja dijo ¿Es extraño, cierto? Los príncipes son muy buscados, pero él no tiene pareja. Me felicitó por mis llamadas, hice bien mi trabajo, soy un asesor valioso. Haré muchas horas extras este mes, así que podrán comer más cosas deliciosas.

Miró a Isabel Segunda que no se había movido de su cama. Se acercó y la acarició un poco.

—Te estás poniendo débil Isabel, debes comer y tomar agua ¿Otra vez vas a hacer que te dé en la boca? No es bueno ser tan mimada. Como sea.

Tomó una pequeña cuchara y agarró el plato de la reina, tomó una porción y lo acercó a su boca pero la reina largó un quejido bajito y corrió la cara.

—Iremos al doctor, no te preocupes. Vamos a esperar que los otros reyes coman y te llevaré al doctor de reyes. Vas a estar bien, Isabel Segunda, pero debes poner de tu parte, ¿entiendes?

Una vez que todos estuvieron alimentados apropiadamente los dejó salir al patio un buen rato. Sostuvo a la reina entre sus brazos, esa luz blanca tan bonita y brillante que solía tener siempre empezaba a ponerse gris. No le gustaba para nada, ya sabía lo que podía pasar si la luz se apagaba.

Una vez que acomodó a todos los reyes de nuevo, salió hacia el doctor de reyes que vivía a unas cinco cuadras de su departamento. El doctor le dijo que ya no se podía hacer nada. El cáncer estaba muy avanzado, e Isabel Segunda estaba en agonía. No quedaba otra solución más que ponerle la inyección del sueño eterno.

Levi le habló en su oreja, le dijo que había sido una excelente reina, y que seguramente ahora podría vivir sana y feliz por siempre en el paraíso de los reyes. Que si veía a Isabel Primera, Nabucodonosor Primero, Nabucodonosor Segundo, Tutankamon Primero, Las tres Cleopatras y los cuatro Ramsés, les dijera que los quería mucho, y que todos fueron excelentes en sus reinados.

La sostuvo en sus brazos hasta que su corazón dejó de latir, y su luz se apagó definitivamente. Agradeció al doctor y le preguntó si había gatos viejos en el refugio. El veterinario le dijo que sí, que había dos recientemente rescatados. Levi prometió ir luego de los tres días de luto obligatorios.

Luego del funeral, apaciguó a los reyes y se fue a tejer frente al televisor. Estaba muy triste, y retrasado. Tomó su celular y le escribió a Petra, indicándole que iría al otro día porque hoy había muerto una reina. La chica le dijo que lo iban a esperar que no se preocupara. Petra era siempre muy amable y respetuosa.

El sábado, tal como había prometido, fue al refugio. Estuvo observando a los tres gatos que estaban en sus cubículos. Uno gris y bastante ciego, con dos dientes y los bigotes chuecos fue el siguiente seleccionado.

Luego de firmar las planillas se lo llevó a su casa. Estaba bastante flaco y débil, a diferencia de la mayoría, el minino lamió el dorso de su mano con lengua rosada y rasposa hasta que llegaron a su destino.

Se tomó su tiempo para bañarlo con agua tibia, con mucho cuidado, le sacó tres garrapatas y un par de pulgas, en el refugio ya lo habían vacunado y le había puesto una pipeta en el lomo. Lo llevó a su cuarto y con el secador de cabello silencioso lo secó por completo tratando de incomodarlo lo menos posible. Una vez que estuvo limpio y seco, le puso un buzo confeccionado para su contextura, porque aún las noches eran demasiado frías.

—Hoy es tu coronación, ¿te gusta Luis Tercero? No hubo otros Luises, pero ese fue uno de los reyes ciegos que existieron y creo que te sienta bien ese nombre, ¿tú que dices? Oh, no te gusta, que problema. Mmm, veamos, ¿Tiberio? ¿Tampoco? Usted es una alteza muy exigente por lo que veo ¿Nerón?

El minino maulló ahogadamente.

—Ni modo, si ese le gusta, ese será. Nerón Primero entonces.

Le asignó un lugar cerca del calefactor, algunos reyes se quejaron, pero les explicó que estaba débil y necesita los mayores cuidados. Lo alimentó con atún fresco al que previamente había adobado con la pasta de vitaminas y el antiparasitario, también tuvo que darle un poco al resto para que no se le armara una revolución.

—Muy bien, ya son las diez. No se olviden de rezar antes de dormir. Estoy cansado. Buenas noches.

Esa noche le costó dormirse, solo esperaba que Isabel Segunda no se perdiera en su camino al paraíso.

.

By Luna de Acero.