Hola, hola, Luna de Acero reportándose. perdón la demora, de ninguna manera abandonaré este fic, espero lo desfruten, si es así dejen algún review, voto o comentario para que yo me entere, vivo de sus ánimos, muchas gracias!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Isayama Hajime, pero la historia es completamente de mi invención.

Advertencias: Nada, cero, no hay, no etziste.


Dedicatoria especial: Para la amorosa y talentosa Luisa Margot y todos aquellos que constantemente me han pedido una actualización, gracias por la paciencia!

.

.

"Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas,

sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños

hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad."

Mario Benedetti

.

.

Se miró de nuevo frente al espejo, había una arruga en su camisa pero ya no había tiempo de plancharla de nuevo y eso lo tenía un poco estresado.

Era jueves y día de visita, ¡y qué visita! Ni más ni menos que el príncipe iba a ir a su casa. Levi le había preguntado a Camila que camisa le quedaría mejor y le mostró las fotos que había tomado de las prendas, pero la mujer era ruidosa y chismosa y le había estado indagando si era para ir a una cita o qué. Tch, no era una cita, era una visita. Como fuera no le gustaron muchos sus consejos, le dijo que probara con ropa más casual, una sudadera negra y un jean ajustado, algo más "cool" dijo ella (no sabía que significaba cool, había buscado en Google y le salía que significaba fresco, esa manía de la gente de mezclar los adjetivos de clima con la ropa, uf) ¿Pero cómo se suponía que iba a recibir semejante visita tan importante vestido de manera informal? No, eso no podía estar bien, decidió seguir su instinto, solo que dejó la corbata y el saco, sí, eso estaba bien.

Fue hasta la cocina y se fijó que las tostadas no se pasaran de cocción, estaban perfectas, sacó la bandeja y con cuidado las acomodó en la panera rociándolas con unas gotas de aceite de oliva y especias, luego apagó el horno y procedió a llenar los tres cuencos con los diferentes preparados que había preparado. Una mayonesa de zanahorias, una crema de quesos y otra crema de aguacate/palta. Miró la hora, ocho menos cinco, aunque conociéndolo era probable que llegara tarde.

Llevó las cosas a la mesa ratona del living, dispuso varias servilletas de papel, vasos descartables y en dos jarras un jugo natural de naranja y una limonada, porque no estaba muy seguro de qué cosas le gustarían al príncipe, algunas veces había sentido un leve perfume a cítricos emanando de su cuerpo, por lo que supuso que si le gustaban las colonias de ese estilo tal vez le gustaran las bebidas del mismo tipo. Fue de nuevo al baño y se miró al espejo, uf, esa arruga le estaba haciendo pasar un momento difícil.

El timbre sonó y Levi sintió que se le aceleraba el pulso. Trató de tranquilizarse, su propia luz estaba llena de explosiones amarillas por doquier de la emoción. Aparte de Armenia y las muy esporádicas visitas de su madre, era la primera vez en cuatro años que Levi recibía a alguien tan diferente, e importante, en su propia casa. Repasó con sus ojos por todos lados y se dio cuenta que la casa brillaba como siempre, apretó el aromatizador de "Primavera Fantástica" y fue hasta la puerta.

Miró por el ojo de pez y lo vió en el pasillo rascándose la oreja. Bien, el momento había llegado.

—Hola, Eren —saludó con su voz acartonada y el más alto le sonrió con calidez, Levi siempre tenía la impresión que cuando Eren le sonreía los rayos del sol le atravesaban el cuerpo, aunque fuera de noche como ahora.

—Levi, lo siento, llegué cinco minutos tarde, peeero eso fue porque me equivoqué de dirección y me fui al edificio del al lado.

—Oh, pasa a menudo, ni ese edificio ni el nuestro tienen los número de la calle en el frente, los del correo también se confunden, es molesto. Adelante, bienvenido a mi casa.

Ambos estaban nerviosos pero intentaban que no se notara.

—¡Vaya! —exclamó Eren asombrado—. Tu casa es hermosa.

Ah, el sol había crecido y lo había llenado con su luz, pensó el anfitrión.

Eren vió todo el despliegue en la mesa ratona y quedó asombrado, joder, era para sacarle una foto, todo tan perfectamente dispuesto que parecía la portada de una revista de entremeses.

—¡Wow! ¿Todo lo hiciste tú?

—Vivo solo.

—Claro, pero me refería a si tu preparaste los ingredientes de estas cremas o las compraste o las pediste a algún lugar.

—Siempre es mejor cocinar uno, eso de no saber qué le ponen en otros lugares no me gusta.

—Traje una refresco de manzana —dijo mostrando una botella y Levi hizo una mueca.

—Te dije que no trajeras nada.

—Lo sé, pero eso de caer a una casa ajena sin nada para compartir no me parecía bien.

—La dejemos en la mesa y que cada uno se sirva lo que le apetezca.

—Buena idea.

—Aunque yo me esmeré mucho con los jugos —agregó mirándolo de reojo y pasando su mano "disimuladamente" sobre su pecho para poder aplastar esa arruga rebelde en su camisa.

—Ya veo.

—Mucho.

—Ajá, bueno, tomaré el… jugo de naranjas, entonces.

—Pero luego, ahora hay que prepararle la comida a los reyes —dijo dirigiéndose a la cocina y Eren fue por detrás suyo, Levi se giró y lo miró serio.

—Te acompaño.

—Puedes mirar televisión si quieres, hay 123 canales, lo que quieras hasta las nueve, a esa hora pondré la novela sí o sí.

—Claro, bueno, prefiero estar contigo en la cocina y ver cómo le cocinas a los… reyes, tengo curiosidad por conocerlos.

—Ellos también, no hablaron de otra cosa en toda la semana.

Eren se quedó perplejo ante lo dicho y Levi se dio cuenta enseguida que el príncipe se había asustado, o algo como eso.

—No hablan como nosotros, hablan a su manera.

—Oh… ¿y tú los entiendes?

—Sí, eso es raro, lo sé.

—Eh, bueno, no mucho, mi papá tiene un pez y, suele hablar mucho con él. Como sea, ¿qué comen?

—Eso depende, hay dos a dieta no por gordos sino que tienen dolencias, y la mayoría no tiene dientes así que ¿ves? Aquí remojé el alimento balanceado —dijo mostrándole una olla con el mismo humedecido e hinchado—. Luego hay que pisarlo hasta hacerlo como un puré —dijo tomando un "pisa papas".

—Puedo ayudarte con eso si quieres.

Levi lo miró seriamente, quería decirle que no, que no le gustaba que lo ayudaran, pero tenía que ser gentil, eso le habían dicho los reyes. Le acercó la olla y el utensilio y Eren le sonrió.

Levi puso los siete platos en la pequeña isla de la cocina y luego sacó la caja con la medicación para repartir las correspondientes en los platos, en otros dos puso arroz con pedacitos de atún desmenuzados.

—Sí que le dedicas tiempo, ¿siete platos?

—Son siete, siempre son siete.

—¿Los tienes hace mucho tiempo?

—Nerón lleva una semana, es ciego y algo pícaro pero se ha adaptado bien es el miembro más nuevo de la realeza, y luego está Tiburcio que lleva en su trono desde hace tres años, es el que más ha durado en su reinado aquí.

Eren analizaba lo que Levi decía y empezaba a ponerse más y más nervioso, hablaba demasiadas cosas extrañas ¿debería inventar algo e irse? Lo vió sacando otro botiquín con gazas y desinfectantes y lo miró con duda.

—¿E-eso para qu-qué es?

—Tutankamón Segundo tiene su pata lastimada, tch, no se está curando bien, debo llevarlo al doctor de reyes mañana, hoy estaba ocupado dijo y además venías tú porque el Jueves es día de visitas.

—Eh, si quieres podemos llevarlo ahora, no me molesta.

—Te acabo de decir que el doctor está ocupado, debes prestar más atención a lo que te dicen.

—Si es urgente podemos ir a otra veterinaria.

—Mmm, mejor no, el doctor de reyes tiene el historial clínico de cada uno y no se aprovecha, hace precio y el realmente quiere a sus pacientes, en otras partes no es así, ¿ya terminaste? Eres lento.

—Perdón, me entretuve con la conversación.

—Sí, a ti te gusta mucho soltar palabras.

—¿Y qué pretendes? ¿Que estemos sin decirnos nada todo el tiempo?

Levi reflexionó al respecto y soltó un suspiro.

—Yo… te lo dije antes, no soy bueno con las palabras, pero voy a intentarlo, lo prometo.

—Está bien, entiendo que no eres bueno con las palabras, entonces ¿en qué eres bueno?

El asesor reflexionó algunos segundos y luego fue a sacar una olla con arroz blanco cocido del refrigerador para mezclarlo con el alimento.

—Soy bueno tejiendo, cuidando a los reyes, limpiando, asesorando a clientes morosos, cocinando saludable, hablando español y chino, sumando mentalmente, acomodando estantes, durmiendo a horario, llegando puntual, ahorrando dinero, siendo silencioso, arreglando zapatos, zurcien-

—OK, OK, wow, esas son... muchas cosas.

—No terminé.

—Bueno no hace falta que me digas todas y cada una de las cosas en las que eres bueno.

—Tu preguntaste.

—Sí, pero me refería a una o dos cosas, las que hagas mejor, las que más te gusten hacer.

—Error, las cosas que hago mejor no siempre son las que más me gustan hacer.

—Joder, a ver, ¿qué tal una cosa que haces bien y una cosa que te gusta hacer?

—¿Tiene que ser la cosa que mejor hago o no? ¿Y la cosa que me gusta hacer tiene que ser la que más me gusta o no?

Eren sostuvo una sonrisa falsa para no romper el ambiente pero ¿por qué diantres era tan complicado hablar con él? Maldita la hora en la que había aceptado la apuesta esa.

—Solo di la que quieras de cada una y ya.

—Bueno, lo que mejor hago es tejer, lo hago desde hace varios años, soy rápido y prolijo.

—¿Y qué es lo que tejes?

—No terminé de responder —dijo con molestia y luego suspiró.

—De acuerdo, soy un poco ansioso y-

—No un poco, eres completamente ansioso.

—Y tú eres tan directo que a veces tus palabras hieren.

—¿Hieren? —Levi parecía confundido.

—En los sentimientos.

Levi se quedó en silencio, todo lo que estaba relacionado con las palabras y los sentimientos era demasiado complicado, mejor se concentraba en hacer bien la comida de los reyes. Amasó el arroz con el alimento desmenuzado para formar una pasta que fuera fácil de masticar y digerir y luego fue sirviendo las porciones

—Una cosa que me gusta hacer es compartir tiempo con Eren, pero es difícil cuando hay que conversar —continuó luego de unos minutos en silencio, el más alto sonrió levemente—. Tejo escarpines, mantas, batas pequeñas y veces guantes, pero solo en invierno, en verano con hilo, porque la lana es calurosa.

—¿Escarpines? ¿Para quién tejes tanto?

—Son muchos, todo el tiempo hay más y más, sí.

—¿También son masc-quiero decir, tejes para los reyes?

—Sí, les tejo a ellos, pero ya tienen sus propios atuendos y están bien calientes en el cobertizo que acondicioné, ahora tejo para bebés.

Eren se quedó mirándolo con atención mientras terminaba de llenar el último plato y procedía a meter el resto de la pasta en una bolsa hermética, luego se lavó las manos con diligencia, y procedió a lavar la vajilla utilizada.

—¿Bebés?

—Sí, ¿no sabes lo que es un bebé?

—Sí, sí sé, pasa que no entiendo si hablas de bebés humanos o...

—¿Hay otros bebés acaso?

—Bueno los bebés de perro, gato, eso.

—Esos se llaman cachorros, los bebés son humanos, como tú y yo pero más pequeños.

—¿Vendes tus tejidos?

—No, no los vendo, los dono al Hospital. Petra trabaja allí, es una chica muy linda y muy amable, es enfermera y se preocupa mucho por todos ellos, muchas madres van solas y no tienen dinero, ni recursos, los inviernos son duros y a veces no hay suficiente, en verano tampoco, pero en verano de hilo, no de lana, porque la lana es caliente.

—¿Cómo fue que se te ocurrió hacer eso?

—Petra me avisó el catorce de marzo de dos mil quince que un señor había donado muchos ovillos y como ella sabía que me gustaba tejer me propuso la idea, luego los bebés nunca se acaban, siempre hay más y más, así que lo seguí haciendo y doña Armenia, mi vecina -pero es su nombre, ella nació en este país-, siempre me dice que haga algo de provecho con mi tiempo libre y así fue. Bueno, vamos a llevar esto que los reyes ya están inquietos porque son las ocho y media.

—De acuerdo, vamos —Eren levantó la bandeja donde Levi había acomodado los siete platos, le generaba mucha curiosidad todo esto de los reyes, no escuchaba ruidos en la casa y siguió al otro por una puerta que daba a un pequeño patio.

Había un cobertizo a la derecha hecho de chapas y machimbres, muy limpio, al menos desde afuera, tenía un techo de madera con tejas verdes. El pasto estaba cortado al ras todo verde y brillante, no había flores, o canteros o otras plantas, excepto al fondo, que era una sola franja rectangular donde florecían margaritas encima, o al menos desde esa distancia le pareció ver eso.

—Ese es el cementerio —fue la corta explicación de Levi—. Aguarda un momento, por favor, les voy a informar, a veces se ponen un poco eufóricos si entre otra persona.

Accionó un interruptor desde afuera y abrió la puerta para meterse, escuchó una gran cantidad de maullidos y eso le sorprendió, así que eran gatos, joder, soltó la inhalación que venía reteniendo. Bien, tenía muchos gatos y a medida que morían los enterraba allí. Era como la loca de los gatos pero en versión masculina, ese pensamiento no hizo que estuviera más tranquilo. Luego de varios minutos Levi salió.

—Disculpa la demora, aproveché para curar la pata de Tiburcio, no está muy feliz, bueno, ya puedes entrar, no olvides saludar, cuando uno entra a un lugar debe saludar.

—Lo haré. Levi agarró la bandeja y dejó que Eren entrara primero, el lugar no era muy grande, cuando mucho tendría dos por dos metros o dos por tres.

La puerta tenía una salidera cuadrada, de manera que los residentes podían salir al patio a gusto por lo visto. Dentro había una especie de "cama cucheta" (si es que a ese se le podía llamar cama), era como un armario sin puertas con varios compartimentos todos recubiertos de algo como una alfombra roja mullida y peluda y en cada "piso" había dos cuchas, algunas eran como nidos donde estaban metidos los gatos, otros eran almohadones y uno no tenía nada. Seis pares de ojos se posicionaron sobre su anatomía con absoluta curiosidad, seis porque había un gato gris un poco gordinflón y pelado por partes que tenía los ojos cerrados y el borde de la lengua afuera de la boca, evidentemente tenía aún tipo de problema. En realidad todos parecían tener problemas, joder, que eran los gatos más feos y viejos que Eren hubiera visto alguna vez.

Se inclinó para saludar, no supo porqué pero le pareció lo mejor.

—Buenas noches, a todos, sus... majestades, ¿así está bien?

Levi asintió mientras se arrodillaba y disponía los cuencos, ordenadamente los gatos bajaron de sus camas y se fueron a alimentar.

—Ahora estarán un poco ocupados comiendo, pero ellos están contentos de que hayas venido —"tradujo", Levi.

Luego se fue al fondo del cobertizo, era una zona donde la chapa del costado estaba lleno de agujeros, aparentemente para ventilación y Eren notó que allí estaban los baños sanitarios de los felinos. Levi se puso guantes de látex y un barbijo, se acuclilló y con una palita y una bolsa limpió todo con diligencia para luego cerrar la misma y tirarla dentro de un tacho con tapa en un costado. Luego rellenó de nuevo los baños con piedras sanitarias nuevas y limpias. Se sacó los guantes y el barbijo y volvió junto a Eren que con delicadeza acariciaba la cabeza de Nabucodonosor Tercero, era al que más le gustaban los mimos.

Notó que Tiburcio cojeaba y lo alejó del resto para que pudiera comer con más tranquilidad, revisó los bebederos y al fin se relajó.

—Tus reyes tienen un palacio muy... muy lindo y limpio, viven mejor que yo.

—Se lo merecen, son bueno en su reinado —dijo Levi mirándolos atentamente uno a uno, revisando que estuvieran bien.

Nerón, que siempre era el primero en terminar, se giró y chocó unos cuantos mientras maullaba con una voz grave y rasposa como de persona que ha fumado toda la vida. Levi se agachó y lo ayudó a encontrar el camino hacia Eren.

—¿Qué les ha sucedido? Todos parecen un poco... maltratados.

—Cada uno tiene una larga historia, pero no puedo contarte ahora porque faltan quince minutos para la novela, no voy a terminar ni con la primera.

—Entiendo, ¿tú los adoptas?

—Ráscale la oreja izquierda, no siente nada en la derecha —dijo Levi al ver a Eren tocando la cabeza de Nerón—. Yo les doy un trono para que vivan bien lo que tengan que vivir.

—¿No adoptas cachorros? ¿Todos viej-, quiero decir, uh... grandes?

—A la mayoría no les gusta los gatos entrados en edad o con lo que ellos llaman "defectos" como Nerón que no puede ver. Una vez trabajé en un refugio, a los que están demasiado heridos o débiles o pelados o sin dientes... no los buscan. Solo los pequeños, yo no lo entiendo muy bien —dijo mientras acariciaba a otros tres que habían terminado de comer y se le acurrucaban en los pies—, estos reyes son los más amables, bien portados y agradecidos que yo alguna vez haya conocido. Tienen todo para dar, aunque no siempre vayan a vivir mucho —le susurró acercándose a Eren para que no lo escucharan, pero Nerón largó un maullido, Levi lo miró—. No te quejes, tú vas a vivir mucho, lo sé —luego miró a Eren y siguió con la conversación anterior, Nabuco se había trepado a la falda del príncipe y estaba ronroneando a gusto—. La gente dice que no son lindos, eso es lo que no entiendo porque yo a todos los veo muy hermosos. La gente tampoco es linda muchas veces, y sin embargo ellos no rechazarían a alguien porque fuera cojo, o manco, tampoco los miran mal o se burlan, ellos solo quieren alguien que los quiera y los cuide, y yo puedo darles eso.

Eren se quedó callado, profundamente conmovido, ¡vaya que había sido una enorme sorpresa! Ese hombre en apariencia frío y distante en realidad tenía un corazón cálido y enorme. Levi se puso de pie, sacudiendo su pantalón de los pelos gatunos.

—Bueno, faltan cinco minutos, hay que ver la novela.

Apenas terminó de hablar un mar de maullidos los inundó desde todas partes, Eren notó que estaban protestando.

—Después de la novela si hay tiempo el prín-eh, E-Eren vendrá a despedirse.

—¿El prin?

—Faltan cuatro minutos para la novela, andando —dijo y salió rápido del lugar.

Eren enarcó una ceja, acarició un poco más a unos cuantos y antes de irse los volvió a mirar.

—Volveré para despedirme, con permiso.

Escuchó algunos maullidos de fondo mientras cerraba la puerta. "Joder, estoy hablando con gatos", pensó divertido y fue a la cocina para lavarse las manos e ir al living con Levi. Lo notó un poco ansioso y se sentó a su lado dándole espacio, luego se sirvió el jugo de naranjas que seguía fresco y agradable al paladar, ¡era jugo natural! De inmediato procedió a servirse de las tostadas, hizo una exclamación de alegría, estaba delicioso. Luego miró a Levi que lo observaba de reojo.

—Me encanta, esto está exquisito.

—Eso es bueno. Cuando empiece la novela no hables, es un capítulo muy importante, en los cortes comerciales puedes preguntar y hacer todo eso que te gusta con las palabras.

—OK, antes de que empiece ¿puedes explicarme un poco de qué va? Digo, así no estoy demasiado perdido.

—¿Estás perdido? Estás en mi casa.

—Me refería a la historia, a la novela.

—Se llama "Eres mi verdadero amor", Noelia está enamorado de Facundo Fernando, pero luego hay otra mujer, esta Rita que es muy malvada, ella los quiere separar porque quiere quedarse con Facundo Fernando y no puedo explicarte más porque ya está empezando, hubieras preguntado antes, tch.

Eren soltó un suspiro, ni modo, Levi era Levi y era muy estricto con ciertas cosas, pero la verdad es que luego de conocer su casa, a los famosos reyes y todo el tema, se sentía un poco idiota por haber pensado tan mal de su asesor. Después de todo era un hombre de bien y que aunque podía parecerlo en realidad no escondía ningún secreto truculento. Siguió comiendo -tratando de hacer el menor ruido posible porque sabía que eso alteraba a Levi-, pero es que tenía hambre y esas tostadas con crema estaban deliciosas.

Levi parecía una estatua, sino fuera que de tanto en tanto parpadeaba. Eren trató de concentrarse en el "muy original y para nada cliché" argumento de la novela más popular del año, pero es que el rechazo era fuerte. Reacciones demasiado sobreactuadas, frases patéticas y eventos completamente predecibles condimentaban el momento, sin embargo le puso voluntad y cuando menos quiso acordar estaba bastante entretenido con lo que sucedía. A pesar de que estaba relajado notó que Levi apretaba los párpados cuando en algunas escenas los personajes decían malas palabras ¿Qué tendría Levi? ¿Serían trastornos obsesivos compulsivos propios de una persona que había vivido mucho tiempo en soledad? ¿Sería algún desorden mental no diagnosticado? Porque a pesar de ser una buena persona era raro de cojones.

Lejos de sentirse asustado o nervioso como estaba al principio, ahora se sentía más bien intrigado. Si se dejaba de lado su forma de hablar o responder y esas actitudes robóticas... Levi era un hombre bastante atractivo. Tenía lindas facciones, una bonita piel, siempre impecable y pulcro, comía sano y parecía ejercitarse a decir por un par de veces que se arremangó las camisas (para no manchar los puños, decía) y pudo apreciar algunos músculos marcándose por ahí, pero... ¿cómo entendería Levi las relaciones de pareja? ¿Habría tenido alguna en su vida? Ni modo, cuando fuera momento de los comerciales le preguntaría si le daba chance.

Finalmente los comerciales aparecieron y Levi puso el volumen en mínimo, detestaba los comerciales. Con mucho cuidado tomó una servilleta y luego una tostada, se tomó el su tiempo para untarla y le dió un mordisco.

—Lo siento, llené de migas —admitió avergonzado Eren al darse cuenta de que no había usado servilleta, luego de tragar y beber un poco de limonada, Levi respondió.

—Sí, si hay una próxima vez veré de buscar alguna comida menos ruidosa y que no se deshaga en pedacitos.

—Oye, Li, ¿has tenido parejas antes? Me refiero, una novia o novio, o algo como eso.

—A tí te gusta mucho investigar en la vida ajena, Armenia dice que eso hacen los chusmas.

—Solo estoy conversando para conocerte mejor, eso es todo, pero si tanto te molesta hablar al respecto está bien respetaré tu decisión.

—No me molesta, lo siento, a veces no sé elegir las palabras y eso siempre provoca confusiones. Voy a responderte, sí, tuve dos novias y un novio y otro que no quiso ser novio —luego miró a Eren con seriedad—, ¿eso es suficiente para responder tu pregunta o debo dar más detalles?

—No, es suficiente, gracias.

—¿Gracias por qué?

—Nada, olvídalo.

—¿Y tú?

—Veamos, yo tuve dos novios hasta ahora, y eso es todo.

—¿Eren quiere ser novio de Jean?

El supervisor lo miró con sorpresa y se giró un poco en su asiento, luego frunció el ceño.

—¿De dónde sacaste eso?

—¿Qué cosa? ¿Las tostadas?

—No, eso de que yo quiero que Jean sea mi novio.

—Ah, bueno lo deduje, siempre que él pasa tu lo miras así —explicó imitando como Eren suavizaba la mirada—, y tus ojos siempre lo siguen, y luego te pones nervioso cuando viene a tu estación, siempre que puedes almuerzas con él y lo peleas pero al final dejas que te saque la comida, constantemente están arreglando para verse y visitarse y tu luz titila si está cerca... —Levi se quedó callado al ver como el rostro de Eren estaba completamente rojo—. ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre o algo? Tu rostro está muy rojo, traeré un trapo húmedo.

—No, no hace falta, yo... Joder, no sabía que era tan obvio.

—¿Le has dicho que quieres ser su novio?

—No, eso... No importa, hablemos de otra cosa —pidió sirviéndose un poco más de jugo.

—No, no vamos a hablar, ya empieza —explicó mientras subía el volumen y bebía otro sorbo de su vaso.

Eren estaba abochornado, estaba completamente seguro que nadie sabía lo que pasaba entre ellos, bueno no todos eran tan perceptivos como Levi.

NADIE era como Levi, tal vez solo estaba pensando demasiado, siempre había sido muy discreto, jamás se habían ido juntos del trabajo (menos llegar ambos), nunca un beso, ni miradas, de hecho si lo pensaba mejor siempre se la pasaban peleando así que era imposible que supieran... ¿qué había dicho de una luz? Estaba demasiado aturdido. En realidad lo que más le había llamado la atención es que había dado en el puto clavo, él sí quería ser el novio del estúpido de Jean pero ¿valía la pena? Lo único que había estado recibiendo eran toneladas de decepción. Se sirvió otra tostada y cuando menos acordó ya habían vuelto los comerciales, Levi se fue a la cocina y volvió con más tostadas.

—Come todas las que quieras, hice bastantes.

—Gracias.

Eren comió dos tostadas más y Levi rompió el silencio.

—¿Ya no quieres conversar?

—Lo siento, estaba concentrado en la comida.

—Tengo cheese cake de vainilla y chocolate, es una mitad así amarilla y otra mitad encima marrón, marrón chocolate.

—Genial, amo el cheese cake mixto.

—Lo sé, por eso lo preparé —respondió automáticamente y se puso de pie para luego regresar con dos porciones abundantes.

La novela fue y volvió dos veces más y conversaron un poco sobre el clima, Levi le hizo saber lo mucho mucho que le encantaba la lluvia.

—Y todas las gotas son tan diferentes y jamás sabes donde van a caer o que camino van a tomar, de cien veces solo he podido acertar en cuarenta ocasiones, las gotas son muy originales cuando se pegan a la ventana, y se cierras un ojo así y te acercas vas a ver todo muy diferente, la lluvia me gusta.

—Ya me doy cuenta —dijo Eren prestándole atención.

—Oh, son las diez.

—¿Qué pasa a las diez?

—Es hora de dormir, ¿tú no te duermes a las diez?

—No, la verdad que suelo dormir entre las doce y la una.

El anfitrión hizo una mueca como de sorprenderse en demasía.

—Eso es muy tarde, ¿a qué hora te despiertas, entonces?

—A las ocho, el call center queda a media hora de mi casa, me doy una ducha y salgo, siempre llego en horario.

—¿No sales a correr?

—No, ¿tú sí?

—Sí, a las seis, de seis a siete, correr y ejercicios, el cuerpo necesita entrenamiento, luego a bañarse, desayunar, visitar a los reyes e ir al trabajo, en ese orden.

—Supongo que deberé irme para dejarte descansar entonces.

—No quiero dormir tarde.

—Claro, bueno, me iré —Eren se puso de pie y fue hasta la puerta, Levi lo acompañó—. ¿Sabes? Me divertí bastante, saluda a los reyes por mí.

—Lo haré.

Eren aprovechó y acercó su rostro naturalmente, pero Levi estaba tieso como una escultura.

—¿Qué haces? —le preguntó al más alto cortando la atmósfera—. ¿Me quieres ver más de cerca acaso?

Eren soltó una risita y se refregó la nuca.

—Sí, te quería ver más de cerca.

—¿Tienes problemas en la vista o algo así?

—No, no los tengo, buenas noches Li, gracias por recibirme en tu casa, hasta mañana.

—Trata de dormir más temprano... y no te olvides de rezar, adiós.

Cerró la puerta y soltó un suspiro, aparentemente todo había salido bastante bien, y el príncipe dijo que se había divertido se sentía orgulloso de sí mismo. Le tomó unos quince minutos barrer, lavar y acomodar todo. Luego fue con la realeza, la mayoría dormía así que solo les susurró para no molestarlos.

—Mañana les contaré los detalles, gracias por portarse bien, el príncipe les dejó saludos, espero hayan rezado antes de dormir, buenas noches.

Si Eren venía a visitarlo los Jueves, ya tendría dos días favoritos.

.

By Luna de Acero.-