Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Al fin la actualización, estuve poco inspirada para esta historia, pero al fin rompí la racha, jaja. Disfruten, amores, por cierto una dedicatoria especial para Cachi Cachita, Nejiko Ka y Elledeblue (Luisita, hermosa) que siempre esperan con ansias la historia y me la estuvieron pidiendo hasta el cansancio, gracias por la paciencia y por no darse por vencidas conmigo, las adoro.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Isayama Hajime, pero la historia es completamente de mi invención.
Advertencias: Agradables sorpresas, fluff, lean con tranquilidad.
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"Si no puede ser lo que eres, sé con sinceridad lo que puedas".
Henrik Johan Ibsen
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Cuando llegó para loguearse Camila ya estaba allí, sentada en el box de al lado, apenas lo vio aparecer saludó con su mano, sabiendo que a él no le agradaba el contacto físico.
—Muy buenos días, Levi.
—Buenos días, Camila Gómez.
—Mira, ya limpié los dos boxes, traje mi desinfectante y lo usé para ambos.
Al hombre le brillaron los ojos y asintió en conformidad.
—Camila, ¿necesitas azúcar? Porque voy a usarla ahora y después la guardaré.
—No, gracias, ya me traje en mi propio tupper.
—Te has vuelto más responsable, eso es bueno.
—Juntarme contigo me está volviendo así, eres una buena influencia —le dijo la chica sonriéndole con gentileza.
—Eso está bien.
—¿Puedo hacerte una sugerencia?
—Habla.
—Los trajes te quedan muy bien, pero ¿qué dices de una ropa más cómoda y moderna?
—Los trajes son cómodos.
—Sí, bueno pero te hacen un poco... mmm, inaccesible, ¿entiendes?
—No, no entiendo.
—Es como si pusieras una barrera, fíjate cuando vengan los demás, al vestirte diferente es como si tú mismo te separaras del grupo, no sé si me explico —Levi frunció ligeramente el ceño como si le costara procesar lo que acababa de decirle—. Me refiero a que es algo un poco extraño que te vistas de esa manera tan formal, ni siquiera los gerentes lo hacen, llamas la atención y ya sabes, los idiotas no pierden oportunidad para hablar.
—No me interesa lo que los idiotas hablen, estoy acostumbrado —precisó mientras encendía su computadora.
—Ya veo, pero yo creo que te verías mucho más guapo.
Levi se giró y la observó con atención.
—Ah, eso te ha interesado, ¿cierto? —Continuó la joven mientras sonreía triunfal—. ¿Sabes? Antes de venir aquí trabajé en la tienda de mi tía, ella vende ropa para hombres, muchos de los que iban eran asesorados por ella para resaltar sus atributos y yo aprendí mucho. La apariencia es importante.
—¿Debería comprarme ropa nueva?
—¡Sí! Y si quieres puedo ayudarte a elegir atuendos que te harían ver más lindo que Tom Hiddleston.
—¿Quién es Tom Hiddleston?
—Es un actor famoso, el que interpreta a Loki —Levi parecía perdido—, ¿no viste las películas de los héroes de Marvel?
—No.
—Pues deberías, son muy entretenidas. Mira —dijo sacando su celular y buscando algunas imágenes para mostrarle—. ¿Ves?
—Yo no voy a usar eso —contestó mientras señalaba una foto donde Tom estaba vestido como Loki.
—Lo sé, ahí era cuando estaba actuando. Pero, a ver —dijo manipulando su celular.
—Hay que loguearse ya.
—Sí, si, solo unos segundos, mira, así, ¿ves? —dijo mostrándole un atuendo elegante pero casual—. ¡Te verías guapísimo! Anda, piénsalo, yo podría acompañarte a comprar ropa.
—Hay que loguearse, deja ya de perder el tiempo.
Levi se quedó pensando en lo que Camila le había dicho, ¿la ropa era tan importante? Porque a él le daría igual si Eren se ponía un traje o seguía vistiéndose como adolescente abandonado, sin embargo ella había dicho que a la vista de los demás él podría evitar con eso que lo separaran del grupo. En conclusión, que podría encajar mejor. Pero le gustaban los trajes, Armenia decía a menudo que un hombre en traje era de buen ver y Armando, el galán de la telenovela anterior los usaba todo el tiempo y era cierto, se veía apuesto. Pero los que sabían, sabían y Camila había aprendido de su tía que era asesora. Tal vez debería intentarlo.
Notó un pop up en la pantalla de su computadora, Eren lo estaba llamando. Terminó la conversación con el cliente que estaba atendiendo y fue a su encuentro. Era para darle unos vouchers de premio, dinero para gastar en el Mall por su excelente desempeño. Levi siempre los guardaba para comprarle comida a los reyes, pero lo cierto es que cómo era previsor tenía más de catorce bolsas de cinco kilos arrumbadas, aún era suficiente.
En el almuerzo llegaron junto con Camila a la mesa, lo cierto es que ya no le molestaba tanto su presencia aunque ella no paraba de hablar y hablar. Al parecer Eren estaba retrasado.
—Camila, pensé sobre lo que dijiste esta mañana.
—¿Qué cosa?
—Sobre lo de la ropa y el asesoramiento.
—¡Oh, eso!
—Quisiera probar un cambio, ¿puedes ayudarme?
—¡Por supuesto! ¿Cuándo podemos salir?
—Ir de compras.
—Sí, a eso me refería.
—Habrá que combinar horarios, esta semana puedo el miércoles de dieciocho a diecinueve treinta, o el jueves de diecisiete a veinte horas. ¿Alguno es conveniente para ti?
—Hola, chicos —dijo Eren acercándose y sentándose con ellos.
—Hola, Eren, mira, vamos a salir con Levi —dijo la chica emocionada mientras se aferraba al brazo del susodicho que la miró de mala manera—. Lo siento, lo siento, sé que no te gusta que te toquen, lo olvidé. Pero oyeeee, mira nada más que macizo eres, realmente no lo pareces, ¿haces ejercicio?
—Eren, buen provecho. Sí, hago ejercicio, todas las mañanas me levanto a las seis, seis y cuarto salgo a correr, vuelvo a las siete y hago ejercicios hasta las ocho menos cuarto, luego hay que bañarse y ya venir.
—¿Te despiertas todos los días a las seis de la mañana? —preguntó Camila asombrada.
—Eso explica porque te acuestas tan temprano —opinó Eren.
—¿Tú sabes a qué hora se acuesta, Levi?
—Sí, me lo dijo en alguna ocasión —respondió el supervisor con rapidez mientras mordía su sándwich de queso y tomate.
—Tú no te ejercitas, deberías hacerlo —soltó Levi antes de llevarse un pequeño bocado a los labios.
—Salgo a andar en bicicleta los fines de semana, bueno, no todos, de vez en cuando, soy floja para los ejercicios.
—Se nota —respondió el asesor con ese característico tono frío.
—¡Hey! No seas malo, Levi.
—¿Malo? ¿Por qué soy malo?
Eren comenzó a reírse y ni cuenta se dio cuando llegó Jean y lo llamó a su mesa, la conversación estaba más entretenida.
—Y, ¿cómo es eso de que van a salir, eh? —consultó Eren mirando a Camila.
—Vamos a ir de compras, ella me va a asesorar, dice que seré más apuesto que Tom Hiddleton, ¿lo conoces?
—Oh, sí, claro, el actor.
—Solo quiero que se vea más guapo de lo que ya es —dijo Camila para luego beber de su botella de agua mineral—. El jueves me parece que estaría bien.
—Pero... lo había olvidado, el jueves es día de visitas —habló Levi mientras se quedaba pensativo y luego miró de reojo a Eren.
—¿Día de visitas? ¿Qué es eso? ¿Esperas a alguien?
—Sí... no... bueno, no sé.
—Tal vez deberían salir otro día, parece que Levi estará ocupado este jueves —Intervino Eren mientras le guiñaba un ojo a su asesor sin que la chica se diera cuenta.
—Pero dijo que no sabe, ¿esperas a alguien o no?
—Sí —aseguró mientras pinchaba una porción de su ensalada de verduras cocidas.
—Oh, bueno, entonces vamos el miércoles, ¿a qué hora dijiste?
—De dieciocho a diecinueve treinta, ¿tú no escuchas cuando uno te dice las cosas, cierto? Presta más atención.
—Ay, deja de regañarme, Levi, me rompes el corazón.
—No te estaba regañando, solo estaba resaltando una verdad, ¿cómo puedo romperte el corazón? El corazón no se rompe, a menos que tengas un accidente o estés enfermo, ¿tú estás enferma?
—No, no decía éste corazón —dijo señalándose el pecho—, me refería a que me duele cuando me tratas así.
—¿Así cómo?
—Levi —Intervino, Eren con voz conciliadora—, ¿recuerdas cuando te dije que la forma en que a veces dices las cosas se puede herir?
—Eso es complicado. Tú Camila no seas tan susceptible, yo solo digo lo evidente y ya.
—Ow, anda, dime algo bonito y ya me sentiré bien.
—Algo bonito.
Eren casi escupe su comida y se comenzó a reír, mientras Camila lo acompañaba.
—Patéticos —soltó Jean ofuscado y Reiner lo miró levantando una ceja—. Todos sabemos que solo se junta con el rarito para quedar como el buenito del lugar.
—No quisiera suponer cosas que no son pero... eso sonó como alguien que está celoso —dijo el rubio grandulón acompañando la frase con una risita burlona.
—Ya, celoso del tipo excéntrico del lugar, ni de chiste. ¿Además por qué estaría celoso yo de un compañero de trabajo? Sabes mejor que nadie que no lo soporto.
—Bueno, Eren se besó con él ¿no? Y delante de todos, tal vez hicieron más cosas después, quien sabe. Nunca me hubiera imaginado que el raro era gay.
Jean miró a Reiner como si le hubiera brotado un cuerno de la frente.
—Joder, no quiero ni siquiera imaginarlo, me da un asco visceral.
—No seas tan cerrado, Jean, el amor viene en diferentes formatos, al menos así lo veo yo.
—Pero no se puede, la compañía no permite relaciones entre empleados.
—¡No jodas, compa! Tú te has enrollado con un montón de chicas de por aquí, todos lo hemos hecho, es pan de cada día, no vengas a hacerte el moralista ahora. Y si tanto te molesta ve y díselo.
—Por mí que se vaya a freír frijoles al Congo, lo que Eren haga con su ano no es de mi incumbencia, si a él le gusta que un retrasado se lo coja, allá él.
—¿Cómo sabes que Eren es el pasivo?
—Fue solo una expresión, ¿qué sucede contigo Reiner? ¿Qué lo defiendes tanto, eh? Capaz y eres tú al que le gusta el de ojos saltones —dicho lo cual se levantó para retirarse del salón. Reiner solo bufó por su actitud y siguió tragando su almuerzo.
Una vez en el piso de atención Eren se hizo hacia atrás en su silla y sus ojos se concentraron en Camila y Levi al final del pasillo. Era cuando menos curioso la reacción de su asesor, ella era simpática y charlatana, por eso le sorprendía que Levi la tolerara tanto, siendo tan estructurado y poco social. No es que le molestara, para nada, era bueno que Levi se integrara mejor al grupo, solo esperaba que a Camila se le pegaran las buenas costumbres del hombre y no al revés.
¿Debería separarlos? Volvió la vista a su computadora, tenía que presentar un informe de llamadas y el tiempo le corría en contra.
Ese miércoles Levi y Camila se encontraron en el mall a la hora convenida. Ella era una hermosa joven de veintidós años, cabello castaño muy claro que se ensortijaba en unos abultados bucles hasta los hombros, tenía algunas pecas sobre la nariz y unos hermosos ojos color azul oscuro de tupidas pestañas. Se había esmerado con un simple pero delicado vestido blanco con flores violetas que le llegaba a las rodillas y marcaba su cintura, acompañaba con un saco de hilo liviano color gris y un maquillaje muy natural. Estaba emocionada de poder conocer más a Levi y compartir juntos esa hora y media que esperaba pudiera estirarse más.
Diez minutos antes llegó él, como siempre con un traje color gris y camisa blanca, al menos no se había puesto corbata lo que le permitió apreciar el inicio de sus bíceps, realmente Levi era muy hermoso ella solo lo ayudaría a explotar su belleza exterior un poco más.
—¡Levi! —saludó contenta esperando al menos poder darle aunque más no fuera un beso en la mejilla y lo hizo aunque Levi había querido esquivarla.
—Buenas tardes, Camila Gómez, ¿a ti te gusta mucho besar a la gente, no? No es muy higiénico te diré.
—Bueno, pero no somos desconocidos, está bien que nuestro saludo sea más de confianza, no seas tan arisco.
—Mmm, ya estamos aquí, ¿a qué negocio iremos primero?
—Vamos a "Shanti", han traído la nueva temporada primavera-verano, vi la vidriera y está genial.
—Qué tontería, la primavera empieza el 21 de marzo.
—Me refiero a la temporada de ropa.
Levi se quedó pensando y se dejó arrastrar con docilidad cuando ella se afirmó de su brazo y lo guió por el edificio. No le gustaba mucho ir de compras a esos lugares, estaba lleno de gente y el murmullo constante lo mareaba un poco, además de los ruidos de los pasos, la música, las luces encendidas, los colores, las pantallas que pasaban publicidad, era como un bombardeo constante de agua helada. Por lo que caminó un poco rígido.
Llegaron al negocio e ingresaron. Caminaron por los pasillos y Camila estuvo examinando con mucha atención cada una de las prendas que estaban exhibidas y colgadas en los costados. Le preguntó su talle de pantalón y camisas, seleccionó un par de cosas y pasaron a los vestidores. Una de las vendedoras se acercó y le dijo educadamente que ya le avisarían si necesitaban ayuda.
—Aquí la ropa es algo costosa, pero vale la pena, sé lo que te digo, si la lavas adecuadamente los colores y las texturas se mantienen intactos por años. Pruébate esto, por favor.
—Bueno. Voy a demorar un poco, son muchas cosas.
—Pero debes mostrarme casa cosa que te pruebes.
—¿Cada cosa?
—¡Claro! Debo ver cómo te sienta para cambiarla o buscar una mejor, anda no seas tímido, estoy aquí para ayudarte.
No muy convencido Levi entró al pequeño vestíbulo y decidió comenzar con las dos remeras, una era de color gris con un estampado con triángulos amarillos y rojos que no tenían ningún sentido, otra era de color negro con escote en V y una línea blanca que cruzaba por encima del pecho, esa le gustó. Se quitó el blazer y la camisa y se colocó la primera, abrió la puerta para escuchar la opinión de la chica.
—¡Oh! Esta te queda genial, pero mira nada más, eres más delgado de lo que me parecía, tal vez es muy larga, pruébate la siguiente.
Esa le gustó, el algodón era suave, un poco entallada.
—Listo.
Camila abrió la boca en una perfecta "o" y Levi enarcó una ceja porque las vendedoras detrás de ella se quedaron mirando también.
—¿Qué sucede?
—¡Levi! Esta debes comprarla, definitivamente, te queda genial. Wow, tiene muchos... músculos, ¿por qué los estabas escondiendo, eh?
—Yo no escondí nada, no se pueden esconder los músculos.
—No deberías, es un sacrilegio. ¡Vaya! Bueno, esa la vamos a separar, ahora pruébate los pantalones, y esta camisa que te conseguí —dijo alcanzándole una gris con pequeñas rayitas negras en zig zag que a Levi no le gustaron ni un poco, pero ni modo, se la probaría.
Se colocó el primer pantalón, era un jean negro estilo chupín con unos apliques de tachas en los bolsillos de atrás. Cuando salió para lucirlo lo hizo sin nada arriba, porque como Camila le había dicho que se probara cada prenda, había entendido que era por separado. A la cajera se le cayó un trapo que tenía en las manos para limpiar una repisa y se dieron vuelta hasta los otros clientes que estaban en el local.
—Tienes que mirar el pantalón, ¿cómo me queda? —le dijo Levi sin entender muy bien la reacción de la chica que se había puesto colorada y tragó saliva sin decir ni mu.
—S-sí, sí, está... ¡Wow! A ver, vo-voltéate, ¡Dios mío!
—¿Tal mal me queda?
—No, no, joder, te queda impecable, de verdad es... increíble.
—Me aprieta un poco en las piernas.
—Bueno, si, es que el modelo es así, no importa, este también deberías considerarlo, pruébate el otro y la camisa.
Levi salió agotado, con la primera bolsa de compras lista.
—Bueno, si ya terminamos tengo qu-
—¿Qué? Recién empezamos, Li. Anda, aún faltan cinco lugares más.
—¿Es necesario?
—Solo tenemos dos remeras y un pantalón, claro que es necesario, hay que crear un outfit que puedas combinar durante todos los días de la semana y del mes.
El hombre suspiró y la siguió, esto de vestirse bien era más complicado de lo que creía.
Para el tercer negocio mientras modelaba un pantalón de vestir oscuro con una remera blanca y una especie de chamarra de cuero ecológico negra con demasiados cierres, Camila le tomó una foto.
—¿Qué haces?
—Te saqué una foto.
—¿Para qué?
—Para... para mostrarle a Eren, así le contamos cómo nos fue.
—Oh, bueno.
—Ahora, creo que esa campera deberías comprarla, el pantalón de vestir también, ¿ves? Puedes combinar una prenda formal y otra no tanto para lograr un look más descontracturado y cool.
—¿Look descontracturado?
—Pruébate esto, y esto, esto también. ¡Oh! Esto definitivamente tienes que ponértelo.
Levi no entendía mucho de lo que decía la chica, estaba tan emocionada que no le daba chance de preguntar y ya estaba agotado con tanto sacarse y ponerse cosas, pero ni modo, se había comprometido con eso. Se preguntaba si a Eren le gustaría verlo con otra ropa, esperaba que si.
También fueron a una tienda de zapatos y Camila lo convenció de que cambiara sus confiables zapatos negros por unas zapatillas sin cordones grises muy cómodas, otro par de zapatos que se usaban sin medias de algo como cuero en color rojo y por último unas zapatillas negras. había gastado una cantidad muy grande, pero también creía que era una buena inversión para poder acercarse a las personas.
—Ahora vamos por los accesorios.
—Faltan diez minutos para las diecinueve treinta, ya deberíamos ir hacia la salida.
—¡No! Esta es la parte más importante, Li. Anda, no vamos a demorar —Insistió y tiró de su brazo.
Camila era puntual para llegar, pero no mucho para terminar las cosas. Suspiró molesto y la siguió. Dos pañuelos, un par de muñequeras símil cuero con argollas y tachas, un colgante con un dije en forma de luna menguante, una pulsera de plata masculina y un par de cintos después dieron por finalizada la compra del día.
—Tomemos un café.
—No, tengo cosas que hacer, debo regresar.
—Anda, solo un cafecito, yo te invito. Además me gustaría que consideraras hacerte un corte de cabello, podríamos pasar por una peluquería.
—No, mi cabello está bien, no me gusta el café.
—¡Uf! Ya, un té, una vaso con agua, anda, acepta algo. Hice mucho por ti hoy, al menos toma algo conmigo.
—Son casi las veinte, tengo que ir a alimentar a los reyes y a las nueve es la novela, no puedo quedarme.
La chica puso una expresión de total decepción y sus colores se apagaron visiblemente.
—Mira, todos los días tomamos el desayuno en el trabajo y también almorzamos juntos, no es muy diferente de hacer algo aquí.
—Sí, si lo es. Estamos en otro entorno, no tenemos la presión de tener que loguearnos o que ya se acaba el break.
—Entiendo. Entonces... El sábado por la mañana podemos ir a tomar un té si quieres.
—¿En serio? —dijo la joven mientras una sonrisa radiante se desplegaba por su bonito rostro.
—No es una broma, así que es en serio.
—De acuerdo, entonces no me fallarás, ¿verdad? ¿Vendremos aquí?
—Mmm, hay un lugar, un café frente a la plaza Rose, se llama "Time", allí hacen el mejor té de jazmín que haya probado, prefiero ir ahí, no hay tanta gente y ruido.
—¡Genial! ¡Gracias! —dijo para luego apretujarlo en un abrazo.
—Bueno, bueno, ya, no me gustan los abrazos, eres escandalosa.
—Lo siento, es que me puse feliz. ¿Quieres que te acompañe a tu casa?
—No, yo sé llegar solo, voy todos los días —dijo mientras enarcaba una ceja como si fuera lo más obvio y la chica echó a reír con ganas.
—Eres tan único, Li.
—Aún no te aprendes mi nombre, ¿cierto? Es Levi.
—Lo sé, pero "Li" es como un apodo, es algo que nos hace más cercanos, tú puedes llamarme Cami, como hacen todos.
—No me gustan los apodos.
—Ya, supongo que hay cosas que llevan tiempo.
—No entiendo a qué te refieres. Debo irme, se me hace tarde, por cierto, muchas gracias por ayudarme con esto de la ropa.
—Escucha mañana deberías ponerte la remera negra, el jean celeste, las zapatillas sin cordones y espera —En una bolsa le separó algunos de los accesorios—. Y si quieres llevas la chamarra blanca, si, si, eso te quedará genial, Li.
—De acuerdo.
—¿Me dejas darte un beso en la mejilla para despedirte?
—¿Por qué son tan importantes los besos para ti?
—No sé, es lindo tener cercanía con la gente que uno aprecia, ¿no piensas igual?
Levi se quedó en silencio unos segundos como procesando eso.
—Pero tú y yo no nos conocemos tanto.
—Es algo normal, Li, no es como si te estuviera pidiendo un beso en la boca —dijo riéndose nerviosa.
—Es normal... está bien, pero sin abrazos.
—Ya, ya —lo besó sentidamente y haciendo durar el beso para luego alejarse y mirarlo con cariño.
—Que asco, me dejaste saliva —dijo sacando un pañuelo de su saco que se pasó por la mejilla.
La joven se rió ante la reacción del hombre y se quedó mirando como subía al taxi. Le gustaban los desafíos.
Levi llegó a su departamento, dejó todas las bolsas ordenadas en su cuarto, antes de irse a dormir acomodaría eso. Luego se dio una ducha rápida porque tanto cambio de ropa e ir de aquí a allí lo había echo sudar un poco, finalmente fue a la cocina para preparar la comida y el medicamento de los reyes. No pudo conversar mucho con ellos porque ya iba a empezar la novela. Se sentía un poco disperso, pensando en todas las cosas que habían pasado ese día. Tal vez hacer las compras se podía catalogar como algo cotidiano, pero para Levi era una experiencia que ponía su mundo de cabeza.
Esto de tener que elegir la ropa a diario y combinar los accesorios era muy estresante. Pero quería probar si era cierto eso de que podía acercarlo a la gente. Camila se llevaba bien con todos, la mayoría le sonreía cuando ella los saludaba. Le gustaría ser un poco como ella, tener esa facilidad para entablar conversación, conseguir amigos. Después de cenar, se fue a su cuarto. No les prendió la calefacción a los reyes porque el frío ya se estaba yendo, el clima iba cambiando paulatinamente. Estaba algo sorprendido que ella le buscara para conversar y se riera tanto de cosas que por lo general a la gente le parecían desagradables de su persona, ojalá Eren lo viera de la misma manera que lo veía Camila. Bueno, tal vez con sus consejos lo lograra.
Se durmió completamente agotado de tanto jaleo.
Al siguiente día luego de hacer sus ejercicios darse una ducha y visitar los reyes se colocó el atuendo que Camila le había sugerido. Se sentía muy incómodo, claro la ropa nueva siempre le generaba esa sensación, pero tenía que hacerlo, no había comprado toda esa ropa en vano. Se colocó un poco de perfume, preparó su mochila y partió al trabajo. Ya en el transporte notó que varios lo miraban con disimulo, tal vez fuera él viendo cosas donde no había, pero estaba casi seguro que no, que había un nuevo interés a su alrededor, ¡vaya! Tal vez su compañero tenía razón con eso de que el aspecto influenciaba a otros.
Cuando llegó Eren ya estaba en su puesto, lo cual era curioso porque por lo general llegaba después. Sus ojos se encontraron y de inmediato notó todo el cambio de luces en Eren, se sintió animado, al parecer si le gustaba el cambio que había hecho.
—Bueno días, Eren —saludó con formalidad y aunque dudó al principio luego le extendió la mano, después de todo se conocían y le parecía que un beso en la mejilla era demasiado, con eso tendría que alcanzar.
—Buenos días, Levi, ¡vaya! ¿Qué te ha sucedido?
—¿A qué te refieres?
—¡Mírate! —dijo asombrado mientras se bajaba de su silla y lo observaba de arriba a abajo y viceversa.
—Ya me conozco, no hace falta que me mire, ¿qué tengo?
—Estás... diferente, digo, nunca te había visto sin traje en todo el tiempo que llevas trabajando aquí.
—Oh, ayer fuimos con ésta Camila, Camila Gómez, a comprar ropa, la otra vez lo mencionamos en el almuerzo, ella sabe asesorar sobre moda, dijo que un look descontracturado sería mejor, ¿no te mandó la foto?
—¿Qué foto?
—Me sacó una foto con el celular para mostrarte, eso dijo.
—No, no me mandó nada. ¿Y tú cómo te sientes?
Levi se encogió de hombros, para entonces Mirko, Jéssica y luego Camila llegaron y se saludaron entre todos. Camila se quedó un momento mientras el resto iba a sentarse pero sin dejar de mirar a Levi.
—¡Te lo pusiste! Mira Eren, ¿verdad que le queda genial? ¡Estás guapísimo!
—Ha sido un cambio favorable —Estuvo de acuerdo Eren mientras asentía complacido.
—Bueno, iré a loguearme.
Camila fue por detrás como un perrito faldero y Eren no le quitaba los ojos de encima a su asesor. Joder, lo había sorprendido. No es como si Levi pasara desapercibido, pero estaba vestido como una celebridad, sin duda la chica tenía un excelente gusto para elegir ropa. Debía aceptar que Levi era muy atractivo en verdad, lo que le recordó que ese día había quedado de ir a visitarlo.
—Puto —Se giró y se encontró con la sonrisa burlona de su compañero.
—Hola.
—Anoche te escribí y no me respondiste, ¿el rarito te tenía ocupado?
—Ush, cállate, Jean. Me escribiste como a las dos de la mañana, estaba en el quinto sueño —dijo sentándose de nuevo para seguir trabajando.
—Antes solías ser el que escribía primero, pero al parecer estás ocupado ahora que andas con nuevas amistades.
Levi se acercó para consultarle a Eren sobre una llamada del día anterior, saludó al otro supervisor y luego volvió a su puesto.
—¿Qué carajos pasó aquí? ¿Se le ensuciaron los trajes o qué?
—Una compañera lo asesoró sobre moda o algo como eso —Eren miró de reojo a Jean y largó un comentario como al azar pero con toda la mala intención—. La verdad se ve super ardiente ahora, ¿no lo crees?
—No lo sé, el marica eres tú —dicho lo cual se retiró a pasos rápidos.
—Idiota.
Esa tarde Eren se arregló un poco antes de ir a la casa de Levi, no quería desentonar ya que su asesor realmente resaltada con su nuevo atuendo. Compró medio kilo de masitas finas en una panadería y fue al encuentro. Eran las ocho, tiempo suficiente para visitar a los reyes y conversar un poco. Levi lo recibió con diligencia. El departamento, como siempre, estaba impecable, había una sutil fragancia en el ambiente, notó que se debía a un jarrón con un hermoso ramo de flores frescas.
—Los reyes estuvieron muy alborotados —Le comentó mientras preparaba los cuencos—. Ellos son cariñosos, te tienen mucho afecto, es que les queda poco tiempo ya así que se vuelven más dóciles y dependientes.
—A mi también me caen muy bien, ¿tienes algún preferido?
—No, los quiero a todos por igual. Nerón ha tomado un poco de frío, así que ahora hay que darle de comer en la boca, ¿ves? Con esta cucharita, está bastante mal, pero el doctor de reyes ha dicho que con la medicina mejorará, claro son ancianos así que les toma un tiempo. Quiero que se recupere.
—¿Nerón es el ciego, cierto?
—Sí. Pero escucha muy bien, así que... si quieres puedes animarlo con algunas palabras, le hará bien, él no te puede ver, pero dice que tu luz es muy cálida, es astuto y perceptivo. Vamos.
Cuando ingresaron al cuarto cuatro de los siete se le acercaron a Eren para refregarse en sus piernas, el hombre se agachó y los estuvo acariciando un buen rato, mientras Levi disponía los cuencos, luego se sentó cerca de uno de los cubiles y con cuidado sacó a Nerón que maulló lastimeramente, lo colocó en su regazo y le habló con suavidad.
—Lo sé, te duele, pero el doctor dijo que ya pasará. Debes tomar la medicina, anda, no te pongas exigente. Si no hace lío dejaré que el príncipe te sostenga un rato, ¿está bien?
Eren miró la escena y enarcó una mucha paciencia y cuidado Levi le dió de comer, mientras le limpiaba el hocico con especial cuidado y los restos que caían sobre sus pantalones. El animalito trataba de colaborar, pero jadeaba y parecía muy agitado, incluso estornudó y luego volvió a maullar con dolor. Levi le acarició la cabeza evitando sus orejas y le tarareó algún tipo de melodía que al parecer hizo que se calmara un poco. Una vez que terminó le preguntó a Eren si quería sostenerlo un momento y el hombre aceptó de inmediato.
—Ah, es un consentido —dijo Levi mientras limpiaba los areneros.
—Tienes un pelaje muy bonito Nerón —habló Eren mientras le refregaba el lomo y el gato comenzó a ronronear un poco entrecortado.
—Oh, los otros reyes están un poco celosos.
Eren se agachó de nuevo y trató de acariciar a los demás, en un momento se rió porque los tenía a todos pululando a su alrededor y maullando.
Una vez que terminaron volvieron adentro. Se lavaron muy bien las manos y Levi le prestó un cepillo de ropa para limpiar los pelos. Luego prepararon una bandeja y se fueron al living.
—Has causado una gran sensación hoy, ¿eh? —dijo Eren mientras tomaba una papa frita y se la llevaba a la boca.
—¿Una gran sensación? ¿Sensación de qué?
—Me refiero a que todos quedaron sorprendidos, creo que nadie te había visto con otra ropa que no fueran tus trajes.
—Ah, eso. No entiendo muy bien porqué es tan importante para las personas lo de la ropa. Después de todo seguimos siendo los mismos debajo de ella.
—Bueno es una forma de mostrarte al mundo, no andamos desnudos por ahí, así que es normal que la gente te juzgue por como te ven, aunque suene muy superficial.
—¿A Eren le gusta como me veo con esta ropa?
—No solo a mí, muchos y muchas no han dejado de mirarte hoy, Camila estaba especialmente bastante emocionada.
—Ella se emociona por todo, ayer estaba toda alborotada porque un cliente la insultó, no es algo bonito pero tampoco hay que tomárselo tan a pecho.
—Parece que te cae bien.
—Es agradable, ¿a ti no te cae bien?
—Sí, también.
—El sábado iremos a tomar té, porque dijo que ella me ayudó y yo debo devolverle el favor, pero no entiendo muy bien cómo la ayudo con eso. Creo que yo pagaré la cuenta.
Eren se quedó de piedra con la nueva información y se acercó un poco más en el sofá a su asesor.
—¿Tú no te das cuenta, cierto?
—¿De qué?
—Que le gustas.
—Sí, es obvio.
—Oh, pero gustar de que quiere algo más, ¿entiendes?
Levi miró a Eren y se quedó en silencio un poco mientras procesaba eso.
—¿Quiere algo más? Si quiere algo más debe decirlo con claridad, no soy bueno para andar adivinando.
—Levi, me refiero a que quiere más atención de tu parte, a que le gustas para novio.
—¡Ah!
Eren se quedó esperando que dijera algo más pero Levi tomó una de las tostadas que había preparado y lo untó con queso para luego morderla.
—¿Entonces?
—¿Entonces, qué?
—Joder, que si a ti te gusta ella para novia.
—¿Por qué preguntas tanto sobre Camila? ¿Ella le interesa a Eren?
—¡No! —El hombre sonrió y luego agarró otra papa—. Solo quería saber si a ti te interesaba ella en ese sentido.
—¿Por qué?
—Pues por, por curiosidad.
—Eren es muy curioso.
—¿Estás evadiendo mi pregunta?
—Tranquilo, a veces me tomo mi tiempo para responder, deja de ser tan ansioso y además en cinco minutos empieza la novela. Facundo Fernando está por tener un hijo con Celeste —dijo mientras tomaba el control remoto y prendía el aparato—. Camila no me interesa en ese sentido, tal vez debería aclarárselo este sábado, aunque sí me gustaría que seamos amigos.
—Ya. Por cierto, cuando estábamos con los reyes... le dijiste a Nerón que el príncipe iba a cargarlo, ¿el príncipe soy yo?
Levi se quedó petrificado unos segundos y luego se giró para mirarlo por largos segundos.
—Sí —respondió al fin.
—¿Me parezco a un príncipe?
—Bueno, ¿has leído cuentos infantiles? —Eren asintió—. En muchos hay príncipes ¿no? Hombres lindos, buenos, generosos y cuando ellos aparecen todo se soluciona y rescatan a las princesas, son valientes y apuestos, Eren es como un príncipe para mi, por eso.
El supervisor se quedó sin palabras, claramente era un halago, pero no sabía qué decir al respecto, aunque sospechaba que por algún motivo Levi le permitía esta cercanía no se imaginaba que a sus ojos se podía ver de esa manera, estaba entre asombrado y complacido, ya que la comparación era muy agradable, pero a la vez no estaba seguro adonde se estaban dirigiendo con todo esto, las visitas a su casa, sus conversaciones, sintió un poco de temor.
Miraron el primer bloque de la novela y decidió no preguntar ni agregar nada. Se concentró en la historia, sosa y predecible, mientras seguía comiendo sus papas. Cuando salió la primera tanda de comerciales Levi volvió a servir su vaso con una limonada fresca que había preparado.
—Estás muy callado —dijo el asesor y se giró para mirarlo.
—Oh, bueno, no tengo nada para decir.
—¿Eren se ha molestado porque lo comparé con un príncipe?
—No, no me molesta, solo me ha sorprendido un poco.
—¿Eren quiere ser el novio de Jean, cierto?
—No, ya no —respondió con firmeza—. Creo que puedo aspirar a una relación mejor.
—Ya veo, ¿puedo ser el novio de Eren?
El supervisor lo miró con seriedad mientras abría sus ojos estupefacto.
—Porque a mi me gusta, Eren, me gusta en el sentido de para novio.
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By Luna de Acero.-
