Hola, hola, Luna de Acero reportándose.
Henos aquí otra vez. Creo que recién ahora me estoy empezando a dar cuenta lo mucho que ustedes quieren a esta historia, como madre prolífica que soy, no doy muchas preferencias para que mis hijes (mis historias) no se peleen entre ellos je, pero sí, tengo que admitir que esta historia tiene un no se qué que la hace especial y mucho.
Este capítulo está auspiciado por la siempre hermosa y amigable Rosita Mayfair, que es un amor de persona y la más paciente de las pacientes. Lamento que te toque este capítulo que resulta ser el más angustiante de todos, pero es necesario que esto pase para que venga lo mejor! Les cuento que el próximo capítulo también ha sido comisionado, así que espero que puedan afrontar éste lo más rápido que se pueda. Estoy muy inspirada, recen para que salga prontito el siguiente.
Recuerden que ustedes también pueden comisionarme algún capítulo de un fic en emisión o de una historia completamente nueva, como ustedes gusten! Estoy bien económica, pregunten sin problema, comisionar implica abonar, pagar, transferir, depositar, como prefieran llamarlo, para ayudarme y de paso darme un empujoncito para continuar con hermosas historias que por falta de tiempo no he podido retomar. Espero sus consultas, mis lunaceres!
Eso es todo, hasta la próxima!
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi completa invención.
Advertencias: Y llegó el capítulo del angst, pero ya ven que al final lo suavicé un poco, así que luego de esto comenzaremos a disfrutar de mucho fluff, colores y mariposas a montones. Ok, no tanto así, pero casi. Espero que les guste esta parte, si es así dejen comentarios, reviews, etc, no me dejen solaaaaa. Besos.-
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"Al hombre perverso se le conoce en un sólo día;
para conocer al hombre justo hace falta más tiempo."
SÓFOCLES
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Cuando Levi y su madre volvieron del juzgado el siguiente miércoles, apenas entraron al departamento del hombre, la mujer le dio una feroz cachetada que le dolió bastante, lo miró agitada, con odio.
—L-lo s-siento.
—No quiero escucharte, eres un estúpido. ¡Claro! ¿Cómo pude esperar que un retardado como tú pudiera entender una orden tan sencilla? Dije que no respondieras cosas que no estuvieran en la hoja, te pedí que la estudiaras.
—Lo hice.
—¡¿Y si lo hiciste, porqué cuando te preguntaron respondiste lo que te vino en gana?!
Levi tenía la cabeza gacha y cuando su madre gritaba se encogía un poco como esperando el próximo golpe. La mujer encendió un cigarro y él le acercó su cenicero.
—E-es que, que la jueza, la jueza di-
—¡Callate! Hablarás con la doctora Zoe —Levi levantó la vista algunos segundos y la miró.
—Estoy haciendo las cosas bien, nunca falto a la terapia.
—¿Y a mí que mierda me importa eso? Solo dile que haga un papel donde diga que no tienes capacidad para ser independiente, que necesitas un tutor legal, yo hablaré con mi abogado, firmarás un papel con el escribano Sanders para que yo me ocupe de tí, como siempre, eres la piedra con la que debo cargar.
Levi se refregaba los dedos de las manos, estaba muy nervioso, su mejilla dolía y se estaba inflamando.
—Pero yo, yo si soy independiente.
—¿Será que por una vez en tu vida puedes cerrar el pico y ser de utilidad para tu pobre madre? Haremos esto, obtendremos lo que nos corresponde y luego podrás seguir haciendo tu vida sin problemas —Kuchel se acercó y suspiró fuerte al ver el profundo rojo en el rostro de su hijo—. Ve a ponerte algo de hielo, anda.
Levi obedeció, regresó y se sentó en el sillón mientras sostenía un patch de hielo azul contra la zona lastimada, no quería ni levantar la cabeza. Él nunca lograba que ella pudiera sonreír, no servía para eso.
—Consígueme ese papel para la semana entrante.
—Eh…
—¿Qué?
—¿Qué sucederá si la doctora Zoe no quiere hacer el papel? Ella dijo que yo soy una persona funcional.
Kuchel rodó los ojos y fue a sentarse al lado de su hijo.
—Pues entonces pregúntale cuánto quiere para emitir el maldito papel y ya —Levi tragó en seco—. Casi lo olvido, haz que te despidan del trabajo.
—¿Qué?
—Me encargaré que tengas una pensión vitalicia con todo lo que vamos a sacarle a esos tacaños —dijo sacando un espejo de mano y un labial para retocar su maquillaje—, vas a estar muy tranquilo hasta el fin de tus días. Podrás tener una docena de gatos si quieres.
—Eh, yo, eh, no quiero dejar mi trabajo, me gusta y soy bueno en eso.
Kuchel suspiró, guardó las cosas en su bolso y se giró para mirarlo enarcando una ceja.
—Levi, mírame —el hombre hizo caso, ella le tomó una de sus manos y suavizó su expresión y su voz—. ¿Tú me quieres, hijo?
—Sí, por supuesto.
—Y también sabes que soy la única familia que te queda, ¿cierto? No tienes a nadie más en absoluto —Kuchel levantó su mano y quiso acariciar la otra mejilla de su hijo quien apretó los ojos con temor—. Ya, relájate, ni que te hubiese matado, es un correctivo, porque tú no haces caso como deberías. Ahora, ¿tú quieres que yo me vaya y desaparezca? ¿Qué nunca, nunca más me vuelvas a ver?
Levi la miró preocupado.
—No, yo siempre quiero verte, Kuchel, siempre.
—Lo sé, pero si perdemos esta herencia, que además te corresponde por ser el hijo legítimo de ese monstruo que fue tu padre, nos quedaremos sin nada, tendré que vender mi casa, deberé irme con mis otros hijos y marido fuera del país, a buscar otros rumbos, aquí ya no queda nada para nosotros. Y ya sabes que no podré llevarte conmigo.
Levi sintió que se ahogaba, que el aire apenas pasaba por su garganta, apretó el agarre de las manos de su madre con más fuerza.
—Pero tú no quieres eso, ¿cierto?
—No, jamás.
—Bien, entonces hay que hacer lo que hay que hacer. Haz que te despidan, tú sabes que puedes hacerlo, con que sepan que no eres normal es suficiente, luego el papel de la doctora Zoe, y si ella no quiere emitirlo, me vale, conseguiremos algún médico que quiera, todos tienen un precio Levi.
—¿Dónde tengo un precio? —dijo mirando rápidamente por su cuerpo.
—Ah, y luego dices que puedes ser independiente, ni siquiera puedes entender una simple frase. Me voy, tengo cosas que hacer —dijo poniéndose de pie.
—Eh, Ku-Kuchel, ¿no hay alguna manera que yo pueda seguir trabajando?
—Ush, eres tan tonto, hijo, ¿para qué quieres trabajar? Aprovecha, estaremos nadando en dinero dentro de muy poco.
—¿Na-nadando en dinero?
—Es una forma de decir, no te descerebres, por cierto, que no se te ocurra decir que te puse un dedo encima, ¿estamos?
—S-sí.
—Y Levi, aunque seas así, defectuoso, te amo, siempre serás mi hijo. Escucha, si todo sale bien, vamos a poder salir a tomar helado —dijo con dulzura mientras acomodaba la ropa del hombre—. Quien sabe, podrías venir a comer alguna vez a casa. Pero en cambio, si perdemos la herencia, bueno, nunca más volverás a verme.
La mujer dejó un beso en su mejilla y trató de irse, Levi salió por detrás muy angustiado.
—Kuchel, yo, yo haré lo posible, lo prometo.
Ella sonrió triunfal.
—Claro, no esperaba menos de ti, Levi. Adiós.
Regresó al sofá y se sentó, estaba muy triste, no quería dejar su trabajo, al fin que había encontrado una tarea en la que destacaba, además podía ver al príncipe casi todos los días y a su amiga Camila. Se fue a sacar el traje para vestirse para ir a trabajar, había pedido la mañana para ir al juzgado, pero debía ir al mediodía y recuperar las horas. Salió lo más veloz que pudo y llegó a las doce.
Saludó muy rápido a Eren y los demás y se logueó en una máquina que estaba desocupada, "la suya" la tenía otra persona, pero la verdad tenía tanto en qué pensar que era la menor de sus preocupaciones. Tuvo un par de errores, ignoró por completo a Camila que luego se dio por vencida y se retiró a su horario habitual, él recién se tomó un receso a las dos de la tarde, se sorprendió de ver a Eren todavía en el lugar, al parecer se había quedado para terminar una evaluaciones de desempeño.
—Levi, ¿ya almorzaste? —dijo notando el golpe en su rostro.
—No, no traje comida, tal vez compre un café, ya falta poco para terminar, almorzaré en casa.
—Yo traje mucha comida, y es saludable, ¿me acompañas?
—Oh, no traje cubiertos.
—No te preocupes, pediré un par extra en la cafetería, anda, ve a comprar bebidas, te veo en la sala de coaching.
—¿En la sala de coaching?
—Sí, estaremos más cómodos y en silencio, ¿te parece bien? De paso hablamos de algunos detalles para la fiesta de los reyes.
—Sí, entiendo, bueno, iré por las bebidas.
Levi compró una lata de refresco de naranja para Eren y un agua para él, fue hasta la sala y notó que Eren había conseguido un plato y otro par de cubiertos y estaba poniendo la mitad del contenido de su lonchera para él, un arroz blanco con pedacitos de verduras que se veía apetitoso.
Pero Levi apenas lo probó.
—¿Tan mal está? —dijo Eren para iniciar conversación.
—No, es una comida sabrosa, hoy comeré lento, es eso, sí.
Si bien normalmente hablaba como robot, Eren se daba cuenta que algo más estaba pasando.
—¿Quieres contarme qué te sucedió en el rostro?
Levi lo miró fugazmente, revolvió algunos granos de arroz con el tenedor y miró hacia arriba.
—No, no quiero.
—De acuerdo. ¿Tal vez alguien te pegó porque lo besaste sin preguntar? —quiso bromear Eren pero la expresión de tragedia de Levi hizo que se alarmara. No respondió solo negó.
—Levi, ¿qué sucede?
—Muchas cosas que tienen que pasar, si, cambios, demasiados, no me gustan los cambios.
—¿Puedo ayudarte con algo? ¿Sabes?, puedes confiar en mí.
—Sí, bueno, tal vez sea bueno hablar.
—Hola, te estaba buscando Eren —dijo Jean apareciendo por la puerta. Miró a su novio y luego a Levi con molestia—. ¿Falta mucho para que termines tu reporte?
—No, termino de almorzar y me quedaré media hora más cuando mucho.
—Ya veo, entonces te esperaré así nos vamos juntos.
—De acuerdo, te veo más tarde.
—Aunque, ¿puedo acompañarlos en el almuerzo?
—Pensé que ya habías almorzado —dijo Eren enarcando una ceja, Jean se acercó y se sentó a su lado.
—Igual, no tengo nada para hacer, ¿de qué conversaban, eh?
—De la comida —dijo Eren llevando un bocado a sus labios.
—¿Hacía frío afuera que se vinieron aquí los dos? —continuó el hombre.
—No empieces —pidió Eren pero con firmeza.
—Necesito ir al baño, con permiso —dijo Levi poniéndose de pie, pero Eren hizo lo mismo y fue tras él.
—Hey, escucha, si necesitas conversar…
Levi levantó su cabeza y quedó embelesado por la belleza del príncipe, recordó lo que había conversado con Camila la última vez, y si dejaba el trabajo y no le preguntaba a Eren, luego con seguridad se iba a arrepentir.
—Eren, estuve pensando mucho y, uh, yo entiendo tu decisión. Que yo no sirvo para pareja, no sirvo para muchas cosas en realidad, sin embargo, a pesar de que soy una persona difícil… quería darte las gracias, por la oportunidad de conocernos, fui muy feliz, aunque ya sé, hay cosas que no puedo entenderlas del todo. Y… aunque no se pueda de otra manera, yo quería pedir, si es que Eren quisiera también, si sería mi amigo. No es necesario responder ahora, puede ser mañana u otro día, uno debe pensar bien las decisiones.
El supervisor lo miraba sorprendido, Levi no era de sostener la mirada, parecía molestarle, apenas unos segundos y corría la vista, sin embargo esta vez se la sostuvo. Fue como si todos los sonidos se hubieran detenido a su alrededor, solo estaban ellos dos, la voz de Levi le llegaba clara, como un eco dentro de su cabeza. El más alto estaba petrificado en su lugar, sentía un mar de emociones arremolinarse en su estómago, era tan poderoso como un huracán, y lo sacudía por dentro. Levi refregaba sus dedos, nervioso, pero seguía con el rostro en alto.
—Los reyes extrañan a Eren, y si tú eres mi amigo, puedes ir a visitarlos, los amigos son importantes. Oh y uh, puede ser un miércoles, o un lunes, no importa, ya no tengo días de visita, aunque si debes avisarme porque a veces salgo y no estoy, ah, pero cuando Eren pueda, seguro voy a estar. Y… y… co-compré helado de menta, que es horrible, yo no me lo comeré, así que no sé, tal vez deberías comértelo tú. ¿Qué más? Cierto, tendré Netflix, sí, vi televisores inteligentes, podemos ver las peleas si es que Eren quiere, la novela va a terminar esta semana de todas formas, y también podemos hablar durante las emisiones, aunque tal vez no conteste mucho, pero lo intentaré.
Eren abrió sus ojos ligeramente porque mientras más miraba a Levi, comenzaba a ver una sutil bruma a su alrededor, era como humo, humo brillante de color morado, el corazón se le aceleró a todo dar, el color era brumoso parecía como una nube arremolinándose y a punto de convertirse en tormenta. ¿Qué era eso? Sus ojos volvieron a conectar con los de Levi y entonces…
Fue como entrar a través de un túnel profundo y oscuro pero con una luz muy brillante al final, allí las descubrió, todas las sonrisas y todas las lágrimas, todos aquellos sentimientos escondidos en lo profundo, ahí estaban, tan claros y palpables como la pared detrás de ellos. Eren tembló ligeramente porque era como si estuviera procesando muchísima información a la velocidad de la luz, apretó un poco los párpados, su cabeza dolió. Corrió la vista un momento y cuando la levantó de nuevo, Levi resplandecía ligeramente con ese color de antes.
—¿Qu-qué? La luz… —dijo tan quedo que probablemente lo había imaginado.
—Eren… ¿puedes verme? Sí, puedes —Levi levantó su mano derecha y tocó el brazo del supervisor, fue como un shock eléctrico que se le metió por el brazo hasta llegar a su corazón.
—Oye, no lo toques —habló Jean con rudeza, toda la magia, los colores y los brillos se esfumaron de golpe.
Levi retrocedió algunos pasos y volvió a mirar a Eren que estaba mudo de la impresión.
—Bueno, si tú crees que puedes hacer lugar para tener otro amigo —dijo ignorando completamente la presencia de Jean—, ¿puedo ser yo? Piénsalo, por favor, después de terminar la jornada me iré rápido porque Nerón está en el doctor de reyes y debo ir a buscarlo. No quisiera pero, es probable que su reinado esté llegando a su fin, por cierto, ha dicho que espera que estés bien. Bueno, me iré, tienes mi número por si quieres responderme con un mensaje, ya sabes.
—¿Hasta cuándo vas a estar despidiéndote? —intervino Jean colocándose frente a Eren.
—En realidad solo quería conversar un poco más con Eren, por eso alargué mi despedida —respondió con tranquilidad Levi, lo que hizo rabiar a Jean.
—Escucha, Levi, él y yo estamos juntos, ¿entiendes eso? Me molesta que lo estés rondando como un buitre.
—Los buitres son carroñeros, Eren está vivo —dijo ladeando la cabeza.
—Oh, es cierto, tú no entiendes este "difícil mundo", bueno deja que te lo explique en palabras que hasta un idiota podría entender. No busques más a Eren, está conmigo, tuviste la puta suerte que te prestara un poco de atención, pero eso se terminó, así que acéptalo.
—¡Jean! —reaccionó Eren finalmente tirando del hombro del otro supervisor para quitarlo de en medio.
Sin embargo Levi respondió con aplomo y sin inmutarse.
—¿Este Jean tiene miedo de que un idiota que no entiende este difícil mundo le quite tiempo de la persona que le gusta? —Preguntó con calma—. No debe temer, solo quiero amistad con Eren, incluso si es una amistad pequeña, para mí es muy importante, no quiero quitártelo porque en primer lugar es una persona libre que te ha elegido, no es un objeto de tu pertenencia, incluso si están juntos. Si Eren no quiere ser mi amigo, lo entenderé, pero hasta que no me dé una respuesta negativa… puedo seguir teniendo esperanzas. Ahora sí, me iré, no quiero molestar, buenas tardes.
Dicho lo cual se retiró, Eren quiso ir tras él pero Jean lo sostuvo de la muñeca impidiéndoselo.
—¿Qué haces? —le preguntó aún con la molestia de no haber podido responderle a Levi como merecía.
—Quiero hablar con él.
—Ya escuchaste, se tiene que ir al doctor de no sé qué mierda. ¿Qué sucede contigo, Eren? Tú ya elegiste, ¿acaso estás arrepentido?
El de ojos grises suspiró y se frotó las sienes frunciendo el ceño.
—No estoy arrepentido, pero necesito hablar con Levi.
—No —Eren lo miró sorprendido—. No lo hagas, te prohíbo que quieras aceptar esa ridícula propuesta de amistad que te ofreció, no soy estúpido, quiere separarnos y no lo voy a permitir. Es obvio que te manipula a su antojo.
—Antes no parecía importarte a quienes tenía por amigos.
—No él.
—¿Por qué?
—Porque… —prefirió cerrar la boca, la verdad es porque había visto la manera en que sus ojos habían hecho conexión y cómo Eren se había ablandado de repente.
—No puedes impedirme que tenga a los amigos que yo quiera, Jean.
—Eren, si aceptas la amistad de Levi, puedes irte olvidando de mí y no cambiaré de parecer.
—Jean, tú no me vas a decir quién puede o quien no, ser mi amigo. Y si eso es demasiado para ti, pues entonces mira que fácil te puedo olvidar.
Frunció la nariz y se retiró para ir a su estación de trabajo a buscar su mochila. Tenía mucho que pensar y reflexionar. Salió del call center y tomó el transporte a su casa, cuando entró a su departamento, se detuvo un momento y notó sorprendido que de sus ojos brotaban lágrimas. Se sentó en su sofá y comenzó a llorar más fuerte. No sabía por qué se sentía así, que lo llevaba a estar de esa manera. Sentía que su corazón estaba destrozado por algún motivo que no entendía.
Levi llegó a su casa con Nerón entre sus brazos, el veterinario le había dado un calmante, no solía hacer excepciones con los reyes, para que ninguno sintiera que había preferencias, pero… Se sentó en el sillón y lo acomodó en su regazo mientras acariciaba su pelo con mucha delicadeza.
—Lo siento su alteza, sé que quería estar con el príncipe pero… no pude traerlo de regreso, es mi culpa, no es fácil tratar conmigo, lo siento, me quedaré con usted hasta el final, se lo prometo.
Nerón largó un maullido apagado y Levi lo estrechó contra su vientre, para que estuviera cálido y se sintiera protegido. Apoyó su espalda contra el mueble y miró hacia la ventana, comenzaba a llover y por primera vez en mucho tiempo no tuvo ganas de ir a ver las gotas, además tenía el importante trabajo de velar por el convaleciente rey.
Eren revolvió la sopa que se había preparado mientras sentía el pecho lleno de angustia. Miró la hora, eran las diez de la noche, tomó su móvil y llamó un Uber, tal vez estuviera loco pero necesitaba hablar con Levi y necesitaba hacerlo ya mismo.
Mientras tanto en la casa de Levi, Nerón le ponía todas las quejas una y otra vez.
—De acuerdo, pero es muy tarde, lo intentaré… —dijo y tomó su móvil para escribirle a Eren.
"Eren, buenas noches, soy Levi, espero que no estés dormido, pero si estás dormido entiendo si no respondes. Verás, Nerón está débil y me preguntaba si podría llevártelo un momento para que lo saludaras, solo un saludo será suficiente, no para de preguntar por ti. Disculpa por molestar".
Se sorprendió que el supervisor le escribiera de inmediato.
"Hola, Levi, no hace falta que lo traigas, yo iré a tu casa, eh, si no te molesta".
El hombre sintió un breve alivio en su pecho.
"Sería un honor recibirte, pero no tengo papitas sabor cebolla, solo sabor jamón. Como tu barrio no es seguro pide un Uber, yo lo pagaré".
"Levi, abre la puerta, estoy aquí".
El hombre abrió grande sus ojos y miró a la puerta de su sala, Eren golpeó muy suave y se puso de pie con Nerón entre sus brazos para ir a abrir.
—Su alteza, el príncipe vino a verlo, no sé cómo hizo, pero vino muy, muy rápido.
El gato maulló lastimosamente y Levi abrió la puerta con cautela, no pudo evitar abrir la boca en sorpresa.
—Hola —dijo Eren sonriendo.
—Bienvenido —una vez que lo dejó pasar y cerraron, Levi se acercó para mirarlo más de cerca—. Ese Uber sí que fue rápido.
Eren se rio unos segundos.
—No, verás, había decidido venir, y no te avisé antes, lo siento por eso, pero es que, realmente necesitaba hablar contigo.
Nerón maulló y agitó la cola ofendido.
—Oh, no lo saludaste.
—Sí, disculpa Nerón, hola, Levi me dijo que estás… no estás muy bien, ¿querías verme?
Nerón se removió en los brazos de Levi y Eren se apresuró a dejar su mochila para sostenerlo e ir a sentarse para que estuviera más cómodo.
—¿Quieres beber algo, comer? Tengo lasaña, me salió muy bien.
—Sí a todo —dijo Eren acariciando con suavidad el lomo de Nerón.
—¿Qué deseas tomar?
—Lo que tu tomes estará bien.
—De acuerdo. Iré a la cocina.
Levi sacó dos porciones de lasaña casera y encendió el horno para calentarlas, sacó la limonada de la nevera y preparó dos vasos en una charola. Eren notó que sobre la mesa había un cenicero con una colilla y le pareció curioso. Levi lo levantó, limpió, puso un mantel y acomodó todo para la cena.
—¿No habías cenado? —preguntó el más alto.
—Oh, es que, no quería dejar a Nerón.
El gato estaba quieto, respiraba agitado pero ronroneaba a gusto.
—Parece que está contento.
—Lo está, gracias por venir.
Luego de algunos minutos la humeante comida estaba servida en la mesa, Eren pasó a ese sector con el gato en su regazo.
—¿Puedes comer así?
—Sí, no hay problema.
Levi agradeció por la comida y al primer bocado Eren se deshizo en halagos.
—Me pregunto cómo no eres chef, en serio.
—No soy chef porque no estudié para chef.
—Tienes dones naturales, te lo aseguro. Por cierto, respecto a lo que me preguntaste hoy, sí, quiero que seamos amigos. Quiero seguir visitando a los reyes y a ti.
Levi lo miró de reojo y asintió, ¡vaya día lleno de emociones ese miércoles!
—Gracias, Eren. Aunque éste Jean no estará muy contento.
—Bueno, problema de él —dijo el invitado mientras seguía comiendo a gusto.
Una vez que terminaron de cenar, Levi lavó todo e hizo unos deliciosos cafés, que aunque no le gustaba para nada esa bebida, lo ayudaría a estar despierto durante lo que se necesitara.
—¿Cómo está su luz? —preguntó Eren preocupado.
—Bueno, se está apagando.
—¿No podemos hacer nada? —dijo mientras sentía que se le humedecía la vista.
—Podemos estar con él hasta que se vaya. Ahora su alteza estará mejor —dijo Levi mirando al minino—. Recuperará su vista y no sentirá más dolor, ha sido un gran rey, deberíamos haber hecho la fiesta de cumpleaños antes, sí.
El gato levantó la cabeza y la movió hacia la mano de Levi que acercó su palma, le mordió un dedo sin mucha fuerza.
—Sí, igual pondremos un lugar en la mesa para usted, se lo prometo.
Eren comenzó a llorar y Levi se levantó para traerle pañuelos.
—Oye, ¿qué te sucedió en el rostro? Quería preguntarte hoy pero no se pudo.
—¿Esto? —dijo Levi tocando su mejilla—. Fue una cachetada.
—Sí, lo mencionaste, pero ¿quién te golpeó?
—Eso, no puedo decir quién.
Eren se limpió el rostro, sus ojos estaban algo rojos y pensó como abordar el tema.
—De acuerdo, no puedes decirme quien te golpeó, entonces, ¿puedes decirme porqué te golpearon?
—Sí, eso sí puedo. Tenía que ir a esta audiencia en la mañana, en una audiencia hay un juez, era una mujer y ella dijo: debe responder con la verdad o irá a prisión, no se puede mentir en los juzgados por si no sabes, bueno, no me gusta mentir de todas maneras, pero menos en un juzgado, y ella preguntó algunas cosas que no estaban en la hoja que había estudiado, y yo sabía las respuestas, tenía que decir que no, no pude, yo respondí la verdad, no quiero ir a prisión —contestó con angustia en la voz, aunque su semblante fuera un tanto indiferente.
Cuando las personas se acercaban a Levi y lo empezaban a tratar, notaban esos leves cambios de voz y los movimientos de sus manos que delataban sus estados anímicos.
—¿Por qué estabas en un juzgado?
—Ah, eso, por la herencia. Eren no sabe, pero aunque no lo conocí yo tuve un padre, padre biológico dijo mi madre, porque nunca estuvo cuando era un niño, él no quería un hijo, a veces eso sucede, la gente no se cuida cuando tiene relaciones sexuales y sale un bebé. Bueno, mi madre dice que mi padre era un monstruo, nunca vi una foto de él, así que no sé qué clase de monstruo sería, me gustan los dragones, como sea, parecía que era malo y por eso yo soy como soy.
—Tú no eres malo.
—Eh, soy malo en cosas como la sociabilización, sí, tampoco sé tocar la flauta, intenté un par de veces y no, para decir las cosas, tam-
—Sí, sí, entiendo, pero para el caso todos tenemos cosas que hacemos bien y cosas que hacemos mal. Y si tu padre tenía Asperger, eso no lo convierte en un monstruo.
—Claro, no sé si tenía Asperger, no lo conocí.
—Entonces, esta mañana fuiste al juzgado para ver el tema de la herencia de tu padre.
—Sí.
—No entiendo, si eres su hijo biológico la herencia te corresponde por legitimidad, ¿no deberían habértela dado cuando cumpliste la mayoría de edad? ¿Tu padre tuvo otros hijos?
—No, soy el único, eso dicen. Pero es que es una herencia muy grande, algo así, y él dejó un testamento, de que la herencia solo es para mí, que la condición es que mi madre no acceda a ese dinero y propiedades, ellos se pelearon, ¿es raro, cierto? Ellos se quisieron y me tuvieron a mí, pero después… se odiaban, es raro.
—Bueno, hay de todo en las familias, mucha gente pasa del amor al odio.
—Sí, bueno, la familia de mi padre, sus hermanos y eso, todos estos años hacen cosas para que no toquemos la herencia. A mí no me importa realmente, quisiera que esto se terminara, así que voy y digo lo que tengo que decir, pero no puedo mentir, y analizan mi situación, así dicen, por mi condición neurológica, y yo soy una persona funcional, la doctora Zoe, mi terapeuta me lo dijo, pero… Eh, mi madre quiere hacerse cargo de mí, legalmente, no físicamente, y para eso se necesitan papeles. No me gustan los papeles —dijo mirando hacia arriba.
—¿Qué papeles?
—Unos que digan que dependo de ella, que no puedo valerme por mí mismo.
Eren frunció el ceño.
—Pero eso no es verdad.
—Bueno, ahí tienes, eso se llama problema, ¿ves? Y yo digo la verdad y luego hay consecuencias —dijo tocándose la mejilla—. Es un mundo difícil, no se puede conformar a todos.
—Hay algo que no entiendo, ¿para qué necesita tu madre que se certifique que estás a su cargo y que no puedes valerte por ti mismo? No tiene sentido, simplemente puedes demostrar que si eres independiente, cobrar la herencia y ya.
—Lo he pensado —dijo estirando una arruga de su pantalón—, aunque no sé si mi conclusión es la correcta, pienso que ella tiene miedo de no poder tocar la herencia, aunque le dije que le daría todo, no sé, no confía en mí, supongo. Así que, ahora debo hacer que me despidan.
—¿Qué?
—Sí, hablaré con recursos humanos y les diré de mi condición, será cuestión de días, sí, siempre pasa.
—Pe-pero, Levi, tú eres el mejor asesor que tengo en el equipo, tú eres excelente en lo que haces.
—Sí, eso está claro, pero para tener ese papel que ella necesita, yo no puedo tener un trabajo estable. Dijo que no me preocupe, que con la herencia puedo tener doce reyes si quiero.
—¿Y tú quieres dejar de trabajar?
—No, me gusta mi trabajo, sí. Pero si no tenemos ese papel, ella no va a volver y es mi única familia.
—¿Cómo que no va a volver?
—Ella tiene otra familia, muchos gatos y responsabilidades, dice que no se puede mantener adecuadamente, sin herencia van a irse del país y, si se van no volveré a verla, no, es mi familia.
Eren suspiró y empezó a entender la dinámica de todo el embrollo.
—Levi, esa es tu herencia, no es de ella, tal vez sea tu única familia, y no quiero que te molestes por lo que voy a decirte, pero siento que quiere aprovecharse de ti para quedarse con esa herencia.
—Sí, lo sé —dijo Levi con naturalidad y Eren abrió sus ojos—. Ella quiere la herencia, me queda claro, está bien para mí, que la tenga, incluso si no me da nada, tengo ahorros para un tiempo, conseguiré otro trabajo, solo quiero que venga a verme cuando pueda, eso.
Eren se quedó en silencio y tragó en seco, Levi lo miraba de reojo y de tanto en tanto acariciaba la cabeza de Nerón.
—¿Alguna vez estuviste en contacto con la familia de tu padre? —preguntó el de ojos grises cuando logró calmarse un poco.
—No.
—¿Por qué? ¿Nunca te dio curiosidad saber quién es? A lo mejor, no era un monstruo.
—Mi madre dijo que sería mejor no acercarme a ellos.
—Pues, según lo veo yo, también son tu familia, tienen tu sangre.
—No creo que yo les caiga bien.
—Eso es porque no te conocen y tú no los conoces a ellos, solo piensas que no son buenos porque alguien te lo dijo. Las personas mienten, incluso si son familia. Míranos a nosotros, nos empezamos a conocer y ahora somos amigos, eres una persona maravillosa Levi, incluso si te es difícil entender el mundo y creo que mereces darte la oportunidad de conocer a tus otros familiares. No podemos saber si eso será positivo, pero creo que deberías sacarte la duda.
Levi suspiró y miró a Eren con mayor calma, sus ojos parecían resplandecer, el príncipe entendió que era su manera de sonreír. Nerón maulló ahogado.
—Su alteza dice que el príncipe es muy inteligente, yo también lo creo —dijo el dueño de la casa.
—Mira, si necesitas ayuda para hablar con ellos, yo estaré contigo, podemos ver la manera, a lo mejor arreglar una reunión, piénsalo.
—Sí, hay decisiones que deben pensarse bien.
—Y… no quiero que te despidan. Aunque me parece bien informar a recursos humanos, también deja que te ayude con eso.
—Está bien, Eren puede ayudarme.
El supervisor le sonrió y luego miró al gato.
—Es muy tarde, Eren puede quedarse a dormir, tengo pijamas limpios, yo me quedaré con el rey.
—Mmm, podemos llevarlo a la habitación con nosotros, eh, si no te molesta.
—La cama es grande, no me molesta.
Se levantaron y Levi lo guió, le prestó el pijama más grande que tenía, uno que su madre le había regalado el año pasado, de hecho era enorme para él y solo lo había usado una vez porque era incómodo.
—No tengo cepillo de dientes —dijo mortificado.
—No te preocupes, tengo uno en mi mochila, lo llevo siempre para usarlo después del almuerzo en el trabajo.
—Claro.
—Levi, ¿recuerdas que dije que íbamos a ver si seguíamos conociéndonos? Bueno, sigamos haciéndolo, ¿quieres?
—Sí, Eren es preguntón, no se puede evitar, le gusta mucho conocerme, ya sabía.
El hombre se rio ante la respuesta y asintió, de pronto toda la angustia que había sentido a lo largo de esos días se disipó por completo. Se miraron con intensidad y Eren se dio cuenta que había mucho más que deseos de amistad dentro suyo. Se inclinó para besar a Levi pero este le puso un par de dedos sobre los labios.
—No —le dijo con suavidad—. Somos amigos, ahora, pero no es por eso que no podemos besarnos, Eren tiene una pareja, éste Jean, así que esto no es correcto.
El más alto se alejó y suspiró.
—Sí, tienes toda la razón. ¿Un beso en la mejilla?
—Sí.
Luego de besarse con cariño, fueron a acostarse, pusieron al convaleciente Nerón entre ellos, una leve luz ingresaba por la ventana, la lluvia se había detenido.
—Eren.
—¿Sí? —respondió con la voz contaminada por el sueño que empezaba a escalar más y más.
—Uno nunca sabe, pero si pasa un tiempo y ya no tienes pareja, bueno, te voy a besar, solo te estoy avisando.
Eren sonrió divertido y cuidando de no aplastar al rey buscó la mano de Levi para atraparla con sus dedos.
—Sí, te autorizo.
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By Luna de Acero.-
