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Título original: The Heart, the Soul 2: In Other Words
Autor: Andrew Huang - alhuang©hcs..harvard..edu
Traducción: Miguel García - garcia.m©gmx..net
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Como siempre, advertencia de revelaciones que puedan arruinar
la sorpresa a quien no ha visto la serie: esta es una continuidad
alterada, posterior al episodio 22.

He aquí la continuación de "No Debo Huir". (Aconsejo que
aquélla haya sido leída recientemente antes de leer esta. Este
relato es desde la perspectiva de Asuka. De verdad espero que me
haya quedado bien. Espero también que esta, junto con la historia
previa, demuestre fehacientemente que Asuka sí me cae bien. Sí,
en serio. (Ese es tal vez mi mayor arrepentimiento con NGEjd).

Este relato (y, de manera retroactiva, "No Debo Huir") es
para Michael Borgwardt, en particular. Que la pasen bien.

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Un fanfic de Oddzilla Producciones, escrito por Andrew Huang
En Otras Palabras
Basada en Neon Genesis Evangelion, (c) Gainax Studios y ADVision
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¨

Abrí los ojos. Extraño, no recordaba haberlos cerrado.

Pensándolo bien, ¿qué era lo último que recordaba? Aggh, tenía
la mente demasiado borrosa. Volví a cerrar los ojos. Y entonces
oí a Misato y a Shinji hablando. De mí, al parecer.

Ahí me hubiera levantado de un salto de la cama, y lo intenté pero,
en vez de eso, la falta de sangre en mi cabeza no me permitió más
que caer como bulto al piso, con los ojos y oídos latiéndome sin
piedad. Logré gatear hasta la puerta, donde me quedé tirada unos
momentos, escuchando. Estaban hablando de...

¿De mi madre?

Me paralicé.

Por lo visto ellos también, porque hubo entonces una pausa larga.
Parecía ser que Misato ya había terminado su relato acerca de mí.
Shinji no decía nada.

Cielo santo, ¿Shinji sabía? Sabía de... de...

--Casi me arrepiento de haber preguntado --dijo él por fin.

--Pero ahora entiendes --respondió Misato. Casi una pregunta.

--Creo... creo que sí. Tal vez --Él hizo una pausa--. Voy a verla
antes de acostarme.

Me entró pánico. Me levanté como pude, casi enredándome en la
manta --no me di cuenta de que la había arrastrado conmigo hasta
la puerta--. Avancé con los pies a la rastra hasta la cama, me tiré
encima y me hice la dormida. Y fue en el momento exacto, porque
un instante después sentí que alguien llamaba a la puerta, y luego
que la puerta se abría. Obligué mi cara a relajarse, como para
procurar la ilusión de dichosa inconsciencia de mi parte. Ja,
"obligué mi cara a relajarse". Qué cosa más rara.

Nunca me he tratado de esconder así. No, nunca así. No que yo
recuerde.

Sentí las suaves pisadas de él y lo oí maldecir por lo bajo cuando
pateó por accidente uno de los libros que había en el piso. Yo estaba
acostada con la espalda hacia la pared, vuelta hacia él, y abrí los
párpados sólo una rayita para mirar. Los volví a cerrar rápidamente
al verlo arrodillarse junto a mí, sintiendo moverse el aire con aquel
repentino movimiento de él. Al parecer, ahora su cara estaba muy
cerca de la mía; podía oír claramente su respiración. ¿Qué hacía?

Él suspiró, y sentí que un dedo me rozaba la mejilla, haciéndome
tiritar involuntariamente. Sólo por causa de su tacto me percaté
de que tenía la mejilla mojada.

¿Mojada?

Al tiempo que mi estragado cerebro sacaba la estrujada conclusión
de que por alguna razón yo había estado llorando, sentí otra cosa,
algo más suave, tocarme la mejilla, mientras que algo de aire en
movimiento me hizo cosquillas en la oreja. Luego hubo un susurro:

--Me... Asuka... Mejórate.

Luego, pareció desvanecerse. Pude sentirlo irse.

Me senté despacio una vez que oí la puerta cerrarse, y me toqué
la mejilla donde él... me había dado un beso.

No sé por qué, pero me puse a llorar de nuevo.

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¨

Antes, hacía mucho tiempo, yo estaba investigando un poco
acerca de mis compañeros pilotos, y me topé con la evaluación
psicológica de Shinji, posterior a su primer combate, donde
hablaba de su desmayo al principio y que mucho después recordó
lo que había pasado. Puedo decir que sé exactamente cómo debe
haber sido eso...

El proceso de recordar empieza por lo general con algún tipo de
estímulo sensorial en el aquí y ahora, que es idéntico o similar a
algo que a uno le pasó al desmayarse. Shinji había dicho en ese
informe que el ruido de un tren sobre los rieles sonaba muy similar
al Ángel impactando la cabeza de la EVA con su lanza de energía.
El estímulo mío también era un sonido. Mi propio llanto.

Detesto llorar.

Luz amarilla, atrapándome. Una mano, que venía de la luz,
metiéndose en mi mente, en mi corazón, en mi alma. Un ojo,
mirándome. Frío, implacable, escrutador. Sucia, ¡me sentí sucia!
Traté de esconderme, pero no había adónde ir. Yo veía lo que él
veía, veía lo que yo no quería ver. No había escapatoria, no
había salida.

¡Mamá! ¡Me abandonaste! ¿Por qué me abandonaste?

Alguien diciéndole a Rei que fuera a buscar algo para derrotar
al Ángel. No, no esa, esa, esa muñeca. ¿Que me salve esa?
Antes morir. Preferiría que no me salvara nadie.

Nadie... Nadie... nadie nadienadienadie ¿alguien?

Sí, alguien. Abrazándome, fuerte, con brazos fuertes. Aquí y
ahora.

--¿Shin...? --me oí preguntar.

--No, Asuka, pero yo estoy aquí --contestó una voz de mujer
adulta--. Tuviste una pesadilla. Ya pasó. Shh, shh... --Una
mano suave me acarició el pelo.

Creo que casi me sentí desilusionada, pero ahora cualquier
contacto humano era consuelo dolorosamente necesitado.

--Ma... má --dije, aunque supe de inmediato que no era mi
mamá.

Me descubrí moviéndome para abrazar a Misato, al tiempo que
me llegaban los demás recuerdos.

Sí, alguien. Él. Él. Yo. Yo, moviéndome. Yo, saliendo de la luz,
yendo hacia la muñeca. Tomando la cosa esa, dándome vuelta,
lanzando. Ahí terminaba.

No, no terminaba ahí. Sentada, afuera. Alguien llorando.
Él, de nuevo. Él hablando. Él agarrándome del brazo. Él
llorando. Detesto llorar, pero ahora tal vez no tanto. Yo,
llorando más, hablando. Él... ¿llorando también? Él, hablando.
Yo, cerrando los ojos. Cerrando los ojos.

Me sentí volviendo a caer en el sueño, hundiéndome en la
tibieza del abrazo de mi m... de Misato, pero no sin antes oír
unos pasos y una voz.

--¿Qué paso? ¿Está mal? --dijo la voz, una voz más joven,
de muchacho.

Está mal todo. Y nada.

------------------------------------------------

¨

De nuevo, abrí los ojos, aunque esta vez me hallaba mucho más
coherente. No hubo ningún asalto repentino de terribles recuerdos
reprimidos que me embargaran, porque los recuerdos ya estaban allí.
Temblé, aunque no hacía frío.

Por mucho que quisiera, sabía que no me podía quedar en cama
para siempre. Mi estómago gruñiente me recordó esto, y me
incorporé despacio, sacándome las legañas de los ojos.

Au. Era un montón de legañas.

Noté el brillo débil detrás de las persianas, y miré el reloj. Apenas
las seis de la mañana. ¿Cuánto dormí ayer? Traté de dilucidar eso
mientras me bajaba de la cama.

Así de abstraída, mi pie casi aterrizó en la cara de Shinji.
Dos centímetros más a la izquierda y le habría pisado la nariz.
Fue su respiración en mi planta la que me avisó que estaba allí.

La sorpresa me hizo volver a caer en el colchón, pestañeando.
¿Qué hacía él aquí...? Bueno, supongo que esa sería una pregunta
idiota. Un tanto de rabia batalló contra... otra cosa en mi
interior, sólo por un instante, pero me calmé. Con cuidado, salí
de la cama, y me arrodillé al lado de él. Este juego lo podíamos
jugar los dos.

Él estaba acostado encima de un saco de dormir, tapado con su
manta, usando el brazo derecho de almohada. Cierta parte de mí
notó que con la forma en que estaba posicionado su brazo, lo más
probable es que lo tuviera completamente dormido por falta de
circulación. Me sacudí de la cabeza aquel pensamiento suelto,
y lo estudié de cerca en la penumbra.

Su cara estaba, en estos momentos, sin expresión. Por alguna
razón, esperaba que hubiese algo allí; tal vez una sonrisa, una
expresión de tristeza... Tal vez lágrimas, incluso. No sé por qué.

Yo a él no lo entendía. Si mal no recuerdo, no podía ver por qué
yo le podía importar tanto. Él decía que yo era importante para él,
pero yo no le creía mucho. Él no era más que un niño, no sabía de
esas cosas.

Un murmullo en mi cabeza. Nada más que un niño, eso era él.

Otro murmullo en mi cabeza. Pero yo tampoco era más que una
niña. Así que ¿qué sabía yo de esas cosas?

Él se movió en sueños, cargándose más todavía en su brazo
levemente torcido. Le toqué una mano. Fría, como pensé que
estaría. Luego le toqué la mejilla, como él había hecho conmigo
unas cuantas veces en los últimos días.

Tibia, como pensé que estaría.

Él ni se movió, salvo por un pequeño tiritón en la ceja.

Deseché rápidamente las visiones de jugarle alguna broma.
No estaba de ánimo para eso. No mucho.

Para asegurar que siguiera "no de ánimo", salí silenciosa de mi
cuarto, y me dirigí a la cocina. De verdad que ya llevaba
bastante tiempo sin comer...

Extraño. Al poner pan en el tostador, me di cuenta de que, a
excepción de esas momentáneas punzadas cuando había despertado,
la verdad era que ahora no sentía casi nada. Estaba muy calmada,
muy relajada, muy controlada. Eso bastaba para ser inquietante,
de haber sido yo capaz de inquietarme en aquel momento.

No estaba segura de cómo me sentía, porque al parecer no
estaba sintiendo nada de nada. Era algo desagradable.

Ah, por lo menos sí sentía desagrado. Eso ya era algo más
conocido. Suspiré. Esto no me estaba ayudando mucho. Había
salido del dormitorio, también, para poder pensar, pero no dejaba
de enredarme en mi propia cabeza.

Un suave rasquido me llamó la atención. Pen-pen. Mi desayuno
madrugador lo despertó, aunque estaba segura de no haber hecho
mucho ruido. Pero bueno. Lo tomé en brazos y lo abracé fuerte.

Contuve el impulso de hablarle, por muy inteligente que pareciera...
Pero una pregunta me daba vueltas en la cabeza: ¿Y ahora qué?
Suspiré, desordenándole las plumas de la cabeza con mi respiración.
A lo mejor era miedo lo que yo sentía. No podía sentirlo, en realidad,
pero eso debía ser.

--¿Asuka?

Me caí al piso, soltando a Pen-pen, que lanzó un graznido de
sorpresa. Demoré un instante en analizar la voz y darme cuenta
de que no era Shinji; era Misato.

--¿Estás bien? --Ya estaba a mi lado, ayudándome a levantarme.

--Ehh, sí. Gracias.

Al final me encontré comiendo tostadas en silencio, frente a Misato.
Contraria a su costumbre, ella estaba tomando té, estudiándome
detenidamente, con ojos cansados pero atentos. Decidí romper el
silencio.

--¿A Shinji... lo dejaste que durmiera en mi pieza?

--Sí. Después de tu... pesadilla de anoche, insistió en quedarse
contigo para cuidarte. --Su voz adquirió un tono levemente
divertido--. Creo que le desilusionó que yo llegara primero donde ti.

--Ah.

--De verdad le importas.

No respondí a eso. En cambio, había algo que tenía que preguntar:

--¿Por qué le contaste a Shinji lo de mi madre? --dije, en una voz
que apenas hubiera reconocido como mía.

Misato no pareció para nada sorprendida, pero sí bajó los ojos para
estudiar su taza de té antes de contestar:

--Shinji quería saber. Después de lo que pasó ayer... creo que él
tenía derecho. --Volvió a levantar la mirada, y sonrió--. ¿No estás
enojada, o sí? Ya sé que no es algo que tuvieras muchos deseos de
confidenciar.

--No, no estoy enojada, creo. Solamente... Bueno, no sé.

Me callé, terminando el resto de mi tostada. Misato no trató de
buscar más conversación, por lo que me sentí agradecida.

Me levanté y puse mi plato en el fregadero.

--Misato... --Tenía la lengua espesa e insensible, pero la
obligué a funcionar--. Gracias también por lo de anoche.

--Encantada.

Su voz era cálida, cariñosa. La miré, y vi la misma calidez en
sus ojos y su sonrisa.

¿Le dije "mamá"? No, cómo le iba a decir así...

Hice una seña con la cabeza, y fui a darme un baño.

------------------------------------------------

¨

Yo había estado más callada de lo habitual, eso estaba claro.
Supongo que era porque en realidad no sabía qué decir,
definitivamente no a Shinji, ni a Misato ni, de haber estado él,
a Kaji.

No lloré cuando supe lo de él. Me sentí terrible, sí... él era un
amigo, un buen amigo, pero no lloré.

En vez de eso me sentí cansada.

Yo creía que lo amaba. De verdad que sí. Ya sé que más
de alguien diría que no era más que uno de esos caprichos de
colegiala. Tal vez hasta yo diría eso mismo ahora, pero en aquel
tiempo significó tanto. Yo necesitaba contacto con alguien.
¿Pero por qué con él? Me enfoqué en él, porque él era alguien que
ya estaba fuera de mi alcance, así que, bueno, al final tampoco
iba a importar y... Mi necesidad de ser autosuficiente se anteponía
a mi necesidad de contacto, incluso entonces. Nunca fue algo real.
Ja, Misato se ponía celosa cada vez que él mostraba el más mínimo
interés en Ritsuko o en Maya o en cualquiera de las demás mujeres
de NERV, pero no reaccionaba en lo más mínimo cuando yo "salía"
con él... a decir verdad, él...

Basta. Él ya no está aquí, igual que...

No, ella también se fue. Hace mucho tiempo. Suficiente con ella.

¿Y la gente que no se ha ido?

He estado repeliendo a la gente. Eso es fácil de hacer, ¿no?
Y si la gente se resistía a ser repelida, entonces era yo la que
se escapaba. O tal vez lo que pasa es que he estado escapando
todo este tiempo. Me estaba repeliendo a mí misma. Pero,
demonios, cuesta mucho escapar de una persona cuando esa persona
no te suelta.

A él no lo entiendo... ni a Misato tampoco. ¿Qué gente es esta?
Les he hecho tantas cosas, ¿y a ellos no les importa? ¿Por qué
quieren perturbar mi vida? Mi vida ha sido... ha sido cómoda tal
como está. Me gusta estar cómoda, si es que me gusta algo.

Pero bueno, tal vez debería dejar de escapar. A lo mejor alguien
o algo me está diciendo que pare. Sí, a lo mejor. Ah, pero es
muchísimo más fácil decir eso. Parar, detenerse de verdad,
bueno, eso ya es otra cosa, completamente.

Pero, ¿me quedaba otra alternativa?

Me sentí muy cansada.

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¨

Salí del baño, ajustando la toalla en torno a mí, sintiéndome
mucho mejor..., más o menos. Al pasar junto a la cocina, observé
que Misato estaba siendo fiel a su naturaleza, ahora durmiendo.
Tenía la cabeza apoyada en los brazos, sobre la mesa de la cocina,
la taza de té volcada. Logré encontrar la capacidad de sonreír un
poco. Seguí hasta mi cuarto, para vestirme.

Entré, avancé hasta mi cómoda, me abrí la toalla, y estaba a punto
de dejarla caer cuando sentí un estornudo detrás de mí, un bostezo,
seguido de un rumor de telas.

Luego se oyó algo así como alguien atragantado.

--Me-me-me, mejor me salgo, para que te puedas, para que te
puedas...

Unas pisadas avanzaron rápidamente hacia la puerta, la cual
se abrió, y luego se cerró suavemente.

Voy a tener que empezar a acordarme de detalles tales como
cuando hay alguien más en mi cuarto.

Una vez que logré salir de mi estado de parálisis y cara enrojecida,
me puse la ropa y salí cautelosamente. Tal como había sospechado,
allí estaba Shinji, sentado justo al lado de afuera, sobándose el brazo.
Me miró. Yo lo miré a él.

Pasó el rato.

Por último, él se levantó, pero simplemente continuamos mirándonos,
a los ojos.

Bueno, algo así. El pasillo estaba un poco oscuro. Mejor. Eso
supuse, al menos.

Entonces, con alguna especie de señal tácita, tal vez remanente
de nuestro entrenamiento de sincronía, rompimos el contacto visual,
nos volvimos simultáneamente, y caminamos a la sala. Nos sentamos
en el sofá, uno al lado del otro, y agachamos la cabeza, mirándonos
las manos. Casi suelto un suspiro de alivio cuando él habló por fin.

--¿Te... te sientes bien?

--Sí.

Claro, qué bien, Asuka. Responde con monosílabos que lo único
que hacen es pedir más silencio.

--Perdón por...

--No importa. Culpa mía olvidarme de que estabas dentro.

De repente encontré una mano envolviendo la mía. Me puse
rígida, pero resistí el impulso de sacarla de un tirón. En vez de
eso, la extraje despacio de su suave contacto.

--No, por favor.

--¿Asuka?

--No me toques. Por favor no.

¿Por que estaba diciendo esto?

Podía ver que él estaba confundido. Quizá tanto como yo.
¿Acaso no había dicho recién que estaba bien?

--¿Se... segura que estás bien?

¿Ven?

--No, supongo que no --dije con rabia. Una parte de mí
estaba ahora bastante horrorizada. Parecía estar perdiendo el
control--. Es que pasé por una experiencia poco agradable,
¿supiste? Por si no te diste cuenta.

--Sí, sí sé. Yo estuve ahí --Había fuerza en su voz, firmeza.
Me hizo pestañear--. Y te dije que iba a estar al lado tuyo.

--¿Ah, sí? No me digas...

--Dije que te iba a proteger.

Eso me hizo levantar una ceja.

--Son puras palabras --dije.

--Yo... ¡No! ¡No son puras palabras!

Él sonaba incluso... ¿indignado? No tanto así, pero algo así.

Despacio, di vuelta la cabeza para mirarlo, con una refutación
viniéndome automáticamente a la voz, luego atorándoseme en
alguna parte de la garganta.

Esos ojos, sus ojos. Los miré. En realidad, son azul oscuro.
No lo había notado antes, en todo el tiempo que llevaba viviendo
con él. Yo solamente pensaba que eran café oscuro que parecía
negro, como en la mayoría de los japoneses. Pero ahora no me
quedaba más que verlos, tan encendidos por un fuego dentro de
ellos. Había decisión, propósito, significado en ellos. Había
fuerza en ellos, la misma que en su voz. Este niñito débil había
cambiado en algún momento de los últimos días.

Puede que fueran puras palabras, pero las palabras tienen poder.
Sobre todo cuando se ve que alguien las dice con toda intención.

Y yo tenía miedo.

La expresión descontenta de mi cara, casi de desprecio, se
relajó. Dejé mi expresión cuidadosamente neutra.

--Shinji, ¿tú sabes lo que me hizo esa cosa?

--¿Qué...? Decías que... ¿te miró la mente?

--Sí, me miró la mente. Pero hizo más que eso. Me miró la
mente, y me obligó a mirar a mí también. Entró en mí a la fuerza.
Me quitó cosas. Esa cosa no tenía derecho, pero igual lo hizo. Yo
no quería, ¿sabías tú? No quería que mirara allí. Me hizo sentir
sucia.

Las palabras salieron más rápido, casi atropellándose unas
con otras; tenía que decirlas, y rápido, o podían quedar sin ser
dichas...

--¿Sabes qué me hizo? Me violó. Me ultrajó. Y ahora tú también
sabes todo de mí. Ya sabes como soy yo. Soy una persona
horrible. Te he hecho de todo, a ti y a todos. No merezco nada.
Deberías dejarme sola. Así que no me toques.

Estaba vagamente consciente de que no había lágrimas en mis
ojos. Los tenía perfectamente despejados. Pero Shinji, el pobre
idiota, sí estaba llorando.

--¡No digas eso! Tú no eres, yo sé que tú no eres... No puedes
ser eso, porque, porque yo, yo, yo...

--¿Me quieres?

Ah, la expresión de su cara fue invaluable. De haberme encontrado
con la más mínima inclinación al humor en ese momento, me habría
reído.

No me reí.

--¿Que... que si te, que si yo, que si te qué?

--¿Me quieres? ¿Eso me estás tratando de decir?

Él bajó la mirada, con la cara roja, las manos empuñadas:

--¿Qué si... te quiero? No sé... no... no creo saber qué es.
Querer, digo. Creo... Creo que soy muy chico como para saber
bien.

Carajo. Esa era exactamente la respuesta a la que no podía
contestar. No en realidad.

--Ah --dije.

Hice un pausa un momento, desviando la mirada brevemente,
luego dije:

--Supongo que yo también lo soy. Muy chica, digo.

--Pero Asuka... Tú sí eres importante para mí, eso sí sé. Te
prometí que iba a estar a tu lado, y lo dije en serio.

Él me estaba mirando de nuevo, más calmado, y con los ojos
despejados.

No pude contestar. Solamente negar con la cabeza.

Soy una completa idiota.

No, no lo soy. Idiota significa alguien con un coeficiente
intelectual de veinticinco o inferior, si mal no recuerdo. Yo, por
el contrario, tengo un CI bien por encima de 150, la barrera de la
genialidad. Me gradué de la universidad a los catorce años. Soy
una supergenio.

Soy una absoluta imbécil. Eso es lo que soy.

--Lo siento, Shinji.

Salí de la sala, sin darle oportunidad de contestarme. Mejor...
Al fin y al cabo, no sabía por qué le dije que lo sentía.

------------------------------------------------

¨

¿Cómo obtiene uno un resultado fallido en una prueba de
sincronía EVA?

Una prueba de sincronía no puede ser fallida, uno obtiene un
número, un porcentaje. Igual como se obtiene un número en una
prueba de CI. Uno no obtiene un CI fallido. Y un piloto no
obtiene resultados fallidos en una prueba de sincronía. Así
no funciona.

--Prueba de sincronía, fallida.

¡Ridículo! Sólo alguien que no pueda sincronizarse con una
EVA puede obtener una prueba "fallida". Alguien que no sea
piloto, elegido por el Informe Marduk, o por quien sea el que los
elija.

--Prueba de sincronía, fallida.

Las palabras de Ritsuko me hacían eco en la cabeza, y sabían
a cenizas en mi lengua. La conexión sencillamente no ocurrió.
La interface no se produjo. Probaron la Unidad 02 con Rei.
Curiosamente, ahora que lo veo en retrospectiva, no protesté por
que le permitieran a Rei subirse a mi Unidad.

Se sincronizó sin problema.

Traté otra vez.

Y otra vez más.

Se subió Shinji. Me miró extraño antes de entrar por la escotilla.

Se sincronizó sin problema.

¡Otra vez más, demonios!

¡Otra más!

Y ahora me encontraba aquí, tirada en un sofá de un salón cercano
a los vestidores. El LCL me goteaba del pelo; no me había molestado
en ducharme... No tenía ganas. El sofá tal vez se estaba arruinando.

Vi al comandante Ikari murmurarle algo a Misato antes de darme por
vencida. Ella puso una expresión triste, luego me miró. Vi que...

¿Dije también lo asustada que estaba?

Mi propósito, mi papel aquí no era pilotear EVA, como había dicho
el Subcomandante Fuyutsuki, sino vencer Ángeles. Pero si no puedo
pilotear EVA, entonces no puedo vencer a ningún Ángel. Yo era
inservible. Apuesto que eso le murmuró el Comandante a Misato...

Sentí unos pasos. Él, por supuesto. Levanté la cabeza.

--No lo digas, Shinji. Sea lo que sea, no lo digas.

Él no dijo nada. Pero sí me miró.

Yo miré para otro lado, a las luces, a las plantas del salón,
cualquier otra cosa. Mis ojos se instalaron en el reloj de la
pared. Recién pasadas las tres de la tarde. Largo día por
delante.

Pestañeé. Solamente... un pestañeo. Un momento.

¿Las tres y media? ¿Cómo?

Ahora estaba consiente de que Ritsuko me sacudía. ¿Cuándo
entró ella? ¿Y por qué estaba Shinji...? Por Dios, llorando de
nuevo, el muy alfeñique.

--¿Qué pasa? --pregunté.

Shinji se tranquilizó, respirando hondo unas cuantas veces.

--Te... te dejé sola unos quince minutos más o menos. Después
vine donde ti y traté de despertarte. No te movías. Ni pestañeabas,
nada más respirabas. ¡Asuka, me asustaste!

Estiró la mano para tomarme el hombro. Los dedos le temblaban
levemente.

No me saqué su mano de encima... Pero tampoco di seña externa
de haberme dado cuenta de su contacto. Tenía otras cosas en la
mente.

--¿Qué? --dije-- Pero si yo... Fue solamente... ¿Qué pasa?

Ritsuko miró a Shinji, luego a mí.

--Ya lo vamos a averiguar --dijo--. Ven. Vamos a la enfermería.

La palabra "asustada" no alcanzaba para describir esto.

Mientras ella me sacaba, guiándome a la enfermería, me descubrí
de pronto buscando a Shinji con la mirada, instintivamente,
buscando un apoyo tranquilizador... Pero no alcancé a entrever
más que un atisbo de profundo azul oscuro antes de salir por la
puerta y doblar el recodo del pasillo. Pero lo que vi me dijo mucho,
en aquel momento.

Entonces, al final, supe que había fracasado.

------------------------------------------------

¨

Me senté en la cama, tratando de mantener cerrada la ridícula
bata de hospital a lunares azules. Estaba esperando...

toc toc

--¿Asuka?

...eso. Sabía que él iba a venir.

--Sí.

La puerta se abrió cautelosamente, con un rechinido. Él se
había convertido en una irritante mezcla de nuevo y viejo: siempre
tan cuidadoso, la lengua presta a disculparse, temeroso, yendo en
puntillas a todas partes... En tanto que, a veces, actuando con
audacia, mostrando señas de acero en su persona. Ya no lo podía
predecir, para nada.

--Eeeh, ¿puedo...?

--Sí, sí puedes pasar --dije, levemente exasperada.

Él se encontraba ahora en su estado de mequetrefe. Me vi
tentada a reírme. La puerta se abrió más, y él entró. Viendo la
manera como estaba tapada con las sábanas, bajó rápidamente
la mirada.

--Todavía no saben nada con certeza --contesté por
adelantado--. Pero...

--Pero tiene que ver con eso.

La vehemencia de su voz me hizo pestañear.

--Sí --contesté.

--Carajo --dijo él con un gesto de desprecio, empuñando la
mano y levantando la cabeza para mirarme--. No me importa lo
que diga mi padre, ¡voy a sacar del congelamiento a la Unidad 01!

Esta vez, encontré y sostuve su mirada, sin titubear. Tenía
que hacerlo; después de ceder tanto terreno antes, no podía
desviar la vista. El tampoco la apartó.

Que Dios ayude al comandante si se niega a soltar la Unidad Uno.

--¿Y por qué dices eso? --pregunté en voz queda--. ¿Para qué
quieres sacar la Unidad Uno?

Su semblante fiero pasó a uno de extrañeza.

--¿Qué? --dijo.

--¿Quieres pelear? ¿Por qué?

Pareció casi avergonzado, creo. Tenía de pronto las mejillas
levemente enrojecidas, y esperé que se pasara a su actitud de
mequetrefe.

Debí saber que no. ¿No dije acaso que ya no lo podía predecir?

Relajó la cara, al igual que el puño, y habló.

--Porque, si yo hubiera estado allá afuera, te hubiera podido
proteger. Tal como dije que lo haría. Quiero tener la seguridad
de poder seguir haciendo eso. Protegerte.

--¿Aunque al parecer ya no puedo pilotar más?

--¿Y eso qué tiene que ver?

Se acercó a la cama, sin dudar, pero tampoco con total fuerza.

--Si no puedo pilotear --seguí--, ¿entonces por qu...?

--¡Y ESO A MÍ QUÉ ME IMPORTA!

Su explosión me hizo retroceder en la cama. Aunque me di cuenta
de que estaba cambiando, no me había esperado esto; todo lo
que pude hacer fue mirarlo con los ojos abiertos de par en par.
Él continuó con una voz más suave, pero no menos intensa:

--¿No te he dicho, acaso? ¡¿No te he DICHO, acaso! Tú eres
importante para mí. ¡Tú me importas!

Se acercaba más con cada palabra; cada palabra rezumando
convicción furiosa, cada palabra fuerte y clara:

--No sé exactamente qué significa todo esto, si es amor o algo
así, pero no voy a dejar que pase nada, no a ti --terminó, en un
murmullo que habló más fuerte que la mayoría de los gritos que
yo haya oído.

Me di cuenta de repente de que su cara estaba a menos de un
cuarto de metro de la mía; él estaba ahora inclinado sobre la
cama, con las manos apoyadas en el colchón... Pero lo único que
yo podía ver eran sus ojos. Me podía perder en ellos, si no me
cuidaba.

Cuidarse. Que alguien dijera que quería cuidarme porque le
importaba. ¿Qué era eso?

Palabras.

¿Serían acaso puras palabras? ¿Serían acaso no puras palabras?

Eran palabras, ciertamente. Y tenían poder. Y tenían significado.
Ciertamente.

Extendí la mano y le toqué la mejilla, despacio, sintiendo las líneas
levemente ásperas de su cara. Instantáneamente, como antes,
la intensidad abandonó sus facciones.

--¿Asuka?

--Todavía no puedo entender, pero... gracias.

--Asuka...

Al fin, aparté la mirada, sintiéndome exhausta... y extrañamente
calmada.

--Shinji --dije.

--¿Dime?

Tú... también eres importante. --Tómame la mano.

Hubo un momento --sólo un momento-- de vacilación. Despacio,
él deslizó una mano por la cama, hasta ponerla sobre la mía.
Levanté la mano, entrelazando mis dedos con los suyos, y apreté
suavemente. Él estiró la mano izquierda, y me levantó el mentón,
para poder mirarme a los ojos. No sentí impulso alguno de apartar
la mirada, ni el más mínimo.

Tal vez ahora yo no entendía, no a Misato, y en especial no a él.
Pero... quería entender.

Y muy despacio, él me fue acercando... No, nos fuimos acercando
los dos, encontrándonos en un suave abrazo. Me abrazó. Yo lo
abracé a él. Sentí, más que oír, su suspiro de alivio, y de contento.
Cerré los ojos, y apoyé mi cabeza contra la suya.

Esto era... cómodo.

Sí, cómodo.

¨

Fin.

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Piensen en la canción "In Your Eyes" de Peter Gabriel. ¿Sí?

¿Qué, esperaban que estuvieran todos acaramelados, al instante?
El amor no es fácil y, en un mundo como el de ellos, es más difícil aún.
Además, Asuka todavía no sale del trauma; esa violación mental fue
una cosa muy, muy terrible que va a demorar más de uno o dos días
en superar.

En cuanto a Misato... La relación Shinji-Misato ya ha sido discutida
extensamente en el pasado (tutora, madre, hermana mayor...), pero
y ¿qué hay de Asuka y Misato? Ellas también viven juntas. Se conocen,
saben cosas una de la otra. Me gusta pensar que entre ellas
también hay un lazo.

¿Va a haber más de estas historias? Me gustaría hacer más. Como
dije arriba, creo que hay mucho que explorar con Misato. Voy a ver
si puedo hacerlo. Hasta entonces... gracias.