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Título original: The Heart, The Soul 4: Before My Eyes
Autor: Andrew Huang - alhuang©hcs. Miguel García - garcia.m©gmx..net
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Ahora, para Misato.

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Un fanfic de Oddzilla Producciones, escrito por Andrew Huang
El Alma, el corazón
Ante mis ojos
Basada en Neon Genesis Evangelion, (c) Gainax Studios y ADVision
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¿Cómo es que los niños se hacen adultos? He visto a dos
hacer eso mismo justo ante mis ojos. Bueno, no; a veces,
pareciera que pestañeé en ese momento crucial y no alcancé a
ver el proceso. Antes de cerrar los ojos, eran niños e inocentes,
aunque quebrantados; cuando los abrí, eran...

¿Qué soy yo para ellos? Algún rol debo haber tenido en todo
esto. Están a mi cuidado..., estoy a cargo de ellos. Pese a
que los dos tienen aún padres vivos, para qué decir parientes
sanguíneos, su tutora legal soy yo. Soy su tutora, su consejera,
su hermana mayor.

Asuka me dijo "mamá".

Recuerdo la primera vez que encontré a Shinji en el cuarto de
Asuka. El maldito papeleo me tuvo en pie la noche entera, esa
noche. Cuando por fin terminé, cuando todo estuvo diez veces
firmado y diez veces timbrado y diez veces repudiado, fui al baño
a lavarme los dientes, y encontré abierta la puerta de Shinji. Él
no estaba dentro. Encontré abierta la puerta de Asuka. Estaban
los dos dentro. Él se había quedado dormido junto a la cama de
ella, instalado allí como cuidándola. No, no como. De verdad la
estaba cuidando, y lo hacía porque ella había estado llorando.
Me daba cuenta.

Aquello me hizo sentir cansada y desorientada. No me había
esperado esto, para nada. ¿Quién lo habría esperado? ¿Quién
hubiera podido? Habían estado enojados toda la noche, aunque de
manera desganada. Al darme media vuelta para irme, creí sentir un
murmullo detrás mío. Agucé el oído para escuchar, aun sabiendo
que no debía... Pero no alcancé a oír. No sabía ni cuál de los dos
había sido.

Shinji estaba madurando. Casi no me doy cuenta, y eso me hacía
sentir vengüenza. Pero al menos, fue sólo casi, y eso me hacía
sentir mejor.

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--Déjame verlos.

Ritsuko me miró, se encogió de hombros, y me pasó los informes.
Mmm. Bien. Asuka mejoraba. Para una niña que había sido...
físicamente violada, a falta de un término mejor, estaba rindiendo
bastante bien. Sus ondas cerebrales se aproximaban a lo que
había sido normal para ella antes.

--¿Cuándo crees que sea capaz de volver a subirse a pilotear la
Evangelion? --preguntó Ritsuko, con voz suave.

No pude evitar mirarla con rabia.

--Cuando esté lista, y ni un segundo antes. --La voz me salió
bastante más fuerte de lo que habría querido. Eso le dolió, me di
cuenta, y me arrepentí.

--Lo sé. Después de lo que pasó, lo entiendo --respondió--. Tal
vez sería para mejor que nunca volviera a hacer eso. Pero...

Dejó la frase en el aire, y esbozó una débil encogida de hombros.

Pero. Siempre está ese "pero".

--El destino de la humanidad descansa en estos Niños --me oí
decir, ásperamente--. Perdón por hablarte brusco. --Suspiré, volví
a mirar los gráficos más por costumbre que esperando enterarme de
algo más, y cerré la carpeta--. Hace mucho tiempo que sobrepasaron
el deber, lejos. Y no sólo el de niños, sino que hasta el de adultos.

Ella cogió la carpeta cuando se la ofrecí, y asintió. Mientras hojeaba
ausentemente los papeles, quizá nada más por costumbre también,
dijo:

--En una época como cualquiera, tal vez. Pero ésta no lo es. El deber
debía caer en los hombros de alguien. Cayó en los de ellos. Podemos
desear que no hubiera sido así, y créeme que lo deseo, pero así fue.
Les tocó a ellos.

--Me pondría en lugar de ellos si pudiera --dije de repente.

Ritsuko levantó la vista, y clavó los ojos en mí durante un momento
largo. Sentí que la cara se me enrojecía.

--Sí, lo harías. Te creo. --Una sonrisa casi imperceptible. Aunque
sin mucho humor. Luego, abruptamente, miró su reloj--. Ya casi
es hora de almorzar. Voy a la cafetería. ¿Vienes?

Miré el reloj de la pared, luego asentí:

--Debería comer, sí.

Caminé a su lado, avanzando por el pasillo. Y entonces, algo que
me había estado molestando vagamente se me hizo evidente.
Levanté la vista y miré a Ritsuko, con el ceño fruncido.

Ella notó eso, y preguntó: --¿Qué?

--¿Por qué me preguntaste cuándo Asuka iba a estar lista para
volver a pilotar? Tú eres la doctora, tú eres la que tiene los
resultados de las pruebas. --Señalé la carpeta con la cabeza.

Ella aminoró levemente el paso:

--Sí. Muy cierto. Yo tengo los números y los gráficos y los
análisis. Pero una persona no está hecha de todo esto. --La
carpeta se abrió fugazmente, luego se cerró--. No se puede saber
todo viendo cuánto se acercan sus ondas cerebrales a las de antes,
o cómo se eleva su ritmo cardíaco en repuesta a estímulos en un
ambiente controlado. Los test de sincronía no son lo mismo que
salir al campo de batalla a enfrentarse a un Ángel verdadero. Se
necesita alguien como tú para completar lo demás.

--¿Qué, yo?

--Pues, sí. De toda la gente de Tokio-3, yo diría que tú eres la
que mejor conoce a esos dos Niños. A los que están a tu cuidado.
Tal vez no sólo de Tokio-3..., sino de cualquier parte. --Sonrió
una vez más--. En ese sentido, tú eres la mejor calificada para
juzgar si ella está en condición de volver a pilotar. Tú misma lo
dijiste: sólo cuando esté lista.

--Ah --dije, asintiendo despacio. La cara se me volvió a enrojecer.

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Más papeleo. Aborrezco el papeleo.

Por lo menos intentaba terminar con ese cúmulo en el cuartel,
en vez de tener que levármelo a la casa y privarme de más
sueño. Debía haber estado en mi oficina para llenar todos los
papeles, pero no quería estar sola; así que usé un espacio vacío
en una mesa del cuarto de control. La charla de los técnicos y
el zumbido de las computadoras eran tranquilizantes.

Menos tranquilizante era la presencia del Comandante en el
balcón de más arriba, pero no podía evitarse... Tal vez él tenía
la misma idea que yo. Hice lo que pude por no tomarlo en cuenta.

--Mayor.

Me voy a tener que disculpar después con Makoto por pegarle
en la cabeza con el lápiz, reflexioné.

--¡Mi... mi comandante! No, no lo sentí acercarse desde atrás
--tartamudeé.

No tenía caso tratar de esconder mi sorpresa. Lindo resultado
de no tomarlo en cuenta.

La luz se le reflejaba en los lentes; no le pude ver los ojos.
No obstante, igual me retorcí bajo su mirada.

--¿Comandante?

--¿Cómo están? --preguntó por fin.

Me tragué la rabia. Es tu propio hijo, desgraciado insensible.
Y ella... bueno, yo creo que ni sabes lo mucho que se importan.

--Asuka ya está volviendo a la normalidad --contesté, manteniendo
la voz cuidadosamente modulada y calma--. Y Shinji hace todo lo
que puede por ayudarla. --Me detuve allí, deseosa de que él tuviera
la desfachatez de preguntarme por...

--Dígales que vayan a mi oficina hoy después del colegio. Tengo
que hablar con los dos.

Lo miré darse la media vuelta para irse.

--Por algo se empieza, supongo.

--Creo que quizo decir "Sí, señor", mayor Katsuragi.

¡Carajo! ¿Lo dije en voz alta?

--¡Sí, señor! Enseguida, mi comandante... Eeeh, perdón por lo del
lápiz, Hyuuga-kun. Sí, es que me asustó. ¿Me podrías alcanzar el
teléfono también? Gracias.

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No sé por qué, exactamente, les dije que no se tomaran de la
mano justo antes de hacerlos pasar a la oficina del comandante.
Casi una tontería, ahora que lo pienso. Me miraron raro antes
de entrar, con lo cual quedé sola en el pasillo.

Así que me senté en el piso, apoyada contra la pared, fuera de
la oficina de Ikari. Había una silla, pero no era particularmente
cómoda. Además, me sentía extrañamente rebelde. ¿Quiere que
me siente en esa silla? Pues no quiero.

Válgame, a lo mejor la que debe madurar soy yo.

En la espera, mi mente divagaba. Esos dos... Je, me gustaría
haber podido decir que me recordaban a... a mí y a Kaji, pero
hubiera sido mentira. Fuimos muy poco como ellos.

Ah, carajo, ¿por qué me tuve que acordar de Kaji? Por fin había
logrado sacármelo de la cabeza, y ahora... No. Él siempre había
estado ahí, y siempre estaría ahí.

Tantas cosas que lamentar. Y así y todo...

El sonido de pisadas acercándose a la puerta desde dentro me
hizo levantarme de golpe. Al apartarme de la pared, secándome
muy rápido los ojos con el dorso de la mano, Shinji y Asuka salieron.
Asuka parecía un poco entre emocionada y preocupada. Shinji nada
más se veía preocupado, mirándola de reojo continuamente.

--Bueno, y... --empecé.

--Esta noche abordo la Unidad 02 --anunció Asuka. La consternación
aumentó en la cara de Shinji. Yo sólo atiné a mirarla--. No, Misato...
Yo quiero hacerlo. Quiero intentar de nuevo. El comandante Ikari
no me obligó, me preguntó, nada más.

Shinji se miró los pies.

--Puede que te obligara si hubieras dicho que no --murmuró, en
tono sombrío. Asuka no hizo más que mirarlo, con expresión
descontenta.

Yo suspiré:

--¿De verdad quieres, Asuka? O sea... ¿te lo preguntó, y nada
más? ¿No te...?

--No, no me obligó --contestó--. ¿Cierto?

--...No la obligó --reconoció Shinji a regañadientes.

Y no pude hacer más que asentir con la cabeza. Y al hacerlo,
noté algo.

--Las manos.

Los dos se sonrojaron vivamente. Asuka habló primero.

--El comandante sabía. Preguntó cómo nos estábamos llevando.
Me imagino que... bueno...

Esta vez sacudí la cabeza.

--Bueno --dije--. No importa. Supongo que no piensa que eso
vaya a interferir con el piloteo. Mejor, así no tienen para qué
esconderlo. --Sonreí lánguidamente.

Por último, Shinji sonrió también:

--Sí. Es extraño, pero creo que hasta me alegro de que sepa.
O sea... es mi padre.

--Sí, lo es --dije.

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Siempre me siento intranquila cuando alguno de los Niños sube
a una cápsula de entrada, sea para lo que sea. Así sea para
pilotar una EVA y luchar con un Ángel en un combate con todas las
de la ley, o sólo para una prueba de sincronía en el estanque de
simulación, porque hasta las pruebas de sincronía pueden tener
efectos colaterales inesperados.

Cielo santo, esta noche, con Asuka subiéndose de nuevo a esas
cosas, estaba aterrada.

--Misato, yo estoy en NERV para pilotar. Tengo que volver tarde
o temprano. Mejor antes si me siento capaz y no hay señales de
algún Ángel, que después, cuando no me quede otra que hacerlo
porque apareció algún Ángel. ¿Cierto?

Eso fue lo que me dijo cuando le repetí mis inquietudes esa noche,
después de llegar a la casa. Tenía razón, admití de mala gana.
Pero no tenía por qué gustarme.

Así que me encontraba sentada en la sala, con una lata vacía
de cerveza en la mano, y algún concurso idiota en la televisión.
Apenas podía oírlos hablar en la cocina, con sus palabras
enmascaradas en su mayoría por la cháchara del presentador
del concurso, que anunciaba a los participantes de hoy.

¿Y qué diablos hacía mirando esa bazofia, cuando uno de mis
protegidos iba embarcarse en una situación de, bueno, gran
incertidumbre en --miré el reloj de la pared-- tres horas? El
dedo al control remoto, y se esfumó Zenjirou-chan y esos
concursos y premios ridículos. Me levanté, me estiré y partí
a la cocina. Por alguna razón, me detuve y me apoyé contra
la puerta, en vez de entrar enseguida.

No notaron mi presencia, y siguieron hablando.

--...pero a mí me gusta el lago --dijo Shinji, quejumbroso.

--Y es un puro hoyo en el suelo con agua dentro --respondió
Asuka, con un pelín de altanería. Pero aun desde ahí, me di
cuenta de que estaban bromeando. Tal vez no lo que decían,
sinoen el tono con que hablaban.

Quería quedarme allí y escucharlos un poco más, pero sabía
que era mala educación. Así que me aparté de la puerta un par
de pasos, y dejé salir un suspiro fuerte, para luego rezongar con
una pizquita de lloriqueo "Me falta otra cerveza". De ahí entré a
la cocina.

Esta vez, fui saludada por la escena de ellos dos sentados a
la mesa muy callados, un tanto colorados.

--¿En qué están ustedes? ¿Planeando la próxima cita? --dije
sonriendo, yendo al refrigerador en pos de mi cerveza.

Desde el otro lado de la puerta abierta del refrigerador,
Shinji contestó:

--Conversando un poquito, nada más.

--Shinji está nervioso por mi prueba de sincronía. El tontito
está más preocupado que yo.

--¡Oye!

Cerré la puerta y sonreí, limpiando la boca de la lata con la
manga.

--Uy, qué tiernos --aguijoneé. Los dos pusieron cara de
ofendidos. Me reí, quité la lengüeta de la lata y me eché un
trago.

--Yo también estoy preocupada, Asuka --continué, ya seria.

Ella miró la mesa y asintió. --Sí, ya lo sé. Yo también. Pero tengo
que hacerlo. --Shinji estiró la mano y tomó la de ella, dándole un
suave apretón, pero ella no pareció darse cuenta--. Y por fin me
siento lista por primera vez en semanas. Ya es tiempo de que lo
enfrente.

Pese a todo, no me podía sosegar. Sacudí la cabeza, frustrada,
y tragué más cerveza. Pero ella estaba decidida, y no había
motivos sustanciales para seguir oponiéndome. Además,
pensando en lo que Ritsuko había dicho, y mirando bien a
Asuka y escuchándola y tratando de ser objetiva... A lo mejor
sí estaba lista. Carajo, esto del profesionalismo.

--Sí, ya lo sé. Lo sé. Pero prométeme que si sientes que está
saliendo mal aunque sea el más mínimo detalle, le vas a decir a
Ritsuko que pare la prueba, y te vas a retirar. ¿Sí?

Shinji miró directamente a Asuka, que miró entre él y yo unas
cuantas veces. Luego asintió.

--Lo prometo.

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Así que me encontraba ahora en la cabina de control, supervisando
el Hangar Seis desde lo alto. Era uno de los hangares de reserva,
desprovisto de todo, salvo la Unidad 02 y el equipo de monitoreo
incorporado a ésta. La vista hacia el hangar estaba protegida por
una capa triple de plexiglás. No íbamos a correr riesgos. Al menos
no los observadores.

--Asuka, ¿cómo te sientes?

--Estoy bien, Misato. ¡Por centésima vez!

Me encogí ante su tono irritado. --Perdón, Asuka.

Ella suspiró. --No importa. Entiendo.

--Ya dimos la energía. Todo listo para empezar --dijo Maya.

Di un vistazo rápido en torno mío. Ritsuko estaba junto a mí,
Maya estaba ante una terminal a cierta distancia. Y Shinji...
estaba al fondo de la sala, sentado en una silla, con la vista
clavada al piso. Había insistido en ir pero, ahora que estaba
allí, no se atrevía a mirar. Ni a la EVA-02, vista de perfil
desde nuestra posición, ni a ninguna de las lecturas de los
equipos que mostraban los signos vitales de Asuka. Ni a la
cara de Asuka, que parecía ansiosa en el monitor delante de mí.

--Lista.

--Actívenla.

El cuarto se llenó con el zumbido típico del sistema al iniciarse.
Mi mirada alternaba entre Asuka, los datos de su respuesta
neurológica, y la EVA misma. Todo parecía proceder con bastante
normalidad.

--Umbral superado --anunció Maya.

Ah. Allí estaba.

¿Doce por ciento?

--No... no está resultando --gruñó Asuka. Su cara mostraba un
gran esfuerzo.

--¿Te sientes bien? --preguntó Ritsuko, acercándose al
micrófono--. ¿Algo extraño, lo que sea?

Hubo una pausa.

--No. Sólo que... Tan difícil. No quiere... ¡Funciona, carajo!

--Relájate, Asuka --dijo Ritsuko--. No intentes forzarlo así.
Cálmate y deja que se conecte. Suéltate.

La vi cerrar los ojos y aspirar hondamente el LCL, luego miré el
índice de sincronía. Se elevó, pero apenas.

--Eeh... al menos la cosa no fracasó rotundamente --dije no muy
convencida. Asuka me miró con rabia, y la cara se me enrojeció--.
Bueno, es cierto --musité.

--¿Cómo va la sincronía? --gruñó Asuka.

--Doce punto seis. Punto siete.

--¡Aggh! ¡No es suficiente! --Dejó de lado cualquier idea de
relajarse, y apretó los ojos, concentrándose. De nuevo, el
indicador subió, pero sin cambiar mucho.

De repente, encontré a Shinji a mi lado, mirando el monitor. No lo
había sentido acercarse... estaba allí, y punto. Me asustó, pero
no hice más que dar un pequeño paso al costado.

Habló.

--Asuka... ¿por qué piloteas?

--¡Porque tengo que hacerlo!

--No, eso no. ¿Por qué estás pilotando? ¿Por qué estás ahí
sentada, intentando? --La voz se le oía necesitada, casi
suplicante.

--Porque... Porque tengo que hacerlo. Tengo que... proteger a la
gente, y luchar contra los Ángeles. Tengo que... --Se detuvo, luego
continuó--. Tengo que mostrarle a mi madre que valgo.

--¿En serio? --preguntó él.

--Sí --musitó ella.

--Entonces piensa en eso. Piensa en tu madre. Piensa en... la
gente que quieres proteger. ¿Sí?

Me encontré limitándome a observar aquel intercambio. También
Maya, que miraba a Shinji pestañeando. Ritsuko, al menos,
continuaba mirando las gráficas y barras indicadoras, pero me
pareció verla sonreír imperceptiblemente. Shinji, por supuesto,
no sabía de nada excepto Asuka.

Hubo un rato de silencio. Luego la barra de sincronía tiritó, y
empezó a remontar. Trece. Catorce. Quince. Una pausa.
Diecisiete. Veinte.

Asuka empezó a reírse:

--Eso... ¡Eso! Puedo... Está... Está resultando. Lo puedo sentir.
¡Ja! --Seguía con los ojos cerrados, y tenía una sonrisa delgada,
como teniendo un buen sueño. Shinji, también, empezó a sonreír.

Maya por fin volvió a su labor de observar los datos de salida.

--Está subiendo --dijo--. Treinta..., treinta y dos... Momento, su
ritmo cardíaco...

Me giré de inmediato. También Shinji.

--¿Qué pasa?

--Está un tanto elevado... Nada de que preocuparse, pero el pulso
se le está acelerando un poquito. --Maya se encogió bajo nuestras
miradas de furia combinadas--. Era para que supieran.

Asuka seguía con risitas, al parecer ignorante de aquel acontecimiento
y de nuestra preocupación. Tamborileé nerviosamete con los dedos;
pese a las palabras de Maya, seguía con los nervios de punta. No me
calmaba para nada el que su risa pareciera, a juicio mío, bordear la
histeria.

--Por Dios, ¡qué bien se siente poder hacer esto de nuevo! Es...
es... Au, me está empezando a doler. Au.

--¡Apáguenla! --Gritamos yo y Shinji al mismo tiempo.

--¡No! No, quiero... ahhg, lo empecé y quiero terminarlo. ¡Por favor!

Yo iba ya estirando la mano al interruptor. Pero Ritsuko bloqueó
mi mano.

--Todavía no está en peligro --dijo--. Puede haber algunos ecos
psicológicos del daño que experimentó la Unidad 02 antes. Está
bien. ¡Está bien, Misato!

Se enfrentó mi mirada de furia, y hasta logró hacerme hacer caso.
Shinji ojeaba el tablero de control, tal vez pensando hacer lo que
yo había intentado, pero lo más probable es que no haya entendido
ni jota de su funcionamiento, y no se animaba a tratar. Los dedos
me tiritaban, pero Ritsuko estaba presta a interceptarlos.

--El índice de sincronía se está estabilizando en cuarenta y seis
coma tres por ciento --dijo Maya--. Y se mantiene firme.

Por fin me volví también hacia el monitor. Asuka continuaba
sonriendo, aunque parecía un tanto forzada. Por último me miró,
con la vista un poco desenfocada.

--¿Eso es todo? --dijo--. Buu. Yo esperaba... más.

Entonces se le cerraron los ojos y se fue hacia un lado en el
asiento, con la cabeza colgando.

En ese momento, el mundo se volvió muy distante, muy lento y muy
frío. Como un sueño, casi. Aparté a Ritsuko de un empellón, sin
tomar en cuenta su chillido de protesta. Mis dedos bailaron por
el teclado y los interruptores, mientras mis ojos absorbían ávidos
la información de los variados indicadores. Asuka iba a estar bien,
por Dios, y yo me iba a asegurar de eso.

Estando ya muy cerca de sacar una conclusión, sentí que Ritsuko me
tomaba de los hombros y me daba un fuerte sacudón. Luego su mano
voló a mi cara. Un buen intento, pero fui más rápida y le atrapé la
muñeca. Algo me decía... ah.

--¡...diciendo que está...!

--...Que está bien. Sí. Me acabo de dar cuenta, Ritsuko. No tienes
para qué pegarme.

Me miró, pestañeando, con la cara un tanto pálida:

--S... Sí. Estaba cansada, eso es todo, y se desmayó por el
agotamiento.

--Pero, ¿por qué?

--Le costó un gran esfuerzo, mucho más de lo normal, poder superar
ese bloqueo. Eso es todo, en realidad.

Asentí, cortante, pero no dije nada. Ella tomó esto como una seña
de que continuara.

--Va a necesitar dormir, tal vez sus buenas doce horas o por ahí,
sobre todo porque al parecer no estaba muy bien descansada al
empezar. Pero está bien.

Le solté por fin la muñeca. Hizo una leve mueca de dolor,
sobándosela; iba a tener que disculparme después por eso.
O tal vez no, puesto que ella iba a cachetearme. En silencio,
me volví hacia la ventana, y vi a Shinji correr por una pasarela
hacia la espalda de la Unidad 02. Debió haber salido hasta allá
en cuanto Asuka se había desmayado. Maya, que parecía estar
sonriendo un poquitín, siguió callada y apretó algunos botones,
que hicieron abrirse la escotilla y salir la cápsula de entrada,
que se abrió luego de un momento, vaciando el LCL. Vi a Shinji
subirse y desaparecer de mi vista por unos segundos, luego sacar
cargada a Asuka, sosteniéndola con gran cuidado. Por fin me
relajé, apoyando mi ahora lánguido cuerpo contra la consola.
Estaba cansada.

--Creo que tengo ganas de llorar --murmuré.

--Demasiado tarde --contestó Ritsuko, pasándome una caja de
pañuelos.

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¨

El viaje en auto de vuelta a la casa fue bastante callado...
Ritsuko nos autorizó a llevárnosla, en vez de dejarla en la
enfermería. No se justificaba mucho, dijo. Asuka despertó
brevemente, preguntó adónde íbamos, luego volvió a dormirse.
Shinji insistió en cargarla él solo hasta el auto, y se sentó con
ella en el asiento trasero.

Puse cuidado de conducir despacio, no como de costumbre, para
que no despertara. Un vistazo por el espejo retrovisor no mostraba
ningún vehículo detrás nuestro, y a Shinji mirando a Asuka con
afecto y preocupación.

--Hacía tiempo que no me asustaba tanto --dijo él entonces, como
dándose cuenta de que lo miraba.

Asentí, devolviendo mi atención visual a la calle:

--Lo mismo digo. --Una carcajada corta--. Más le vale que no nos
vuelva a hacer algo así.

Silencio. --Va a tener que hacerlo. Cada vez que vuelva a subirse...

Suspiré, luego pensé brevemente aquello.

--Bueno... --dije--. Tú le has estado haciendo lo mismo a ella
cada vez que te metes a una cápsula de entrada. Y a mí también.

--Lo sé. Perdón.

--No tienes por qué pedirlo. Todos tenemos un trabajo que hacer.

Me mordí el labio, repitiéndome eso último a mí misma. Teníamos
deberes que cumplir.

Pasaron unos minutos más en silencio. Entonces se me ocurrió
algo. Bueno, además, trataba de sacarme aquello de la mente.

--No he visto mucho a Rei últimamente. ¿Cómo está ella, Shinji?

--¿Hm? Ah... Está... Está prácticamente igual, creo. Aunque a
veces me parece que nos mira un poco raro. A mí y Asuka, digo.

Sonreí. --A lo mejor está celosa.

--...a lo mejor.

Había un "pero" tácito allí, me di cuenta. Lo dije:

--¿Pero?

--Lo dudo. Al menos, no como creo que estás insinuando. No creo
que ella... sienta eso por mí, ni ahora ni antes.

--Hmm... Con ella, cuesta distinguir.

--Bueno, no sé. Al menos parece como, eeh, curiosa por como han
cambiado las cosas entre nosotros. En nuestra clase no hay muchas
parejas ni nada... Nunca les ha puesto atención a las que hay. No los
conoce.

--Hm. Entonces... ¿ustedes son la primera pareja de verdad que ella
conoce?

--Eeh... sí, yo creo.

Me tragué las moderadas ganas de reír; casi podía sentirle las
mejillas rojas detrás mío. Acababa de más o menos admitir que
eran pareja. Cosa que no necesitaba mucho ser dicha, pero entendí
lo distinto que era decirlo en voz alta.

--¿Y entonces qué quisiste decir con que ella no está celosa de la
manera que yo insinúo?

Hubo una pausa pensativa antes de que contestara:

--Pues... supongo que ya no hablo mucho con Ayanami últimamente,
porque estoy más con Asuka. Me imagino que es culpa mía.

--Y de Asuka también. Pero bueno, entiendo. Estas cosas tienden a
pasar. Nada más no dejes que continúe, ¿sí? Igual puede ser una
buena amiga tuya. De los dos. Va a ser un poquito distinto, eso es
inevitable, pero...

--Sí.

Y de verdad pareció entender.

Llegamos al departamento al poco rato. Shinji subió a Asuka en
brazos y la depositó delicadamente en la cama; lo eché del
dormitorio, le quité el traje de conexión a Asuka con un pelín de
dificultad, y le puse un camisón, luego la dejé que durmiera.

Shinji y yo decidimos retirarnos temprano, y después de eso nos
fuimos cada cual a su cuarto.

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¨

La mañana empezó temprano para nosotros al otro día, también.
Bueno, para Shinji y para mí. Asuka dormía como muer... seguía
durmiendo profundamente. Él quería quedarse con ella, pero
insistí que fuera al colegio; no debería perder más clases que las
estrictamente necesarias. Yo la iba a vigilar, dije. Se fue de
mala gana, y yo me quedé, acompañada con mis pensamientos.
Y con Pen-Pen también, pero él decidió irse a ver televisión.

Una vez más, la cara de Kaji afloró a la superficie. Suspiré, y
combatí el impulso de ir a buscarme una cerveza. Era el ver a
Asuka y a Shinji juntos lo que me hacía recordarlo, decidí.
Aunque no se parecían mucho a nosotros como individuos, la
relación de ellos dos... Sí. Por donde uno lo viera, había fuego
allí; eso sí, en el caso de ellos, el fuego venía de Asuka, aunque
Shinji podía contribuir a veces. Con Kaji y yo... era siempre
interesante.

Esperé nada más que tuvieran una mejor oportunidad que nosotros
en esas cosas. No sería justo. No para ellos, que merecen algo
mejor, y no para mí, que tendría que verlos caer. Tal vez ellos
pudieran enmendar nuestros errores.

Esa idea me hizo reír. ¿Acaso estaba tratando de aliviar ciertas
partes de mi vida a través de ellos dos? Quizá, posiblemente.
Daba un poco de pena, tal vez, pero...

Un poco antes del almuerzo, mientras yo luchaba con algo más de
papeleo --lo juro, parece que se reproduce cuando está amontonado
en mi escritorio-- sentí que por fin alguien se movía. Miré fuera de
mi dormitorio, y vi unos mechones rojos desaparecer en el baño.
Bien.

Unos minutos depués, Asuka volvió a salir, pareciendo un poquito
emborrachada. Al verme apoyada contra la pared del pasillo, me
sonrió con cara cansada.

--Guten Morgen --dijo, soñolienta.

--Buenos días. Casi mediodía, eso sí. ¿Te sientes bien?

--Sí... Estoy bien. --Dio un bostezo gigante--. Pero con hambre.

Las dos marchamos a la cocina, y puse agua a hervir, para el té:

--¿Quieres desayunar, o nos saltamos derecho al almuerzo?

--Eeh... almuerzo.

Sabiendo que su estómago se rebelaría ante mis especialidades
de siempre, decidí ponerle un poquito más de empeño a mi técnica
culinaria, y saqué pescado y verduras para cocinar.

--Felicidades --dije, una vez que tuve el pescado asándose como
corresponde.

--¿Ah? Ah... Tú dices por... Sí. Gracias.

--Pero no cumpliste tu promesa.

Hubo una pausa llena de incertidumbre.

--Pe... perdona, Misato --balbuceó. Había un obvio desgano en
su voz, de decir esas palabras. Pero al menos se disculpó.

Me di vuelta y la miré severamente.

--Nos diste un buen susto --dije, cruzándome de brazos--. ¿Por qué
no lo detuviste?

--Pues, porque... distaba mucho de ser tan malo como la mayoría de
las cosas que me han pasado pilotando. Era un dolor fuerte en el
brazo, nada más. Ni siquiera hubiera dicho nada si no hubiera sido
tan inesperado.

Continué mirándola. --Igual. Podía haber sido seña de algo malo.

--Sí, pero... Oye, Ritsuko no paró la prueba, ¿verdad? Dejó que
continuara. Ella sabe mejor que cualquiera de nosotros si está
bien o no.

Yo pestañeé, y la miré, antes de volverme hacia la sartén:

--Eso es cierto hasta por ahí. Ella no sabe mejor que tú cómo te
sientes. Y... bueno... --Volteé el filete de pescado, sacudiendo
la cabeza--. Ya sé que este tipo de cosas van a pasar de nuevo,
pero...

--Tenía que hacerlo, Misato.

--...Sí, lo sé.

Pronto, puse un plato de pescado y verduras delante de las dos, y
también té. Nos quedamos en silencio para comer, inicialmente.

--¿Shinji fue al colegio?

--Sí. Se quería quedar, pero no debería faltar a clases si puede
evitarlo.

--Se preocupó también, ¿cierto?

--Vieras tú.

--Supongo que tengo que disculparme con él también.

No pude evitar el reírme un poco con la poca gana de su voz.

--Sí, así es. --Tomé algo de té--. Los dos están muy apegados
ahora, ¿verdad?

Ella asintió sin hablar, y el pelo le cayó a la cara. Creo que
trataba de esconder un sonrojo. Qué extraño, la forma en que
estas cosas pueden cambiar a la gente. Me limité a sonreír,
recordando a un hombre con cara de bribón que, decían, cambiaba
de novia como cambiaba camisa...

--Qué bueno. Creo que los dos son más fuertes así.

--Y bueno que estaba. Le hacía falta afirmarse los pantalones un
poco, y me enorgullece decir que he tenido influencia en eso.

Ah. Ahí sonaba más como de costumbre.

--¿Y en qué te ha hecho bien a ti, hmm?

--Está clarísimo --contestó, sonriendo--, ahora tengo una forma
positiva de usar toda mi energía, ayudando a Shinji.

No pude menos que elevar los ojos al techo.

--Por supuesto --dije. Y pestañeé, recordando algo--. Ritsuko dijo
que no estabas muy descansada cuando empezaste la prueba de
sincro ayer. ¿Noche agitada o algo por el estilo?

Se sonrojó bastante, y yo levanté una ceja.

--Emm... bueno... la noche anterior, Shinji y yo estábamos
conversando un poquito, y... --Yo subí la otra ceja. Ella se puso
más roja todavía--. ¡No! No hicimos nada. Nada más..., o sea...,
hablamos un rato. Más de lo que debíamos, supongo.

--Hablaron.

--¡Sí!

--Y abrazaditos, sin duda.

--Hmmff.

Me reí. --Ya. No me meto más. Pero tienes razón, se quedaron
hasta más tarde de lo que deberían. Ustedes están creciendo, y
son nada menos que pilotos EVA activos. --Puse énfasis en la palabra
"activos" y sonreí al decirla. La cara se le encendió, y creo que
entendió--. Tienen que dormir lo suficiente. Y no vayan a llegar
muy lejos, ¿sí? --concluí, aleccionándola con el dedo.

--¿Que hagamos lo que predicas, pero no lo que practicas?

--¡¿Cómo!

Riendo, Asuka huyó de la cocina, conmigo persiguiéndola.

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¨

Después de una ducha rápida, Asuka vino y me pidió llevarla al
colegio.

--Pero ya pasó medio día, y ya tienes permiso para quedarte
en la casa. Llamé a tu profesor.

Se encogió de hombros.

--No quiero estar encerrada aquí así --fue su despreocupada
respuesta.

El labio se me retorció. Eso era sin lugar a dudas cierto, pero
también sin duda alguna no era la única razón.

--Bueno, está bien. Al diablo los informes. Voy a buscar las
llaves y vamos.

Pronto, ibamos en camino. Miré de reojo a Asuka, en el asiento
del acompañante; iba mirando por la ventanilla al paisaje que
pasaba hecho un borrón.

Mantuve el silencio. Ya habíamos dicho en la mañana todo lo
que había que decir. Ella, sin duda, iba armando en la cabeza su
reticente disculpa para Shinji.

Los kilómetros pasaron raudos, y estuvimos en el aparcadero.
Hice mi viraje patentado "llanta chirriante", lo que suscitó un
chillido de sorpresa en Asuka. Se me había antojado que la
chiquilla estaba demasiado pensativa, demasiado absorta.
Y además, alguien debía avisarle al muchacho que veníamos.

Asuka me miró feo. Yo nada más sonreí afablemente.

--¿Qué? --dije.

--Te juro que si sigues así, te van a quitar la lincencia. --De
ahí sonrió--. Gracias por venir a dejarme.

--De nada --contesté, viéndola tomar su bolsón y bajarse.

Llevé la mano a la palanca de cambios, luego cambié de opinión y
en vez de eso tomé las llaves, luego apagué el motor. ¿Qué puedo
decir? Me picó la curiosidad.

Para cuando me bajé del auto y me senté en el capó para seguir
mirando, Shinji ya había salido corriendo por la puerta principal,
justo cuando Asuka llegaba. Lamentablemente, me hallaba demasiado
lejos como para escuchar; sus voces se las llevaba el viento y los
ruidos diversos de las canchas de deporte. Así pues, mi imaginación
llenó la conversación.

La vi detenerse delante de él, con la cabeza gacha. Él la miraba
de lleno, con los brazos cruzados. Era como si hubieran intercambiado
sus papeles acostumbrados... Estuvieron así un ratito, hablando de
forma inaudible para todos excepto ellos. Pero, al final, ella levantó
la cabeza, y pude ver que él le sonreía.

Y luego se acercaron y se abrazaron. Los gritos y aplausos que
llegaron desde las ventanas de arriba me dijeron que no era yo la
única espectadora. Me reí y me sumé a los gritos y aplausos,
incluso al verlos apartarse de repente, sorprendidos con la gritería.
Les sonreí. Me miraron muy feo, después a sus compañeros, antes
de desaparecer al interior del colegio, tomados de la mano.

¿No estás orgulloso de ellos, Kaji? No sabes cuánto lo estoy yo.

¨

Fin.

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Agradecimientos a Alain Gravel, Toh Ee-Loong y a Daniel Snyder por
sus profundos comentarios respecto a este relato.

El siguiente... Hm. ¿Rei, quizá? O tal vez hasta Gendo.

Sí, me doy cuenta de que, al alejarme de los puntos de vista de
Shinji y de Asuka, ahora la relación de los dos no está recibiendo
mucha atención. Pero, les diré, no quiero que esta serie sea
completamente acerca de ellos. Misato, Rei y, sí, Gendo también,
importan aquí.

Además, tarde o temprano, voy a querer más Shinji y Asuka, y voy
a hacer otra historia al estilo "Momentos tranquilos" :)