"Es…cucha. Aún" Tragó. Las palabras se le acumulaban y no quería marcharse sin decírselo. "Aun a pesar de todo…yo…te…te quie…" y dio su último suspiro. La mano posada en la mejilla del medio demonio que, de alguna manera, había estado calmando los peores temores de Inuyasha mediante su ligero tacto, fue cayendo poco a poco recorriendo esos centímetros que la separaban del suelo, esos finos dedos quedándose tan pálidos como su rostro. Bajando…cayendo…hasta tocar tierra. Sin sentido. Sin vida.
Kagome…había muerto.
El adiós
Los personajes no me pertenecen y hago esto sin ánimo de lucro. Espero que les guste.
Capítulo 2
"ggg" mientras hablan
'ggg' lo que piensan
Todo en el bosque quedó en calma. Los pájaros habían dejado de piar, el viento había dejado de soplar, las ramas de los árboles permanecían en su posición, quietas, sin hacer el más mínimo sonido… hasta las respiraciones de nuestros protagonistas fueron silenciadas.
"Ka…Kago…me?" preguntó Inuyasha afligido. Para él la muchacha estaba demasiado pálida, demasiado callada, demasiado quieta… Meció ese cuerpo aún caliente, lo cobijó en su regazo e intentó mediante su abrazo aportarle alguna parte de su vida, para hacer que esas pálidas mejillas recuperaran su color. Necesitaba volver a sentir las manos de ella en su rostro. Necesitaba volver a caer al suelo producto del conjuro de su collar, porque eso significaba que Kagome estaba lo suficientemente viva como para enfadarse.
Pero nada ocurrió.
Enterró su rostro en el cuello de la chica y lloró. Lloró dejando escapar su ira y su rabia. Lloró por todos esos momentos en los que la había hecho sufrir, ahora jamás podría decirle que lo sentía. Lloró por cada segundo vivido con ella. Lloró por el día que la conoció recordando como la había atacado queriendo quitarle la joya. Lloró porque, mucho tiempo después de ese día, había estado a punto de perderla de nuevo, cuando la secuestró Koga. Lloró por lo cerca que estuvo de la muerte cuando los 7 hermanos Shinishi casi acaban con su vida. Y lloró por ese momento, por ese instante. Porque sus dudas habían conseguido arrebatarle lo único que él quería. A la única persona que lo había amado y querido por lo que era. Un medio demonio aislado del mundo y odiado por todos, imperfecto, con inquietudes… y ella supo ver más allá de eso. Ella supo encontrar su corazón y cuidarlo, y mimarlo. Ella supo encontrar la perfección dentro de su imperfección. Ella lo amó, no como humano, no como demonio. Si como medio demonio. Ella lo amó por quien era. Ella amó a Inuyasha.
"Ju, ju, ju" rio Naraku al ver la escena. Lo había logrado. Habían tenido que pasar mas de 50 años para hacerse con la perla y destruir a Kykio, pero ahora, por fin, su sueño se estaba cumpliendo. Había conseguido acabar con su obstáculo más persistente, Kagome. Sin ella Inuyasha estaba perdido. Y la otra sacerdotisa…bueno. Solo era cuestión de tiempo ahora que su cuerpo sin el corazón de Onigumo no tenía mayores dificultades. Giró su vista de esa escena tan asquerosamente tierna para él y centró toda su atención en la otra muchacha.
Kykio estaba, simplemente, derrotada. La falta de almas con las que alimentar su cuerpo hacían de ella alguien inútil, sin poder moverse o defenderse. Hasta respirar le costaba trabajo. Y cuando vio que Naraku se lanzaba contra ella…supo que era su fin. Pero no le importó. Inuyasha se iría al infierno con ella ahora que su mayor rival había muerto. Una pizca de algún sentimiento indescifrable se dejó sentir en su cuerpo a ver al ser al que supuestamente amaba abrazado desconsoladamente al cuerpo de esa otra mujer. Pero no flaquearía en sus últimos instantes de vida.
Miroku vio con temor la escena. Tanto él como Sango estaban muy malheridos como para acudir en la ayuda de Kykio. No es que tuvieran gran aprecio a la chica, pero Inuyasha no querría que algo malo le pasara si ellos podían evitarlo. Tampoco podía usar su vórtice porque aún no estaba recuperado del veneno absorbido antes. Su compañera se había vuelto a desmayar a causa de las heridas y ante la imagen de su apreciada amiga, que ya se había vuelto como su hermana, muerta entre los brazos de Inuyasha. Kirara era quien se encargaba de su cuidado. La gata, convertida en su forma de lucha, estaba atenta ante cualquier ataque. Siempre en guardia. El hueso volador también estaba lejos. Muy lejos. Shippo estaba a un lado suyo, llorando desconsoladamente, y asustado. Muy asustado.
De repente, el aire cambió. El ambiente se enrareció.
Naraku detuvo su ataque. 'Eh? Qué demonios…?' pero no tuvo tiempo de pensarlo cuando algo parecido a una garra cortó uno de sus brazos y le hizo varias marcas en la cara. Recuperado del golpe y cubierto de sangre miró hacia todas partes, encontrando a Kagome tumbada en el suelo, sola, tapada con el haori rojo de Inuyasha. La colmillo perforacero a un lado suyo. Cerca, muy cerca de ella, una figura alta y esbelta, cubierta de sangre, no solo suya, sino también de la muchacha y de él propia. Con los pantalones rojos manchados en barro, el haori inferior blanco también multicolor. Su pelo, antes plateado, ahora sucio y revuelto, los colmillos escapando por los bordes de sus labios, bastante más largos de lo normal. Los ojos, antes dulces y dorados, ahora rojos con las pupilas teñidas de azul y una mirada que aterraría hasta el más valiente, centrada en su presa. Las garras, largas y afiladas, haciendo crujir los nudillos. Su sangre transformada, sangre que pertenece a un youkai completo.
"Vaya…que tenemos aquí? Estás dejando que tu sangre demoníaca te domine Inuyasha? Tanto querías a esa insignificante humana como para perder de esa manera la cabeza? Ju, ju, ju" se mofó Naraku. Sin embargo, la situación no era, desde luego, para reírse.
"Tú la has matado" contestó nuestro protagonista simplemente "Ahora tú pagarás por ello"
"No me puedes matar, acaso no lo recuerdas?" dijo Naraku convencido de su victoria. Su cuerpo era invencible, para acabar con él debían descubrir primero donde estaba su corazón, ahora oculto por él mismo, pues habían conseguido acabar con todos sus aliados.
"Keh" sonrió Inuyasha. Una sonrisa peligrosa. "Eres patético" y en un abrir y cerrar de ojos se lanzó contra el ser quien, sin tener tiempo para responder, se vio cortado en miles de trozos desperdigados. Fue un corte rápido y sencillo, imprevisto para el enemigo. Pero la cosa no acababa ahí. Esforzó al máximo su sentido del olfato hasta que localizó esa otra parte de Naraku con la que debía acabar. Y se lanzó a correr entre los árboles en una carrera desesperada, a una cueva que había no muy lejos de allí. El destrozo había sido tan grande, que Naraku no pudo recomponerse. Solo envolvió su cabeza en una barrera protectora y se lanzó tras Inuyasha. Pero acababa de llegar cuando vio que el muchacho de cabellos plateados destrozaba con sus garras el pequeño cuerpo del bebe. Un grito ensordecedor se dejó oír aquella mañana en el bosque. Incluso a varios metros de distancia.
Se había librado a la tierra de un terrible mal.
Naraku acababa de morir.
Aún transformado en demonio completo, deshizo sus pasos lentamente. Encontró que todos sus compañeros, incluida Kykio, se habían acercado a Kagome. Pero no les dio tiempo a más. Pegó un brinco, interponiéndose entre el cuerpo de la muchacha y el resto.
"Grrrr" gruñía peligrosamente.
"Inuyasha, ya todo está bien. Tenemos que darle sepultura a la señorita Kagome" rogó Miroku temiendo que les atacara a ellos también.
"Inu…yasha?" preguntó Shippo mientras se le escapaban las lágrimas. Se encontraba entre los brazos de Sango, ambos subidos en Kirara.
"GRRrrrr!" volvió a gruñir, esta vez con más fuerza.
"Cuidado, no os acerquéis u os atacará" advirtió Kykio serenamente y sin un ápice de temor o compasión.
Nuestro protagonista, cuando vio que no tenían intenciones de acercarse a ellos, se puso de rodillas al lado del cuerpo de la joven. Acercó su rostro al de ella y abrió la boca.
Por un momento todos contuvieron la respiración, temerosos de que fuera a dañarla.
Pero les sorprendió. Aún a pesar de seguir estando dominado por su sangre demoniaca, él simplemente se acercó a ella, abrió la boca y…
…la lamió.
Lamió los restos de sangre que habían brotado de los labios de Kagome. Luego lamió sus labios, su nariz, sus ojos. La lamió con ternura, cosa que era muy curiosa teniendo en cuenta que sus ojos nunca perdieron ese color rojo fuego. Después la olió profundamente…dejando escapar un pequeño sollozo. La alzó en sus brazos y empezó a caminar con el cuerpo inerte de Kagome. Alejándose hacia el río.
Continuará…
Bueno, pues aquí el segundo capítulo Espero que les haya gustado y que haya conseguido transmitirles algún tipo de emoción. Este es un fic que se que, si lo hago bien, será el mejor que haya escrito en toda mi vida así que quiero poner todo de mi parte en ello. No duden, quejas, tomatazos, bombas explosivas…halagos incluso son bienvenidos en mi correo virus no por favor, lo único que os pido) Reviews por favor, son los que nos ayudan a mejorar!
Para Liz Kraft: me alegro de haberte transmitido sensaciones varias con la descripcion. Es una de las cosas que estoy intentando cuidar mucho en este fic. Y si, la muerte de Kagome es lo que dara lugar a muchos sucesos que espero acertar con ellos. Ya tengo en marcha muchos planes para este fic. Espero que este segundo capitulo haya sido de tu agrado. No dudes en hacerme llegar tu opinion. Besos!
Para Florence Black: lo siento pero asi tenian que ser las cosas. Yo recomiendo que sigais leyendo, espero daros muchas sorpresas. Sigue dejandome tus reviews, me encantara saber lo que piensas. Besos
Para kamissInuxAomesiempre: gracias por tu review. Comprendo lo que quires decir, tranquila. Este es un fic Inuxkag asi que de eso no te preocupes. Yo creo que te gustara si sigues leyendo. No dudes en decirme lo que piensas. Besos!
Para Hally777: Hola! me alegro de que te gustara...y te sorprendiera también. Espero no haberte decepcionado con este segundo capitulo y que también sea de tu agrado. Gracias por los halagos y criticas, ayudan mucho a seguir escribiendo saber que desde incluso Venezuela siguen tu obra. No dudes en decime lo que piensas o cualquier cosa. Besos!
