Por un momento todos contuvieron la respiración, temerosos de que fuera a dañarla.

Pero les sorprendió. Aún a pesar de seguir estando dominado por su sangre demoniaca, él simplemente se acercó a ella, abrió la boca y…

…la lamió.

Lamió los restos de sangre que habían brotado de los labios de Kagome. Luego lamió sus labios, su nariz, sus ojos. La lamió con ternura, cosa que era muy curiosa teniendo en cuenta que sus ojos nunca perdieron ese color rojo fuego. Después la olió profundamente…dejando escapar un pequeño sollozo. La alzó en sus brazos y empezó a caminar con el cuerpo inerte de Kagome. Alejándose hacia el río.

El adiós

Los personajes no me pertenecen y hago esto sin ánimo de lucro. Espero que les guste.

Capítulo 3

"ggg" mientras hablan
'ggg' lo que piensan

Kkk flashback

XXX cambio de escena

Apenas fueron unos cuantos metros. Llevó el cuerpo inerte de Kagome entre sus brazos, sin mirar atrás. Sin detenerse siquiera a observar a sus amigos, que lo seguían en la distancia. Sin ver el rostro serio de Kikyo.

Las aguas estaban tranquilas y cristalinas. La corriente fluía armoniosamente, despejando cualquier duda, cualquier inquietud… En otras circunstancias el paisaje hubiera sido digno de admiración y contemplación. Pero no en esta.

A escasos centímetros de la orilla, Inuyasha detuvo su pausado andar y se arrodilló en el suelo, posando el preciado tesoro que llevaba en sus brazos sobre la hierba, con mucho cuidado, igual que si estuviera tratando con porcelana, temiendo romperla. Arrodillado a un lado de ella miró su hermoso rostro, ahora pálido y corrompido por la sangre y las últimas lágrimas que escaparon de sus ojos. Acercó su garra para apartar un mechón rebelde del flequillo que caía sobre sus ojos. Aquellos ojos siempre tan vivaces, ahora cerrados…para siempre. Él se sintió contemplarla por horas … esperando… rogando…pidiendo porque un ápice de vida se colara por los poros de su tersa piel. Pero no siempre se cumplen nuestros deseos … y Kagome no despertaba. Nuestro medio demonio, ahora un demonio completo, no había recuperado su propia conciencia. Sin embargo, su comportamiento no era el violento que siempre había tenido en esta forma, sino que sus movimientos eran armoniosos, dóciles y llenos de ternura. Abrió el haori que cubría el cuerpo femenino, desvelando el trozo aún persistente de un enemigo ya olvidado. Con sumo cuidado desprendió ese tentáculo de Kagome, acusándolo mentalmente por atreverse tan siquiera a rozarle, y lo lanzó al agua para que la corriente lo arrastrara río abajo. La herida cada vez sangraba menos puesto que la circulación se estaba deteniendo. Aún así, acercó su lengua al estómago de ella y, con mucho mimo, levantó la blusa ensangrentada descubriendo el blanco vientre de Kagome. Empezó a lamerla, probando la sangre reseca de ella, curando esa herida que, con su simple vista, le producía un dolor en el corazón que era incapaz de aguantar. Lamió cada centímetro de su piel, con las propiedades curativas de su saliva, pensando que, quizá, si la curaba de ese mal, ella volvería a la vida.

Poco a poco, esos ojos aún rojizos y de pupilas azuladas, fueron adquiriendo su primitivo color dorado. Las garras que vestían sus manos fueron disminuyendo en tamaño, y los colmillos dejaron de ser tan notorios. Todo esto siguió ocurriendo mientras, con su lengua, seguía recorriendo ese estómago herido hasta que no quedó centímetro de piel que limpiar.

Ya, recompuesto y vuelto a su estado de medio demonio, se acercó al río, siempre manteniendo un ojo en el cuerpo de la chica. Olió a sus amigos tras unos matorrales y pudo decir que ellos le estaban espiando desde la distancia. Pero no se dignó a mirarles. Ellos estaban asustados. Le dio igual. Todo su mundo era Kagome. Su Kagome.

Sacó de su bolsillo un pañuelo y lo acercó a su nariz. Aún tenía su aroma. Ahora le parecía curioso cómo se había olvidado de devolvérselo, y recordó el momento en el que ella se lo había dado.

Inuyasha estaba sentado bajo un árbol descansando. Acababan de pelear contra un demonio con forma de gusano gigante que había resultado ser más difícil de detener de lo que parecía en un principio.

Aspiró profundamente y descubrió un olor a flores de cerezo que se acercaba rápidamente a donde él se encontraba. El indiscutible aroma de Kagome. Abrió un ojo y la vio andando hacia él, mostrando esas largas piernas bajo su falda de uniforme.

Ella se agachó frente a él, obligándole a abrir sus dorados orbes para mirarla. Sin decir una sola palabra, tomó uno de los brazos. Subió la manga del haori rojo hasta su hombro y dejó a la vista un gran corte que atravesaba la muñeca del medio demonio de lado a lado. Sacó un pañuelo rosado del bolsillo de su falda y envolvió el miembro con mucho cuidado, intentando rozarle lo menos posible. Inuyasha observó detenidamente todo el proceso de curación, sin poder evitar sorprenderse por todo el cariño que desprendía en ese momento la joven frente a él. Cuando hubo terminado, ella le miró, por primera vez, descubriendo su mirada posada en ella y le sonrió. Esto provocó un sonrojo en Inuyasha que no pudo evitar, así que para quitarle importancia y que no notara ese cambio de color en su cara, soltó un sonoro "keh!" y miró hacia otro lado. Kagome siguió sonriendo mientras se levantaba y se marchaba. Inuyasha volvió a desviar la vista hacia ella, viéndola alejarse. Acercó la muñeca a su nariz y olió ese aroma a mujer que desprendía la prenda. Ese aroma a flor de cerezo de Kagome.

No se lo había devuelto entonces y lo agradecía. Sentía que aquello quedaba tan lejano…

Mojó el pañuelo en el agua cristalina y volvió con él hasta donde se encontraba su compañera de aventuras. La tomó entre sus brazos y pasó el pañuelo por la herida, ya bastante curada, manchando la prenda de las últimas gotas de sangre que aún se desprendían del cuerpo de la joven.

"Si tan solo las cosas hubieran sido de otro modo…" la susurró al oído mientras la volvía a cubrir con sus ropas. Acomodó la cabeza de la chica en su brazo mientras que con una de sus manos acariciaba la fría mejilla. No pudo evitar dejar escapar un par de lágrimas al ver la expresión reflejada en el rostro de la joven. "Lo que daría por volver a ver tu sonrisa…"

XXXXXXXXX

"Crees que deberíamos acercarnos?" preguntó Sango en voz baja al hombre al lado suyo.

"La verdad creo que no, necesitan este momento de intimidad que no han tenido desde hace mucho tiempo" contestó Miroku mirando de reojo a la mujer de rostro pálido al lado suyo, Kikyo.

"Pero…Inuyasha no tiene la espada, podría hacerle daño!" dijo asustada la caza demonios.

"No, mira…ya ha vuelto en sí" entonces se fijó que silenciosas lágrimas escaparon de los ojos de la chica y se acercó regalándole un abrazo protector "Siento lo de Kohaku"

"Es…es que…Naraku se ha llevado la vida de tantas personas a las que…quiero" comentó la muchacha entre sollozos "Yo quería…liberar a mi hermano y no lo he conseguido. Encima se ha llevado también a Kagome" y no pudo seguir hablando porque la tristeza venció en su estado de ánimo.

Shippo estaba a un lado de la pareja dormido entre el pelaje de Kirara. El pobre kitsune había llorado hasta el cansancio.

Kikyo observaba impasible la escena a su lado y la que tenía frente a ella, fijada su vista en la zona dentro del haori blanco de Inuyasha 'Qué pensará hacer con ello?' pensó. Después llevó su mano a su pecho. 'No se si alguien lo ha visto…pero no creo que pueda ocultarlo mucho tiempo'.

XXXXXXXXX

Inuyasha seguía en su tarea de caricias y mimos sin inmutarse de varios pares de ojos que lo observaban. Sin inmutarse de esos ojos marrones de la mujer que, una vez, ocupó su corazón.

"Parece mentira como empezó todo, verdad Kagome? Éramos felices a nuestro modo. Yo te dije que no te volvería a dejar para correr detrás de Kikyo…

Y no me creíste.

Porque siempre me has conocido mejor que lo que me conozco yo mismo" limpió violentamente una de las lágrimas que resbalaba por su mejilla.

"Aún recuerdo como cambiaron nuestras vidas, y todo por ese estúpido lobo…"

Era un día soleado de primavera. Después de la batalla en el monte Hakurei y todos los problemas que tuvieron después buscando el último trozo de la perla en el valle donde estaba enterrado el padre de Inuyasha, decidieron tomarse varios días de descanso en la aldea de Kaede. Así pudieron observar el crecimiento de las flores y disfrutar de ese esplendoroso sol que lucía alto en el firmamento. Además, Kagome tenía varios de esos estúpidos (según Inuyasha) exámenes a los que (según ella) no podía faltar, y llevaba en su época toda una semana. Esto ponía a prueba los nervios del medio demonio que había pasado los últimos días con un humor de perros (nunca mejor dicho) soltando demasiado seguido sus famosos "keh" a diestro y siniestro.

"Maldita Kagome, me dijo cinco días. Solo cinco días. Ya es la tarde del quinto día y aún no ha regresado" refunfuñaba en lo alto de las ramas de uno de los árboles limítrofes de la aldea. Tanto Miroku como Sango, Shippo y Kirara le habían gritado de una forma u otra durante todos esos días, hartos de sus malas caras y de sus gestos de enfurruñamiento, por lo que le habían enviado lejos de ellos para poder pasar unas vacaciones tranquilas.

La pierna del medio demonio no dejaba de moverse de arriba abajo, arriba y abajo, arriba y abajo… en un gesto de nerviosismo y desesperación. Sus tiernas orejas moviéndose en todas direcciones, atentas a cualquier atisbo de la llegada de Kagome a través del pozo devorahuesos. Pero ella no llegaba.

El sol ya se estaba ocultando en el horizonte cuando su inconfundible aroma chocó con sus sentidos, poniéndolo alerta y llenándolo de alegría y regocijo por dentro (aunque él nunca lo admitiría ante sus amigos)

Pegó un brinco cayendo limpiamente, en un movimiento altamente estudiado, y echó a correr en la dirección en la que sabía que encontraría a la chica sin darse cuenta que sus compañeros de viaje habían visto el movimiento del medio demonio desde la puerta de la cabaña de Kaede.

"Kagome debe haber vuelto" aseguró Sango. Y ella tomó a Shippo en brazos y echó a andar siguiendo el camino por el que había desaparecido Inuyasha. Miroku también comenzó la caminata tras sonreír a Kirara para asegurarse que los seguía. Pero entonces su vista pervertida se posó en el redondeado y llamativo trasero de Sango y sus manos actuaron solas, acariciando dicha zona prohibida.

De pronto varios pájaros alzaron el vuelo huyendo de ese sonoro Plaf! que retumbó por todo el bosque.

Kagome había llegado hacía apenas unos minutos y le estaba costando mucho subir por las lianas del pozo debido a la pesadez de su mochila. Agotada y cansada de tanto esfuerzo, se tumbó en el césped, cuando consiguió salir y tomar aire fresco, dejando que sus pulmones se impregnaran de ese aroma a húmedo y a limpio. Sin embargo, no previó ese repentino viento que se formó tan inesperadamente, y sentándose en el sitio, se tapó los ojos evitando, así, que las partículas de tierra y polvo levantadas por las inesperadas ráfagas de aire, se metieran en sus vistosos ojos marrones.

Cuando notó que las cosas habían vuelto a la calma apartó las manos de la cara, justo en el momento en el que notó como unos fuertes brazos la rodeaban, cobijándola en un cálido abrazo lleno de ternura y calor. 'Inuyasha?'pensó. Ella se dejó hacer por tan solo unos segundos, hasta que cayó en la cuenta de quien era el ser que la tenía asida de una forma tan protectora.

"Mi amada Kagome, hace mucho que no te veía. Pasaba cerca de aquí y he notado de repente tu aroma así que he venido a verte"

"Koga…jejeje" rió nerviosamente "Eres muy amable" dijo desembarazándose, intentando evitar malentendidos.

"Toma, he recogido esta flor para ti. Se que te gustan" y tendió una mano hacia el frente mostrando una hermosa flor de color lila, pequeña, con los pétalos largos y redondeados. Dicho gesto llegó hasta lo más profundo d el corazón de la chica.

"Koga…es preciosa, no tenías por qué" y tomó la flor entre sus manos. Sin embargo, no fue lo suficientemente rápida, encontrándose que las manos de Koga habían apresado las suyas y que la cara del demonio, que estaba arrodillado frente a ella, se encontraba demasiado cerca de su propio rostro.

"Suéltala maldito lobo!" un grito estridente se dejó oír en el bosque. Esto hizo que los dos muchachos se levantaran mirando hacia todos lados, descubriendo unos muy enfadados ojos dorados mirando al otro demonio con cara de odio. Kagome solo pudo pensar 'Ya se van a pelear otra vez'

"Y quién te crees que eres tú para ordenarme nada, chucho? Esta es mi mujer!"y pasó un brazo por detrás de los hombros de ella, acercándola a su cuerpo. Kagome, que no se esperaba este movimiento, solo pudo musitar "Ehm…Koga…podrías soltarme?"pero ella en ese momento no era escuchada, más bien estaba siendo completamente ignorada.

"No te atrevas a tocarla! Ella no es tu mujer!" gritó Inuyasha. Estaba rabioso. Furioso. Pero quién se había creído este para poner un dedo encima a Kagome?

"Koga!" "Koga!" los gritos de los compañeros de Koga, que venían corriendo tras él, le advirtieron de que estaban cerca de donde él se encontraba. Así que volvió su vista hacia la joven olvidando al hanyou delante de él y dijo "Kagome, me tengo que ir para seguir buscando a Naraku y poder vengar a mis compañeros, pero te prometo que pronto volveremos a vernos" y en un movimiento repentino, bajó su rostro hasta posar los labios sobre los de la chica.

Y la besó.

Kagome, que no se lo esperaba, no fue capaz de reaccionar. Solo se quedó ahí, quieta, dejándose besar, pero sin corresponder al gesto.

Inuyasha no estaba mejor. Sus músculos, de repente, no le respondían. Solo se repetía una frase en su cabeza. Koga está besando a Kagome…Koga está besando a Kagome… KOGA está BESANDO a KAGOME…KOGA ESTÁ BESANDO A KAGOME! Pero cuando fue a echar mano a su espada y enfrentar a ese endemoniado lobo, él ya se había ido gritando, desde lejos, su típica frase, "Cuida bien a mi mujer chucho estúpido!"

Humo salía de la cabeza del medio demonio. Se acercó a ella totalmente enfadado y le gritó "A qué ha venido eso?"

"Yo…"

"Cómo es que has besado a Koga? Acaso te gusta?"

"Inuyasha, no le he besado, me ha besado a mí vale?" dijo, no pudo evitar sonrojarse ante el recuerdo.

"Sí, claro. No veo que te hayas apartado" bufó Inuyasha. El color rojizo en las mejillas de la muchacha no ayudaba mucho a calmar su humor.

"Mira, me ha pillado por sorpresa"

"Vaya, seguro" dijo irónicamente. "A ver si vas a sentir algo por ese lobo"

Una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro de Kagome. "No estés celoso Inuyasha, no deberías. Yo estoy contigo, recuerdas?"

"Y QUIÉN ESTÁ CELOSO!" gritó furioso. "Keh!" dijo mientras se cruzaba de brazos y miraba para otro lado.

Kagome suspiró. A veces era, simplemente, inútil tratar de hacer a Inuyasha entender. Así que se quedó callada. Lo que no esperó fue el comentario final del chico. "Seguro que si yo no hubiera llegado le hubieras dejado que te hiciera suya"

Cómo? Kagome no se podía creer lo que acaba de escuchar. Pero qué se pensaba que Inuyasha que ella era? Volvió a dibujar una enorme sonrisa en sus labios y dijo "Inuyasha" con un tono tan melodioso que captó la atención del medio demonio. Este torció el gesto solo un poco para verla…solo un poco… pero pronto se arrepintió de ello.

"Se puede saber que demonios dices? Pero quién te crees que soy yo? Oye que tu cuando estás con Kikyo no te digo nada sabes? Y acaso no estoy contigo? Eres un baka! Baka! Baka! Baka! Baka! Al suelo!" y el conjuro hizo su efecto, el collar situado alrededor del cuerpo del hanyou brilló en la oscuridad de la recién llegada noche, mandando al cuerpo de Inuyasha a estamparse contra la hierba, creando un sonido tan fuerte, que hasta el búho de turno echó a volar, asustado, para alejarse del lugar. "Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo! Al suelo!"

Inuyasha estaba ya como quince metros bajo tierra, su espalda haciendo sonoros crack! por cada una de las veces que el conjuro hacía efecto. Por la de veces que lo había sentado y teniendo en cuenta su rápida recuperación, Inuyasha predijo que no podría moverse en una semana.

Cuando Kagome se hubo desahogado lo suficiente, tomó su pesada mochila que había estado descansando a un lado del pozo, se la echó al hombro bufando palabras ininteligibles y saltó de nuevo dentro de la construcción de mandera, volviendo a su época.

Tras unos arbustos salieron Miroku y compañía y se acercaron al agujero por el que había desaparecido Inuyasha. Se asomaron al borde, descubriendo al medio demonio tendido boca abajo y sin mover ni un solo músculo.

"Te lo tienes merecido por bocazas" fue Shippo el que hizo tal sentencia.

Desde abajo apenas llegó en un susurro "Maldita Kagome…"

Continuará…


Bueno, puf! Creo que jamás escribí un capítulo tan largo en tan poco tiempo. Si no recuerdo más es el más largo que he escrito hasta ahora, 8 páginas en el Word. En fin, bueno, al menos con este capítulo habéis podido respirar un poco, por lo menos al final, no? Quiero decir que no ha habido tanta angustia. En fic, quiero que me digáis cualquier cosa que opinéis. Lo que vosotros pensáis es siempre muy importante.

Para sesshi23: Bueno, la continuacion esta vez ha sido pronto, no? Si, lo siento. Ya se que es triste pero asi tiene que ser, al menos de momento. Como ya dije este es un fic Inuxkag. soy fan de esa pareja, no lo puedo evitar. Pero lo que va pasando teneis que ir viendolo. Espero que te haya gustado el capitulo. No dudes en darme tu opinion, queja, ... Besos!

Para yuris: aqui tienes el siguiente capítulo. Espero que este te haya dejado un poco mejor. Se descansa un poco en el sentimiento angustioso de la muerte de Kagome, pero solo un poco. Poco a poco ireis conociendo mas de la situacion de los personajes. Espero que te haya gustado el capitulo. No dudes en dejarme llegar tu opinion. Besos!

Para samantha-sama: si, es triste, pero bueno. Espero que te guste como se va desarrollando. Al menos me gustaria pensar que os he conseguido arrancar una sonrisa con este capitulo, aunque sea una muy pequeña. No dudes en seguir dejandome un review. Besos

Para Liz Kraft: Bueno, a mi particularmente también me parecio super lindo esa forma de marcar su territorio, asi que no pude evitar poner un poco mas en este capitulo. Espero no haberme sobrepasado con eso. Para que no digas que esta vez es corto :D Me he esmerado mucho en esta parte de la historia, espero haber conseguido que te gustara. Sigue escribiendo. Besos

Para Yuki-Kudo: yo pense lo mismo, que gruñendo seria todo dulzura. Aqui un poco mas de esa super proteccion cargada de ternura. Espero haber conseguido llegar a transmitir todo eso y que te haya gustado. No dudes en dejarme tu opinion, me encantara saber lo que piensas. Besos