Toc! Toc! Kagome suspiró aliviada por la interrupción.
"Hija, la cena está lista. Hombre! Hola Hojo, te apetece quedarte a cenar?" preguntó inocentemente sin darse cuenta de la palidez que había ocupado repentinamente el rostro de la joven.
"Me encantaría" las esperanzas de Kagome cayeron.
"Bien, pues bajemos, Oh! Inuyasha que cambio" dijo sorprendida de verlo en su forma humana, pero sin delatarlo " tú también nos acompañas, verdad?"
"Por supuesto" contestó muy serio, y cuando la madre de Kagome se dio la vuelta, ella vio como ambos chicos se lanzaban lo que tradujo como miradas asesinas y supo que la cena sería una batalla campal.
Salió de la habitación cerrando la puerta y no pudo evitar susurrar "Que Kami me ampare" y dicho esto bajó a cenar.
El adiós
Los personajes no me pertenecen y hago esto sin ánimo de lucro. Espero que les guste.
Capítulo 8
"ggg" mientras hablan
'ggg' lo que piensan
Kkk flashback
XXX cambio de escena
"Koga, no debes moverte todavía, tienes que esperar a que se te curen esas heridas" intentó hacerle entrar en razón Hakkaku.
"Suéltame" gritó zafándose de la ayuda que intentó proporcionarle su compañero. Se levantó como pudo, agarrándose a las rocas salientes, y se deslizó desde el fondo de la cueva hasta la salida, con gran esfuerzo, de forma que, cuando estaba justo en la entrada, no pudo sostenerse por más tiempo, y cayó pesadamente.
"Koga!"
"Koga!"
Miles de voces corrieron en ayuda de su líder. Pero él no los escuchaba. A su mente solo venía la primera y única vez que probó los labios de la joven. Llevó una de las manos que tenía apoyada en la herida de las piernas hacia sus labios, lamiendo la sangre remanente entre los dedos. Se maldijo a sí mismo por haber sido tan descuidado y tan inútil. Quizá, si Naraku no le hubiera quitado los fragmentos de la joya que tenía en las piernas, podría haber estado presente en la batalla… podría haber defendido a Kagome…
"Kagome…" susurró lo suficientemente bajito para que nadie le oyera. Luego recuperó un poco la compostura, y desde su posición en el suelo, le dio órdenes a uno de sus camaradas para que fuera a recoger unas hierbas que le curarían las heridas lo suficientemente rápido como para poder caminar sin mucho problema en unas pocas horas. Y dicho esto se quedó admirando el paisaje, agradeciendo la brisa que chocaba contra su morena piel, aspirando el aroma de las flores.
'Maldito chucho, esto jamás te lo perdonaré' se dijo.
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'Uf! Menos mal que todo por fin ha terminado" suspiró Kagome apoyando la espalda contra la puerta cerrada de su cuarto, mientras miraba de reojo la figura seria y callada de Inuyasha.
La cena había sido bastante calmada. No hubo ninguna palabra mal dicha, o subida de tono… nada. Sin embargo, la tensión se podía palpar en el ambiente. Las miradas que el joven de largos cabellos negros le otorgaba al compañero de escuela de Kagome podrían asustar hasta al más valiente. Y la chica pudo jurar que oyó algún que otro gruñido cuando Hojo centró su mirada en ella, ofreciéndole una cándida sonrisa.
La despedida no había sido mejor ya que, mientras Inuyasha esperaba tras la esquina de la entrada, la chica estaba en la puerta agradeciéndole su ayuda en los exámenes.
"Bueno, mañana nos vemos Hojo-kun. Gracias por venir"
"No fue nada, te deseo toda la suerte del mundo" y se acercó a la chica, tan cerca que cada uno podía notar como su respiración chocaba con la piel del otro, y los labios del muchacho se posaron en su mejilla, arrancándole un sonrojo inevitable a través de su rostro.
Ahora no podía casi ni mirar a Inuyasha. Él apenas había hablado en la cena, mucho menos después de esta. Sabía perfectamente que había visto lo ocurrido en la entrada, y habían hablado más bien poco de lo ocurrido con Hojo o con Koga.
Otro suspiro escapó de sus labios. Viendo que el medio demonio no reaccionaba, decidió adentrarse hacia el interior de su cuarto, se dirigió a su mesa y se sentó en el escritorio, dándole la espalda.
Tic! Tac! Tic! Tac! El reloj de la mesita de noche de Kagome era lo único que resquebrajaba ese molesto silencio que había invadido la habitación por más de media hora.
Kagome dejó escapar un largo suspiro. Dejó el boli con el que había estado jugando en la mesa, sabiendo que no podría estudiar más esta noche. Se armó de todo el valor posible, o al menos de todo el valor que encontró en su cuerpo, que no era mucho, se levantó, provocando que las patas de la silla chirriaran contra el suelo.
"Inuyasha… sea lo que sea, tan solo dilo"
"Keh! No tengo nada que decir"
Ella no se dio por vencida, se dio la vuelta para encararlo, encontrándole subido a la cama, en su típica posición de brazos y piernas cruzadas, con su largo cabello negro cayendo libremente por los hombros y con una expresión tan desconcertante, que por un momento se sintió completamente intimidada.
Tragó duro, sabía que esto no iba a ser fácil, y se acercó tranquilamente hasta la cama, arrastrando sus pasos, dejando que su corazón, que en un momento había empezado a latir desbocado, se calmara.
Llegó a su lado, aún bastante nerviosa, se sentó al borde de la cama, dejando que el suave tacto de las sábanas abrazaran sus piernas desnudas.
"Inuyasha" comentó sin mirarle "Dije que me quedaría contigo, recuerdas? No con Hojo, no con Koga… Solo contigo"
"Eso ya lo se" le sorprendió ese tono tan repentinamente serio. Se arrastró hasta que pudo apoyar su cabeza contra la pared, quedando a su altura.
"Entonces qué te pasa?"
"Nada"
"Inuyasha…"
"Keh! Cuando digo nada es nada" y torció el gesto, mirando al lado contrario al que estaba ella.
Esto provocó que la ira invadiera su joven y femenino cuerpo. Se puso de rodillas, llevó una mano hasta la barbilla del muchacho, y ejerciendo una ligera presión, hizo que la mirara, encontrándose con esos enormes ojos, tan cambiados de ese dorado claro que los caracterizaban, pero que eran igualmente hermosos y expresivos…
"Qué pasa?" preguntó ella, volviendo a hacer presión con su mano, evitando que apartara su cara cuando intentó hacerlo.
"Nada" dijo. De pronto, todo su rostro cambió. Esos ojos de mirada fiera adquirieron una tristeza sin igual. Su gesto, hasta ahora duro, se fue debilitando, dejando esa severidad atrás.
"Qué pasa?" volvió a preguntar, pero mucho más preocupada. Tanto le había molestado el asunto? Y por qué esa tristeza repentina?
No tuvo que esperar mucho, porque la voz de Inuyasha se dejó oír, en apenas un susurro, pero eran tantas las emociones que embargaban su voz… Lo que dijo fue algo completamente sorprendente, algo que Kagome jamás se hubiera esperado de él.
"Có…" tragó "Cómo?" tuvo que preguntar. Sentía que sus oídos le habían engañado, que sus propios anhelos, sus deseos, sus esperanzas… le habían hecho oír algo que en realidad no había dicho. Que todo había sido un pellizco, producido por su mente, riendose de ella…
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Miroku seguía abrazando a la mujer entre sus brazos. Dio gracias a los cielos porque la hubieran permitido descansar, aunque apenas fueran unas horas, dejando que, finalmente, cayera dormida.
Demasiadas habían sido las emociones sufridas en un solo día. Ella no solo había perdido a su hermano, su última y única familia. Kohaku. Era apenas un muchacho, jovial, alegre… tan lleno de vida y con tantas experiencias que vivir…
Era tan triste ver que no se le había dado una segunda oportunidad. Él habría podido enmendar los errores del pasado. Con tan solo tiempo. Tan solo un poco de tiempo más para vivir.
Y, además, le habían arrebatado una persona muy querida. Por ambos.
Kagome.
Su amiga… no! Su mejor amiga.
Miroku alzó la mirada posándola sobre las nubes, que viajaban libres y solitarias en el cielo, meciéndose con el aire, recorriendo el paisaje… Esas nubes que parecían de algodón. De pronto una forma pudo distinguir entre ellas. Un par se habían juntado, revoltosas, para dar la forma de una flecha y un arco.
No pudo evitar que una triste sonrisa se dibujara entre sus labios. Miró detrás de los arbustos, que lo ocultaban de sus dos mejores amigos. En la posición en la que estaba, sentado, con las piernas cruzadas y apoyando su espalda sobre el árbol, con los brazos alrededor del cuerpo femenino, no podía distinguir la figura de Inuyasha. Pero sabía que estaba ahí, porque los susurros que se desprendían de su boca invadían el silencio del bosque.
Volvió a mirar al cielo cuando un rayo de sol atravesó las nubes para caer, precisamente, sobre sus ojos.
'Pronto será mediodía' se dijo. Sabía que sería muy difícil para el chico con orejas de perro aceptar la muerte de la joven del futuro. Pero su cuerpo debería descansar en paz. Y tendrían que enterrarla, rezar por su alma…
No quiso pensar en eso ahora, ya habría tiempo cuando Sango despertase. La miró con ojos llenos de ternura, apretando más su abrazo sobre la joven y le dio un pequeño beso en la frente, limpiando con su dedo índice una solitaria lágrima que había escapado de sus cerrados ojos, para caer por su mejilla, acariciándola la pálida piel de su rostro.
"Descansa…mi amor"
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Koga se encontraba descansando bajo un árbol. Las hierbas que le habían traído sus camaradas le habían ayudado a calmar el dolor producido por los miles de rasguños y la herida que poblaban sus piernas. Y eso le había ayudado a caminar por varios kilómetros, aunque con algo de dificultad. Bastante cansado por el esfuerzo, tuvo que hacer una parada para respirar tranquilamente, recuperar el aire y poder ponerse de nuevo en marcha. Hakkaku y Ginta, sus fieles compañeros, no habían dejado su lado ni un solo momento, preocupándose por su bienestar a cada instante, ayudándole en los peores momentos a dar sus primeros pasos, trayéndole, cuando lo necesitaba, agua del río, saciando la sed del lobo líder.
Koga volvió a tomar un nuevo sorbo del refrescante líquido con el cual sus compañeros le estaban limpiando, nuevamente, sus heridas. Las hierbas que le ayudaban en su pronta recuperación, para su suerte, eran bastante comunes por todo el bosque, por lo que aquí y allá iban recogiendo matojos con los que preparaban el vendaje.
Él miró las nubes que atravesaban ese cielo azul, haciendo ese contraste con su blanco cálido y apacible. Aunque sus piernas aún le dolían, no detendría su caminar hasta alcanzar el paradero de la muchacha a la que ya había apodado, hacía tiempo, como su mujer.
Cuando la recordaba, su corazón se quebraba en su pecho. Cerró los ojos aguantando una lágrima y apoyando la cabeza en el tronco del árbol se dejó llevar por sus recuerdos, rememorando todas las experiencias vividas con la joven.
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"Có…Cómo?" preguntó Kagome sorprendida. Aún no podía creer lo que había escuchado, eso, simplemente, tenía que ser un juego sucio de su propio corazón.
"Keh! Lo que has oído" contestó Inuyasha aseverando su rostro y mirando para otro lado. Ciertamente no quería encontrarse con los ojos de la chica después de su abierta declaración.
"Puedes repetirlo? Por favor… Inuyasha" rogó ella, viendo el sonrojo en sus varoniles mejillas. Le vio suspirar, derrotado, y entonces supo que sus oídos no le habían engañado la primera vez.
"No quiero compartirte con nadie. Tú eres solo mía" apartó más la mirada, si acaso eso era posible, intentando ocultar ese tono rojizo que crecía a lo largo de su cara, avergonzado por una afirmación tan sincera… atemorizado por una posible mala reacción de ella…
Nunca esperó que lo que iba a pasar, pasara.
Tan solo la oyó exclamar "Oh! Inuyasha!" y no se dio cuenta de nada más hasta que los brazos desnudos de la joven se enredaron en su cuello, mientras que esa boquita que tantos sentimientos había despertado en él, se apoderó de la suya.
Inuyasha no tardó mucho en responder a ese beso cálido y pasional… que tanto anhelaba.
Sus labios se liaban con los labios de la joven, en un nudo que solo ellos hacían y deshacían, las manos de ella jugando con su largo cabello negro, las de él pronto encontraron su camino rodeando el cuerpo de la muchacha, cogiéndose ambas manos en la espalda, sumergiéndola en un abrazo tan masculino que arrancó pequeños gemidos de los labios de ella, que escaparon por entre los besos, llegando hasta los oídos del joven que, aunque no tenía tan potente sentido auditivo en su forma humana, seguía escuchando mucho mejor que la mayoría de las personas normales.
Esto solo provocó que su cuerpo se encendiera, queriendo profundizar el beso, buscando, con su lengua, alguna cavidad entre los labios de Kagome, queriéndose meter en su boca, respirar su aliento, mezclarse con ella a través de ese pequeño gesto.
Kagome, notando esta petición silenciosa, también quiso probar cómo sería mezclarse con Inuyasha, bebiendo el jugo de sus labios, aspirando su aroma, perdiéndose en su boca…
Pronto las caricias se hicieron necesarias para poder exteriorizar ese cúmulo de sentimientos que se agolpaban en los seres de ambos. Las finas manos de ella subieron hasta su rostro, acariciando suavemente sus mejillas, notando el calor que desprendía su cuerpo masculino.
Inuyasha, por su parte, seguía comiéndosela a besos, a la vez que una de sus manos empezaba a acariciar con lentitud su espalda, buscando mas… queriendo más.
"Inuyasha…" musitó ella, entre suspiros, besos y quejidos. Los instintos masculinos del joven ardieron en deseo y, poco a poco, sin saber muy bien lo que estaban haciendo, la fue tumbando, muy despacio. No tenían prisa alguna.
Su postura fue variando, muy lentamente, hasta que los cuerpos de ambos descansaban, tranquilamente, sobre la colcha rosada que cubría la cama de la joven.
Ella notó como una de las manos de Inuyasha empezaba a acariciar su vientre desnudo, pues la camiseta de tirantes que llevaba se había levantado apenas unos palmos, provocando que su pálida piel se erizara con el contacto.
Simplemente la encantaba este contacto.
La otra mano del chico permanecía quieta bajo su nuca, a modo de almohada, aportándola mayor comodidad en su postura.
Kagome sintió que también necesitaba otorgarle algo de movimiento a sus manos, y se descubrió a sí misma retirando, lentamente, el haori, blanco y rojo, del muchacho, con cuidado de no dañar la herida que aún no terminaba de sanar, para poner su pecho en contacto con su propio cuerpo.
Necesitaba tanto de él… Quería sentirle, mezclarse con él, probarle, fundirse con Inuyasha, sentir todo su ser.
Otro suspiro escapó de sus labios de mujer cuando, con sus manos, recorrió ese pecho tan atractivo, marcado por los abdominales, tan limpio de cicatrices, gracias a su poder de curación demoníaco… y un gemido se hizo paso al exterior por su garganta, cuando los labios del muchacho de pelo negro se posaron en su tripa, jugando con su ombligo, y subiendo lentamente la camiseta de ella, poblando de besos cada parte de piel que iba descubriendo, a medida que la ropa desaparecía.
Al estar todo el día encerrada estudiando, no se había visto en la necesidad de ponerse un sujetador, así que cuando la prenda cayó, perdiéndose en algún lugar en el suelo, su desnudez se hizo plena.
Inuyasha alzó un poco la vista, despegándose apenas unos centímetros del cuerpo de ella, para poder admirarla, regocijándose en la vista de sus sonrosadas mejillas, el pelo revuelto, y una fina capa de sudor perlando el cuerpo de la muchacha, al igual que el suyo. Pronto sucumbió ante el encanto de su pecho, acudiendo a la llamada de los mismos, acariciándolos lentamente con su lengua, jugando con su pezón, regalando al cuerpo virginal de la joven, caricias que nunca antes habían conocido.
Suspiros y gemidos escapaban de los labios de Kagome, que se había tapado la boca con una de sus manos intentando acallar los sonidos que se producían en su garganta, mientras que la otra jugaba enredándose en el azabache cabello del muchacho.
Cuando Inuyasha se dio por satisfecho con el sabor del pecho de la chica, subió a través de su cuello lamiendo su barbilla, su oreja, el contorno de sus labios, besando su nariz… y finalmente fundiéndose en un nuevo beso, apoderándose con deseo de su boca.
Kagome notó la intimidad de Inuyasha rozándose con su pierna, y quiso, sin comprender su anhelo repentino, llenarlo de caricias. No se detuvo a pensar cuando su mano se apoyó en el bajo vientre de Inuyasha, sus dedos se hicieron paso a través de su pantalón, y cuando estaba a punto de rozar su miembro viril…
Toc! Toc! Toc!
Unos sonidos en la puerta los despertaron de su ensimismamiento. El medio demonio se alejó completamente de ella, cubriéndose, nuevamente, con su haori blanco, el único que encontró en ese momento de sobresalto.
La muchacha se cubrió con una bata, pues no pudo localizar su camiseta a tiempo, cuando la puerta se abrió, dejando entrever a un muchachito, vestido ya con su pijama de algún fantástico héroe, haciéndose paso en la habitación de su hermana.
"Kagome, sigue Inu-no-niichan aquí?" preguntó restregándose los ojos.
"Sí Sota, pasa" contestó ella respirando forzadamente, obligándose a sí misma a aspirar y expirar con normalidad, peinándose ligeramente el cabello revuelto…
"Pasa algo?" preguntó cuando vio que su hermano se la quedaba mirando fijamente. Ella apretó aún más contra sí la abertura de la bata, queriendo tapar cualquier rastro de desnudez, intentando ser totalmente natural, fallando en el intento.
"Por qué estás tan sonrojada?" preguntó inocentemente Sota.
"Si te hubieras visto Kagome… Estabas preciosa con ese color en las mejillas, y yo era feliz por saber que era yo, y no otro, el que te había arrancado esos suspiros. Pero cuando Sota te preguntó eso… Creo que nunca antes hemos pasado más vergüenza, verdad?" Inuyasha seguía hablando al cuerpo inerte de Kagome, como si ella pudiera oírle. Las lágrimas ya no salían de sus ojos. Estaba exhausto de tanto llorar. Pero el dolor de su corazón permanecería allí por siempre.
La cara de Kagome varió a uno rojo brillante, lo que arrancó sonoras carcajadas a Inuyasha, quien veía la escena bastante cómica, aunque también estaba algo avergonzado por la situación. Su risa, sin embargo, no fue bienvenida por la muchacha, quien no pudo contenerse en gritar:
"Al suelo!" el conjuro hizo su trabajo, llevando el cuerpo aún acalorado de Inuyasha, a estamparse de cabeza contra el piso.
Sota vio toda la escena sin comprender, y cuando supo que no sacaría nada en claro de su hermana, se acercó a su héroe, y le deseo buenas noches con una gran sonrisa en sus labios.
Nuevamente solos, Inuyasha se levantó del suelo bastante enfadado y miró a la chica, quien no se había movido de su posición de pie al lado de la puerta.
"Se puede saber a qué ha venido eso?"
"El qué?"
"Cómo que el qué? Vamos a ver, por qué diablos me has mandado al suelo, eh?"
"Porque te estabas riendo de mí"
"Keh! Porque estabas muy graciosa, roja como un tomate"
"Ah si? Pues tú no has sido de mucha ayuda!"
"Y qué querías que hiciera?"
"No te hubieras reído de mí"
"No me hubiera reído de ti sino te hubieras puesto completamente roja!"
"No me hubiera puesto completamente roja sino…" fue en ese preciso momento, cuando ambos se dieron cuenta de lo que había pasado entre ellos. Sus miradas, que hacía unos instantes estaban posadas en el otro, cayeron a las tablas que formaban el suelo descubriendo, repentinamente, que el mirarlo resultaba muy interesante. Y un silencio bastante incómodo cayó sobre la pareja.
Así estuvieron por largos minutos hasta que la chica, verdaderamente cansada, habló.
"Deberíamos irnos a dormir, además mañana tengo un examen" comentó, con la voz extremadamente suave.
"Muy cierto" aseguró Inuyasha, todavía avergonzado por sus anteriores acciones.
Y sin volver a cruzar una palabra Kagome salió al baño a cambiarse de ropa, mientras que el chico perro adquirió su postura en una de las esquinas de la habitación, sentado en el suelo, con Colmillo Peroforaacero bien asida cerca de su cuerpo. Estuvo masajeándose la zona dolorida unos minutos.
Así fue como le encontró ella, ataviada con un pijama de pantalón corto y tirantes, que dejaba ver perfectamente sus contorneadas piernas, y vislumbrar su esplendorosa figura.
Inuyasha, al verla, no pudo evitar que las imágenes de instantes antes, volvieran a recorrer su mente, encendiendo su cuerpo ligeramente.
"Está bien la herida?"
"Sí, ya no me duele" contestó cortante, y se alejó de ella cuando quiso, con sus propios ojos, revisar que el vendaje estuviera bien.
Este gesto no fue del agrado de la muchacha, pero pensó que seguía molesto por haberle sentado, así que sin decir más se echó sobre la cama, dispuesta a dormir.
"Me gustaría que supieras, aunque un poco tarde, que si me quité no fue porque estuviera enfadado contigo, sino porque no hubiera soportado tu tacto. Si me hubieras tocado, simplemente no hubiera podido evitar hacerte mía, Kagome"
XXXXXXXXXXXXXX
Shippo apareció instantes después, bastante acalorado, como si hubiera estado corriendo durante bastante tiempo. Miroku le miró sorprendido, pues el kitsune tenía una expresión que no lograba descifrar.
Antes de preguntar, le dio tiempo para que recuperara aliento, pues pudo observar que el pobre debía haber echado una larga carrera. Sin quererlo, hizo un ligero movimiento, que despertó a la joven entre sus brazos.
"Pasa algo?" comentó Sango con un tono muy dulce, y restregándose los ojos, eliminando cualquier vestigio de su siesta repentina.
En ese momento vio como Shippo abrió los labios dispuesto a explicarles alguna cosa que, por su gesto, parecía de gran importancia, cuando unas pisadas los alertaron a todos ellos.
Alzaron la vista por entre los matorrales que lo separaban del medio demonio, y abrieron sus ojos con gran sorpresa, pues jamás hubieran esperado ver lo que se encontraba frente a sus ojos.
XXXXXXXXXXXXXX
A la mañana siguiente, Kagome se despertó y realizó todos sus quehaceres antes de marcharse a la escuela. Ni ella ni Inuyasha cruzaron palabra alguna sobre lo que había ocurrido la noche anterior. Simplemente quedaron en que el medio demonio, que había vuelto a su forma original, la vendría a buscar bien entrada la tarde, para seguir su camino en busca de Naraku.
Por eso se sorprendió cuando vio que ya casi oscurecía y el muchacho de pelo plateado no aparecía por ningún lado. Así que decidió tomar su mochila y hacerse camino hasta el Sengoku, pensando que quizá habría algún tipo de percance que no le permitía al muchacho volver.
Ya al otro lado del pozo Devora-huesos, pudo ver como las primeras estrellas se abrían camino por sobre la claridad que aún reinaba en el cielo, mostrándose brillantes y esbeltas, ajenas a cualquier problema en este insignificante planeta.
Caminó sin prisa alguna por entre los árboles. Era una ruta bien conocida por la muchacha, pero siempre que la recorría la sorprendía la magnificencia del lugar, asombrándose del hermoso paisaje que encontraba aquí y allá, deleitándose con los sonidos que solo en el bosque podías encontrar.
Cuando estaba acercándose a la cabaña de Kaede, la sorprendió encontrar todas las luces encendidas, pero un silencio sepulcral rodeaba el lugar. Temerosa de que algo malo hubiera sucedido, sentimiento agravado por el hecho de que el medio demonio no había aparecido en su busca, ingresó, corriendo, en el habitáculo.
Sus ojos se entornaron de la sorpresa al descubrir todos en la estancia, con caras serias, miradas preocupadas… dirigió su vista al punto al que todos observaban, y fue en ese momento cuando sintió un vuelco en el corazón, y solo una palabra escapó de sus labios:
"Kykio…"
Continuará…
Bueno, veamos. En primer lugar quiero disculparme por la tardanza. Se que han pasado unas cuantas semanas desde la última vez que escribí hasta ahora. Mis más cercanos saben que me he ido de viaje, y entre unas cosas y otras no he tenido mucho tiempo para escribir. Si a eso le incluimos una falta grave de inspiración… Pero bueno, por fin he conseguido terminar este capítulo. La verdad es que no sabía que contaros, y sin embargo en cuanto me he puesto a escribir se me han ido ocurriendo idea tras idea, de forma que si me dejáis os hubiera hecho un capítulo de quizá 20 o 30 páginas. Pero creo que se os haría muy pesado y, para que nos vamos a engañar, me encanta eso de dejaros con la intriga. Pero me he portado y son 12 hojas, así que tenéis bastante que leer. Se puede decir que estamos como a la mitad, mas cerquita del final. Sin embargo no os puedo decir si queda mucho o no, depende de la inspiración que tenga. Ante todo, ya sabéis, muchos mensajitos que me ayudan mogollón y si queréis que incluya alguna escena, hacérmelo saber. Si me gusta y veo como encajarla os la intento "pintar" en este fic. Por cierto, que espero que os haya gustado el capítulo. Se que tiene algo de lima/lemon. Siento haber sido tan mala, pero este fic no lo voy a centrar mucho en ese tema (eso no quiere decir que no haga alguno, me encantan los lemons). Un beso enorme a todos los que leen hasta aquí! elenachanozu.es Besos!
Para Miho nee.chan : buenas! siento la tardanza, pero creo que este capitulo te gustara, gracias por tu review!
Para sesshi23: bueno, como ya te dije en el anterior capi, una vez solucionado el asunto, que gracias por avisarme de mi error, la verdad es que fue puro despiste :P jeje, que veas que aqui no te he puesto a kykio para nada, bueno si, al final na mas. Espero que te haya gustado, de corazon (creo que a partir de aqui vais a odiarla irremediablemente) besos!
Para yuris: espero que este capi te guste igual, gracias por seguir mi fic. Besos!
Para catumy: ains! me he reido con tu comentario...eso de que los muertos vuelvan a la vida... no se, no se. Si se queda muerta me odiareis mucho: P
Para Andrea: bueno, este capi tiene algunas cosillas mas de romantico y de... te ha gustado? eso espero, un beso!
Para Minue: buenas! uyuyuy, todo se andara, habra que verlo ;) Ains! opino lo mismo que tu, Inuyasha celoso es un solete, yo quiero uno pa mi! bueno, este capitulo aclara mas bien poco, pero estamos llegando a partes importantes de la historia, espero que te haya gustado, besos!
Para 201anamaria: me encanta que te guste mi fic, espero que te guste tb como ira continuando, besos!
Para Jimena-chan : muchisimas gracias por tus halagos y siento haber tardado en poner mas, espero que te haya gustado este capitulo, besos!
Para serena tsukino chiba : un poquito mas de esta triste pero, a la vez, creo que tierna histora, espero que te siga gustando, besos!
Para samantha-sama: jejeje, no te pasaste, siento haber tardado, te gusto? Besos!
Para gertrudis: ains! mi gertru...jijiji, me alegro de que al fin te encontraras :D un beso!
Para INUKAN: muchas gracias por tus comentarios, sineto haberme retrasado, intentare actualizar mas seguido, besos!
Para La Yumi : hola wapisima! ains! lo se, lo se. me he retrasado...pero weno, aqui ya hay mas. Por cierto...mira quien habla! y tus fics pa cuando, eh? eh? jijiij besos!
Para KagomeHigu1: pos muchas gracias por tus halagos. pero deberias animarte tu tb a publicar, hazlo please! si? me encantaria leer algo tuyo. Tb de inuyasha? besos!
Para lindahanyou : has tenido suerte y para cuando me has escrito el review tenia casi el capi completo, asi que aqui esta la continuacion, te gusto? espero que si, besos!
