Recordar todo esto le dolía. Cuánto daño la había hecho. Cuánto dolor…

"Está bien" llegó hasta sus orejas, que se movieron por la percepción del sonido. Él levantó la vista ligeramente, y vio como su medio hermano dirigía una de sus garras a la empuñadura de su espada, se acercaba a la chica, mirándola seriamente.

Inuyasha se levantó de su pose tan molesta, todas sus esperanzas puestas en ese mandoble, su corazón en un puño,… todo él temblando de la emoción.

Y, entonces, Sesshomaru utilizó su espada.

El adiós

Los personajes no me pertenecen y hago esto sin ánimo de lucro. Espero que les guste.

Capítulo 11

"ggg" mientras hablan
'ggg' lo que piensan

Kkk flashback

XXX cambio de escena

Miroku, Shippo y Sango tenían sus ojos clavados en la figura demoníaca que blandía tan elegantemente esa espada incapaz de cortar siquiera una rama, pero con el increíble poder de revivir a las personas. El pequeño kitsune era consciente de la velocidad a la que latían los corazones de las tres personas allí presentes. Y es que todos tenían puestas sus esperanzas en el hombre de largos cabellos plateados, deseando volver a ver la agradable sonrisa de su amiga.

XXXXXXX

Kykio seguía sentada en el árbol, dándole la espalda a la escena que se estaba desarrollando a una cierta distancia. No se había dado la vuelta para mirar. No era necesario. Sabía lo que pasaría.

Suspiró.

Alzó sus grandes ojos marrones al cielo apoyando la cabeza contra su tronco. Observó como este se teñía ligeramente con toques grisáceos aquí y allá, como si el propio clima quisiera hacer constancia de lo que la mujer albergaba en su interior. No sabía si sentirse bien… o sentirse mal por lo que sucedería. Estaba muy confusa con sus sentimientos, y todo era debido a ella…

"Lo siento Inuyasha"

XXXXXXX

Inuyasha dejó escapar la respiración que no sabía que estaba contendiendo. Sus ojos clavados en la espalda de su hermano, fijos en los movimientos de este. Vio como levantaba su brazo, sujetando su espada firmemente.

Primer mandoble, directo sobre el cuerpo de Kagome. Instintivamente tuvo deseos de cubrirla con su propio cuerpo. Protegerla de este inhumano personaje que lo único que quería era dañarla. Ser, que se había enfrentado a ellos una y otra vez importándole muy poco sus vidas, dispuesto, incluso, a arrebatárselas a todo aquel que se entrometiese en su camino. Pero se contuvo, sabiendo que esto era necesario.

Segundo mandoble, cortó el aire de izquierda a derecha… Se asfixiaba en este instante de incertidumbre… De no saber que iba a suceder. Los minutos parecían haberse detenido. Hasta el canto de las aves dejó de escucharse. Todo el bosque se había sumido en un inquietante silencio, a la espera del desencadenamiento de los acontecimientos que estaban por ocurrir…

Tercer mandoble, de arriba a abajo… Acaso tenía que pasar tanto tiempo para que terminara? Se estaba impacientando. Tan solo quería volver a ver esos castaños ojos que siempre le miraron con ternura. Esos ojos que nunca le temieron. Esas pupilas en las que se sentía que podía perderse, sin importarle… Quería ver sonreír a esa dulce mujer que, si bien no podría considerarse la primera en abrirle su corazón, si fue la primera con la que dejó de sentirse solo. Por alguna extraña razón que él aún ahora no comprendía del todo, ella le aceptaba y le quería tal como era, sin pedir nada a cambio. Un amor sincero y bondadoso… Su ceño se frunció levemente. Él no había sido capaz de corresponder a estos sentimientos como la muchacha se merecía. Había sido, de alguna manera, despiadado con ella y con sus emociones. Dañándola, incluso sabiéndolo, aunque nunca había deseado hacer tanto mal en ese inmenso corazón…

Cuarto mandoble. Todos los ojos expectantes. Todos los sentidos puestos en esos largos cabellos plateados que se mecían con los movimientos de su portador… mostrando la gallarda figura de ese ser poderoso. Ese ser que intentaba devolver un alma a un cuerpo, ese ser que ayudaba al regreso de una vida…

…Y de pronto Sesshomaru cesó sus movimientos.

Simplemente se quedó allí, parado delante del cuerpo caído de ella, respirando pesadamente por el esfuerzo mental que había tenido que realizar, maldiciendo interiormente, aún sabiendo desde el principio que esto sucedería…

Sintió a Inuyasha acercarse. Guardó de nuevo la espada en su vaina.

Inuyasha fue aproximándose lentamente mientras veía como el demonio guardaba su arma. Entonces miró la cara de Kagome, su corazón latiendo a un ritmo infernal. Ella estaba viva entonces, no? Sesshomaru la había salvado, verdad?

Y sin embargo… nada. La misma palidez en el rostro de la muchacha. El mismo tono amoratado bañó esos labios que, carnosos, se alzaban expectantes…Agudizó sus sentidos nuevamente, queriendo percibir algún atisbo de vida en ella… el latir de su corazón…lo que fuera…

Nada. No respiraba. Su sangre no circulaba. Su corazón no latía.

"Qué pasa?" preguntó el medio demonio, sin saber a ciencia cierta como había conseguido que su voz se hiciera camino a través de su seca garganta. "Por qué no reacciona?" y, por primera vez, pudo ver algo en los ojos de Sesshomaru. Frustración? Preocupación, quizá? Fue entonces cuando supo que algo andaba mal.

"Es demasiado tarde" palabras duras, frías… palabras que no quería escuchar.

"Qué?" preguntó, el temor recorriendo todas las partes de su cuerpo, atravesando sus entrañas, erizando su piel…

"No tiene remedio, está muerta"

"No!" las palabras poco a poco caían y se hacían presentes en ese atisbo de cerebro que trabajaba para darles sentido.

"Lo es Inuyasha."

"No lo has intentado lo suficiente!" gritó el medio demonio, mientras sus ojos empezaron a arder de rabia.

"No hay nada que hacer, incluso desde el principio. Solo lo he intentado porque Rin me lo pidió." Su voz helada como el hielo, ningún signo de sentimiento en ella.

"Eso es mentira!" rugió el hanyou, notando como su cuerpo palpitaba de poder, sus puños encogiéndose tornando de un color blanco los nudillos en sus manos.

"No lo es" dijo con firmeza, dirigiendo, por primera vez, la mirada a su medio hermano. "Ella no tiene alma ya. Ella está muerta"

"Nooo" volvió a gritar. Y Sesshomaru pudo decir que estaba gruñendo. Sabía que no tardaría mucho en atacarle. No importaba, estaba preparado.

"GGrrrrr" rumiaba la figura encorvada del hanyou, listo para el ataque. No tenía su espada, no la necesitaba. Le convencería con los puños, haría que le devolviera la vida.

Y así, completamente cegado por el dolor, se echó sobre su hermano, sus garras retorcidas en puños mortales golpeando el aire aquí y allá. Sesshomaru tan solo se limitó a esquivar las primeras veces, mirando fijamente a su medio hermano que se dejaba llevar por su rabia.

Puñetazo derecho, pasando rozando ligeramente su mejilla. Ahora el izquierdo, llegando donde instantes antes estaba su estómago. Patada, de un salto se apartó del camino, quedando ligeramente apartado de Inuyasha.

"Inuyasha, para por favor!" Sango había salido del lugar desde donde observaban la escena. Sus mejillas encendidas bañadas por ríos de lágrimas que caían sin descanso. Miroku y Shippo detrás de ella, medianamente sorprendidos por el rumbo que estaban tomando las cosas. El monje asía fuertemente la espada de su amigo, esperando en el momento de que verdaderamente la necesitara para hacerle entrega de ella. Limitándose a mirar por el momento.

Pero Inuyasha no la escuchaba. No oía a nada, ni a nadie. Solo quería descargar toda su rabia, su ira, su dolor… Y tan ciegamente iba que no pudo evitar la descarga de la poderosa espada de Sesshomaru, mandándole a una cierta distancia, bañando su haori blanco con su propia sangre.

Y allí se quedó, tirando en el suelo cubierto de tierra y polvo. La vista perdida en las nubes grisáceas que pasaban por encima de sus cabezas. Hasta el cielo le hacía compañía en su destrozado corazón. El peso de la noticia sobre sus hombros, comprendiendo finalmente que ella… que ella…

Se sentó en el suelo, limpiándose un rastro de sangre que caía por la comisura de sus labios. Sus ojos desenfocados brillaban ligeramente con la aparición de nuevas lágrimas.

Volvió a secárselas con su haori, pero caían incesantes y sin detenerse. Se odió a sí mismo por ser débil, por mostrarse débil ante su hermano, por no poder hacer nada, por lo inútil que se sentía…

Él solo quería…solo quería…

Sus pensamientos se nublaron nuevamente, y cerró sus doradas orbes, escondiendo su cara entre sus garras, evitando que los sollozos escaparan audibles por su garganta, mordiéndose fuertemente los labios.

Dio un puñetazo al suelo mientras veía que su salvaje hermano marchaba nuevamente acompañado de la joven niña y el demonio verde. Vio como esa muchachita se giraba y sus miradas se encontraron. También vio dolor en su corazón. Por un momento esos ojos llenos de tanto sentimiento le recordaron a los hermosos ojos de Kagome.

XXXXXX

"Tadaima!" anunció la muchacha entrando en su casa. Sin embargo el silencio fue lo único que la respondió a su llamado. Extrañada, se colocó las zapatillas y dirigió sus pasos lentamente hasta la cocina, encontrando sobre la mesa de madera una nota de su madre.

Hija, nos hemos ido a pasar unos días a los balnearios de Yokohama. No sabíamos cuando volverías y por eso no te hemos esperado, pues los billetes tenían fecha límite. Hay muchísima comida en el congelador, prepárate lo que necesites. Un beso, te quiero.

Mamá

Kagome arrugó el papel que aún tenía entre sus manos y lo echó sobre el contenedor de la cocina. Un suspiro escapó de sus labios. En parte se alegraba de que su familia no estuviera allí en esos momentos.

Anduvo hasta la sala de estar y se dejó recostar en el sofá, apoyando sus pies desnudos contra la tela.

"Inuyasha…" aunque había estado llorando por horas al lado del pozo devorahuesos, pensando que más lágrimas no aparecerían por sus ojos, pudo adivinar que se equivocaba, cuando un olor salino golpeó sus fosas nasales, encontrando que gruesas gotas de agua volvían a recorrer su rostro.

Y así, sola, deshecha, rota… lloró hasta que cayó profundamente dormida.

Ding! Dong! Los sonidos en la puerta de su casa la despertaron. Cuánto llevaba durmiendo?

Se levantó pesadamente, limpiándose la cara de esos rastros resecos en sus mejillas y, dando un gran bostezo, abrió la puerta encontrándose, sorprendida, a Hojo delante de ella, con una enorme bolsa llena de lo que parecían un sin fin de hierbas en su interior.

"Hola Higurashi!" saludó el felizmente, pero su tono rápidamente fue modificado por uno de confusión cuando vio la pena que bañaba su rostro. "Pasa algo?"

Plof! Cualquier objeto que el muchacho llevara en la mano rebotó estrepitosamente contra la madera del suelo cuando la joven corrió a abrazarse a él. La sorpresa que sentía su ser fue remplazada prontamente por preocupación al escuchar claros sollozos rasgar el aire. Y así, en un abrazo protector, la acunó una y otra vez, siendo ese apoyo que necesitaba, ese amigo que buscaba en esos momentos, aunque él quisiera algo más.

"Tranquila" le fue susurrando al oído con voz dulce, acariciando su cabello, una mano rodeando su cintura, reconfortándola… "Tranquila"

Unos ojos dorados, atormentados, observaban la escena desde la penumbra. Escondido como estaba en el habitáculo en el que se conservaba el pozo que comunicaba un mundo con otro, vio, con pesar, como era aquel humano el que la abrazaba… el que la consolaba… deseando ser el quien la cobijara entre sus brazos…

Horas de pensar y pensar le habían llevado, como siempre, tras los pasos de la joven. Sin embargo, y aunque le dolía la escena que se desarrollaba ante sus narices, dejó que la pena le invadiera mientras que una triste sonrisa se dibujaba en su rostro y unas palabras, apenas en un murmullo, escaparon de sus labios "Espero que seas feliz" antes de desaparecer nuevamente por el pozo.

XXXXXX

Inuyasha se levantó del lugar en el que estaba, arrastrándose como podía hasta el cuerpo de la chica, rememorando una y otra vez todas las vivencias compartidas, abrazándola con dulzura, con amor…

… no quería dejarla ir.

No iba a dejarla ir.

XXXXXX

Shippo veía la escena entre las lágrimas que empañaban sus hermosos ojos verdes. Jamás vio a un Inuyasha tan derrotado, ni siquiera instantes antes. Este era el momento en el que el peso de la verdad había caído sobre sus hombros. Tenía que aceptarlo, Kagome se había ido y ya nada podrían hacer.

Todas las esperanzas puestas en la espada de Sesshomaru ya olvidadas, dejando que la tristeza embargara los corazones de todos los presentes.

XXXXXX

Sango se abrazó a Miroku. Ella no podía mirar. Simplemente no podía.

El ver como su amigo y compañero se abrazaba al cuerpo inerte de su amiga mientras la arrullaba, dejando escapar sonoros lamentos cual perro lastimado perdiendo a su dueño…

Era demasiado para ella.

Primero su hermano, que deseaba que descansara en paz. Luego su mejor amiga y ahora… lo estaban perdiendo. Lo sabía. Inuyasha no sería capaz de vivir con la muerte de Kagome. Algo en su corazón se lo decía.

XXXXXX

Kykio se acercó a pasos lentos hasta el grupo. Una parte de ella estaba conmocionada por todos los sentimientos que estaba presenciando. Pero ella estaba muerta y no podía sentir nada… no?

No. Ella no sentía. Pero…

Llegó hasta el frente de Inuyasha, sin apartar la mirada de él. Era extraño verle así. A ese ser orgulloso, solitario, que había conocido en su día. Y sin embargo ahora… tenía ese extraño presentimiento, una parte de su ser sabía lo que iba a pasar. Pero ya no estaba segura de querer cumplirlo. Tanto tiempo buscándolo, anhelándolo, instándolo para que se fuera con ella al infierno…

Él se lo debía! Ella murió por él, siguiendo sus pasos. Además, no solo es que se lo debiera, sino que además se había comprometido con su palabra, y sabía que eso era sagrado por sobre todas las cosas. Dejó todo por él, dejo de existir para que la joya estuviera a salvo, siguiendo los pasos de ese hanyou.

Pero…

XXXXXX

Inuyasha escuchó unos pasos titubeantes acercándose a su persona. No eran de ninguno de sus compañeros, pues podía situarlos perfectamente no muy lejos suyo, observándole, mirándole, compartiendo parte de su dolor. Entonces no podía ser otra que Kykio. Dónde había estado?

Tampoco importaba. No había pensado en ella hasta ahora. Kagome era más importante.

No!

Kagome ES más importante.

Apartó sus dorados ojos de la mirada fría de ella para volver a posarla en esos párpados que nunca más se abrirían. Él se juró protegerla. Al fin y al cabo por eso funcionó Tessaiga la primera vez, no? Porque juró proteger a una humana…

… hacía tanto tiempo de eso. En ese entonces ella para él no era nadie. Tan solo aquella que había traído nuevamente la joya hasta su mundo. Aquella quien le había liberado de su sello. Aquella que había roto la Shikon en mil pedazos. La que, una vez, confundió con Kykio…

Una sonrisa se dibujó en su cara. Ambas eran tan diferentes… Una estaba llena de bondad, de cariño, de amor verdadero… llena de vitalidad, de alegría… valiente, amiga de sus amigos…

La amaba. Tardó mucho tiempo, para su pesar, en descubrirlo. Pero la amaba. Y la había hecho tanto daño… Ella se merecía ser feliz. Y no morir aquí, no así.

Alzó su cuerpo cuidadosamente, acariciando con sus manos su figura por las partes de las que la tenía asida, pasando un brazo por debajo de sus rodillas, otro por su espalda sujetándole las extremidades para que estas no colgaran. Y dio un paso tras otro, acercándose a sus amigos, cuidando de no dañar a la persona que llevaba con tanto mimo en su regazo.

"Miroku" dijo finalmente. El susodicho monje alzó la mirada del cabello de Sango, viendo sorprendido como el hanyou estaba a su lado, portando ese preciado 'objeto' para él. Vio como la separaba ligeramente de su cuerpo, en un gesto que definía, fácilmente, que quería que él la cogiera.

Y así lo hizo. Con confusión, sin entender, pero así lo hizo.

Inuyasha se agachó hasta estar aproximadamente a la misma altura que el kitsune, que ahora lloraba desconsoladamente, escondiendo sus lágrimas entre sus manos.

"Shippo" le llamó. No hubo más palabras. Ambos seres sobrenaturales se abrazaron, comprendiendo. El gesto tan solo duró unos instantes, pero el amor escapaba por todos sus poros. Los llantos de Shippo cesaron levemente, siendo reconfortado por los brazos fuertes del hanyou.

Cuando se separaron, Inuyasha tenía los ojos vidriosos. "Pórtate bien, si?" dijo con la voz entrecortada.

"Hai!" respondió el demonio.

El hanyou se levantó de su posición y miró a Sango, que había cogido entre sus manos a la pequeña Kirara en algún momento de su conversación con Shippo.

"Me alegro mucho de haberte conocido Sango. Eres una mujer estupenda, y harás muy feliz a este monje pervertido" Los mencionados enrojecieron levemente, felices de haber descargado un poco la tensión del ambiente. Muy poco.

"Inuyasha!" recriminó ella, pero una sonrisa había en sus labios, contrastando con las lágrimas que caían por su rostro.

"Keh! Solo digo la verdad" y dicho esto se agachó ligeramente y le ofreció un simple y pequeño beso en la mejilla. Acarició la cabeza de la gata, guiñándole un ojo a su vez, y enfrentó la mirada nuevamente seria de Miroku.

No hicieron falta palabras. Ambos se comprendieron a la perfección.

"Miroku, entierra mi espada con ella. Eso la protegerá."

"Así lo haré Inuyasha" dijo el monje muy serio.

Ahora el hanyou miraba a la muchacha. Su rostro cambió a una tristeza infinita y, agachándose ligeramente, plantó un beso en los labios fríos de ella. "Te quiero" susurró, pero lo suficientemente audible para todos los presentes.

Se separó del grupo, acercándose a la sacerdotisa, pero a unos pasos de ella y frente a todos los demás, de forma que ahora todos los personajes formaban una especie de triángulo, en el que las miradas de unos podían enfrentar la de los otros. El silencio sepulcral bañó el lugar, tan solo roto por el suave correr de las aguas del río.

"Ha llegado la hora de que cumpla mi promesa contigo Kykio. Ha llegado el momento de que vayamos al infierno" Nadie respondió. Todos lo sabían. Sabían que esto era una despedida pero…

"Bien" dijo la muchacha de largos cabellos negros y pálido mirar. Cogió una flecha que fue alzando lentamente hasta la altura del corazón del hanyou, alzando el arco acompañándola, tensando la cuerda de modo que su disparo fuera único y certero. La mirada fija en su objetivo.

"Entiérrame junto a ella" fue la súplica del ser de largos cabellos plateados echa a su compañero que sujetaba a la muchacha entre sus brazos. Miroku solo afirmó con la cabeza.

Shippo se agarró a una de las piernas de Sango, no quería mirar. Demasiado dolor para su joven cuerpo… demasiado.

"Estás listo Inuyasha?" preguntó la miko, la flecha preparada.

"Sí" aseguró él. Las respiraciones de todos se detuvieron. Y en ese momento Kykio se dispuso a disparar la flecha.

Continuará…


Antes que nada: FELIZ AÑO NUEVO! nuevo capi de regalo:) Lo siento! Se que muchas querréis matarme. Primero por todo lo que me he tardado y luego por como dejo este capítulo. Es en estos momentos que me alegro de estar tan alejada de todo dios para que no podáis alcanzarme :P Bueno, mi inspiración volvió y aquí un nuevo y muy esperado capítulo. Cualquier cosa, hacérmelo saber. Pero esto no se acaba. Aún quedan cositas que contar. Besos!

Nuevo foro! Colaborar en él! http/ranmayakane.

lorena: pues aqui un nuevo capitulo. Aun queda un poco para el final. Yo considero que, como poco, dos capitulos de estos largos que estoy haciendo ultimamente. Pero la verdad es que no tengo nada claro. Siento que el capi no sea para nada lo que esperabas... esto... al menos te he sorprendido, no? ains! me vais a querer asesinar! pero todo tiene un por que. Nos seguimos viendo, besos!

Para Jimena-chan: guau! muchisimas graicas por tus palabras. La verdad es que intento poner todo mi corazon en este fic. De los que llevo escritos hasta ahora es como mi niño pequeño, lo estoy llevando con mucho mimo. Esto... ains! que tal? Vale, terrible, como se me ocurre dejarlo asi! verdad? pero asi os dejo con la intriga y me aseguro que quereis mucho mas jeje. Lo se, soy mala malisima. Bueno, un besote enorme.

Para Andrea: pues aqui va el siguiente capitulo, despues de un duro debate conmigo misma por mi falta de inspiracion. La verdad es que yo estoy bastante contenta aunque sea un capitulo por el cual mas de una querran estrangularme. Pero... esto sigue, aun no se ha acabado y hay muchas cosas que todavia tienen que pasar. En fin, espero que hayas disfrutado leyendolo, besos!

Para kat-sakura: buenas! siento haberme tardado, pero como ya comente he estado a falta de inspiracion y era muy dificil escribir. Aun sabiendo lo que queria plasmar el resultado final no me resultaba satisfactorio, pero bueno. Aqui esta, yo me siento feliz de como ha quedado finalmente, tu que opinas? Un beso!

Para bonisha: buenas! pos aqui la continuacion... esto... ains! lo se, no es como se esperaba pero... no desespereis que aun quedan tantisimas cosas... mucho tendra que pasar todavia pa que nuestro inu "descanse en paz". Te ha gustado? De verdad que lo espero. Besos!

Para sabrina: buenas! lo siento porque me tarde mucho, lo se. Pero ademas de la falta de inspiracion tengo una vida un poco ajetreada. Pero para suerte vuestra ahora mismo tengo millones de ideas en la cabeza, asi que espero actualizar pronto. Que tal? Te gusto? Horrible? Besos!

Para carolina: pues aqui te pongo la conti. No has tenido que esperar mucho, no te quejaras :p que me puse las pilas, jeje. Entonces que tal? Besos!