Recuerden que solo la historia es producto de mi imaginación... Los personajes pertenecen a J.K. Rowling y a la Warner Bros.
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Capítulo 8 : Solucionando malos entendidos.
Harry descendió las escaleras que llevaban a la cocina algunos minutos después que la señora Weasley. Al llegar al recinto se detuvo un momento. No cabía duda, los Weasley eran lo más próximo a una familia que Harry había tenido.
- Tengo algo que decirles- anunció el joven con una voz baja.
-Si, cariño?- preguntó la madre de la familia.
- Quería darles las gracias por todo lo que han hecho por mí, pero creo que será mejor que me marche.
Un silencio pesado cayó sobre todos en la cocina.
-Por qué? – quiso saber Bill. –Por qué quieres hacerlo?
-No quiero causar problemas- contestó Harry refiriéndose al estado de ánimo de Ron.
-Harry, hijo, tu eres de la familia.- dijo con una voz dulce la señora Weasley.
-Además, estamos muy contentos de poder compartir contigo después de tantos años.- agregó Charlie.
-Sí, bueno, gracias.- dijo Harry sin poder coordinar sus ideas. La emoción lo embargaba. Era como separarse nuevamente de todos ellos... pero por qué?- Estas suceptible, viejo. – pensó el chico de lentes.
-Y a donde piensas ir?- quiso saber Hermione.
-No lo sé, tal vez a la casa de Sirius.
-Estás seguro de querer volver a ese lugar?- preguntó Molly.- No creo que esté muy habitable.- dijo.
-No, efectivamente- concedió Harry recordándo el comentario de Ginny en Grimauld Place.
-Harry, hijo- continuó la señora Weasley- quédate esta noche y lo piensas. Aquí siempre habrá lugar para tí.
Harry miró hacia las escaleras preguntándose qué pensaba Ron. Hermione pareció notar su preocupación y dijo en un tono que no admitía réplicas.
-Por Ron no te preocupes, esta noche me lo llevo a mi apartamento... a esa fiera la amanzo con una mirada- dijo con picardía.
-Bueno, pues no se discute más- dijo la señora Weasley levantándose de su silla. –Hora de ir todo el mundo a la cama. Mañana ya veremos. Y mejor quédense aquí Hermione. Por una vez que nos reunimos varios de la familia...
Entre risas y ruidos cada uno se fué despidiendo y desapareciendo por la chimenea envueltos en una llama verde. Hermione subió a buscar a Ron y Harry quedó solo con Molly en la cocina.
-Quiero que sepas que en esta casa siempre serás bienvenido, Harry. – dijo la mujer casi en un murmullo.
-Ustedes son lo más parecido a una familia que he tenido - dijo Harry con un dejo de amargura en su voz.
-Pero estás a punto de formar tu propia familia.- intervino ella con el mismo tono suave.
-Nada es como quiero, nada es como lo soñé- se le escapó decir a Harry. La señora Weasley extendió su mano por encima de la mesa y tomó la mano de Harry.
-Hijo- comenzó ella a decir- Si tienes algún problema, puedo ayudarte si lo deseas.
-Gracias, pero no- dijo suavemente el joven.
Molly sonrió débilmente, dió una suave palmadita sobre la mano de Harry y se levantó de la silla.
-Creo que es hora de ir a dormir. Arthur llegará tarde esta noche, está revisando unos objetos muggles que consiguieron abandonados cerca de la entrada del Hospital San Mungo. Buenas noches Harry.
-Buenas noches... y gracias nuevamente-contestó éste en voz baja.
Harry permaneció solo y en silencio durante largos minutos. Su mirad fija en el fuego de la chimenea y su mente vagando entre los recuerdos asociados a Ginny. Finalmente se decidió a subir a su habitación. Al final de las escaleras pasó al lado del dormitorio de Ron y Hermione, detrás de la puerta se oían risas sofocadas. Siguió su camino sin detenerse, al pasar junto a la puerta de la habitación Ginny, vió que estaba entreabierta. El joven se detuvo un instante y sin pensarlo dos veces, empujó suavemente la puerta. Allí estaba Ginny, acostada en su cama, profundamente dormida. Harry se acercó a la cama y en silencio, se sentó en el suelo a contemplar a la joven.
Ginny se veía tranquila e inofensiva cuando dormía. Su cabellera estaba extendida sobre la almohada, su mano derecha reposaba sobre ésta, al lado de su cabeza, mientras la izquierda reposaba sobre el estómago. Harry observó su respiración tranquila, su pecho subiendo y bajando a un ritmo acompasado.
-Diablos!- exclamó Harry mentalmente al observar los hombros desnudos de la chica- No lleva pijama.- Las hormonas del joven se alborotaron-No puede ser!- pensó.- Me siento como si tuvera quince años!
Harry no podía despegar los ojos del cuerpo de Ginny. Con la mirada recorrió cada pliegue de la sábana, cada curva que se revelaba a través de la tela, tratando de imaginar la suavidad de la piel, imaginando que eran sus manos las que hacían ese recorrido. Sin poder evitarlo, se inclinó y la beso suavemente sobre los labios. Ginny arrugó la nariz y exhaló un suspiro luego de murmurar algo entre sueños, algo que Harry no pudo entender.
-Se ve endiabladamente bonita cuando duerme- pensó Harry suspirando.- De seguro su cuerpo es suave y tibio- de nuevo se inclinó un poco hacia ella – y ese aroma a fruta en su cabello... me vuelve loco.- Se imaginó acariciando ese cuerpo desnudo centímetro a centímetro mientras su miraba se deslizaba lentamente sobre la silueta de la joven. En un nuevo impulso, Harry acarició la mejilla derecha de Ginny, al mismo tiempo que retiraba un mechón del cabello de la joven. Ella abrió pesadamente sus ojos y parpadeó varias veces como si grandes piedras pesaran sobre sus párpados tratando de enfocar la persona que tenía al frente. Cuando finalmente su cerebro descodificó la imagen de Harry, Ginny dió un gritito y se incorporó sobresaltada.
-Qué haces aquí?- preguntó apoyándose sobre el codo izquierdo. Sin darse cuenta, la sábana que la cubría había resbalado un poco dejando ver una parte de uno de sus senos. Harry no contestó, sus ojos estaban prendidos de la anatomía semi desnuda de la chica. Ginny siguió su mirada y al darse cuenta del motivo, haló furiosa la sábana cubriéndose bien. – No me has contestado Potter.
-He? Cuál era tu pregunta?- dijo Harry con torpeza.
-Te pregunté qué haces aquí. – repitió Ginny con un color escarlata sobre su rostro.
-Yo... yo...- Harry no lograba hilvanar dos ideas.
-Sí, tú... tú...- imitó con impaciencia Ginny.
-Yo... yo solo quería preguntarte si puedes acompañarme mañana a Grimauld Place. – dijo soltando lo primero que se le vino a la cabeza.
-Sí, seguro- contestó la joven.- Algo más?
-Sabes que te ves hermosa cuando duermes?- dijo Harry sin poder evitarlo. Ginny se ruborizó una vez más- Creo que mejor me voy – dijo un Harry no muy convencido.
-Creo que es lo mejor- dijo Ginny.
Harry se encaminó a paso lento hacia la puerta, se detuvo unos instantes y luego regresó arrodillandose al lado de la cama de Ginny. En un instante, Harry abrazó a la joven con fuerza y la atrajo hacia su cuerpo. Su mano derecha la sostuvo por el cuella mientras la izquierda se deslizó por la espalda desnuda de ella. Harry suspiró profundamente con los ojos cerrados mientras sentía que una ola de deseo invadía su cuerpo. Ginny despertaba en él sensaciones que creía olvidadas. Ginny temblaba entre los brazos de Harry. Por un lado trataba de mantener la sábana que la cubría en su lugar, por otro la emoción de compartir ese momento mágico con el hombre de sus sueños, embriagaba sus sentidos.
Harry se fué separando de ella lentamente, mientras le depositaba un beso en la sien, otro en la oreja y un último en el cuello. Ginny se estremeció una vez más al sentir esas caricias. Con infinita ternura, Harry rodeó el cuello de la chica con sus dos manos y dibujó la forma de sus labios con los pulgares. La chica lo miró sorprendida cuando Harry tomo su mano derecha y apoyándo su frente en ella murmuró:
-Ayúdame a olvidarte, Ginny.- Luego la soltó y salió rápidamente de la habitación mientras Ginny quedaba sin palabras preguntándose:
-Y a mí quién diablos me ayuda a olvidarte?
La cocina estaba invadida de un delicioso olor a café y a panecillos recién salidos del horno, cuando Harry descendió por la escalera. Para su sorpresa, solo Ron estaba allí. Harry se detuvo un momento a mitad de la escalera, dudando entre terminar de bajar o regresar a la habitación que había ocupado.
-Date prisa que el café se enfría- dijo Ron desde la cocina.
Harry miró a su alrededor buscándo la persona a la cual Ron se dirigía, pero para su sorpresa, no vió a nadie más.
-Vas a estar allí todo el día?- preguntó Ron entre molesto y divertido. Harry continuó immobil y en silencio.- Vamos! Termina ya de bajar que yo sí tengo hambre.
Harry terminó de descender las escaleras y vió a Ron cn el delantal de la señora Weasley atado alrededor de la cintura, en la mano izquierda tenía una paleta de madera cubierta de una masa untuosa mientras que su mano derecha sostenía una gran taza plástica a mitad llena de la misma masa color crema. Harry miró nuevamente a su alrededor buscándo la presencia de alguien más.
-Ni te molestes- dijo Ron volviendo a su tarea de batir la mezcla con la paleta de madera. Todos los demás duermen aún.
-Ah, sí... bueno, yo...- balbuceó Harry sin saber que decir.
-Ofrenda de paz- dijo Ron por toda explicación.- Panquecas con miel y mantequilla o queso y jamón, como tú prefieras. Té, café y jugo de naranja.
Harry alzó las cejas y abrió los ojos con un gesto de sorpresa. ¿Ron Weasley cocinando¿Y cocinando para él, para Harry, después de todo lo que pasó la tarde anterior? Algo andaba definitivamente mal.
-Y los panecillos? – preguntó Harry.
-Ah! Esos son para Hermione. Ya sabes, ella prefiere los panecillos recién salidos del horno.- contestó Ron con una naturalidad aplastante, como si preparar el desayuno para Harry y Hermione fuera una cosa que hiciera todos los días.
- Ron... yo...- comenzó a decir Harry sin la más remota idea de qué era lo que debía decir, simplemente abrió su boca tratando de romper el hielo que se sentía... al menos de su parte.
-Harry- cortó Ron con tono decidido.- No tienes nada que decir. Soy yo quien debe disculparse- Miró a Harry y vió que este levantaba una ceja- Claro,- prosiguió- si es que pensabas disculparte. En realidad fuí un tonto. Algunas veces me paso de sobreprotector con mi hermana, no lo puedo evitar.
-Ron, yo... yo no quiero hacerle daño. Nunca le haría daño.
-Eso lo sé. El hecho es que ella aún te quiere. Yo no sé exactamente qué es lo que siente, pero sé que te quiere. Y también sé que ha sufrido. Y que ha perdido muchas cosas... Pero no puedo olvidar que tú has sufrido y perdido muchas cosas también. Yo no sé qué motivos tienes para casarte con Cho y no quiero que te sientas obligado a decírmelos.
-Gracias Ron...- murmuró por la bajo Harry.
-No tienes nada qué agradecerme, Harry. Soy tu amigo, a pesar de estos años que nuestra amistad quedó en un ... cómo diríamos? En un receso. Pero tú has sido para mí como mi hermano y eso es algo que nunca cambiará.
-Ron, no sé qué decir...- dijo Harry.
-Pues no digas nada. Sólo piensa bien lo que haces y recuerda que Ginny es una chica frágil.
-No tanto como crees, amigo- pensó Harry con una sonrisa en sus labios.
-Y dale gracias a Hermione, ella fué la que me convenció de hacer este ridículo desayuno.
-La quieres mucho, no es así?
-A Ginny? Por supuesto! Es mi hermana... la única que tengo.
-No! A Hermione!
-Quererla? No sabes lo que dices! La amo con locura!
-Y qué pasó con el que pensaba que Hermione era una sabelotodo insufrible y que tenía que revisar sus prioridades? – dijo Harry sonriendo.
-Lo de sabelotodo no se le ha quitado – contestó Ron riendo- Sigue siendo la mejor, pero debo reconocer que gracias a ella me salvé de muchos reprobados en Hogwarts.- miró a Harry y guiñó un ojo al tiempo que decía- Y lo de revisar sus prioridades... Pues lo hizo y su prioridad soy yo!
-Que pedante eres Ronald Weasley- se oyó la voz de Hermione desde las escaleras que conducían a la cocina. – Digamos más bien que dí una mirada alrededor y eres el que estaba más cerca como para que cayeras en mis garras- Se detuvo detrás de Ron y lo abrazó por la cintura mientras le daba un beso en la espalda.
-Ves?- dijo Ron dirigiéndose a Harry- la tengo dominada. Ayyyy! – exclamó mientras arqueaba la espalda- No me muerdas!
-Hummmm! Anoche no decías lo mismo- murmuró Hermione pícaramente.
-Anoche no mordías mi espalda- contestó el pelirrojo en el mismo tono.
-Ujum, ujum!- carraspeó Harry- recuerden que no están solos.
-Ah! Todavía estás ahí?- preguntó Ron fingiendo sorpresa.
-Pues a menos que me digas que no desayune...
-Toma- dijo Ron tendiéndole un plato de panquecas a Harry. – Y tú jovencita, esta noche me las pagarás...
-Cuando quieras y donde quieras, querido- dijo Hermione con una sonrisa traviesa mientras partía un panecillo humeante.
-Esto da náuseas- dijo Harry agarrándose la cabeza.
-Tan mal están las panquecas?- preguntó Hermione sorprendida.
-No! La actitud de ustedes dos...
-Ja!- dijo Ron volviéndose de la cocina con la paleta en la mano, blandiendola en el aire- Ya quisiera yo verte con mi hermana!
-Ya quisiera yo tener esa oportunidad...- murmuró Harry en un tono apenas audible, recordando a Ginny durmiendo cubierta sólo por una sábana.
-RONALD!- exclamó Hermione en tono de advertencia.
-Lo siento. -Se excusó Ron viendo que había dicho algo indebido.- Pero en realidad no quisiera saberlo.
-Qué no quieres saber?- Preguntó Ginny entrando a la cocina.
-Nada, nada- dijo Ron mientras miraba a Harry y veía como éste sobresaltó al escuchar la voz de la pelirroja, sin darse cuenta que una delgada columna de humo se elevaba de las panquecas quemadas sobre el sartén.
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Disculpenme por agregar un capítulo que no estaba previsto. Pero la reconciliación entre los amigos era absolutamente necesaria. Además, tienen que demostrar que han madurado un poco, no es así?
Espero que les haya gustado el capítulo. Y por favor DEJEN SUS CRITICAS... LAS NECESITO! Prometo actualizar lo más pronto posible. Gracias a todos por sus mensajes y correos...
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Próximamente... Capítulo 9 : Apartamento de soltero?
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