Hola a todos. Gracias por seguir esta historia. Espero que este capítulo sea de su agrado. Por favor, dejen sus comentarios, siempre seran bienvenidos. Abrazos para todos.
Marysle

DEDICATORIA: Capitulo dedicado a todos mis lectores (Qué trillado ¿no?), sobre todo a los que dejan reviews (Ah! Eso limita la cuestión!) y especialmente a todos los que han manifestado su impaciencia, su apoyo y el placer de la lectura. Un abrazo.

Marysle

Capítulo 11:Una Pendaison de crémaillère muy especial.

La cena con los Weasley transcurrió entre risas y variadas conversaciones. Harry se sentía como pez en el agua. Realmente se sentía como parte de la familia.

-Esto es vida- pensó en el momento que la señora Weasley llegaba a la mesa con un pastel de chocolate y cerezas.

-HUMMM!- dijo Ron goloso.

Harry sonrió mientras pasaba una mirada rápida sobre todos, cuando la voz de Hermione llamó su atención.
-Harry. Y cuándo podremos conocer tu casa...Mejor dicho conocer la obra de Ginny, a la que tienes trabajando como una esclava.

-Hey, que yo no me he quejado!- saltó Ginny a la defensiva.

-Lo hemos notado- dijo Bill.

-Bueno, no sé- dijo Harry.- Cuando quieran, ya saben como ir.

-Y por qué no hacer una fiesta?- preguntó George.

-Claro, así sería una invitación oficial.

-Que buena idea!- exclamó Fleur aplaudiendo- una pendaison de crémaillère! Hacía años que no iba a una.

-Una qué? – preguntó Ron con un trozo de tarta en la boca.

-Es una reunión que se realiza cuando cambias de casa para presentar el nuevo hogar a tus amigos. Una costumbre muy francesa.- Dijo sonriendo mientras miraba con ojos de devoción a su esposa.

-Y por qué es que ustedes no lo hicieron?- quiso saber Ginny.

-Porque cuando nosotros nos casamos yo estaba muy ocupado y después, bueno, pues se pasó el tiempo y..

-En fin!- cortó Charlie- tú qué dices Harry.

-Pues a mí me parece excelente idea.- dijo el aludido sonriendo.- Y qué se supone que tenemos que hacer?.

-Tenemos?- interrogó Percy alzándo una ceja.- Supongo que quisiste decir "tengo"...

-No, "tenemos"- corrigió Harry- Porque Ginny va a ayudarme con esto también, al fin y al cabo es su...

-SU OBRA!- cortó Hermione antes que Harry dijera algo que no debía en presencia de todos los Weasley. El ojiverde sacudió ligeramente la cabeza reaccionando e hizo un guiño en dirección de Hermione, agradeciendole la intervención justo a tiempo.

-Oh, Haggy, no es algo tan complicado. Simplemente es una gueunión con tus amigos, algo de bebida, de música y algo qué picag.- aclaró Fleur.- es paga haceg algo divegtido con los amigos.

-Muy bien!- dijo Harry lleno de entusiasmo. Pues los esperamos mañana en la noche a eso de las ocho.

-Mañana es viernes...

-Exacto y ninguno de nosotros trabaja el sábado. Además, los que quieran quedarse, hay habitaciones disponibles.

- Nosotros no podremos ir- dijo Percy elevando su voz por encima del murmullo entusiasta de los demás miembros de la familia. Penélope lo miró frunciendo el ceño.- Yo tengo que hacer un reporte muy importante para entregar el lunes en el ministerio.

-Percy, hijo-intervino Molly Weasley- será solo un rato, además estoy segura que Penélope querrá ir.

-No, ella debe descansar.- dijo Percy en un tono que no admitía réplica. Penélope suspiró resignada y le hizo una señal a Molly para que no siguiera insistiendo.

-Bueno- dijo Charlie para cambiar el tema.- Qué tenemos qué llevar?

-Se supone que el anfigtion da todo- dijo Fleur-Pego los invitados llevan algún guegalo paga la nueva casa.

-Nosotros llevaremos una muestra de nuestro nuevo surtido de la tienda!- exclamó Fred.

-Será mejor algo más útil- intervino Arthur Weasley- al fin y al cabo Harry se va a casar dentro de poco y algo para la casa le vendrá bien. Muy interesante esa costumbre francesa, Fleur.- dijo sonriendo.

Cuando su padre hizo alusión al próximo matrimonio de Harry, Ginny sintió una punzada en el estómago. Harry deslizó su mano por debajo de la mesa y agarró la de Ginny, quien estaba sentada a su lado, dándole un suave apretón para infundirle algo de seguridad.

- Y cómo van los preparativos para la boda?- quiso saber Percy.
-Bien...creo- dijo en voz apenas audible. Hermione miraba alternativamente a Harry, Molly y Ginny. Esta última había clavado su mirada en su plato de postre, ahora vacío.

- Ya tienen la fecha exacta?- insistió Percy.- Porque nosotros no hemos recibido aún la invitación y...

-Ni tú ni nadie, Percy- dijo la señora Molly- Eso es algo que aún es pronto, falta poco más de dos meses. Además, no tienes por qué ser tan indiscreto. Ya Harry decidirá cuando enviarlas.
Percy frunció el ceño.

-Yo sólo lo decía porque yo soy una persona muy ocupada y...

-Creo que debemos irnos – interrumpió Penélope poniéndose de pie.- Como tú lo dijiste querido, tengo que descansar- dijo con ironía mientras se ponía una mano sobre su abultado vientre.

-Pero yo quiero... – siguió Percy con una mueca de protesta.

-Nosotros tambien tenemos que irnos- dijo Harry poniéndose de pie y sosteniendo aún a Ginny de la mano.

-Y Ginny a dónde cree que va?- interrogó Ron alzándo una ceja.

-Quieres fiesta mañana sí o no?- interrogó Harry- Porque si no lo planeamos esta noche, mañana no habrá nada y menos comida.

-Te aprovechas de mis debilidades.

-Entonces, no se hable más- dijo Harry arrrastrando a Ginny hacia la chimenea. Hasta mañana a todos.

-Ginny, no regreses tarde!- dijo Molly en voz alta.

-No lo haré- dijo Ginny un segundo antes de desaparecer por la chimenea.

La noche de la fiesta parecía prometedora, al menos eso es lo que pensaba Harry al ver a sus invitados llegar a través de la chimenea de La Madriguera. Ginny estaba de pie a su lado en su perfecto papel de anfitriona. Y por si eso fuera poco, estaba realmente bonita.

Luego del brindis de bienvenida y el obligado paseo por toda la casa, Harry y sus invitados tomaron asiento en el salón. La conversación se generalisó sobre el tema de los muggles, el preferido del señor Weasley.

-Y bien, Ginny- dijo éste dirigiendose a su hija- Te felicito, no conocía tus habilidades como decoradora.

-Yo tampoco, a decir verdad.- Reconoció Ginny con una sonrisa.- Pero debo reconocer que Hermione ha sido de gran ayuda.- La aludida sonrió ocultando un ligero rubor.

-¿Cómo?- exclamó Ron asombrado y mirando con recriminación a Hermione- ¿Tú ya habías venido y no me habías dicho nada?

La chica suspiró, movió la cabeza de un lado a otro y puso sus ojos en blanco.
-No, Ron- dijo en un tono que revelaba la infinita paciencia que tenía para con su novio- Sólo le dí revistas y catálogos a Ginny.

-Y para qué sirve esta caja?- interrumpió el señor Weasley señalando un televisor.

-No es una caja- aclaró riendo Harry- Es un televisor.

-Ah! Así que este es el famoso tevelisor- dijo en un tono de voz pleno de conocimiento. La señora Weasley puso los ojos en blanco.

-No empieces Arthur- dijo.

-Y para qué sirve?- preguntó este.

-Para ver programas, películas, noticieros...

-Muestrame como funciona!- exclamó el hombre lleno de entusiamo.

- Oh, no, no, no!- Arthur, es tarde y tenemos que regresar a casa. Los chicos querrán tner su fiesta, sin duda.

-Está bien, está bien. Pero tendrás que recompensarme en la casa- dijo a su mujer en un tono pícaro.

-Eh! Que estamos presentes!- dijo Ron.

-Ustedes todavía hacen "eso"?- preguntó Fred asombrado.

-Para el amor no hay edad- contestó Molly llena de dignidad, con el rostro rojo hasta la raíz del cabello.- Y gracias a "eso" es que todos ustedes están aquí.

-Bueno, pero ya es hora que paren, no?- dijo Ron molesto.

-Ignorenlo por favor- acotó Hermione.- Lo entenderá solo cuando tenga su edad.

-Mejor nos vamos ya. Adios Harry y gracias por la invitación- dijo la señora Weasley besándo a Harry en ambas mejillas.

-Adiós Harry- se despidió el señor Weasley. – Tu novia será realmente feliz viviendo en esta casa. Tienes todo lo necesario para empezar un matrimonio, al menos en el plano material.

Harry solo asintió con la cabeza mientras Ginny bajaba los ojos y los clavaba sobre el diseño de la alfombra, sintiendo una punzada dolorosa en su pecho.

-Vamos, vamos- insistió Molly observándo a su hija y empujando a Arthur hacia la chimenea.

Después que los Weasley desaparecieron entre las llamas verdes, los chicos decidieron hacer la fiesta en grande. A las tres de la madrugada, Bill y Fleur regresaron a su casa mientras que los demás decidieron quedarse.

Al despuntar el alba, uno a uno fueron cayendo vencidos por el sueño y los efectos del wisky de fuego. Ron roncaba apoyando su cabeza en el regazo de Hermione. Ginny tenía rato durmiendo sobre un mueble, hecha un ovillo con la cabeza apoyada sobre las piernas de Harry quien distraídamente jugaba con un mechón del cabello rojo de la chica.

-La quieres mucho?- preguntó Hermione después de observar a Harry durante algunos minutos.

-La amo- dijo éste simplemente.

-Y qué piensas hacer?- quiso saber la castaña.

-No lo sé- contestó Harry sinceramente. – Si pudiera solucionar esto, lo habría hecho hace tiempo. Pero no sé cómo liberarme del juramento. No hay nada qué hacer.

-Lo sé.- Reconoció Hermione- Yo he investigado todo lo que ha estado a mi alcance para tratar de encontrar un medio para ayudarlos, pero nada. Lo lamento.

-No es tu culpa.

-Sin embargo- Hermione hizo una pausa y Harry alzó su mirada con ansiedad.

-Si ella quisiera liberarte de ese juramento... Sería la única forma.

-Crees que lo haría? Cho lleva años persiguiéndome, apareciéndose en cualquier sitio en el que esté, sin importar las distancias. Más de una vez a puesto en peligro la seguridad de mi misión. Con esto quiero decir que no ha escatimado en tiempo, esfuerzo o riesgo sólo para estar conmigo... mejor dicho para agobiarme con su presencia.

-Y te sientes saturado?- quiso saber la joven.

-Desde hace tiempo.

-Entonces, por qué...

-Hermione, si pudiera hablar de esto, quizá tú habrías sido la primera persona a la cual habría acudido. – dijo el joven molesto.

-Lo siento Harry, no quise ser inoportuna o indiscreta.

-No, discúlpame tú a mí. – Ginny se movió en sueños.- Creo que mejor voy a conducirla a su habitación- dijo mirándo a Ginny. – Tú y Ron pueden ocupar la segunda habitación del pasillo.
-Y tú? Cuál vas a ocupar- preguntó Hermione.

-Si lo que te preocupa es que le haga algo a Ginny, quédate tranquila. Soy un caballero.

Hermione condujo, no sin dificultad a un pesado Ron que no dejaba de murmurar incoherencias entre los efectos del alcohol y el sueño.

-Harry, mi amigo, yo duermo contigo esta noche- dijo Ron lanzándo un brazo sobre los hombros de Harry cuando éste pasó a su lado con Ginny en los brazos.

-Eh, Ron...- comenzó Harry- creo que no se va a poder... yo...

-Qué... hip!... crees? No te voy a dejar con mi herma...hip!...nita.

-Ron, querido, yo tenía planes para nosotros esta noche- dijo Hermione haciéndo aparecer un par de orejas de conejo rosadas y un minúsculo traje en cuero negro brillante con un colita de conejo, también rosada , en la parte de atrás.- Claro, a menos que tú realmente quieras compartir la habitación con Harry.

-Ve tranquilo con Hermione, Ron- dijo Harry con una sonrisa- Creo que te divertiras más.
-Pero este traje es... hip!... para mujer- dijo Ron.

-Problema resuelto- Hermione hizo aparecer un minúsculo boxer en cuero negro y un corbatín- tengo todo lo que hará resaltar tus encantos esta noche.- le dijo al pelirrojo con picardía.

Las dos parejas subieron la escalera y se despidieron en el pasillo frente a la puerta de la segunda habitación. Harry siguió hasta la habitación del fondo con Ginny en sus brazos. Con mucha delicadeza, el joven depositó a la pelirroja sobre un lado de la amplia cama y se dirigió a la puerta.

-Y entonces?- preguntó una voz desde la cama. Harry se volvió y vió a Ginny con los ojos bien abiertos, observándolo- Te vas sin darme al menos un beso de buenas noches?

-Pensé que estabas dormida- dijo Harry sonriendo y regresando a la cama para sentarse en el lado vacío de ésta.

-No, estoy despierta... y bien despierta- dijo con una mirada pícara en los ojos.

-Eres una diablilla- dijo Harry mientras se inclinaba para besarla. Ginny lo rodeó con sus brazos y lo atrajo más hacia su cuerpo.

-Sabes que si Hermione se entera nos mata- reflexionó el chico sobre los labios húmedos de la pelirroja. Le dije que soy un caballero.

-Entonces que no se entere- dijo la joven tomando su varita de la mesa de noche y murmurando una fórmula mágica hacia la puerta. Harry se separó de pronto de ella.

-Has bebido?- le preguntó.

-Claro, como todos. Por qué?

-Entonces mejor duerme. No quiero que pase algo entre nosotros de lo cual no tengas perfecto conocimiento.

-No seas tonto- susurro Ginny impaciente, halándo a Harry por la camisa.- Estoy en pleno uso de todas y cada una de mis facultades.

-Ginny, te lo digo en serio- Harry murmuraba mientras acariciaba el rostro de Ginny y la miraba con una dulzura infinita.- No quiero que nuestra primera vez sea producto del wisky de fuego... Quiero que sea única... especial... inolvidable... como tú.

-Para ser todo eso solo necesitamos que ambos lo deseemos- dijo la joven suavemente.

-No hay nada en el mundo que desee más que tenerte a mi lado, que seas solo mía.- dijo Harry cerrando los ojos y besando las comisuras de la boca de Ginny.- No hay nada en el mundo, en esta vida o en cualquier otra, que no sea lo que siento por tí.- Harry se incorporó un poco y tomó las manos de la pelirroja entre las suyas, besó las palmas y las cerró en un puño- Yo, Harry James Potter, te entrego todo mi amor, mis sueños, mis ilusiones y mi alma a ti, Ginevra Molly Weasly.- Ginny lo miró emocionada.

-Te amo Harry. Te he amado desde siempre. Te amo como nunca nadie podrá amarte. Te amo con todo mi cuerpo, con toda mi alma, con todo mi ser. Y lo único que quiero es compartir este sentimiento contigo y que... de alguna manera... puedas sentir todo lo que hay en mi corazón por tí.

Harry abrazó a Ginny fuertemente. Se sentía pleno, completo, en una palabra: feliz. Tomó el rostro de la joven entre sus manos y buscó sus labios en un beso apasionado, pleno de deseo largamente reprimido, lleno de esperanza por un amor al fin encontrado. Ginny se abandonó por completo en ese beso y deslizó sus manos bajo la camisa del joven en una suave caricia alrededor de la cintura. Harry sintió aquellos dedos suaves e inexpertos y la sensasión le produjo placenteros corrientazos que recorrieron sus cuerpo.

-Aún estás a tiempo de arrepentirte Ginny- murmuró mientras deslizaba sus manos sobre la espalda de la chica bajando hasta las caderas. –Aún puedes detener esto... pero dentro de unos instantes no habrá vuelta atrás.

Ginny respondió acercándolo más hacia su cuerpo y ofreciéndole su cuello. Harry suspiró profundamente. Se sentía como si para él tambien fuera la primera vez. Jamás unos besos y unas caricias habían tenido un efecto tan desbastador en su cuerpo y en su voluntad. Harry deslizó sus labios suavemente sobre la piel de la joven, trazándo un sensual camino de besos desde el cuello hasta el nacimiento de los senos. Ginny cerró los ojos fuertemente y arqueó la espalda envuelta en una sensación placentera de calor, momento que fué aprovechado por el joven para bajar el cierre del vestido de Ginny. Los dedos de Harry rozaban la piel dorada de la espalda de ella mientras decendía el cierre en una tortuosa caricia. Ginny respondió soltando uno a uno los botones de la camisa del chico acariciando los músculos esculpidos suavemente en su pecho. La piel de Harry se erizó ante el contacto de ella, lo que hizo que la pelirroja alzara una ceja y sonriera satisfecha.

-Eres maligna- le dijo el joven buscándo nuevamente los labios rojos y húmedos de Ginny.- Deliciosamente maligna, enloquecedoramente sensual.- susurró contra la piel de ella. Con una lentitud mórbida, Harry deslizó el vestido sobre los hombros de Ginny dejándo al descubierto una delicada ropa interior de fino encaje.

-Eres hermosa Ginny, más hermosa de lo que imaginé, más sensual de lo que jamás me atreví a soñar.- susurró él mientras seguía el dibujo del encaje con la yema de su dedo.

-Solo soy una mujer enamorada Harry.- respondió Ginny en un susurro, ruborizándose ante la mirada llena de pasión que brillaba en los ojos verdes. Harry bajó su rostro rozándo sus mejillas contra la piel del abdomen de la joven, respirándo su aroma, sintiendo su suavidad. Ginny cerró nuevamente los ojos y se aferró a la sábana dejando escapar un suspiro. Con su lengua, Harry acarició el contorno del ombligo de la joven mientras le quitaba lo que le quedaba de ropa con una lentitud casi reverencial deslizándo el vestido a lo largo de las piernas de ella. Luego, con un par de movimientos rápidos, quitó de encima de su cuerpo su propia ropa. Se tendió sobre ella con una delicadeza infinita atrapando sus labios en un beso apasionado, íntimo, exigente. Ginny respondió a sus caricias con la misma pasión, rodeándolo con sus brazos y atrayéndo el cuerpo del joven hacia el suyo. Podía sentir cada milímetro de la piel de Harry sobre la suya, podía sentir su virilidad rozándo sus piernas, implorando en silencio una autorización para continuar. Ella ya no era dueña de su cuerpo y decidió no luchar más y responder con el mismo fuego que la devoraba. Por primera vez para Harry, el contacto con otra piel no tenía nada de un acto casi obligado ni premeditado. Por primera vez se abandonaba a la embriaguez de sus sentidos, a los anhelos de su cuerpo. Tomó el rostro de Ginny entre sus manos y la miró a los ojos mientras sus miembro se abría paso entre las piernas femeninas, buscándo una señal que le indicara que se detuviera, pero no encontró esa señal. Lo que encontró fueron unos hermosos ojos almendrados que lo miraban llenos de amor, de pasión y de deseo. Su miembro la penetrõ muy suavemente en una caricia íntima y desvastadora. Y cuando el dolor de la primera vez se hizo presente y Ginny aguantó la respiración, cerró los ojos y arqueó la espalda, el joven la abrazó con un amor infinito mientras le susurraba al oído:

-Te amo Ginevra.

-Te amo Harry- respondió ella en un susurro apenas audible, mientras sus cuerpos se movían en una danza sensual y enloquecedora.

La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas de la ventana. Harry contempló la mano blanca y delgada cuyos dedos se entrelazaban con los suyos.

-Fué maravilloso- dijo besando esos dedos blancos.- Gracias por hacerme tan feliz, Ginny.

-No Harry, no tienes que darme las gracias. Eres tú quien me hace feliz.

-Te sentiste bien- dijo él preocupado.

-Fué maravilloso para mí también. Siempre quise que mi primera vez fuera contigo.

-Sabes? Cuando estabamos en el colegio pensé que ya habías tenido tu primera vez.

Ginny rió.

-Sí, imagino que más de uno lo pensó. Pero ya ves, no fué así. Has sido el único hombre en mi vida... casi desde que tengo uso de razón.

-Nunca creí que lo sería- confesó él. – Y lamento que todo este tiempo no estuvieramos juntos, hemos perdido mucho tiempo.

-Ssshhh- dijo ella poniendo un dedo sobre los labios de él. – No hablemos de cosas tristes hoy.
-Tienes razón mi princesa.- Estamos en un momento perfecto, en el lugar perfecto... Y estoy con mi mujer perfecta.

-Nunca imaginé que estaríamos tú y yo juntos bajo este techo. Amo este lugar.

-Esa era la idea, mi amor. Este es nuestro palacio y tú eres mi reina. Este lugar tiene los mejores recuerdos de mi vida.

-Pensé que te traía recuerdos tristes.

-Así era, pero tú has cambiado eso, como has cambiado muchas cosas en mi vida. Ahora, puedo decirte que amo este lugar que es tuyo y mío. Sólo los Weasley pueden venir hasta aqui y le puse un hechizo similar al de Hogwards para que nadie pueda aparecerse, salvo tú y yo.

-Sabes que prefiero la red flú.

-Lo sé, princesa.

-Gracias Harry.

-Por qué?- preguntó extrañado el chico alzándo una ceja.

-Por hacer de este un lugar especial. Por hacer de este lugar algo solo tuyo y mío.

-Asi será siempre. Te doy mi palabra de honor Ginevra. Nadie podrá venir hasta aqui si tú no lo autorizas.

El se volvió sobre un costado para quedar frente a ella. Estaban desnudos bajo la sábana y bajo esa misma sábana, el acariciaba la suave curva de la cintura y las caderas de Ginny.

-Qué quieres hacer hoy?- preguntó el joven. La chica lo miró sorprendida.

-Dormir?- se aventuró a preguntar.

-Oh no!- dijo él en un tono pleno de vitalidad- Esta ha sido la mejor noche de mi vida y quiero que el día sea igual. Quiero estar a tu lado todo el día, pero estoy seguro que tu mamá se escandalizaría si te quedas aqui todo el día.

-Podríamos ir a La Madriguera.

-Y acostarme contigo abrazado a tu cuerpo en tu cama? Te arriesgarías a que Molly me descuartizara? Claro, eso suponiendo que aún tenga todas mis extremidades en su sitio después de que se entere Ron que estoy durmiendo con su hermanita bajo su mismo techo.- explicó el chico en un tono convincente. Ginny rió.

- Y qué sugieres?

-Sugiero que para evitar problemas, pasemos todos juntos el día, podemos jugar quidditch, hacer un pic-nic... no sé. Pero esta noche... esta anoche será especial para tí. Voy a llevarte al Londres Muggle, a un sitio nocturno. Primero cenaremos a la luz de las velas, luego bailaremos y después... – la miró con picardía- Después... lo que tú quieras.

-Hum, parece buena idea. Pero creo que deberíamos bañarnos y cambiarnos antes que despierten todos, ya me siento plena de vitalidad y energía.

-Aún hay tiempo, apenas está amaneciendo y todos se acostaron muy tarde. Además, los hechizos que puse en la habitación están aún activados... sería una lástima desperdiciar toda esa magia... – dijo sonriendo con picardía.

-Realmente sería una lástima- dijo ella riendo mientras deslizaba su cuerpo sobre el cuerpo de Harry y buscaba los labios del chico en un beso.

-Sabía que eras una chica comprensiva- respondió Harry acariciando la piel desnuda de las caderas de ella, dispuesto a hacerla suya nuevamente.