Venga, Akiyama! Acelera un poco más, que a este paso no llegamos ni mañana! - le decía un joven rubio a otro castaño.
Yamato tiene razón, Ryo, cada día tardas más... - le reconoció otro chico de cabello chocolate.
Pero esta vez no fué mi culpa! Al coche le costó arrancar... - se excusaba el supuesto culpable.
Ya... - contestó el otro castaño con falsa ironía.
Unos minutos después, todo fué silencio, y sólo se podia escuchar el ruido del motor del Jeep Hurricane de color gris metalizado de Ryo Akiyama. Al rato, mientras el chico rozaba ligeramente el freno y cambiaba de marcha, el joven Akiyama se dispuso de nuevo a hablar.
No me echeis las culpas, al fin y al cabo, si llegamos tarde es por culpa vuestra, no tengo ninguna obligación de llevaros a vosotros.
Pero no tenemos coche... - le contestó con parsimonia el rubio Yamato Ishida.
Pues coged el autobús...
No nos dejaria en la puerta, y tendriamos que andar un buen trozo...
Pues levantaos antes... - le respondió mirando por el retrovisor al chico.
A ver quién es el macho que se levanta antes para coger el autobús para después andar, y encima para ir al trabajo...
Es verdad... y yo aquí, siendo la víctima de vuestros sermones para no llegar tarde... si no os pasara a recoger, iría bien de tiempo, pero cómo tardais más...
No, lo que pasa, es que tu siempre llegas antes...
No me vengas, con esas, Tai, que ha habido hasta días en los que os he tenido que despertar yo! - le respondió con sorna Ryo a su amigo Taichi Yagami, que sonrió al recordar las veces que solía pasar eso, que eran bastante seguidas.
Además, a ti no te importa llevarnos, no vivimos lejos de tu piso...
Tienes razón, Yamato, hay veces que os dignais a venir andando hasta mi piso por si me he olvidado algún documento importante! - respondió Ryo, haciendose el sorprendido.
No nos lo recuerdes... aquella vez tenías que llevar esos papeles, eran imprescindibles para el trabajo! - contestó Tai, mientras veía por la ventana cómo habia cambiado el paisaje de ciudad a uno de montaña – no falta mucho...
Pues menos mal que se los llevó él, si nos los llegamos a llevar nosotros, ahora estamos en una hamburgueseria fregando lo que se le cae a la gente y friendo patatas... - le recordó el rubio al moreno sentado a su lado, ya que estaban en la parte trasera del jeep, algo estrechos, mientras que su amigo estaba conduciendo delante sonriendo ante el comentario.
Unos minutos más en silencio, en los que el conductor se dedicó a mirar por el retrovisor con interés, mientras que sus compañeros estaban mirando la hora y comentando algo.
Faltan menos de diez minutos para que sea la hora... ¿Ryo? ¿Pasa algo? - preguntó Tai al chico moreno de apellido Akiyama. El chico había estado en silencio bastante rato, y sus miradas constantes al retrovisor hicieron que los chicos miraran por una de las pequeñas ventanas de los lados. En teoría, el jeep era descubierto, pero el dueño, es decir, Ryo, había ordenado al concesionario que no lo descubriera.
Tai, al sacar la cabeza y mirar para atrás, oyó el ruido de un segundo coche a alta velocidad detrás suyo, pero no lo vió. Volvió a meter la cabeza dentro del coche.
Parece que el coche va al mismo sitio que nosotros, esta carretera sólo va hacia allí, y lleva un buen rato siguiéndonos... lo que no me gusta es que corre bastante y por esta carretera... le conviene ser asfaltada, además, és de montaña, además, ya a intentado adelantarnos hace un rato... - explicó Ryo a sus amigos.
¿Ah si? Pues no me enterado... - dijo Tai algo confuso.
Demasiado pronto para que sea un cliente... - susurró el rubio.
Los chicos empezaron entonces a oír el ruido de un segundo motor más cerca de ellos en ése momento. Ryo miró nuevamente por el retrovisor.
¿Pero que hace? - preguntó en voz alta el chico – Pero que hace! - dijo de nuevo mientras con un giro algo brusco de volante se apartó de la carretera, haciendo que por el abrupto cambio de tierra el coche diera con un bache. Rápidamente los chicos miraron por las ventanas, observando el trasero de un Toyota 4x4 último modelo bastante bestia de color negro.
¿Pero que... ?- dijo Tai sorprendido.
Esto no se queda así... - dijo Ryo entre dientes mientras volvia a la carretera, siguiendo al Toyota, ya que iba al mismo sitio.
Pero el Toyota ya no estaba, por lo que, murmurando maldiciones contra el conductor, se dignó a apretar el acelerador y a volver a la carretera, iendo más rápido que antes. Unos minutos en silencio, en los cuales, tras cuatro minutos en total, pasaron por unas rejas y unos pilares de piedra, en los cuales se podía leer el nombre de Club Sportains.
Siguieron un camino de tierra de unos cien metros hasta que se pararon en una gran casa rústica, que aprovechaba las brechas de un precipicio que servia de pared trasera. Era el Club Sportains, un club de todo tipo de deportes de montaña e incluso playa. No era una montaña excesivamente alta, y no estaba a más de una hora de la cuidad, y a dos y media de la playa, dónde tenían una pequeña cabaña encargada de los deportes de mar, como el surf, la vela, y otros. En la montaña se hacían deportes como escalada, piragüismo, rafting, caza, tiro, paseos en quads e incluso paracaidismo, aparte de otros. También hacian campamentos para los pequeños, pero éstos estaban ubicados en una zona algo alejada de éstos deportes.
Ryo condujo el coche hacia uno de los laterales de la casa, dónde aparcaban los empleados, y allí descubrió al Toyota negro.
No sabía que alguien de aquí tuviera ese coche... - susurró Yamato.
Nadie tiene ése coche... - remarcó Ryo, bastante enfadado. Él conocía a la perfeción los coches de cada uno de los empleados del lugar, y ninguno tenía alguno que se le pareciera lo mínimo. El chico paró el motor, y sacó la llave del contacto, se desabrochó el cinturón y bajó del coche, dando un portazo, demostrando lo enojado que estaba, mientras sus amigos saltaban del coche cómo podian para que no los encerrasen dentro.
Ryo Akiyama, un joven atractivo de 23 años se disponía a ir en dirección a ése coche, para observarlo mejor, con una mirada de disgusto, pero con admiración. Ryo, era un joven muy apuesto, de cabello castaño brillante, piel morena y ojos azules, que habían cautivado a más de una mujer a primera vista, además de su sonrisa, que parecía sacada de un anuncio de pasta dental. Era un chico alto, inteligente y un casanova sin quererlo (N/A: Sin quererlo evitar, diría yo...). Era alto, atlético, musculoso... como decirlo, tenía un cuerpo de infarto, que en ese momento llevaba unos pantalones de camuflaje, con una camiseta sin mangas verde, acompañado de un chaleco verde en otro tono.
Faltan dos minutos para que sea la hora oficial de entrada al trabajo... - mencionó Yamato Ishida, de la misma edad de Ryo, rubio de ojos azules y otro adonis. Su carácter tranquilo y frío en ocasiones, atraía a las mujeres cómo la miel a las abejas. Su cuerpo estaba envuelto en un envoltorio compuesto por unos pantalones verde claro y una camiseta de manga corta blanca.
No me estarás diciendo que hemos madrugado para nada... - dijo con algo de miedo Taichi Yagami, otro chico de 23 años, de pelo color chocolate como sus ojos, con pase especial para el gimnasio y un adicto a las fiestas empedernido. Tai tenía un carácter divertido y era muy impulsivo. Su ropa se componía de pantalón naranja y de una camiseta de manga corta blanca con un simbolo en su pecho.
Si a madrugar le llamas ...
Ya estais aquí! - le interrumpió una voz femenina a Yamato. Tai y Yamato se voltearon en dirección a la casa saludando a una chica algo más joven que ellos, de anteojos y cabello largo y liso lila. Todo el mundo que trabajaba en ese club tenía dos normas de obligado cumplimiento en lo que respecta a la ropa. No había uniforme estrictamente dicho, sólo tenían que ir con algo muy cómodo que les permitiera moverse con facilidad, es decir, un pantalón, y llevar una muñequera con el escudo de el club. Por lo que la chica llevaba unos cómodos piratas largos grises y una camiseta de manga corta con la bandera brasileña. Uno de sus hermanos en un viaje al país se la trajo, y a la chica le gustaba, por lo que solía usarla mucho.
Hola, Yolei... - dijo sin muchas ganas Tai.
¿Que pasa? - preguntó la chica al ver a Ryo mirando con mala cara el Toyota.
Pues que cuando veníamos, ése Toyota nos a querido adelantar en un tramo dónde era difícil, y Ryo ha tenído que sacarnos de la carretera para que pudiera ir delante... - explicó Yamato.
En resumen, Ryo iba muy lento, el coche ése iba normal, Ryo se ha impacientado y le ha dejado pasar diciendo que iba demasiado rápido... - dijo Tai.
Eso no es cierto, Yagami – oyó decir Tai a Ryo, que ahora lo miraba con los brazos cruzados.
Yolie, sabiendo que venía una de esas típicas discusiones de mañana, para empezar el día, cambió repentinamente de tema.
Chicos, ha venido una nueva... - empezó, pero la ya discusión de los dos castaños no la dejaban hablar, y Yamato estaba bastante interesado en la discusión, así terminaba de despertarse. En cambio, para que la tomasen en serio, Yolei tuvo que valerse de su inteligencia y pensar en la manera de atraer la atención de los chicos. Pero eso era sencillo, no tuvo que pensarlo mucho.
Por si os interesa, chicos, ha venido una chica nueva a trabajar, por lo que agradecería que dierais un poco de buena impresión... - terminó siendo escuchada entre un silencio de cementerio. Al escuchar la palabra chica nueva, los chicos habían callado enseguida. Ahora los colores azul, chocolate y azul de nuevo estaban posados en ella.
¿Chica nueva? - preguntó con interés Yamato.
Eso he dicho... - murmuró la chica algo nerviosa.
¿Y de que va a trabajar? - se interesó Ryo. Los tres chicos eran monitores de actividades de montaña, enseñaban a escalar, a hacer rafting, paseos en quad... y esas cosas. Además, a los chicos Akiyama y Ishida se los conocia como los playboys del Sportains, habían salido prácticamente con todas las chicas de aquel lugar, llegando a salir con alguna clienta. Pero eran cosas poco duraderas, de mera diversión, mientras Tai, también en plan diversión, conocía y salía con chicas que le presentaban en fiestas, algunas de las quales, eran del trabajo. Y esa chica nueva, les intrigaba.
Hoy de momento no hará nada, uno de vostros se librará de hacer de monitor y le enseñará todas las instalaciones y le explicará cómo va la cosa con más profundidad. Yo se lo acabo de explicar sin detalles, os lo tendreis que currar...
Yo me ofrezco voluntario para enseñarle el club! - dijieron Yamato y Tai al unísono. Unos instantes después, los tres se giraron para mirar a Ryo que no habia dicho nada. Eso era una anomalía muy grave.
¿Ryo? ¿No quieres enseñar el parque a la chica nueva ? - preguntó Yolei intentando tentar al chico. Pero éste sólo la miró con expresión enojada y le preguntó:
Éste coche, ¿és de ella? - preguntó enfadado.
"Pues si que se ha enfadado..." - pensó Tai.
¿De quién? - preguntó la chica de morados cabellos y de anteojos.
¿Ocurre algo con mi coche? - preguntó una voz suave y seria detrás de ellos. Todos se giraron, encontrando a una bella joven que salía del porche de la casa. La chica estaba prácticamente tapada por las múltiples sombras de árboles y demás, por lo que sólo se podía apreciar su silueta, cosa que al parecer, encantó a los chicos. Pero Ryo no parecia interesado en eso, y con aire arrogante y enfurismado, le habló sin vergüenza alguna.
Entonces, éste Toyota negro es tuyo... - le dijo en un susurro.
Más te vale que empieces con buen pié... - le susurró Yolei mientras la chica ya había salido de entre las sombras y ahora estaba a pleno sol, irguiéndose delante del moreno con una mirada fiera.
Gracias por el consejo... - susurró la nueva joven, con una sonrisa algo cínica.
Ésta, era una chica de unos 19 años, no tan alta cómo el chico de delante suyo, e irremediablemente bella. Su piel era pálida, pero no en exceso, su cabello era largo hasta media espalda o un poco más, pelirrojo brillante, con algunos destellos rubios y sus ojos eran de un violáceo impresionante. Su cuerpo, lleno de curvas muy sugerentes, era esbelto y ágil, poderoso y silencioso. Unos pantalones piratas verde oscuro adornaban des de sus caderas hasta un poco por debajo de sus rodillas, mientras que por la parte de arriba una camiseta de manga corta clara y una cinta negra adornaban su torso y cuello.
Esto... creo que mejor os presento... - dijoYolei como pudo – chicos, os presento a Rika Makino, a partir de mañana trabajará con nosotros...hoy está de visita. Rika – dijo dirijiéndose hacia la chica ahora, que seguía intercambiando miradas de arrogancia y superioridad con el moreno – te presento a Yamato Ishida, a Taichi Yamagi, aunque lo llamamos Tai, y a... em... - empezó la chica, pero Ryo la cortó.
Ryo Akiyama... - dijo él mismo.
Són tres de nuestros mejores monitores, uno de ellos te enseñará las instalaciones a día de hoy, y si tienes alguna duda, te la resolverá. Para todo lo demás, aquí me tienes... - acabó de decir – Bueno, me voy iendo, dentro de tres cuartos de hora empezarán a llegar los clientes... ya decidireis vosotros quien la lleva! Hasta luego!
Y dicho y hecho, la chica se fué tras decir eso. Se quedaron unos minutos en silencio, mientras Ryo y la ahora de nombre Rika se quedaban mirando un a otro con cara de pocos amigos.
¿No te gusta mi coche? Por que sí, es mi coche, y te pediría que no lo miraras tanto para que no se desgastara ni se ensuciara, pero sé que es inevitable que poses tu vista en él.
Yamato y Tai miraron a Ryo con algo de temor, pero se sorpendieron al no oír ninguna contestación por parte de él, ni siquiera una mirada asesina en sus ojos. Su rostro de enojo y furia habia desaparecido, para ahora mostrarse inexpresivo.
¿Que ocurre? ¿No sabes hablar? - preguntó la chica con sorna. Yamato quería detener la futura discusión de su amigo con la chica nueva, que al parecer, tenía muchos humos y un genio bastante explosivo. Todo un reto, no parecía de ésas flojas y presumidas.
Tai le dió un codazo al rubio en las costillas para evitar que dijiese nada. Después, con su mirada chocolate, le dijo que mirara a los ojos del joven Akiyama. Los ojos azules del moreno, a pesar de que el resto del rostro estaba inexpresivo, demostraban que se lo estaba pasando bastante bien, y mientras la chica resoplaba de impaciencia, una sonrisa se asomó por la comisura de los labios de los tres chicos a la vez.
Veo que estoy rodeada de idiotas... - murmuró para sí la chica Makino.
Pues si vas a trabajar aquí, tendrás que acostumbrarte a estar rodeada de éstos y más idiotas... - habló por primera vez el moreno de ojos azules.
Puedo habituarme a ello, y si no, simular un accidente por estas montañas será muy fácil – contestó la chica.
Pero cuidado con los animales, te podrían devorar mientras intentas ocultar el cadáver... - susurró Ryo, mostrando una gran sonrisa blanca.
Rika no podía creerlo. ¿Quién se creía ése idiota? Y encima sonriendo con esa blanca sonrisa! La joven le lanzó una mirada funesta, que al parecer al chico le gustó, ya que le respondió guiñándole un ojo.
Tú eres el idiota del Jeep Hurricane que iba delante mio, ¿no? - acabó preguntando la pelirroja, desviando su mirada hacia el coche de Akiyama.
Pues si... y ahora que lo recuerdo, estaba bastante cabreado hace unos minutos por tu irresponsable conducción – acabó Ryo, mirando a la chica de hito a hito. Cabía decir que ésa pelirroja tenía carácter, y eso le gustaba - ¿Cuanto hace que tienes el carné?
Para tu información, listo de pasta dental, no era conducción irresponsable... - empezó la chica con tranquilidad.
Era conducción temeraria... - le susurró el chico de ojos marrones al rubio, que se rió por lo bajo. Pero no contó con que la chica tuviera tan buen oído.
Y tu, ¿No eres Yagami? Tampoco te me pases de listo, que vuestro amigo no sepa lo que es la velocidad no quiere decir que todos los que rocemos ligeramente el pedal del acelerador ya seamos unos conductores temerarios.
El problema, pelirroja, es que por esta carretera es muy peligroso, están muy mal asfaltadas y son muy estrechas. No es lugar para ir rápido ni para adelantar. - le dijo Yamato con voz suave y tranquila.
La chica esbozó entonces una sonrisa pícara, mientras posaba de nuevo sus ojos en Akiyama que la miraba con ésa sonrisa que la irritaba tan facilmente.
Creí que a los de aquí les gustaba el riesgo...
Una cosa es el riesgo, y otra muy diferente... - empezó Tai.
Ya basta, Tai – dijo la voz pausada de Ryo – no importa – el chico consultó su reloj – falta media hora para que empiecen a llegar los clientes. Será mejor que entremos dentro para que recojamos la lista de alistados y nos preparemos para la actividad que nos toque primero.
Los tres chicos asintieron.
Y tu, pelirroja, te vienes conmigo... - mencionó Ryo de improviso, mientras la cogía de los hombros y la conducía hacia dentro de la casa.
Eso tendríamos que discutirlo, Ryo... además, creo que me merezco un día de descanso... - empezó Tai.
El que se lo merece soy yo.. - contratacó Yamato.
Nada que discutir, por que no pienso permitir que unos vagos cómo vosotros perdais algún rato de trabajo, y yo tampoco lo voy a perder... - comentó el chico mientras le pedía a Yolie que les dió las listas y sonrió a la pelirroja, mientras ella le devolvió una mirada fría.
¿Y eso, Ryo? - preguntó la chica de anteojos.
Hoy tengo bastantes actividades variadas por la mañana, y por la tarde unas poca más aburridas, pero igualmente, que la pelirroja se venga conmigo, a ellos les tocan cosas más sencillas... se aburriría – dijo con sorna el moreno, mientras con una mirada y un gesto con la cabeza, salía de la casa con la chica de ojos lilas delante de él.
Nosotros estaríamos más por ella! - le dijo Yagami al moreno des de dentro.
No hay nada que hacer... - se dijo el rubio Ishida.
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Llevaban unos quince minutos en ese almacén. Mientras, Ryo sacaba y comprovaba las cosas que necesitaría para la primera clase que daría ése día. Escalada.
Mientras, su pelirroja acompañante, aguantaba las cosas que el chico le daba sin decir nada.
¿Sabes escalar? - le preguntó de improviso su moreno acompañante.
Tengo que saber un mínimo de cada deporte que se practica aquí – respondió la chica fríamente, mirado las cuerdas y demás que el chico le había dado a sujetar.
¿Y te defiendes bien escalando?
¿A que viene esa pregunta?
Sólo era para saber si escalas conmigo, o te quedas abajo, cuidando y tranquuilizando a la gente que no esté muy convencida.
Aunque me dieran a escoger entre ir al peor de los infiernos o escalar contigo, sin dudarlo un instante escogería lo primero, pero creo que tendré, esta vez que escoger lo segundo, por que más que tranquilizar a la gente, lo que haría sería todo lo contrario. No me queda otra – acabó la joven de violácea mirada.
Ryo la miró y una sonrisa apareció en la comisura de sus labios. Esa chica cada vez le gustaba más. Su frialdad, su carácter, no se mordia la lengua, y su confianza en si misma la hacían una chica interesante y difícil de encontrar entre todas las mujeres que conocía.
Muy bien...
Mientras volvían de nuevo a la casa para verificar algunas cosas y volvían a la recepción para ver allí a un grupo reducido de gente, el chico le fué explicando algunas cosas de todo aquello con una sonrisa, cosa que ella repelía con su mirada fría y furibunda.
Vaya – les dijo el joven de ojos azules al grupo que los miraban – parece que hoy han sido puntuales... - unas sonrisas aparecieron en los rostros del grupo, que eran tres mujeres de unos treinta años y de los cuatro hombres de la misma edad. Ryo pasó lista, comprovando que estaban todos allí y fregandose las manos les presentó a Rika al reducido grupo – Ésta bella pelirroja es nueva, y soy el encargadode explicarle cómo va todo por aquí, por lo que hoy se vendrá con nosotros, pero dudas, como sabeis, a mi. Bien, en marcha.
El grupo se puso en marcha, siguiendo a Ryo y a Rika, que iban encabezando la comitiva. Las tres mujeres se concentraron en Ryo, apartando un poco a la pelirroja, y los hombres se encanrgaron de que la nueva no estubiera sola. Cuando partieron, Ryo repartió los cascos de seguridad, aunque la pared que iban a escalar era una de las más seguras del territorio.
¿Quieres casco? - le preguntó a la pelirroja, mientras él apartaba el que debía ser el suyo – yo no uso, para mi resulta incómodo, pero los usamos con los clientes por norma general y para que se sientan más seguros. Estamos experimentados, por lo que no pasa nada si no lo llevamos nosotros, entonces, ¿Quieres?
No es necesario.. - contestó la chica fríamente mientras se dirigía hacia el grupo que charlaba y se ponían en marcha de nuevo.
¿Tu nombre, guapa? - le preguntó uno de los individuos a la chica mientras, tras unos diez minutos de camino por hierba y rocas, llegando a una pared de roca natural bastatante alta. Mientras, Ryo conversaba con las mujeres, que coqueteaban con él sin reparo y disimulo alguno, mientras él ajustaba las cuerdas y los mosquetones con seguro.
No creo que mi nombre le importe demasiado, no voy a estar con usted ningun día más... - le espetó Rika con mal humor.
Venga, nena, no te enfades... - intentó arreglarlo el sujeto, intentando coger a la chica de los hombros para un fingido abrazo.
Pero usted quién se ha creído que...! - empezó la chica, pero una mano en su hombro y una voz profunda la hizo enmudecer.
Creo que es hora de ponerse los arneses, las cuerdas y lo demás ya está supervisado – dijo el moreno, entregandole a los cuatro hombres que miraban a Rika con sonrisas en sus rostros un arnés a cada uno, además de entregarle otro a la chica.
No se cómo ponermelo... - dijo otro de los hombres, mirando a la pelirroja que se estaba acabando de poner el suyo. La chica lo miró con furia retenida, y apretando los nudillos dejándolos blancos y cogiendo aire para intentar tranquilizarse, avanzó hacia el hombre con intención de ayudarle.
Tu ayuda a las mujeres, yo ayudaré a los hombres. Pesan más y necesitan los arneses y las cuerdas más fuertes... - dijo Ryo interpondiendose entre el hombre y la chica. Rika enmudeció ante el gesto, pero reaccionó cuando el moreno le lanzó uno de sus guiños con una sonrisa, y con una mueca de disgusto, fué a hacer lo que le habian ordenado.
Mientras, los hombres miraban a Ryo hacer su faena con una mueca de fastidio, mientras que el joven sonreía para sus adentros. Unos minutos después, cuando los hombres estaban con sus arneses correspondientes, la voz de una mujer llamando a Ryo hizo a éste acudir hacia dónde se encontraban las cuatro féminas.
La chica ésta es nueva, ¿Verdad? Me lo ha apretado demasiado... podrias echarle un vistazo, ¿no? - le dijo coquetamente una de las mujeres, ésta algo más rellena que las demás, haciendo asentir a las demás.
Esto es el colmo... - murmuró Rika mirando con desprecio a las mujeres a quienes se les iluminaban los ojos cuando el joven moreno se acercaba para comprobarlo. Pero Akiyama no aflojó ninguno.
Están todos perfectos, y si ve que le aprieta demasiado...
Que se ponga a dieta... - susurró la pelirroja, siendo oída por la mujer que se habia quejado y Ryo, que tuvo que disimular su sonrisa como pudo.
...piense que es normal, ha de apretar para ser seguro.
¿Y las cuerdas? ¿No son muy finas? - contratacó la mujer cogiendo una de las cuerdas con sus enormes manos.
Puede que para usted si... - volvió a decir Rika en el mismo tono que la mujer, siendo escuchada ya por todo el grupo. Ryo, viendo con sorpresa a al muchacha, decidió parar la discusión, alegando que se les iba a hacer tarde, una ascensión en grupo solía ser lenta, y ésa no era una pared muy baja, que digamos.
Vamos, ven conmigo... - le dijo a Rika cogiéndola de la mano, cosa que soprendió a todos y ignoró la chica.
Pero ¿Y si tengo miedo en medio de la ascensión? ¿No sería mejor que la chica, al ser nueva, estuviera con nosotros para tranquilizarnos o algo? - preguntó esperanzado el mismo hombre que había intentado intimar con ella sutilmente al principio.
Se supone que usted es un caballero, debe enseñar a las demás damas a que no existe el peligro y darles ejemplo – Ryo señaló a las tres mujeres – ella ya sabe cómo va esto de la escalada, no se preocupe, si tienen algún problema, dígamelo.
Por lo menos dínos tu nombre, muchacha -preguntó un hombre que no habia hablado antes, parecía el más mayor del grupo y tenía pinta de ser de buena pasta.
¿No se lo ha dicho? - preguntó con sorpresa Akiyama – pues se lo digo yo, es nueva y al parecer es algo tímida...
Pero no se muerde la lengua... - dijo la mujer que habia discutido con Rika antes con altanería.
No me muerdo la lengua ante las verdades... - respondió ella, suspicaz.
"Creo que va a ser un día largo..." - pensó Ryo.
Rika Makino, ahí tienen su ansiada información, no lo gasten, por favor – respondió en un resoplido la chica, cansada de tanta tontería.
Algunos minutos después, el joven Akiyama, acompañado de la chica Makino que resultó ser una excelente escaladora, además de hábil, empezaron a escalar, mirando y preguntando cada tanto tiempo al grupo que tenían al cargo.
¿Són todos así de idiotas? - preguntó Rika un rato después, mientras ponía el pié en una pequeñísima cavidad de la roca. Iba algo detrás de Akiyama, aunque a su lado.
No todos, pero cuenta que eres la novedad...
Genial, gracias por hacerme sentir de nuevo cómo un objeto.
¿De nuevo? - respondió mecánicamente el chico, que en ése momento estaba concentrado en uno de los clavos clavados en la pared.
Cuando he llegado esta mañana, la chica ésa, Yolie, creo que se llama, me ha estado presentando a todo el mundo, hablando de mi cómo si me tratase de un objeto... - dijo la chica, dedicando una mirada de profundo odio hacia la mujer que en ése momento tenía problemas para avanzar – no la ayudes... - le dijo a Ryo, que se disponía a ayudarla.
He de hacerlo...
Que se las apañe... - dijo la joven con aire decidio. Ryo sólo pudo sonreír a eso y seguir con la escalada. Un rato después, Ryo inició otra conversación.
¿Y de que vas a trabajar? ¿En recepción? - le preguntó el atractivo moreno, ahora con su mirada azul posada sensualmente en ella. La chica no se molestó en mirarlo, estaba con lo suyo.
No, seré monitora de tiro...
¿Tiro? - preguntó esceptico el chico.
Si, tiro... - dijo Makino, ajustando uno de los mosquetones - ¿Que pasa? ¿No me ves con pintas de ir disparando a una diana o a un animal? - preguntó la chica mirandole con fierez.
No es eso...¿Y de qué vas a enseñar? - preguntó refiriéndose a las armas.
De todo lo que disponga éste club. He ganado muchos premios de tiradora, da igual arma, pueden ser de fuego, pistolas, rifles, metralletas... todo lo sé manejar, pueden ser ballestas o arcos, e incluso armas blancas... me da igual, de todo tipo...
Una mujer de armas tomar... - murmuró sonriendo el jove Aiyama.
Más de lo que te imaginas... - le respondió la joven.
Y dime, ¿Tienes novio? - le preguntó un rato después, cerca de la "cima".
Y dime, ¿A ti te importa eso? - contratacó la pelirroja.
Pues podría decirse que si... - contestó mirando a uno de los hombres más atrasados del grupo, que parecía no encontarr apoyo para sus pies.
"Como se nota que las apariencias engañan... me caías fatal al principo, después eras pasable, pero ahora, tras esta pregunta, te has sentenciado tu sólo..." - su mente reproducía las palabras de Akiyama, aparte de que el chico moreno no paraba de insitir en que contestara la pregunta, a lo que la pelirroja no pudo aguantar, y sacó a flor de piel el carácter que la hacía cómo persona.
No te importa! Deja de rayarme y cuídate las espaldas! Los hombres de abajo no parecen muy contentos contigo! - le dijo.
Eso és por que capto más tu atención que ellos... - canturreó Ryo con su humor.
Pues al cuerno con la atención!
¿Sabes? He salido con todas las chicas de éste club, incluidas algunas clientas...
¿Crees que eso me importa demasiado? - preguntó la chica, llegando casi al final de la pared de roca.
Tendria que importarte...
Eres un casanova y playboy empedernido, ¿lo sabias? - Rika estaba sacando su mal humor, y eso no era bueno.
Nunca me lo habian dicho con esas palabras, pero me lo habian mencionado... - y dicho esto, sonrió mostrando su blanca dentadura a la chica, sacando a esta de sus casillas.
Ya basta! Para de sonreir de una maldita vez! ¿Sabes? Esta mañana me caias mal, después parecía que mejorabas... - dijo la chica algo más calmada.
Gracias...
Pero ahora lo has empeorado todo! Akiyama, comprende que tu y yo somos incompatibles! Eres un playboy insoportable! Vete a ligar a otro lado! No te soporto! Y eso que sólo llevo unas horas de conocerte! - explotó ella.
Tranquila... gata – la voz de Ryo se escuchó sensual, lo que hizo suspirar a las mujeres que estaban a punto de llegar arriba del todo.
No me llames así! - tranquilizandose un poco más, la chica se acercó a él, cogiendo su chaleco y acercandolo a su rostro. Aún estaban colgando de las cuerdas, unos pocos metros más y acababan las ascensión – no te conviene tenerme de enemiga, Akiyama, no me conoces... a partir de ahora, yo no existo en tu vida, y tu en la mía tampoco, nos ignoramos y ya, ¿Vale? No tengo ganas de gastar una bala en alguien como tú... y te garantizo, que si llegara a gastarla, no llegarias vivo ni hasta el suelo en cuanto caieras al suelo...
No quiero que seamos enemigos...
Pues ya tienes una...
Tu no eres mi enemiga...
Pero tu sí mi enemigo...
Tu eres mi próxima conquista, nadie se le ha resistido nunca al gran Ryo Akiyama... - reconoció sinceramente el joven moreno.
Y tú mi próxima presa... - susurró la pelirroja con cierto alo de misterio, cosa que desconcertó momentáneamente a Akiyama - ...y me alegro de ser entonces la primera que te da plantón, te lo tienes merecido, creído!
Y así estuvieron toda la mañana. Las técnicas del chico no eran nada sutiles, y en más de una ocasión, en todos los deportes que hicieron esa mañana, como rafting y piragüismo, algunos del grupo debían sujetar a al pelirroja para que Akiyama no muriera al acto.
A la hora de comer, la chica se perdió y Akiyama por más que la buscó no la encontró, y por la tarde, Yolei le confirmó que la chica se había ido garantizando que a la mañana siguiente sería puntual.
¿Qué, Ryo? ¿Cómo te ha ido con la Makino? - preguntó por la tarde, cuando Yamato, Tai y el chico ya habían acabado sus turnos, y se dirijian a casa.
Es una fiera cómo ninguna... - dijo el chico con énfasis en la última palabra.
Tal vez yo tenga más suerte... - sugirió Tai. Le habia agradado bastante la chica.
Akiyama, que estaba a medio camino para dejarlos en su piso, paró el coche en el arcén, y se giró para atrás con una mirada seria que impresionó a los chicos.
Lo siento, Yagami, pero esta no... ésta es mía...
Te ha dado fuerte, la pelirroja... - dijo Yamato, rato despues, cuando volvian a estar en camino.
Esa gata salvaje tiene algo... que no tienen las demás...
De eso estoy convencido... - rió el castaño de atrás, ante el apodo, más que apropiado, de la próxima víctima de su red de seducción, puesto por su amigo Ryo.
Un rato después, el móvil de uno sonó. Yamato lo cogió, y en cuanto contestó, sonrió de manera misteriosa y asintió ante todo lo que le decían, hasta que colgó.
¿Quién era? - preguntó con interés Tai.
Tai, lláma a que nos traigan una pizza... Akiyama, esta noche te quedas a cenar – contestó el chico.
Vale - respondió Taichi, sonriendo.
Ya era hora... hacía ya... ¿Cuanto? ¿ Tres semanas? - contestó Ryo, minetras apretaba el acelerador con sus ojos azules centelleantes ante la carretera.
Si, tres semanas aburridísimas... - contestó el moreno de Tai que ya había acabado el pedido.
¿Los detalles de la misión? - preguntó Ryo, delante.
Nos los mandarán por el fax de casa.
El chico Akiyama miró de reojo a sus amigos, que sonreían malévolamente.
¿Agencia? - preguntó.
ISIR.
Un grito de júvilo rompió el silencio del coche, que estaba aparcando en frente de un bloque de pisos bastante amplio. Un rato después, los chicos ya estaban sentados en el sofá, Yamato con unas observando sonriente unas hojas salidas del fax, Ryo tecleando el ordenador portátil, y Tai atendiendo al encargado de traer la comanda de pizza.
Un olor de pizza caliente atrajo todos los sentidos de los tres chicos, que se pusieron a comer, olvidando sus quehaceres anteriores. En cuanto la pizza se acabó, los tres se acomodaron en el sofá, observando al moreno de ojos azules teclear el ordenador, ordenado por unos números que le leía el chico rubio.
Cada vez los número en clave de las misiones són más largos... - farfulló Akiyama.
Un día de estos tendremos que ir a alguna reunión... - mencionó el chico Yagami.
O lo más importante.. un día de éstos tendremos que acabar los informes que debíamos entregar hace... dos semanas – corrigió el rubio.
Tras una media hora de silencio absoluto, los chicos apagaroon el ordenador y guardaron los documentos en una carpeta que había traído el castaño.
Entonces – murmuró Ryo sentándose de nuevo con sus amigos – el FBI ya se ha dado por vencido...
Más o menos... el asesino és demasiado rápido y sus agentes no són suficiente... - continuó Yamato.
Estubo bien eso de negarnos a hacer ése trabajo...
El FBI tiene demasiados agentes aún sin especializar, y lo creen un vulgar asesino.
No conocen la verdad de sus actos, por eso no lo toman en serio – dijo Ryo, aclarandolo todo.
El atractivo trío trabajaba haciendo labores de monitor en un club de deportes de alto riesgo... pero eso no era más que una tapadera, en parte para gastar tiempo libre y mantenerse en forma. Lo que en realidad hacía, el trío, era trabajar para el FBI, que había cogido a unos pocos de ése país al ver el gran potencial. Lo que no sabía ni el FBI ni nadie, era que, en realidad, los chicos informaban a otra agencia de las novedades del FBI.
Ellos trabajaban más secreto, en una agencia total y absolutamente secreta, llamada ISIR, que era una de las máximas agencias de espias y asesinos del mundo. ISIR era la agencia encargada de proporcionar información a las demás agencias, dándoles las partes menos importantes de las misiones más complicadas y mucho más profundas. ISIR investigaba sin parar, mandaba a los mejores agentes para que hicieran y descubrieran los planes más grotescos de una sociedad que vive en una realidad fantasiosa.
Y Ryo, Yamato y Tai formaban parte de ISIR, y sus misiones eran de las más peligrosas. En esa ocasión, les tocaba tratar con un asesino sumamente difícil de atrapar. Llevaban más de cinco años intentando atraparlo, y finalmente, les habían pasado el caso a ellos.
No es un simple asesino. Es un asesino a sueldo, sólo mata cuando se lo ordenan, no deja ninguna pista y se burla de todas las agencias mundiales que intentan atraparle. No deja rastro alguno tras su asesinato, no se tiene ni una maldita pista sobre él. Los pocos que han logrado verle, afirman haber visto a un fantasma sin rostro, a Satán bajado del cielo... da terror – leyó Tai en uno de los documentos tras Ryo haberle dado que leyera.
Sólo asesina por encargo, a las gentes más infuyentes del mundo, a sus familiares y no le importa con quién tratar...
Es decir, que puede ser contratado por uno para que mate al otro, y luego, en venganza, alguien del bando del otro lo contrata para que mate al uno... - explicó Tai de una manera esxplícita.
Lo único que se puede hacer con este asesino, es más o menos predecir a quién va atacar, pero no en que momento ni cómo...
Eso ya es mucho... - afirmó Yamato, con los ojos casi cerrados de sueño.
Según tengo entendido, pilotea de todo, pero su vehículo preferente es una moto negra... puede matar a gran distáncia, es un tirador nato... es increíble. - soltó Ryo que se habia puesto de nuevo con el ordenador.
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Hola! Soy nueva, es mi primer fic de Digimon... y cómo habréis podido observar, es un universo alterno, intentarté que salgan todos los niños elegidos, aparte de alguna invención mía.
Si alguien me deja Review, seré la chica más feliz del mundo! Contestaré a los reviews anónimos aquí, aun que esta pagina no lo permite, los demás de forma individual... si alguien quiere dejarme su direción para que se lo conteste por ahí, por mi encantada! Espero que hasta la proxima!
atte
Gise (llamadme así, si quereis)
