¡Hola! ¡Hola!

¡Dios!

Siento haber tardado tanto en subir este capítulo uwu pero no estaba en casa. Me fui unos días con mi tía y primo para desconectar de todo lo que esta sucediendo en mi vida ahora mismo, y de alguna forma no me apetecía tampoco escribir, por eso tampoco me obligué. Espero que lo entendáis.

Pero bueno, he vuelto, así que tranquilos que no volveré a tardar tanto en actualizar capítulos jajaja

Nos leemos abajo, y como siempre...

¡Espero que os guste!


2 · Eres vergonzosa · You are shy

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Natsu sonrió de medio lado. Observó a la chica frente a él y soltó una pequeña risa.

- ¿D-De qué demonios te estás riendo? - preguntó la rubia.

- De tu reacción. - contestó él. - Es adorable.

Vio como el rostro de su amiga adquirió rápidamente un tono más rosado que el de antes y ensanchó más su sonrisa. Le encantaba aquello.

- ¡¿P-Podrías dejar de decir esas cosas?! - le pidió ella queriendo alejarse un poco.

Él se lo impidió. Acercó más su cuerpo al de ella mientras se agachaba un poco para estar a su altura. Sin poder evitarlo, los ojos de Lucy recorrieron el pecho desnudo del peli-rosa al mismo tiempo que se sonrojaba con violencia.

- ¿Qué ocurre, Lucy? - preguntó con picardía. - ¿Acaso no te gusta lo que ves? - La joven maga pegó un pequeño salto al saber que el chico la había descubierto observándolo, y apartó rápidamente la mirada. Se llevó una mano al pecho queriendo calmar los latidos que iban en aumento a cada minuto que pasaba, y cerró los ojos con fuerza. ¡Su corazón no iba a aguantar más! Natsu acercó su boca al oído de la chica y soltando aire de ella, susurró. - ¿O es que quizás… sí que te gusta?

De nuevo la rubia abrió los ojos en sorpresa encontrándose con los del chico quien la miraba con diversión.

- ¡¿P-Pero qué estás diciendo, idiota?! - balbuceó ella posando sus manos sobre él para apartarlo. No lo movió ni unos centímetros.

- ¡Oh! Me estás tocando. ¿Entonces sí que te gusta? - preguntó él agarrándola de la mano impidiendo que la quitara de su torso.

Lucy hizo fuerza para soltarse, pero de nuevo no lo logró. Gimió desesperada por ello. Natsu por su parte sentía que se estaba divirtiendo como nunca.

Le encantaba ver las diferentes reacciones que su amiga y compañera tenía y hacía, pero también le molestaba cuando otros podían apreciarlo. Quería que todos esos sonrojos, nervios y vergüenza fueran provocados y vistos tan solo por él. Recordó la primera vez que se molestó por ello. En ese entonces estaba descubriendo lo que sentía por la chica.

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Ese día, habiendo terminado una de las misiones que Lucy y él escogieron en el tablón de anuncios del gremio, la rubia maga decidió explorar un poco la ciudad en la que se encontraban, arrastrándolo con ella. No le importaba investigar que cosas tenía ese pequeño lugar, de hecho le emocionaba, pero sabía que cuando era la chica la que decidía hacerlo significaba ir de tienda en tienda buscando alguna cosa que le interesara. Y así fue.

- ¿Emperatriz de los qué? - le preguntó él observando como la muchacha analizaba con la mirada cada libro que había allí.

- La Emperatriz de los Etéreos. - respondió ella. - Es un libro que mi madre me leía cuando era pequeña. Era mi favorito de todos los que tenía.

- Lo has leído, ¿no? - Lucy asintió. - ¿Entonces para qué lo buscas?

- Porque me gustaría tenerlo en casa, como recuerdo. El qué tenía se perdió, y jamás logré encontrarlo. - explicó con algo de nostalgia. - Es algo viejo, por lo que no se si seguirá a la venta. Aun así… tengo esperanza en conseguirlo algún día.

El peli-rosa se quedó observando a la chica durante unos segundos, y después sonrió con ternura. Era una loca de la lectura, sí, y a él no le gustaba meterse en esos sitios porque no disfrutaba, no era su ambiente, pero de alguna forma valía mucho la pena hacerlo. La gran sonrisa y los brillantes ojos que la chica ponía cada vez que lograba tener en sus manos aquello que llevaba tiempo deseando, hacía que aguantara ese sufrimiento todo lo que fuera necesario con tal de verla de ese modo.

- Aquí tienes. - se oyó.

Ambos magos alzaron la cabeza hacia la repentina voz con algo de sorpresa. Frente a ellos se encontraba un muchacho de mas o menos su edad extendiéndole a la rubia un libro blanco y azul.

- Este es…

La chica parpadeó repetidas veces sin creérselo. ¡Era ese! Tenía un formato diferente, pero estaba segura de que era ese.

- No he podido evitar escuchar la conversación. - habló el joven. Lucy fijó sus ojos en él. Era atractivo. Tenía el cabello largo, color violeta, y recogido en una coleta baja. Sus ojos eran castaños claros, casi amarillos, y sus pestañas impresionantemente largas, teniendo en cuenta que se trataba de un chico. - En cuanto he oído el nombre del libro he ido a buscarlo al almacén. Creo que desde que trabajo aquí nadie nunca lo había pedido.

- ¿En serio? ¡Pero si es un clásico! - contestó la chica.

- Supongo que los chicos de hoy en día no saben apreciar la buena lectura.

- Eso parece. - afirmó. Posó sus ojos en la portada del libro y sonrió. - En serio, no sabes cuánto tiempo he estado buscándolo…

- Me lo puedo imaginar. - respondió él riendo.

- Llevo prácticamente todo este último mes yendo de tienda en tienda, de ciudad en ciudad, pidiendo por él. Ninguno lo tenía...

- Te creo. - contestó él. - De hecho este de aquí es el último que nos queda, y lleva varios años encerrado en el almacén.

- Si lo hubiera sabido, lo hubiera rescatado de allí hace tiempo.

- Mejor tarde que nunca, ¿verdad?

A lo lejos, Natsu observaba la escena con las cejas fruncidas. En su interior notaba un pequeño malestar que aumentaba inexplicablemente a medida que pasaba el tiempo. Veía como su amiga charlaba y reía animadamente con el muchacho de la tienda y sin saber por qué, sintió ganas de golpearlo.

- Eres adorable, Lucy-san. - escuchó decirle.

El peli-rosa vio como las mejillas de la rubia adquirían un leve sonrojo y con rabia se mordió el labio. Ese tío, sin conocerla de nada, la estaba: primero, tuteando, y segundo coqueteando. ¿Quién se creía?

Con paso decidido caminó hacia ellos deteniéndose detrás de la rubia. Ninguno de los dos notó su presencia, y eso aumentó su enfado. Pasó su brazo alrededor de su cuello y la acercó hacia él.

- ¿Todo bien, Lucy? - preguntó mirando seriamente al chico frente a él.

- ¡N-Natsu! - se sorprendió ella tras el repentino contacto.

Giró la cabeza para verlo y así reñirle por interrumpir la conversación, pero rápidamente se arrepintió de ello. No debió haberlo hecho. Notó sus mejillas arder al ver la cercanía en la que se encontraba su amigo. ¿Acaso no sabía lo que era el espacio personal?

- ¿Lucy-san? - llamó el vendedor con preocupación tras notar la subida de color en su rostro. - ¿Estás bien?

El joven hizo un amago de acercarse, pero notó como el brazo que sujetaba a la rubia se aferraba con más fuerza a ella. Alzó su rostro para mirar al peli-rosa y vio en él una sonrisa de satisfacción. Le tomó tan solo un momento descubrir lo que el compañero de la chica intentaba, y sin sentirse intimidado, le sonrió de vuelta. Iban a jugar.

Natsu pensó que él era el único que podía hacer que la chica se sonrojara de aquella manera, pero se equivocó al ver la reacción que tuvo a la pregunta que el joven le hizo. Cabe decir que él también se sorprendió.

- ¿Cómo has dicho? - preguntó el mago de fuego quitando su sonrisa. ¿Había escuchado bien?

- Creo que Lucy-san lo ha escuchado perfectamente. - contestó él mirando con gracia a la rubia quien tenía el rostro completamente rojo. - Aunque puedo repetirlo por si acaso. - Natsu gruñó. El chico se enderezó, y girando su vista de nuevo en la maga pronunció de nuevo aquellas palabras. - ¿Quisieras salir conmigo, Lucy-san?

El mago de fuego cerró los puños con fuerza y alejó a la chica de él. Maldito descarado.

No supo cómo ni en que momento lo hizo, pero de alguna manera logró que su compañera rechazara la invitación a pesar de lo agradable que parecía ser el vendedor. Imagino que tal vez fuera por las constantes insistencias de que dijera que no, pero quien sabe...

La rabia que se había acumulado dentro de él desapareció al ver la cara desilusionada del joven. No quería parecer cruel, pero le había alegrado ver como ese tipo era rechazado varias veces por la rubia.

Se lo tenía bien merecido.

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- ¿Podrías alejarte al menos un poco, Natsu? - le pidió ella trayéndolo al mundo real.

Bajó el rostro para verla y notó como su rostro había disminuido el color. Estaba un poco más tranquila, y eso no era divertido para él. Dicho y hecho se apartó un poco de ella. La oyó suspirar y seguidamente, tras sonreír con malicia, posó sus brazos alrededor de la delgada cintura de la chica, y la atrajo hacia él en un abrazo.

- ¡¿Q-Qué estás haciendo?! - respondió ella tratando de alejarse. Luchó para zafarse de él, pero tras unos largos momentos desistió. Con un suspiro apoyó su frente en el pecho aún desnudo del chico y se dejó hacer. - Eres un idiota… - susurró con un puchero.

Natsu se aferró más a ella y soltó un sonido parecido a una pequeña risa. En la posición en la que estaban no la podía ver, pero sabía que por ese contacto la chica se había vuelto a sonrojar. Hundió su nariz sobre el dorado cabello de la chica y aspiró su aroma. Vainilla.

- Hueles bien, Luce… - susurró con voz grave. Sonrió al notar el cuerpo de la chica temblar tras escuchar aquello. - Me gusta...

Sintió unas ganas terribles de besar a la chica tras notar como con algo de duda, la maga había rodeado su cuello con sus brazos ocultando su rosado rostro en él. Esa chica era demasiado adorable como para no atacar sus labios en ese mismo instante. Quería disfrutar de ese momento un poco más, por lo que se resistió de hacerlo.

La quería...

Esas reacciones tan únicas… Esos sonrojos… Esos momentos dónde se aferraba a él para ocultar su vergüenza… Todo aquello le encantaba. La adoraba, y uno de los motivos era ese, la versión tímida y avergonzada de la rubia la cual tan solo podía ver él, Natsu Dragneel.

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Muy corto, lo sé, y lo siento :c

Podía haberle agregado más cosas, lo sé, pero de alguna manera no quise hacerlo debido a que en la historia de Little Moments tengo pensado hacer alguna que otra letra referida a esto.

Aun así, espero que os haya gustado un poco. Ya sabéis que podéis opinar lo que queráis con total libertad, y que os leeré y contestaré. También sabed que este capítulo no me ha gustado demasiado, y que si a alguno os ha pasado lo mismo no os preocupéis. Si saleen más ideas de esta cabecita mía y estoy más fresca, la actualizaré.

Como siempre espero algún review o comentario (lo mismo da que da lo mismo) y que hayais disfrutado un poquito al menos.

¡Un abrazo enorme a todos!

¡Adiós! ¡Adiós!

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