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¡Hola! ¡Hola!
¿Qué tal? ¿Cómo estáis? Espero que muy muy bien.
Lo sé, lo sé. Casi dos semanas sin actualizar. Pido disculpas, pero realmente necesitaba estar un tiempo sin hacerlo. Aparte de que las ideas no fluían en mí, no estaba en condiciones de ponerme frente al portátil a escribir, y si lo hacía probablemente saliese una historia mala, y realmente, para eso, preferí no hacerlo.
Pero bueno. ¡Ya estoy de vuelta!
Como siempre...
¡Espero que os guste!
y
¡Nos leemos abajo!
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3 · Eres valiente · You are brave
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Lucy era valiente y eso Natsu lo sabía.
Puede que al principio de ingresar al gremio su fuerza no fuera demasiado alta, y que en ocasiones al ir de misión lo único que él escuchara fueran sus constantes quejas de porque había o no que elegir una misión difícil y peligrosa, pero luego, a la hora de la verdad, con más o menos poder mágico que el resto de sus compañeros, Lucy enfundaba su látigo e invocaba los espíritus necesarios para ayudar a sus amigos aún sabiendo que ponía en peligro su propia vida al hacerlo.
- N-No perderé… - la escuchaba decir viendo como de su cuerpo gotas de sangre teñían el suelo de un intenso color rojo.
Aquello lo hacía sonreír. Era toda una maga de Fairy Tail hecha y derecha.
Esa noche, caminando de vuelta a casa con un Happy dormido sobre su cabeza, y la rubia a su lado, presenciaron algo que muchas personas hubieran ignorado.
- ¡Mi hija! - gritó una señora.
Detuvieron su paso para observar lo que pasaba a su alrededor encontrándose con una sorprendente escena. Un señor había agarrado a una pequeña niña de no más de cinco años llevándosela consigo a la fuerza.
- ¡Mamá!
Sin pensárselo mucho la rubia comenzó a correr para ayudar tanto a la madre como a la hija.
- ¡Alto ahí! - gritó Lucy.
El hombre, quien no parecía poseer magia, corrió con todas sus fuerzas por las oscuras calles de Magnolia queriendo despistar a su perseguidora. Sin quererlo, se adentró a un callejón donde no había salida y su rostro palideció.
- Suelta a la niña. - escuchó.
Rápidamente, y sujetando bien a la pequeña en sus brazos, giró su cuerpo hacia la rubia levemente exaltado.
- ¡D-Déjame en paz! ¡No te acerques o la mato!
Lucy detuvo sus pasos y miró con odio al sujeto. No poseía magia, no parecía tampoco llevar ningún tipo de arma, si era rápida podría usar su látigo y atacarlo pero… ¿arriesgarse?
Sin esperárselo, del techo de uno de los edificios que había alrededor, apareció Natsu saltando hacia él y separándolo de la niña de inmediato.
- ¡No! - gritó él.
- ¡A callar! - dijo el chico, y tras eso lo golpeó con fuerza en el rostro dejándolo inconsciente.
Unos segundos después la pequeña corrió a los brazos de Lucy siendo consolada por ella.
- Ya está, todo está bien ahora. - le susurró cargándola en brazos mientras acariciaba su castaño cabello reconfortándola en el acto.
Natsu vio esa escena con el ceño fruncido y recordó algo que paso hacía tan solo unas semanas atrás.
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Había salido de misión junto con su equipo a una ciudad no muy alejada de Magnolia. Los ciudadanos requerían de su ayuda debido a que cierto gremio oscuro se había instalado allí sin permiso alguno.
Al principio la lucha parecía fácil, pero a medida que el tiempo pasaba sus oponentes iban volviéndose cada vez más poderosos. Algunos habían escapado al ver que el gremio más fuerte de Fiore llegaba para echarlos, mientras que otros lo daban todo para vencerlos. Erza, Gray y Wendy se encargaron de ellos quedando vencedores, mientras que Happy, Lucy y él se infiltraban en el edificio en busca del maestro.
No tardaron en encontrarlo.
La pelea fue dura, y sus cuerpos ya notaban el cansancio producido por sus anteriores contrincantes.
En unas de las tantas veces donde él cayó al suelo ocurrió aquello.
- ¡Natsu! - escuchó gritar su nombre. - ¡Cuidado!
Miró al frente rápidamente y con asombro vio como hacia él se dirigía un poderoso ataque. Sabía que hiciera lo que hiciera, no le daría tiempo debido al poco aguante que tenía en ese momento, por lo que, aun sabiendo que no serviría de mucho, juntó sus brazos como escudo esperando recibirlo. No pasó. Notó como su cuerpo era empujado por alguien lejos de la línea de fuego, y ya en el suelo, abrió los ojos con asombro. Sobre él se encontraba su rubia amiga.
- L-Lucy… - susurró su nombre con miedo.
Temió.
Durante unos largos segundos su corazón se aceleró, y sus manos temblaron pensando que la chica había recibido el impacto de lleno y que su vida corría peligro.
- ¿Estás bien, Natsu? - preguntó Lucy alzando el rostro con lentitud sorprendiéndolo.
Estaba bien. Estaba bien.
- ¡Idiota! - le gritó él.
Fue el turno de la joven de sorprenderse. Dio un pequeño salto al oír su voz enfadada.
- ¿Q-Qué?
- ¡Eso ha sido peligroso! - le reprimió él mirándola de arriba abajo en busca de alguna herida. Por suerte no la había.
- ¿A que viene eso? Te estaba ayudando. - contestó ella con el ceño fruncido.
- ¡Pues no lo hagas si vas a arriesgar tu vida, idiota!
- ¡Deja de llamarme idiota! - dijo ella igualando el volumen de voz que él. - ¡No iba a quedarme viendo como ese ataque te daba!
- ¡Hubiera sido lo mejor!
- ¡¿Pero qué estás diciendo?! - preguntó ella ofendida.
Le dolía ver como tras salvarlo él la rechazaba de aquella manera, y Natsu lo notó. Chasqueó la lengua y tras ver como el contrincante preparaba otro ataque, ayudó a la chica a ponerse en pie y la pelea continuó.
Ese día, después de vencer al maestro, la rubia recibió un gran sermón por parte del chico mientras sus amigos los miraban con una pequeña sonrisa en sus labios. Happy por su parte estaba abrazando a la chica con pequeñas lágrimas en sus ojos debido al susto.
- Ya está. Ya está. - le reconfortaba la chica mientras ignoraba al peli-rosa.
Natsu pensaba que ella era valiente, por algo pertenecía a ese gremio, pero al mismo tiempo, esa valentía la convertía en alguien inconsciente, y eso no le gustaba.
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De vuelta al mundo real, retomando su camino a casa de la chica, el chico replicaba a la rubia por haber salido tras el ladrón sin esperarle.
- No podíamos dejarlo escapar. - se defendió ella.
- Ya lo sé, pero no importa como lo mires, ha sido peligroso.
- ¿Qué diablos te pasa últimamente, Natsu? ¿Estás imitándome? - preguntó.
El chico giró su vista hacia ella y ladeó su cabeza a un lado sin entender.
- ¿Imitándote? ¿De qué hablas?
- Normalmente soy yo la que se pasa el día regañándote, pero desde hace tiempo parece que los papeles se han invertido. - respondió con gracia. - ¿Qué ocurre?
- No ocurre nada. Simplemente veo que estás siendo descuidada y me veo en la obligación de avisarte.
- No estoy siendo descuidada. - negó.
- ¿Ah no? ¿Tengo que recordarte lo que acaba de pasar?
- ¿Qué ha pasado? ¿Qué he ido detrás de un hombre para salvar a una niña? Adelante, recuérdame lo heroína que soy. - comentó con ironía.
- Primero, el tipo a acabado en el suelo gracias a mí, así que el merito es mío; y segundo, no has analizado al contrincante como para saber si tenia o no magia o alguna arma que pudiera usar para defenderse. Ha sido estúpido correr tras él.
- Primero, no lo tenía, y segundo, tú hubieras hecho lo mismo. No se de qué te estás quejando.
- Has tenido suerte, eso es todo.
- Y aun así sigues enfadado.
- Porque podía haber pasado algo peor.
- Pero no ha pasado, así que déjalo ya. - pidió mirándole con una pequeña sonrisa en su rostro. - Por favor.
Natsu apartó su vista hacia el frente y suspiró no muy convencido. Como bien había dicho antes, la rubia estaba siendo descuidada últimamente, y eso era algo que le tenía preocupado. Sentía la necesidad de mantener su vista posada sobre ella y procurar que nada le pasara.
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- Es cómo tú. - le comentó Erza una vez. - Ambos sois igual de inconscientes.
Recodó haberse negado repetidas veces diciendo que él no era así, que simplemente se dejaba guiar por su instinto, y que en el caso de Lucy era porque no medía el peligro, cosa que él sí. La pelirroja compartió una mirada con Gray y tras unos segundos y para su sorpresa, ambos sonrieron negando con la cabeza.
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- ¡N-Natsu! - escuchó a la muchacha gritar.
Se levantó rápidamente de la cama en la que estaba acostado tras escuchar un sonoro estruendo, y corrió hacia la cocina donde la chica estaba preparando la cena para los tres.
- ¿Qué ocurre, Lucy? - preguntó esperándose lo peor.
- A-Ayúdame… - pidió ella.
- ¿Eh?
El peli-rosa se quedó en el umbral de la puerta unos minutos con los ojos como platos, analizando la situación. Una olla con agua sobre la encimera, el fuego encendido, una silla tumbada sobre el suelo, una Lucy subida sobre la mesa, y una cucaracha deambulando por el lugar.
¿En serio?
Natsu dio media vuelta dispuesto a irse de nuevo con el dormido minino ante la ridícula situación.
- ¡N-No te vayas! - le gritó Lucy viendo su intención.
De nuevo se giró hacia ella y una gota resbaló por su sien.
- Solo es un bicho. - dijo él.
- Pero me dan miedo. ¡Sácala! - pidió medio exigiendo.
- ¿Por qué tendría que hacerlo? No te va a hacer nada. - preguntó.
Era una situación absurda pero debía admitir que era algo divertida.
- ¡No la quiero aquí, simplemente!
- ¿Eres capaz de enfrentarte a gremios oscuros, de perseguir a secuestra niños… pero no de matar a una simple cucaracha? Eres increíble. - se rio.
- ¿Q-Qué quieres que haga? Ha sido así desde que era niña. - declaró avergonzada. - ¡Natsu! - gritó de nuevo su nombre al ver como aquel animal creado por el demonio se acercaba a ella.
- Ya va. Ya va. - contestó él con un suspiro.
Sabía que si no la ayudaba, probablemente se enfadaría con él y rechazaría darle de cenar, cosa que no estaba dispuesto a que ocurriera. Su estomago necesitaba ser alimentado de inmediato.
Segundos después, tras la insistencia de la rubia de que no la lanzara por la ventana, sino que la matara, el chico lanzó una pequeña bola de fuego en su dirección carbonizándola casi en el acto. Ambos suspiraron de alivio. Más ella que él.
Natsu se dispuso a volver a la cama de la chica cuando oyó como ella le llamaba de nuevo. Detuvo sus pasos y giró su vista hacia ella. Seguía sobre la mesa.
- Es que… Mis piernas no paran de temblar… - susurró con un leve sonrojo en sus mejillas.
Si antes la situación era algo graciosa, ahora lo era más.
Fijando la vista en sus piernas, le vino a la mente otro pequeño recuerdo.
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- ¡Lucy! - la llamó mientras apaleaba a unos cuantos enemigos. - ¡Lucy!
La rubia había sido secuestrada por unos bandidos los cuales Lucy y él habían estado persiguiendo durante días, y justo en ese momento se encontraba buscándola en el escondite de esos tipos.
Era un edificio abandonado y en ruinas en medio de una montaña no muy alejada del pueblo que los había contratado.
Siguió llamándola mientras hundía su puño en dos hombres más, y finalmente la escuchó.
- ¡Natsu! ¡Aquí!
- ¡Lucy!
Alzó la cabeza siguiendo el sonido de su voz y lo que vio a continuación lo dejó boquiabierto.
- ¡Atrápame! - gritó ella.
¡¿Qué?! ¡¿Estaba loca?!
La chica, quien parecía haber estado retenida en uno de los pisos más altos del lugar, se había lanzado voluntariamente por la ventana cayendo en picado hacía él.
¡Definitivamente lo estaba!
Antes de que tocara el suelo, Natsu se lanzó hacia ella cogiéndola al aire y rodando ambos por el suelo. Unos segundos después, y tras asegurarse de seguir vivos, ambos suspiraron aliviados.
- ¡No hagas eso tan de repente, idiota! - le riñó al mismo tiempo que se incorporaba quedando sentado frente a ella.
- ¡P-Perdón! - se disculpó ella juntando sus manos. - Pero era la única manera.
- ¡Claro que no! ¡Estaba a punto de salvarte! ¡Solo tenías que esperar!
- Q-Quería salir cuanto antes de allí. - comentó agachando la cabeza. - Vi que estabas luchando solo y quería ayudar...
El chico suspiró sintiéndose algo culpable y se disculpó de inmediato. No servía de nada comenzar una discusión por algo que ya estaba hecho. Analizó con la mirada a la chica para ver si estaba herida y con asombro vio como sus piernas estaban temblando. Parpadeó repetidas veces y finalmente sonrió.
Aún sabiendo el miedo que le daba, la chica había saltado de lo que parecía ser u piso con valentía. Y eso no era todo, además, aún con el temblor en su cuerpo, se enfrentó a los enemigos que quedaban no pudiendo descansar hasta haberlos derrotados a todos.
- Lo has hecho bien. - le dijo él mientras la abrazaba.
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El chico soltó una pequeña carcajada y sin queja alguna, caminó hacia ella para ayudarla a bajar y seguidamente calmar sus nervios rodeando su cuerpo en un abrazo.
- Eres increíble. - soltó con gracia mientras ella se aferraba a él haciendo un puchero.
Y realmente lo era. A pesar de esos pequeños momentos donde la chica temía ser atacada por un bicho 10 veces más diminuto que ella, Natsu se sentía realmente orgulloso de haberse enamorado de una chica como ella. Inconsciente a veces pero valiente otras muchas.
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¿Qué os ha parecido?
He de admitir, que escribir la versión de Lucy fue mucho más fácil que esta, y siento que lo que escribo en esta, no está quedando del todo bien comparado a la otra... No sé.
¿Vosotros que opináis?
Espero que me dejéis algún comentario diciendo si os ha gustado o si no.
Toda opinión es bienvenida, sea buena o mala, siempre y cuando esté escrita con respeto.
¡Un abrazo enorme y nos leemos en el próximo capítulo!
¡Adiós! ¡Adiós!
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