¡Hola! ¡Hola!

¿Qué tal? Yo bien, cansada pero bien.

Quería subir este capítulo hace una semana pero no pude.

¿La razón? He empezado a trabajar, y el horario que tengo es bastante agotador, por lo que cuando llego a casa (a las tantas de la noche) me da pereza escribir, pero supongo que es ir acostumbrándose y una vez tenga el habito en el cuerpo me será más fácil hacer las cosas que tocan.

Hoy realmente no tengo mucho más que decir, así que podéis saltar directamente a leer XD

¡Nos leemos abajo!

· ~ ·


7 · Eres Paciente · You are patient

· ~ · ~ ·

· ~ · ~ ·

· ~ · ~ ·

Natsu encogió un poco los hombros y cerró fuertemente los ojos esperando recibir su muy bien merecido golpe. Se había pasado, lo sabía, y por eso simplemente irguió de inmediato su cuerpo y sin moverse ni unos centímetros, se quedó quieto en el lugar asumiendo así las consecuencias.

Esperó y esperó.

Los segundos pasaban, y su cuerpo no recibió ni una pizca de dolor.

"Qué extraño", pensó.

Escuchó un suspiro y abrió los ojos de nuevo.

- ¿Lucy? - pronunció su nombre con sorpresa. La muchacha se había puesto a ordenar el desastre que él había provocado sin ni siquiera girarse a verle. - ¿No estás…?

- ¿Enfadada? - le interrumpió. - Supongo que un poco sí.

- Pero… No me has pegado…

- ¿Acaso querías que lo hiciera? Tienes unos gustos un poco raros, Natsu. - bromeó ella con una muy diminuta sonrisa en su rostro.

El chico se sonrojó ligeramente.

- ¡N-No hablaba de eso, tonta! - reprendió. - ¡He destrozado tu trabajo!

- Lo sé. Me he dado cuenta. - respondió la joven con las manos manchadas de tinta. - Tendré que frotar muy fuerte para poder limpiarme.

- ¡¿Entonces?!

- ¿Entonces qué?

- ¡¿Por qué no estás regañándome?! - preguntó con algo de desespero.

Eso llamó la atención de la rubia, quién decidió posar por fin sus ojos sobre su compañero.

- ¿Por qué eres tú quien se enfada? - quiso saber.

- ¡Porqué tú no lo haces!

- Ya te he dicho que sí que lo estoy.

- ¡Pero no lo suficiente!

- Lo siento si no es la reacción que esperabas. - se disculpó ella con los ojos más abiertos de lo normal. Aquella conversación era algo surrealista.

- ¡No te disculpes!

Lucy pestañeó repetidas veces sin entender bien lo que le sucedía a su amigo. Si Happy estuviera allí pensaría que los papeles se habían intercambiado, o algo así.

- En serio Natsu, no se qué quieres que haga.

El chico la miró con el ceño fruncido y una idea pasó por su cabeza. No pensó jamás que pediría algo así, pero tenía que hacerlo, sino, no iba a quedarse tranquilo. Natsu encogió más sus cejas y tomando aire soltó:

- Regáñame. - contestó alto y claro.

Fue el turno de la maga de quedarse estática. ¿Había oído bien?

- ¿Eh?

- Que me regañes. Pégame. - añadió.

"¡¿Acaso estaba loco?!", pensó ella con el rostro descompuesto.

- A-Antes lo había dicho de broma, pero ahora me preocupa que de verdad tengas ese tipo de gustos. - respondió.

Esta vez, en vez de sonrojarse, al chico le apareció una vena palpitante.

- ¡Hablo en serio!

- Yo también…

- ¡Lucy! - advirtió.

Ella suspiró. ¿Quién lo entendía?

- ¿Te quedarás tranquilo si lo hago? - preguntó segundos después no muy convencida. Él asintió repetidas veces. - ¿Seguro?

- ¡Sí!

- De acuerdo. Lo haré. - aseguró.

Lucy se levantó de la silla y comenzó a caminar en su dirección con el rostro serio.

- ¿Preparado?

Natsu observó la figura de la muchacha frente a él y tragando con nervios, cerró los ojos dando a entender que lo estaba.

Finalmente, la joven maga cumplió con el pedido. Junto el dedo índice con el pulgar, e impulsando uno sobre el otro golpeó la frente del chico.

El peli-rosa abrió rápidamente los ojos al sentir el leve dolor. Quiso replicar de inmediato, pero la muchacha había girado su cuerpo dándole la espalda para caminar de nuevo hacia su escritorio. Alargó su brazo para alcanzar la mano de la chica y así poder detenerla.

- ¿Qué ha sido eso? - preguntó.

- Un golpe. - contestó ella con simpleza.

- ¡Eso no ha sido un golpe! ¡Vuélvelo a hacer!

- No.

Natsu enmudeció. ¿Cómo qué no?

- ¡Pero…!

Quiso continuar, soltar cualquier mínima cosa que se le pasara por la mente, pero no contaba con que su rubia compañera se detuviera frente a él de nuevo, y sin ningún tipo de explicación, le dedicara una tierna sonrisa haciendo así que las palabras no salieran de su boca, y que sus mejillas comenzaran a arder. Su rubor incrementó segundos después al sentir los delgados brazos de la chica rodeando su cuello en un cálido abrazo.

- Es suficiente, Natsu. No estoy enfadada. - dijo ella acariciando su espalda en un intento de reconfortarle.

- ¡D-Deberías estarlo!

- Lo sé.

- ¡¿Pues por qué no lo estás?!

- Porqué sé que ha sido sin querer. - respondió asombrando al chico. Se separó un poco de él sin apartar las manos de sus hombros y sonrió de nuevo. - ¿O acaso lo has hecho adrede?

- ¡C-Claro que no! - contestó de inmediato.

- Entonces no tengo porque enfadarme. Así que tranquilo.

Natsu observó con asombro a la chica, y sus ojos se entrecerraron un poco.

- Eres increíble… - pronunció sin apartar la mirada de ella.

Lo último que Lucy esperaba era oír salir de los labios del peli-rosa algo como eso, por lo que, tras escucharlo, no pudo evitar sonrojarse.

- ¿Q-Qué estás diciendo tan de repente, idiota? - preguntó mientras alejaba su cuerpo de él.

- ¡Es cierto! Eres demasiado buena… - continuó al mismo tiempo que rodeaba su cintura con un brazo impidiendo que se apartara.

- Natsu…

- Gracias por aguantarme, Lucy…

Y mientras la joven rubia, con el corazón latiéndole a mil por hora, analizaba lo que el muchacho acababa de soltar, éste rememoraba más de una ocasión en la que ella había optado por no golpearle a pesar de haber metido la pata hasta el fondo.

Como una de esas tantas veces donde, debido a una discusión con ciertas personas, termino incinerando su ropa y la de los que pasaban alrededor.

- No uses tu magia, Natsu. - le advirtió ella.

Y no la escuchó. Lanzó su rugido de fuego hacia aquellos que intentaron coquetearla y una gran explosión se formó. La escuchó suspirar, pero no le regañó.

O como cuando peleando con los del gremio en Navidad, fue lanzado hacia el árbol, ya decorado, causando que éste se partiera por la mitad reduciendo enormemente su tamaño.

- Ten cuidado, Natsu. - le advirtió minutos antes.

Y no lo hizo. Cayó en una de las provocaciones que Gray le había soltado comenzando así la disputa a tan solo tres metros de distancia. Erza le dio una paliza, pero Lucy no. Ella solo suspiró y fue a intentar colocar de nuevo el árbol junto a sus compañeros.

O también aquella vez donde yendo de misión se saltó el primer plan para ir directamente a derrotar al enemigo.

- Mantente a mi lado y no hagas nada. - le dijo.

¿Y él que hizo? Exacto, lo contrario. Y no le replicó.

- Eres demasiado buena conmigo, Luce ~ - repitió él frotando su rostro contra el cuerpo de la chica.

Ella, habiéndose calmado un poco, soltó una pequeña risa, y posó sus brazos de nuevo alrededor de su cuello.

- Hace años que nos conocemos Natsu. - comenzó. - Es cierto que al principio no te soportaba demasiado, al fin y al cabo para mí no eras más que un idiota sin remedio. - escuchó un chasquido proveniente de la boca del chico y sonrió por ello. - Pero a medida que el tiempo iba pasando, que te iba conociendo más y más, todo aquello que odiaba de ti empecé a quererlo. - Natsu alzó la cabeza para mirarla, y ella para profundizar más sus miradas posó su mano derecha en rostro. - Empecé a atesorar que fueras así de impulsivo, así de idiota, por lo que me prometí a mí misma ser más paciente contigo.

- No tienes porque obligarte, Lucy. Sé que soy un idiota. - dijo él queriendo bajar el rostro. Ella no le dejó.

- Lo eres. - admitió ella. - Pero no lo estoy haciendo por obligación, sino porque quiero. - Sus dedos acariciaron la mejilla del chico. - Quiero aceptar todo de ti, incluso aquello que a veces me pone nerviosa. - rio. - Porque sé que no lo haces aposta.

- Lucy…

- Cuando te peleas con los del gremio, la gran mayoría de veces es porque intentas defenderte de sus provocaciones. Es inevitable no hacerlo, aunque eso implique destrozar todo el lugar.

- Perdón… - se disculpó con una gota resbalándole por la sien.

- No te disculpes. Me gusta eso. Al igual que cuando alguien intenta coquetear conmigo lanzas una gran llamarada destrozándome la ropa.

- Es que me molesta mucho… - explicó girando su rostro e inflando sus mejillas.

- Lo sé. - contestó ella. - Lo haces para protegerme, y eso está bien.

- Pero me paso.

- También lo sé. Pero si no lo hicieras no serías tú. - explicó. - ¿Te lo he dicho no? Atesoro y quiero cada mínima parte de ti, simplemente porque forma parte de ti. Porque ese eres tú. Natsu al completo. Sin engaños, sin secretos, sin máscaras… Solo tú.

Pasaron unos segundos, tal vez unos pocos minutos, no lo sabían, pero no importaba, ambos se quedaron contemplándose mutuamente. Lucy ya lo había dicho todo, y Natsu no sabía que contestar. Le encantaba esa chica, la amaba, absolutamente todo de ella, y que se estuviera esforzando por no golpearle a cada rato era admirable.

Estaba siendo paciente. Nadie nunca lo había sido con él, salvo Happy, aunque él no contaba, ya que era una versión de si mismo pero en gato. Los del gremio le aceptaban, y él a ellos, pero si hacia cualquier cosa sabía que recibiría alguna regañina por parte de alguien. En cambio ella… era la única que podía serlo. Que lo aceptaba en todas sus versiones, incluida la más desastrosa, y todo por él…

Su corazón palpitaba con más fuerza que nunca, y las ganas de no soltar jamás a la rubia iban en aumento junto con las enormes ganas de besarla. Se contuvo. En cambio acercó su cabeza al pecho de la chica y la abrazó firme pero delicadamente mientras agradecía mentalmente el haberla conocido.

· ~ · ~ ·


¿Qué os ha parecido?

Un poco corta, ¿no? ¡Perdón!

Intentaré que el capítulo siguiente sea más largo en compensación, ¿de acuerdo?

Como siempre espero que os haya gustado mínimamente, y si es así me dejéis algún comentario para yo leerlos y saber vuestra opinión.

¡Un abrazo enorme a todos!

¡Adiós! ¡Adiós!

· ~ ·