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― ¿Lo tienes, Jonas?

― ¡Sí, señora, lo tengo aquí mismo!

― Tienes un buen súbdito, Trol.

― Cierra la trampa, Sigan ― La Trol gruñó a punto de hacer espuma.

― Sensible...― murmuró el brujo, sonriendo. La Trol susurró un encantamiento. Sigan rió con maldad, esquivando la maldición.

Nimue quería matarlos y regresar a la seguridad de la Isla de los Benditos... pero... no tenía tanta suerte. Ahora estaba atrapada con Cornelius Sigan, una Trol y su loco secuaz. La suerte de Nimue no era la mejor, pero tal vez juntos podrían derribar a los Pendragon de una vez por todas, y especialmente a Emrys. Se mordió los labios, ocultando sus pensamientos a sus compañeros. Sabía que Cornelius quería esclavizar a Merlin en lugar de matarlo directamente. De hecho, el Brujo tenía una debilidad por el Hijo de la Magia y eso la preocupaba mucho... si cometían un error después de ganar y Merlin Emrys se liberaba... habría un infierno que pagar.

161

Arthur encontró a Merlin, unos días después en el más maldito de los lugares. Estaba tendido en el suelo en una de las habitaciones de las torres en desuso. Él, el futuro Rey, tuvo que fruncir el ceño… ¿Le pasaba algo a Merlin? Ese hecho le hizo preocuparse, especialmente porque Merlin tenía que ser el paciente más horrible de todos los tiempos.

― ¿Merlin?― No hubo respuesta del brujo ― Vamos Merlin… yo soy el que se supone que está enojado. ¿Estás bien? ― Se arrodilló, Merlin lo miró, sus ojos eran del color oro y las lágrimas brotaban constantemente de sus ojos. ―¿Merlin? ¿Merlin, qué ocurre?

― Es una enfermedad mágica... muy desagradable ― Merlin cerró los ojos, formándose una bolita, gimiendo.

― ¿Cómo es eso posible?

― No tengo idea ― Confesó llorando, inconfundiblemente dolorido.

― ¿Es contagioso?― No estaba preocupado por sí mismo, sino más bien por que su padre descubriera que Merlin era el epicentro de una enfermedad mágica que solo las personas mágicas podían contraer.

― ¿Si tienes magia…? Sí, muy contagiosa... ¿por qué crees que me he estado escondiendo aquí?

― ¿De quién podrías haber contraído alguna enfermedad mágica, Merlin? Eso es imposible…

― Arthur, vete, no sé cuánta magia tiene tu cuerpo en realidad.

― No seas tonto.

― ¡VETE!― Arthur fue expulsado a la siguiente pared. El Una Vez y Futuro Rey se recuperó lo más rápido que pudo, solo para ver a Merlin tosiendo mucho.

― ¿Estás bien?

― ¡Arthur, por todo lo que consideras sagrado! Aléjate de mí. Normalmente no tengo mucho control sobre mi magia, ahora imagina mi autocontrol estando enfermo, podría matarte...

― No seas estúpido. No me matarás ― Trató de alcanzar a su amigo. Merlin apartó la mano. ―Merlin déjame llevarte con Gaius... él sabrá qué hacer―. Arthur no tuvo otra opción que dominar al Brujo y levantarlo en sus brazos.

― Si te enfermas y mueres, rey obstinado, sacaré tu alma de Avalon y lo haré lo más doloroso que pueda...― El brujo arrastró las palabras molesto, tirando de la oreja de Arthur.

― Cállate, Merlin y yo no soy el Rey... mi padre lo es.

Merlin no dijo nada, solo cerró los ojos; descansando su cabeza en el hombro de Arthur. Se sentía horrible.

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― ¿Cómo está Merlin?― Morgana detuvo a Arthur. El Una Vez y Futuro Rey miró a su hermana.

― Está comenzando a delirar.

― Mi señor, ¿no son estos el joven y valiente príncipe Arthur y la siempre maravillosa Lady Morgana?

Morgana y Arthur voltearon hacia el lugar de donde provenía la voz. Una mujer realmente bonita y el Rey estaban juntos. Morgana parpadeó confundida y Arthur frunció el ceño.

―Sí; mi hijo, Arthur y mi protegida, Morgana. Morgana, Arthur, ella es Catrina de la Casa de Tregor. Nuestras Casas han sido aliadas desde nuestros tatarabuelos.

―Lady Catrina...― Morgana hizo una reverencia por la conmoción.

― Mi Señora...― Arthur siguió a Morgana tomando la mano de la Dama y besándola. Jonas se rió con burla por lo bajo.

― Qué hijos tan encantadores tiene, mi señor. No todos tienen la suerte de tener una familia tan maravillosa.

― Sus amables palabras conmueven mi corazón, Mi Señora. Arthur, Morgana, esta noche se celebrará un banquete en honor de Lady Catrina. ¿Escuché que el joven Merlin está enfermo? ―Uther preguntó desconcertado y preocupado.

―Estaremos allí, mi señor.― Morgana sonrió, tensa. No le agradaba la supuesta dama.

―¿Quién es Merlin, mi señor? ¿Algún protegido suyo? ―Preguntó la "dama" con ingenua curiosidad.

La princesa frunció el ceño con sospecha. Le gustaba cada vez menos la mujer. Sabía que algo andaba mal con Lady Catrina, que se suponía que estaba muerta, pero no podía entender por qué todo estaba mal para sus ojos.

― Merlin ha salvado incontables veces la vida de Arthur y la mía también. La Familia Real le debe sus vidas al joven.

―¡Qué alma tan maravillosa, mi Señor!

―De hecho lo es. También es un muchacho agradable. Tú... ―Llamó a un sirviente que pasaba por el pasillo. El sirviente hizo una reverencia, esperando órdenes. ―Pon a Lady Catrina en una de nuestras mejores habitaciones. Mejor aún, ponla al lado de la habitación de Lancelot. Ella lo encontrará refrescante.

― Sí, su Alteza.

―Mi Señora, ¿me honrará con tu presencia esta noche?― preguntó Uther con los ojos brillantes, sosteniendo su mano cerca de sus labios.

― Nada me impediría asistir, mi señor.

―Cuando esté lista, mi señora.― El sirviente habló mansamente.

― Mi señor.― Catrina hizo una reverencia afable.

― Nos veremos en unas horas, mi señora.― Cuando Lady Catrina se marchó y solo quedó la familia real en el salón, el Rey reanudó su conversación: ―¿Qué pasó con el joven Merlin?

― Él está bien...― Dijeron ambos niños a la vez.

― ¿Pensé que Arthur dijo que estaba casi delirando?

― La fiebre…, es intrascendente padre. No te preocupes por eso. Gaius lo tiene bajo control―. Arthur le aseguró a su padre. No le haría ningún bien a su padre ir a fisgonear sobre la condición de Merlin, dado lo que dicha condición era...

― Muy bien, tengo asuntos que atender, pero si Merlin necesita algo, dile a Gaius que solo tiene que preguntar. Buen día, Arthur. Morgana querida... tengo que decir, el vestido que tienes es exquisito.

―Vaya, gracias, mi señor.― Hizo una reverencia cortés y Uther se alejó. ―¿Entonces? ¿Cuándo podré verlo?

― No tan pronto… no me mires así Morgana. Es muy contagioso. Ni siquiera Gaius puede estar demasiado tiempo con él, Gaius se hechizó a sí mismo para poder sentir cuando la enfermedad estaba tratando de meterse en su sistema para abandonar la habitación. Además de su... ya sabes... es muy volátil.

― ¿Le está haciendo daño?

― A veces, según Gaius...― El rubio respondió con sinceridad, pero con cautela.

― Dioses...― La protegida jadeó, la preocupación cambió su rostro de aristócrata.

― Aún así, Gaius está confiado. Está planeando llamar a Kilgharrah si algo sale mal...

― ¿Es seguro que nos comuniquemos con ellos? Uther ha estado entrando en pánico en silencio. Apuesto a que si pudiera; él mismo cazaría a Kilgharrah hasta el fin de la Tierra ―. Arthur simplemente se encogió de hombros, evasivo. Se negaba a cometer traición contra el Rey.

―Entonces... ¿Qué ocurre con la dama?― Todavía estaba preocupado de que su padre estuviera tratando de seducir a una mujer que fácilmente podría ser su sobrina.

― ¿Qué quieres decir? ¿Además del hecho de que cada persona de la Casa de Tregor fue brutalmente asesinada e incinerada? ―Morgana resopló con sarcasmo.

― ¿Por qué nunca sé estas cosas?― El Príncipe Heredero se quejó molesto.

― ¿Qué? ¿Quieres decir además del hecho de que mi difunto padre siempre me decía la verdad absoluta? ―Arthur le gruñó a su hermana. ―No me gruñes Pendragon...― Morgana espetó, gruñendo ella misma. Sus ojos cambiaron de color dorado por un milisegundo, lo que hizo que Arthur retrocediera a trompicones, él diría un poco asustado, pero él era Arthur Pendragon y no tenía miedo de nada... bueno... tal vez solo de Merlin en un ataque... o de Morgana en general... Se aclaró la garganta y se fue antes de que su hermana decidiera golpearlo hasta la muerte con su propia espada y después de eso usar dicha espada por su garganta.

― ¡Cobarde! ¡Vuelve aquí y lucha como un hombre! ―Morgana respondió. Arthur era un firme creyente de "Es mejor ser llamado cobarde que estar completamente equivocado, o simplemente estar muerto" siempre que Morgana estuviera involucrada. Así que solo se retiró y corrió a ponerse a salvo.

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Arthur quería sacarse los ojos. Lo último que quería era ver a su padre seduciendo a, la supuestamente muerta, Lady Catrina. Miró a Morgana y sus miradas se encontraron, pudo escuchar a su padre diciéndole a Catrina lo valiente y modesta que era. Su hermana rodó los ojos y llamó a Gwen, diciéndole algo al oído. La criada asintió con complicidad y Arthur supo que Morgana planeaba dejarlo solo.

― Espera...― El Príncipe Heredero siseó molesto. ―No me vas a abandonar aquí. Si yo tengo que sufrir, tú también.

― Apesta ser tú, Pendragon ―Morgana resopló despectivamente.

― ¿Todo bien, querida?― preguntó Uther, cuando notó que Morgana y Arthur estaban discutiendo.

― Sí, Uther. Todo está bastante bien… Arthur solo estaba preocupado por mi salud. ¿No es cierto, querido? ―Morgana le preguntó dulcemente, "acariciando" la mano que cubría la suya. El Príncipe Heredero sintió que un balde de agua fría caía sobre su cabeza. Morgana, la desgraciada... lo estaba usando para saltarse el banquete. Había caído directamente en sus malvados planes.

¡Maldita Morgana y su capacidad para predecir el futuro! ¡No era justo!

― ¿Te sientes bien, Morgana?

― Me temo que necesito descansar, Uther. Me siento un poco mareada. Lady Catrina, le da color a nuestras vidas, pero me temo que necesito poner fin a esta noche. No le importa, ¿verdad? ―Lady Catrina y el rey Uther se tragaban cada una de sus palabras. Arthur pudo ver la sonrisa en el lindo rostro de su hermana.

―Oh, Morgana… por favor. Si no se encuentra bien, lo mejor es que descanse ―Lady Catrina ofreció emocionada con la esperanza de que esta farsa de banquete terminara por fin.

― Descansa bien, mi niña. No me gustaría verte enferma ―Morgana solo asintió ante las palabras de Uther.

― Maldita traidora ―Arthur siseó cuando Morgana le sonrió ― ¡Padre! ¡Debo acompañar a Morgana a su habitación! ¿Qué pasa si se desmaya en medio de un pasillo? ―Arthur le dijo a su padre con teatralidad ―Guinevere no podría llevarla a su habitación de manera segura.

― Muy bien, hijo. Que pasen una buena noche los dos. Guinevere, si la salud de Morgana se deteriora aún más, quiero saberlo.

― Sí, señor... cuidaré bien de mi ama.

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―Bien jugado, Pendragon, bien jugado. Estamos orgullosas de ti… ―le dijo Morgana, abandonando el acto de estar enferma cuando estuvieron lo suficientemente lejos.

― Eres malvada... podrías habérmelo dicho...― Se lo tiró a la cara molesto.

― Por favor, Arthur. Lo último que quería, además de esta noche ya interminable, es ser sermoneada sobre cómo no debería jugar con Uther de esta manera.

― No te doy sermones… ―Arthur negó con vehemencia. Que los dioses lo salven si un día se atrevía a sermonear a la bruja. ―Me ibas a dejar allí, solo, sufriendo al ver a mi padre tratando de seducir a Lady Catrina, quien a todos los efectos, ¡podría ser un cadáver ambulante por lo que sabemos! ―Arthur se estremeció con solo pensarlo. Morgana y Gwen hacen muecas de disgusto. Uther y seducción no eran dos palabras para usar en la misma oración.

― Bueno, de igual forma te libraste, ¿no es así? ¿Por qué tantas quejas? ―El Príncipe Heredero se limitó a mirarla. ―¿Vas a ver a Merlin?

― Estaba planeando hacerlo. Pero estoy bastante seguro de que Gaius me negará la entrada ―Después de todo, era la pura verdad.

― ¿Por qué? Pensé que solo aquellos con magia pueden verse afectados ―Estaba enojada porque ella no podía estar de manera segura con Merlin mientras él más necesitaba compañía. ¿Pero ni siquiera Arthur podía estar junto a él? Eso era estupido. Merlin necesitaba a Arthur a su lado, de la misma manera que Arthur necesitaba a Merlin...

― Bueno, parece que mi cuerpo tiene magia… solo que no puedo usarla...― Arthur se enfurruño. Todavía no le creía a Gaius cuando le ofreció una prueba científica de que en su cuerpo tenía magia. No podía creerlo... ya era bastante malo que Morgana y Merlin eran gente mágica. No podía procesar que él mismo también lo tenía.

Morgana quería quedarse boquiabierta pero decidió arquear una ceja porque las Damas no se quedan boquiabiertas. ―Ellos están escondiendo algo que sé que me va a enojar, pero con Merlin está tan lejos, solo puedo presionar hasta cierto punto, antes de que Gaius se quede sin paciencia y olvide que soy el Príncipe.

― Lo siento...― Morgana se disculpó, sin saber exactamente por qué. Frotó la espalda de su hermano, tratando de ofrecer algo de consuelo. ―Si veo por qué tienes magia en mis sueños, tienes mi promesa de que te lo diré.

― Si eres como Merlin, no lo harás...― él no era de los que se mentían a sí mismos, sabía que si Merlin no quería hablar sobre algo y luego Morgana descubría la razón, ella se pondría del lado de su mejor amigo.

― Sé que a veces hacemos cosas que odias, como esconderte cosas. Simplemente no queremos que te lastimes ―Ella confesó, tratando de explicar sus acciones. Todo lo que le han ocultado a Arthur ha sido para evitar conflictos entre el Príncipe Heredero y el Rey. Sin embargo, nunca pareció funcionar.

― ¿Qué tan malo puede ser? Tengo magia... gran cosa... siento como si ya hubiera tocado fondo ―Arthur solo suspiró.

― Merlin dice que el fondo es interminable... y estoy dispuesta a creerle.

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― ¡Queremos ver a Merlin! ¡Puedes ya-sabes-qué y dejarnos verlo! ―Morgana estaba en el último extremo de su paciencia. Arthur estaba allí, sin pronunciar una sola palabra... porque Gaius estaba tan harto de él que toda cortesía era una pérdida. Él había sido, literalmente, arrojado fuera de la habitación del médico.

Estaban siendo ignorados… no estaban acostumbrados a ser ignorados, eran los Hijos Reales por el amor de los dioses, ¡¿quiénes en su sano juicio ignorarían al príncipe y princesa del todopoderoso Camelot?!

Morgana y Arthur escucharon la risa melodiosa de Lady Catrina y ambos sintieron escalofríos recorriendo sus espinas. Su padre siempre estaba rondando con Lady Catrina, incluso descuidando sus deberes reales y, en consecuencia, siempre quería que ellos también pasaran tiempo con Catrina.

―¡Oh dioses! ¡Gaius, por favor! ¡Por favor! ¡Déjanos entrar! ¡Prometemos que no nos vamos a acercar a Merlin! ― Arthur suplicó desesperado. Cualquier cosa, menos ser obligado a pasar más tiempo con la trol (en sentido figurado). ¡Era espantoso! Cuando su padre no miraba se tiraba un pedo, eructaba y comía cosas podridas.

― ¡Déjanos entrar! ¡Déjanos entrar! ¡Por favor, Gaius! ¡Ten piedad! ¡Piedad! ¡Seremos muy buenos! ¡Oh, no! ¡Se están acercando! Onbregdan, Onbregdan, Onbregdan, Onbregdan. ¡Ábrete, estúpida puerta! ― Morgana trató de forzar la puerta para que se abriera con su magia mientras Arthur unía fuerzas con su hermana probando suerte con la fuerza bruta.

― ¡¿Qué es este alboroto?! ―Gaius abrió la puerta, lucía muy cansado y agotado. Había estado hablando con Kilgharrah y su viejo amigo Balinor para actualizarlos sobre la condición de Merlin, por lo que tuvo que encantar y aislar toda la habitación para hacerlo sin temor a que alguien apareciera. Siseó preocupado. ―¿Están locos? ¿O tienen un deseo de morir?

― ¡Es mejor no tener cabeza que verse obligado a pasar más tiempo con Lady Trol! Refúgianos! ¡Te lo suplicamos, Gaius!

Gaius había escuchado pacientemente a los Niños Reales despotricar sobre que Lady Catrina era una trol. Tenían una teoría absolutamente absurda de que la Dama estaba maldita y era un cadáver ambulante que había venido a llevar a Camelot a las ruinas. Por supuesto que estaban exagerando, pero escucharlos fue cómo Gaius supo que Lady Catrina de la Casa de Tregor estaba viva y coleando en el castillo, lo cual era imposible y por eso hizo una investigación. Sabía que algo no estaba bien debido a la prueba que le hizo pasar a la mujer. Sin embargo, no expresó su pensamiento en voz alta. Lo último que necesitaba era a Arthur y Morgana investigando el asunto sin Merlin para poner algo de orden.

Dejó entrar a los niños, por supuesto. Tampoco los quería cerca de la falsa Catrina.

― ¡Gracias, gracias, gracias!― El médico arqueó una ceja. Vaya... El Príncipe Heredero estaba realmente consternado.

―¡Cierra la puerta, rápido, rápido, ya vienen!

Las risas pasaron y los Niños Reales decidieron que era seguro volver a respirar. Se miraron el uno al otro.

― Dije que no...― Gaius mordió las palabras, molesto. Morgana cerró la boca. ―Y si sigues insistiendo, te dejaré a las tiernas misericordias de tu padre y de Lady Catrina. ―Eso fue suficiente disuasión para ellos. Morgana y Arthur se estremecieron cuando se dieron cuenta de los lastimosos gemidos que se podían escuchar desde la habitación de Merlin.

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―¡Ya no puedo hacer esto! ―La Trol se quejó con Sigan y Nimueh. En el aparador se podían ver dos cuencos mágicos de agua. ―¡Uther es un arrogante y todo está tan limpio! ―Falsa Catrina se estremeció, encorvándose aún más.

―¡Tranquilízate, trol! ―Sigan se burló. Sus ojos brillaban, en un tono azul helado lo que hizo que la trol se encogiera un poco. ―Lo aguantarás y seducirás a Uther... luego, cuando esté bajo nuestro control, tomaremos Camelot. ¿Cómo está Merlin? ―Preguntó dejando que su preocupación por el hijo de la magia se mostrara.

―No lo sé…―admitió la trol moviendo la cabeza nerviosamente. ―Está enfermo... si El dúo bonito es de confiar. Siguen quejándose y quejándose incansablemente sobre lo enfermo que está el príncipe Emrys.

―Espero que no te hayas excedido... sabes que Emrys debe ser subyugado, no asesinado.

—No me regañes, Sigan. Si el Gran Emrys muere, entonces no es hijo de la magia en absoluto ―la trol mordió con el mismo veneno.

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―¡Gaius!― Morgana entró en la habitación del médico con los nervios agotados. ―¡Gaius! ¡Gaius!

La Dama se detuvo cuando miró al frente. Gaius estaba sosteniendo a Merlin, quien estaba pálido y sus ojos estaban rojizos. Su nariz estaba irritada y parecía que había estado sangrando. Estaba delgado, horriblemente delgado; parecía un cadáver. Sus habituales iris azul claro eran casi negros y su cabello estaba seco y se le había caído en algunas partes. La asustó como el infierno, porque si Merlin, que era el Príncipe de la Magia, el hijo del Destino y el Brujo más poderoso que existe, podía quedar en un estado tan deplorable, ¿qué podría ser de ella?

―¡Morgana! ¡Sal de aquí! ¡Ahora! ―Gaius echó a la mujer con los ojos llenos de preocupación. Cuando sus miradas se cruzaron, Morgana salió de inmediato. Ella entendió, no podía estar cerca de Merlin, la mataría. Merlin estaba vivo gracias a quien era.

Morgana se paró frente a la puerta hasta que la puerta se abrió de nuevo. Apareció la cabeza de Gaius. Cada día estaba más cansado y agotado. Quería mejorar todo, pero no sabía cómo. La estaba volviendo loca...

―¿Qué quería mi señora?

―¿Cómo está Merlin? ―Preguntó primero y ante todo.

―Le estaba ayudando a limpiarse… él está… enfermo, por lo demás bien. ¿Qué puedo hacer por ti?

―¡Gaius! ¡La maldita Lady Trol hechizó a Uther! ―Ella acusó con los ojos en llamas. El Médico abrió la boca para decir algo, pero Morgana no se lo permitió. ―¡Tienes que creerme! ¡Yo la vi! ¡Es el collar! ¡Soñé con eso y luego puff! ¡Uther aparece en el desayuno con el mismo collar! Tenemos que hacer algo ―suplicó agotada.

―¡Morgana! ¡Cállate! ―La niña, avergonzada, cerró la boca, sorprendida. Gaius estaba harto―Te creo, niña. ¿Pero has perdido la cabeza? No estamos en la seguridad de mis aposentos y ¿estás fanfarroneando lo prohibido para que el mundo lo escuche? ―Morgana tuvo la decencia de parecer avergonzada.

―Lo siento… es solo… ¡esa mujer! ¡Creo que ella es realmente una trol, Gaius! ¡Siento como si algo me estuviera bloqueando!

―Entra... antes de que terminemos sin cabeza.

―¿Pero Merlin...?

―Me alegra que entiendas. No te preocupes por Merlin, está en su habitación.

Estuvieron hablando durante unos cinco minutos cuando alguien los interrumpió.

―¿Sí? ―El médico preguntó cuándo apareció un guardia.

―El Rey solicita su presencia en las Cámaras del Consejo.

―Muy bien… estaré allí. Gracias.

―Es un placer, Gaius, te dejo entonces. Mi Lady Morgana… ―El guardia hizo una reverencia a la Princesa y se fue.

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Uther les estaba contando a todos que Catrina iba a ser su esposa y la nueva reina de Camelot… Arthur estaba parado en la habitación luciendo estupefacto (junto con el resto de la corte). Morgana estaba escondida en una esquina con Gaius, tratando de hacer que la trol se revelara. Estaban fallando.

D"aithne a ligean le duine ―Morgana dijo por décima vez. Jadeó... la magia rebotó cuando golpeó el objetivo.

―¿Estás bien mi señora? ―Preguntó Gaius preocupado, sosteniendo a Morgana que estaba sudando frío.

―No entiendo. Sé que funciona, pero parece que mi magia rebota cuando golpea su cuerpo... y este encantamiento no es precisamente fácil. El sumo sacerdote Iseldir me dijo que no estaba preparada para esto, pero me dio el hechizo de todos modos ―Estaba a punto de llorar. Estaba tan frustrada.

―Ya veo, lo temía...

―¿Cómo diablos Merlin sacará fuerzas para esto? ¡Ni siquiera conoce los problemas en los que está Camelot! ―la morena siseó.

―Debemos hablar con él. Tal vez sepa algo que no estamos viendo.

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―¿Qué estás tramando sin mí? ¿Por qué estás conspirando sin mí, bruja malvada? ―Preguntó Arthur interceptando a su hermana, visiblemente tenso y muy frustrado. Su ceño fruncido parecía estar siempre en su rostro estos días. Alvin se estaba moviendo no muy atrás, incómodo. Quería ser despedido de nuevo. Tenía la sospecha de que estaban usando magia; no quería estar ni siquiera cerca. Se negaba a arriesgar su vida de esa manera.

―¿Qué estoy tramando sin ti? Tú eres el que decidió que eras demasiado inútil y renunció a Merlin.

―¡CÁLLATE! ¡Yo no hice tal cosa! ―Dijo Arthur ofendido. ―¿Qué está sucediendo?

―¿La versión corta? Lady Catrina es una trol.

―Lo sé... ya lo confirmamos...― dijo Arthur confundido, con un tono de molestia.

―¡No! ¡Maldito idiota! ¡Ella es una Trol, una criatura mágica! ―Siseó muy cerca de Arthur, tratando de evitar oídos indiscretos.

―¡Urgh! Morgana! ¡Eso es asqueroso! ¿Estás bromeando?

―¿Te parece que bromeo? Mira, lo intenté, ¿de acuerdo? Traté de hacer que se revelara, pero su magia es muy poderosa. Solo Merlin hará que se vea su verdadero ser.

―¿No está Merlin al borde de la muerte? ―No quería pensar demasiado en eso, pero tenían que considerar la posibilidad.

―¡No está al borde de la muerte!― Morgana lo golpeó molesta.

―¡Bien! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ―Rogó, protegiéndose de los golpes de su hermana. ―¿Cuál es el plan?

―No tenemos uno. Estamos probando mi cuerpo para que pueda soportar a Merlin durante aproximadamente media hora. Gaius también está buscando algo, en caso de que Merlin no pueda hacer nada, pero sus libros son largos y enormes y él es solo un hombre. Y eso sin decir que Merlin lo necesita como un niño pequeño.

―Yo también quiero esa prueba.

―Yo misma estoy haciendo eso. Si no puedes hacerlo tú mismo, entonces, aunque buena suerte...

―¡No tengo ya-sabes-qué! ―Murmuró ahora claramente molesto.

―¿Llora todo lo que quieras? Estoy ocupada, Arthur. Necesito terminar con esto con mi cuerpo para poder poner fin al hechizo de Uther.

―Espera, ¿estás diciendo que mi padre ha sido hechizado? ―Morgana rodó los ojos.

―¡Claro que lo está! Me dijo que iba a enviar a Catrina a casa y fue sincero. Y ahora tiene ese collar de mal gusto, regalado por Lady Trol… ―Ella resopló sarcástica. ―¡Estoy muy segura que Uther está bajo un hechizo!

―¡¿Por qué no me lo dijiste?!

―¡¿Qué diferencia hace?! No puedes cambiarlo. Ibas a ser tan terco como siempre y enfrentarte a Uther y luego ibas a terminar en la cuneta. ¡Aún puedes terminar ahí si las cosas siguen como están y Uther corona a Lady Trol como reina! Lo siento si estoy ocupada tratando de mantenerte en el trono.

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―Me veo peor de lo que me siento ―Por ahora… le dijo Merlin a Morgana tratando de apaciguar un poco a la protegida del Rey. La voz del Príncipe de la Magia estaba ronca y en algunos momentos desaparecía por completo.

―Claro…

―¿Gaius me dijo que necesitabas hablar conmigo urgentemente?

―Merlin, lamento molestarte con esto, pero Uther ha sido hechizado por...

―Una trol ―Merlin se rió disimuladamente, terminando la frase de Morgana. Morgana miró al Brujo como si de repente hubiera crecido una segunda cabeza. Merlin tosió un poco, fue un sonido seco y doloroso.

―¡Merlin, esto es serio! ¡No entiendo porqué te ríes! ―Ella siseó, sin creer lo que estaba viendo.

―Le ruego que me perdone mi señora, pero tiene que admitir que esto no tiene precio...― Se rió de nuevo. Ahora que entendía a Kilgharrah, era realmente divertido y muy poético... de una manera sentimental.

―El Rey está a punto de coronar a una Trol como Reina...

―Lo sé… también me inquieta. Estoy demasiado cansado como para preocuparme, Morgana... pero haré un esfuerzo por ti y Camelot. ¿Tiene Uther un collar con una piedra roja colgando de su cuello? ―Ese collar, no sabía porqué, era una de las cosas grabadas en su memoria.

―Sí, ¿cómo lo...?

―Entonces tienes un problema, gran problema ―Merlin se rió y lo lamentó inmediatamente cuando el ataque de tos regresó con fuerza.

―¿Estás bien?

―Sin aliento, por lo demás, bien… ―El hechicero de ojos azules respondió, jadeando.

—No tengo mucho tiempo antes de que la enfermedad me afecte, Merlin. Concéntrate…

―Bien, concentrarme. Bueno, el problema es que la magia trol es un dolor de cabeza para cualquier hechicero. Uther ha sido hechizado por Catrina la trol, lo que significa que solo puedes romper el hechizo haciendo que Uther se arrepienta ―Explicó lo mejor que pudo. Morgana asintió con atención. ―Ahora... Como puedes imaginar, eso no es algo sencillo. Tengo la teoría que la parte del cerebro de Uther que puede sentir arrepentimiento es casi inexistente.

―¿Entonces qué? ¿Estamos condenados?

―No. Lo que tienes que hacer es matar a Arthur...

―¡¿Qué?! ―Morgana gritó horrorizada. Merlin simplemente la ignoró y siguió hablando ―Sé que al hombre no parece importarle mucho Arthur más allá de ser su heredero, pero la última vez funcionó. Ahora, si Sigan está en esto, matar a Arthur puede que no funcione del todo. Entonces, me temo que tendré que idear un plan B, que en este estado, probablemente recomiendo rezar a los dioses pidiendo misericordia.

―No puedo. Solo. Matar. ¡A Arthur! Merlin.

―Por supuesto que no puedes matar a Arthur, niña tonta. Solo vas a hacer que Arthur parezca muerto ―Explicó alegremente.

―¿Hay un hechizo para hacer eso?― Preguntó curiosa. También quería preguntar si era magia negra, no quería hacer magia negra, especialmente después de la reacción que Kilgharrah tuvo cuando vio a Merlin usarla.

―Sí lo hay. Desafortunadamente, eres la única bruja que tenemos, y si intentas este hechizo con tu magia no entrenada, no solo matarás a Arthur de verdad, sino que también mantendrás su alma atrapada en este reino por la eternidad. Así que sí... tendrás que recurrir a la simple y aburrida química.

―¿Y estás diciendo que esto probablemente no funcionará?

―¡Sí!

―¡No suenes tan alegre al respecto! ―La princesa lo acusó.

―Morgana, un hechizo es lo que me mantiene coherente. No puedes hablarme sin que yo sufra ni delire demasiado; no pidas milagros...

―Me di cuenta de que estabas demasiado bien.

―Sí, es la mano de la magia en acción; deberías amarla... magia…

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Morgana sacó el frasco que le dio Gaius no tan convencida de este plan. Estaban en un pasillo del castillo en su mayoría desolado, por lo que parecería que Arthur fue envenenado y abandonado allí para morir.

―¿Estás listo para esto?― Preguntó Morgana, mostrándole el líquido transparente...

―No, pero hagamos esto…―El rubio le quitó el frasco a Morgana y se sentó en el suelo para evitar caerse. Tomó el líquido de un solo trago.

―¿Cómo te sientes?

―Ergh...― Fue lo único que Arthur pudo pronunciar antes de desmayarse. Morgana tenía que asegurarse de que Arthur todavía estuviera vivo, por lo que usó su poder para confirmarlo. Dejó escapar un suspiro de alivio y fue a buscar al Rey.

Cuando encontró al Rey, este estaba disfrutando con la trol mientras ella se apartaba de sus pobres súbditos. ¡Quería golpear a Uther en la cabeza para que se despertara! Pero, puso su mejor cara de tragedia y fue hacia Uther.

―¡Uther! ¡Debe venir rápido! ¡Arthur! ¡Mi señor! ¡Algo le pasó a Arthur!

―¿Dices que le pasó algo a Arthur?

―¡Sí! ¡No respira! ¡Creo que está muerto! ¡Necesita venir! ¡Rápido!― Morgana suplicó llorando un poco.

―¿Y qué quieres que haga, Morgana? Ve y llama a Gaius y mira qué puede hacer por el chico... ¿no ves que estoy almorzando con la hermosa Catrina? ¿Es todo de tu agrado, mi amor?

―¡¿Tu hijo se está muriendo, quizás ya está muerto, y ni siquiera te importa? !―Morgana acusó.

―Morgana, estás poniendo a prueba mi paciencia, dile a Gaius que atienda al chico... vete... ¡ahora!

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―¡Ni siquiera le importó!― Morgana chilló paseándose molesta en las habitaciones de Gaius, frotándose la sien.

―Ni me lo digas...― siseó Arthur con el trapo maloliente que Gaius le dio para que se pusiera en el chichón en la frente que apareció cuando se despertó y trató de ponerse de pie, con solo Morgana como ayuda.

―Bueno, Merlin dijo que esto probablemente no funcionaría ―Gaius señaló resignado.

―¿Qué diablos vamos a hacer ahora? ―Preguntó el Príncipe Heredero, molesto. ¡Quería arreglar la situación que se estaba volviendo ridícula incluso para sus estándares!

―Podría tener que recurrir a llamar al Gran Dragón, me temo que Merlin está inconsciente... ese último hechizo no fue de su agrado… ―admitió el médico, suspirando.

―¡Quiero ver a Merlin! ―Arthur gruñó.

―Puedo abrir la puerta ―Gaius ofreció poniendo los ojos en blanco. ―Está literalmente noqueado.