173

Arthur y Morgana parpadeaban tratando de despertar de la pesadilla.

Uther se iba a casar con la maldita trol... toda la corte de Camelot se reunió en la sala del trono para presenciar la segunda unión del Rey, Uther Pendragon.

Podías ver una amplia gama de emociones cruzando la sala. Algunos asentían complacidos de que ahora tuvieran una reina, otros no estaban tan contentos de que una extraña ocupara el trono.

―Uther Pendragon, es tu deseo convertirte en uno con esta mujer… ―Geoffrey preguntó visiblemente preocupado.

―¿Mujer? ¿Qué mujer? ―Arthur habló apretando los dientes.

―Silencio, hermano mío… ―Morgana hizo callar al Príncipe Heredero.

―Lo es...― Uther asintió cautivado por la trol.

―Y tú, Catrina de la Casa de Tregor, ¿deseas convertirte en uno con este hombre?

―Sí…

―Oh, por todo lo que es sagrado… ―se quejó la Princesa.

―Lo sé… ―dijo Arthur.

―¿Alguien dice que no?

Merlin había encontrado una manera de pararse y no matar a nadie (incluido él mismo) en el proceso. Había separado su alma, su magia y su cuerpo en tres piezas diferentes. Dado que su cuerpo y su magia eran los enfermos, solo necesitaba su alma para vagar por el mundo.

―Ahora los declaro... marido y mujer ―El archivero declaró como si estuviese dando el peor castigo.

Merlin suspiró cuando vio a Catrina y Uther besarse. Estaban completamente perdidos... ¿Cuánto tiempo faltaba antes de que Sigan viniera y matara a Uther y Arthur, y se apodere del trono de Camelot? Necesitaban encontrar una solución... rápidamente.

174

―¿Merlin? ―Gaius preguntó asombrado cuando vio a un Merlin translúcido. El antes mencionado miró a su mentor. ―¿Qué? cómo?

―Separé mi magia, mi cuerpo y mi alma. Todavía estoy muy enfermo, pero tenemos que arreglar esto. Créeme, esto va a ser malo… ―El Brujo anunció frotándose la cabeza.

―Gaius, ¿puedo entrar? ―Preguntó Morgana desde fuera de la habitación.

―Sí, mi señora… ―Gaius le concedió el pase a la princesa.

Morgana entró en la habitación y lo primero que llamó su atención fue el cuerpo traslúcido de un hombre. El hombre era realmente atractivo. Sus ojos eran un remolino de oro, su cabello negro azabache caía como cascadas por su espalda y era realmente delgado y delicado, lo que estaba realzado por el etéreo brillo blanco que lo rodeaba. La protegida del Rey parpadeó un par de veces, conocía a esa persona. Apostaría su cabeza a que era Merlin en unos años en el futuro, con el cabello largo.

―¡Santo…! ¿Merlin?

―Ergh… más o menos… esto es solo la representación de mi alma. Mi cuerpo y mi magia todavía están en esa habitación, enfermos… ―Explicó moviéndose incómodo.

―¿Es eso siquiera posible?

―Sí, también puedo separar mi cuerpo hasta la partícula más pequeña. No es difícil separar grandes trozos de mí de esta manera...

―Entonces, ¿sabes lo mal que está todo? ―Merlin asintió.

―Estuve presente en la boda…

―¡Espera! Necesito ir a buscar a Arthur. Ha estado recorriendo el castillo como un alma perdida. Los Caballeros están ansiosos. Estoy segura que harás que se sienta mejor.

175

―¿Merlin? ―Arthur respiró cuando vio la aparición sentada en el banco de Gaius.

―Hola Arthur ―Merlin saludó a Arthur con una suave sonrisa.

―¿Cómo? ―Arthur le preguntó a su hermana volviéndose hacia ella.

―Magia ―Morgana se lo hizo saber. ―Ahora, tenemos que hacer algo .

―Lo primero, tenemos que hacer que deje de parecer Catrina.

―Oh… ―Morgana y Arthur dijeron al unísono.

―¡Maldita sea! ¡Debería haber pensado en eso! ―La princesa se enfureció. ―¿Sabes como hacer esto?

―Bueno, sí y no. Es una poción, pero si Sigan lo sabe… —explicó Merlin con gravedad.

―Él se habría asegurado de que ella hiciera otra cosa ―Arthur terminó por su amigo, apretando los dientes. ―Esto es ridículo.

―Afortunadamente para nosotros, no estoy seguro de cuánto sabe de la línea de tiempo pasada. Mi memoria es irregular en el mejor de los casos, por lo que probablemente solo tenga los aspectos más destacados, que se han derivado en gran medida. Algo como esto tiene una gran posibilidad de permanecer igual.

―¡Bien, vamos a buscar esta poción! ―Morgana se dio la vuelta y fue hacia la puerta.

―No recuerdo dónde está la poción... solo recuerdo que sabe a mierda ―Arthur y Morgana lo mataron con sus miradas ―Bueno, sé quién sabe...

―¿Quién?― Preguntó la Vidente, arqueando una ceja.

―Jonas ―Merlin lo hizo saber, poniéndose de pie.

―¿Quién?― Los hermanos preguntaron confundidos.

―¡Su sirviente, tontos! ―Merlin los reprendió ―¡Debes prestar más atención a estas cosas!

―Ah, sí... siempre es el sirviente ―Morgana miró a Arthur. ―Tú lo agarras, yo lo golpeo.

―Tú Io agarras, yo lo golpeo ―Necesitaba liberar frustración y un sirviente baboso era justo lo que necesitaba.

―¡Nadie lo va a agarrar! ¡Y nadie lo va a golpear! ―Merlin dijo molesto. ―¡¿Están locos?! ―Los príncipes de Camelot hicieron una mueca. ―¡El momento en que lo dejen ir, irá con la trol y lo dirá todo! ¡Es un esclavo!

Gaius, que estaba relegado al fondo de la habitación haciendo unas cataplasmas para los enfermos, quería llorar desde lo más profundo de su alma. No sabía cómo habría vivido la situación sin que Merlin tuviera las experiencias de una vida pasada.

Era demasiado mayor para todos los sustos que le hacían esos niños. Se preguntó si podría convencer a Hunith de venir a Camelot. Ella al menos tuvo que lidiar con Merlin mientras crecía y él sabía que Morgana y Arthur la tenían en un gran respeto.

―Entonces, ¿cómo vamos a encontrar dónde guardan la poción?―Arthur preguntó frustrado.

―¡Con magia! ¡Vamos a buscarlo con la vista mágica!

―Oh... sí, eso tiene mucho más sentido ―Morgana estaba horrorizada consigo misma porque no pensó en eso.

―Magia ―Arthur odiaba la magia... y odiaba aún más que los atraparan y que él perdiera a las personas más importantes de su vida, por eso.

―¿El sumo sacerdote Iseldir ya enseñó? ―Merlin le preguntó a Morgana.

Gaius dejó de hacer lo que estaba haciendo y erigió una barrera mágica. Merlin podría ser todo lo racional que podrías pedir, pero había visto esa contracción en el rostro de Morgana y la incredulidad en los gestos de Arthur y eso solo significaba que habría gritos y recriminaciones en su camino y que el sentido común abandonaría la habitación.

―Ergh…― Sí, el Sumo Sacerdote Iseldir trató de enseñarle. Sin embargo, ella era muy mala en eso.

―¡No tengo magia en este momento, Morgana!― Y ni siquiera quería mencionar que también apestaba haciendo ese tipo de magia.

―Bueno... es... complicado.

―¡¿Complicado?! ¡¿Qué tan difícil puede ser verter agua y mirar?! ―Merlin y Morgana miraron a Arthur, quien tartamudeó y retrocedió.

―¡No es solo echar agua y mirar!― Los morenos le gritaron al príncipe.

―Niños, niños...― Gaius trató de calmarlos. Todos se volvieron hacia el médico. ―No hay necesidad de ponerse agresivos. Tengo un cuenco de adivinación hecho de latón aquí, es muy viejo y está muy cargado, y este Jonas está dentro del castillo; no debería ser demasiado difícil, incluso para Arthur.

―Bueno, ¿tienen algo más que hacer?―Merlin preguntó al Dúo Real.

―No ―Morgana se encogió de hombros.

―Puedo liberar mi horario ―Arthur admitió.

―Bien, porque es hora de vigilar, es posible que quieran té, mucho té ―Merlin les recomendó.

Siete teteras después...

Arthur se golpeaba la cabeza contra la mesa, Morgana estaba acostada en el banco de la mesa contemplando ir al rey y confesarle que tenía magia; Merlin había dejado que su cabeza reposara sobre la mesa y Gaius era el único que seguía prestando atención al cuenco. En esas cinco horas, no habían visto, sin ningún orden en particular, a: la trol en su piel real, lo cual fue suficiente para hacer que Arthur vomitara; Jonas y la trol comiendo estiércol de caballo; su padre tratando de llamar la atención de Catrina… Estaban traumatizados más allá de las palabras.

―¡Merlin! ―Gaius alertó a su pupilo. Todos volvieron su atención al cuenco.

Vieron cómo el sirviente sacaba una poción amarilla de un armario y luego el agua se agitó y el Sirviente ahora estaba hablando con la trol, dándole la poción.

―Bien, al menos estas cinco horas no fueron al vano...

―Habla por ti… ―Arthur gimió dejando caer su cabeza sobre la mesa de nuevo.

―¿Y ahora qué? ―Preguntó Morgana, quitando el cuenco de su vista. Tenía dolor de cabeza, porque mientras Arthur, Gaius y Merlin solo podían mirar a Jonas, ella veía todo y nada.

―Si me traes la poción, puedo adivinar los ingredientes...― Gaius habló con calma, poniendo todo en su lugar. ―Sin la magia de los trols, no funcionará.

―Sí, básicamente ―Merlin asintió.

―Necesitamos la llave ―Arthur les recordó. Morgana y Merlin pusieron los ojos en blanco y Gaius suspiró.

―Magia, Arthur. Magia ―Morgana siseó molesta.

―Ahora existo en la cuarta dimensión, por lo que puedo estar en muchos lugares a la vez, pero no tengo magia. Puedo explorar el lugar y silbar si viene alguien. El hechizo para abrir cosas es Tospringe .

―Tospringe ― Morgana asintió. ―Lo tengo.

―¡¿Están locos?! ¡¿Qué pasa si alguien los ve?! ―Arthur intervino, sin creerle a su hermana ni a su amigo.

―Solo las personas con magia pueden verme, Arthur. Pensé que era obvio ―Merlin respondió al príncipe. Arthur solo apretó los dientes un poco más, pero se abstuvo de decir algo.

Morgana negando con la cabeza; mirando a Arthur.

176

Recuperar la poción y llevársela a Gaius era demasiado simple, que era toda la advertencia que necesitaban saber. En el momento en que Gaius hizo el reemplazo, llamó a todos a reunirse en sus habitaciones.

―Bueno, eso huele... um... exactamente como lo recuerdo ―Merlin tosió y se llevó un brazo fantasmal a la nariz.

―¿Qué contiene? ―Arthur preguntó un poco verde después de inhalar. Morgana solo arrugó la nariz.

―Nada demasiado potente ―Gaius admitió con sencillez. ―Tripas de rata.

―Lindo ―Arthur dijo con asco.

―Pasta de sapo ―El anciano siguió listando. ―Tomas dos sapos, los aplastas...

―Lo entendemos ―Arthur decidió detener al médico.

―Estiércol de caballo, ojo de oveja aplastado.

―Oh, suena delicioso. Estoy segura de que a los trols les encanta ―dijo Morgana, tosiendo discretamente; alejándose más de Gaius.

―Verdín. Tres arañas lobo. ¿Y qué poción no está completa sin una pizca de cerebro de oveja?

―Delicioso… ―Merlin dijo lleno de sarcasmo, todavía con los dedos pellizcándose la nariz, lo cual era estúpido porque su nariz no funcionaba en ese estado.

―Me alegra que todos lo encuentren tan delicioso, porque lo van a probar.

―¡¿QUÉ?! ―Morgana y Arthur farfullaron al mismo tiempo.

―Es completamente inofensivo ―El médico les aseguró. Merlin arqueó una ceja y los Hermanos Reales miraron al anciano como si de repente le hubiera crecido una nueva cabeza en el cuello. ―Necesitan hacerlo.

―¡Merlin! ―Arthur le iba a ordenar que probara la poción.

―Soy un alma ―Merlin le recordó.

―¡Morgana!

―Tú eres el hombre, tú lo probarás.

―Te lo aseguro, es completamente inofensivo, fue cocido y filtrado.

―Los voy a matar a los dos ―Arthur advirtió a Merlin y Morgana, metiendo su dedo meñique en la poción y luego, apenas lamiendo. Arthur cerró los ojos y sus labios se convirtieron en una fina línea blanca. Luego sacó la lengua y respiró hondo.

―Toma, asegúrate de escupir este… ―le advirtió Gaius al futuro rey, dándole la verdadera poción. Arthur suspiró de nuevo con profundo dolor y puso el otro meñique en la poción para saborearla. Esta vez no pudo evitar toser y escupir. ―¿Sabe igual?

―¡Bueno, diablos, sí! ―Arthur maldijo, aceptando el vaso de agua flotante que Merlin le estaba dando.

―¿Qué tan semejante? ―Preguntó Gaius, preocupado. Para ellos, humanos, podría ser exactamente lo mismo. Pero la trol podía notar alguna diferencia.

―¡¿Cómo diablos debería saberlo?!

―Estoy seguro de que estará bien, Gaius ―Merlin aseguró a su mentor, poniendo una mano fantasmal sobre su hombro.

―Esperemos que así sea ―Morgana habló, mordiéndose los labios con preocupación.

177

Merlin y Arthur caminaban de lado a lado por el centro. Uther había sido insoportable y sus demandas eran irracionales, incluso Lancelot se estaba preocupando, hasta el punto en que había reunido el coraje para preguntarle a Arthur qué demonios estaba pasando. Todo el mundo se palmeó la cara, recordando que Lancelot no tenía una sola gota de magia en su sistema y conocía la mayoría de sus secretos.

―¿Cómo te estás sintiendo? ―Preguntó Arthur, apenas moviendo los labios, manteniendo la vista al frente.

―Si piensas en voz alta, podré escucharte ―Merlin le informó a Arthur, para que nadie pensara que su Príncipe estaba captando la locura de Uther.

―¿Como esto?― Arthur preguntó en su mente, mirando discretamente a su derecha. Merlin asintió. ― ¿Cómo te sientes?

―Bueno, ahora que Lancelot está en lo conocido. Mucho mejor, creo que los hilos de la enfermedad se están debilitando desde que me separé así.

―Entonces, ¿esto fue obra de hechicería...?

―¡Por favor! ¡Por favor, PIEDAD! ¡No puedo!― Arthur y Merlin notaron que había una escaramuza unos pasos por delante de ellos. Arthur inmediatamente fue a intervenir.

―¡¿Qué creen que estás haciendo?! ―El Príncipe Heredero siseó, cuando llegó.

―Se niega a pagar el impuesto del Rey ―El guardia le explicó al príncipe.

―P-pide demasiado ―El hombre tartamudeó, lleno de miedo. Arthur reprimió el arrepentido suspiro que quería salir de su cuerpo. ―He dado todo lo que puedo.

―¡Eso no es suficiente! ―El guardia le gritó al hombre con rudeza.

La gente se reunió allí, sus rostros estaban llenos de dolor y todos estaban esperando, implorando que Arthur hiciera algo. Arthur buscó a Merlin; por supuesto, siendo l a chica que era, Merlin tenía la cara llena de remordimiento, sus dedos temblaban por hacer algo sobre la situación. Era algo bueno que Merlin no pudiera actuar en el mundo real o como fuera que se llamara, y agradeció a los dioses que Morgana no estuviera por ningún lado.

―Déjeme ver ―Arthur exigió al guardia, tomando la bolsa del dinero. Quedaron escasas pocas monedas en la bolsa. Le dolió a Arthur. ―Sueltenlo.― Ordenó el rubio con su mejor voz principesca.

―El Rey dijo...― El guardia no quería decir no al Príncipe Heredero, pero Arthur Pendragon era solo eso... el Príncipe.

―Sueltenlo.― El Guardia iba a protestar por la orden, pero Arthur lo miró con mordacidad ―Devuélveles su dinero. Todo. ―Ordenó sin dudarlo. Le devolvió la bolsa al pobre hombre y luego miró a Merlin para que el Brujo lo siguiera fuera de ese lugar.

Arthur tuvo que ignorar cómo todos sonrieron aliviados y luego se inclinaron ante él.

178

Mientras que los súbditos de Camelot adoraban a muerte a su Príncipe, su padre, El rey, no estaba tan contento. Uther estaba de pie en la corte con Catrina a su lado y parecía positivamente asesino. Merlin estaba de pie al lado de Arthur manteniendo una mano alrededor del brazo del Príncipe en caso de que tuviera que hacer algo drástico.

Al principio, Catrina se sorprendió después de ver la presencia fantasmal del príncipe Emrys además de la descendencia de Pendragon, pero luego se limitó a sonreír con suficiencia.

―Te di una orden directa ―Uther siseó. No quería explicaciones. Solo quería colgar a su hijo por desobedecerlo.

―La gente no puede permitirse pagar el impuesto ―Arthur trató de hacer que su padre entrara en razón.

―¿No me digas que eres tan ingenuo como para tomarles la palabra? ―El maldito Trol tirando más leña al fuego. Merlin envolvió su cuerpo alrededor de Arthur, por lo que Arthur no pudo moverse para alcanzar su espada y matar a Catrina. El Príncipe Heredero, respiró hondo y relajó su cuerpo de nuevo, Merlin soltó su agarre, minuciosamente.

―Tenemos su lealtad, su buena voluntad ―Probó sus palabras de nuevo... ―No lo abandones haciendo demandas irrazonables ―Pero era obvio que estaban cayendo en oídos sordos.

―¿Es tan irrazonable que un rey espere que sus súbditos le obedezcan?

―Arthur, por favor… ― Merlin suplicó cuando Catrina habló de nuevo. La trol no cabía en su mareo. Todo iba según lo planeado. ― Por favor…

―¡Se morirán de hambre! ―Arthur gritó, tratando de avanzar, pero Merlin no lo permitió. Para la corte, parecía que el Príncipe acababa de abortar su decisión de dar un paso adelante.

―Disparates. Se han vuelto demasiado blandos. Recuerda, estos son sus súbditos, no tus amigos ―Uther reprendió a su hijo, resoplando.

―¿Y por qué no pueden ser ambos?

―Porque gobernamos a la gente, no al revés.

―Creo que estás equivocado.―Arthur discutió. Merlin respiró hondo.

―No Arthur, no. Cállate. Ahora no es el momento de hacer esto. Te lo ruego… no los provoques así ― Por supuesto, ninguna palabra de Merlin detendría a Arthur, por darle a su padre una parte de su mente.

―¿Cómo dices?

―Dije que estás equivocado. Sin pueblo, no hay Camelot. Somos tanto sus sirvientes como ellos son nuestros ―Los discursos de Arthur siempre eran tan profundos, pero este era el peor momento para hacerlo.

―Arthur… ― Merlin no podía callarlo, así que lo único que podía seguir haciendo era suplicar. ― Por favor Arthur, piensa en tu gente... Uther no está en su sano juicio .

Si la cara de la trol podía ser más petulante, probablemente se rompería en dos.

―¿Le permites que se dirija a ti de esta manera? ―Catrina la Trol preguntó a su esposo, frotando su cuerpo perfecto contra el de Uther, para atraer aún más al Rey.

―¡Cállate estúpida bruja!― Merlin demandó con furia en sus ojos. La troll tartamudeó con algo en sus ojos que Arthur pensó que era miedo durante unos milisegundos.

―No, no lo hago ―El rey se lo hizo saber a su esposa y se volvió hacia su futuro heredero. ―No será tolerado. Llevarás a los hombres a la ciudad e irás a todas las casas a cobrar los pagos que exijo.

―No lo haré ―Arthur se negó obstinadamente.

―Apártate de mi vista ―Uther escupió literalmente a la cara de Arthur.

― Vamos Arthur, te lo ruego. Vamos... ¿qué más puedes hacer? ― Merlin preguntó a su rey, angustiado.

―Sí, principito. Será mejor que escuches las palabras del príncipe Emrys y vayas con la cola entre las piernas ― La trol se burló de ellos, riendo telepáticamente. Arthur vio rojo y Merlin tuvo que usar su cuerpo mental para contener al príncipe de verdad y llevarlo lejos de allí.

―¡PÚDRETE, JODIDO TROLL! ¡PÚDRETE! ― Arthur gritó tan fuerte como pudo en su cabeza. Esos insultos solo sirvieron para hacer que Catrina se sintiera aún más complacida consigo misma.

Fue un milagro que nadie se diera cuenta de todas las cosas extrañas que sucedían a la vez.

179

Arthur estaba en su habitación paseando, furioso. Merlin estaba sentado en la mesa. La puerta fue golpeada tres veces y Morgana entró con Gwen detrás. Ambas tenían caras preocupadas.

―Escuché lo que hiciste por la gente esta mañana, Arthur. Fue muy valiente... estúpido, pero valiente ―Morgana le dijo a su hermano. Merlin dejó caer su rostro sobre su mano derecha. Morgana, cuando se refieren a Arthur, no tenía ni una pizca de simpatía o tacto.

―Te tienen una gran deuda de gratitud ―Intervino Gwen, porque llamar estúpido a Arthur en este momento no era la mejor idea que podía tener su ama.

―Gran cantidad de cosas buenas que servirán a largo plazo.

―¿Me imagino que Uther no estaba contento?

―Eso es un eufemismo ― Merlin le dijo a su amigo. Morgana miró a Merlin y suspiró.

―¡Cállate, Merlin! ―Arthur le ordenó, frustrado; pasando sus manos por su cabello. ―¡Y esa maldita trol!

―¡Arthur! ―Morgana reprendió a su hermano, recordando que Guinevere estaba allí y que no se había establecido ninguna protección mágica.

―¿Estás seguro de que no se puede persuadir al rey? ―Gwen le preguntó a Arthur tímidamente, queriendo preguntar qué acababa de pasar, pero decidió no hacerlo.

―Puedes ir e intentar, Morgana, porque él no puede soportar verme, ahora mismo.

―El rey estaba enojado, mi señor. Estoy seguro de que te ama profundamente ―Gwen intentó animar a su príncipe.

―No sé qué más hacer… ―Arthur confesó a todos, derrotado. Merlin se bajó de la mesa y caminó hacia donde estaba Arthur, abrazándolo. Arthur simplemente aceptó el abrazo, quedándose quieto con las manos en los puños. Morgana y Gwen se miraron preocupadas. La situación se veía cada vez más sombría.

Todos saltaron cuando se escuchó otro golpe, era Leon.

―El Rey envía a llamar por usted ―El rostro de Leon no auguraba nada bueno. ―Su alteza... Arthur.

―Vamos...― Arthur empujó su flequillo fuera del camino y salió de la habitación.

Morgana y Merlin notaron cómo Leon parecía saber que había alguien más en la habitación porque el caballero frunció el ceño y entrecerró los ojos mirando hacia donde estaba Merlin, pero luego decidió regresar y seguir a Arthur.

―Mi señora. Guinevere ―El caballero se despidió siguiendo a su General.

― Vamos, Morgana. Necesitamos estar allí, los dioses sabrán lo que hará el Rey... y especialmente cómo responderá Arthur.

―Puedes tomarte el resto del día libre, Gwen ―Morgana despidió a su doncella y caminó con pasos rápidos tratando de llegar a Merlin.

Gwen se quedó allí, perdida. Sabía que Lancelot sabía hasta cierto punto lo que estaba pasando y quería hacer algo para ayudar, pero ella era considerada solo una sirvienta y sabía que la lealtad de Lancelot hacia Arthur no saldría con la mano y permanecería con los labios apretados hasta nuevo aviso.

No le gustaba la sensación de desesperanza. Sabía que era una tontería considerar a Lady Morgana y el Príncipe Heredero Arthur como sus queridos amigos... pero era la verdad, diablos, incluso algunos días con Merlin no sabía dónde estaba parada, pero… quería desesperadamente ayudar, si no por el bien de sus amigos, entonces por su hogar: Camelot.

Decidió prepararse e ir a hacer hablar a Lancelot. Él era un caballero, pero no era inmune a ella.

180

Cuando Arthur, Leon, Morgana y Merlin llegaron a la Cámara del Consejo, todos los miembros del consejo se reunieron junto con el Rey. Morgana y Merlin se miraron, sin saber qué esperar de Arthur. Fue desconcertante para Merlin ver esta faceta de Arthur, en un millón de años podría haber predicho que esto resultaría así.

―¿Padre? ―Arthur preguntó con cuidado.

―Estoy liberándote de tus deberes, revocando tu título.

―¿Qué? ―Arthur balbuceó sorprendido.

―Vivimos en tiempos peligrosos, no puedo permitir que debilites mi autoridad ―Uther explicó inexpresivo.

―¡Uther! ―Morgana intentó interrumpir. Merlin le agarró las manos con suavidad. Morgana respiró con fuerza.

―Guarda silencio, Morgana. Es suficiente con que uno de ustedes me haga esto ―Despidió a su hija.

―Siempre has dado la bienvenida a mis consejos en el pasado―. El príncipe señaló, dolido de que su padre le estuviera haciendo eso.

―Te enfrentaste a mí para que todo el mundo lo viera―. El Rey reprochó molesto. Arthur miró a Merlin y Morgana. La vista de Merlin estaba llena de súplicas y Morgana estaba parada allí con las manos de Merlin entrelazadas con las suyas.

―Discúlpate Arthur; discúlpate, por todo lo que es sagrado ― Merlin suplicó de nuevo. Arthur apretó los dientes discretamente y tuvo que hacer un esfuerzo extra para no apretar los puños.

―Lo siento ―Ofreció, sintiendo cómo esa disculpa ardía en su garganta. ―Cualquier queja futura que tenga se mantendrá en privado.

―No. Es demasiado tarde para eso ―El monarca intransigente se lo hizo saber. Arthur siseó e iba a hacer algo, tal vez golpear al Rey, ¿quién sabe? Pero Merlin no lo permitió.

―¡ARTHUR! ― El grito de Merlin hizo eco en la habitación estridentemente, haciendo que Arthur se detuviera en seco. Morgana y Gaius se estremecieron por fuera, otras cinco personas y Leon de repente parecieron sobresaltados por un peligro invisible.

― Serás desheredado con efecto inmediato. Ya no eres el Príncipe Heredero de Camelot.

―¡¿QUÉ?! ―Morgana gritó, incrédula. ―¿Cómo-

―Señor, Arthur es su hijo, su heredero natural...― Gaius interfirió antes de que ambos hermanos pudieran encontrarse sin un techo bajo sus cabezas.

―Mi decisión es su final.

Arthur ni siquiera se molestó en ocultar su disgusto por la decisión y salió furioso de la habitación sin decir nada más, sumergido en rabia y odio. Todos dieron paso al príncipe, no queriendo provocar a nadie más.

―¡Arthur! ― Merlin llamó al hombre, corriendo detrás de él.

―¡Me disgustas Uther Pendragon! ―Luego procedió a escupir al suelo y fue a consolar a Arthur.

La corte se quedó con la boca colgando, todos miraron al Rey, conteniendo la respiración, esperando sus próximas palabras.

―La reina Catrina será nombrada heredera legítima del trono ―Uther notificó a su corte, como si no solo destronara a Arthur y su protegida no escupiera a sus pies, deshonrándolo. ―La ceremonia comenzará de inmediato.

Nadie lo vio venir... excepto Gaius. Nadie se movió, probablemente podrías escuchar una mosca en la habitación silenciosa.

Leon aplaudió sorprendido y todos siguieron su ejemplo.

181

―¿Ella lo tomó? ―Morgana le preguntó a Merlin mientras acunaba a Arthur en sus brazos, refiriéndose a la poción falsa.

Ambos estaban en los aposentos de Arthur en el suelo. La cabeza de Arthur estaba en el regazo de su hermana, con los ojos cerrados, tratando de fingir que todo esto era una pesadilla y si lo deseaba lo suficiente, todo desaparecería.

―Si ella lo hizo ―Merlin informó a sus amigos.

―Bien...― Morgana asintió, acariciando la cabeza de Arthur. ―Aunque, no sé qué bien hará estar sin su disfraz. Dudo seriamente que a Uther le importe que sea una trol come mierda. ―Morgana no se equivocaba.

―Esta es la única forma en que podemos matarla, Morgana. No hay forma de que podamos asesinarla sin hacer que se quite el disfraz. Nos decapitaría ―A Morgana le irritaba que Merlin tuviera razón. ―Necesitas prepararte ―Merlin les dijo a los hermanos reales. ―La Coronación está a punto de comenzar ―Morgana solo asintió. ―Vamos, Arthur... tienes que estar presente, no tiene sentido enfadar a tu padre aún más ―Merlin agarró al príncipe caído por los brazos. Arthur intentó resistirse.

―Déjame. Nadie me necesita.

―Puedes angustiarte en el Salón. Vamos... vamos a dejarte medio presentable ―La cooperación de Arthur fue nula. ―Vamos Arthur. Tengo una interacción limitada con este cuerpo; necesitas hacer tu parte.

―¡Déjame!― Gimió de nuevo, causando una muy buena impresión de una Reina del Drama.

―Vamos, hermano. Tienes que verte bien y sonreír para las masas.

Entre Morgana y Merlin, llevaron a Arthur a la coronación de la trol, no sin los obstinados obstáculos de Arthur.

182

Morgana entró en el Salón de Ceremonias, literalmente arrastrando a Arthur junto con un invisible a los mundanos Merlin. Lancelot entró en la habitación acompañado de Guinevere, ambos tenían la mirada puesta en los hermanos reales.

―Pobre príncipe Arthur… ―Gwen se compadeció de ellos. ―Especialmente con Merlin en coma...―Murmuró con tristeza. Lancelot se mordió los labios, luchando contra las ganas de contarle todo a Guinevere.

―Vamos a sentarnos, mi Lady...―Lance palmeó el brazo de su novia y fue a buscar sus lugares en el Salón.

Una vez que todo estuvo listo, Geoffrey comenzó con la ceremonia de coronación.

―Estamos reunidos aquí para ser testigos del nombramiento de la reina Catrina como la legítima heredera de Camelot. ¿Estás dispuesto a prestar juramento? ―Preguntó solemnemente.

―Sí.

―Usa tu hechizo revelador ― Merlin se rió entre dientes de pie entre Morgana y Arthur. Arthur mirándolos a ambos como si estuviera enojado, especialmente después de que Morgana también se rió entre dientes.

―¿Juras solemnemente gobernar al pueblo de Camelot, respetar las leyes y costumbres del pueblo?

―D"aithne a ligean le duine ― Morgana conjuró en voz baja.

―Lo juro ―Todos notaron cómo la mujer se retorcía mientras se arrodillaba.

―De nuevo ― Merlin le dijo a la protegida. ―Está acelerando el proceso ―Arthur notó cómo cambiaba la piel.

―D"aithne a ligean le duine.

―¿Harás, con tu poder, que la ley y la justicia en misericordia se ejecuten en todos tus juicios?

―¡Lo haré!

―¿Harás, con el máximo de tus poderes… ―El trío notó que Catrina ahora era consciente de que se estaba mostrando la piel de trol. ―mantener las leyes...

―¡Sí, sí! ―Ella respondió con impaciencia.

―Lo siento, debes dejarme terminar. Los términos deben ser exactamente correctos para ser vinculantes.

―D"aithne a ligean le duine ― Morgana conjuró de nuevo.

―¡Argh! ―la trol gimió sintiendo que el hechizo rompía sus protecciones. ―Bueno, ¡adelante con eso entonces! Quiero decir, en serio, ¿de dónde sacaste a este viejo?

―Ella está en lo correcto. Manos a la obra ―Uther ordenó al escriba. El hombre simplemente asintió.

―¿Harás, con todo lo que puedas...

―D"aithne a ligean le duine.

―Sí, sí ―Para las personas más perspicaces de la corte, podían ver la carne de su pecho volviéndose podrida, junto con el cabello, que se quemaba y se volvía blanco.

―Mantener las leyes y costumbres…― Geoffrey seguía sin darse cuenta de la situación.

―D"aithne a ligean le duine.

―¿Ves eso? ―Gwen murmuró a Lancelot. Lance simplemente asintió. ―¿Está enferma?

―Ella es una trol… ―Lancelot confesó finalmente. Gwen jadeó horrorizada.

―Lo haré, lo haré ―Catrina dijo desesperadamente.

―¿...De la tierra y servir al pueblo de Camelot?

―¡Sí! ¡Cállate y dame la corona! ― Le gritó al viejo canturreo. Todos en la habitación se quedaron sin aliento y Geoffrey no tuvo otra opción que presentarle la corona a la mujer, antes de que Uther decidiera decapitarlo porque se estaba tomando demasiado tiempo para coronar a su preciosa Reina.

―D"aithne a ligean le duine ― Morgana conjuró esta vez con malicia.

―¡¿Te darás prisa?!

―¡Mi señora! ―Jonas advirtió a la trol, que su disfraz estaba medio destrozado; ahora era Mitad Trol, Mitad Catrina.

Arthur arqueó una ceja, mirando cómo la trol agarraba la corona, se la ponía en la cabeza y comenzaba a correr. Fue gracioso, lástima que Arthur estuviera demasiado perfecto como para reír.

―¡Catrina! ―Uther llamó a su amor, corriendo detrás de ella.

―¡¿Estás bromeando? !―Arthur brotó furioso corriendo detrás de su padre. Todos siguieron a Arthur no muy lejos.

―¡Catrina! ―Uther volvió a llamar y los guardias del castillo le dijeron a su rey adónde se dirigía. El rey, sus hijos y Merlin corrieron detrás de ella.

Catrina ya no era humana. Ahora era toda una trol apestosa cuando Uther la encontró.

―¡Tú! ¡Eres una criatura mágica! ¡Y así debes arder en la pira! ―Arthur declaró, pero Morgana y Merlin vieron cómo brillaba el collar de Uther.

―¡¿Cómo te atreves a hablar de ella de esa manera?!― Uther amonestó a su hijo, enfurecido.

―¿Qué te ocurre? ¡Mira su estado! ―Arthur enfureció, señalando a la Trol con sus manos.

Catrina intentó huir aprovechando que padre e hijo estaban peleando, pero Morgana no se lo permitió.

―Clabhsúr a chur ar ― Murmuró la vidente mirando hacia la puerta. La puerta se cerró y el mecanismo de bloqueo se activó, sacando a Arthur y Uther de su diatriba. La trol, al darse cuenta de que Uther y Arthur simplemente dejaron de pelear, solo gruñó a Morgana y arrancó la puerta de sus bisagras, echándose a correr hacia ella, nuevamente. ―No lo creo.

―Ella acaba de arrancar una puerta de sus bisagras. ¿Eso no te dice algo? ―Arthur le gritó a su padre, incrédulo.

―¡Suficiente! ―Uther ordenó a su hijo.

―¡Ella es una trol!

―¡Detente! ¿No has herido lo suficiente sus sentimientos? Insulta a mi esposa de nuevo, será lo último que hagas ―Amenazó a Arthur, recogió los zapatos de Catrina y su corona y luego salió de la habitación para ir a buscar a su esposa.

Morgana y Arthur se quedaron estupefactos. Sabían que la situación estaba mal, pero nunca hasta este punto. Se giraron para mirar a Merlin y el brujo se reía entre dientes, escondiendo su rostro entre sus manos.

Kilgharrah tenía razón... esto era demasiado divertido, si tan solo la situación no fuera tan terrible. Todavía no podía dejar de reír por su vida. Necesitaba enmarcar de alguna manera este momento aunque solo fuera para divertirse en el futuro. Sabía que Kilgharrah y su padre disfrutarían mucho con esto... después de que la trol estuviera muerta y Sigan no pudiera tocar a Camelot, por supuesto.

―Creo que su enfermedad lo está alcanzando...―le dijo Arthur preocupado a Morgana. La vidente no pudo refutar o no la idea. Ciertamente no era motivo de risa.