193

Después de la debacle de los trolls, Merlin decidió alejarse de Camelot y viajar con la naturaleza. Unos días, solo el bosque y probablemente algunos druidas que pudieran cruzarse en su camino, pero nadie más. Necesitaba reponer fuerzas y quedarse en Camelot donde siempre trabajaba hasta enfermar, no iba a suceder.

Se fue por una semana, unos siete días donde todo era perfecto: se encontró con dos unicornios que lo trataban como a uno de los suyos y estaba feliz y libre y su regreso a Camelot fue con calma y relajación hasta que entró en el Cuarto del Médico de la Corte y Gaius lo saludó con desolación:

―Se llamó a un buscador de brujas.

―No ha pasado ni una hora de haber regresado a Camelot ―Saludó a Gaius de vuelta.

―¡Debes tener cuidado, Merlin!

―Urgh... lo que sea, simplemente me iré, de nuevo... si no hay un hechicero, entonces no hay nada que el bastardo pueda encontrar...―Caminó hacia la puerta. ―Espera no… Me estoy olvidando de algo: Morgana. Gaius, te dejo las excusas a ti ―Gaius abrió la boca y la volvió a cerrar. ―Por favor, no le digas a Uther que decidimos fugarnos para cumplir con nuestro amor eterno ―Gaius volvió a abrir la boca. —Envíanos una nota cuando el bastardo se vaya de Camelot. Hola y adiós.

Rápidamente siguió la magia de Morgana y tuvo suerte que ella estuviera en su habitación, su magia brillando nerviosamente por todos lados. Llamó a la puerta y Gwen la abrió con cautela. Ella lo dejó entrar de inmediato, por supuesto. Estaba visible menos estresada después de ver a Merlin allí.

―Empaca tus cosas, nos vamos… no sé dónde… algún lugar lejos de aquí. Probablemente junto mi madre...

―¿Lo sabías? ―Morgana estaba muerta de miedo.

―Sí, Gaius ni siquiera dijo: "Hola" ―Merlin se quejó, incrédulo. ―Empaca lo necesario, no empaques tu ropa. Te vestirás con la mía. Le devolveremos la vida a Morgan, de nuevo ―Morgana asintió y con una pequeña bolsa empacó algunas cosas.

―Ten cuidado ―Suplicó Gwen, asustada por sus amigos cuando estuvieron listos para partir.

―Lo tendremos ―Merlin afirmó, asintiendo con la cabeza a la criada. Morgana y Gwen se abrazaron y luego los Hechiceros caminaron rápidamente hacia las puertas del Castillo, casi lo lograron. Pero una jaula tirada por caballos bloqueó su camino y el hombre descendió del animal, hablando con ambos:

―Me esperan.

El rostro de Merlin de repente estaba desprovisto de cualquier sentimiento y Morgana jadeó, apretando el brazo de Merlin con todo lo que tenía.

194

Arthur no sabía sobre el Buscador de Brujas que tenía su padre, especialmente porque sin Merlin o Morgana haciendo cosas estúpidas como conjurar humo para que parecieran caballos, no había nadie tan cerca de la ciudadela que fuera tan estúpido como para hacer. tal cosa.

Llámenlo paranoico, pero algo más estaba sucediendo en Camelot, como de costumbre.

―Entonces, ¿dónde ha estado todo este tiempo? ―Arthur le preguntó a su padre siguiéndolo obstinadamente a la Cámara del Consejo.

―En tierras extranjeras. Dondequiera que lo lleve la búsqueda de la hechicería.

―¿Hace todo esto en tu nombre? ―Preguntó el príncipe, escéptico.

―El Buscador de Brujas no sirve a para sí mismo ―Uther admitió, mirando a su hijo. Arthur miró a su padre como si no creyera el descaro del hombre.

―¿Lo hueles? ―Una voz llamó la atención de Uther y Arthur. El rostro de Arthur era un poema en sí mismo. ―¿Lo hueles, Uther?

―Aredian ―El Rey saludó al Cazador de Brujas.

Arthur iba a abrir la boca, pero su corazón casi se cae al suelo cuando vio a Morgana y Merlin parados allí, Morgana parecía estar a punto de desmayarse en cualquier momento y si Merlin se mostraba más inexpresivo probablemente lo consideraría una estatua.

―…Te has vuelto inactivo. Tu alguna vez noble Camelot está podrido hasta la médula. Estás al borde del oscuro olvido ―Arthur se volvió para prestar atención al hombre, después de ese discurso... necesitaba sacar a Morgana y Merlin de Camelot. Así que lo primero es lo primero: hacerse parte de la investigación.

―Estoy a tu disposición, Aredian. Los caballeros te ayudarán en todo lo que puedan ―Arthur intervino, llamando la atención del hombre quien se volvió para mirarlo.

―Tú debes ser Arthur ―Conjeturó.

―Debo serlo ―Arthur respondió, sin creer lo que tenía que presenciar la mayor parte del tiempo... primero la trol y ahora un el cazador de brujas... ¿cómo esta era su vida?

—Eres un gran guerrero. Lo mejor que ha conocido este reino ―Aredian elogió a Arthur y eso solo hizo que el príncipe fuera más cauteloso.

―Gracias ―Aceptó el elogio con incertidumbre.

―Entonces no te ofenderás cuando digo que no te necesitaré a ti ni a tus caballeros. El arte sutil de la hechicería solo puede combatirse con medios aún más sutiles, métodos perfeccionados durante décadas de estudio, métodos que solo yo conozco —Se jactó, empeorando todo.

Bueno, ahora se ha vuelto personal.

―Estamos agradecidos por tu ayuda ―Uther agradeció, inusualmente agradecido. Arthur rodó los ojos como de costumbre, su padre lo arruinó todo.

―¿Es esto una maldita broma? ―Arthur preguntó en voz baja, llegando a Morgana y Merlin ―Tienen que irse de Camelot.

―¿Qué crees que estábamos haciendo? ―Merlin siseó, juntando su cabeza más cerca de Arthur, tratando de crear un círculo con la ayuda de Morgana.

―¿Está todo bien ahí? ―Preguntó Uther cuando vio a sus hijos y Merlin discutiendo algo en voz baja. Todos se giraron a para mirar al Rey.

―Morgana solo quería saber cuándo comenzaría Aredian ―Arthur mintió.

―Ya he comenzado ―El hombre le hizo saber a Arthur críptico, dejando la habitación.

195

Merlin estaba leyendo un libro, sentado en una de los asientos dispuestos cerca del campo de entrenamiento de los Caballeros con una pierna cruzada sobre la rodilla. No podían irse sin que Aredian se convirtiera en un perro con un hueso, por lo que tuvieron que dejar de usar magia mientras Leon, Arthur, Guinevere y Lancelot los vigilaban de cerca en caso de que sucediera algo que necesitara medidas drásticas.

―Merlin, ¿no es así? ―Una voz habló, Merlin miró al hombre que cerraba el libro con un sonido seco.

―Sí ―Respondió sin dudarlo.

—Eres bastante popular por aquí, Merlin. Escuché que eres el aprendiz de Gaius...

―Lo soy, ¿qué pasa con eso? ―Preguntó Merlin tranquilo, encogiéndose de hombros y cambiando la posición del libro en sus manos.

―Nada... conocía a Gaius de antes... es un hombre con una gran sed de conocimiento ―El Cazador de Brujas lo era todo, pero sutil... Merlin simplemente rodó los ojos.

―No sabía que la búsqueda del conocimiento era un pecado en esta tierra ―Esas palabras hicieron que el hombre farfullara ofendido. ―Disculpe mi falta de interés, señor Cazador, pero me canso rápidamente y no me gustan demasiado los acertijos ―El brujo advirtió con algo peligroso en sus ojos.

―Ciertamente eres luchador, para ser un campesino.

―Si vas a acusarme de algo, por favor… siéntete libre; si no... déjame con mi lectura.

―Tengo algunas preguntas. Te espero en mi habitación dentro de una hora ―Trató de intimidar al joven, pero Merlin no se movió, ni siquiera un centímetro.

―Um~ sí, no creo que los cráneos y las jaulas vayan a hacer mucho por mí, haz tus preguntas. ¿Por qué el secreto? ¿Tratando de encontrar algo donde no lo hay? ¿El negocio está un poco lento este año? —Merlin insinuó con movimientos perezosos.

―Cuida tu boca, muchacho.

―¿O qué? ―Merlin preguntó acercándose al rostro de Aredian que el hombre saltó sin esperar un movimiento tan audaz del muchacho campesino. ―¿Por qué estás tan nervioso, Buscador de brujas?

—¡Mis aposentos! ¡Dentro de una hora, muchacho! —El hombre siseó, perdiendo la calma por un momento.

―¿Me estás proponiendo algo? ―Aredian no se quedó boquiabierto, pero quería hacerlo. ―Porque, ¿qué diría el Rey si se entera de que haces proposiciones a chicos jóvenes tan generosamente? Después de todo, el Príncipe Heredero es solo unos años mayor que yo... eso te hace preguntarte ―El Buscador de Brujas no pudo evitar balbucear tonterías, ofendido, de nuevo. —Será mejor que tengas cuidado, Buscador de brujas. Tú y Uther podrían compartir el odio por la magia, pero Uther no es un completo monstruo y hay algunas líneas que no querrías cruzar aquí en Camelot… ―le advirtió Merlin al hombre, dejando el asiento ―Que tengas un día fructífero, Cazador de Brujas.

196

―¡Merlin, muchacho! ―Gaius saludó al Brujo cuando llegó a su lado. Todos se reunieron en el salón del trono. Aparentemente Aredian tenía algunas cosas que decir.

―Habla, no tengas miedo ―Aredian animó a la mujer a hablar con el Rey.

—Yo... estaba sacando agua del pozo, señor, cuando lo vi: rostros en el agua. Rostros terribles, como personas ahogadas, gritando. Gritando.

―Me estás tomando… ―murmuró Merlin sin creer que esto estuviera sucediendo de nuevo.

—Diles lo que viste.

―Un duende bailando sobre las brasas. Bailaba en las llamas y hablaba, señor. Mi corazón casi se detuvo por miedo.

―Como ha escuchado, mi señor, el incidente en el bosque fue solo el principio.

―Había un hechicero, señor, en la plaza. Había criaturas saltando directamente de su boca.

―¿Y qué clase de criaturas?

—Ranas, señor. Grandes cosas verdes y viscosas del tamaño de tu puño.

―El hechicero se ríe en su cara. Incluso ahora la magia florece en las calles de Camelot.

―Apenas puedo creerlo ―Uther murmuró en estado de shock.

―Sin embargo, es la verdad, Mi Señor. Afortunadamente, he utilizado todas las facetas de mi oficio para llevar este asunto a una rápida resolución ―Aredian se jactó y Merlin rodó los ojos. El Fraude.

―¿El hechicero? ―Uther se animó cuando escuchó que el Cazador de Brujas ya tenía algo. ―¿Tienes un sospechoso?

―Oh, sí, milord. Lamento decir que están entre nosotros en esta misma sala. ¡Mis métodos son infalibles, mis hallazgos incontestables! Los hechos apuntan a una persona y a una sola: ¡el muchacho, Merlin! ―Arthur sintió que su presión caía al suelo.

―¡Esto es indignante! ¡No tienes pruebas! ―Gaius explotó para defender a Merlin.

―Las herramientas de la magia no se pueden esconder. Estoy seguro de que una búsqueda exhaustiva de la habitación del muchacho nos dará todo lo que necesitamos.

―¿Merlin? ―El rey le preguntó al muchacho, notando que estaba demasiado tranquilo para alguien que acababa de ser acusado de brujería en una tierra donde estaba prohibida.

―Ah, sí, estaba esperando esto ―Aredian temió lo peor ―Mi Señor, ¿si me permite algunas palabras?

―Habla ―Uther le permitió al chico, solo porque quería escuchar las cosas escandalosas que diría para liberarse de la culpa. Arthur estaba a punto de comerse las uñas y su corazón latía con tanta fuerza; temía que su padre y Aredian pudieran oírlo. Todo el mundo miraba atentamente a Merlin.

―Me estoy entrenando para ser médico y erudito, como ya sabe el Cazador de Brujas. Paso la mayor parte del tiempo leyendo ―La gente en la habitación estuvo de acuerdo, Merlin siempre estaba leyendo algo ―Si bien, es cierto que los pozos pueden estar encantados, para que los espíritus tengan el poder de manifestarse tan abiertamente a la gente común como afirma la mujer con las supuestas apariciones en el pozo, entonces cada persona que saca agua del pozo debe haber visto lo mismo, con la misma intensidad. Estoy bastante seguro de que nadie más vio estas caras en el pozo y sin una Suma Sacerdotisa, no habrían desaparecido…

Todos comenzaron a susurrar para sí mismos, asintiendo con la cabeza; notando que las palabras de Merlin tenían más sentido que las afirmaciones de la mujer.

―Segundo, un duende… de todas las cosas, ¿bailando sobre carbones encendidos? Un duende, ¿saben siquiera lo que es un duende? —Los susurros se hicieron más fuertes. ―Una criatura mágica codiciosa que hará cualquier cosa por el oro, se siente atraído hacia él como las abejas por la miel, el oro y la riqueza. Si le prendes fuego a la criatura... puedo asegurarte: arderá como todos ―Todos estuvieron de acuerdo con Merlin. ―Y por último, pero no menos importante: ¿De verdad crees que un hechicero, después de La Gran Purga… se dejará ver en una plaza pública? ¿Sacar ranas de su boca del tamaño de un puño? ¿Qué tan idiota tiene que ser alguien para hacer tal cosa? Ni siquiera voy a mencionar las posibilidades que tienen de ahogarse con la tráquea cerrándose sobre ellos. ¿Este hechicero vivió después de tal hazaña? —La mujer que dijo que el Hechicero escucpió ranas, farfulló y tropezó, cayendo al piso.

Merlin se volvió hacia Aredian, el hombre parecía a punto de tener un infarto.

—Continúa, cazador de brujas. Dime en mi cara de nuevo, ¿cómo crees que soy un practicante de magia, cuando lo único que he visto hasta ahora es que estás acosando a los ciudadanos de Camelot y un montón de alucinaciones?

Uther estaba impresionado, Arthur estaba con la boca colgando y mucha gente sintió la necesidad de aplaudir, porque, diablos... eso era impresionante.

―¡Este chico! ¡Uther! ¡No puedes! ―Uther detuvo la diatriba con la mano.

―Todo lo que había dicho, tiene más sentido, Aredian.

—¡Debes registrar su habitación, Uther! ¡Allí encontrarás todas las pruebas!

―¿Crees que si fuera un hechicero, escondería mis cosas mágicas en la habitación donde duermo y será el primer lugar donde todos mirarán, en caso de que ocurra algo como esto?

Arthur tuvo que cubrir sus bufidos con un ataque de tos.

―¡Uther! ¡Te lo juro, este muchacho es un hechicero! ¡Registra su habitación!

―Vive con Gaius ―Uther intentó mediar en la situación. Aredian se estaba desesperando mientras Merlin se calmaba aún más. No hace falta ser un genio para sus propias conjeturas de la situación.

―¡Con más razón!

―Ah, sí, me olvidé de algo ―Dijo Merlin y todos se callaron de nuevo para ver qué iba a hacer Merlin. ―Encontré esto ―Todos trataron de ver bien el artículo que Merlin tenía en las manos. ―Estaba escondido en el contenedor de azufre. Me pregunto porqué Gaius pondría una réplica tan mala del Brazalete del Fénix en un recipiente lleno de azufre. Ni siquiera brilla... —señaló Merlin, mostrando el brazalete. ―Esto no sería tuyo, ¿verdad? Porque estoy bastante seguro de que estas réplicas no son nativas de Camelot y la única persona nueva aquí eres tú ―Aredian farfulló indignado. ―Quién sabe, tal vez si alguna vez me canso de ser médico, podría tomar tu trabajo ―Merlin apuntó el brazalete al hombre, quien lo atrapó para que no le rompiera la nariz.

―¿Qué pasa con las alucinaciones? ―Preguntó un caballero y todos se quedaron en silencio nuevamente.

―¿Quién sabe? ―Merlin se encogió de hombros. ―Bien podría registrarlo...

―¿Qué dices, Aredian? ―Uther también permitió que el hombre se defendiera.

―¡Esto es ridículo! No puedes creer a este campesino que también es un hechicero... ―Uther detuvo al Cazador de Brujas de nuevo.

―Aredian, te respeto, pero el chico ya había intentado confesar sus supuestos "crímenes de brujería" para salvar a uno de sus amigos antes, créeme… él no es un Hechicero ―Luego se detuvo y miró a sus caballeros. ―No podemos descartar nada, las teorías de las alucinaciones de Merlin son plausibles, registren todo, incluidos los aposentos de Aredian, aunque solo sea para aclarar este lío y Aredian, será mejor que vuelvas con algo más sustancial, porque ahora mismo estoy muy decepcionado.

197

―Dioses, escuché que humillaste a ese bastardo frente a Uther ―Morgana disfrutó el momento.

Merlin estaba sentado frente a ella, bordando. Después de que el Rey le halla preguntando durante el desyuno si tenía algo que mostrarle… aparentemente el Rey pensó que Morgana era extremadamente hábil en el arte de los hilos y Arthur casi se atragantó con su agua, así que ahora Merlin estaba nuevamente bordando algo para que el Rey no se enterara de que Morgana nunca aprendió a hacerlo porque estaba demasiado ocupada derrotando a Arthur con sus propias espadas.

―Él es solo un fraude… ―le dijo Merlin a Morgana, empujando y tirando hábilmente de la aguja en la lona. ―La única forma de identificar la magia es siendo tú mismo un hechicero… ya veces, incluso entonces, puedes ser engañado.

―¿Como la gargantilla que Sigan usó contigo? ―Preguntó la protegida y Merlin detuvo la aguja, recordando el momento.

―Sí… ―Murmuró, reanudando el movimiento.

―Lo siento, no debería haber mencionado a Sigan.

―Está bien…

―Lo sé, pero de todas formas.

―Todo perdonado y olvidado ―Merlin les dijo a sus amigos con una suave sonrisa. Morgana le devolvió la sonrisa.

―Entonces, ¿cuánto más crees que estará aquí el supuesto Cazador de Brujas?

―Eso depende si Aredian encuentra algo más que pueda parecer "incriminatorio" y qué tan dispuesto está Uther a soportarlo, después de hoy...

Morgana apoyó la barbilla en sus manos entrelazadas, pensativa.

198

―Tenías razón ―Arthur le dijo a Merlin, interceptando al Brujo en un pasillo. Merlin levantó la vista, arqueando una ceja ante las palabras de Arthur.

―Por lo general lo tengo... ¿en qué tuve razón esta vez?― El príncipe lo miró con reproche.

―Lo único que descubrieron los guardias en las cámaras de Aredian fueron los pétalos de Belladonna, que... en sí mismos no son un crimen, pero mira esto: aparentemente había un hombre vendiendo gotas para los ojos hechas de belladona, después de que Leon señaló que todas las víctimas de la "brujería" eran mujeres y uno de mis caballeros se burló de él diciéndole que era irrelevante. Fue pura suerte que Gwen estuviera allí y escuchó la conversación, dijo que todas esas mujeres compraron en la misma tienda y una niña se roció por error y comenzó a alucinar con osos parlantes...

―Apuesto a que tu padre estaba emocionado.

―Oh, estaba furioso ―Arthur le hizo saber, riendo. ―Padre lo iba a enviar a las mazmorras por fraude, pero Morgana le dijo que ella no lo quería en Camelot... y sabemos que lo que Morgana quiere, lo consigue... así que mi padre lo desterró.

―Bueno, aplausos por un final feliz.

―Un final feliz, en efecto ―Arthur admitió caminando hombro con hombro con Merlin ―Eso fue bastante impresionante, ¿sabes?

―¿Qué? ―Preguntó Merlin, mirando al príncipe.

―Ya sabes, usando lo que sabías de la línea de tiempo anterior para lidiar con Aredian.

―¿Oh?

―¿No lo hiciste?

―No. Para ser honesto, ni siquiera recordaba que Aredian tenía la belladona en sus aposentos... se llama razonamiento deductivo... Arthur... ―El Príncipe Heredero se palmeó el rostro. ―¿Sabes a cuántos enemigos me he enfrentado? Créeme, Aredian está al final del final de esa lista, además, cualquiera con dos dedos en la frente se habría dado cuenta de que esas mujeres estaban alucinando.

―Por cierto... ¿por qué Aredian trató de incriminarte? ―Arthur preguntó con curiosidad.

―Lo provoqué, ¿qué más? Además, soy importante para Gaius y Aredian solo estaba detrás suyo... y si hay algo que Aredian realmente pueda hacer, es explotar las debilidades de otras personas. Un estafador de pies a cabeza.

―Amén ―Fue lo único que Arthur pudo decir a eso.

199

Morgana estaba leyendo un libro de Estrategia de guerra cuando llamaron a su puerta.

―Pase ―La princesa permitió que quien estuviera al otro lado entrara en sus habitaciones. Era Lancelot.

―¿Me llamó, mi señora? ―El caballero le preguntó cortésmente.

―Sí ―Ella sonrió con picardía y cerrando el libro, se dirigió a uno de sus baúles en busca de algo.

―Mi señora, si no le importa que le pregunte, ¿dónde está Gwen? ―Preguntó Lance, sin ver a la doncella por ningún lado.

―Gwen no está aquí, Lancelot. Aparentemente hay una enfermedad en el centro y ella me pidió el día libre para poder cuidar a la gente. Incluso fue a recolectar hierbas para que Merlin pudiera hacer algunas pociones. Ah, aquí está... ―Ella tenía una caja de metal en sus manos.

―Ya veo, um~

―Vi que le propondrás matrimonio a Gwen ―Lancelot se atragantó con su propia saliva y tropezó con el aire denso, incluso si estaba parado. ―Relájate, será perfecto: cena a la luz de las velas, una declaración de amor eterno de treinta páginas y luego un baño a la luz de la luna ―Lancelot parecía un pez luchando fuera del agua. —Lancelot, respira. Vi tu boda mucho antes de que tú y Gwen decidieran comenzar una relación ―El pobre caballero solo asintió. ―Bien, bueno, valiente caballero, tu búsqueda ha llegado a su fin ―Abrió la caja y Lance se quedó boquiabierto. ―Este es el anillo que vas a presentar a Guinevere.

―No podría...

―Oh, sí que podrás… ―Ella se burló de él, dándole la caja después de cerrarlo. ―No solo soy la encargada de darte el anillo, también te daré la boda y la recepción de la boda. Gwen se casará contigo, no he visto exactamente cuándo será eso, pero te lo diré si no lo has decidido en ese momento.

―No sé qué decir ―La cabeza de Lance daba vueltas rápidamente.

—No digas nada y dale a Gwen su cena y su baño. Solo ve y pregúntale a Merlin qué tan sensato es hacer esto en luna llena... no sabrías todas las cosas que suceden en luna llena.

Lancelot asintió aturdido. Necesitaba un poco de aire... y Merlin, sí... Merlin lo ayudaría a superar el impacto.

200

Merlin apareció en los aposentos de Arthur alegre como de costumbre. Arthur iba a decir algo y detener a Merlin antes de que hable, pero ya era demasiado tarde.

―¿Escuchaste? Al parecer, todas las sirvientas están peleando porque Morgana ya no tiene sirvienta porque ¡Gwen se va a casar con Lancelot!

―De verdad, Merlin. ¿Tienes que chismosear como una chica?

―Cállate, idiota. Gwen se va a casar con Lancelot.

―Bueno... bien por ellos ―Arthur les deseó inseguro. Eran buenos amigos, pero ciertamente nada por lo que hacer tanto alboroto ―Ahora, has algo útil y ayúdame con mi trabajo ―Preguntó Arthur, arrojándole algo de su trabajo y una pluma al brujo.

―Sí, no creo que quiera ayudarte con nada...

―Gwen y Lancelot se van a casar, ¡hurra!― El Precio dijo con fingida felicidad. ―¡Iremos y llevaremos a Lancelot a mi habitación y luego procederemos a trenzarnos el cabello el uno al otro! ―Arthur detuvo la espeluznante sonrisa y volvió a su expresión inexpresiva. ―Ahora, sé útil.

Los ojos de Merlin se volvieron dorados y una de las bolas de papel en el suelo voló como un proyectil hacia la frente de Arthur.

―¡MALDITA SEA, MERLIN! ―Arthur se quejó agarrando lo primero que tenía a mano, que era una copa, y la arrojó a Brujo, pero Merlin simplemente volvió a destellar sus ojos y de no ser por los reflejos imposibles de Arthur, ahora mismo tendría la nariz rota.

Arthur lo fulminó con la mirada, Merlin le devolvió la mirada dos veces peor.

Jugaron "Veamos quién puede devolver mejor la mirada o parpadear primero" hasta que un caballero los interrumpió, informándole al Príncipe que lo necesitaban en otra parte.