Historia en el viento:

Capitulo I:

Se dicen que los árboles son sabios, que guardan en sus anillos secretos inimaginables, que a pesar de su inmovilidad y silencio en un templado dia de primavera entre sus hojas nuevas el viento te va contando sus memorias, solo tienes que saber como oírlas sin escucharlas, sentirlas como ellas las sintieron, con la misma pasión que las gravo para siempre en la leyenda colectiva de la naturaleza. Esta es una historia que un sauce me contó, mientras lloraba lagrimas verdes y yo llore con el, una historia de amor y muerte como solo las reales pueden ser, yo tratare de relatarla aunque no soy un sauce y mis labios no son guiados por el noble Helios.

Cuentan que una vez en un castillo vivía una dulce dama que no era una princesa, ella trabajaba en las cocinas desde muy pequeña, nunca supo nada de su familia, creció sola entre sirvientes que se negaban a darle el afecto que una niña necesitaba y así maduro a una temprana edad, se negó a creer en sueños o magia, el libertad y justicia, trataba a los demás como ellos la trataban a ella. No tenia nombre y los demás la apodaban braza por su cabello rojo, cuando estaba sola le gustaba pensar que tenia un nombre, Ginebra en memoria de una de sus heroínas de leyenda, después se convencía de que era una tontería t volvía al trabajo de mantener las hogueras encendidas para la comida de los señores.

Ella nunca había conocido a los exoneres, apenas era un pinché de cocina que ni siquiera había alcanzado el titulo de ayudante de la cocinera, pero según otros empleados había aprendido a odiar a sus patrones, según los chismes de la hora del te sabia que el señor era un desvergonzado que apostaba grandes sumas en las barajas, que bebía indiscriminadamente y que traía jóvenes del pueblo para saciar sus horribles preferencias sexuales, pronto llegue a pensar que toda desaparición de muchacha en el pueblo estaba relacionada con el, y por primera vez en sus 14 años, tuvo miedo, no un miedo irracional como a la oscuridad o la soledad, un miedo real y tangible que la mantenía despierta a la noche y la hacia temblar por los días.

De la señora supo que era una narcisista que poco se preocupaba por los demás, pasaba horas frente a su espejo e incluso había rumores que se bañaba en la sangre que su esposo acecinaba para mantenerse siempre joven y radiante.

Pero a quien menos soportaba era al joven amo, como lo llamaba los demás, era un joven tan narcisista como su madre y desvergonzado como su padre, había crecido con todo y siempre tenia lo que quería a cualquier hora, había veces que despertada a la cocinera solo con el fin de saciar un antojo nocturno o le pedía a loa lacayos que fueran a la ciudad a buscar a sus amantes sin que su padre se enterara, pero mas que nada lo odiaba por tener una familia, que, aunque nunca lo admitiera era lo único que ella quería.

Perdón, alguien viene y yo no debería estar aquí a estas horas, volveré mañana si ustedes quieren a seguir con esta historia, mientras tanto espérenme.

Virginia W de Marfoy (el nombre me quedo viejo)

Orgullosa Miembro de la orden severusiana.(inocente hasta que me prueben lo contrario)
Miembro de la orden draconaria.
Miembro de la orden lupinaria.
El león lucha contra el miedo, la serpiente lo usa.

Pliss dejenme rrs que es lo unico que puede pedir una autora en decadencia… UUUU