Los nombres de los personajes así como todo lo relacionado con Harry Potter pertenecen a J. .
Fatty73: ¡Hola! Sí, actualicé ya (y ahora de nueva cuenta, je). Creo que todo empieza así, de una forma lenta, pero luego ya se irán conociendo más... Ginny siempre ha sido un buen personaje para mí y me agrada mucho. Sí, ya sabe y está aceptando las cosas por Hermione. ¡Saludos!
Roco: ¡Hola! Bien, con un poco de tos, pero bien. Me alegra saber que te gusta la historia. Primero que nada, te aclaro que para nada me he tomado a mal ni me ha molestado tu comentario, al contrario, me ha hecho pensar y me agrada que lo mencionaras. Bueno, ahora respondo eso; sé que es algo repetitivo el verse en el centro, y no es porque no pueda crea más situaciones (de hecho tengo muchas en mente que aún veo cómo adecuar a la historia y en este capítulo da pie a una de ellas), la razón es que ellos recién se conoce, y Ron aún está reticente con Hermione, por lo tanto, el único lugar al que puede asistir es al centro, no puede ir a buscarla a otros lugares sólo porque sí, siempre tiene una razón para ello. Pero conforme se vayan dando las cosas entre ellos, habrá más situaciones y lugares donde ellos se verán. Y espero tú no te hayas tomado a mal mi contestación. Gracias por leer y por la suerte ;D Besos. ¡Saludos!
*Este capítulo me gustaría dedicarlo a una de mis lectoras más fieles: Lugrintson, espero disfrutes de él y ya estaremos en contacto, ¡besos!
Capítulo 11
La mente de Ron no podía ser más que un torbellino.
Apenas y fue consciente de que había estacionado su Ranger frente a la Madriguera, que ahora lucía tranquila y serena, siendo los sonidos de la noche los únicos haciendo notar su presencia en el lugar.
Cerró los ojos, recordando el momento en el que Hermione Granger había puesto los labios sobre la piel de su mejilla. ¡Dios! ¡Qué sensación aquella!
Pero… ¡alto! Sacudió su cabeza, liberándose de aquella bruma que se había instalado en su cerebro. No, no, no. ¿Qué estaba haciendo?
—¡Por dios, Ronald! —gimió, golpeando la frente contra el volante —Hermione Granger no debe gustarte. ¡No puede!
Pero lo cierto era que… realmente, comenzaba a sentirse atraído por ella. ¡Y de qué manera!
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¿Qué la había llevado a hacerlo?
Se cuestionaba una y otra vez.
Hermione no tenía idea de porqué había llevado a cabo esos actos hacía Ronald Weasley. O, tal vez, sí que tenía una idea, pero no quería admitirla ante sí misma.
—Estás mal, Hermione —se dijo en voz alta.
Sacudió su cabeza y se puso en pie. Crookshanks, que había estado sentado junto a ella en el sofá, se levantó y la siguió.
—¿Qué historia hay tras de ti, Ronald Weasley? —murmuró, mirando a la nada.
¿Cuál sería la historia completa de aquel hombre pelirrojo de ojos azules que unas veces actuaba de una forma, y en otras mostraba otra cara? ¿Qué lo había llevado a todo eso?
Y la muerte de su hijo…
¿Qué había sucedido?
Soltó un suspiro. Había muchas cosas que le intrigaban de Ronald Weasley. Pero aún estaba en la indecisión de querer saberlas o no. Aunque, bueno, no tenía por qué decidir aún…
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—Pero, ¿qué día van a llegar?
Ron bufó. Se quitó los guantes que había estado usando para limpiar uno de los establos y miró a James, que estaba parado sobre las rejillas de la puerta.
—No. Sólo sé que en esta semana van a llegar —contestó, pasándose un brazo sobre la frente, limpiándose el sudor — Y ya deja de estar preguntando cada cinco minutos —añadió, revolviendo los cabellos del chiquillo con una mano.
—De acuerdo, tío Ron —resopló el niño, bajándose de la rejilla y siguiendo a su tío fuera del lugar.
Ron sonrío. El sol le dio de lleno en el rostro, haciéndole entrecerrar los ojos. Escuchó a James tropezar detrás de él y miró sobre su hombro, asegurándose que el niño no se hubiera hecho daño. James sonrió y echó a correr en dirección a la casa, dejando al pelirrojo detrás.
Un par de minutos después, el pelirrojo entró a la casa e inmediatamente fue a la cocina. James ya estaba sentado en la mesa, comiendo helado casero.
—¿De nuevo convenciste a la señora Hunter con tu carita de inocente, James? —preguntó Ron, bromeando.
—¡Yo no hice nada! —se defendió el niño, llevándose una cucharada de helado a la boca — La señora Hunter me lo ha ofrecido y yo sólo he dicho que sí.
—… yo no hice nada —repitió Ron, mirando alrededor. Frunció el ceño y miró a su sobrino —¿Y la señora Hunter?
Un par de voces fueron las que respondieron la pregunta de Ron. La señora Hunter entró, seguida de una mujer pelirroja. Cuando notaron que Ron estaba en el lugar, ambas sonrieron.
—Su hermana me ha pedido un libro de recetas —comentó la señora Hunter, pasando a un lado de Ron.
—Que por lo visto está muy interesante —sonrió Ginny, acariciando los cabellos de su hijo.
—No sabía que estabas aquí —dijo Ron, alzando las cejas. Ginny le miró, ladeando su cabeza.
—Ha llegado una carta hoy —anunció, haciendo una ligera mueca.
—¿De…?
—George —se limitó a responder la pelirroja. Ron se sorprendió por eso.
—Vamos al despacho —ordenó y salió de la cocina, con su hermana siguiéndole.
Ron se sentó detrás del escritorio; Ginny frente a él y extendió la carta hacia su hermano. El pelirrojo la tomó, echándole una mirada escrutadora al papel y otra a su hermana, antes de sacar la hoja y leer el escrito.
—¿Y qué piensas? —preguntó Ginny, echándose hacia atrás en el asiento.
Ron bajó el papel y lo dejó sobre el escritorio. Se frotó la barbilla y pasó una mano por su cabello antes de soltar una exhalación.
—Que es… difícil de creer sus palabras.
—Sí, lo sé —coincidió Ginny. Ambos se quedaron callados unos momentos, luego la pelirroja volvió a hablar —. Entonces, ¿aceptarás que venga?
Ron miró a su hermana fijamente, meditando.
¿Dejar que Charlie le visitara a la Madriguera?
Tenía tantos años sin saber nada de su hermano. Tantos años sin verlo, sin hablarse, sin nada.
Y es que, como cabía de esperar, su relación desapareció en cuanto los problemas con sus padres aparecieron. Charlie nunca había dicho o hecho nada al respecto del asunto; sin embargo, había sido él quien había despertado el interés de Ron por la veterinaria.
¿Por qué ahora, muchos años después, deseaba hablar con él?
—¿Ron? —tentó Ginny.
Ron sacudió su cabeza. Cerró los ojos con fuerza y miró a su hermana.
—Primero mamá y papá, ahora Charlie —resopló Ron, reclinándose en el asiento hacia atrás. Bufó, y se restregó el rostro una y otra vez —. ¿Es que acaso se han puesto de acuerdo para amargarme más la vida?
Ginny suspiró, mirando comprensivamente a su hermano. Ella había sido la única de la familia que sabía a ciencia cierta y al completo lo que había causado el cambio tan repentino de su hermano y lo que él había sufrido en esos últimos diez años. Y por lo que había pasado antes del gran suceso. Ron no había tenido una vida fácil desde los dieciocho años. Ginny lo admiraba, aunque no lo admitiera mucho. Ron era una gran persona, que vivía oculta bajo todas esas capas que la vida le había impuesto.
—Algo me dice que Charlie viene en son de paz —habló al fin, Ginny. Ron ladeó la cabeza y centró sus ojos azules en ella.
—¿Qué te hace pensar en eso? —cuestionó, reincorporándose en el asiento poco a poco.
—Porque primero ha solicitado tu permiso para venir. Charlie no suele hacer eso y lo sabes bien.
—Bueno, lo sabía cuando lo conocía —añadió Ron, con un toque de sarcasmo —. Ahora quizá cambio —agregó, soltando el aire.
—Todos cambiamos, Ron —comentó Ginny, mirándole con fijeza.
Ron soltó un largo suspiro y apartó la mirada de su hermana.
—Sí, en fin —hizo una mueca —. Pensaré en ello después. Ahora tengo cosas que hacer.
—¡Oh, no! —Ginny sacudió su cabeza y miró a su hermano. Una sonrisilla comenzaba a aparecer en sus labios —Tú y yo, hermanito, tenemos una charla pendiente.
Ron frunció el ceño, pensando a qué charla se refería su hermana, cuando el recuerdo le golpeó el cerebro. Oh, no. No, no, no.
—Ginny… —comenzó.
—Hermione Granger —soltó Ginny, inclinándose en el asiento hacia Ron —. ¿Qué hay entre tú y ella?
—Nada —murmuró Ron, con fastidio, decidiendo que sería mejor cortar el tema de una buena vez —. Así que no te hagas ideas que no son y deja el tema.
—Me conoces bien, Ronald —la pelirroja sonrió —, sabes que no lo dejaré. Y es claramente evidente que entre tú y ella pasa algo, así que dime.
Ron bufó. Miró a su hermana con cara de pocos amigos.
—No pasa nada —reiteró, mirándola con fijeza —. No hay nada. Sólo hay asuntos que tenía que arreglar con ella y ya. Fue por eso que nos viste juntos.
—¿Y esos asuntos conllevaba tomarse de las manos? —preguntó la pelirroja, alzando las cejas.
—¡No estábamos tomados de la mano! —gruñó Ron.
—¿Ah, no? —Ginny alzó un poco más las cejas, con una sonrisa burlona —Porque lo que yo vi…
—¡Ya basta, Ginny! —gritó Ron, levantándose de un salto —¡Entre Hermione Granger y yo no pasa absolutamente nada! —rodeó el escritorio y avanzó a zancadas hasta la puerta —¡Nada! —volvió a gritar, saliendo del despacho dando un fuerte portazo.
—Ron, ¡Ronald! —le llamó Ginny, mirando hacia la puerta.
Suspiró largamente, sacudiendo su cabeza. Tal vez se había pasado un poco, pero no estaba preocupada por eso. A Ron se le pasaría en cuestión de horas, y todo estaría bien. Y, lo más importante, que conociendo a su hermano a la perfección… Ginny sabía que su actitud había sido por una simple razón: que realmente sí pasaba algo entre ellos y Ron no quería admitirlo.
Ginny se reclinó en el asiento, cruzando una pierna sobre la otra, meditando. ¿Qué tanto pasaba entre Ron y Hermione? ¿Cuándo se había dado todo eso entre ellos? ¿A qué tanto llegarían?
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El olor a cigarrillos llegó hasta las fosas nasales de Ron. Hizo una mueca antes de darle un sorbo a la botella de cerveza que había estado frente a él en la barra.
Estaba en el pub del pueblo, buscando la distracción que en la Madriguera no había encontrado. Colín había estado con él por un par de horas, pero se había marchado a casa luego de tres cervezas. Y ahora estaba solo.
Podía escuchar a los clientes del lugar riendo, bebiendo y jugando en las mesas esparcidas por el lugar. Incluso a esas horas de la noche a mitad de semana. Sacudió su cabeza y de un trago vació todo el contenido de la botella.
Las preguntas de su hermana rondaban por su mente, zumbando.
Nada. Él y la doctora Granger no eran nada. Pero tampoco podía negar que se sentía bien en su compañía, que se sentía atraído por ella. Y es que no sabía cómo tomarse aquello. Hacía tanto tiempo que no se interesaba por una mujer. Él no quería interesarse por las mujeres. Había tenido suficiente con lo sucedido con Lavander, no quería más malas experiencias en su vida.
"Ginny no es como Lavander", recordó las palabras de Harry. Hermione Granger tampoco era como Lavander, eso podía deducirlo a simple vista. Lavander había sido fría, manipuladora, irresponsable, egoísta, arrogante… había sido todo aquello que Ron había odiado por todos esos años. La doctora Granger, en cambio, era alegre, cálida, amable, era dedicada, y tenía una bonita sonrisa y unos preciosos ojos que le provocaban mirarle por horas. Un cabello rebelde que Ron quería tocar. Aunque también era gruñona a veces, y algo insoportable y…
—¿Otra cerveza, señor Weasley? —preguntó el camarero, parado frente a él, del otro lado de la barra.
Ron alzó la mirada hacia él. Pestañeó un par de veces, saliendo al completo de sus pensamientos sobre Hermione Granger. Le pasó la botella vacía al camarero y asintió ante su pregunta.
—Y otra para mí —pidió una voz diferente, pero que Ron reconoció inmediatamente. Giró un poco el rostro para ver al recién llegado.
—A la orden, oficial Potter —sonrió el hombre de cabello medio canoso y se retiró en busca de las bebidas.
—¿No estás en servicio? —preguntó Ron, mirando el uniforme oficial de Harry.
—Terminé hace poco —contestó, con una media sonrisa. Se quitó la chaqueta, poniéndosela en el regazo y dejó la gorra en la barra. Giró un poco el cuerpo hacia Ron y le dirigió una mirada escrutadora —. Me sorprende verte aquí.
—¿Quién te ha dicho que estaba aquí? —preguntó Ron, tomando la gorra de Harry y dándole un par de vueltas, sosteniéndola con la punta de los dedos.
—Nadie. Estaba pasando por aquí y vi tu camioneta estacionada fuera del lugar —respondió Harry, desviando sus ojos hacia las manos de Ron un segundo —. Ginny me ha contado lo de esta tarde. Sabes cómo es tu hermana, Ron —añadió Harry, al ver que Ron no respondía ni hacía ningún gesto.
—¿También vas a preguntar sobre eso? —inquirió Ron, mirando finalmente a su amiga. Dejó la gorra de nuevo en la barra y apoyó el codo en ella.
—No —negó rotundamente Harry. El camarero regresó con las cervezas. Harry dio un sorbo a la suya antes de hablar —. Sin embargo, me parece extraño todo esto.
—¿Extraño? —repitió Ron, soltando una pequeña carcajada —¿Por qué?
—Bueno —Harry hizo una mueca —, estamos hablando de ti interesado en una mujer…
—Vale, ya —Ron bebió de su cerveza y ambos hombres se quedaron callados.
—Ron… —dijo Harry cinco minutos después.
—Si quieres que admita que me gusta la doctora Granger —Ron hizo una mueca. Era extraño decirlo en voz alta —, pues sí: lo admito. Ya.
Harry espero un momento, antes de hablar.
—No iba a pedirte eso ni nada —dijo, girándose un poco más en el asiento —. Iba a decir que hace unos segundos que Hermione Granger acaba de entrar. Con un hombre que se parece mucho a Viktor Krum, el jugador de…
Ron no registró las últimas palabras de Harry. Había volteado el cuello tan rápido que éste tronó, pero no le importó. Escaneó con la mirada por todo el lugar, hasta que sus ojos se posaron en una pareja sentada en una de las mesas del fondo.
Hermione no estaba sentada con un hombre que se parecía a Krum, sino con el mismísimo Viktor Krum.
De acuerdo, pueden lanzarme crucios si es lo que desean... pero preferiblemente no lo hagan jeje.
¡Hola, hola!
Vaya capítulo corto, pero creo que ese final impactó. ¡Krum apareció! ¿Para qué, por qué? Bueno, lo sabrán en el siguiente capítulo que está en proceso.
Miembros del Clan Weasley han sido mencionados, ¿aparecerán o no? Otra cuestión que dejamos para el futuro.
Vale, sólo diré que si tardo mucho en actualizar, no se asusten, realmente suelo tardar mucho en escribir un simple capítulo y no llevo mucho del siguiente, pero espero no demorar tanto en esta ocasión (que sepan que es normal que puedo llegar a tardar dos meses), pero nunca dejo las historias pendientes.
Ya mucha palabrería de mi parte, muchas gracias por sus comentarios, ¡me hacen feliz! Y hacen que esto valga más la pena (:3).
Besitos y saludos.
¡Hasta pronto!
LunitaEmo-Granger.
