*Los nombres de los personajes, así como todo lo relacionado a Harry Potter pertenece a J. K. Rowling.


Capítulo 21

Hermione movía las sobras de su plato con el tenedor, observando como Ronald Weasley devoraba su ración doble de comida. No era la primera vez que veía comer al hombre, pero seguía sorprendiéndose cada vez que lo veía, pues las cantidades que ingería pronosticaban una indigestión a todas luces.

—No comiste casi nada —señaló Ron, moviendo las cejas hacia el plato de Hermione, que compuso una mueca divertida.

—Solo he dejado un poco, Ronald. No todos tenemos tu apetito voraz —puntuó, mirando los dos platos ya vacíos que había ocupado el pelirrojo.

—Desde siempre he estado acostumbrado a comer bien —se encogió de hombros y se paró, limpiando la mesa.

La doctora lo observó. Habían estado hablando sobre Charlie, Hermione evitando mencionar lo que recién había descubierto acerca del mayor de los Weasley. Pero hacía más de un cuarto de hora que habían estado en un silencio cómodo, demasiado cómodo para ser ellos.

—He hablado con James sobre nosotros —soltó Ron, dándole la espalda, entretenido en algunos papeles.

Ronald sabía que Hermione esperaba que saliera el tema; y aunque no quería tocar el tema, pues era algo peligroso, ya que ellos seguían sin aclarar lo que eran. Ron no quería definirlo aún, estaba bien con lo que tenían, pero no sabía lo que Hermione pensara. Así que se decidió a sacar el tema.

—Le he explicado un poco sobre las relaciones entre las personas —el pelirrojo se rascó la cabeza y fue a apoyarse sobre el escritorio —. No sé ni qué le he dicho, sinceramente, pero creo que él sigue pensando que tú y yo… bueno, que tú y yo… somos novios —bajó la voz un poco ante lo último, nervioso.

Hermione asintió, en un gesto de entendimiento. Una parte de ella sonreía contenta y divertida de ver la situación en la que el hombre se encontraba. Pero la otra, se preguntaba lo que pasaba. ¿Estaba bien con lo que tenían? ¿O quería ponerle un nombre a aquello que pasaba entre los dos?

—Hermione, yo…

—No es necesario, Ronald —interrumpió, al oír la titubeante voz de Ronald —. Los dos sabemos que venimos de situaciones… complicadas, así que —se encogió de hombros y sonrió tranquilamente —, no pasa nada. No necesitamos poner nombre a esto.

Ron tragó saliva y luego de unos segundos sonrió. Si Hermione ya lo había dicho, pues estaba bien con eso. Sonrió aún más cuando ella se puso de pie y fue hasta él; lo besó y con eso quedó claro todo el asunto.

Estaban bien.

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Cerca del mediodía Ron terminó la clase de remo. Condujo al grupo de vuelta a la Madriguera, exhausto. Había sido una sesión difícil, pues toda la mañana seguía pensando en su hermano Charlie. Habían pasado ya tres días desde que se había puesto mal y todavía seguía muy débil. Ronald no había tenido ocasión de ir a verlo, pues la temporada vacacional estaba en pleno apogeo y para su gran sorpresa, había más clientes de lo habitual, así que toda su atención se centraba en el trabajo.

Pero era su tarde libre, Colín se haría cargo de todo y él podía ir a ver a Charlie. No sabía qué iba a decirle; ¿preguntarle por su enfermedad? ¿Seguir hablando del asunto que por tantos años los mantuvo distanciados?

—¡Ronald!

La voz de su viejo amigo lo sacó de sus cavilaciones. Se detuvo al ver que Neville se acercaba a él desde los establos. Se giró al grupo y se despidió de ellos; mientras los demás iban hacia la casona, él se dirigió a Neville, sonriendo.

—¿Qué hay, Neville? —palmeó la espalda del hombre alto a su lado, mientras caminaban juntos.

—Estaba con los niños. James me lo ha dicho —Neville se detuvo, al ver que Ronald le dirigía una mirada de confusión —. Me ha dicho que Charlie está aquí.

—Ah, eso, sí, hace unos días —respondió el otro, de mala gana. Siguió caminando a paso lento, Neville lo siguió un poco más tarde.

—¿Sabes con quién ha estado trabajando estos últimos tres años?

—No. Hasta hace días no había sabido nada de él —contestó Ron, con un encogimiento de hombros.

—Bueno, yo me he enterado hace poco. Pero está trabajando con Luna Lovegood.

—¿Luna Lovegood? ¿Tu ex novia? —se asombró.

—Sí. No había estado en contacto con ella, ya sabes que Hannah aún se siente celosa —el hombre movió su cabeza a un lado y soltó el aire —. El caso es que me hemos estado en contacto por correo y me he enterado de eso. Por eso me sorprendí mucho cuando James me ha dicho lo de Charlie. Según Luna, estaban en una importante investigación.

—Ha estado algo enfermo, supongo que quiso tomarse un descanso —comentó Ron, fingiendo no darle importancia, pero estaba pensando más en la enfermedad de Charlie.

—Sí, quizá fue eso. Bueno, en fin —palmeó de nuevo la espalda de Ron —. Me regreso con los niños, te veré en la cena.

Neville se marchó, dejando a Ron sumido en sus pensamientos. Casi sin darse cuenta, ya estaba subiendo los escalones, subiendo hacia la habitación donde estaba Charlie. Cuando llegó, no tuvo que dudar ante la puerta, pues esta se encontraba casi abierta y por el espacio vacío, Ron pudo ver a Charlie, dándole la espalda. Entró sin hacer ruido, y al moverse Charlie, él pudo darse cuenta de lo que hacía.

Estaba guardando sus pertenencias en la mochila que días atrás le habían llevado Ginny y Harry.

—¿Qué haces? —inquirió. Charlie no se asustó ante la repentina aparición de su hermano.

—Hola, Ron —saludó, girando la cabeza hacia él un momento. Luego siguió guardando cosas y hasta que no hubo cerrado la mochila, no se dio la vuelta.

Ron podía notar que Charlie seguía mal; se veía enfermo a simple vista: el cabello opaco, la piel pálida, y bajo los ojos, unas ojeras profundas. Además, temblaba perceptiblemente.

—Me alegra verte, Ronald —dijo Charlie, sabiendo a conciencia que su hermano lo examinaba —. Quería darte las gracias por tu hospitalidad antes de irme.

—¿Irte? —Ron negó con la cabeza — No sé lo que pasa contigo, pero no puedo permitir que te marches así. Ni siquiera puedes estar en pie —observó, al ver que Charlie se tambaleaba un poco.

—Estoy bien —murmuró el pelirrojo mayor, haciendo todo su esfuerzo por mantener el equilibrio. Pero eso fue demasiado, y en un segundo, se encontraba de nuevo en la cama, con los ojos cerrados —. Estoy bien —esta vez fue tan solo un susurro.

Ron se había apresurado hacia él, lo había sujetado con un brazo y con el otro había apartado la mochila. Lo había recostado, dándose cuenta de que Charlie ardía.

Mientras Charlie balbuceaba que estaba bien, Ron tomó el teléfono que descansaba en la mesita y marcó un número que ya se sabía de memoria. Al segundo timbrazo, ella contestó.

—Charles está mal. Necesito que vengas.

Hermione contestó rápido y luego colgó. Quince minutos después, entraba por la puerta, y para sorpresa de Ron, acompañada de Harry. Pero no se demoró en eso, pues Hermione le estaba preguntando por Charlie, que ya había perdido el conocimiento de nuevo.

Durante los siguientes minutos, la doctora Granger hacía todo lo posible por hacer que Charlie recuperara el conocimiento.

—Deberíamos llevarlo al hospital, sería lo mejor —murmuró Harry.

—Sí, cada vez luce peor —observó Ron.

En ese momento, Charlie despertó, tosiendo un poco. Balbuceó algo que ninguno de los tres lograron entender.

—Señor Weasley, soy la doctora Granger —musitó Hermione. Tomaba la presión del pelirrojo y examinaba sus ojos —. ¿Cómo se siente?

El pelirrojo tardó un rato en responder. Tragaba saliva constantemente y parpadeaba.

—Mareado —respondió, cerrando los ojos.

—¿Cuánto tiempo haces de aquí al hospital? —preguntó Hermione, mirando a Ron, luego a Harry.

—Si vamos rápido, una media hora —contestó el policía, echando una mirada de reojo a Ronald. Este se limitó a asentir.

—No quiero ningún hospital —susurró Charlie, apresurando las palabras. No abría los ojos, pues seguía sintiéndose mareado y débil.

—Señor Weasley, lo siento, pero mientras no me diga la causa de su estado, lo llevaré a un hospital donde le hagan estudios para saber lo que usted tiene y poderlo ayudar.

—Tres veces… —las palabras salieron débilmente.

Harry, Ron y Hermione se mostraron confundidos, pero enseguida notaron que Charlie hacia esfuerzos por seguir hablando.

—No quiero un hospital —dijo al fin, tragando saliva —. He pasado tanto tiempo en hospitales… y este maldito cáncer no se va ni se irá —las lágrimas caían del rostro de Charlie, mojando la almohada —. Fue la tercera vez que intenté curarme y nada funcionó. No hay nada que hacer y prefiero vivir libremente que atado a la cama de un hospital.

El silencio luego de las palabras de Charlie cayó sobre las otras tres personas.

Hermione miraba al pelirrojo. Ella sabía lo difícil que era el cáncer; su abuela había muerto tan solo unos años atrás a causa de eso. Recordó la situación y luchó por que las lágrimas no cayeran de sus ojos.

Harry, que ya sabía el destino de Charlie, se limitó a bajar la cabeza. ¿Qué se decía en esa situación? Charlie tenía todo el derecho de vivir sus días como quisiera y aunque ellos quisieran poder ayudarlo, sabían que al final, no sería lo que Charlie quería.

Ronald se había traslado a un recuerdo muy doloroso. La muerte de su hermano Fred. ¿Ahora perdería a otro hermano? Charlie era su hermano. A pesar de toda la historia entre ellos, él era su hermano. Y estaba ahí, muriéndose lentamente.

Miró a Charlie y luego pasó su mirada a Hermione. Tal vez ella pudiera hacer algo, tal vez pudiera ayudarlos a ganar más tiempo para su hermano. Quizás ella…

—Estaré bien, solo es una pequeña recaída —Charlie intentó sonar animado —. ¿Puedo hablar a solas con Harry?

El mencionado alzó el rostro, sorprendido por la petición de su cuñado. No era el único, Hermione y Ron se miraron entre sí y en mutuo acuerdo, salieron en silencio, dejando al par solos. Se apoyaron en la pared contraria.

—¿Es cierto lo que dice, que no hay cura? —la voz de Ronald fue baja. Miraba la puerta donde del otro lado se encontraba Charlie.

—No puedo saberlo, Ronald. No soy especialista en eso, y dado su historial médico, sería muy difícil —contestó Hermione, penosamente —. Y si él no quiere intentarlo más, no creo que sea algo fácil ayudarlo.

El pelirrojo no dijo nada, sumido en sus pensamientos. Su terquedad le hacía aferrarse a la idea de una esperanza para Charlie, pero su lado razonable aceptaba las palabras de Hermione. Y así se quedó hasta que Harry salió de la habitación.

—Quiere hablar contigo —dijo a Ron. Éste, entró sin decir nada.

Charlie se veía un poco mejor, pero no mucho. Espero a que Ronald se pusiera a su lado para empezar a hablar.

—Sé que no he sido el mejor hermano para ti, Ronald. He cometido muchos errores contigo, no solo el que vine a enmendar en esta ocasión —ambos se miraron, comprendían muy bien la referencia —. Solo quiero que sepas que lo siento, siento mucho lo que ha pasado. Sé que ya es muy tarde para ser un hermano de verdad para ti, y si pudiera cambiar las cosas, créeme que lo haría, cambiaría todo.

—Charles, no es ne…

—Lo es —interrumpió Charlie —. Te mereces más que una simple disculpa, Ronald, y lamento solo poder hacer esto, quisiera hacer más —hizo una pausa, tragando saliva, la garganta se le secaba a medida que hablaba —. No pido que me perdones, solo necesitaba hacer esto.

No esperaba que Ronald le dijera que lo perdonaba, si eso sucedía, quería que fuera porque Ron de verdad lo sintiera, no porque él estuviera enfermo. Así que agradeció el silencio que guardó su hermano menor.

—He decidido quedarme en el pueblo hasta reponerme un poco más. He hablado con Harry y me quedaré en su casa, sé que tienes tu trabajo aquí y no quiero causarte más problemas…

—No digas tonterías, puedes quedarte aquí hasta... hasta que quieras —su voz vaciló. ¿Cuánto tiempo le quedaría a Charlie? ¿El suficiente para que ambos dejaran las cosas en paz?

—Aprecio tu oferta, hermano, pero ya he tomado una decisión. ¿Puedes hacer que pase la doctora Granger?

¿Hermione?

—Claro —contestó, confundido. Salió de la habitación, pensando en lo dicho por su hermano.

Vio a Hermione y Harry en el pasillo.

—Charlie quiere verte —dijo, dirigiéndose a la castaña. Hermione asintió y entró, cerrando la puerta detrás de ella.

—¿Qué crees que le diga Charlie?

—Lo más seguro es que le pida que no insista en un tratamiento o algo por el estilo —murmuró el pelirrojo, mesándose el pelo. Miró hacia el techo y dejó salir el aire. Últimamente su vida era un ir y venir de emociones. En un segundo la tranquilidad de su vida había desaparecido; primero, Hermione, luego su hermano Charlie; ya solo le faltaba que apareciera…

—Siento que voy a volverme loco —habló en voz alta y Harry le miró, comprensivamente. Apretó su hombro y no dijo nada, dejando que Ron lidiara con sus emociones en silencio. Lo conocía tan bien, sabía que solo era cuestión de tiempo.

Se quedaron callados, cada uno pensando diferentes cosas de la situación, hasta que Hermione salió, minutos después. Fue extraño, su rostro reflejaba un atisbo de tranquilidad.

—Está descansando ahora, será mejor que duerma y ya mañana pude irse a tu casa, Harry —les indicó que se alejaran del lugar, para que Charlie no oyera sus voces. Ron los condujo a su despacho y ahí, Hermione continuó —. Está completamente decidido a no llevar ningún tratamiento, me ha contado cómo ha sido las otras veces y entiendo su punto, quiere vivir como una persona normal todo el tiempo que pueda… Creo que deben respetar su decisión, sería algo más fácil para él

Ron y Harry compartieron una mirada de derrota. Ya no estaba en sus manos, Charlie era dueño de su propio destino.

—Me ha pedido que consiga un enfermero para que le cuide mientras esté con ustedes, no quiere dar muchas molestias —añadió, antes de que ninguno hablara —. Conozco a alguien, completamente de confianza y muy profesional, hablaré con él.

Los dos hombres asintieron, con los ánimos por los suelos. Hermione los entendía, ya había pasado por esa situación, era tan doloroso, tan frustrante no poder hacer nada ante esas situaciones. La comprensión y empatía hacia ellos era completa.

—Bueno, debo irme. Tengo que avisarle a Ginny sobre lo que está pasando —anunció Harry, levantándose —. Los veré luego —se despidió de los dos y salió del despacho.

—¿Sabes ese momento, cuando sientes que nada en tu vida tiene sentido? —Ron se dejó caer en la silla al lado donde estaba Hermione, que lo miró, algo confusa, pues la expresión del pelirrojo era un desconcierto total —. Y no sabes dónde empieza una cosa y termina la otra, porque todo está tan revuelto que pierde su significado Nada tiene sentido —repitió el pelirrojo, escondiendo el rostro en sus manos.

—Sé que no es fácil, Ronald —se acercó a él y acarició su cabello.

Aquél gesto resultó tan confortador para Ron, y a la vez, tan íntimo y familiar. ¿Qué pasaba con él?

—Debes dejar que las cosas tomen su curso natural y…

—¿Y dejar que él muera? —Interrumpió bruscamente, arrepintiéndose al momento —Lo siento, es solo que… es difícil lidiar con eso. Es mi hermano, no hemos tenido una relación familiar desde hace muchos años, tenemos un pasado muy doloroso, pero sigue siendo mi hermano y va a morirse. Y yo no puedo hacer nada —el pelirrojo se atragantó con sus palabras, sorprendido de darse cuenta que estaba llorando —. Una vez más no puedo hacer nada por salvar a alguien de mi familia.

El rostro de su hijo, su pequeño bebé, tan tranquilo como si solo estuviera dormido, como si en cualquier momento pudiera despertarse y mirarlo con sus curiosos ojos azules, balbuceando y regalándole sonrisas tan inocentes, tan suyas, apareció en su mente. El recuerdo le aplastó el corazón.

Se imaginó a Charlie, dormido para siempre. El hermano que había perdido por decisión propia, ahora lo perdería realmente por causas de la vida, porque sí, porque le había tocado y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

Hermione dejó que Ronald se desahogara. Le afectaba verlo de esa manera, pues siempre había tenido la imagen de un Ronald Weasley fuerte, seguro de sí mismo, y verlo derrumbarse de esa manera no era algo que esperaba ver. Pero estaba dispuesta a estar con él, a apoyarlo. Porque verlo de esa manera solo había confirmado lo que desde tiempo atrás había estado sospechando. Y eso le estaba asustando demasiado.


¡Hola, sorpresa! Pues no podía dejar que agosto pasara y aquí el capítulo.

Merlín, eso sí que fue intenso, o eso intenté. No era lo que tenía planeado, pero me ha gustado bastante, porque nos permite ver a un Ron diferente y eso hará que el acercamiento entre Hermione y él sea más intenso (ya lo entenderán en los capítulos siguientes).

Solo espero que les haya gustado. Quiero agradecer infinitamente por seguir al pendiente, leyendo esta historia y esperando cada capítulo (aunque tarde eternidades).

Les mando un abrazo muy fuerte.

LunitaEmo-Granger