El comedor seguía con las mismas paredes de siempre, pero ahora le parecía mucho más pequeño que antes. Sentía que su alrededor la ahogaba, todo se caía encima de ella: las paredes, el techo, la mesa, la gente…sobretodo la gente.

Las mismas miradas que antes: de pena, lástima, burla, risa…

Como deseaba volver a estar encerrada en ése lavabo…o poder cerrar los ojos y no abrirlos nunca más. Quería ir a su casa para seguir soñando en otro lugar donde no sentía el peso de su error en el pasado encima de su espalda rompiéndole por dentro.

Estar lejos de todo el mundo. Sobretodo del 'amigo' que el novio de Sango tenía.

Nunca se hubiera imaginado un encuentro peor con Inuyasha…

Al llegar en ésa maldita mesa, los dos se miraron sorprendidos, pero enseguida Inuyasha apartó la mirada de ella haciendo una mueca y un Keh! Molesto.

Kagome entendió que su presencia ahí no era para nada del agrado del pelinegro.

Pero ella… pensó que uno no sabe lo mucho que sigue amando a alguien hasta que lo tienes a menos de un metro de ti.

No tenía le valor para volver a mirarlo a la cara, y todo lo que pensaba se veía interrumpido por las burlas que iba oyendo susurrar a la gente de su lado; aunque más que susurrar parecían chillar expresamente para que la pobre Kagome lo oyera.

Se sentía totalmente destrozada, tanto psicológicamente como físicamente. Además el hecho de tener a su amado al lado, sin que él supiera que él mismo era el padre, la hizo volver a animarse pensando en su bebé.

Sango, seguía enfurruñada por una de las bobadas que había dicho Miroku sobre una chica que pasaba; Inuyasha aburrido por ese entorno de pareja celosa, decidió intentar hablar con Kagome…pero no pudo ni abrir la boca.

La vio con la mirada pérdida, sentada encima de la silla, con los brazos abrazando sus rodillas.

No sabía si sentirse apenado, triste o tierno, al darse cuenta como la pequeña mano de Kagome se acercaba a su no-abultado vientre.

Cuando se enteró que Kagome estaba embarazada, al principio le choqueó. Tendría que casarse con ella, pensó. Empezó a imaginarse toda la vida con Kagome: cuidándola, acariciando su vientre mientras iba viendo como iba creciendo cada día, dormiría con ella cada noche y sentiría como ésa criatura se hacía parte de su vida, uniéndolos. Tendría una familia que le esperaría cada día, y una mujer que lo amará… le producía paz, alegría y sin reconocerlo amor.

Se llevó un chasco cuando le dijeron de cuantos meses estaba, no entraba en los cálculos que él había hecho.

El no era el padre.

Ese fue el verdadero shoc. Todos sus sueños, sus pensamientos, sus deseos de ella desaparecieron al darse cuenta que él no era el padre.

Seguramente, pensó, Kagome se había cansado de un imbécil como él que nunca le había dicho nada más amoroso que un 'Ya lo sé!', después de que Kagome se declarará.

Más tarde se dio cuenta que no la odiaba. Ni a ella, ni al bebé, ni quien fuera ése padre. Pero algo parecido a la pena y a la envidia, le carcomía por dentro.

Por eso no entendía como la pelinegra estaba ahí sentada a escasos centímetros de él, y no estaba con el padre de quien hubiera sido el bebé. ¿Por qué?

Un pequeño sollozo le sacó de su ensoñación, giró su vista hacía Kagome y la vio en la misma posición que antes, pero aún con una mirada más triste que segundos antes

'Lo haré', pensó. Se levantaría y la abrazaría; le diría que la amaba, aunque no estuviera seguro, sólo para que le sonriera, y enseguida después de declararse, la besaría hasta que olvidará todo lo malo, y que en su cabeza estuviera sólo él, sólo Inuyasha. La envolvería en un cariñoso agarre, mientras juntaba los labios de ella desesperadamente como hacía meses que no lo hacía, la dejaría sin aire y…

-Mirad, ¿quién tenemos aquí? La pequeña zorra con ínfulas de madre. Es que el padre de ésa cosa no te quería y el colegio es lo único que te excita, ¿Cómo siempre?

Pero todo fue interrumpido por Kikyou, quiso joderle su momento de casi felicidad y total valentía masculina. Lo sabía desde que la vio la última vez: Kikyou se había enterado que la había engañado, igual como lo había hecho ella… y que una de las amantes había sido Kagome. 'Aunque si supiera la verdad', pensó Inuyasha.

La única amante auténtica, la única con la que lo había echo conscientemente y no a causa del alcohol, era la misma Kagome:

Ésa vez Inuyasha hacía semanas que estaba de muy mal humor. Ese día, mejor dicho, ésa tarde, la chica fue para darle unos apuntes a Inuyasha, que el mismo profesor le había pedido a Kagome que le entregara -ya que vivía bastante cerca de casa del pelinegro. Había pasado medio año desde la declaración de la chica y al ir a verle Kagome se puso sumamente nerviosa. A él le hizo gracia, ninguna chica se ponía nerviosa delante de él y lo demostraba tan abiertamente, nadie le había dicho que le gustaba mucho de la misma manera como lo había hecho ella.

No supo como, ni cuando…pero estaba con Kagome: estaba abrazándola y besándola por todo el cuerpo, mientras ella decía su nombre de una forma que le parecía sumamente tierna: durante un instante se separó de ella para mirarla a los ojos y se dio cuenta que ningún otra persona le hacía sentir tan seguro de sí mismo; tan amado.

La primera vez le gustó, le encantó, le fascinó la explosión en la que fue abducido junto con Kagome…

(-Puesto que con Kikyou nunca….ellos…ella…nunca parecía dispuesta a…eso.-)

La segunda y última vez (que recordaba), había sido en la escuela. En uno de los armarios de limpieza:

Ella estaba ahí dejando el cubo de agua y la escoba de la clase e Inuyasha entró para esconderse de Kikyou; cuando entró la vio ahí medio mojada, ya que a causa de la impresión de ver entrar a Inuyasha le había caído encima toda el agua; el chico no pudo dejar a parte sus instintos de hacerle el amor, además que al darse cuenta del lugar donde estaban, el morbo le nubló toda la parte racional para lanzarse a ella sin darle explicación alguna.

Fue otra enorme explosión de emociones, como había previsto mientras la besaba con fiereza, poseyendo sus labios intentando saciar la sed de ella, consiguiendo aumentar las ganas de entrar a ella, de sentirla gemir sólo para él... No sólo gracias a la parte tierna del principio; sino con una pasión que nunca antes ninguno de los dos había sentido antes…

Desde el primer momento que lo había hecho con una virgen llamada Kagome, hasta ése momento, no había podido acostarse con nadie mas. Las únicas que lo excitaban eran chicas, que con poca luz, se parecían a Kagome: con ésos ojos azul grisáceos llenos de su amor platónico, brillando de felicidad; su hermosa palidez realzada gracias al sudor de después de hacerle amor; ese pequeño cuerpo donde él fue, era y sería el amo durante toda la vida…

En ése momento se dio cuenta que algo pasaba con él y sus sentimientos; pero cuando quiso hablar con Kagome, ella se quedó embarazada y aislada del mundo.

Ahora que la tenía a su lado, que podía volver a tenerla… todo se rompía por la zorra de Kikyou y su maldito mal humor.

-Intentamos saber que pasó. ¿Te violaron? Y… ¿Abortaste? ¿O es qué el padre no lo quiso y ese trauma hizo que odiaras ése bebé? Seguro que tú no lo querías verdad.

La pelinegra que acusaban, intentó parecer tranquila; pero evidentemente no podía. Esa maldita de Kikyou no podía ir a molestar a otra persona, no a ella y a su bebé.

Se giró mirando a Kikyou con ira, pero llorando a causa de la furia. En dos segundos se había levantado y tirado el agua a la cara de ésa mujer tan estúpida.

-No tienes ni idea de lo que dices. YO LO AMABA. AMABA A MI BEBÉ Y A SU PADRE. LOS AMABA Y LOS SIGO AMANDO. ¿Te enteras?

La recién mojada mujer se sintió indignada, más que indignada. Odiaba ésa pequeña 0Kagome desde que la vio, cuando puso sus ojos en ella posprimera vez sabía que solamente era una niña creyéndose mujer.

-No te atrevas a volver ha hacer algo así.-Kikyou oía las risas de los demás. Ésa Kagome tenía que pagarlo caro.- yo por lo menos no soy tan estúpida como para quedarme embarazada, y olvidarme del padre. Por qué seguro que no sabes quien es el padre. Eres solo una zorra que se los folla a todos.

-¡Aquí la única zorra eres tú! ¡Yo sé quien es, yo lo recuerdo y eso es lo…!

-¡BASTA YA! Éste no es el lugar…- Inuyasha no aguantó más todas ésas palabras de Kikyou. Le habían dolido tanto o incluso más que a Kagome misma. Oír como creían que la chica había sido ¿violada? O que lo hacía con todas. Aunque lo que más le dolía era: "YO LO AMABA. AMABA A MI BEBÉ Y A SU PADRE. LOS AMABA Y LOS SIGO AMANDO". Ojalá él fuera el padre; quería creer que había una la posibilidad que ése chico que ella AÚN amaba fuera él. Sólo creerlo hacía que sintiera más ganas de abrazarla.- Tu Kikyou no tienes derecho a decir todo eso.- Levantado, ya sé había colocado entre las chicas y hablaba con esa ira e indiferencia que deja a uno la traición de una expareja.- ¡La única que se lo montaba con todos eras tú! ¡Así que ve a joder a otra parte por qué aquí NO TE QUEREMOS!

-Molestas.

Kikyou ya sentía como le bullía la sangre de odio, despreciada por un exnovio que había tenido. Le había hecho el favor de salir con él y se atrevía a insultarla. Sabía que a él no podría golpearlo, pero a la pequeña Kagome con su 'molestas', fue la gota que derramo el baso. Le dio una bofetada a Kagome tan fuerte que juraría que le dolería hasta el infierno, se giró y no miró atrás, se largó sin girar la vista ni un segundo.

La mejilla le ardía más de lo que deseaba; los brazos de Inuyasha la cogían de la cintura. El pelinegro con cuidado ayudó a Kagome a colocarse de pie.

-¿Estás bien?- él fijó sus dorados ojos en ésos perfectos azules grisáceos. Inuyasha había estado a punto de salir corriendo para matarla, al ver cómo golpeaba a su Kagome.

-Me siento algo mareada.

-Te acompaño a la enfermería, creo que te has golpeado con la mesa cuando esa maldita te ha golpeado.

Kagome dijo un sutil 'gracias' y los dos se fueron hacía la enfermería. Inuyasha no dejó de abrazarla en ningún momento, quería asegurarse de que no caería otra vez a causa del mareo; de ayudarla a caminar; de sentirla cerca y de darle a entender a los demás que Kagome era suya ahora, y aunque tuviera que robarle a algún otro imbécil, lo sería en un futuro no muy lejano.