Tu Mirada en Mi

Capitulo 6: Recordando…

Comenzaba a caer la noche aunque el reloj de la estación marcaba las 18:45, sin duda estaban en la estación de invierno y los dias eran cada vez más cortos y las noches más largas. Al parecer todos los pronósticos estaban en lo cierto y pronto comenzaría a llover, la amenaza de las nuves era cierta, seria una de las tantas lluvias que habian caido durante el mes.

El automóvil marchaba a una velocidad moderada, ni muy rápido, ni tampoco muy lento, y eso les daba tranquilidad a sus ocupantes que eran un chofer, 2 hombres y una mujer. Cada uno estaba perdido en sus pensamientos por lo mismo no habían notado la tranquilidad en el ambiente. Uno de los hombres, el más joven, miraba con atención cada una de las calles y los lugares que dejaban atrás. Sus dorados ojos expresaban melancolia, tristeza y en su corazón empezaba a sentir una especie de resignación. Muchas imágenes pasaban por su mente, los últimos acontecimientos aún lo tenían algo incrédulo. Todo había pasado muy rápido y le costaba acostumbrarse a la nueva idea.

De pronto se detuvieron, habían llegado a la estación de trenes, el chofer rápidamente se bajó del automóvil abrió el portamaletas, sacó un bolso y se lo entregó a uno de los hombres. Todo tenía que ser muy rápido, en el estacionamiento los esperaban con otro vehículo no querían que notaran su precencia.

Ambos hombres habían estado en silecio y aunque eran hermanos su comunicación nuca había sido la ¨ideal¨ y menos lo sería ahora cuando se separaban. Luego de que cambiaran las cosas de un vehículo al otro el hermano mayor, un hombre de alrededor de 26 años y de una intrigante Mirada dorada rompió el silencio…

-Creo que ya está todo listo

-Esta bien

-Inuyasha recuerda: compra un boleto solo de ida para el primer tren que salga, no importa la ciudad, en realidad escogela tú, pero vete!

-No te preocupes Sesshomaru estaré bien

-Una vez que te instales llamame

-Recuerdo todo el plan, pero ¿Qué pasará con los negocios de nuestro padre?

-El tío Myoga los manejará, por lo menos ese maldito no sabe que Myoga es nuestro tío.

-Mínimo que haya algo bueno en todo esto

-Inuyasha recuerda que lo mejor que podemos hacer ahora es desaparecer, estoy seguro que ese maldito regresará y que nos podremos vengar

-Eso es lo que quiero

-Creo que ya debo marcharme

-Cuidate Sesshomaru

-TU también Inuyasha.

Ambos hermanos se abrazaron ya que sabían que en mucho tiempo no volverian a verse, Inuyasha miró a la mujer que los acompañaba, una mujer de cabello castaño y rizado, ha simple vista se notaba su ¨condición¨ de embarazada. Sólo se acercó a ella, le dio un beso en la mejilla y le dijo:

-Cuida a mi hermano Kagura.

-No te preocupes

-Y cuiden mucho a mi sobrina.

La despedida fue corta y aún así Inuyasha sentía un nudo en la garganta, sabía que quizas no sería fácil, pero tenía la esperanza de que todo mejoraría, recordó la frase que su madre siempre decía: Ante una prueba dificil o algo malo siempre hay algo bueno que se puede rescatar de ello. Tenía mucha razón ya que ellos habían podido acercarse y sentirse de verdad hermanos.

Vio cómo la pareja se alejaba, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el lugan donde compraría un pasaje para alejarse e intentar encontrar un poco de paz.

-En esa lista están señalados los proximos viajes y las horas también. –Respondió el hombre encargado de vender los boletos, en cuanto Inuyasha terminó de formular la pregunta. Leyó cada uno de los nombres que señalaban los distintos lugares, miró su reloj y este marcaba las siete y treinta de la tarde. Descartó de inmediato el número uno, porque esa ciudad ya la conocía. En realidad no lo pensó mucho ya que se acordó de el número 6, su número de la suerte, solo se fijo en la hora y el tren partiría en pocos minutos. Volvió a leer el nombre de la ciudad y sonrió levemente. Sin duda alguna sería en ese lugar en dónde estaría bien.

Sintió la voz que anunciaba que ya podían abordar, miró a su alrededor convencido de que sería la última vez que pensaría en todo lo ocurrido y sabiendo que no se lo contaria a nadie. A partir de ese instante él se encontraba solo y podria reacer su vida. Subió a el tren , buscó su lugar, se acomodó junto a la ventana, se colocó unos audifonos y cuando el tren partió observo por un tiempo el paisaje que dejaba atrás.

Caminaba a paso normal, no tenía un rumbo definido, solo avanzaba. Se sentía extraña, hacia ya unos meses que la relación que mantenia con su novio habia terminado y por una parte sentía como una especie de enojo contra ella misma por no sentir el dolor suficiente, que alguna vez imaginó llegaría a sentir. Aún no le había contado a ninguna de sus amigas, solo a su madre, que al parecer habia reaccionado con más tristeza que ella, era extraño, y solo quería que esa sensación se pasaraya que no deseaba analizar aún más las cosas.

Caminaba con la vista gacha sin mirar a las personas que pasaban a su lado, por lo mismo no se dio cuenta de que venía un hombre caminando en dirección contraria a ella, hasta que sintió el golpe del pequeño golpe de su ¨choque¨ con él. Miró hacia arriba y los dorados ojos del hombre que era más alto que ella la asombraron y en seguida se diculpó.

Llevaba ya unas semana instalado en la ¨nueva ciudad¨y aún no intercambiaba más de las palabras necesarias con alguien de ahí, pero la piel blanca, los ojos castaños y el cabello Negro azabache, tan oscuro que parecia ser azul, de la joven con la que acababa de chocar lllamó de inmediato su atención.

-Perdona estaba distraída- dijo ella con una voz que a él le pareció unas de las más dulces que había escuchado.

-No te preocupes- respondio con una sonrisa que fue correspondida.

Avanzó algunos pasos para continuar con su camino, pero algo en su corazón lo hizo voltearse y sin pensarlo tomó a la mujer por uno de sus brazos.

Ella lo miró algo confundida, pero entendiendo que el hombre de los ojos dorados quería decirle algo, y no sabía por qué, pero por su mente se le paso la idea o el deseo de que eso que acababa de ocurrir no fuera un simple choque.

-Disculpa… quizas te paresca extraño pero ¿Me dirias tu nombre? -preguntó con la voz calma y los ojos brillantes.

-Me llamo Kagome. –respondió casi en seguida y le devolvió la pregunta

-y tú cómo te llamas?

-Inuyasha

-Ese es un nombre poco común

-Lo sé –Sonrió Inuyasha ante el comentario que le daba la joven, por un momento se quedaron en silencio hasta que Inuyasha formuló otra pregunta:

-Kagome ¿Te gustaría acompañarme a tomar un café o algo así?

La joven de cabellos negros lo miró un poco extrañada y confundida, frunció un poco el ceño como demostrando su curiosidad. Inuyasha la observaba detenidamente y al ver ese gesto en su cara señaló

-Bueno, si tienes algo que hacer no importa. En todo caso yo no tengo malas intenciones

-No, yo no pensaba en eso Inuyasha. –Kagome vio el brillo en los ojos dorados tan poco communes y que sin duda estaban causando una sensación agradable en ella, él no parecía ser mala persona, solo le extraba el gesto, porque hace tiempo no salia con alguien. La invitación no le pareció mala idea y sus labios formaron una radiante sonrisa, que para Inuyasha era realmente Hermosa.

-Esta bien. –respondió. –Iré contigo Inuyasha .

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Estaba recostado en uno de los sofas al interior de su departamento. Aun recordaba claramente como habia conocido a Kagome, la sonrisa que ella le regaló ese día, ese gesto tan simple era una de las cosas que calmaba su alma. Habían pasado unos días desde que había estado con ella por última vez, aun le parecía ver el brillo de los ojos de Kagome y las lágrimas que corrian por sus mejillas cuando a gritos le pedía explicaciones , y en seguida en su mente volvieron a repetirse aquellas palabras que ahora le estaban entregando una gran esperanza…

-Yo no te odio Inuyasha… Yo te Amo!

Aun sentia en sus labios los besos que Kagome le habia entregado, como una especie de desahogo frente a lo que sus corazones sentian, sentia en su piel los besos que le daban esperanza y en su corazón sentia ese sentimiento que crecia más y más.

Se sentía tan culpable por hacerla sufrir, ella tenía razón, merecía las explicaciones, pero temia enormemente darselas. Aún era un tema dificil para él y no queria traspasarle cualquier tipo de tristeza o pesar. Pero se contradecía porque sabía que no podria esperar mucho, la presencia de Naraku era peligrosa y tenia el miedo de que le hiciera algo a Kagome, a su niña que esta dispuesto a proteger.

Apretó los dientes y los puños –Maldición! –susurró. Tenía que ser fuerte tambien frente a los celos que cada dia lo embargaban y fluian por todo su ser, asi como su sangre por sus venas. No era seguro que Kagome terminara su relación con Kouga, pero eso era algo que anhelaba profundamente. Al parecer Naraku desconocia que Kagome estaba con él nuevamente

-Maldición- volvio a repetir. –Maldicion ! Maldito Naraku! No soporto que me digan lo que tengo que hacer…..NO me alejare de ella, no otra vez, no ahora que la encontre…ya veras maldito!

Se levantó deprisa, caminó hacia el armario y con algo de dificultad extrajo una caja de Madera. Repiró hondo, limpio el polvo que etaba acumulado en ella y sin abrirla se dirigio a la puerta de salida. Tomó su chaqueta, abrio la puerta y salio…

Continuara…

Hola a todos los lectores de mi fic! Bueno aqui esta el capitulo seis. Quiero pedir disculpas por la demora pero espero que les haya gustado. Muchas gracias por los review! Y como leyeron se pudieron dar cuenta del primer cambio en la narracion de la historia, ojala les haya gustado la manera en como se conocieron fue una loca idea que se me ocurrio pero que encuentro que quedo bien.

Este cap se lo quiero dedicar a mis amigas Flavia y Tanya: Muchas gracias niñas! Por leer todos los enredos de mis fic cuando lo escribo a mano.

Y tambien a mi amiga Anyara que me ha ayudado mucho con su apoyo..

Bueno luego traigo el cap siete

Ojala les haya gustado..porfiss escribanme mensajitos, es lo unico que pido

Atte:

Isis.