Adopción en Hogwarts
Nerwen Anarion: Ola amigas! Que tal? Espero que estén muy bien y con ganas de leer el cap, ya que no os quejaréis que ésta vez os lo he hecho bien larguito. Me hace ilusión ver ke nos acercamos a los 200 ¿llegaremos? Eso solo depende de vosotras XD.
Bueno espero que os guste y os aviso que este cap contiene alguna que otra subida de temperatura. Quedáis avisadas.
Muchos besos y hasta luego.
Capítulo 9. Bailes y sorpresas
La niña al separarse del abrazo de Dumbledore, le preguntó la pregunta que había rondado por su cabeza desde que se había separado de sus padres.
- ¿Y como están mis padres¿Están bien?
- Si tranquila, no dejaría que les pasara nada a los dos mejores aurores que han pasado por Hogwarts.
De repente recordaron que Hermione también se encontraba allí, así que se giraron y vieron que la chica se encontraba mirándolos con una tierna sonrisa.
- Perdona por dejar a Liz de esta manera, pero la elegí a usted para que me ayudara en este asunto y se lo agradezco muchísimo. Y dígame señorita Granger ¿Cómo se ha portado este demonio?- Dijo el director señalando a la niña que se encontraba de morros por haber sido llamada demonio, y es que no le gustaba que la gente le pusiera motes.
- Tranquilo señor Dumbledore, Liz es la hija que todo el mundo querría tener.
- Me alegro que no haya sido ninguna molestia, y si no le molesta me gustaría que se quedara con ella por tiempo indefinido, sus padres están pasando momentos muy duros y ahora como comprenderá no tenemos el tiempo suficiente para hablarlo.- Dijo mirando a Liz.
Hermione entendió a la perfección lo que decía Dumbledore, la situación no era tan sencilla como creía Liz y por eso no quería decir nada ante ella, para no preocuparla más.
- Señorita Granger¿le haría nada dejarnos a mí y a Liz solos por favor?
- No, claro que no profesor. Que tenga unas buenas tardes. Adiós cariño.- Dijo refiriéndose a la niña y besando su sonrosada mejilla
Así que la chica salió del despacho en busca de sus dos amigos Harry y Ron.
Una vez solos podían hablar tranquilamente sin levantar sospechas.
- Oh tito, estoy muy contenta, me encanta estar con mi mami. ¿Sabes que es más guapa al natural, que en las fotos?- Dijo la pequeña, haciendo reír al hombre de espesa barba blanca. Papi está más o menos como siempre, aunque su cara pincha menos, cuando vuelva le diré que se afeité más.
¿Quieres que te cuente un secreto?- Al ver el asentimiento de su padrino la niña prosiguió en voz susurrante. Mami y papi, ya han tenido su primer beso, y papi me ha contado que el día del baile le dará una sorpresa que pondrá muy contenta a mami.
El hombre sonrió, ahora cuadraba el porque Hermione miraba fríamente a Draco, y si no se equivocaba y conociendo a Draco, la preparación de aquella sorpresa era la causa de su distanciamiento, aunque claro Hermione no tenía ni idea y conociéndola seguramente se habría imaginado lo peor.
- Padrino... tengo que contarte una cosa que ha pasado.- Dijo la niña mientras la cara se le ensombrecía y sus ojos se oscurecían.
- A ver cuéntame ¿qué has roto? - Dijo el hombre riendo para sus adentros al ver lo que le diría la niña.
- Me han descubierto... – Dejó caer Liz.
- ¿Draco y Hermione saben que eres su hija?- Dijo el profesor temeroso por la respuesta de la niña, si aquello era verdad, podría haber algunos cambios en el futuro.
- No... los que me han visto han sido tito Harry y tito Ron...
- Ahhh, no pasa nada, que lo descubrieran el señor Potter y Weasley era lógico y más cuando no se despegan de la señorita Granger. Lo que me tienes que prometer es que Draco y Hermione no se pueden enterar, como bien te contaron se les informará el día después del baile, ya que por la noche me parece que la tendrán bastante ocupada.- Dijo el hombre mientras una sonrisilla escapaba de sus labios y era observado por Liz.
- Tus padres me mandan muchos recuerdos y besos, dicen que te cuides y tu madre me ha dicho que te comas las verduras, ah y también me ha dicho que no molestes a Crookshanks. Si quieres puedes volver a la torre y te recuerdo que no salgas de la habitación, porque ya no sabré que excusa inventarme.- Dijo levantándose, y abrazando a su ahijada favorita, no por nada era la única que tenía.
- Bueno tito Dumbledore si ocurre algo o sabes algo de mis padres, me lo dices ¿vale?.- Dijo abrazando a su padrino.
- Cojo unos cuantos para el camino.- Dijo acercándose a la urna de encima del escritorio y llenando los bolsillos de caramelos y dulces.
Y con un conjuro que dijo Dumbledore apareció en medio de la sala, en aquellos momentos vacía. Como no sabía que hacer, decidió subir a la habitación y esperar la llegada de sus padres, pero el intento fue en vano ya que se durmió profundamente.
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Hermione se encontraba con Harry y Ron en los terrenos de Hogwarts patinando en el lago helado. La verdad es que era como un ritual ya que cada año aquella escena se repetía.
Después de salir del despacho del director decidió ir hacer una visita a sus amigos, para que no le reprocharan que casi no se veían. Antes de patinar, habían estado hablando de sus problemas y actualizando sus vidas, y ahora que lo pensaba, desde que Ron y Harry sabían de la existencia de Liz toda ella se sentía mejor.
Harry les contó de su relación con Melissa, que según él contaba era la chica perfecta; sencilla, agradable, cariñosa... Y aunque en aquellos momentos no se encontrara con ellos, sería como era de suponer su pareja en el baile de navidad.
Ron admitió que le gustaba Padma, ya que al ser los dos prefectos los había unido bastante. Esa noche en el baile le pediría que fuera su novia, por eso pidió consejo a sus amigos: a Hermione por ser chica y a Harry porqué salía con Melissa.
Y ella relató la experiencia de vivir con una niña pequeña. Contó las anécdotas más divertidas y algunas más tristes como la desaparición de Liz.
Al empezar a oscurecer decidieron que ya era hora de entrar, ya que eran los únicos que habían quedado afuera. Hermione se despidió de ellos, ya que quería tomar un baño.
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Al llegar a la sala se encontró a Draco tendido en el sofá totalmente dormido y con un libro entre sus manos, y aunque quiso pasar de largo, su conciencia la hizo detenerse y lo abrigó poniéndole una manta encima de su cuerpo.
Al llegar a su cuarto también se encontró a Liz dormida, así que haciendo el menor ruido cogió la ropa limpia y se encerró en el baño, para entrar en calor.
Al terminar el rico baño y vestirse, salió del baño topándose con una Liz más despejada y con los ojos abiertos.
- ¿Has dormido bien dormilona?- Pregunto Hermione con pose divertida mirando a la niña.
- Xi...es que tenía sueño.. mmm que buen olor que haces mami.
- Gracias cielo, si quieres te dejó ponerte un poco de mi colonia para que hagas este olor. ¿Quieres?
- Xi, mami... gracias. –Dijo cogiendo el frasquito y rociando por su cuello y muñecas.
La chica viendo a Liz, recordó sus navidades muggles y se le ocurrió una fantástica idea. ¡Decorarían la sala común!
- ¿Quieres que decoremos la sala común Liz?- Preguntó la chica.
- Sí me haría mucha ilusión, sería como pasar las navidades en casa.
- De acuerdo¿entonces te parece bien si la decoramos a estilo muggle?
- Claro, a mi mami le encantaba adornarlo todo para las fechas especiales.
Hermione y Liz bajaron hasta la sala, dónde Liz al ver a Draco durmiendo no se le ocurrió otra cosa que despertarlo.
- Papi, papi Draco... despierta.- Decía la pequeña que se encontraba zarandeándolo.
- Mmmmm... que ... –decía un dormido Draco.
- Papi ¿quieres decorar la sala con nosotras? –decía la niña haciendo notar su ilusión en su voz.
- Claro... claro princesa yo también os ayudaré.- Dijo un Draco ya más despierto.
Los tres se pasaron parte de la noche decorando la gran sala de los Premios Anuales, y cabe decir que entre los tres hicieron un magnífico trabajo.
De la chimenea colgaban varios calcetines pertenecientes a Liz, Hermione y Draco. Éste último al principio se había negado a colgar uno de sus caros calcetines en la chimenea, pero luego de una detallada explicación por parte de Liz sobre los costumbres muggles Draco accedió a regañadientes.
Las ventanas fueron adornadas por dibujitos hechos por nieve artificial, los techos y las paredes fueron adornadas por guirnaldas de colores. Pero lo que más impresionaba era el majestuoso abeto que se encontraba en el centro de la estancia era espectacular. Se encontraba adornado con lucecitas de colores, guirnaldas y bolitas de color y esparcidas por el árbol había chocolatinas, a lo que Hermione estaba segura de que mañana por el mediodía ya no quedaría ni la muestra.
Aquella noche fue de lo más divertida y todos se fueron a acostar con una gran sonrisa pintada en su rostro.
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Por fin era navidad y como consecuente el día del baile. Y a las seis de la mañana, una contenta Liz entraba en el cuarto de Hermione armando un gran alboroto.
- Mami, mami... despierta... tenemos que ver los regalos que me ha traído papa Noel...- Decía la pequeña que se encontraba encima de Hermione zarandeándola.
Hermione que se encontraba totalmente dormida, al percatarse de tal movimiento en su habitación abrió lentamente los ojos.
- Mmmm... Liz... ¿qué quieres? Es muy temprano todavía.- Dijo mirando el reloj.
- Mami no seas perezosa... hoy es navidad toca abrir los regalos.- Decía una ilusionada Liz.
- Bueno ya voy... – Dijo la chica, cogiendo a Liz y bajándola de la cama.
- Me visto y bajo ¿ok?
- Vale pero no tardes mucho, que papi ya se ha levantado hace rato.
- Diez minutos más tardes, Hermione se encontraba bajando las escaleras percibiendo el calor de la chimenea ya encendida.
- Por fin mami... ¿Puede abrirlos ya, por fi?- Decía la niña impacientemente, mirando los regalos.
- Claro ya te estás tardando cariño.- Dijo Hermione, observando la reacción de la niña.
- Yuuupppiiiii!.- Dijo corriendo hacía debajo del árbol navideño.
Draco y Hermione sonrieron al ver con la ilusión que la pequeña castaña abría sus regalos.
Hermione más calmada se dirgió primeramente hacía su calcetín, donde encontró varios regalos de sus compañeros Gryffindor, algunos Ravenclaws y Hufflepuf, pero lo que la dejó sin aliento fue una notita que decía:
"Ésta noche recibirás el mío"
La chica tenía ligeras sospechas de quien podía ser aquella nota, pero era imposible, su indiferencia lo delataba.
Draco en cambio no mostraba ningún entusiasmo en abrir los regalos recibidos, ya que la mayoría pertenecían a chicas a las cuales no había oído nombrar nunca. Y tampoco se extraño en no recibir ningún regalo de su compañera de torre. Aunque sonrió al ver la cara que ponía al ver la notita que el había dejado en su calcetín.
Liz de pronto subió a su habitación, dejando unos extrañados Draco y Hermione ante tal repentina marcha.
Al cabo de unos segundo una agitada Liz con los mofletes colorados por el recorrido bajaba sosteniendo unos paquetitos entre sus manos, y dirigiéndose hacía Hermione y Draco.
- Ehem...- carraspeó llamando la atención de sus padres, que se giraron.
- Mmmm... papi...mami... como yo también os quería regalar algo por ser tan bueno conmigo, os he hecho esto es pero que os guste.. Dijo la pequeña, entregándoles a cada uno un lindo muñequito de nieve, hecho con bolitas de papel y botones. Era realmente bonito.
- Gracias cariño, me ha gustado mucho es el regalo más lindo que alguien ha hecho por mí.- Dijo la castaña, abrazándola fuertemente.
- Oh princesa, es un muñequito muy bonito, gracias linda.- Dijo el rubio alzando a la niña.
- Me alegro que os guste.- Dijo la niña sonriendo.
Liz quedó maravillada con su mini laboratorio de pociones y se encerró en el cuarto a jugar con él.
Hermione para no quedarse a solas con el rubio decidió irse, no sin antes echarle una gélida mirada. Y Draco se quedó en el sofá sentado, leyendo un extraño libro de comida...
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En el ambiente se notaba una gran revolución, se ultimaban los últimos detalles por parte de los prefectos y Premios Anuales y todo el mundo se encontraba con unos grandes nervios, no era la primera vez que se celebraba un baile en Hogwarts, pero la gente siempre se lo tomaba como si fuera el primero.
Hermione, estaba preocupada por Liz no sabía que hacer con la niña ya que no quería dejarla sola, pero al baile tenía que asistir obligatoriamente.
Las preocupaciones llegaron a oídos de Harry y Ron que al saber el porque de la tristeza de su amiga una sonrisa asomó en sus caras.
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Faltaban tres horas para el baile y el sector femenino había desaparecido en Hogwarts. Todas se encontraban en su habitación arreglándose para sus parejas como era el caso de Hermione que en aquellos momentos se encontraba sola, ya que Liz se encontraba con Harry y Ron.
Se había puesto extremadamente bella, se había bañado con sus sales de baño preferidas y luego de ponerse su albornoz, procedió a secarse el pelo. Se hizo un medio recogido con pinzas pequeñas y dejando una parte de su pelo rizado, con bonitos tirabuzones en algunas de sus puntas.
Una vez tuvo el pelo listo, decidió ponerse el vestido que se había comprado en Madame Malkins, sabía que con aquel vestido haría girar más de una cabeza pero ella solo quería verse bien para uno en especial. Draco.
Teniendo el vestido perfectamente puesto y amoldado a sus curvas, decidió maquillarse para así completarse totalmente.
Se sentó frente al tocador de su cuarto y empezó aplicándose una ligera sombra oscura, que destellaba cuando era iluminada. Después siguió con la raya del ojo que se la hizo de un color plateado, haciendo destacar sus ojos y combinando con los lazos del corsé. Y finalmente perfiló sus pestañas, haciéndolas más largas y vistosas. Miró el reloj y vio que faltaban unos minutos para la hora con la que se tenía que encontrar con Draco.
Así que luego de aplicarse en los labios un gloss de color rosado (sabor a fresa), cogió la capa por si tenía frío y se dispuso a bajar las escaleras, donde un Draco ya la estaba esperando.
Draco todavía no se había percatado de su presencia, pero al oír de pronto unos tacones bajando la escalera, giró para ver a tal divina visión. Hermione, su Hermione se encontraba bajando las escaleras con una aura celestial que la rodeaba por completo, como si de un ángel se tratase.
Quedó paralizado al verla, sabía que Hermione era hermosa pero aquella noche lucía especial y sabía que solo era para él. Se preguntaba si podría esperar hasta después del baile o sus deseos lo superarían.
Hermione notó como los colores se le subían a la cara cuando notó la penetrante mirada de Draco sobre ella. Y encima el chico tampoco estaba nada mal. Iba vestido con un traje elegante pero todo puesto a su manera; la corbata se encontraba floja, los tres primeros botones de su camisa desabrochado por lo que se podía apreciar su blanquecina piel y la chaqueta la llevaba en sus brazos. Se veía como un chico malo y rebelde y eso era lo que le atraía de él.
Draco al ver que Hermione estaba a punto de llegar al rellano de la escalera, alargó su mano para coger con delicadeza la mano de Hermione. Ella por cortesía aceptó su mano, aunque el roce fue frío.
Cuando sus pies llegaron al suelo, su mirada se cruzó con la de Draco y aunque ella lo quiso evitar, sus mejillas se colorearon, ante la intensa mirada que le profanaba Draco.
- Te ves hermosa.- Dijo el chico mirando a la castaña, acercando sus labios a los de ella, pero en el último instante Hermione giró su cara, así que los labios del rubio se posaron en su mejilla.
El chico sonrió a sus adentros, Hermione estaba verdaderamente molesta, pero estaba seguro que aquella noche la chica que tenía ante sus ojos se olvidaría de cualquier percance y situación.
Hermione se encontraba incomoda en tal situación, ella sabía que no aguantaría permanecer las horas que durara el baile pegada aquél dios rubio, sin acabarle de desabrocharle la camisa. Porqué tenía que ser tan guapo...
La chica estaba tratando de controlar sus hormonas, cuando un carraspeó hizo que volviera prestar atención al chico, que se encontraba mirándola con una pícara sonrisa en la cara y ofreciéndole su brazo.
- ¿Vamos Hermione? –Dijo el chico, esperando a que la joven se cogiera, pero la chica miró su brazo y pasó de largo, emprendiendo la marcha sin esperarlo
Sería difícil que Hermione lo perdonara por hacer tal cosa, y más con lo orgullosa que era... Pero aquella noche todo sería posible, sería su noche
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En una habitación del castillo se encontraba la otra parte esencial del trío dorado, Harry y Ron pero ésta vez acompañados por la pequeña Liz.
- Harry, no sé... pero ¿y si Hermione se enfada?.- Preguntó el pelirrojo, mirando a su amigo.
- Tranquilo Ron... Al principio puede molestarse un poco, pero seguro que le acaba haciendo ilusión. – Decía el chico de ojos esmeralda, mientras cogía la mano de Liz.
- Ven peque.- Dijo acercándola hasta la mesa.
- Bébete esto y cuenta hasta veinte. ¿vale?
- Sí, tito Harry... –dijo bebiéndoselo.
- Uno, dos, tres...
- Me encanta como me llama.- Dijo Harry mirando a Ron.
- Pero Harry no te encariñes mucho con la niña, algún día tendrá que irse...
De fondo se oía la niña que contaba como se lo había dicho Harry: Dieciocho, diecinueve...
- ¡Veinte! –exclamó la niña, haciendo que Ron y Harry se voltearán. Al girarse comprobaron que todo estaba cubierto de una neblina.
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Hermione ya se encontraba delante la puerta del comedor, dónde poco después llegaba un agitado Draco, que había ido a paso ligero todo el rato para alcanzar a su castañita. Cuando advirtió que Hermione tocaba la manilla de la puerta, cogió la cintura de la chica para evitar que se fuera y la giró quedando cara a cara, se aseguro que la chica no se iría y besó sus labios. Al principio Hermione se rehúso un poco, pero al final no pudo resistirse y se fue entregando poco a poco a los mimos entregados por el rubio, pero como a falta de aire se tuvieron que despegar.
Draco se encontraba sonriente, a partir de ahora solo tenía que contentar a Hermione y todo saldría como tenía planeado. Hermione en cambio tenía la respiración agitada y sus mejillas habían adquirido un tono rosado a causa del profundo beso. Su mente le reprochaba la poca voluntad que había tenido en resistirse a cierto rubio.
- Mmm fresas con chocolate.- Susurró Draco, que luego se relamió los labios.
Al principio Hermione no encontró explicación a lo que había dicho el rubio, pero luego entendió perfectamente el mensaje de Draco, provocando una pequeña sonrisa ante las ocurrencias de Draco..
Cuando dijo fresa, se refirió al sabor que tenían sus labios (nota mental de Hermione: agradecer a Parvati y Lavender por dejarle ese gloss sabor a frutas) y el chocolate se refirió el sabor de su boca, ya que antes de salir había cogido un trozo de las chocolatinas de Liz.
- Me encanta verte sonreír y más cuando tus sonrisas son expresas para mi.- Dijo el chico agarrando la mano de Hermione.
- Te parece si entramos, bella dama.- Dijo el chico, haciendo una elegante reverencia imitando a los caballeros de la Edad Media.
Ante el asentimiento de Hermione, Draco empujó las pesadas puertas de entrada produciendo un sonido sordo y se dispusieron a hacer acto de presencia en aquel baile, donde ellos serían en rey y la reina.
Al entrar, el tumulto de personas que se encontraba en el gran comedor que estaba lleno a más no caber, se voltearon completamente para poder observar la armoniosa entrada de los Premios Anuales.
Dumbledore al notar su presencia se puso de pie sonriente de ver las uniones de cierto rubio y castaña, donde cierta niña se llevaba parte de los méritos. Sonrió al recordar a Liz, esa noche se convertiría en una de las más completas...
El director al ver el murmullo general que se había formado ante la entrada del Slytherin y la Gryffindor, decidió intervenir, llamando la atención a los estudiantes.
- Me gustaría que me prestarán atención, chicos... chicas... – dijo con dando leves golpecitos a una copa captando así la atención de los estudiantes.
- Gracias, primeramente me gustaría agradecer a los prefectos de las cuatro casas por el magnífico trabajo realizado para el baile y también agradecer a los Premios Anuales, es decir al señor Malfoy y la señorita Granger. Un fuerte aplauso por favor. – Por lo que el comedor estalló en aplausos.
- Bueno pues, que empiece el baile, y disfruten de todo lo que puedan.- Dijo guiñándoles un ojo a Hermione y Draco y haciendo sonar sus palmas. Luego de esa acción, una melodiosa y lenta música se empezó a escuchar por todos los rincones del Gran comedor.
- Y ahora si nos hacen este honor, me gustaría que el señor Malfoy y la señorita Granger, abrieran el baile navideño, con este lindo vals.
Al oírlo la chica agarro la mano de Draco inconscientemente, tenía vergüenza de bailar ante tanta gente. El chico al notar la mano de la chica entrelazadas entre las suyas. Percibió de inmediato el temor de la chica, por eso con su pulgar empezó a acariciar tiernamente a la chica infundándole valor.
Hermione al notar las repentinas caricias de Draco en su mano, se sonrojo violentamente, y se dio cuenta de que no podía estar enfadada con él. Así que levantó su vista hacía los ojos grises de Draco y le sonrió amistosamente.
Y los dos se dirigieron al centro de la pista con una sonrisa pintada en su rostro. Todo lo demás fue como el día de las clases de baile. Draco agarró su cintura y ella lazó sus manos en el cuello de él y se dispusieron a bailar el lindo vals.
Tiempo de vals es el tiempo hacia atrás
Donde hacer lo de siempre es volver a empezar
Donde el mundo se para y te observa girar
Es tiempo para amar
Tiempo de vals tiempo para sentir
Y decir sin hablar y escuchar sin oír
Un silencio que rompe en el aire un violín
Es tiempo de vivir
Las otras parejas los observaban detenidamente, y es que era imposible no hacerlo. Sus movimientos eran suaves y delicados, pero a la vez con un toque de sensualidad y romanticismo
Bésame en tiempo de vals
Un dos tres un dos tres
Sin parar de bailar
Haz que este tiempo de vals
Un dos tres un dos tres
No termine jamás
Tiempo de vals tiempo para viajar
Por encima del sol por debajo del mar
Sin saber si te llevo o me dejo llevar
No es tiempo de verdad
Ellos dos se encontraban en una hermosa nube. Solos. En aquel momento no existía nadie más. Para Hermione aquellos instantes, fueron los más bonitos de toda la semana, todo parecía que había vuelto a la normalidad; Draco volvía a ser el de siempre y ella no cabía en si.
Draco también estaba extasiado, por fin estaba de vuelta con su castañita, pero estaba seguro que el valioso tiempo que había perdido no estando con ella esa semana, se vería recompensado esa noche y los próximos días. Ya que la sorpresa le había costado mucho trabajo llevarla a cabo y estaba seguro que Hermione notaría y entendería su esfuerzo.
Las otras parejas ya se habían incorporado al baile, ya que la canción estaba a punto de terminarse, de repente las puertas del gran comedor se abrieron y por ella entraron Harry con Melissa y Ron con Padma, Hermione sonrió al ver las lindas parejas que hacían, pero quedó pálida al ver una quinta figura que entraba con ellos.
Se trataba de una hermosa muchacha de castaños y rizados cabellos, de dulces ojos grises y de una bella sonrisa que provocó que el sector masculino de Hogwarts no dejara de mirarla, ya que la chica era muy bonita.
Hermione empezó atar cabos y palideció de golpe. Si Liz se encontraba con Harry y Ron y ellos se encontraban allí... aquella chica era... ¡ LIZ !
Pero como se habían atrevido hacer semejante cosa.
Dumbledore que también se encontraba mirando la escena sonrió. Harry y Ron habían hecho un magnífico trabajo con Liz, aunque seguramente recibirían el enfado de Hermione por no obedecer.
Draco al notar, el repentino cambió de Hermione, se dio cuenta que todo el mundo miraba en dirección a la puerta, pero como él se encontraba de espalda no se había percatado de ello.
Al girarse vio a Potter y a su séquito, pero había una hermosa chica que no conocía, aunque su cara le sonaba profundamente. De pronto una mano en su hombro le hizo voltear.
- Draco.- Dijo la voz de Hermione susurrando en su oreja. Esa chica es Liz.- Dijo con voz angustiada y temblorosa.
Draco al recibir tal información se volvió otra vez a mirar aquella figura y era verdad, no cabía duda esa hermosa chica era su Liz. Sus ojos seguían igual de dulces y su sonrisa era igual de encantadora, aunque eso sí con unos cuantos centímetros de más.
Liz al ver que era observada por sus padres sonrió, sabía que su madre se encontraba sorprendida y a la vez furiosa de su escena pública pero lo tenía todo controlado. Ahora ella era la prima de Harry. Liz Potter.
Dumbledore habló al ver tan conmoción entre los chicos.
- Veo que todos se han dado cuenta que tenemos una nueva personalidad entre nosotros. Por eso tengo el gusto de presentarles a la prima de Harry. Liz Potter. Se quedará esta noche con nosotros.
- Ahora por favor pueden continuar con el baile.
Y así lo hicieron poco a poco todas las parejas, empezando a bailar al ritmo de una música más movida.
Draco y Hermione se fueron acercando hacía donde estaba el quinteto. Necesitaban una explicación.
Cuando Hermione estuvo lo suficientemente cerca, agarró los brazos de Harry y Ron, llevándolos a un lugar más apartados del salón.
- Harry Potter y Ron Weasley!.- Dijo la chica en susurros, pero denotando la molestia en su voz.
- Pero que habéis hechos, no os dije yo, que nadie se tenía que enterar de ¿Liz? Y que hacéis ¿vosotros?. A la primera de turno cogéis a la niña y la mostráis delante todo Hogwarts.
- Pero Hermy, nadie sabe la verdad sobre ella, creen que es mi prima.
- No es por eso Harry, solo que me molesta que nunca hagáis caso de lo que os digo.
Al oír eso los chicos agacharon la cabeza, Hermione estaba resentida, pero la ilusión de Liz por asistir al baile fueron de mayor peso para desobedecer los mandatos de Hermione.
- Mione sentimos si te hemos defraudado, pero si tuviera que volver ha hacerlo lo volveríamos ha hacer, solo para verla sonreír.- Dijo Ron.
Hermione se giró y vio como Liz se encontraba bailando con un chico de Ravenclaw y notó esa pura e inocente sonrisa, cada vez que el chico la hacía voltear. Y muy a su pesar entendió a Ron y a Harry. Todo por verla feliz.
Hermione volvió a encarar a sus amigos, esta vez con una sonrisa en su rostro, haciendo notar a los chicos que la tormenta había cesado.
- Lo siento chicos me parece que me he excedido, con mis paranoias. No saben la que puede armarse si alguien se entera de Liz. Por eso me gustaría que no se difundiera el rumor.
- No pasa nada Mione, te entendemos. Y no te preocupes Melisa y Padma guardarán el secreto.
- Gracias chicos, sois unos cielos.- Dijo abrazándoles. Pero de pronto una mano en su hombro la hizo separarse de su abrazo colectivo y voltearse, encontrándose con una hermosa chica.
- Buenas noche mami.- Dijo abrazándola como siempre. Ya que aunque tuviera un aspecto más maduro, por dentro seguía siendo la entrañable niña de seis años.
- A que estoy linda.- Dijo girando sobre ell misma para que Hermione la viera.
- Eres una chica muy guapa.- Dijo sonriéndole a la chica.
De pronto Liz fue llamada por el chico de antes y de la mano de él volvió a la pista, no sin antes susurrarle a su madre.
- Mami no seas muy dura y sobretodo disfruta de esta noche.- Dijo sonriéndole.
Hermione se quedó anonada por las por las palabras de Liz, cuando unas manos en su cintura y un cálido aliento mentolado inundaron sus sentidos, estremeciéndola.
- ¿Quieres que bailemos?.- Dijo Draco entrecortadamente, dando pequeños besitos en el cuello de la chica, haciendo acelerar su respiración y aumentándole el pulso.
Lentamente Draco la iba llevando a la pista moviéndose al compás de la música.
Al cabo de un rato, Hermione no aguantó más el silencio y decidió preguntarle a Draco.
- Mmmm... Draco...- Dijo ella dejando apoyando su cabeza, en el hombro de él.
- Dime princesa...-dijo él agarrandola más fuerte.
- ¿Porqué has jugado conmigo?.-Dijo con tristeza.
- Durante esta semana he muerto, mi corazón dejó de latir no sabes lo mucho que extrañaba tus cariños y tus lindas palabras..- Dijo la chica mientras una lágrima traicionera recorría su mejilla.
Draco se sintió desfallecer, al ver el tremendo desastre que había causado su ausencia. Su Hermione se encontraba deprimida y además por su culpa.
Secó su lágrima con su pulgar y después de meditar y verla en silencio decidió hablarle.
- Lo siento...no fue mi intención herirte y menos que pensarás que para mí ya no existías.- Dijo susurrando y levantándole el mentón a la chica.
- No quiero que nunca más te vuelvas a plantear la posibilidad de haber sido un juguete en mi vida, porque te lo diré una sola vez, tú serás la única y primera chica por la cual sería capaz de ir al fin del mundo.- Dijo el chico mirándola tiernamente a los ojos.
- Si dices que me querías tanto, dónde te metiste esta última semana y porque ese cambio de actitud. ¿eh Draco?.- Dijo la chica mirándolo desafiante, aunque lo amara no se dejaría convencer tan fácilmente. No sin antes una explicación.
- De acuerdo pequeña, te debo una explicación... aunque para esto te tengo que raptar.- Dijo el chico agarrando su mano y disimuladamente llevándosela fuera del baile.
Liz notó la partida de sus padres, y con una sonrisa cómplice deseó suerte a su padre. Ya que la necesitaría.
Los dos jóvenes se encontraban ya fuera del Gran Comedor, absueltos de las miradas curiosas, y rodeados de un profundo silencio, que fue roto por la Gryffindor.
- Draco o me dices dónde vamos o yo no me muevo de aquí.- Dijo la castaña cruzándose de brazos en medio del pasillo.
- Ay... Hermione... no sé porqué eres tan cabezota si sabes que al final vendrás conmigo...- Dijo en tono juguetón el chico.
- Ja, eso te lo crees tu.- Dijo la chica sacándole la lengua.
- Bueno pues si no vienes por las buenas, será por las malas.- Dijo Draco riendo y acercándose a Hermione.
- Draco... déjame... por favor Draco no hagas...-Y antes de que terminará la frase Draco ya la había cogido (como un saco de patatas ¿me entienden no?)
La chica durante todo el trayecto no dejó de patear para que Draco la bajara, pero solo consiguió que Draco la cogiera más fuerte y no se parara de reír durante todo el trayecto.
Al llegar delante de una pared con unas lindas cenefas dibujadas en ella, Draco se detuvo. Dejando totalmente extrañada a la chica, si ya pensaba que Draco estaba loco eso se lo confirmaba. A lo mejor se imaginaba que la pared se abriría como aquel cuento muggle "Simbad y los cuarenta ladrones", aunque se veía muy seguro de lo que hacía.
- ¿Me vas a bajar?.- Dijo la chica impacientemente.
- Claro mi bella damisela. Espero que el trayecto con servicios Malfoy le haya gustado, espero verla otra vez pronto entre mis brazos.- Dijo el chico con sorna, haciendo sonreír a Hermione.
Una vez la chica se encontró con los pies en el suelo, Draco sonrió enigmáticamente, su sorpresa y el arduo esfuerzo verían por fin la luz.
- Mmmm Hermione te tengo que tapar los ojos.- Dijo el chico acercándose a ella con un pañuelo entre sus manos.
- Y eso a que se debe.- Dijo la castaña mirando con desconfianza el pañuelo.
- Es solo para que no veas lo que hay en el interior.
Aún con la desconfianza de la chica, ésta al final aceptó. Así que con los ojos vendados, Draco agarró su mano y pronunciando unas extraña letras de alguna lengua antigua, el muro se abrió.
Draco al ver que el muro estaba totalmente abierto, y con la mano de su chica entre las suyas, decidió entrar a la sala, no sin antes dar un largo suspiro y es que no por ser Draco Malfoy, no tenía nervios como cualquier otro chico de poder estar con su castañita.
Hermione también estaba hecha un manojo de nervios, aunque lo disimulaba con sus sarcasmos. No sabía que le tenía preparado Draco allí dentro, y aunque sus cosas con él ya se hubieran aclarado bastante aún le quedaba alguna que otra dudilla.
Al entrar una calidez y un rico olor a rosas inundó su cuerpo, llenándola de un bienestar fascinante.
Draco sonrió al ver la magnífica obra que había hecho y no era menos toda una semana para prepararlo daba para mucho. Se acordó de la maravillosa chica que se encontraba a su lado y que desde principios del curso había ocupado cada uno de sus pensamientos, y al fin había conseguido que se quedara a su lado, aunque si esa noche salía como lo planeado se convertiría oficial.
- Draco... me puedo quitar ya la venda ¿por favor?.- Dijo la chica apretando ligeramente la mano de su acompañante.
Draco sonrió al ver la poca paciencia de Hermione y soltándose unos momentos de su mano y dirigiéndolas al nudo del pañuelo, que pocos segundos después cayó al suelo, dejando maravillada a la chica por lo que veía delante sus ojos.
Una imponente playa de arenas blancas se extendía delante de sus ojos, con un lindo camino de pétalos de rosas que llevaba a una pequeña mesa para dos rodeada de decenas de pequeñas velas que desprendían un rico olor y todo eso iluminado a la perfecta luz de la luna.
- Espero que te guste. ¡Feliz navidad princesa! .- Dijo Draco mirándola tiernamente, cuando súbitamente se vio en abrazado por una emocionada Hermione.
- Gracias Draco, es todo muy bonito...- Dijo la chica no resistiéndose y por fin besando los labios del chico.
- Espero que puedas perdonarme por lo de esta semana. Y que puedas llegar a entenderme, necesitaba que nos distanciáramos para poder preparar la sorpresa, aunque me dolió mucho. Y como no, aprender varios hechizos para crear este hermoso paisaje.- Dijo tomándola por la cintura.
- Mmmm, no sé si perdonarte... has sido muy malo...
- Tal vez... con un... poco... de mimos...- Dijo el chico mientras besaba tiernamente sus labios.
- Ya...ya... para Draco...- Dijo la chica riendo por las cosquillas producidas por los labios de Draco.
- Te perdono, pero para ¿de acuerdo?- Dijo la chica agarrando las manos de él.
- Vale... Y si ahora la mademoiselle me lo permite, le ofreceré la exquisita cena.
Y así los dos jóvenes pasaron su peculiar navidad uno junto al otro, disfrutando de sus risas y las charlas amenas que surgieron durante la cena a la luz de las velas.
Una vez hubieron terminado Draco se levantó, y arrodillándose frente Hermione sacó una pequeña cajetita.
- Hermione, espero que aceptes mi regalo de navidad.- Dijo el chico solemnemente y abriendo la cajita le mostró a la chica un bonito colgante de medio corazón.
- Oh Draco es muy bonito muchísimas gracias.- Dijo la chica abalanzándose sobre él.
- Aunque no es por ser preguntona, ni mal educada pero la otra parte del corazón dónde...
- Ssshhhh, siempre tienes que hablar demasiado...- Dijo Draco poniéndole un dedo sobre sus labios.
- La otra mitad la tengo yo¿ves?- Dijo sacando la otra mitad del corazón y juntando las dos piezas observando que encajaban perfectamente.
- Es muy lindo, lo llevaré siempre conmigo.- Dijo la chica abrochándoselo.
Draco sonrió, todavía faltaba el otro 50 de la sorpresa y estaba seguro que no recibiría una negación.
- Hermione.- Dijo cogiendo su mano y poniéndose serio de repente, asustando así a la chica.
- Sabes que durante estos años nuestra relación no ha sido de las mejores, y reconozco que la gran parte ha sido mi culpa, pero este año he visto en ti, lo que nunca había visto en nadie, y me he enamorado perdidamente de ti, por eso quiero pedirte:
- ¿Hermione, quieres ser mi novia?
La chica ante tal preposición bajo la cabeza emocionada por las palabras dichas por el rubio. Sabía la respuesta sin pensárselo mucho. Así que con lágrimas en los ojos y sonriendo, dijo.
- Me encantaría ser tu novia Draco.
Y los dos con una sonrisa en los labios, se acercaron y cuando el espacio fue olvidado sus labios se unieron en una unión perfecta llena de sentimientos; amor, ternura, pasión...
Al separarse por falta de aire, y al verse a los ojos notaron que el deseo que los consumía por dentro era mutuo. Los dos se anhelaban y aunque su odio había conseguido que se odiaran durante años, por fin el amor había conseguido traspasar las barreras logrando así que las enemistades de Gryffindor y Slytherin, de sangre sucía y sangre pura, se viera reducido al amor verdadero de un chico y una chica, de Draco Malfoy y Hermione Granger.
Por eso sus corazones se encontraban embriagados por que su amor era correspondido
- Feliz navidad.- Dijeron a unísono. Y sus bocas volvieron a juntarse en una danza rítmica, fundiéndose el uno con el otro.
Poco a poco fueron tumbándose en la fina arena, dónde las caricias colmadas de sentimiento, y los leves susurros invadieron la habitación.
Draco estaba consciente de que sucedería esta noche. Y lo deseaba con todo su ser. Quería hacerle el amor a la chica que amaba, aunque estaba preocupado por Hermione... ¿Y si ella no lo deseaba?
Así que apretando la mano de ella que ahora se encontraba en su pecho desnudo, hizo detener sus pasiones unos momentos. No la quería obligar, no quería hacer algo que no quisiese. Solo porque estuviera presa del deseo.
- Hermione... si no quieres...- Dijo el chico en un susurró escuchado por la chica.
- Si quiero... - Murmuró apenas audible, pero mirándolo con seriedad, sus mejillas se encontraban sonrosadas.
- Eres la persona a la que amo y con la que quiero estar Draco.- Dijo la chica mirándolo con ternura y acariciando su mejilla.
- Yo también te amo princesa, y no te preocupes, procuraré ir despacio.- Dijo el chico besando de nuevo sus labios.
Ahora nada ni nadie los detendría. Tenían lo más importante, el amor.
Bajó nuevamente a su cuello depositando pequeños besos hasta llegar al borde su sujetador el cual desabrochó, observando las formas femeninas de ella. Perfectas para él.
Entre besos, caricias y suspiros ahogados se encontraron desnudos en aquella paradisíaca playa, disfrutando de la compañía mutua que se profanaban. Donde el único testigo de su amor fue la esplendorosa luna.
Ella escondió la cara en el hueco de su cuello, temblando y aferrándose a su espalda, sintiendo como él se fusionaba con ella hasta llegar a lo más recóndito de su cuerpo. Las lagrimas se agolparon en sus dulces ojos y se mordió con fuerza los labios, evitando así que un grito de dolor saliera de su boca.
Draco al percibir ese gesto por parte de la chica detuvo sus movimientos, temía hacerle más daño.
Buscó su rostro, y se miraron. Sintió una caricia suave y lenta en su espalda, la mano de ella que le demostraba que estaba con él, compartir por primera vez aquel maravilloso acto tan íntimo. Besó sus labios despacio y cuando ella al fin respondió, siguió con suaves movimientos. Hermione notó como el placer inundaba cada una de las células de su ser, colmándola de un indescriptible sentimiento. Pronto los gemidos inundaron el lugar, dando entender que la culminación del éxtasis estaba por llegar.
Y así fue, el orgasmo llegó a sus cuerpos perdiéndose en la boca del otro, terminando así la perfecta unión de cuerpo y mente.
Draco se desplomó encima de una agitada Hermione, apoyando su cara en el cuello de esta.
Por unos instantes se mantuvieron callados, cómplices del silencio. Disfrutándolo.
Sincronizadamente abrieron los ojos, con una sonrisa pintada en su rostro. Habían completado su unión, por fin eran uno.
Se miraron mutuamente y murmuraron.
- Te amo.
Y abrazándose para mantener el calor corporal, se durmieron recordando su navidad especial.
Fin del capítulo 9
Hola bellísimas! Ke tal? Espero que os haya gustado, ya que no sabía como plantear la escena del final y me costó bastante.
No os quejaréis del capitulo casi 7000 palabras, todo un record para mi. Y a ver si se os han aclarado esas dudillas que os surgieron y si no me lo decís y miraré de responderlas ¿okis? Bueno espero veros en el siguiente!
Gracias por los reviews! Y también a la gente que lee sin dejar ninguno, se agradece. (aunque por fi si me dejáis uno me haréis mucho más feliz :)
Os agradezco por los reviews:
MerodeadoraMartu
chirru
fiore malfoy (al contrario, tu review extra-largo me encantó, cuanto más largos más me gustan)
DanGrint
Flor
Isa
AleJa M
Meilin Malfoy
Karen
LiliMalfoyJolie
Rocio-Lovegood(Sobre pk le pide a Draco ke salga, es pk él no sabe que Dumbledore es el padrino de la niña, pero se enterará pronto, y sobre los chismes no sé ke hacer ¿Quieres que haya chismes o lo dejo pasar? Jeje ahora te toca contestar a ti XD)
Klass2008 (Te felicito por si no nos vemos antes, miraré de subir el diez como regalo de cumpleaños aunque no te prometo nada, pk voy muy atareada y siendo mi ultimo año de cole me tengo que esforzar, pero para recompensar te he hecho este bien largo para compensarte... Besos)
Hermiwg(Es una niña muy poderosa, imagínate teniendo a estos padres ha heredado mucho poder.)
Julita moon (Este ya ha sido más largo ¿no? XD)
Terry Moon
Bewitching Mia Malfoy Errelot
lunatica87
Bueno muchísimas gracias a todas por darme ánimos en mi primer fic, se agradecen un montón. Los reviews que tenían alguna pregunta se la he contestado. Espero que haya quedado todo claro y sino yo encantada de poneros al día.
Muchísimos besos y cuídense.
Nerwen Anarion
Hasta el próximo capítulo.
Dejen algún review solo para decirme que tal, a ver si me animan y decido continuar. Depende de sus reviews para que ponga el siguiente.
R
E
V
I
E
W
S
No les cuesta nada, solo aprieten ese botoncito morado que dice go, y harán muy feliz a esta chica.
