ADOPCIÓN EN HOGWARTS
Siento haber tardado tanto en actualizar y espero que me perdonen. Lo que pasa es que en este mes me han ocurrido muchisimas cosas, algunas buenas y otras de no tanto que, han sido estas la que casi no me permítian ni escribir. También ge tendio los examenes del primer trimestre y al ser el último año de colegio me quiero esforzar. Espero que el capítulo no les decpcione y que me envíen algunos reviews, os prometo no tardar tanto en el próximo capitulo y contestaros todos los reviews ya que por fin tengo internet (me lo habían quitado). Bueno muchisimos besos y gracias por haberme ayudadosuperar los 200 reviews que sepaís que a todos los llevo dentro en mi corazón.
Capítulo 10
PADRES E HIJA
Era una hermosa mañana y dos jóvenes se encontraban tiernamente abrazados en la cálida arena que había sido testigo de su amor, únicamente tapados por una fina sabana que cubría su desnudez.
Eran ya pasadas las diez cuando despertaron. Aunque sus ojos se negaban a abrirse. Sus mentes recordaban totalmente la noche anterior y sabían que nunca la olvidarían, esa noche daría comienzo a una larga historia compartida, dónde los protagonistas serían ellos dos.
Hermione abrió sus ojos centellantes de felicidad, y al querer levantarse para empezar a vestirse, notó el cálido cuerpo de Draco, acercándola mas impidiendo así que se fuera.
Una vez la tuvo retenida entre sus brazos, se agarró a ella como temiendo que todo hubiera sido un sueño y se desvaneciera. Y con voz susurrante dijo:
- Todavía no te vayas, un ratito más... quiero estar siempre contigo.- Dijo el chico poniendo su cabeza en el hueco de su cuello, depositando allí un tierno beso.
Hermione sonrió y se acurrucó más en el pecho de Draco, embriagándose de su permanente olor, Draco la abrazó por la cintura y sonrieron. Por fin eran una pareja oficial.
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En otra parte del castillo, Ron y Harry se encontraban cuidando de la pequeña Liz, a causa de la furtiva desaparición de Draco y Hermione.
Liz volvía a ser la pequeña niña y se encontraba coloreando en su cuaderno esperando a sus padres. Esa noche había disfrutado muchísimo y se había sentido como una niña mayor.
- ¡Tito Ron, quiero ñam, ñam!- dijo la pequeña dejando de colorear y dando saltos en la cama de Harry.
- Liz para ya, tenemos que estar en silencio, no pueden saber que te encuentras aquí ¿vale?- dijo el chico con voz baja, agarrando a la niña y sentándola a su lado.
- Vale, seré una niña buena.- Dijo la niña abrazando a Ron.
De pronto los doseles se abrieron minuciosamente dejando entrar a Harry que venía cargando comida entre sus manos. Cosa que no pasó desapercibida ni por el pelirrojo ni la castañita sentada a su lado.
El ojiverde dejó la comida en la cama y chasqueó sus dedos tres veces, dejando a Ron y Liz perplejos.
- ¿Harry se puede saber que has hecho?- Preguntó Ron con un deje de curiosidad en su voz.
- Verás he hecho un hechizo para que nadie pueda abrir las cortinas desde afuera además de un hechizo silenciador para poder hablar tranquilos. He pensado que así no tendremos el problema de que Liz sea descubierta mientras este aquí.- Dijo el chico con una amplia sonrisa.
Mientras tanto la niña había comenzado a comer aprovechando que los dos chicos habían entablado una conversación. Pero lo que causó extrema gracia a los chicos fue que al levantar Liz la cabeza, tenía toda su boquita manchada de chocolate.
- ¿De que os reís?.- Dijo la niña frunciendo el ceño y mirando a su alrededor para ver lo que causaba tanta gracia a sus tíos.
- Ay Liz¿en tu casa también eres tan glotona?- Preguntó Harry con voz sumamente divertida. Sacando además un pañuelo de su túnica.
- ¿Tito Harry, que quiere decir glotona?- Dijo la niña, relamiéndose la boca.
- Mmm, quiere decir que si comes... bueno... tanto.- Dijo Harry temiendo por la reacción de la niña, que a cada palabra dicha por Harry iba frunciendo más su entrecejo.
- Tito Harry...-Empezó casual la niña...- ¿Me estás diciendo que estoy gorda?
Ante la pregunta Ron dejó ir una sonora carcajada que se había estado aguantando desde hacía bastante rato, esa niña era increíblemente divertida.
- "Lo que me faltaba, porque he tenido que abrir mi maldita bocota, solo me faltaba que la niña se comportara como las chicas de nuestra edad..."- Pensó Harry dirigiendo una fulminante mirada a su amigo pelirrojo.
- ¿Y tú de que te ríes?- Preguntaron los dos de repente mirando al pelirrojo, que al sentirse observado y ante aquellas miradas su risa se detuvo de golpe. Sabía que aquellas miradas no presagiaban nada bueno.
- Yo... eh...de...nada...- Dijo entrecortadamente mientras iba retrocediendo lentamente hasta chocar con el respaldo de la cama.
- ¿Con que de nada, eh?.- Dijo la niña mientras una traviesa sonrisa asomaba sus labios.
- Yo no mentiría Ron, sabes que decir mentidas no esta bien.- Dijo un Harry divertido ante la escena.
Tanto Liz como Harry habían avanzado hacía el pelirrojo y mirándose y sonriendo cómplices Liz chilló.
- Guerra de almohadas.- Dijo agarrando la primera que encontró a su pasó y dando leves golpecitos a Ron.
Harry también se unió a la mini-guerra de almohadas que aunque al principió el que solo recibía almohadazos era Ron, terminó siendo una guerra de todos contra todos.
Minutos más tarde los tres se encontraban tumbados en la cama rodeados de un tranquilo silencio solo roto por las agitadas respiraciones de los tres. Quedando en el olvidó la pregunta realizada por Liz. Y es que aquella niña había conseguido calarse muy hondo en sus corazones. El silencio fue roto por la voz de Liz.
- Tito Ron¿qué haremos durante toda la mañana?
- Supongo que esperar a que vengan Mione y Malfoy.- Dijo el chico, con una mueca despectiva al decir el ultimo nombre. No entendía como su pequeña Hermione había terminado cayendo en las redes de ese maldito. Aunque se alegraba si ella estaba feliz, no obstante si le ocurría algo a ella, ese rubio oxigenado no viviría para contarlo.
- Uff, me parece que si tenemos que esperar a que vengan a buscarme...- Susurró para ella la niña, mientras se volvía a sentar en la cama con una sonrisa en sus labios.
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Era ya pasado el mediodía cuando los jóvenes premios Anuales abandonaban la habitación cogidos de la mano, Sabían que era tarde, pero habían querido aprovechar el máximo de su tiempo juntos.
Luego de que Hermione hubiese decido volverse acostar, había empezado de nuevo el juego de caricias y besos entrecortados por parte de los dos, haciendo aumentar considerablemente la temperatura del lugar. Se amaban y no lo podían esconder. Por fin podían ser ellos mismos. Dejando los prejuicios de toda una vida a un lado. Lo importante era el presente y el futuro que les esperaba juntos.
Ahora se dirigían en busca de Liz, que seguramente se encontraba con Harry y Ron. Ya que era con los que la niña se había quedado anoche durante el baile.
Al llegar delante del retrato que presidía la entrada de Gryffindor, dirigió su mirada hacía la dama gorda y pronunció la contraseña:
- Vita aut obitus
Dejando a la chica libre acceso a la guarida de los leones. Antes de entrar se dirigió a Draco.
- ¿Entras o prefieres esperar fuera?.- Dijo sonriente la chica adivinando los pensamientos de su ahora novio.
- Esperaré fuera. No tardes preciosa.- Dijo el chico recostándose en una columna y viendo desaparecer a su chica por el hueco de la pared.
Hermione al entrar dentro se encontró con pocos Gryffindors, la mayoría seguramente se encontrarían en el Gran comedor degustando de la deliciosa comida.
Antes de dirigir sus pasos hacía las habitaciones saludó algunos compañeros conocidos que le devolvieron el saludo sonrientemente. Hermione subía las escaleras rápidamente y rezaba mentalmente para que Harry y Ron no hubieran hecho de las suyas.
Una vez delante de la habitación de Ron y Harry llamó a la puerta. No quería encontrarse a nadie en paños menores, ya tuvo suficiente el año pasado encontrándose a Neville a medio vestir, probecillo tardó dos semanas en mirarla sin que su rostro se volviera d'un tono rojizo. Fue una situación embarazosa. Y por eso desde ese día llamaba siempre antes de entrar.
Al no oír respuesta de nadie volvió a llamar otra vez a la puerta. Cuando una voz de chico se escuchó en la habitación.
- ¿Quién es?.- Se escucho la voz de Harry un poco lejana.
- Mmm, Harry soy yo Hermione.
Segundos después de oírse esto una angelical voz resonaba por toda la habitación.
- Oh es mi mami, ya me ha venido a buscar. Voy abrirla.
De pronto unos veloces pasos se escucharon y se iban acercando hacía la puerta. Que fue abierta con gran ímpetu.
- Mami...- Dijo la niña echándose a los brazos de Hermione.
La chica la cogió en brazos y acariciando su cabeza fue entrando en la habitación.
- Oh cielo... ¿cómo ha dormido mi niña?.- Dijo Hermione mirándola tiernamente.
- Bien, pero los he extrañado muchísimo. Aunque tito Harry y tito Ron fueron muy divertidos. Y sus novias son muy simpáticas.- Dijo sonriendo y mostrando un hueco en su dentadura. ¿Sabes que mami, se me ha caído un diente?- Dijo la niña mostrándole a su madre el diente de leche.
- Pero que bien Liz. Aunque cuando llegues a tu habitación lo tienes que meter debajo de tu almohada y si eres buena seguro que por la noche el ratoncito Pérez viene del mundo de las hadas y te intercambia tu diente por algún obsequio.
Ron al oír eso, se quedó un ensimismado... ¿ratones que traían regalos?
Harry al notar la mirada confundida de Ron, sonrió, era verdad que el pelirrojo pertenecía al mundo mágico y como era de suponer no tenían esas costumbres.
Y se acercó lentamente para contarle lo que segundos antes había dicho Hermione.
- Veo que no te has entendido nada de lo que ha dicho Hermione ¿verdad?
- Como hacerlo, si ha dicho que un ratón le traería un regalo a Liz. No es por nada pero me parece que permanecer en la biblioteca tanto tiempo y leer tantos libros... como que... - Dijo el pelirrojo burlonamente.
- No es ninguna locura... solo es un refrán muggle que se les cuenta a los niño cuando se les cae un diente. ¿Lo has entendido?.- Dijo Harry.
El pelirrojo al oír el relato sonrió, que cosas se inventaban los muggles... Aunque pensándolo bien muy divertidas.
Hermione sonrió cuando vio como Harry le contaba a Ron, sobre la historia de los dientes, y suspiró... no sabía como empezar y decirles lo de su relación con Draco.
Dejó a Liz en el suelo y sujetando suavemente su mano carraspeó consiguiendo la atención de sus amigos.
- Ehem... bueno chicos... no se como empezar ni tampoco si os va a gustar la idea, aun así me voy a arriesgar y os lo voy a contar, porque no me gusta que haya secretos entre nosotros y porque sois como una familia para mí.
Notó como la mano de Liz apretaba la suya, como infundiéndole valor y la seguridad que no tenía y en un arrebató, lo dijo.
- Estoy saliendo con Draco Malfoy.- Dijo la chica sonriendo por haberlo dicho, pero echa un manojo de nervios por ver como reaccionaban sus mejores amigos.
La habitación enmudeció. Los chicos habían notado cierto acercamiento entre Malfoy y su amiga, pero nunca se hubieran imaginado esa noticia por parte de ella. Estaban seguros que todo era una broma del rubio para dejar en ridículo a Hermione, y es que de una cosa estaban seguros ¡Malfoy no era capaz de amar!
La primera en romper el silencio fue Liz.
- Felicidades mami, me alegro muchísimo¿cuándo iremos de boda¿Te molesta la semillita¿Tardará mucho en nacer mi hermanito?- dijo la niña en los brazos de su madre. Que al oír las preguntas de Liz rió sin contención.
Y es que Draco ya le había contado cuando unas noches atrás tuvo que pasarse la noche explicando a una niña de seis años de dónde venían los bebés. Hermione al oír el relato del chico no pudo aguantarse la risa y es que no se imaginaba al "altísimo Draco Malfoy" en semejante situación y menos con Liz, aquel torbellino preguntón.
- Hay Liz... ¿qué vamos a hacer contigo?.- Dijo la chica sonriendo.
Hermione al levantar el rostro se percató de la seriedad que se había instalado en los rostros de sus amigos, y vio que algo no estaba bien, así que cogió la mano de Liz y se la llevó hacía el cuarto de baño, no quería que su niña oyera nada de lo que iba ocurrir en la habitación.
- Liz cariño, quédate aquí y vístete ¿de acuerdo? .- dijo la castaña sonriendo para transmitirle la seguridad y confianza, que ni ella misma poseía en aquellos momentos. La besó en la mejilla, y salió del baño cerrando con suavidad la puerta y aplicando sobre esta un hechizo para no poderse abrir.
Al salir, se topó a sus dos amigos más serios de lo normal y con los brazos cruzados.
Y ella no sabía como ni por dónde empezar.
- Chicos... yo... no se como...- pero de repente fue interrumpida por la molesta voz de Harry.
- No entiendo como puedes estar con el maldito de Malfoy, con todo lo que te ha hecho.- Dijo el moreno apretando fuertemente los nudillos.
- Pero Harry, él ha cambiado, y yo le quiero. ¿Por una vez no podéis dejar los prejuicios a un lado?.- Dijo ella conteniendo la rabia al ver como sus dos mejores amigos no veían con buenos ojos su relación.
- Hermione no sé como tú nos puedes hablar de que no tengamos en cuenta los prejuicios, cuando él era el primero en llamarte sangre sucia. ¿ O es que ya no te acuerdas de las veces que venía llorando?
- Claro que me acuerdo Harry, pero ya no es así. Las cosas han cambiado mucho. Tú no has visto como Draco trata a Liz, la quiere como si fuese su hija y ella lo adora, no entiendo como no podéis entenderme.- Dijo Hermione mientras las lágrimas mojaban sus sonrosadas mejillas.
- Además no se como puedes ser tan egoísta. ¿Te he dicho yo algo sobre tu relación con Melisa?... ¡No verdad?... ¿Y sabes porqué?... Porque tú felicidad y verte sonreír es lo más importante para mi
- Pero veo que para vosotros no os importo.
Harry al oír las palabras de Hermione, entendió lo que había estado a punto de hacer, perder a su mejor amiga y eso era lo que menos deseaba, Así que levantando la cabeza y sin mirarla a los ojos abandonó la habitación. Ya que necesitaba ordenar sus sentimientos y sus ideas, ya que no quería volver a gritar.
Hermione al ver como el chico abandonaba la habitación, una presión se cernió sobre su pecho. Aún no entendía como habían podido llegar a aquel extremo.
Cerró los ojos recordando miles de historia vividas con aquel chico de verdes ojos, y deseó que al abrir los ojos todo hubiera sido una mala broma del destino. Pero no fue así. Al abrirlos la puerta no se abrió y tampoco dejó pasó al chico moreno.
Ella aguantando las traicioneras lágrimas se dispuso a irse, ya nada le quedaba en aquella habitación, ni siquiera la esperanza habitaba en su corazón.
Cuando notó unos intensos ojos azules que atravesaban su alma, y al girarse lo vio. Ron, su amigo Ron se encontraba sentado en el borde de la cama con una melancólica sonrisa pintada en el rostro. Y es que sus puros y azulados ojos transmitían la serenidad y tranquilidad, que en aquellos momentos necesitaba.
Sin pensárselo se acercó y lo abrazó fuertemente, dónde fue acogida de forma acogedora y cálida.
No se resistió y lágrimas traicioneras empezaron a deslizarse por sus mejillas. Lo imposible acababa de suceder, había perdido su amistad con unos de sus mejores amigos...
Había parado ya de llorar, aunque sus mejillas aún estaban húmedas y sus ojos estaban rojos y llorosos. La mano de Ron se encontraba acariciando pacientemente su espalda, y aunque le consolaba saber que no estaba sola, su corazón estaba destrozado.
De pronto Ron la separó unos centímetros de su cuerpo y buscó su mirada. Aquellos azulados ojo capaces de atravesarle el alma y testigos de todo su sufrimiento, se encontraban en aquellos momentos fundiendo su alma. Y con voz susurrante, le dijo.
- Sabes, estoy seguro de que Harry se encuentra muy arrepentido y pensando como disculpase contigo. Los dos lo conocemos y sabemos como es, solo te puedo decir que tengas confianza en él y te aseguro que vendrá a disculparse contigo, ya que sabe que ha actuado mal.
- Pero Ron, no entiendo porqué se ha puesto así. No esperaba que hicierais una fiesta ni mucho menos. Solo esperaba un poco de comprensión, Ron solo un poco de comprensión...
La chica volvió a hundir su cabeza en el pecho del chico dejando ir unas cuantas lágrimas. Él sonrió amargamente conocía perfectamente el porqué de cómo había actuado Harry y aunque encontraba que había hecho mal lo entendía.
- Sabes Hermione hace un año más o menos, un chico muy cercano estaba perdidamente enamorado de ti. Aunque impidió dejar salir a flote sus sentimientos y ¿sabes porqué?
Al ver la negativa de la chica, prosiguió.
- Tenía miedo de perder su amistad con su mejor amiga, si algo fallaba.
Al oír eso la castaña, tapó su boca con sus manos. Ahora comprendía la situación. Harry había estado enamorado de ella, y ella ni lo había notado.
- Yo fui testimonio cuando cada una de las noches me lo confesaba y dejaba salir cada uno de los sentimientos encerrados en su corazón. Solo yo supe de sus sentimientos hacía ti. Pero sabes que, no fue hasta en verano que empezó a superarlo...
- Todo empezó cuando aquella tarde de Mayo le presentaste a Melissa. A partir de ese momento, surgió una linda amistad entre ellos dos. Incluso en verano se enviaron diversas cartas y también fue cuando descubrió que tú para él solo representabas una perfecta amiga y que Melissa se había colado en su corazón, sanando las heridas.
Hermione sonrió tristemente, tal vez si hubiese prestado más atención a los sentimientos de su amigo, no hubiese sufrido tanto. Aunque tampoco ahora estaría con Draco...
Ron al notar lo pensativa que estaba su amiga, cogió una de sus manos y la besó.
- No seas muy dura con él, viene arrepentido...
Y diciendo esto salió de la habitación. Instantes después. La puerta sonó...
- Ron, ahora que quie... - Pero al girarse no encontró el rostro de Ron sino el de...
- Harry.- Susurró levemente.
- Hola Hermione.- Susurró el chico acortando la distancia entre ellos, y abrazándola repentinamente. Siento mucho lo de antes, y sé que te costará mucho perdonarme, pero espero que lo llegues a hacer algún día.
- Sabes Harry, aunque me haya dolido tu incomprensión te comprendo y por eso te perdono... no sabría imaginarme una vida sin vosotros a mi lado.
- Ron te lo ha contado ¿verdad?.- Dijo el chico seriamente.
- No sé de que me hablas Harry... –dijo la chica mirando el suelo.
- Venga Hermione, nunca se te ha dado bien mentir.- Dijo el chico con una pequeña sonrisa asomando en sus labios.
- Bueno, sí... me lo ha contado Harry, y siento no haberme enterado de lo que sentías, a lo mejor si lo hubiera sabido no hubieras sufrido tanto.- Dijo la chica encarándolo.
- Pero a lo mejor conmigo no hubieras encontrado a la felicidad que envuelven tus ojos ahora.- Dijo el moreno mirándola.
- Además siento haberte dicho todo eso, en realidad no es lo que siento. No sé porque lo he dicho, ha sido un impulso. Al oírte decir que estabas con Malfoy, he tenido miedo, miedo de pederte... miedo de no pasarnos más noches juntos hablando junto a la chimenea con un tazón lleno de chocolate caliente... miedo de no poder abrazarte... miedo de no poder estar junto a ti en los momentos difíciles... miedo de no poder verte nunca más Hermione...- A cada frase dicha el moreno se había ido acercando a Hermione, y en la última la abrazó fuertemente como temiendo que su amiga se desvaneciera como un sueño...
- Harry sabes que esto no ocurrirá jamás, tú y Ron son para mí una familia. Además que haría yo sin mis hermanitos mayores... - Dijo correspondiendo a su abrazo.
De pronto se oyó una voz infantil cantando en el baño. Provocando la risa de los jóvenes que se encontraban en el baño.
- Me parece que Liz se piensa que nos hemos olvidado de ella.- Dijo Harry señalando había el baño.
- Mi pequeña niña... un poco más y me olvido de ella.- Dijo Hermione sonriéndole a Harry.
Se acercó a la puerta y la abrió. Encontrándose con una escena realmente divertida. Liz frente al espejo, con el cepillo como si fuera un micrófono y bailando y cantando una canción infantil.
Al sentir unas palmas detrás de ella se giró perturbada. Encontrándose a su madre y a su tío aplaudiendo vigorosamente.
Ella al encontrarse descubierta, bajó del taburete y saludó como si de una artista se tratase, provocando la risa de los presentes.
- Oh mami, pensaba que ya no te acordabas de mi...- Dijo la niña acercándose a la chica y abrazándola por las piernas. Había notado que su madre había llorado, aunque ella no diría nada si se lo querían contar ya se lo contaría y si no ya se entraría por sus propios medios.
- Claro que me acordaba de ti, aunque primero tenía que arreglar unos asuntos de máxima importancia.- Dijo mirando a Harry.
La niña sonrió y agarró la mano de su madre.
- Mami¿nos vamos ya? Papi se pensará que nos ha ocurrido algo.
- Es verdad ya no me acordaba que Draco nos estaba esperando.- La chica dejó un momento la mano de la niña y entro al baño y se miró en el espejo, arreglándose un poco, no quería preocupar a Draco con sus tonterías.
- Bueno cariño ya estamos ¿nos vamos?.- Dijo la chica agarrando la mano de la niña y besando suavemente la mejilla de Harry.
- Ah Harry! Dale recuerdos a Ron y dile de mi parte que gracias por todo.
Antes de abandonar la habitación cubrió a la con niña la capa, no quería volver a tener que volver aplicar un obliviate como hizo Draco con Adam Zeller.
Así que despidiéndose de sus antiguos compañeros de torre abandonó Gryffindor.
Al salir se encontró un aburrido Draco, que al oír como se abría la entrada se giró, encontrándose con su chica. A la cual saludó con un tierno beso.
Hermione sonrió y actuó como siempre rezando para que Draco no se diera cuenta de nada, aunque como siempre ocurría sus rezos no sirvieron de nada.
- ¿Hermione has estado llorando?.- Preguntó el chico mirándola detenidamente.
- No, deben ser imaginaciones tuyas.- Dijo la chica bajando la cabeza rápidamente, eso confirmó aún más las sospechas de Draco, que la paró por el brazo y la giró.
- Princesa no me mientas, sabes que no se te da bien.- Sonrió en sus adentros, los dos le decían lo mismo, y ella lo seguía haciendo.
- Pero Draco...- rechistó ella aunque fue acallada por los labios de el rubio.
- Ves, tus labios aun saben a sal y nunca saben así siempre saben a dulce melocotón.- Hermione se sonrojó y a su lado se oyó una risita ahogada.
- Draco se volteó mirando un punto fijo y sonriendo dijo:
- Ya decía yo que faltaba alguien... Y acercándose a un lugar vacío se arrodilló. Y extendiendo la mano en el aire, agarró una especie de capa dejando a la vista a una hermosa niña.
- Hola preciosa... cuanto te he extrañado.- Dijo abrazando a la pequeña.
- Oh papi, tienes que ser muy bueno con mami...- Dijo la chica mirándolo seriamente.
- Está muy triste¿me prometes que vas hacer que se ponga feliz? A lo mejor si le cuentas un cuento se le pasa.- Dijo la niña infantilmente.
- Yo cuando estaba triste siempre mi mami me contaba un cuento y eso me alegraba.
Draco sonrió pícaramente esa niña angelical de voz dulce e inocente le encantaba.
- Te lo prometo preciosa, está noche le contaré un lindo cuento a mami.- Dijo Draco sonriendo. Aunque primero tenía que ver lo que le ocurría a su castañita.
Hermione observaba como esos dos hablaban silenciosamente, seguramente ya estaban tramando algo, y es que a veces se preguntaba eran dos torbellinos, porque lo que encontraban a su paso lo arrasaban.
Hermione se acercó a ellos con una mirada desconfiada, tratando de oír de que hablaban. Aunque fue en vano, ya que se giraron con una sonrisa en los labios, dejándola con la intriga.
- ¿Qué, vamos yendo hacía la sala?.- Dijo el chico tapando con la capa a la niña y agarrando de la mano a Hermione.
- Claro vamos.- Dijo la chica tirando de su manga, y sonriendo falsamente.
- Aunque sonrías y te hagas la graciosa, no te creas que me engañaras. Cuando lleguemos a la sala me contarás porqué has llorado, y si te ha hecho llorar alguno de tus amiguitos Gryffindors que se prepare porque tardará en ver la luz de sol.- Dijo el rubio haciendo sonar sus nudillos.
La chica tragó saliva, porque sabía que acabaría contándoselo y que a causa de eso habría graves problemas.
- ¿Porqué se lo has contado?.- Dijo un chico moreno mirando fijamente al otro.
- Harry, no entiendo el porque de querer esconder tus sentimientos. Ella, es nuestra mejor amiga y se te enamoraste de ella no fue un pecado, no por nada ella es una chica y tu eres un chico. Además ella tenía que saber el porqué de tu reacción, además tu ya olvidaste, has empezado una nueva vida junto a Melissa y estoy segura de que ella va estar bien. Tu mismo reconociste el gran cambio de Malfoy...
- No si no es eso Ron, aunque tengo miedo de Hermione se lleve una gran decepción y que nosotros no la podamos ayudar.
- Tranquilo esto no ocurrirá...- Dijo sonriéndole a su amigo.
Por fin habían llegado a la sala compartida. Liz se encontraba muy entretenida en su habitación jugando con su laboratorio infantil, ilusionada de haber encontrado nuevas substancias con las que investigar.
Hermione se encontraba en su habitación tumbada en la cama junto a Draco, el cual se encontraba acariciando suavemente sus rizos. Al principio no estaba muy tranquila al saber que Liz se encontraba en su habitación sola jugando con el laboratorio y además sin ninguna observación. Aunque más pegas puso cuando advirtió y supo que la niña jugaba con cosas que había cogido de Harry y Ron.
Aunque Draco la había convencido de que si le ocurría algo a Liz él estaría al tanto. Así que habían quedado tiernamente tumbados en la cama.
- ¿Me dirás lo que te ocurre?.- Dijo el chico acercándose peligrosamente a la chica.
- Es que... no me ha ocurrido nada... ¿Qué quieres que te diga?.- Dijo la chica bajando la cabeza.
- Venga Hermione, también me negarás que no has estado llorando ¿no?.-
La chica sonrió, no se lo podía ocultar más, y sabía que Draco no pararía hasta saberlo, así que cogiendo una gran bocanada de aire, se dispuso ha hablar. Provocando un tenso silencio por parte del chico.
- Cuando les he dicho que estaba saliendo contigo, Harry no lo ha... bueno... él no lo ha aceptado. Y hemos discutido fuertemente. No entendía por qué mi mejor amigo no era capaz de entender que yo era feliz y que el chico que tantas veces me había hecho llorar ahora era el que me hacía sonreír.-Dijo la chica sosteniendo su mirada y sonriendo tristemente recordando su escena.
Draco estaba realmente enfadado. Cómo se atrevía el estúpido de Potter a tratar así a Hermione. Él no era nadie para hablarle así a su chica ni tampoco tenía derecho a hacerla llorar.
El chico no escuchaba nada de lo que le decía la chica. Y apartándola suavemente y recostándola en la cama como si de una fina figura de porcelana se tratase. Él se levantó con furia contenida, apretando fuertemente sus nudillos ahora blancos. Estaba dispuesto a dejar en su lugar a Potter.
Hermione al ver el estado de Draco y la locura que estaba a punto de cometer, se levantó antes de que el chico consiguiera salir de la habitación, logró detenerlo abrazándolo por su cintura y recargando su cabeza en su ancha espalda.
- Draco por favor no hagas ninguna estupidez, por favor.- Dijo la chica con voz trémula.
- Hermione no me pidas esto. No entiendo como todavía lo puedes defender, ni tampoco puedo creer que lo sigas considerando tu mejor amigo si no es ni capaz de comprenderte.- Dijo el chico con voz seria.
- Draco... aunque te haya dicho que nos hemos peleado, ha faltado decirte que luego me ha pedido disculpas y... bueno lo he perdonado. – Dijo la chica mirándolo con profundo arrepentimiento.
- Hay Hermione... eres demasiado buena, aunque como no serlo, si me perdonaste a mi.
Draco al acabar de decir la frase, se giró lentamente y se acercó peligrosamente a sus labios y antes de juntar sus alientos, le susurró dulcemente al oído.
- Gracias por ser mi luz.
Y selló sus labios con los de la Gryffindor. La chica correspondía con dulzura a las atenciones del rubio y así el beso fue subiendo de grado volviéndose apasionado aunque a la vez tierno y romántico, haciéndoles olvidar cualquier preocupación. Guiándose por el amor puro cayeron en la cama, dónde se desató un juego de besos y caricias.
Draco amaba a esa chica y viceversa, habían descubierto un nuevo sentimiento y afirmaba que era mucho mejor que el odio.
Hermione sonreía ante los besos y caricias de Draco ya que la trataba como si fuera un fina figura de porcelana y le encantaba, ya que eso demostraba cuan importante era para él, para Draco.
La túnica del rubio ya se encontraba esparcida en el suelo y la suya estaba a punto de acompañarla cuando...
Draco... –llamó ella con voz anhelante. Él la ignoró y siguió besando su cuello- Draco... para...–pidió ella.
- No quiero –dijo él divertidamente mientras sus manos se ocupaban de desabrochar la túnica de la chica. Ella sonrió al darse cuenta cómo sus aires de niño pequeño y malcriado salían a flote.
Draco –dijo con una suave risa- Hay una lechuza en la ventana...
- Pues que espere y pida cita... –dijo Draco- ¿No ve que estoy contigo?
La chica sonrió, ese chico era imposible... y acercándose a su oído susurró:
Si me dejas ir a coger la lechuza te prometo que seguiremos y como Liz estará durmiendo pues...- añadió la castaña sensualmente.
- De acuerdo, aunque la noche va a ser muy larga...
La chica sonriendo, se levantó colocándose correctamente la túnica, que en aquellos momentos se encontraba a medio poner.
Al llegar a la ventana se encontró con una hermosa lechuza de pardos ojos y plumaje dorado... Hermione extrañada por la identidad abrió la ventana dando cobijo a la lechuza, se preocupó realmente al ver que la carta llevaba el sello de Hogwarts y más se preocupó al leer el contenido.
"Estimada señorita Granger y señor Malfoy, me gustaría que se dirigieran a mi despacho inmediatamente, necesito comunicarles una noticia de sumo interés. Vengan lo más rápido posible y por favor no comenten esto con nadie.
Atentamente, Albus Dumbledore"
Hermione quedó muy extrañada con la corta pero intensa carta del director¿qué sucedería?
Todo eso pensaba una angustiada Hermione cuando una seria voz la sacó de sus pensamientos.
- ¿Ahora que querrá ese hombre?- Dijo Draco que se encontraba detrás de la chica y que según como estaba había estado leyendo la carta por encima del hombro de Hermione.
Hermione al advertir la presencia de Draco, se giró:
- ¿No te han enseñado a no leer por encima del hombro Draco?
- Sí... pero como entre tu y yo no hay secretos... ¿o si los hay?.- Dijo haciéndose el dramático pero con una sonrosa pintada en el rostro.
- No se como puedes ni siquiera insinuarlo.- Dijo la chica crispada por la desconfianza de Draco.
Draco sonrió, encantaba ver como al sulfurarse sus mejillas adquirían un leve tono rosado.
- Vamos princesa no te enojes sabes que estaba bromeando.- Dijo volviéndose a posesionar de sus labios.
La chica no tardó en corresponderle, cuando su molesta mente le avisó que tenían que ir con Dumbledore. Así que haciendo gala de un gran esfuerzo se separó de Draco.
- Venga Draco, tenemos que ir con el director...- Dijo la chica mientras se volvía a poner bien la túnica y se giraba para emprender la marcha hacía el despacho de Dumbledore.
Tras un leve recorrido de risas y besos robados llegaron acaloradamente al despacho del director, aunque al entrar, los dos jóvenes se encontraron con un rostro conocido.
- Liz pero tu que haces aquí, no te hemos dicho que nunca salgas de la sala sin nuestro permiso.- Dijo una acalorada Hermione al encontrarse a la niña en el despacho de Dumbledore.
Liz sonrió, así eran sus padres tranquilos y alegres, pero cuando se enfadan salía a relucir su mal carácter tanto el Gryffindor como el Slytherin, y aquel para su desgracia era uno de ellos.
- Tranquila señorita Granger.- Dijo la amable voz del director, que se encontraba sentado en una cómoda butaca.
Hermione miró a Draco y juntando sus manos se sentaron en las dos sillas vacías que se encontraban al lado de Liz.
- ¿Desean algo para tomar, un caramelo o tal vez un te?.- Dijo Dumbledore con su ya sonrisa y mirada misteriosa.
Draco estaba a punto de perder esos estribos. Ese viejo, lo estaba sacando de sus casillas, y aquella pregunta lo sacó por completo. Y con su ya sarcasmo adquirido estalló:
- Perdone señor director, no quiero ser descortés pero me parece que la hora del te ya ha pasado hace rato, si le parece me gustaría que empezará directamente contándonos porqué nos ha llamado y que hace Liz aquí.- Dijo Draco con tono ácido y su sonrisa sarcástica.
Dumbledore sonrió unos segundos al notar la conocida impaciencia de Draco, y más sonrió al ver con la joven Hermione trataba de apaciguar a la inquieta serpiente… y es que como habían cambiado las cosas.
- Señor Malfoy lo siento si le hago perder el tiempo ya que estoy seguro que tenía cosas mucho más importantes que hacer.- Dijo mirando con disimulo a la castaña y observando el repentino sonrosado de sus mejillas, y es que ni él ni la niña de seis años habían pasado por alto, la "marca" fresca que Hermione tenía en el cuello.
- No quería decir eso director solo que... bueno ya me entiende prefiero que vaya directo al tema, no me gustan los rodeos.-Dijo Draco sonriendo y viendo como Liz hacía señas señalando el cuello de Hermione.
El chico extrañado miró desconcertado el porqué de aquellas señas y sonrió al ver la señal que minutos antes él se había encargado de hacer.
El chico hizo una señal de silencio con su mano, provocando el desconcierto de la gryffindor y la sonrisa de Dumbledore.
- De acuerdo chicos empezaré diciéndoos el porqué de ésta repentina visita, primeramente no quiero que habléis durante la historia y segundo quiero que medisteis vuestras palabras antes de hablar, porqué os será difícil de asimilar.
Ante el asentimiento de Draco y Hermione y la sonrisa de Liz empezó:
- Primeramente Liz no está aquí de casualidad, sino que es la parte fundamental de la historia. Liz como bien sabéis es mi ahijada pero no solo eso.
- Hermione tú no te encontraste a Liz de casualidad, todo estaba previamente preparado y estudiado… Y es que Liz… es la hija que en un futuro no muy lejano tendrás con Draco.
Los dos chicos al oír el último fragmento de la historia quedaron boquiabiertos, una hija, Liz sería su hija…
La niña que ese encontraba un poco alejada sonrió, y de un salto bajo de su asiento y se acercó a sus papás. Primero se ecercó a Hermione y la abrazó fuertemente.
- Hola mami.- Dijo la niña abrazándola fuertemente.
- Mi pequeño ángel...- Dijo la chica derramando unas lágrimas y provocando que su corazón palpitara fuertemente.
Luego se dirigió a un asombrado Draco que la veía con una sonrisa:
- Hola papi…-Dijo aferrándose a su padre, y besando su mejilla.
Draco se encontraba en una nube. Primero encontraba a la mujer de su vida y luego le decían que aquella hermosa niña que había cuidado durante un mes y a la que había querido como una hija, verdaderamente lo era, y separándola de su cuerpo y admirándola profundamente dijo:
- Así que tu serás nuestra hija… no me extraña una hija tan hermosa tan solo lo hemos podido hacerla tu madre y yo… ¿Verdad que la hemos hecho bien Hermione?.- Dijo alegremente el chico, provocando el sonrojo en la chica.
Y luego acercándose a ella le susurró una cosa que solo ella oyó:
Haber cuando nos ponemos manos a la obra, quiero tener entre mis brazos a mis dos mujercitas favoritas…
Los dos chicos sonrieron y Draco sentó a la niña en sus rodillas, aunque…
- Señor director, perdone mi impertinencia pero me gustaría saber el porqué de que Liz este aquí con nosotros y no en el futuro.
- Verá señorita Granger, la señorita Liz fue enviada aquí por sus padres, es decir vosotros, ya que tenían miedo de perder a su única hija en manos de las fuerzas del mal… y me entenderá que no le puedo contar nada más ya que no me esta permitido desvelarle su futuro...
No se preocupe lo entiendo…
- ¿Liz quieres ir a jugar con Fawkes? Es que me aparece que se siente solo.- Dijo el director.
- Claro tito...- Dijo alegremente la niña por poder ir a jugar con el fénix.
Una vez se quedaron los tres solos, Dumbledore sonrió tristemente no le gustaban las despedidas.
- Hermione, Draco… gracias por haber cuidado tan bien de Liz…
- No, nos lo tiene que agradecer… la hemos querido como a nuestra hija,
- Y por eso os lo agradezco, pero os tengo que desvelar que Liz se irá dentro de una semana. He recibido una nota de sus padres diciéndome que por fin la guerra y la desolación ha acabado y que quieren a Liz, de regreso lo más pronto.
Al oír esos, un pedacito de su corazón se rompió, no querían separarse de su niña, su hermosa niña. Y es que gracias a ella habían descubierto un destino juntos… Aunque también lo entendían, Liz tenía que volver dónde pertenecía…
- Me gustaría que no le dijerais nada hasta dentro de unos días, no quiero que se entristezca.
- Claro lo entendemos¿podemos irnos ya, es que nos gustaría pasar los últimos días disfrutándolos juntos.- Dijo Draco levantándose junto a Hermione.
- Claro, y que acaben de pasar felices fiestas.
- Igualmente director.- Dijeron a unísono.
Se habían pasado el resto de la tarde jugando y haciendo tonterías, y la verdad se lo habían pasado genial. Pero al ser ya tarde se encontraba en su habitación, tratando de asimilar todo lo que Dumbledore les había contado. ¡Liz era su hija¡La hija que en un futuro próximo tendría con Draco!
Era increíble que aquella niña encontrada hacía un mes fuera todo previamente calculado. Ahora entendía el porqué de tantas coincidencias... el porque de tanto misterio... – Hermione se encontraba en una extasiada nube de felicidad, y decidió ir a ver un momento a Liz antes de acostarse.
La habitación se encontraba en profundo silencio y parcialmente iluminada por unas pequeñas luciérnagas (conjuradas por Draco), para que Liz no tuviera miedo.
Sonrió al verla con su pulgar metido en la boca y sus párpados cerrados. Parecía un ángel. Su ángel. Solo se oía la pausada respiración de la niña dormida. Cuando unas tibias manos y un olor mentolado la envolvieron.
Las palabras susurrantes chocaron contra su cuello y la estremecieron de pies a cabeza.
- Pensaba que te habías ido...- Dijo el chico besando tiernamente su cuello.- Pero veo que me he equivocado como siempre.
La chica sonrió, le encantaba aquel silencio que a veces se creaba entre ellos, no era incomodo, al contrario era un silencio cómplice que mostraba el vínculo que les unía.
- ¿Es hermosa verdad?.- dijo Hermione uniendo sus ojos con los del chico.
- Claro que es hermosa. Es la hija del príncipe de Slytherin y la princesa de Gryffindor. Como no salir divina.- Dijo besando sus manos.
Hermione rió ante tal explicación digna de libro por parte de Draco.
La chica sonrió aún mirando a Draco, y cogiendo desprevenido al chico llevó sus manos junto a las de él, posándolas en su vientre. Dónde Draco llevo su mirada.
- Sabes, aquí es donde florecerá el fruto de nuestro amor.- Dijo la chica besando al chico.
Draco sonrió y correspondió a la chica. Cuando una loca idea cruzó por su cabeza, provocando una leve separación de sus cuerpos. Así que se acercó a la oreja de la chica.
- Sabes que princesa ya que no le he podido contar a Liz su cuento de buenas noches, porqué no vienes a mi habitación y te lo cuento a ti. Te prometo que será un cuento muy, muy largo...
La chica sonrió y antes de que Draco acabara la frase ya había tirado de su corbata perdiéndose así los dos entre las sombras de la noche.
Fin del capítulo 10
Hola espero que os haya gustado y que no haya sido un chasco. Siento muchisimo el retraso y por eso y por haber pasado los 200 reviews quiero proponer una idea que me surgio.
Primerament el fanfic se está a punto de terminar le quedan uno o dos capítulos, y como ahora tendre las vacaciones de navidad me gustaría embarcarme en otro fanfic, por eso me gustaría que me dieran temas o ideas para hacerlo, yo las estudiaré atentmente y haré un fanfic de alguna de vuestras ideas. ¿okis?
Gracias por todo, ahora me tengo que ir que tengo ensayo general de un baile que hacemos en el colegio para el ultimo día de clases. (ke verguenza, jejeje) Bueno besitos y cuídaos mucho.
Gracias por los reviews. Los que no esten registrados que me dejn una dirección de correo y yo estaré encnatada de responderos a vuestro e-mail.
Si quereis agregadme para hablarnos por el msn mi e-mail es
nerwenlion (arroba) me encantará hablar con vosotros!
Besos y cuidaos.
Nerwen Anarion!
