Adopción en Hogwarts

Notas de Nerwen Anarion: Olas wapas! Esta vez he tardado menos y es bastante largo, espero que os guste y que me mandéis muchos reviews, jejeje. Dejadme vuestras opiniones.

Bueno y sin nada más que decir os dejo con el capítulo 11.

Capítulo 11

Tristes despedidas y anillos de oro

Porque tenía que pasar el tiempo tan deprisa... Parecía ayer cuando Dumbledore les había dicho que Liz sería su hija y por desgracia solo faltaba un mísero día para que Liz volviera a dónde pertenecía.

Se encontraba en la habitación de Draco que en aquellos momentos estaba iluminada débilmente por los primeros rayos de sol que se colaban por las cortinas. Aún recordaba el porqué de cómo había llegado allí… y sonrió.


Flash Back

Aquella noche parecía interminable, no hacía más que dar vueltas en la cama y se había despertando incontables veces sudando frío teniendo alguna pesadilla, que no poseía ningún sentido.

Se encontraba como si otra vez tuviera siete años y se levantaba en su cama asustada y temiendo de encontrarse algún monstruo feo y peludo debajo la cama… Y luego se echaba a correr para llegar lo más rápido posible a la cama de sus padres. Los cuales la recibían sonrientes y la dejaban quedarse a dormir con ellos para que no tuviera más miedo, como añoraba ser pequeña.

Luego de recordar los viejos tiempos, decidió mirar el reloj, todavía eran las dos de la mañana, suerte que al día siguiente no tenían clases. Decidió cambiar de posición y aunque durmió un rato más volvió a despertarse alterada, había tenido otra pesadilla, así que decidió irse a ver a Draco, con él siempre encontraba la paz que necesitaba.

Al llegar delante de la puerta del chico llamó, aunque no recibió respuesta. Así que giró el pomo dorado lentamente y adaptándose a la oscuridad que cernía el cuarto logró acercarse a la cama del chico, no sin antes tropezarse con la molesta zapatilla del rubio que se encontraba en medio del camino.

Al toparse con el sereno rostro del rubio sonrió, parecía un adonis con aquel platinado cabello y aquel torso músculo que sobresalía de las sábanas.

- Draco… Draco…- Susurró la chica.

En aquellos momentos el rubio que estaba tranquilamente soñando le había parecido oír la voz de Hermione, no por nada desde pequeño había aprendido a estar a alerta por las noches, pero todo debía haber sido una mala pasada de su subconsciente, ya que a aquellas horas dudaba mucho de que Hermione se encontrara divagando por su cuarto.

Al ver que el chico no respondía volvió a llamarlo.

- Draco… Draco… por favor despierta.- Dijo la chica moviéndolo suavemente.

El chico extrañado al volver a oír la voz de la castaña abrió los ojos abruptamente encontrándose con la estilizada figura de la chica.

- Hermione, que haces aquí… ¿no te encuentras bien¿Ha ocurrido algo?.- Dijo él levantándose ágilmente de la cama.

La chica le sonrió y se abrazó a él.

- Tranquilo no ha ocurrido nada… solo es que…- Dijo ella mientras un terrible calor inundaba su cuerpo.

- Dime, que ocurre…- Dijo Draco extrañado por su comportamiento.

- Bueno… es que he tenido varias pesadillas y me preguntaba si te molestaría que esta noche durmiera… bueno…. aquí contigo.- Dijo la chica con vergüenza, parecía una niña pequeña… aunque ya tenía diecisiete años.

Draco río alegremente, dejando perpleja y más avergonzada a la chica.

- Bueno… pues ya me marcho… siento si te he despertado.- Dijo la chica tristemente y dando media vuelta.

El chico se la miró con una sonrisa. Ella si que era especial y además era suya, era su chica, y de nadie más. Y lo de que era especial era con sus ocho letras, sino que otra chica a las dos de la madrugada se hubiese atrevido a ir a su cuarto, a decirle al gran Draco Malfoy, que había tenido una pesadilla y si podía quedarse en cuarto. Fácil ninguna. Y por eso la amaba porqué Hermione era única, era especial era… suya.

Al ver que la castaña estaba a punto de irse a su cuarto la agarró delicadamente de la muñeca y la atrajo hacía él. Besando suavemente su frente y como si de una pluma se tratase la cargo en sus brazos.

- Claro que puedes quedarte conmigo, sabes que me encanta tu presencia…. La olor que dejan tus rizos en la almohada… la manera que encajan nuestras miradas… sabes que me encantas.- Dijo besando finalmente sus labios y depositándola suavemente en la cama.

La chica sonrió y se acurrucó más contra el pecho de Draco, dónde él correspondió abrazándola por la cintura.

- Buenas noches princesa que tengas dulces sueños.- Dijo apagando con su varita la luz de la mesita y besándola.

- Gracias, pero como no tenerlos si sé que tu estás aquí protegiéndome.- Dijo sonriendo.

- Te quiero hermosa.

- Yo también te quiero Draco.

Y abrazándose quedaron profundamente dormidos.

Fin Flash Back


A la mañana siguiente, una diminuta cabeza castaña abría lentamente los ojos. Se encontraba abrazando a un enorme dragón de peluche verde, que sus padres le habían regalado. Luego de frotarse los ojos y hacer un prolongado bostezo, se levantó de su cama dejando abrigado al Dragón.

- Pipu… no te despietes hasta que venga. Hace mucho fío y no quiero que te resfíes. – Dijo tapando al peluche hasta la cabeza y besando su frente como si de un niño se tratase.

Antes de salir de su habitación se calzó con sus graciosas pantuflas rosas y plantándose su batita de muñecas salió disparada hacía el cuarto de su mami.

Al llegar delante de la puerta llamó a la puerta como días atrás sus padres le habían dicho.


Flash Back

Se encontraba jugando en la sala cunado un picoteó en la ventana la alertó. Al ver que llovía decidió ir abrir la ventana y dejar que la pobre lechuza entrase dentro.

Al darle un poco de agua y una galleta a la lechuza, decidió coger la carta y leer a quien iba dirigida, aunque no supiese muy bien leer.

A ver lechucita déjame la carta.

La lechuza ululó y se la entregó. Una vez la niña tuvo la carta entre sus manos, se dispuso a averiguar de quien era.

- Her… i….o….ne

La niña iba probando hasta que…

- Ya está, ya lo sé…. Es Hermione.- La lechuza ululó fuertemente y ella sonrió al ver que lo había conseguido.

- Ahora le llevaré la carta a mami, gracias ya te puedes ir.- Dijo la niña abriéndole la ventana a la lechuza.

La niña contenta subió corriendo hasta la habitación de la chica, se encontraba alegre y sostenía en sus manos la carta.

Al llegar hasta la puerta la abrió felizmente. Y lo que vio no le gustó nada.

- Sois unos papis malos, estabais jugando a las cosquillas y no me habéis avisado.- Dijo la niña poniendo morritos.

Draco y Hermione se separaron súbitamente al escuchar como la puerta se abría y girándose para ver quien había entrado sin ni siquiera llamar, se encontraron con el rostro enojado de Liz.

Draco se bajó azoradamente de encima de Hermione colocándose bien la corbata. Enojado por haber sido molestado.

Segundos después le seguía una sonrojada Hermione, que se peinaba bien el pelo. Los dos se encontraban sorprendidos por la repentina visita de Liz.

Hermione fue la primera en hablar, ya que Draco se encontraba enojado, Liz tenía el don de la interrupción.

- Cariño ¿Qué haces aquí, te ha ocurrido algo?.- Dijo la chica mientras miraba a la niña.

- No lo que pasa es que esta lechuza te ha traído esta carta y yo como soy tan buena niña te la he traído.

- Pues ya la habrías podido traer unas horas más tarde…- Susurró Draco, seguro de que nadie le había oído, cuando un leve codazo por parte de Hermione le hizo darse cuenta de su error.

- Gracias cariño, aunque a partir de ahora… antes de entrar tendrás que llamar a las puertas ¿vale?.- Dijo la chica mientras le peinaba el pelo y miraba discretamente a Draco.

- Vale pero yo también quería jugar a las cosquillas…

Draco sonrió y guiño un ojo a Hermione.

- ¿Seguro que quieres jugar a las cosquillas princesa?- Dijo Draco acercándose a la niña.

- Sí yo quiero jugar.

- Segura, segurísima.- Dijo alzando a la niña en brazos y dejándola en la cama.

- Pues ataque de cosquillas.- Gritaron a unísono Draco y Hermione. Envolviendo la habitación de risas.

Fin Flash Back


Al llamar y no obtener respuesta la niña abrió la puerta lentamente, encontrándose con que su madre no estaba, así que sonriendo se dirigió a la habitación de su padre, seguramente se encontraba allí.

Al llegar llamó débilmente la puerta y al no recibir respuesta la abrió preocupada, a lo mejor sus padres habían salido sin decirle nada, aunque una vez abierta observó que de la cama sobresalían dos bultos y sonrió, que dormilones que eran…

Con una maquiavélica sonrisa en la cara se acercó al pie de la cama, si ellos no se despertaban ya los ayudaría, además ya era tarde.

Así que con un ágil salto se tiró encima de ellos, provocando un sobresalto y un leve chillido por parte de Hermione.

Liz se empezó a reír de la cara de susto de Hermione y es que era verdaderamente graciosa y fue gateando hasta colocarse en medio de Draco y Hermione, y se tapo con la tibias mantas.

- Que haces tan temprano despierta¿no ves que me estas quitando horas de sueño y mi belleza se resentirá?.- Dijo el chico ocultando su cabeza bajo las mantas para ver a la niña.

- Jejeje… con tu belleza no hay remedio papi, por más que duermas la espinilla que te ha salido en medio de la frente no se te va a quitar.- Dijo la niña solemnemente.

Al oír a la niña, Draco salió horrorizado hacía el cuarto del baño, y es que había cosas que aunque el tiempo pasara no cambiaban.

Liz rió alegremente, dónde estaba en aquellos momentos la cámara mágica que tito Dumbly le había regalado… hubiese sido magnifico inmortalizarlo para toda vida, y es que las caras de susto de sus padres eran tronchantes…

Hermione al ver la pícara mirada de la niña, se giró para preguntarle lo que le parecía ser cierto…

- Perdona cariño, lo que le has dicho a tu padre no será…

Y antes de que la chica terminará la frase un furioso Draco se dirigía hacía la cama con el ceño fruncido.

La niña al ver como su padre se dirigía hacía ella, solo atinó a esconderse bajo las sábanas.

- Liz, no seas cobarde y afronta las consecuencias como toda una Malfoy.- Dijo Draco, con voz cargada de burla, pero un poco molesto por la broma de la niña.

Hermione, reía como una niña. Cada día era una aventura diferente, y ver como se sonrojaban levemente las pálidas mejillas de Draco, y ver como Liz trataba de esconderse, era una buena manera de comenzar la mañana.

Se prolongó un corto silencio que fue roto por el suave movimiento del bulto que se encontraba bajo las sábanas que por colmo del chico, fue a instalarse en las piernas de Hermione, seguidamente se oyó una voz:

- Mami, protégeme del monstruo….

La chica al oír eso sonrió y metió unos segundos la cabeza bajo la colcha susurrándole algo a la pequeña., cosa que hizo rabiar más a Draco.

- Que buena familia tengo….-empezó dramática y sarcásticamente el rubio.- una hija que me quiere matar de infartos, y una novia que no me defiende…..Que triste es mi vida…- Dijo el chico haciendo un gran papel .

- No te han dicho nunca que tienes más cuento que los libros….- Al ver la negativa del chico sonrió.- Lástima hubieras sido un gran actor, sobretodo en el drama…- Dijo imitándole.

- Uno a cero a favor de mami.- Se oyó decir con rin tintín bajo la colcha.

- Y que más…Os habéis levantado con ganas de guerra ¿no?.- Dijo el chico tumbándose en la cama.

- Es que cariño las mujeres tenemos que ayudarnos…- Dijo Hermione ayudando a salir de debajo la sábana a Liz.

- De acuerdo esta vez os perdono, porque soy un buen samaritano, aunque no habrá una próxima vez, me ha dolido.- Dijo tocándose el corazón y mirando al techo con postura trágica.

- Gracias cariño, no se que haríamos sin tu gran misericordia.- Dijo sarcásticamente y besando levemente sus labios.

Liz abrazo a su padre y besó su mejilla.

- Lo siento papi, solo era una broma… No quería que te enfadases.-Dijo la niña mirándolo inocentemente.

- Sabes que no me he enfadado princesa, nunca podría enfadarme contigo.- Dijo revolviéndole el cabello.

Los dos adultos se miraron cómplices y con una mueca de disgusto, se entendieron. Había llegado el momento que tanto se temían y querían evitar. Decirle a Liz que tenía que volver al futuro.

- Princesa, tal vez te molestará lo que te vamos a decir y no será porque sea malo sino al contrario, y aunque nos cueste es nuestro deber decírtelo.

La niña al oír las primeras líneas de lo que había dicho Draco, se puso tensa, pocas veces había visto a su padre ponerse tan serio, y menos si se trataba de hablar con ella.

Su madre la abrazó tiernamente y besando su frente dijo:

- Mi ángel, mañana será el último día que podremos disfrutarte y estar contigo.- Dijo mirándola con tristeza y ternura.

Una lágrima traicionera atravesó la mejilla de Liz al comprender las palabras de Hermione. Aunque ya tenía ganas de volver con sus padres, de allí donde ella pertenecía, le dolía en el alma tener que abandonar a sus ahora también padres.

- Princesa no llores, sabes que nunca te olvidaremos…-Dijo Draco limpiando con su pulgar la lágrima de la pequeña.

- La niña los abrazó a ambos y beso sus mejillas.

- ¡Os quielo muchísimo!

- Nosotros también peque.- Dijo Hermione alzándola.


El ambiente afuera era decorado por un blanco inmaculado que cubría plenamente los terrenos de Hogwarts, dándoles un perfecto escenario para ser una linda postal navideña.

Y aunque hacía frío y el panorama no invitaba a salir de las calientes salas comunes había tres amigos que habían ignorado el frío y la nieve, y que se encontraban sentados bajo de un enorme árbol.

- ¿Ya se lo habéis dicho, Mione?- Dijo Harry, mirando a su amiga y observando a tristeza que acompañaba a su amiga.

- Sí…-Dijo ella, mirando el suelo.

Ron atrajo más a la castaña hacía él y besando su frente dijo:

- ¿Y como se lo ha tomado Liz?

- Al principio mal, incluso ha llorado… Aunque al final ha terminado entendiendo que tiene volver… bueno con sus padres y al lugar donde pertenece… ¿Sabéis? Cuando ha empezado a llorar, muchas espinas se me han clavado aquí.- Dijo tocando su pecho.- Me gustaría que no se fuera nunca… La echaré tanto de menos….-Dijo mientras se abrazaba más a Ron.

- Pero Mione, tienes que seguir adelante, debes comprender que Liz tiene que volver con sus padres, y aunque a todos nos encantaría tenerla siempre con nosotros…tenemos que aceptar la realidad, aunque esta sea cruel y nos duela.

- Yo entiendo que Liz tenga que volver, pero me duele que se vaya y más cuando ya se ha colado tan hondo en mi corazón.

Después de pasarse unas horas hablando, llevó a los chicos a su sala, ellos también querían despedirse de la niña, igual que Padma y Melissa que acompañaban respectivamente a Ron y Harry.

La despedida fue un poco triste, nadie quería que la niña se fuera. Cuando todos se fueron, Draco y hermione decidieron hacer una pequeña sorpresa a la niña, convirtiendo su habitación en un bonito prado verde y un hermoso lago de aguas cristalinas.

Fueron a buscar comida y pasaron un agradable día de campo, olvidando unas horas la marcha de Liz. Luego por petición de la niña decidieron bañarse en las tibias aguas del lago, donde disfrutaron como niños capoteando y haciendo ahogadillas.

Realmente fue un día esplendoroso. Por la noche decidieron dormir los tres juntos para no desperdiciar ninguna hora, y realmente fue gracioso ver como Draco se ponía de todos los colores tratando de explicarle un cuento a la niña, aunque al final terminó contándolo Hermione.


La mañana siguiente, se despertaron más temprano de lo habitual y luego de hacerle la maleta a Liz y de que Hermione la adecentara y pusiera todo en su lugar, marcharon los tres juntos hacía el despacho de Dumbledore, donde les esperaba con su ya amable sonrisa.

- Buenos día chicos¿un caramelo?- Dijo al ver las tristes caras de Draco y Hermione. Ellos negaron silenciosamente, que al contrario de Liz que hasta en aquellos momentos había tenido la cabeza gacha al oír la palabra dulces, se había soltado de las manos de sus padres, dirigiéndose rápidamente hacía el cuenco lleno de caramelos que le ofrecía su padrino.

- Mmm caramelos.- Dijo la niña mirando cuales caramelos escogía, y es que había tantos…

- Ya me parecía a mi que tu no te negarías…-Dijo el director dándole unos suaves golpecitos en la cabeza de forma tierna.

La niña se giró hacía su madre, como pidiéndole permiso para coger los caramelos, y la chica asintió con la cabeza con una sonrisa, para Liz los caramelos eran su perdición.

Así que la niña con una sonrisa de oreja a oreja empezó a coger caramelos… vaciando casi toda la urna.. se disponía a coger otro más, cuando un leve carraspeó captó su atención.

- Liz, te hemos dicho que podías coger caramelos no que tenías que vaciar la urna.- Dijo la sarcástica voz de Draco, que mantenía la ceja alzada, viendo con incredulidad como la niña se llenaba los bolsillos…

- Pero papi, son para el viaje… además cuando llegue me la varé los dientes, así no se me caerán…- Dijo la niña sonriendo inocentemente.

Dumbledore se miraba la escena con una pequeña sonrisa, a él también le dolía que su futura ahijada se fuera y es que esa niña era especial no por nada era hija de Draco Malfoy y Hermione Granger.

Así que doliéndole, tuvo que romper la escena para avisar que ya era hora de que Hermione y Draco se despidieran definitivamente de ella.

- Perdonen pero les rogaría que fueran despidiéndose de Liz, ya es hora de que…-Dijo el director abandonando su despacho, para una despedida más familiar.

- Bueno parece que ya me tengo que ir. Gracias por querelme tanto, seréis los mejores padres del mundo…-Dijo la niña mientras diversa lágrimas mojaban sus camisas.- Mami, dales abrazos y besitos a tito Harry y tito Ron, y diles que gracias por los dulces, que estaban muy ricos.-Dijo tocándose la pancita.- Y tu papi dale recuerdos a tito Blaise y a tía Pansy, y dile que los pintalabios y maquillaje que me ha dado ya los haré servir cuando sea un poco más mayor, y también les das muchos besitos y abrazos.

- Claro cariño, les diremos todo lo que nos has dicho, no te preocupes.-Dijo Hermione besando la frente de la pequeña.

- Prométenos que te portarás bien y sobretodo no nos des mucha faena.- Dijo Draco revolviéndole el pelo, costaba bastante hablar sabiendo que los padres de Liz eran ellos en el futuro…Era algo irreal.

- Claro papi, y tu tampoco hagas enfadar a mami.- Dijo, provocando una risa general.

- Tranquila cariño, esto es lo último que haría.-Dijo abrazando a la chica por la cintura.

Antes de que la niña se fuera, se abrazaron fuertemente todos, como queriendo que se les guardará en la piel esa imagen para siempre.

Permanecieron así, hasta que la voz de Dumbledore los separó.

- Lo siento tener que ser tan inoportuno, pero Liz se tiene que ir…

La niña terminó de darles besos y abrazos a sus padres, y finalmente a su padrino.

- Tus padres te están esperando…mándales recuerdos de mi parte y diles que se cuiden…

- Vale, espero veros pronto….jejejeje.-Dijo la niña que se encontraba colocada en el centro del círculo.

- Cuídate mucho y no te comas todos los dulces de golpe.-Gritó Hermione, mientras el director relataba fervientemente su hechizo.

- Sí, os quielo.- Dijo antes de desaparecer.

Hermione abrazó fuertemente a Draco, donde un triste chico la correspondió besando su pelo, y arropándola con el calor y cariño que necesitaba. ¿Porqué las despedidas tenían que ser siempre tan tristes?


Ya habían pasado seis meses desde la marcha de Liz, y aunque los primeros meses la echaron mucho en falta poco a poco su corazón fue sanando.

Sabían por Dumbledore que la niña se encontraba en perfecto estado, y además muy contenta…¡Por fin tendría un hermanito! El que tanto pedía, sonrieron nostálgicos, el que tanto les había pedido…

En aquellos momentos se encontraban sentados frente al lago disfrutando del hermoso día verano. Hacía un sol radiante y un cielo azul que inspiraba paz.

Se encontraban descansando y terminando de detallar el baile de fin de curso que se celebraría mañana. Solo quedaba un mísero día para decir adiós a Hogwarts y aunque echarían de menos todo aquello, la vida continuaba.

Cuando una linda lechuza de motitas blancas se paró en su regazo mostrándole una carta. Luego de acariciar a la lechuza y darle una galleta la lechuza depositó la carta entre sus manos.

Luego de que Hermione la tomará y la leyera dijo:

- Es de Dumbledore, dice que nos adjunta una carta de Liz.

Y rebuscando en el sobre encontró un papel rosa adornado con pequeños animalitos escrito con la letra de Liz:

Quedidos mami y papi:

Deciros que estoy muy bien y epero que vosotros también.

Por fin tendré un hermanito y se llamará Ian, tengo muchísimas ganas verlo, seguro que será gualísimo.

Os hecho mucho de menos.

Epero que tengais muy buenas notas.

Muchos besitos y cuidaos.

Hermione al terminar sonrió, había mejorado bastante en las faltas de ortografía, recordando algunas de las noches que había estado con Liz enseñándole y practicando la lectura y la escritura.

Draco se levantó y levantó a Hermione, y rodeando su cintura emprendieron la marcha hacía dentro el castillo dónde una rica cena,


Al día siguiente el ambiente era festivo, ya que el baile estival se realizaría y cada uno de los prefectos de cada casa y sobretodo los Premios Anuales le habían puesto muchísimas ganas en la decoración y en que todo estuviera perfecto.

Hermione, estaba a punto de salir de la habitación y es que la música ya había empezado a sonar.

Llevaba un precioso vestido blanco con finos bordados, que le hacían ver como una princesa. El maquillaje era leve, pero le hacía resaltar más su belleza. Finalmente salió por la puerta, donde al pie de las escaleras se encontró a Draco.

- Mi bella Dama…-Dijo besando elegantemente su mano.

- Caballero.-Dijo haciendo una reverencia.-Sabe usted que se ve muy guapo.- Dijo poniéndole bien el cuello de la camisa.

- Seguramente no más que tu princesa.- Dijo besando sus labios.

Haciendo que la chica sonriera.

- Vamos Draco yo también me querría quedar aquí, pero tenemos que ir al baile y no digas que nos lo podemos saltar, porqué vas a ir quieras o no, tenemos que abrir el baile y como siempre llegamos tarde.-Dijo la chica, agarrando la mano de Draco, que empezó a seguirla como pudo.

Al llegar y abrirse las puertas se encontraron el comedor vació. ¿Dónde estaba la gente?

- Ah señorita Granger, señor Malfoy... que hacen tan temprano, todavía falta media hora para el baile.-Retumbo la voz del director por todo el comedor.

Al oír esto a Hermione se le subieron los colores a la cara, y sonrojada por el esfuerzo y la vergüenza dijo:

- Ah es que como hemos oído la música…

- No se lo dijeron ayer los demás prefectos, que habría pruebas de sonido…

Recordaba muy bien lo que había sucedido ayer en la mañana durante esa reunión.


FLASH BACK

Otra vez llegaban tarde a la reunión que ellos mismos habían organizado y todo porque Draco, se había entretenido en el baño. Se encontraba realmente molesta con él, y aunque cuando llegaron tuvieron que sentarse de lado no le dirigió la palabra en todo el rato.

Hasta que notó la cálida mano de Draco en su pierna, provocándole un gran susto.

- Draco, quieres quitar la maldita mano de mi pierna…- Susurró nerviosamente mientras trataba de no alterarse.

- No hasta que me perdones.- Susurró el chico, subiendo poco a poco la mano.

- Serás cretino…

Iba a perdonarle cuando Emily Burns, la prefecta de Ravenclaw captó su atención, aunque Draco no paro de molestarla con la maldita mano durante toda la conversación, intentó mantener la compostura y tratar de no pensar en la mano que ascendía y descendía a su antojo por su pierna.

-Draco te perdono, pero por lo que más quieras para.- Dijo la chica susurrando y suspirando entrecortadamente.

Mientras tanto en la mesa se debatía lo del sonido, cosa que pasaron desapercibida Draco y Hermione, los cuales se encontraban hablando en susurros para no levantar sospechas.

Al oír ruido de sillas, levantaron sus cabezas encontrándose que los prefectos ya se estaban yendo…

Antes de que se cerrará la puerta oyeron…

- Dumbledore cada día tiene ideas más locas…

Dejando a los dos perplejos.

Fin Flash Back


- Ves, si te hubieras estado quietecito no hubiéramos hecho el ridículo

- Bueno no se porque te pones así, si al final me perdonaste y…-Dijo Draco con sorna.

La chica sonrió, siempre acababa haciéndola sonreír.

- Ya que estamos aquí por que no ensayamos un poco.- Dijo Draco tomándola de la cintura.

- De acuerdo.

- Director nos puede poner música.- Dijo el rubio.

Claro un momento.

Y empezó a sonar una bonita canción…...


Estuvieron bailando hasta que el comedor se llenó y fueron a saludar a sus compañeros.

- Que hermosa Hermione, te ves como una linda princesa.- Dijeron Padma y Melissa, sonrientes.

- Gracias, vosotras también estáis preciosas.

- Harry, Ron…-Dijo abrazándolos.- Espero que esta noche nos lo pasemos genial.

- Sí, pero donde has dejado a Malfoy.-Dijo Harry al ver que el rubio no acompañaba a su amiga.

- Esta allí hablando con Blaise y Pansy…- Dijo Hermione mientras saludaba con la mano a la chica.

Se habían echo buenas amigas y es que los dos Slytherins no eran tan malos como ella creía. Incluso los consideraba buenos amigos.

Vio como Draco se dirigía hacía ellos, y la abrazaba por la cintura.

- Me permitís que os la robe, quiero bailar con mi princesa.- Dijo Draco.

- Claro, claro aunque a las doce la queremos de vuelta a casa.-Dijo Ron en tono burlón.

- Pues me parece señor Weasley que esto no va a poder ser.- Dijo Hermione, mientras les guiñaba un ojo y se dirigía a la pista de baile tomada de la mano de Draco.

Se encontraban felizmente bailando, aunque tristes al saber que ese era el último día de sus vidas en Hogwarts. Mañana se tendría que despedir de su hogar, el hogar al que no volverían. Recuerdos y personas que dejaban atrás. Pero no todo era malo, ellos Draco Malfoy y Hermione Granger, lo premios Anuales y enemigos por naturaleza, habían unido sus vidas para empezar una historia juntos, además de haber conocido un linda persona de un futuro próximo.

Su hija, la adorable Liz. Quien hubiera dicho medio año antes que ellos terminarían juntos, pero así es el destino, así a veces es capaz de sorprendernos.

Faltaba poco para que el reloj marcara medianoche, y el baile no daba señales de terminarse aún, y es que nadie tenía ganas de abandonar el Gran comedor.

Draco se encontraba nervioso no sabía como se tomaría Hermione lo que le iría a decir y aunque lo había estado ensayando un montón de veces delante el espejo, e incluso Blaise le había dicho que se lo sabía de memoria… Estaba echo un manojo de nervios.

Así que mirando de actuar con normalidad y haciendo gala de una seguridad que no poseía se acercó sutilmente a la oreja de Hermione, que en aquellos momentos se encontraba relajada sobre su hombro derecho, que al notar el cálido aliento del chico se sobresaltó.

- Hermione podemos salir un momento afuera, necesito hablar urgentemente contigo.- Dijo el chico agarrando la mano de ella, y tratando de no tropezarse con ninguna otra pareja se dirigieron al exterior.

La chica se extraño por la urgencia del chico y desconfiadamente le dio la mano al rubio, que la entrelazó entre las suyas, como si siempre hubiese pertenecido allí.

Al llegar al jardín, Hermione sonrió le encantaban las noches de verano. Una hermosa luna iluminaba los terrenos, y un rico olor a flores embriagaba el lugar.

Hermione miró a Draco, extrañada por su actitud.

- ¿Por que me has traído aquí Draco?.- Dijo la chica atravesándole con sus ojos.

Draco respiró profundamente, malditos nervios siempre aparecían cuando menos los necesitaba. Aunque la ocasión lo requería. Así que volvió a respirar hondo y agarró suavemente la mano de la chica.

Mientras la primera campanada de medianoche empezaba a sonar.

- Hermione gracias por dejarme entrar en tu vida, por quererme, por todo. Te lo he dicho muchísimas veces, lo mucho que te amo y se que tu también a mi. Contigo he descubierto el amor, la felicidad….Y se que eres la mujer de mi vida. Quiero pasar los restos de mis días contigo, saber que la primera mirada en cada amanecer es para mi, y que la ultima sonrisa dedicada en la noche sea mía…Por eso y por que te quiero.-Cogió aire y abrió la linda caja de terciopelo negro que sostenía entre sus manos.- ¿Quieres ser mi esposa Hermione Granger?

Al terminar de decir esto la ultima campanada dio sonido a la estrellada noche. Y Draco miraba impaciente y asustado por la contestación que no llegaba de Hermione.

La chica se encontraba temblando levemente y lágrimas cristalinas estaban por dejarse caer, se encontraba en shock.

Draco al ver las lágrimas de Hermione sintió un leve pinchado en el corazón¿y ahora que había hecho mal?

- Lo siento princesa no quería hacerte llorar, no quería incomodarte.-Dijo el chico cabizbajo.

La chica sonrió levemente y dando un paso al frente dijo.

- Sí… sí quiero….quiero convertirme en tu esposa Draco, y que nada ni nadie nos pueda separar.- Dijo la chica, abrazando fuertemente al perplejo chico, que la abrazó feliz, por la respuesta de la chica.

- ¿Estás segura de que quieres casarte conmigo?- Dijo colocándole el fino anillo de oro blanco con un pequeño rubí en el centro.

- Claro que estoy segura, porqué sé que con nadie más que contigo podré ser feliz.-Dijo besando sus labios.

El chico la alzó en brazos y dando vueltas y vueltas cayeron al suelo riéndose como pequeños adolescentes.

- No quiero separarme nunca de ti. No lo soportaría.-Dijo el chico, besando sus labios tiernamente.

- Te prometo que nunca te dejaré… por siempre juntos Draco.- Dijo la chica mirándole sonriente,

- Por siempre Hermione, siempre juntos.- Dijo el rubio abrazándola, haciendo que la chica apoyara su cabeza en su hombro.

Fin

Bueno espero que os haya gustado y no haberos decepcionado con mi primer fic. He crecido con vosotros y me habéis ayudado mucho con vuestros reviews. GRACIAS!

Haré un epílogo dónde explique un poco la vida de ellos un poco más adelante, así que nos volveremos a ver.

Espero ke tengáis unas muy buenas fiestas y FELIZ 2006 Os deseo lo mejor.

Bueno espero recibir reviews, es navidad y tenéis que ser caritativos conmigo, jejeje.

Bueno besos y cuídaos.

Nerwen Lion

R

E

V

I

E

W

S

Y ahora si no es mucho esfuerzo, me dejan un review, que me animan. Solo tienen que pulsar el botoncito morado que dice go. Y me harán muy feliz.