HOLA! Bueno, han pasado como años desde la ultima vez que actualicé...lo siento!
Y ahora a sumergirse en la locura nuevamente... ahora verán lo que 1 año y 5 meses de espera le ha hecho a mi C.I.
CAPÍTULO 5: Medidas tontas, consecuencias retontas!
Quedamos en que Ron les cuenta a Harry y a Hermi su maravilloso plan para cercar al Rati con ayuda de Malfoy, cierto? Bien. Ahora veremos cómo lo consiguen.
- ¡Eh, Malfoy! – lo llamó el pelirrojo. Malfoy se paró en seco, despidió a sus "amigos" con un gesto de mano y se volteó lentamente, tal cual el protocolo le había enseñado.
- ¡Ah, pero si es mi querido amigo Weasley! -. Siseó venenosamente.- ¿Qué deseas, pobretón?
- Nada, sólo decirte que te vi en cierta revista. Tú sabes, nada especial. Por eso tengo copias suficientes para repartir por todo Hogwarts.
- ¿Y tú crees que con eso me vas a extorsionar?¡JA, ILUSO! -. Malfoy se rió al tiempo que avanzaba hasta ponerse justo enfrente de Ron, quien tenía las orejas coloradas y los puños apretados.- Pues déjame que te diga algo, Comadreja, hace falta algo más que una porno para doblegar a Draco Malfoy.
Recién aquí Harry atinó a usar aquel órgano tan importante en su anatomía que le permitía pensar... ¡El cerebro! (N/A: Si claro... especialmente un hombre...) y decidió que, tal ves, Malfoy no contaba con la amenaza más poderosa que alguien pudiera enfrentar.
- ¿Y qué ocurriría si le mandamos una copia a tu Madre, Drakito?
Malfoy paró de reírse. Recuperó la compostura, dirigió su mirada más fría a Harry y le dijo:
- Atrévete, Potter.
- Lo haré, Malfoy.
Se sostuvieron las miradas por unos segundos, hasta que Malfoy volvió a hablar. Lo que el trío de drogas no sabía era que Narcisa Malfoy había sido quien le diera permiso para participar en una porno a su hijo, por lo que ahora Draco sólo se estaba divirtiendo con sus superhéroes favoritos.
- Está bien. ¿Qué quieren que haga?
- Necesitamos que averigües algo. Hay un Rati circulando en el colegio y queremos saber quién es y tras quién anda. Toda la información puede ser útil. – dijo Hermione.
- ¿Y que gano yo?
- Guardaremos el secreto, puedes contar con ello.
- Eso no es suficiente; si esparcieran esas cosas por el colegio, redoblarían mi fama de galán y los fans me lloverían... Como siempre. No es oferta suficiente.
- ¿Qué tienes en mente, Malfoy? -. Dijo un impaciente Harry. Tenia un mal presentimiento acerca de los deseos de aquella serpiente.
- Tendrán que asistir a la fiesta secreta que los de Slytherin daremos en vacaciones de Navidad. Habrá gente de otras casas seleccionada por nosotros. –Explicó Malfoy, con una falsa inocencia y desinterés en la voz.
- Yo no puedo; me voy con mi familia -. Se apresuro a decir Hermi. (N/A: Valiente Prat)
Ron tragó saliva y miró de soslayo a Harry. Lo sentía en el alma, pero ni por sus bebés iría a una fiesta con Malfoy.
- S-Si, yo tampoco podré asistir. Debo ir a visitar a---piensa Ron, Piensa!--- Mi hermano Charly. Lo siento Malfoy.
Harry estaba muy ocupado babeando por la mirada de Malfoy como para darse cuenta de que lo habían dejado solo. Cuando logró salir de su ensimismamiento, se dio cuenta de que sus dos "valientes" amigos lo habían abandonado y que Malfoy lo miraba como si estuviera a punto de explotar. Potter tragó audiblemente.
- Yo iré. Me tengo que quedar aquí de todos modos, así que...
- Perfecto.- Dijo Draco, simulando frustración por el abandono de los otros dos, cuando era eso lo que planeaba.- Muy bien Potter, te veré ahí entonces.
- No antes de que nos traigas la información, Malfoy. Eso o nada.
- No hay problema. Ya verán como soy mucho más eficiente que ustedes tres juntos.- Dijo antes de voltearse y comenzar a caminar lejos de ellos.- ¡Ah! Y, por cierto, cuidado con andar arrojando "plantitas" desde el 7mo piso.
Hermione se quedó analizando lo que había dicho Malfoy y atinó como tres horas después.
-¡Ron! ¡¡¡¡¡¡¿Cómo fuiste tan idiota de botar mis experimentos por la ventana de la torre!
- ¡¡¡Lo siento, pero tú y Harry me asustaron y pensé...Pensé...
- ¡¡¡¡¡¡No pensaste, pedazo de idiota! –rugía una Hermi muy, pero muy enojada. –Tendré que utilizar los cultivos de reserva.
- ¿¿Tienes más? – le preguntó Ron con cara de soñador.
- No para ti, maldito adicto. Oye, ¿Y Harry?
Los dos se miraron, se encogieron de hombros y partieron a la torre nuevamente.
Mientras tanto, Harry había corrido al jardín para fumarse un cigarro. Ya no aguantaba más, tanto Malfoy junto le había puesto muy nervioso. Necesitaba relajarse, por lo que en menos de una hora se fumó alrededor de media cajetilla. (N/A: Sano el niño!) Mientras que estaba ahí, intoxicándose junto al árbol, una voz lo sobresaltó. Era una voz suave, cansada pero demandante. Se paró y se encontró con un pequeño enano verde y arrugado, con tres pelos completos en la cabeza y una cosa que parecía un tronquito con botones. Harry lo miró con cara de oO! Y el enanito le dijo:
- Potter Harry tu ser debes.
Harry pensó que el enanito, no sólo era anciano, sino que además no sabía hablar bien. Cómo él era el Gran Harry Potter tenía que ser buena persona con los ancianos, los bebes y los Presidentes, por o que amablemente le contestó.
- Sí, abuelito, yo soy Harry Potter.
El abuelito lo miró de arriba abajo, sacó un bastón de Quién-sabe-dónde y le pegó un bastonazo en la cabeza.
- ¡ Será pelotudo tu vieja abuela! (será vieja tu abuela, pelotudo). Fuerzas unir debemos para derrotar al negro poder.
- ¿Al negro poder? -. Harry entendía la mitad de las barbaridades que aquel ancianito le decía, por no decir el chichón que le quedó del bastonazo del viejo ese.- ¿Se refiere a Voldy, abuelito?
- ¡Sí, sí, y abuelito decirme deja! ¡Abuelito decirme deja!
- ¿Y cómo debo decirle?
- Yo tu maestro ser. Debes Yodo llamarme.- Dijo mientras se elevaba y comenzaba a brillar como lucecita de neón.
- ¡Maestro! –suspiró Harry con los ojos abiertos como platos. - ¿Qué haremos para que el mundo no se acabe, Maestro?
- Primero lo primero. Profesor sombrero devolver debes. Luego, una mina traerme debes. Finalmente, a visitar a Voldy vamos.
Luego de darle un sinnúmero de instrucciones en clave al pobre de Harry, quien del puro nervio fumaba de a dos cigarrillos, el nuevo Maestro se dispuso a dormir una siesta. Se duchó en el lago, intentó engrupirse una sirena y no le resultó, y , por fin, sacó su increíble aparato rastreador para saber donde andaba Voldy. Lo prendió, lo desbloqueó, discó y esperó. Harry no entendía nada. Tanta tecnología junta lo confundía. De pronto, Yodo guardó el aparato y esperó en silencio. Harry ya empezaba a pensar que todo este cuento del "yo soy tu maestro" era un mal chiste, cuando un sonido desconocido lo sobresaltó. Se parecía a una canción reggaetón. Yodo sacó el pequeño aparato y dijo, con su elegancia sin par y su profunda sabiduría:
- ¿Aló?
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
