Las relaciones sentimentales son difíciles. Tienes que abrir tu corazón y ponerte en riesgo de que te lastimen, pero si todo sale bien las la recompensa es grande.

Todos sabemos que estos personajes fueron creados por la increíble creatividad de J. K. Rowling. Le pertenecen a ella. Muchas gracias Jo por tu gran trabajo, lo apreciamos demasiado.

Esta historia tendrá temas adultos.

Nota de autor. Esta será una continuación de la historia "Magia al estilo Muggle" No sé exactamente cómo se desarrollará. Tengo idea de que temas me gustaría investigar, pero aún no los tengo muy elaborados en mi propia mente.

Los Riesgos de Estar Enamorado

Capítulo 1

Ese primer beso en el que ambos habían participado activamente los había llevado al cielo.

Hacían menos de 24 horas de que finalmente se había dado por vencido, Había trabajado duro, había puesto toda su mente en tratar de ganar el corazón de la hermosa bruja. Por todos los cielos, había incluso sido paciente. Él, Draco Malfoy, tragándose su orgullo, había preguntado, había tratado de entender, había hecho lo que creía necesario para enamorarla, aún si eso había implicado intentar cosas que nunca hubiera imaginado. Después de muchos días de incertidumbre parecía que finalmente, con tristeza, podía concluir que ella no sentiría lo mismo por él.

Casi 24 horas atrás, lo había sentido claramente (al menos en su opinión), ella no lo quería y se había resignado a la derrota.

Nunca se había sentido más contento de haber estado equivocado.

¿Qué había pasado? Quizás ella se lo podría explicar. Pero finalmente estaban aquí, juntos, ella estaba en sus brazos y él podía sentir su delicado y tibio cuerpo bajo sus manos hambrientas. Podía sentir con su mano izquierda la pequeña cintura de esa bella criatura y si hubiera querido hubiera podido contar todas las pequeñas crestas y valles a lo largo de su columna vertebral; la delicada y muy delgada seda de su blusa no dejaba mucho a la imaginación. Hermione Granger se estaba entregado a él, la increíble bruja que había trastornado su vida.

Aún había mucho camino que recorrer para sentirse digno de ser amado por ella, y sin embargo ya había cambios muy grandes en su persona. Aquel chico, el mortifago al que, en su infancia, no le importó mucho lastimar a otros, ahora quería cuidarla. A través de magia o brujería, estaba seguro, ella lo estaba transfigurado lentamente desde dentro hacia afuera en un Pygmy puff. Una de esas mascotas que parecen no tener voluntad propia, esas que las chicas adoran para acurrucarse con ellas porque son como perritos falderos. Seguramente la próxima vez que se mirara en el espejo iba descubrir, por aquí por allá, mechones de cabello esponjados y de color rosa.

Patético.

Él estaba siendo patético. Quizás el era un ejemplo de lo que le sucede a un hombre viril, con amor propio y seguridad en sí mismo, cuando ha sido intoxicado con cantidades peligrosas de amortentia. Posiblemente esa era la verdadera explicación de lo que le estaba sucediendo. ¿O cómo explicar el que ni siquiera le importara encontrarse en este estado tan deplorable de embelesamiento?

Porque ya no tenía voluntad para nada más, lo único que deseaba era seguir besándola. Explorando sus labios suaves -que increíblemente también lo besaban- y seguir moviéndose al unísono ¿Cuántas maneras diferentes de acariciar, sentir, presionar, deslizar, empujar y morder sus labios habría? Quería probar todas las combinaciones, todas las sensaciones.

Al mismo tiempo sus manos también se ocupaban en tareas importantes, investigando su delicado y frágil cuerpo, su espalda, su cuello, su cabello sedoso. Que intenso era el recorrerla con sus manos, el aprender la geografía de su cuerpo tan solo con su tacto. Aprender a leer en braille la superficie de su piel.

Su cuerpo masculino conocía el camino hacia sensaciones más intensas. Pero tenía que ser cuidadoso, no quería asustarla como Víktor Krum lo había hecho, con tocamientos agresivos para los que ella no estuviera lista. Recordó cómo Hermione le había confiado, algún día, que él famoso jugador de quidditch la había hecho sentir incómoda, tocándola muy pronto en su relación de maneras un tanto agresivas, seguramente queriendo después poner sus manos en lugares muy privados.

Pero cuando el cuerpo ha descubierto el final lógico del ritual de amor, resulta difícil parar en un beso. Es difícil no considerar los abrazos, caricias y besos como un preámbulo hacia el clímax; no querer continuar por el camino que ya se conoce, hacia ese lugar donde la sed se sacia finalmente.

Ahora tendría que poner atención porque, a pesar de ser ella casi un año mayor que él, parecía ser que él era quien tenía más experiencia en los terrenos de la intimidad.

Qué bueno que había decidido atenderse a sí mismo otra vez. Antes de ir a su clase del día, concluyó que era importante no dejar que la biología de su cuerpo lo traicionara. Esa tarde iba a mirarla profundamente a los ojos.

Pensaba que era incluso una responsabilidad, el mantener la intensidad de sus impulsos sexuales bajo control. Quizás algunas chicas no lo entenderían. Ya podía a su corta edad darse cuenta de cómo ellas eran diferentes. Como las necesidades de ellas no tenían la urgencia y fuerza instintiva, casi animal, de lo que a él le sucedía. La rapidez con que su cuerpo aún adolescente reaccionaba, era impactante, y si era sincero podía decir que lo asustaba un poco. El responder física e involuntariamente a imágenes estimulantes en situaciones no apropiadas era bastante incómodo. Saber que esas reacciones eran claramente visibles.

Así que, 20 minutos antes de salir para su clase, apresuradamente tomó la decisión de remover su ropas, meterse a las cobijas, cerrar sus ojos y comenzar a soñar despierto. Sería mejor si pensaba en otra mujer. Quizás podría utilizar la imagen de Pansy. Tratando de que despertara su masculinidad comenzó a pensar en aquella la primera vez de ambos, ese había sido el más intenso encuentro entre ellos. Recordando cómo la bruja adolescente, aquel día mientras lo besaba en su recámara de la mansión Malfoy, había comenzado a deslizar su mano poco a poco sobre su muslo con un destino muy obvio y él supo que ese día sería su primera vez. Su corazón había golpeado rápidamente con anticipación en su pecho, finalmente iba a saber que se sentía estar dentro de una chica. Ayudado de esa imagen empezó a manipularse a sí mismo para lograr una erección, movía su mano una y otra vez, repitiendo esa memoria en su mente... pero no, no estaba funcionando.

Nunca realmente había sentido algo por su antigua compañera. Nunca la había querido, y se lo había mostrado con la falta de atención que desplegaba abiertamente. Sin embargo la había utilizado para desahogar su descontrolada curiosidad y necesidad de adolescente. Pensó que, al haber sido explícito con sus intenciones, Pansy tendría claro y estaría de acuerdo, en que se usaran mutuamente, para aprender el arte de la intimidad. Para él, las relaciones con Pansy eran solo un desahogo físico temporal y una manera de ganar experiencia en esa actividad. Pero después de presenciar arranques de celos en la bruja, se percató de que lo que ella realmente deseaba era una relación seria con él. Pansy debería de haber sido más lista y darse cuenta de lo que él nunca había tratado de ocultar.

La imagen de su ex compañera, lo tenía flácido, frustrado y desesperado. Había ya un fuego dentro de su pecho su inconsciente sabía que era lo que él deseaba.

Reacomodo su cuerpo dentro de las muy caras sábanas de algodón egipcio que él mismo había traído desde su hogar, dobló un poco más su rodilla para evitar las sábanas y continuó. Esto era algo que tenía que hacer y no había mucho tiempo, no quería ver a Hermione. Su ojos, sus labios hermosos y preguntarse si algún día podría besarla otra vez.

No quería comenzar a desearlo otra vez mientras estuvieran juntos; desear abrazar, besar, acariciar y fundirse con ella. No quería desear inhalar su aroma, beber su esencia y perderse en su cuerpo, pero si, lo deseaba. La deseaba con desesperación. Quería besar su cuello y tenerla tan cerca que no hubiera espacio entre ellos. La había soñado tantas noches, tanto despierto como dormido. Quería besarla toda, cada centímetro cuadrado de su piel, después hacerla suya. "Oh" una sensación de placer, de mariposas y ansiedad recorrió el cordón que se tensaba desde sus partes masculinas pasando por su estómago, su pecho, sus brazos hasta la punta de sus dedos.

Su cuerpo respondió rápidamente a esa imagen , tragó saliva dolorosamente y sintió su virilidad despertar con furia bajo su mano. Era Hermione a quien deseaba por supuesto. Vinieron a su mente imágenes de ellos, del día anterior, en la playa. De cómo puso bloqueador solar en su espalda y sus brazos, recordó cómo sus manos recorrían la parte de su piel que estaba desnuda. Su piel tan tersa. Su figura tan femenina, sus curvas de mujer. Se imaginó que deslizaba los tirantes de su traje de baño para tener acceso a su pecho. Un sonido inconsciente entre gemido y gruñido primitivo escapó de su boca. Súbitamente estaba mucho más cerca del fin.

Con respiración desesperada decidió nuevamente que era mejor no pensar en la bruja dueña de su corazón, aquella que él creía que no lo quería. Necesitaba una imagen diferente, quizá podría pensar en Anne Longvalley, esa muchacha estaba claramente interesada en él y no tenía la mínima intención de ocultarlo. Recordó cómo ella se inclinaba hacia él cuando platicaban durante el almuerzo ese mediodía, como comenzó a tocarle su mano y a chupar la cuchara sensualmente después de finalizar cada bocado del helado que estaba tomando como postre, sin duda para provocarlo.

Pero no, tampoco la memoria de Anne estaba funcionando adecuadamente. Pero tenía que continuar y hacerlo pronto. Y Anne era bella, con ojos grandes y brillantes -no más que los de Hermione- con unos labios rosados y carnosos -pero solo pudo imaginar los de Hermione-, y vino a su mente el día que beso su boca, y como, aunque ella no respondió, su necesidad lo llevó a intentar varias cosas con sus labios, con su lengua , incluso a morder suavemente su labio inferior.

Se imaginó hacer lo mismo con su pecho una vez que hubiera deslizado su traje de baño, y deseo poder oír a Hermione gemir su nombre al inicio de un orgasmo… "oh" gruñó desesperado, y continuó acariciando su propio cuerpo, resignado a usar la única imagen que siempre le funcionaba; Hermione y él, enredados, haciendo el amor…él dentro de ella, siendo amado y acariciado por su calor interno, "ah" finalmente con un último movimiento firme de su mano cayó por el precipicio de su propio clímax, lanzando a su estómago, en intervalos erráticos, chorros tibios del líquido que contiene sus propias semillas de vida.

Quedó lánguido con éxtasis por un momento, aún sabiendo que tenía que levantarse y apresurarse para llegar a su clase.

Esperaba que ese trabajo que tan diligentemente había hecho esa tarde, tan solo hacía un par de horas, le ayudará a tener su virilidad totalmente bajo control, aun cuando solo había pensado en la posibilidad de que la miraría. Estaba funcionando y no funcionando. Mientras la besaba su miembro masculino estaba despertando acompañado de todas las sensaciones que trae consigo. Sin embargo, gracias a su diligencia previa, creía que podría tener control sobre sus impulsos. No iba a destruir todo lo que quería construir con ella debido a sus deseos primitivos.

Cuando rompieron los besos, porque Hermione retiró su cabeza un poco, los ojos cálidos color de miel encontraron los ojos grises.

-Te amo, Draco-. Le dijo lentamente, acariciando el ángulo de su quijada con movimientos tiernos de sus dedos y aún sumida en un estado de estupor que jamás había sentido en su vida. Su afirmación provocó en su chico una reacción de asombro que la divirtió y preocupó un poco. Tenía que aclarar exactamente qué quería decir con eso. -No te asustes, cariño, el que te ame no quiere decir que me voy a aferrar a ti o que te quiero amarrar a mi. Solo quiero decir que realmente me interesa tu bienestar. De verdad me importas, me importa tu felicidad-.

Una sonrisa se dibujó en su boca y llevó el pulgar de su mano derecha a juguetear con el labio inferior de su chica -Muñeca, no me preocupa en absoluto que me quieras amarrar, si yo ya me había puesto muy contentito una soga al cuello. Lo que me asombra es que uses esas palabras… al respecto de mi-

-Oh,- se rió coquetamente -por un momento pensé que ibas a tocar la retirada.- No entendía porque muchas personas se asustan de usar esa "terrible expresión", quizá tienen miedo de comprometerse o quizá solo quieren diversión. -Pero yo le he dicho a mis amigos que los amo… muchas veces. A Ginny, a Harry, a Luna a Neville y obviamente a Ron.

Cuando uso el nombre de su ex, sintió como Draco se tensó bajo sus manos. Quizás no era la mejor idea usar el caso de su ex novio. Pero Ron era el mejor ejemplo de que decirle a alguien que lo amas no significa que tienes que quedarte con esa persona para siempre. Ella aún amaba a Ron, como amigo, claro, aún deseaba que fuera feliz. Pero estaba contenta de que aquello hubiera terminado, Ron había sido una obsesión de su adolescencia; él le inspiraba cariño. Ahora, lo que estaba descubriendo era un lugar muy diferente, donde había cariño pero también pasión, una pasión que la hacía sentirse débil en las piernas, una cierta necesidad, dentro de su vientre. Quizás solo podía sentir eso cuando admiraba profundamente a alguien.

-Bueno, si se lo haz dicho a Weasley- le dijo sonriendo con malicia. - de repente ya no me siento tan indigno.- entonces bajó su cabeza para buscar sus labios nuevamente.

Comenzaron a besarse otra vez, él acariciaba su cabello con manos firmes llenas de electricidad y ella pensaba; había muchas cosas por las que admiraba a su nuevo novio.

Cómo, cuando él hacía cualquier cosa, uno podía intuir que se sentía seguro de sí mismo, parecía no importarle que alguien fuera a pensar mal de él o criticarlo y actuaba sin titubeos. Él solo hacía lo que él necesitaba, moviéndose por el mundo con una actitud de me vale madre lo que piensen de mi.

Cómo cuidaba de su apariencia personal, ya de por sí era muy atractivo, quizá no mucho más que Ron, pero la manera en que atendía su apariencia lo hacía verse irresistible. Y ahora que estaba comiendo normalmente y había recuperado un peso saludable, su figura esbelta y atlética lucía hermosa cuando la desplegaba en esa elegante y cuasi arrogante manera en que se movía.

Cómo, al igual que ella, tenía inquietud de entender nuevos conocimientos.

Tenía que ser cuidadosa porque se estaba enamorado peligrosamente, ya no solo queriendo dar, pero también necesitando.

Ella dio un par de pasos pequeños hacia atrás y sostuvo el pecho del chico para evitar que la siguiera. El quería seguir pegado a su querida bruja pero estaba recibiendo el mensaje. Había doblado su torso para seguir unido a su boca hasta que le fue físicamente imposible.

-Ok darling, me enteré de que tus ÉXTASIS empezarán al final del mes ¿verdad? El solo torció la boca juguetonamente pretendiendo estar molesto y asintió lentamente con la cabeza, aún tenía su mano izquierda en la cintura de ella. -muy bien, tenemos que ser disciplinados con el tiempo que pasamos juntos, tus exámenes y nuestros estudios deben de tener prioridad siempre.

Ciertamente, ella sabía cómo poner sus estudios en primer lugar. Siempre había sido así. Cuando niña, en la casa de sus padres, la televisión estaba prohibida entre semana, solamente se podía usar en los fines de semana después de hacer los quehaceres de la casa. Eso es lo que todo el mundo hace ¿cierto?

-¿De verdad, Granger? Estas matando la emoción. Mejor ven aquí. Esta noche lo que importa es que sientas cuanto te quiero.- se acercó a ella e intentó rodearla con su brazos. Pero ella lo detuvo, con su mano y dio más pasos hacia atrás. Siguieron así hasta que ella se encontró con la pared junto a su librero que era mucho más pequeño que el de ella.

Cuando se encontró atrapada entre la pared y su novio, encasillada por sus brazos y él su explorando sus cabellos con su cara, haciendo que todos los vellitos de su cuerpo se levantaran, solo pudo pedir con una vocecita nerviosa: -No, Draco, en serio, déjame ver tu agenda, tengo que saber cómo te puedo ayudar en tus estudios.

Así que, qué más podía hacer, se sentaron en su cama y le mostró los días de sus exámenes. El iba a tener que ir a las oficinas del ministerio de magia a que le aplicaran los exámenes de forma individual. Sus primer examen sería en 2 y media semanas. Revisaron el material que tenía que estudiar.

-No me interesan esos exámenes. El próximo fin de semana mi tío comenzará a entrenarme para llevar el negocio de mi familia. Solo tengo que aprobar con cualquier calificación los ÉXTASIS para así después poder pedir las licencias adecuadas y certificarme para el comercio internacional, importación, exportación y aranceles.

Su tío, un hombre francés, había estado en negociaciones con los abogados de su padre. Finalmente habían firmado el acuerdo legal mediante el cual dicho tío se comprometía a entrenarlo durante un año para llevar el negocio de su padre. A cambio de eso, al final de un año, su tío recibiría una cantidad considerable de acciones en la empresa de su padre.

Cuando ella tuvo que marcharse a su ronda nocturna él le dijo obstinadamente que la esperaría a que regresara, sentado en el escalón hacia su recámara. Tenía que asegurarse de que su princesa llegara sana y a salvo de regreso de su trabajo como jefa honoraria de prefectos.