4.

Así que quizás ahora él tendría que tragarse sus sueños frustrados. Tres meses después de que terminó la escuela, Draco caminaba con un vaso de whisky en la mano. Iba a desgastar la alfombra bajo sus pies pues caminaba una y otra vez yendo y viniendo desde una pared hasta la opuesta del salón familiar en la mansión Malfoy. Pero todas las parejas pelean ¿cierto?

Era la primera vez que habían discutido tan acaloradamente. Una discusión estúpida. Seguramente podría aclarar todo una vez que hablara con ella. Primero tenía que calmarse, su cabeza estaba caliente con molestia, de verdad no solo su cabeza, sus brazos, su cuerpo, querían hacer algo, moverse, actuar para resolver, solucionar, arreglar.

Nada de lo que le había dicho ameritaba que ella reaccionara de la forma en que lo había hecho; bueno quizás la parte cuando le insinuó que todo el drama se debía a sus malestares premenstruales, si, quizás ese comentario no había sido muy apropiado. Pero se disculparía.

Entendía que estuviera muy estresada. Se había juntado todo. El famoso interinato de entrenamiento. A mediados del mes de febrero, el ministerio le había ofrecido un puesto interino. Recordó cómo, aquel sábado de febrero, ella llegó a su mansión a través de la cadena de floo en la chimenea , aquella que aún estaba en funcionamiento en su casa, la chimenea en el salón familiar.

Antes de que Hermione hubiera visitado por segunda vez su mansión, él había decidido que iba a clausurar la entrada principal, el vestíbulo, el salón de visitas, donde ella había sido torturada y el comedor, pues estaba conectado al salón. Quizás en un futuro pagaría para que los demolieran completamente. O quizá bastaría con que los remodelarán en su totalidad, de manera que fuera imposible reconocerlos; nuevas ventanas, nueva pintura, nuevos acabados y muebles, tirar una o dos paredes y modificarlas quizás eso sería suficiente.

Con ayuda de Servando (el elfo que había heredado de su malvada tía) y de un poco de magia, había colocado hojas de triplay para bloquear el arco que conectaba el vestíbulo y el pasillo que lleva hacia el resto de su casa. Se había deshecho de los muebles exquisitos y muy caros en todas aquellas habitaciones, esperando que esos cambios les ayudaran a olvidar. Finalmente, también había solicitado al ministerio que la chimenea del salón principal se desconectara de la red o cadena de floo.

Ese sábado de febrero por la noche cuando ella llegó, más tarde de lo normal pues había tenido una reunión con la directora de la escuela, Draco notó que llevaba en sus manos un papel doblado. Era la carta oficial que había recibido de la oficina del ministro. Había una sonrisa que iba de oreja oreja en su cara.

-¿Qué crees qué pasó, cariño? Me enviaron esta invitación de parte del ministro. Me están ofreciendo hacer un interinato de aprendizaje en el departamento de justicia del ministerio. ¿No te parece sensacional?- estiró su mano para ofrecerle el documento oficial que traía en su mano.

-Suena interesante.- Por supuesto que se dio cuenta que estaba emocionada. Ni siquiera lo había saludado apropiadamente y ya había comenzado a hablarle de su invitación y a ofrecérsela para que la leyera. Tomó la carta en su mano.- ¿Lo vas a aceptar? Pero antes de que me contestes, ven para acá, primero saludame.- la tomó de la cintura y la jaló hacia él para plantarle un beso. Le aplicaba presión en su espalda hasta que su cuerpo se encontraba presionado firmemente contra el suyo propio. A la goma se podía ir la historia de su invitación. Lo que quería era hacerle el amor inmediatamente. Pelar sus ropas una a una y perderse en el bálsamo de su hermoso cuerpo. Había sido otra semana muy larga de esperar, desesperadamente, la posibilidad de tocarla nuevamente.

….

Tomó el último trago de su segundo vaso de whisky de esa noche, lo dejó en la mesa de centro justo a un lado de la botella y se sentó en uno de los tres sillones que estaban alrededor de dicha mesa, en medio de esa habitación. Sus codos en las rodillas. Necesitaba distraerse. Observó la chimenea elegante de madera y mármol y casi se sintió tentado a ir a buscar a su amigo Blaise.

Zabini había regresado de Italia hacía apenas un mes . Supuestamente había ido a pasar unos cuantos meses de vacaciones a ese país, con la familia de su difunto padre. La verdad era que muchos habían huido mientras todo se calmaba en Inglaterra. Poco a poco comenzaban a regresar .

Un viernes de marzo por la tarde estaba haciendo estimaciones de los costos para la importación de cuarzo. Tenía que armar un análisis comparativo para su tío; él tenía que decidir si renovar el contrato con la empresa Brasileña que se los proveía junto otras muchas materias primas usadas en pociones y artefactos mágicos; al momento una empresa alemana que producía cuarzo sintético de alta calidad querían colocar su producto en ese mercado a través de ellos. Estaba absorto en los análisis cuando Mandy, su secretaria, tocó a la puerta para anunciarse, la abrió, entró a su oficina y cerró la puerta detrás de ella.

-Licenciado Malfoy, hay un caballero en la sala de espera pidiendo verlo, dice ser su amigo...mhm- la dama, de cabellos negros hasta los hombros, que habia sido secretaria de su padre hasta antes de que cayera en la cárcel, leyó su nota en el cuadernillo que llevaba en la mano. -Blaise Zabini.

-Oh...- contestó Malfoy lentamente, dejando la pluma en el escritorio y después rascando su barbilla con consternación. -Si. Es un amigo de la escuela, Mandy.- miró brevemente el marco en la pared con su diploma de estudios en Hogwarts, la misma pared donde estaba su chimenea con el floo privado, y continuó. -Supongo que puedo recibirlo unos minutos. Por favor, invítelo a pasar.

Después de unos segundos la puerta se abrió nuevamente -¿Licenciado Malfoy?- dijo Zabini al entrar a su oficina, cerró la puerta y caminó un par de pasos hacia adentro, con una sonrisa juguetona digna de cualquier actor posando para vender productos de alcance internacional. -¡güey! Soy afortunado de conocer los secretos de unos de los más jóvenes directores ejecutivos en Inglaterra. Imagina todas las maneras en las que te puedo extorsionar.

Draco estiró su mano, ofreciendo con un gesto una silla para que se sentara su amigo. -Véte a la goma Zabini ¿abajo de que pinche piedra te metiste todo este tiempo?- las palabras podían sonar agresivas pero había también una sonrisa en su boca.

-Abajo de ninguna pinche piedra, Draco.- comenzó Zabini, tomando asiento en una de las dos sillas enfrente del escritorio ejecutivo de su ex compañero. - Si estuve abajo de algo fue de unas cuantas decenas de brujas, ansiosas de probar mis habilidades en la cama y algunos cuantos días debajo de los cielos azules de las playas italianas. Muy placentero.

-Me imagino. Entonces ¿A qué debemos el honor de tu regreso? ¿O estás solo de paso?

-No de paso. Estoy de regreso, para siempre. Aquello estaba empezando a volverse cansado.- él joven alto de piel oscura y facciones de modelo meneó su cabeza en desaprobación y sacudió polvo inexistente de sus inmaculados pantalones de vestir color azul marino. -Sabrás que tengo tres medias hermanas en ese país, todas mayores de 50 años, Zahara, Mar y Venus. Ya no podía quitármelas de encima con sus sermones acerca de con quién debía o no salir en citas pasionales. ¡Esas brujas conocen a todo el mundo! Según ellas estaba arruinado su prestigio en los círculos sociales. No querían que tuviera relaciones de una noche con las hijas de sus amigos. Se olvidan de lo que ellas mismas hacían en su juventud.

Draco rió de buena gana. -Las cosas no han cambiado mucho contigo ¿verdad?. Eres el mismo Casanova de siempre ¿Así que Inglaterra te ofrece más posibilidades?

-Claro, muchacho, tienes que tomar las oportunidades donde la vida te las ofrece. Oye, tenemos que charlar con la ayuda de unas copas ¿estás ocupado mañana por la tarde? Yo invito.

-No puedo mañana Zabini, voy a estar con mi novia. Solo la puedo ver cada dos fines de semana cuando puede tomar un tiempo fuera de la escuela.

-¡Oh! - dijo Blaise pensativo. Había calculado tocar el tema cuando ya tuvieran un par de copas encima. Pero puesto que su amigo lo estaba mencionado esa era la oportunidad, cruzó su pierna derecha sobre la izquierda miró sus zapatos por un segundo y se aventuró a preguntar. -Sabes, ayer visité Flourish y Blotts y me encontré a Millicent Bulstrode, me dijo que Sandy, su prima, la que aún está en la escuela, le platico algo. Dicen que andas de novio con cierta chica Gryffindor, una muy famosa ¿es cierto?

-Sí,- sonrió Draco, con esa sonrisa muy suya, entre traviesa, sofisticada y perversa. -supongo que tienen el nombre correcto, y debo de decir, tenías razón, Blaise, Hermione es muy agradable, de hecho es maravillosa.

-Por todos los diablos, Malfoy.- Blaise movía su cabeza de lado a lado, una sonrisa incrédula en su boca. -Eres el cabrón más suertudo que conozco. Me cuesta trabajo creerlo, que tú y ella. ¿La tienes bajo la maldición imperius? ¿O le diste amortentia? Tienes que darme todos los detalles.

Draco rió nuevamente, alegre de que su amigo hubiera regresado. -Si quieres el sábado de la próxima semana podemos ir a alguno bar y charlar. La próxima semana Granger se quedará en la escuela. Solo sale cada dos semanas

…...

No, no era buena idea buscar a Zabini en este momento, el chico era brillante, pero también era un perdido seductor. Lo último que deseaba era que lo sonsacara para ir juntos en una de sus escapadas en busca de conquistas, esos días estaban en su pasado. No se le apetecía buscar en otro lado. La única mujer que él quería estaba en este momento en Hogwarts, probablemente maldiciéndolo.

Decían muchos adultos que sólo valoras lo que tienes hasta que lo ves perdido. Mentira, él siempre la había valorado, desde que comenzó a entablar una amistad con ella. Pero si, era claro que, ahora, sentía que todas las cosas buenas que habían vivido juntos eran aumentadas de proporción en su cabeza. Quería a su bruja y la necesitaba ya; tristemente, no tenía ningún caso obsesionarse con verla ahora. Lo que necesitaba era distraerse. A las 8 de la noche lo único que ganaría, si se aparecía en las puertas de su antigua escuela, sería un regaño acalorado de parte de alguno de los responsables en la escuela, y tal vez consecuencias negativas para ella y por lo tanto para su relación; eso, sí estaba realmente en la escuela.

Si estaba en la escuela, seguramente estaría estudiando, aún muy molesta, quizá deteniéndose de tiempo en tiempo para pensar en él.

¿Cuál era el punto de tanta obsesión con sus estudios? Como si el mundo no estuviera enterado de su brillantez, no necesitaba obtener todas esas calificaciones extraordinarias en sus ÉXTASIS. El departamento de justicia del ministerio de magia seguramente había comprobado ya, de primera mano, sus capacidades. No dudaba ni por un segundo que incluso empleados de tiempo en ese departamento recurrieran a ella, la estudiante en el Interinato, para resolver los asuntos más complicados. Seguramente se regocijarían de haberle ofrecido el puesto permanente tan pronto como terminara la escuela.

ÉXTASIS, ese precisamente había sido el punto de su discusión.

…...

Desde que ella había comenzado el maldito interinato, a mediados de febrero, sus vidas habían cambiado.

Antes de eso, su arreglo había sido perfecto, podían verse cada fin de semana. Y aunque él hubiera preferido tener la posibilidad de ir comer con ella de vez en cuando o salir juntos a algún lado por la tarde, al final esperar 5 días no era tan difícil. Realmente de lunes a viernes se encontraba muy ocupado, tratando de aprender a paso forzado todos los detalles y complicaciones de encabezar la empresa que su padre había fundado. A veces tenía que quedarse tiempo adicional, cuando ya todos se habían retirado a sus casas.

A veces tenía que escribir a su padre, por la noche, después del trabajo, para pedirle opiniones, sugerencias y consejos. Era una situación estresante, aprender de esa manera, a marchas forzadas y peleándose con cierta ambición de parte de su tío, quien parecía querer tener control total de la empresa de su padre por mucho más tiempo del que habían acordado.

La responsabilidades eran muchas y las consecuencias de no entender claramente y de cometer errores no era una calificación, eran problemas reales que podrían, potencialmente, afectar vidas.

Sin embargo, siempre estaba presente la anticipación de verla cada semana , unas veces prácticamente todo el domingo desde la 8 am hasta las 6 y otras tenerla a su lado desde el sábado por la tarde y hasta el domingo a las 6pm.

Aquel día de febrero por la tarde, cuando ella había llegado con su carta invitándole a realizar un interinato en el ministerio de justicia; él la había besado, sus labios separados, probándola con su lengua, la mano que cargaba la carta en su espalda , la otra acariciando firmemente su trasero, una y otra vez, empujándola al mismo tiempo hacia su erección. Se había separado un poco de ella, lentamente, y mirándola con ojos intoxicados de deseo le había sugerido muy despacio, mientras meneaba la carta en su mano: -leamos esto después de hacer algo más urgente.- Sostuvo su mirada y su mano sin la carta se movió despacio desde su nalga pasando por su costado, su abdomen, hasta llegar a su pecho, levantó su mano un poco, los pezones estaban visiblemente erectos bajo su vestido escarlata. Apretó un pezón de su chica, masajeandolo entre las yemas de dos dedos, ella gimió con placer, sus ojos se entrecerraron y su boca se abrió un poco con la misma emoción; lo interpretó como la luz verde para hacerle el amor antes de charlar acerca de lo que un interinato de ese tipo implicaba.

Estaba amaneciendo, quizás serían la seis y media de la mañana. A quien le interesa mirar el reloj cuando la imagen enfrente de tus ojos te tiene cautivo; pero podía deducirlo por la cantidad de luz perezosa que comenzaba a filtrarse por las cortinas.

Los indicios de su noche de pasión se podían escanear con los sentidos alrededor de su recámara. Sus ropas habían aterrizado sin ton ni son, por aquí y por allá. Podía ver a su novia, la piel de terciopelo en su espalda pobremente cubierta con la sábana. Esas sábanas de seda habían sido la mejor elección. La manera en que revelaban su figura. La curva de su costado, de su cadera. Las depresiones a lo largo de su columna vertebral, a ambos lados. La generosa suavidad en su espalda baja. Su costado lentamente subiendo y bajando, única prueba de que no era una muñeca de plástico fino pues no se percibía ningún sonido de respiración.

No se necesitaba más que la sábana para que ella estuviera cómoda. Draco había elevado el termostato de la calefacción la noche anterior; había deseado que ella estuviera a gusto con la temperatura pues planeaba que hubieran momentos en los que solo sus ojos cubrieran la piel de su chica.

La recámara olía a ellos, a perfume, a sudor, a su noche de intervalos de amor.

Sus manos comenzaron a hormiguear con el deseo de acariciarla. Era hermosa, era maravillosa, era suya y tenía todas las intenciones de conservarla para siempre.

Su virilidad había despertado muy rígida esa mañana y estaba palpitando. Así que antes de continuar con más disturbios visuales se rodó en la cama, hacia su lado y se incorporó.

Localizó sus calzoncillos bóxers, se sentó en la orilla cuidadosamente para comenzar a ponérselos, después se levantó, los subió completamente y fue al baño a vaciar su vejiga.

Su baño era lujoso también. Había una tina de baño muy grande, de pasta acrílica al fondo en la esquina derecha con una ventana hacia una sección privada del jardín, en ese momento la cubrían las persianas venecianas color caoba. En la esquina izquierda a un lado de la tina una puerta de caoba para el cubículo del excusado. Entrando al baño inmediatamente, a mano derecha, la regadera con cancel de aluminio y vidrios opacos. A mano izquierda una puerta del gabinete de toallas, enseguida el lavabo en la cubierta de mármol blanco. La decoración de ese baño era una mezcla de blancos, negros, verdes y el color natural de la caoba barnizada.

Lavó sus manos, con el agua fría que salía de la llave, aunque había colocado la manivela del agua solo hacia el lado del agua caliente. Observaba en intervalos su cara en el espejo y el proceso de lavado.

Empezó a cepillar sus dientes y escuchó que Hermione comenzaba a hacer ruiditos en la cama. Enjuagó su boca y el agua comenzó a sentirse tibia, se mojó un poco el cabello con sus manos húmedas y tomó el peine para arreglar su cabello. La puerta se abrió y su novia apareció en la entrada solo con la ropa interior de encaje color escarlata, el mismo color de su vestido.

-fiu- silbó Draco, mirándola de arriba a abajo, mientras ella se agarraba el cabello con una liga -¿que pasó en el cielo, que un ángel se les escapó?

-Buenos días corazón.- le dió un beso muy rápido en la mejilla, con la boca cerrada y si respirar, aún no había lavado sus dientes. Continuó apresuradamente hacia el cubículo del excusado. -necesito ir al baño.

Finalmente Draco lavó su cara con agua tibia y regresó a la cama para esperarla.

Después de unos minutos Hermione regresó, boca y cara recién lavadas. Se sentó al lado de su novio en la orilla de la cama y él paró de leer la carta. Ella se inclinó hacia el. -Buenos días.- y le plantó un beso que planeaba ser rápido, pero él la sostuvo, una mano en el hombro y la otra en el cabello y transformó el beso rápido en otro lleno de pasión. La mano en el hombro se movió hacia abajo hasta capturar su pecho. Rápidamente ella paró esa mano que amenazaba con excitarla sexualmente otra vez y rompió el beso.

-¿Finalmente te dignaste a leer la carta?

-Bueno, reina, había asuntos extremadamente urgentes que necesitábamos atender. Acuérdate que me tienes en ayunos de una semana. Pero si, ya la leí dos veces. ¿Me puedes premiar con otra ronda?- Y su mano, en el pecho de su chica, tiró un poco de la orilla de su sostén, hasta casi liberar su pezón.

Ella retiró la mano de su novio. -Draco, ya lo hicimos tres veces a lo largo de la noche. También quiero charlar contigo. Tengo que decidir y responder pronto, antes del miércoles. De decidirme, querrían que iniciara el viernes de esta semana.- se levantó de la cama y tomó la camisa de Draco que había caído al suelo quedado una parte encima un tapete felpudo color crema y la otra en la duela del piso. Se la puso y comenzó a abotonarla mientras caminaba hacia su lado de la cama.

-Estas arruinando el paisaje, Granger. No te la pongas.

-No, Malfoy. Te me distraes muy fácilmente. Quiero que me ayudes a decidir. Tengo que responderles antes del miércoles.- se trepó a su lado de la cama, se sentó junto a él y jaló la sábana para cubrir sus piernas. -Es una oportunidad muy grande que casi no le otorgan a nadie. En la historia de Hogwarts sólo a otras dos personas les han ofrecido algo similar, me lo dijo la directora McGonagall. Y si lo hago me aceptarían inmediatamente al finalizar la escuela en el programa de entrenamiento para abogacía, sin los dos años previos de trabajo en ese departamento que siempre solicitan. Tendría un puesto con responsabilidades inmediatamente después de terminar la escuela.

-Si, entiendo que es un honor muy grande que te están dando. Pero es muy importante que veas si eso es lo que quieres hacer en tu vida. Porque con esto estarías prácticamente decidiendo tu futuro profesional ¿Te gustaría dedicarte a la abogacía?

-No lo sé. Varias cosas me llaman mucho la atención. Una de ellas si es el ejercer las leyes, uno necesita estar informado para poder hacer cambios en la sociedad, así podría ayudar a los más necesitados. Pero también me llama mucho la atención poder hacer investigación, crear magia nueva que ayude al bienestar de todos, es extremadamente complicado pero me emociona la posibilidad. Enseñar también se me antoja. En alguna ocasión pensé en ser auror pero ya no más, creo que me faltan ciertas habilidades físicas, sin embargo hay la posibilidad de también trabajar con ellos después de tener una licencia para ejercer leyes.

-Bueno, Granger, creo que no pierdes nada intentando ese camino. Parece que es uno de tus intereses y realmente es el único de ellos para el cual necesitas al ministerio. La investigación y creación de nuevos hechizos y pociones no necesita ninguna licencia, lo puedes hacer por tu cuenta, en tu tiempo libre, incluso podemos armarte un laboratorio para que lo hagas cuando quieras. Enseñar no interfiere con el estudio de leyes, puedes regresar a dar clases a Hogwarts cuando se te antoje, si en algún momento te aburres de las leyes. Y puedes también, en un momento dado, pedir tu transferencia al departamento de aurors, para hacer investigaciones y revisar las cuestiones legales que les afectan.

Hermione asintió despacio con la cabeza. Después apoyó su cabeza en el hombro de Draco y entrelazó su brazo y su mano en los de él. -Tienes razón, pero hay algo que me preocupa. No podría seguir viniendo a visitarte cada semana. Estaría tan ocupada que quizás sólo podría venir cada dos semanas y tal vez solo podría pasar la noche contigo una vez al mes. Las otras veces solo estaría un rato el domingo.

Él inhaló y exhaló profunda, lenta y audiblemente. -¡Caray! No me gusta la idea.