6.
Hermione llegó a la madriguera esperando encontrar a alguna persona que la pudiera auxiliar en la casa de sus amigos.
-Hola ¿hay alguien en casa? - llamó Hermione elevando su voz, ya llevaba en ese momento los ojos un tanto rojos y húmedos.
Molly, que estaba a punto de empezar a batir la masa para preparar muffins, escuchó desde la cocina que alguien llegaba. Se dirigió a la sala, hacia la chimenea, secando sus manos recién lavadas en su delantal, para ver cuál de sus hijos o de los amigos de sus hijos era quien había llegado.
-Hermione, hija ¿qué haces por acá?- se acercó a ella y pudo darse cuenta de sus ojos llorosos. -Oh, pero ¿qué ha pasado querida mía?- le dijo con voz tierna y llena de preocupación.
-Es que me he peleado con Draco.- Solo faltaba que lo aceptara para que la emoción se apoderara de ella. Lágrimas descendieron sobre sus mejillas. -Creo que quizá se acabó todo entre nosotros.
-¡Oh! No te preocupes, ven aquí.- la abrazo con todo el amor maternal de que era capaz. -Solo será lo que tiene que ser. Ven, siéntate para que me lo platiques todo.
-No puedo Molly, tengo que regresar a la escuela pronto.- dijo la joven secando sus ojos con su mano derecha. -Vine porque necesitaba pedirle el favor a alguien de que me ayude a aparecer a las afueras de Hogwarts, no me siento con la capacidad de hacerlo por mi misma en este momento. Lamento mucho molestarlos a esta hora y de esta manera.
-No hay problema.-dijo la señora Weasley acariciando su brazo. -yo misma te puedo llevar. ¿Estás segura de que no quieres quedarte un rato?
-No, Molly, muchas gracias. Estaré bien, eventualmente. Pero necesito regresar pronto. Tengo muchas tareas que terminar.
-Muy bien, de cualquier forma tu sabes que puedes buscar a tus amigos si necesitas hablar con alguien.- Molly deseo que quizás su hijo pudiera aprovechar esa oportunidad. Lavender era una chica muy bonita, pero Hermione era eso y muchas otras cosas. Okay tal vez estaba mucho más allá de la liga de su hijo, pero quien le impedía soñar. -Vayamos.
….
Hermione llegó a su recámara después de su ronda nocturna. Había decidido presentarse a cumplir sus responsabilidades como jefa de prefectos en la escuela, aún cuando desde semanas atrás había solicitado permiso para ausentarse ese fin de semana. Muchos compañeros estaban resentidos de que siguiera pidiendo permisos para no cumplir dichas responsabilidades, incluso cuando actualmente, sólo pasaba una vez al mes. Decían que no tenía derecho a ese privilegio cuando se le estaba otorgando otro más grande, el de tener una recámara individual y privada. Miró su escritorio atiborrado de papeles y se dispuso a continuar trabajando toda la noche y a avanzar lo que más pudiera.
Era una bruja excepcional, pero para haber llegado hasta donde estaba, para tener el honor de que se le otorgacen tantos privilegios, no había usado buena suerte, se debía a su capacidad de trabajo. No había sido fácil, no era sencillo disciplinarse para continuar haciendo lo correcto, dando un poco más, incluso cuando estaba exhausta. Empujó la imagen de su novio (o ex), hacia la parte de atrás de su mente y se sentó en la silla del escritorio con la determinación de avanzar hasta que el cansancio la venciera.
…..
Al día siguiente, durante el desayuno, sus amigos se preguntaban dónde estaría Hermione y Ginny, que era prefecta y la había visto el día anterior durante su junta sabatina, les informó que Hermione probablemente estaba ya sea durmiendo o aún trabajando a marcha forzada. Que por la tarde, si aún no se le había visto, la visitaría para confirmar que todo estuviera bien.
Efectivamente a las cinco de la mañana Hermione se tumbó en su cama y tuvo la experiencia más aterrorizante de su vida. Algunas veces había escuchado a su padre referirse a la parálisis del sueño, una vivencia que él había tenido una vez en su vida. De cómo un día, de una época de estrés extremo, cuando se acostó a dormir de repente había escuchado golpes muy fuertes, como si alguien estuviera rompiendo la pared de su recámara a martillazos y no podía moverse. después sintió como si le levantaran su cama, del lado de la cabecera, y la dejaran caer súbitamente.
Había escuchado la historia, que su papá platicaba, con asombro, pero nunca había realmente procesado lo que eso implicaba. Esa madrugada era tanto su cansancio y su estrés emocional que, cuando se acostó, pensó que aún estaba despierta aunque en realidad parte de su cerebro ya estaba en el proceso de dormir. Entonces comenzó a escuchar pasos muy fuertes y desesperados alrededor de su cama, muchos y el ruido de cadenas siendo arrastradas. Manos muy pesadas que se apoyaban en su estómago y no la dejaban respirar y ella tratando de moverse, de abrir los ojos y no podía ¿porque? ¿Quien estaba ahí? ¿Quien la había petrificado? la desesperación se había apoderado de ella. Finalmente se pudo mover y sintió, como si después de estarse ahogando sumergida en agua, hubiera podido salir por una bocanada de aire fresco. Le tomó unos momentos de respirar profundamente y de checar una y otra vez que no había nadie más en su recámara, el poder recordar la anécdota de su padre. Se dio cuenta entonces de que no había pasado nada. Seguramente lo que le había sucedido se debía sólo a los efectos del cansancio y el estrés en su cerebro. Pero todo se había sentido tan real que, de no haber sabido del fenómeno, hubiera jurado que algo maligno había sucedido
El terror le dio energía para estar otra hora más despierta. A las 6:30 de la mañana intentó nuevamente y esta vez cayó en un sueño profundo que fue interrumpido a las 9 de la mañana por el insistente golpeteo de un pico de ave en su ventana. Le tomó un tiempo despertar e inmediatamente notó el dolor de su cuerpo, una cierta náusea, debilidad, confusión y sueño. Después de unos momentos su cabeza comprendió lentamente que el ruido desesperante venía de su ventana. Se levantó tambaleante y cuando abrió la cortina un poco reconoció el búho de Draco. Suspiro, abrió la ventana el espacio mínimo posible y recibió el sobre.
Medio dormida caminó hacia su escritorio, colocó el sobre dentro de otro y escribió su nombre y una nota que decía 'no tiempo de est', y ni siquiera notó que su letra a duras penas se entendía, la gramática era terrible y le había faltado la última 'o'. Regresó a la ventana semiabierta y se lo entregó al búho con una galleta para aves.
Tan pronto como cerró la ventana y la cortina regresó casi sonámbula a la cama.
Esa semana se convertiría en la más absolutamente desastrosa de su corta vida: Durmiendo muy poco; haciendo sus comidas (que consistían de cualquier producto comestible que tuviera a la mano), mientras trabaja en alguna cosa; pasando incluso la opción de tomar baños y escogiendo solo usar scourgify en sí misma aunque eso le provocaba piel seca y cabellos rebeldes y descontrolados; y con una emoción que venía una y otra vez a su mente, como si fueran imágenes no definidas de un sueño, una tristeza por haber destruido algo que quería. Pero la disciplina de hierro en ella le decía que no había tiempo para nada más. Esto era urgente, ya habría tiempo después para solucionar el problema con su ex novio.
….
Draco recibió el sobre que contenía otro sobre, aquel que él había sellado y enviado. Sintió desesperación. Su bruja había usado la misma maniobra que él, un día, había usado en ella. Pero había algo raro, la letra, en la que estaban escritos su nombre y la nota, claramente no correspondían con la caligrafía de su chica.
Así que explicando que se encontraba preocupado por ella envió una nueva misiva, esta vez nada más y nada menos que a la directora de la escuela, solicitando permiso para visitar a su novia. Se le otorgó dicho permiso. Para su sorpresa, a las tres de la tarde cuando llegó a la escuela, fue recibido por el señor Filch. Le tenía un mensaje de Hermione.
-Buenas tardes Sr Malfoy.- Lo saludó Filch, abriendo la puerta de la antigua escuela, pero bloqueándole la entrada. -La profesora McGonagall me solicitó que localizara a la señorita Granger, con la justificación de que usted necesitaba confirmar que ella estuviera bien. La he encontrado en su habitación pero ha declinado reunirse con usted. Le envía decir que esta bien pero extremadamente ocupada. Y que quizás usted la pueda contactar nuevamente después de su examen el martes de la próxima semana.
-Esta bien... gracias de cualquier manera.
Joder, fregar y joder nuevamente. ¿Que carajo se suponía que debería hacer? Ok, quizá debería de esperar pacientemente una semana más y enviarle otra carta o tal vez la misma, que ni siquiera se había dignado a abrir. Pero necesitaba hacer algo en ese momento. Algo que le quitara la obsesión de su mente. Zabini era la opción natural.
Apareció afuera de su mansión y tocó el timbre. Pokey el elfo doméstico abrió el portón de hierro. Lo invitó a pasar y le informó, ya en la sala, que el amo Blaise bajaría en un momento.
….
Mientras esperaba a Zabini en la sala. Recordó la semana de marzo cuando Blaise regresó a Inglaterra y cuando lo visitó en su oficina por primera vez. En esa ocasión acordaron que en una semana más irían a un bar a charlar y a ponerse al día en noticias.
Así que una semana después había llegado de igual forma a la casa de su amigo (aunque más por la tarde), y, cuando estuvo listo, se habían dirigido a un bar altamente concurrido por la juventud aristocrática mágica de Inglaterra. Un par de vasos de firewhiskey y una charola de botanas después, entraron en esa zona donde ya no hay tantos escrúpulos. En ese estado relajado charlaron acerca de los últimos meses sus vidas. Una hora después, toda la curiosidad de las brujas que estaban en el establecimiento o que pasaban afuera, había sido picada; tan inusual par de amigos despertaba las fantasías de las jóvenes en edad casadera.
Al menos 3 chicas se habían acercado a preguntar si alguno de ellos las recordaba de por aquí o de por allá, dejándoles después notas con sus nombres y direcciones. "¿Recuerdas que platicamos en la boda de Antoine, Draco? hace tres años", dijo una ¿Antoine? ¿Quién diablos era Antoine? Pensó Draco. Afortunadamente ninguna ellas, hasta el momento, había tenido ningún tipo de relación más trascendental con ninguno de los dos , como para que tuvieran que invitarla a compartir con ellos. Hasta que llegó una que interesó lo suficiente a Zabini.
Los ojos de Blaise brillaron con anticipación cuando un movimiento a su derecha llamó su atención, una sonrisa se dibujó rápidamente en sus labios y Draco pudo deducir que alguien de importancia se acercaba. Giró un poco la cabeza para descubrir quién llamaba la atención de su amigo y pudo ver a una despampanante chica de cabello castaño claro que se acercaba a su mesa con paso seguro.
-Blaise, darling ¿cómo estas?- La chica colocó su mano en el bíceps del muchacho, y aunque ella no era baja de estatura, ellos no tenían que levantarse de la sillas altas de bar, en las que estaban sentados, para estar a la altura de su rostro; ese es el objetivo de esas mesas altas de ese bar ¿cierto? poder ir y venir, charlar con este y con aquel sin gran conflicto. Se saludaron con dos besos, uno en cada mejilla. -Es un gusto verte. ¿Me presentas a tu amigo?
-El gusto de verte es mío Sarah querida, mira este es Draco Malfoy.- Zabini colocó una mano en la espalda de la muchacha y extendió la otra para apuntar a su amigo. -Compañero de generación en Hogwarts, la misma casa. Draco, Sarah Benoît acaba de regresar de Francia, sus papás la transfirieron a Beauxbatons para el tercer grado y terminó sus estudios allá apenas el pasado mayo.
-Tanto gusto, Sarah.
La chica le dio la mano y se acercó para plantarle los dos besos habituales de un saludo amistoso en la zona en Francia donde ella había vivido. -Yo me acuerdo de ti Draco, los primeros dos años de mi educación estuve en Hogwarts, en Ravenclaw.
-¿De verdad? Lo siento, yo no te recuerdo, pero tienes que disculparme, en ese entonces sólo era un estupido puberto.
-¡No te acuerdas de mi! Eso lo tenemos que resolver ¿verdad Zabini? -Blaise había olvidado que se sentía competir por la atención de una chica hermosa, muy pocos chicos podían atraer también la curiosidad de las jóvenes brujas cuando él estaba presente. Pero temía que en ese momento el interés de Sarah no era él exactamente. -Tienes que traerlo la próxima semana Blaise. Draco, mis amigos y yo vamos a tener una pequeña fiesta en el yate de mi familia, Blaise es uno de mis invitados especiales. Es el próximo sábado a las 6, tienes que venir.
Las sociedades mágicas definitivamente eran extrañas, tenían trenes pero no coches, yates, lanchas y barcos pero no aviones.
Esa había sido la perfecta oportunidad que Zabini necesitaba para tirar la bomba que rompiera las ideaciones de la que pretendía fuera su próxima conquista. -Es una pena, Sarah querida, creo que Draco no va a poder acompañarnos, ya tiene planes con su novia. -dijo Blaise con una sonrisa astuta.
-Oh.- Murmuró la chica sin ocultar su desilusión. Pero rápidamente concluyó que era de tontos esperar que alguien tan atractivo no tuviera una novia en cualquier momento de su vida. Quizás no se trataba de una relación muy seria. Necesitaba medir fuerzas con aquella chica. -Bueno, pues está invitada también. Me encantaría conocerla.
Al final Draco prefirió pasar el siguiente sábado en la compañía exclusiva de su novia. Pero la curiosidad de la bruja con el padre francés y la madre inglesa había sido movida.
…..
Nicolás Benoît leía El Profeta en la sala de su casa el domingo por la mañana, cuando su hija llegó a su lado y le dio los buenos días acompañados con los dos reglamentarios besos en las mejillas.
-¿A quién crees que me encontré ayer papi?
-¿A quien, darling?- él padre de cuatro chicas, de las cuales Sarah era la mayor, bajó el periódico y lo recargó en sus piernas.
-A Blaise Zabini y a Draco Malfoy.
-umm ¿Malfoy? ¿Este Malfoy de casualidad tiene algo que ver con quienes vendieron la mansión que queríamos comprar en París?
-Si, es el hijo de Lucius… Mhm…- La chica movió la mirada hacia un lado muy pensativa. -¿Daddy? ¿Recuerdas que me dijiste que buscara a un mejor pretendiente? Ya se que no te gustaba Blaise… pero ¿Te gustaría que fuera Draco?
El padre se quedó pensativo, claro que no le gustaba Zabini. Aunque era guapo y alto como le gustaban a su hija y rico y bien conectado, como le gustaban a él. Pero ese chico era un mujeriego, una mala señal que apuntaba hacia su madre. La que acababa de enviudar nuevamente a través misteriosas circunstancias, esta vez de un ciudadano francés amigo de Nicolás. El quería todo lo bueno para su primera hija, todo en el mismo paquete; si lo hacían bien con ella, entonces sentarían un gran precedente para cuando hubiera que casar a las siguientes. -No lo se hija, tendría que investigar un poco más. Me enteré que su papá está en la cárcel. Quizás no sea una buena idea.
-Bueno… ayer mis amigas me dijeron que él está ayudando a sacar adelante las empresas Malfoy. Aparentemente las va a heredar de sus padres pues es hijo único. Y aunque me dijeron que esta con una novia, dicen que se trata de una chica que no es de sangre pura, de hecho me dijeron que es de sangre sucia ¿Lo puedes creer? Estoy segura que eso será muy problemático para su padre. Tal vez unir nuestras vidas sería muy conveniente para todos.
Un par de semanas después el señor Benoît visitaba a Lucius Malfoy, había negocios que quería discutir con él y noticias que necesitaba darle. Ya había investigado, entre otras cosas, los horarios de visitas. Le había mandado una carta para presentarse y solicitarle una entrevista de negocios. Como Draco tenía que dividir el tiempo de visita entre su padre y su madre, Nicolás Benoît tuvo la mitad del horario de visitas (tiempo suficiente), para explicar lo que había en su mente. Un plan para convertir sus empresas en un consorcio extremadamente redituable.
El señor Malfoy no había reaccionado muy bien a la noticia de que su único hijo estuviera ligado emocionalmente a una chica de sangre sucia. Inmediatamente mandó cartas a su esposa y a su hijo exigiendo explicaciones.
Por acuerdo mutuo, Draco y su madre decidieron que él sería quien explicaría todo a su padre en una carta que él escribiría ese mismo día.
Le explicó que tenían pocos meses juntos y que no se veían muy frecuentemente (cierto), pero que había planeado informarle cuando las cosas fueran serias ( tenía toda la intención de que lo fueran, aunque convenientemente no lo mencionó). Que sabía que esa noticia les causaría problemas y que no sentía que valieran la pena si aún no había nada seguro a largo plazo.
Aunque deseaba que lo que tenía con Hermione durará para siempre, aún no lo había hablado seriamente con ella, solo en bromas con las que evaluaba sus reacciones. No sabía aún que ambos deseaban lo mismo en el secreto de sus precauciones e inseguridades.
Lucius informó a su futuro posible socio y, si todo salía bien, futuro suegro de su hijo, que aparentemente no era muy serio lo que el chico tenía con esa muchacha de sangre sucia. Pero debido a que Draco se encontraba en una actitud rebelde y desafiante, y a que ahora, que ya le habían entregado acciones de su empresa, y al igual que Narcissa y él era accionista mayoritario, sería mejor esperar hasta que hubiera la menor muestra de conflicto entre ellos.
…
-¡Mira lo que me trajo el gato!- Blaise llegó al salón y desplegaba sus dientes inmaculados con una sonrisa divertida. -¿A qué hora te atrapó mi gato, estimado Draco? ¿Que no deberías estar con tu novia?
-No manches Zabini, creo que ya me mandó a la goma. ¿Estás ocupado? ¿Tienes tiempo de ir por unos tragos? Yo invito.
-Mira, tengo un vino italiano muy delicioso, voy servirnos un par de copas. Y, si quieres, en un rato puedes acompañarnos iba a ir a comer con Nott y unas amigas al Hostal del Moro. ¿Que te parece?
Charlaron por un tiempo mientras bebían y jugaban Pool. Fueron a comer y una de las chicas insistía en tocarlo o abrazarlo de una u otra manera. Al final del día después de pasar un tiempo agradable Blaise lo invitó a una reunión en honor a Sarah, el siguiente sábado, ella acababa de regresar de un viaje de dos semanas a América.
