8.
Ya se sentía un poco más calmada. Tal vez incluso satisfecha, aunque terriblemente exhausta. Una vez más se había empujado con disciplina a través de la tormenta de una crisis, para poder entregar trabajos de calidad extrema. El jueves había entregado el reporte para Sprout y el viernes el de Flitwick. Ese domingo sólo tenía que leer unas lecciones para sus clases de esa semana y continuar estudiando para el primer examen EXTASIS en dos días.
Continuó caminando de regreso a su habitación después de que, por primera vez en más de una semana, se había permitido el lujo tomar uno de sus alimentos en el Gran Comedor, su almuerzo.
Era un día hermoso de primavera, con un cielo azul tan brillante, que en momentos, al salir de alguna habitación, prácticamente se podía sentir el movimiento súbito de los ojos para adaptarse a la intensidad de la luz.
Las diferentes tonalidades de los verdes en la vegetación parecían resplandecer. Las plantas se adornaban con diferentes flores de los más diversos colores. Una variedad de pajarillos revoloteando por doquier. Era hermoso poder finalmente no sentirse total y absolutamente abrumada por las tareas y tener al menos la tranquilidad mínima para observar la naturaleza y... para pensar, aunque fuera por un momento, en algo diferente a los deberes.
Se preguntaba qué estaría haciendo Draco en ese instante ¿Tendría tantas ganas de verla como ella a él? Sintió tristeza y culpa, y deseó que el martes por la tarde llegara pronto para que pudiera contactar a Draco o quizás él le enviaría una carta otra vez o vendría a verla, se lo había sugerido en el mensaje que le envió con Filch; la podía contactar nuevamente el martes por la tarde.
Ella le explicaría que había pasado por la semana más horrible y tortuosa de su vida. Se disculparía y le diría que quizás se le había pasado la mano en la manera en que había reaccionado contra el. Y que tenía razón, ella también adoraba la manera en que hacían el amor. La manera en que, con su mirada, la hacía sentir la mujer más afortunada sobre la faz de la tierra. La forma en que besaba cada rincón de su piel. Tenía razón, había muchos momentos en que ella también lo deseaba con locura.
Y de hecho, si era sincera, tenía que reconocer que ella había sido la que había había marcado el ritmo en su intimidad.
Él siempre había estado dispuesto a pedir directamente lo que quería. Y, por supuesto también a tratar de obtenerlo indirectamente, seduciendola, pero, al final, siempre había respetado el que ella le dijera que no.
Estaba tan arrepentida y quizás… quizás podría ofrecerle ir a comer con él cada dos semanas y después hacer el amor, aunque fuera rápidamente y aunque tuviera que regresar a la escuela inmediatamente después de haberse amado de esa manera tan especial. Faltaban menos de dos meses para terminar la escuela y estaba segura que su relación podría sobrevivir esa prueba.
Efectivamente, Draco nunca la había forzado a tener ninguna actividad íntima. ¿Pedirle? Si ¿Intentar su suerte? Si. Siempre. Pero al final en todas las situaciones había considerado seriamente sus negaciones y sus peticiones.
Como aquel viernes, a finales de noviembre del año anterior.
…...
Ese viernes de otoño regresaban del gimnasio. Habían hecho ejercicio. Hermione había sentido esa sesión de ejercicio como un posible sustituto de las maldiciones Curcio. Sabía que sus músculos le dolería nuevamente durante todo el día siguiente. Sus brazos temblarían de la más extraña manera, incluso para escribir. Siempre era así, todas las veces que su novio le administraba esas torturas despiadadas con lo que se sentía como millones de abdominales, lagartijas, y ejercicios con pesas. No contento con eso algunas ocasiones iban a trotar por minutos que tenían el peso de horas… ¡como si fueran caballos!
Afortunadamente esa noche no había sido forzada a correr.
Caminaban tomados de la mano debajo del cielo nocturno lleno de estrellas, sólo eran las 7:30 de la noche, y Hermione se abrazó al brazo de su novio, casi colgándose de él, tal vez el frío la hacía buscar su calor.
-Draco ¿por qué crees que nadie haya desarrollado hechizos para motivarse a uno mismo o para disminuir las propias limitaciones emocionales? Serían extremadamente útiles.
-Umm- el chico pensó por unos momentos. -Me imagino que es porque nadie se ha sentido lo suficientemente capaz o interesado en el tema como para invertir el tiempo y el esfuerzo tan considerable que se necesita ¿Sabes? Crear nuevos hechizos es, en mi opinión, la cosa más difícil que una mago puede hacer ¿Te imaginas? Aventurarse a intentarlo y después de infinidad de horas de trabajo fracasar y tener que darse por vencido. Canalizar una energía que jamás ha sido manifestada es extremadamente difícil. Muy pocos magos lo logran.
Draco liberó su brazo para poder ponerlo alrededor de la espalda de ella y así darle más calor. Se dobló un poco hacia ella y le dio un beso en la frente.
Hermione meditó por un tiempo lo que él le había dicho. -Creo que tienes razón, las pociones han de ser más fáciles de crear que los hechizos. Quizás sería más rápido inventar una poción para ese efecto ¿verdad? - ella le correspondió abrazando su cintura por la espalda.
-Si. Eso creo. Tampoco se trata de algo sencillo ni mucho menos. Tienes que comprender las propiedades de los elementos. Pero básicamente usas su energía y sus otras propiedades. Por el contrario, en un hechizo tienes que usar la energía del universo y también utilizar la tuya propia para abrir una especie de portal y que así se manifieste por primera vez la magia que estás tratando de traer a esta dimensión. Pero hay que ser muy serio en ese trabajo pues hay la posibilidad de errores terribles y se podría perder la vida o la cordura si algo sale mal.
-¿Sabías que Snape inventó hechizos? Cuando aún era muy joven.- Volteó a mirarlo para poder decidir si era doloroso para él hablar del que, por mucho tiempo, había sido su protector.
-Si. Lo se. Recuerdo que tuve una experiencia muy cercana con su hechizo más perverso. Tu querido Potter viene a la mente,
-Sectumsempra.
-Ah-ha - Draco inhalo profundamente. Y la miró de reojo. - Potter te iba a hacer enviudar antes de que hubiera podido besarte por primera vez.
Llegaron a la habitación de ella y aprovechó para subir el escalón de su porche para estar cara a cara con su novio.
-No quiero ni pensarlo.- enredo sus brazos alrededor de su cuello y lo beso.- nuestros hijos se hubieran quedado huérfanos… tres ¿verdad?
-Si. Con rizos rubios.
Sonrió con él, lo soltó, descendió el escalón y jaló su mano para sentarse ambos en la orilla del porche.
-Snape era brillante, mira que a esa edad haber desarrollado hechizos y haber perfeccionado pociones.
-Si, era excepcional, pero no más que tú Hermione.
-¡Oh Draco! Es tan slytherin de tu parte ¿Me estás adulando para pedirme algo? Te debo advertir que esta vez no va a funcionar. - Le dijo con una sonrisa divertida que solamente mostraba que otra vez estaba funcionando.
-Seguiré tomando mis oportunidades cuando se presenten, linda. Pero en serio, creo que no era más brillante que tú. Lo que pasa es que él no usaba su tiempo para otras actividades, por ejemplo, voluntariamente ayudar a otros, tú sabes, clubes para rescatar a elfos domésticos o a pelirrojos boludos.- Hermione le dió un pequeño golpe juguetón en la pierna y él se rió brevemente. -Y por supuesto Snape tampoco tuvo que usar cantidades inmensas de energía para sobrevivir una guerra… y claro, tampoco tenía una novia… o novio.
Hermione exhaló una sonrisa, y ya más seria continuó. -Yo creo que tú eres brillante Draco.
-Entonces...- agregó ella trazando patrones con la punta de su dedo índice sobre la pierna de su novio. -¿crees que tú y yo podríamos algún día tratar de crear algún hechizo?
Ese dedo provocándolo, si tan solo lo moviera un poco más hacia su entrepierna.
-Si. Si te llama la atención. Algún día podríamos intentarlo. Cuando acabemos la escuela. No creo que vayamos a tener ni el tiempo, ni la energía para hacerlo sino hasta que ambos terminemos.
-¡Oh, me encantaría! lo que yo recuerdo es que tienes que buscar las condiciones celestes más apropiadas ¿cierto?
-Si es muy complejo.- Comenzó él, abrazándola al mismo tiempo. -La primera vez que se manifiesta un hechizo ya debes de tener un nombre para asociarlo a él. Debes haber detectado el tipo de energía electromagnética mental, que generas al visualizar el hechizo a través de estados profundos de meditación. Y se trata de buscar el lugar y el momento adecuado en el cual la energía que llega de los cielos armonice con tu energía en ese trance. En ocasiones tienes que viajar a lugares muy distantes e inhóspitos para tener las ondas electromagnéticas cósmicas que necesitas. Después, en esas condiciones tienes que lograr el estado mental que has practicado, a veces tiene que hacerse muy rápidamente, porque en ocasiones las condiciones adecuadas no duran mucho tiempo. Cada uno de esos pasos es increíblemente difícil. Algunas veces alguien puede creer que ha detectado las condiciones adecuadas y cuando arma todo no funciona o peor aún, acaba muerto o loco.
Era mágico poder charlar con alguien de esa manera, con alguien que se interesaba en sus comentarios y que además podía darle una opinión informada. Por esa razón algún día se había enamorado de Lockhart, ese artista del engaño había aparentado ser tan capaz.
-oh- murmuró un poco consternada. -Un día de estos voy a ir a la biblioteca a buscar libros acerca de las condiciones celestes y la invención de nuevos hechizos.
-Creo que yo tengo un libro que quizás te pueda servir para empezar. ¿Quieres verlo?
Entraron a su habitación, a la cual ella últimamente casi no entraba. Ya habían tenido un par de experiencias de tocamientos muy intensos en la privacidad de esa recámara. El removió su chamarra y la puso en uno de los ganchos en el perchero de la pared inmediatamente a la derecha de la entrada.
-Si quieres siéntate. Donde gustes.- le dijo Draco mientras se dirigía hacia el librero.
Comenzó a buscar con la mirada en su librero. Después de unos momentos lo localizó, se agachó hasta tener una rodilla en el suelo y lo tomó del entrepaño de hasta abajo con sus dedos largos.
-Aquí está.- volteó y vio a su novia sentándose en la cama, ya había removido su propio abrigo invernal para dejarlo en el respaldo de la silla en su escritorio.
Se sentó junto a ella, a su izquierda, y le ofreció el tomo voluminoso "El Universo y su magia insólita,". Hermione lo tomó, lo apoyó sobre sus piernas, lo abrió y buscó el índice. Después de revisar los nombres de los diferentes capítulos y sus contenidos, decidió buscar el capítulo número 6, llamado "Las influencias más grandes en el firmamento".
Paso las hojas hasta encontrarlo. Estaba lleno de información acerca de los cuerpos celestes más influyentes, ya sea por su cercanía, por su tamaño o por su poder. Contenía una series de tablas y descripciones acerca de qué clase de energía electromagnética recibimos de ellos y en algunas ocasiones los efectos que se desencadenan.
Draco notó que estaba tratando de entender toda la información y le dijo. -¿Por qué no te lo llevas y lo lees con calma? De cualquier manera este no es el primer paso. Lo que se hace primero es visualizar el hechizo con tu mente, tratando de llevarla a un estado de concentración absoluto.
Hermione lo observó con asombro. Él era inteligente, la podía entender y aportaba a sus conversaciones tanto como ella misma y además... era tan atractivo.
-¿Y luego? ¿Que se hace con eso? Le preguntó jugueteando con su índice en sus rizos ¡Por todos los cielos! Tenía ganas de tocarlo.
-Bueno, cuando ya dominaste ese estado entonces puedes ir a hacer el papeleo necesario para solicitar el equipo en el ministerio de magia. Pero debes estar seguro de que ya lo dominas porque rentar el equipo y el cuarto de medición es muy oneroso. Aparentemente son equipos muy sofisticados y el cuarto que se usa está aislado de influencias externas con materiales carísimos.
Mientras el hablaba, Hermione había cerrado el libro sin dejar de mirar los labios de su novio. Paró el libro en el piso apoyándolo al pie de la cama.
Quería abrazar a su novio. Ahora. Ahí mismo. En la privacidad de su recámara que olía a él. Adoraba su aroma. Cuando la abrazaba y su fragancia la llenaba.
-¿cómo le habrá hecho Snape? Creo que él no tenía muchos recursos.
Draco frotó su barbilla con su pulgar y su índice, su mirada perdida decía que estaba tratando de recordar si alguna vez había escuchado algo al respecto.
Hermione no le podía quitar sus ojos de encima. Esas manos tan masculinas que sabían cómo recorrerla. Sus labios suaves, sensuales…
Él bajó su mano y comenzó a responder. -Se que hay posibilidad de obtener financiamiento con el ministerio para muchas cosas y también tienen programas de apoyo si no puedes pagar algún servicio, creo que en esa área también deben de ofrecer eso. Supongo que si comprueban que tu proyecto es serio y que no tienes los recursos te pueden autorizar usar el equipo sin cargo alguno.-
Sus ojos grises la miraron fijamente y ella sintió que la atravesaba una sensación intensa.
Él notó una cierta emoción en su rostro, confundido retiró sus ojos y continuó. -De vez en cuando hay galas para recaudar fondos para este tipo de programas. En el pasado mi padre fue su donador más importante.
Draco regresó su mirada al rostro de su novia y se encontró con los ojos color de miel; estaban inundados en una emoción que parecía deseo. Y parecía que era la misma emoción la que la había llevado a morder su labio inferior. Por un instante se quedó petrificado con la belleza del momento, hasta que sintió una mano delicada en su pierna. Entonces, llevó su índice derecho hasta el mentón de su hermosa novia, justo debajo de su boca, puso un poco de presión para liberar su labio y después acariciarlo.
Hermione sintió su intimidad comenzando a generar ese cosquilleo invitante. La necesidad en su entrepierna la debilitaba de repente. Cerró sus párpados un poco, se sentía débil y mareada. Rodeó con sus labios la punta del dedo que la acariciaba y lo chupó muy suavemente. Nadie había necesitado enseñarle, esas instrucciones estaban escritas en algún lugar de su inconsciente, solo tenía que conectar con ese lugar, dejar que la guiara la sensualidad y el erotismo. Sus labios apretaban con la presión exacta el dedo de su novio. Quizás insinuando lo que podría hacer con otra parte de su cuerpo.
-¡Oh, fuck!- dijo Draco con respiración entrecortada.
Paso saliva dolorosamente y retiró su dedo de los labios húmedos. Deslizó su mano sobre el rostro de la chica, hacia atrás, hasta enredarse con desesperación en sus rizos. La jaló hacia él, al mismo tiempo que se inclinaba hacia el frente para encontrarla a mitad del camino. Sus labios se encontraron, calientes y húmedos, suaves y hambrientos. Bailando un ritual de amor. Chupando y mordiendo. Deslizándose unos sobre los otros. Improvisado su coreografía de una manera mágica e intuitiva. Como cuando músicos tocando jazz tienen que adivinar los movimientos que se aproximan.
Su lengua penetró la boca de ella y Hermione la recibió con un gemido de placer. Él quería hacer algo semejante con otras partes de sus cuerpos. Su miembro masculino había despertado, pulsando con necesidad. Su mano izquierda se posó sobre la derecha de ella, que se encontraba aún en su pierna. Quería ayudarla a mover esa mano hasta el centro de su cuerpo, para que sintiera cuanto deseaba hacerla suya. Estaba a punto de actuar ese impulso cuando ella retiró su mano para colocarla en su espalda a la altura de su cintura. Movió también su otra mano hasta la mejilla de su novio y comenzó recostarse lentamente jalándolo con ella.
Quedó acostada sobre su espalda. No habían roto el beso. Él a su lado, sobre su costado, apoyado en su codo derecho, su mano derecha dentro de su cabellera arriba de su cabeza, la izquierda en su cintura acariciándola con ansiedad. Se movió un poco encima de ella, su torso apretando uno de sus senos y movió sus labios hasta el lóbulo de oído derecho, ella giró su cara para ayudarle. Comenzó a chuparlo a lamerlo, su lengua trazando los valles y crestas. Bajó lentamente a su cuello trazando un camino con sus besos. Ella giró su cabeza hacia arriba para darle todo el acceso que necesitaba, y su nariz presionó puntos que la hicieron gemir nuevamente. -Mhmm, Draco.
Oh, fuck su nombre en sus labios era intoxicante. Sintió la mano en su espalda tratando de liberar su playera. Y rápidamente se incorporó para arrancar ese estupido pedazo de tela de su cuerpo. Necesitaba desesperadamente esa manos delicadas en su piel, trazando los contornos de su anatomía.
Hermione vio su torso desnudo... era tan hermoso, las curvas perfectas de su cuerpo de hombre. Sus pectorales, sus bíceps. Sus manos comenzaron a tocarlo con una desesperación que emulaba la de él. Estaba mareada con deseo. No podía para de acariciar su piel. Tan firme , tan llena de vida, tan caliente. Sus músculos tan bien definidos.
Su cuerpo se curvaba y vibraba súbita e involuntariamente. -Ven… bésame, Draco… por favor.- le rogó con voz entrecortada, encajando inconscientemente sus uñas en la piel de su novio.
Rápidamente sus labios regresaron a ella, su lengua la invadió nuevamente y ella sintió su cadera moverse súbitamente hacia arriba, tratando de encontrar algo que su cuerpo necesitaba. Oh, Draco, Draco. Su mente rogaba. Podía sentir su humedad mojando su ropa interior. Su chico comenzó nuevamente a deslizar besos y caricias húmedas de su lengua desde su mejilla hacia su cuello. Hermione movía su cabeza lentamente sin control, como si la necesidad de su cuerpo la estuviera torturando. Sus manos recorriendo el torso desnudo con ansiedad. La deliciosa sensación de tocar la piel tibia y suave de su pareja.
Él regresó a besar su boca, chupó su labio inferior y se apoyó en sus brazos uno a cada lado de su cabeza para después con una rodilla maniobrar un espacio entre las piernas de ella. Se levantó para estar sobre el cuerpo de ella y, con un pie apoyado en el piso y sus manos en la cama, negoció más espacio para su otra pierna en medio de las de ella. Algo dentro de él le decía cómo moverse. No tenía que pensar, quizás no podría ni siquiera hacerlo. Bajo su cuerpo y la presionó con su masculinidad erecta como si quisiera hundirla en el colchón.
¡Ohhh!- Ronroneó Hermione, su boca semiabierta y su lengua mojando sus labios eróticamente.
Él lamió su camino hacia su cuello y una de sus manos bajo a sostener la suavidad de la espalda baja en cuerpo de su chica y así volver a presionarla, esta vez más alineado en la divina apertura de su cuerpo. Increíblemente sintió la cadera de Hermione girar para encontrarlo en el intento.
Su corazón latía con una intensidad descontrolada y su respiración era rasposa, estaba consumido por pasión. Entonces levantó un poco su torso y comenzó a jalar la playera de ella, para liberarla de sus pantalones deportivos. Hermione arqueó su espalda para permitírselo, él la jaló ágilmente hacia arriba hasta que su sostén estaba descubierto. Comenzó a deslizarse nuevamente hacia abajo hasta encontrar su seno con su cara, y lo acarició con todo su rostro, con sus mejillas, con su nariz, con su boca, lentamente, disfrutando la suavidad perfecta de los montículos en su cuerpo. Mordisqueó su pezón erecto, y sintió a Hermione enloquecer bajo sus caricias. Las manos de ella moviéndose descontroladas en su cabello rubio.
-¡Ohhh! Draco.- La oyó gemir en agonía y su pene saltó dejando escapar gotas de líquido seminal. Un gruñido animal salió de su garganta. Esto iba a suceder… finalmente...podía sentirlo. Estaban tan listos para finalmente unirse. Con desesperación y respiración laboriosa, jaló su sostén hacia abajo para liberar su pecho y atrapó el pezón con su boca… por primera vez en su vida lo estaba dejando comer su pecho. Lo lamió, lo chupó, lo mordisqueo. Necesitaba hundirse en ella. Ya. En ese momento. Urgentemente.
Súbitamente, después de unos segundos de disfrutar la boca de Draco en su seno, Hermione reaccionó. Esto se sentía tan íntimo. Su boca en su pecho desnudo. Nadie debía tener relaciones sexuales en la escuela. Y esto se sentía tan diferente solo juguetear con sus ropas aún en su lugar. Si no lo paraba ahora terminarían teniendo una relación sexual. Ella tenía encomendado auxiliar en el esfuerzo de evitar ese tipo de actividades dentro de la escuela y ahora estaba traicionado su responsabilidad, la confianza que se le había otorgado. No, no podía, no debía. Tenía que parar.
Temblando sostuvo la cabeza del chico y le pidió. -Detente, Draco— lo siento. No podemos. No debemos.
Consternado, se retiró un poco de su pecho. Ella se cubrió con su brasier y se empujó un poco hacia atrás. Para poder bajar su camiseta
-No...Hermione, no me hagas esto ¿por qué?- le dijo, exhalando lleno de frustración.
Él debía saberlo. Todo el mundo lo sabía. Estaba prohibido tener ese tipo de actividades en la escuela. Se corría el riesgo de ser expulsado. Y los prefectos y jefes de prefectos debían ayudar a prevenirlas.
-Esto no es correcto. Somos estudiantes. En la escuela.
Ella se empujó un poco más hacia atrás, y él comprendió que, después de todo, nada iba a suceder. Se levantó de entre sus piernas, se sentó a un lado de ella, exhaló su molestia nuevamente y se estiró para alcanzar su playera.
Hermione se sentía tan incómoda y podía ver la molestia en él. Se levantó de la cama y rápidamente fue a tomar su abrigo del respaldo de su silla. Tenía que escapar de ahí. Diablos, si se quedaba un segundo más a su lado no iba a tener la fuerza de voluntad para no continuar. Para no rogarle que le hiciera el amor en ese instante.
Antes de apresurarse hacia la puerta, se disculpó nuevamente.
-Lo siento, Draco. Cuando acabe mi ronda vendré a darte las buenas noches.
Sin siquiera mirarla, él asintió con la cabeza.
