10.
Ya casi estaba fuera de la emergencia. Tenía que asegurarse de terminar todo con tiempo la noche del día siguiente debía dormir el mayor tiempo posible. Debía de tratar de estar fresca para su examen.
…
Lo había logrado. Ese martes durante su examen EXTASIS de pociones se había sentido cómoda con sus conocimientos. La sonrisa que le había otorgado la examinadora había sido muy obvia. Era como si le estuviera diciendo sin palabras que le agradaba confirmar por sí misma que la fama de Hermione Granger era justa, no se debía solamente a las fantasías y buenos deseos de la gente. Pero incluso le dijo: -ya me puedo sentir tranquila de morirme o retirarme, también hay talento en la siguiente generación.
Hermione fue la primera alumna en terminar su examen. Caminaba por los pasillos desiertos de la escuela en dirección a su recámara. Todos sus compañeros de séptimo año aún estaban en el examen. Y el resto de la escuela se encontraba en sus clases regulares.
Era como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Tenía tiempo, pues todas las clases después del examen se habían cancelado debido a este. Pensó en darse un buen baño relajante en el baño de prefectos. En su recámara solo tenía una regadera.
Merecía apapacharse un poco después del gran esfuerzo. Solo iría por su ropa y así finalmente, después de más de una semana, limpiaría su cuerpo suavemente con agua y no de esa manera tan agresiva en la que los hechizos lo hacían, retirando toda partícula de la superficie de su cuerpo, incluso el último gramo de lubricante natural en su piel y cabellos.
Llegó a su cuarto y escogió algo lindo. A Draco le encantaba verla usando vestidos, especialmente si eran delgados y sedosos. El clima era adecuado para usar un vestido y había la posibilidad de que Draco fuera a verla. O quizás solo le mandaría una carta. ¿Quién lo podría saber? Pero tenía que estar preparada. Tenía tantas ganas de verlo.
Escogió el vestido de línea A y mangas cortas, el de tela beige con pequeñas florecitas de color durazno. Su mamá le había recomendado comprarlo después de admirar lo bella que se veía en el. Se había sorprendido mucho cuando Hermione comenzó a comprar su ropa más cuidadosamente, cuando se miraba en los espejos de los vestidores una y otra vez y le pedía su opinión. Antes difícilmente usaba los espejos en las tiendas; en el pasado lo único que parecía importarle era sentirse cómoda.
Tomó su bolso con todo lo que necesitaba para su baño y partió.
Una vez en el baño de prefectos caminó hacia la banca, se sentó y comenzó a sacar sus cosas. Colocó ciertos productos en el suelo junto a la tina, su ropa sobre la banca y se dirigió al cuarto de la regadera, una vez dentro retiró sus ropas, se puso el traje de baño y tomó un breve baño tal como era requerido antes de usar la tina jacuzzi. Regresó a un lado de la tina, prendió el difusor de aceite esencial después de añadir aceite de jazmín. Se sentó en la orilla y fue entrando lentamente. El agua en esa tina siempre era mantenida a la temperatura adecuada. Colocó en el agua un poco de sales que el filtro podría eliminar del agua después de su baño.
Se sentó en el asiento del muy grande jacuzzi, cerró sus ojos y comenzó a reflexionar.
Todos los días a las dos de la tarde dejaba la escuela para dirigirse al ministerio de magia. Draco sabía a qué hora se iba a las oficinas del ministerio.
Hasta el momento no había recibido noticias de los planes que él tendría para ese día. Quizás él no estaría planeado venir; sin embargo ella tenía ganas de verlo y hablar las cosas frente a frente; es más conveniente de esta manera, si lo que quieres es solucionar los problemas. Tal vez podría ella tratar de obtener un permiso urgente para visitarlo. No, eso no funcionaría, no tenía la menor idea si Draco estaría muy ocupado o si incluso estaría en su oficina ese día.
Probablemente sería una mejor idea sólo mandarle una nota para invitarlo a venir, si es que eso estaba dentro de sus posibilidades.
Con sus ojos aún cerrados percibió su cansancio extremo pero no pudo evitar empezar a soñar despierta con todas las maneras en que quería mostrarle que lo amaba; en todo lo que hacían en la intimidad de su cama; en las ocasiones en que habían estado juntos en la tina de su baño, en su casa, abrazándose en mil diferentes posiciones, a veces besándose con pasión iniciando con caricias actividades que terminaban fuera de la tina, otras veces solo medio dormidos relajándose después de muchas horas de amarse físicamente en sesiones intermitentes ¡Por todos los dioses! Estaba tan perdidamente enamorada.
Trató de relajarse un poco sin quedarse dormida y cuando la piel de las palmas de sus manos estaba ya muy arrugadita decidió que era hora de salir.
…..
Abrió la puerta de su recámara mientras trataba de decidir si debería de comenzar a maquillarse y a arreglar su cabello. Cerró la puerta y notó que había una nota en el buzón de dicha puerta. La sacó, y la leyó, vio que era de la directora, informando que Draco había solicitado permiso para visitarla a la una de la tarde, justo después del almuerzo, le indicaba también que debía ponerse en contacto con Filch para acordar los detalles de dicha visita.
Aún tenía alrededor de dos horas antes de que Draco llegara, así que dejaría su maquillaje para después de su almuerzo. Se dirigió a la oficina de Filch y en el camino se cruzó con uno que otro estudiante de los que comenzaban a salir del examen. Encontró a Filch en su oficina y acordaron que ella abriría la puerta y quizás aprovecharía para encaminarse, en la compañía de su visitante, hacia las instalaciones del ministerio.
Cuando iba de regreso a su recámara recordó el paquete que había recibido un par de días atrás, pero no pudo pensar más al respecto porque en ese momento se encontró a Harry y a Ginny. El chico había esperado a su novia afuera del salón del examen.
-¡Hola Hermione! -La llamó Harry.
-Hola chicos ¿cómo les fue?
-Bién, pero al parecer no tanto como a ti. No juegues ¡acabaste de volada! -comentó Harry.
-Creo que ya hasta fuiste a bañarte ¿verdad?- le dijo Ginny tocando un mechón de cabello aún un poco húmedo. -Por cierto te ves muy linda es ese vestido.
-Gracias, Ginny. Bueno es que ya me urgía un baño ¿podrían creer que tenía más de una semana sin bañarme?
-Si que se te notaba tesoro, traías una melena de espantapájaros espantosa. -bromeó Ginny. -Pero con este vestido ya recuperaste tu prestigio de muñeca. Oye, ¿quieres ir con nosotros? vamos a ir a la orilla del lago a meter los pies al agua.
-No. Creo que no tengo suficiente tiempo. Quiero inspeccionar un paquete que me llegó sin remitente. Si terminó pronto los busco en el lago. Pero lo más probable es que los vea en el comedor, tengo ir a comer el almuerzo temprano porque me necesito preparar, Draco viene a verme a la una, creo que aprovechare para pedirle que me acompañe a ir a la oficina.
Sus amigos sabían que la pareja había discutido y supusieron que la visita era para que arreglaran su desacuerdo.
…..
Removió todos los objetos de encima de su escritorio y colocó el pequeño paquete en el centro. Con la tarjeta en la mano, la que contenía las instrucciones de los procesos mágicos para verificar la presencia de maldiciones en objetos de procedencia dudosa, Hermione comenzó a realizarlos uno a uno. Después de unos 15 minutos de cuidadosamente realizar las medidas de precaución, dos veces cada una, concluyó que era seguro abrir el paquete que llevaba su nombre.
Eligió hacerlo aún estando de pie, pues ya casi era la hora de ir al almuerzo. Trató de despegar la solapa del grueso sobre y, como el pegamento no se lo permitía, fue a buscar las tijeras en las cosas de su escritorio que había colocado sobre la cajonera a un lado de su cama.
Regresó con las tijeras en la mano y comenzó a cortar la orilla que une la solapa al resto del sobre. Terminó de cortar y comenzó a deslizar hacia afuera el contenido del sobre. Pronto concluyó, al ver el tamaño y apariencia de los rectángulos de papel blanco, que se trataba de varias fotos. Cuando acabó de sacarlas, las volteó en sus manos.
Su corazón se detuvo por el terrible golpe y sus manos reaccionaron automáticamente, como si alguna parte de su inconsciente se hubiera saltado la autoridad del su mente consciente para así poder protegerla en esta emergencia. Soltó las fotos en el escritorio, de la manera en que sueltas algo extremadamente caliente, peligroso o maldito. Dió dos pasos hacia atrás y llevó sus manos a cubrir su boca, quizás para evitar un grito de dolor.
Un temblor se apoderó de su cuerpo, en la foto de hasta arriba del paquete se podía ver a Draco acariciando los labios de una chica, mientras se miraban el uno al otro con ojos llenos de emoción.
No, no, no. Esto no podía estar sucediendo. Tenía que haber algún error. Alguien había falsificado esa imagen. Sí, debía de ser así. Eso no era cierto. Limpió sus ojos húmedos con el dorso de su mano y se acercó al escritorio llena de miedo, su corazón palpitando con terror como si se estuviera acercando a un animal peligroso que pudiera acabar con su vida en un instante.
Tomó otra de las fotos con su mano derecha e inmediatamente la izquierda se lanzó a cubrir su boca nuevamente. Un aullido de desesperación se ahogaba dentro de su pecho y las lágrimas rodaron más copiosamente por sus mejillas, podía ver claramente el momento en que Draco se acercaba para besar a la chica que estaba con él, como la rodeaba con sus brazos.
Quien fuera que había tomado esas fotos se había asegurado de que la fecha estuviera claramente impresa en la esquina inferior derecha de cada una de ellas. 10 de Abril de 1999. Eso había sucedido el sábado anterior. Dejó la foto sobre el escritorio y separó el resto con su mano derecha, las lágrimas seguían cayendo por su cara. En otra foto se veía claramente cómo la chica sacaba la playera de dentro del pantalón de su ex novio y metía sus manos para acariciar su piel… él no había hecho el menor intento de evitarlo. Miró las demás fotos. Las escaneo rápidamente. Se podía ver todo el proceso, cuando platicaban con mucho interés, cuando ella lo tocaba de maneras provocativas y él se lo permitía, cuando caminaban tomados de la mano, cuándo aparentemente buscaban la privacidad de una habitación pues se veía a Draco tocar en una puerta con una mano, mientras la otra rodeaba la cintura de la muchacha.
Hermione no pudo más y se dejó caer lentamente en el suelo sobre sus rodillas y pantorrillas. Su torso se dobló hacia el frente en derrota. Arrodillada de esa manera, con ambas manos cubriendo su rostro, lloró su pena. Todo se estaba resquebrajando. Todos sus sueños. Los buenos recuerdos de todas las veces que había estado con él. La ilusión secreta, que había comenzado a atesorar, de que algún día Draco sería el padre de sus hijos, de los tres ratones de biblioteca con esa habilidad de volar una escoba a la par de los campeones que él siempre mencionaba.
Se sentía humillada, ridiculizada, como si se hubiera burlado de ella en frente de su cara, había estado ilusionada de verlo y él ya la había reemplazado. Que rápido había pasado a ser obsoleta.
La emoción se le agolpaba en la garganta, en el pecho, en el estómago. Siguió en el suelo y se arrastró un poco para acurrucarse a los pies de su cama sin poder dejar de llorar. Trataba de buscar su calma, de escapar de ese dolor pero sentía cómo solo salía por unos instantes para después hundirse una y otra vez en ese sufrimiento.
Él era el hombre con el que había deseado pasar el resto de sus días y en una semana ya todo era historia. Había pasado a ser una más de sus conquistas pasajeras. Solamente una más.
¿Había él enviado esto para demostrarle cuán fácilmente podía reemplazarla? ¿O alguien más se había encargado de fotografiarlo, mientras él se había olvidado completamente de su existencia?
Era como si llorara la muerte prematura de los hijos que jamás había concebido con él. Si tan solo no le hubiera entregado su corazón, si tan solo no hubiera creído todas sus promesas de amor; entonces, tal vez, esto no dolería tanto. Quizás entonces no sentiría que le había arrancado el alma y que la había dejado sangrando desesperadamente dentro de sus entrañas.
Eran las 12:30 y Ginny tocó a su puerta, había ido a buscarla consternada de que no se había aparecido para el almuerzo.
Hermione preguntó quién era quien tocaba la puerta, después de escuchar que se trataba de su amiga se levantó del piso tambaleante. Abrió la puerta y el sol la cegó de repente, una migraña como nunca había experimentado estaba incrementándose segundo a segundo.
Ginny vio a su amiga con los ojos inflamados y rojos de tanto llorar y con gran preocupación le preguntó: -¿Qué ha sucedido, Hermione?
Ella intentó responder pero la emoción ahogó sus palabras así que sólo se dejó caer en el hombro de su amiga. Ginny la abrazó totalmente desconcertada ¿Qué desgracia había sucedido?
-Está bien, Hermione, ya estoy aquí, ya no estás sola ¿En qué te puedo ayudar?
¿Qué es lo que pasó?
-Es Draco. -
Despacio, Hermione soltó a su amiga, se movió hacia un lado para apuntar a su escritorio y, cuando la más joven de los Weasleys se dirigió hacia ese mueble, ella cerró la puerta.
La chica pelirroja llegó al escritorio y observó los objetos, las tijeras con las que había abierto el paquete, seguramente aquel que les mencionó cuando la encontraron en su camino al lago, los restos de la envoltura del pequeño paquete y… las fotos.
-¡Hijo de la gran puta! Infeliz e inmunda serpiente ¿Él te envió esto? - Horrorizada, Ginny exclamó.
Que actitud tan desgraciada, pensó su amiga, no solo la había sustituido en una semana, cuando el tipo decía amarla y al parecer le había ofrecido el sol, la luna y las estrellas, pero, peor aún, le había enviado eso seguramente con el afán de lastimarla.
Hermione caminó hacia la cama, se sentó y tomó un par de pañuelos desechables de su buró de noche.
-En verdad que no lo sé, Ginny, no sé si él las haya enviado. Pero de cualquier forma, es la verdad. Esta con alguien más. Desee que no lo fuera y no hay manera de negarlo, si lo es... Y yo que pensé que me amaba.
-Esto es horrible -reflexionó Ginny con el ceño fruncido- ¿y así se va a atrever a venir el muy desgraciado?
-Yo creo que si. Apenas me avisaron que pidió permiso el día de hoy para venir a la una. Esas fotos me llegaron el domingo.
Ginny caminó para sentarse junto a su amiga, y con cariño puso su mano sobre su rodilla para tratar de mostrarle apoyo.
-Yo puedo ir en tu lugar, así no tendrás que mirarlo.- Hermione bajó la cabeza y cubrió su rostro con sus manos, otra vez estaba llorando. Ginny movió su mano de la rodilla al cabello de su amiga. -Me dará mucho placer mandarlo al infierno de tu parte y se puede ir en su saeta de fuego para que llegue rapidísimo.
-Me duele la cabeza.- Hermione aplicó presión con su mano en una de sus sienes y después limpió su nariz con un pañuelo desechable antes de continuar.- No lo sé, Ginny, creo que es mejor que vaya yo y le deje claro de una vez por todas que esto se acabó para siempre… quizás nunca fue real.
Ginny insistió nuevamente en que la dejara ir. No era buena idea que, el hombre que la había querido lastimar, la observara destrozada esa manera. Pero Hermione pensaba que era mejor hacerlo ella misma, y así evitar que él se quedara con dudas o ganas de oír todo de su propia boca. Al final acordaron que la chica Weasley la esperaría el su recámara y que, si después de 20 min no había regresado, iría a verificar que no hubiera contratiempos. Para solucionar el conflicto de los ojos inflamados recurrieron a una poción para los golpes y otra para la congestión nasal.
