11.

Caminaba hacia la puerta con el tiempo adecuado para llegar puntualmente a la una de la tarde; A Draco le gustaba ser puntual.

Les había tomado, a ella y a la pelirroja, que un día pensó que sería su cuñada, un buen rato para lograr el resultado que deseaban. Su cara lucía fresca, sin ninguna de las claras señales de que había llorado profunda y casi enloquecidamente. La idea era no darle el placer de mostrarle cuanto la había lastimado.

¿Habría sido él quien le envió las fotos? Quizás. De cualquier manera la realidad era que le había tomado solamente una semana enredarse con otra chica. Recordó una de las fotos donde se veía a la muchacha sacando la playera de Draco de dentro de sus pantalones y él se lo permitía. Sintió un gran dolor, una náusea en su estómago y unos celos que la ahogaban.

No pudo evitar que vinieran a su mente las incontables ocasiones en que ella había hecho lo mismo. Como muchas veces después de terminar lo que así había empezado se quedaba dormida tranquilamente en sus brazos. Se había sentido en el paraíso.

Débil y mareada con esas imágenes, se sostuvo de la barda para evitar caer, creía que iba a desmayarse. Tenía un gran nudo en su garganta y debía evitar a toda costa llorar nuevamente

Decidió que era mejor recurrir a la ira. Una emoción más segura para enfrentarse a él.

Así que comenzó a instigar la furia ¿Cómo podía haberle mentido de la manera en que lo había hecho por meses? Aparentemente era un artista del engaño. ¿Cómo podía haberle dicho que la amaba como no había amado a nadie en su vida y después, en tan solo una semana, enredarse de esa manera con alguien más?

Y enviar fotos para probarle que en efecto muchas chicas querían estar con él.

Le había dicho que la amaba y la había convencido; de tal manera que ella había estado de acuerdo en dejarlo experimentar en su cuerpo femenino fantasías sexuales que habían llegado a no ser lo más cómodas, y que, en un par de ocasiones, la habían dejado con dolor físico por días… había estado de acuerdo en participar en aquellos experimentos porque lo amaba y se sentía amada... Pero solo la había usado y ahora estaba listo para pasar a su siguiente aventura.

Llegó furiosa a la puerta.

….

Draco la esperaba fuera de la escuela ansioso de resolver el problema. La escuchó llegar a la puerta, comenzar a retirar los encantamientos y abrirla. La vió salir y rápidamente identifico el odio en su rostro.

-Hermione.- le dijo para saludarla.

Pero la mirada de hielo de la chica se mantenía firme en sus ojos y no se había inmutado ni una iota.

No respondió al saludo y caminó en su dirección con una determinación total. Cuando llegó a su lado, con un movimiento ágil de su mano derecha, intentó abofetearlo, pero él había estado preparado, no podía esperar nada agradable de esa niña con los ojos llenos de furia, la chica que había sido suya durante los meses más felices de su vida. Sus reflejos rápidos de jugador de Quidditch le ayudaron a atrapar sin ningún problema la mano que intentaba golpearlo.

Y por un instante imperceptible hubo una gran pena en su corazón, el dolor de ser agredido por la persona que más amas en el mundo. Pero la vida le había enseñado que era más fácil enojarse que mostrar debilidad así que ignoró el dolor, como si nunca hubiese sucedido y se defendió de aquella insolencia.

-Nunca, jamás vuelvas a intentar ponerme una mano encima.- Apretó su muñeca y ella la jaló para liberarse del contacto. -¡jamás! a menos que tengas una muy buena razón para hacerlo.

Nunca se hubiera imaginado que ella ya sabía lo que había sucedido ese sábado pasado.

Hermione dio un par de pasos hacia atrás y se giró para darle la espalda por unos segundos. Regresó a verlo frente a frente y le dijo:

-claro que la tengo, grandísimo… -quería agredirlo, lastimarlo y llamarle estupido, imbecil, mil nombres que lo hicieran sufrir tanto como ella estaba sufriendo. Sin embargo se detuvo porque sentía que sería como rebajarse a su nivel de inconsciencia. Así que continúo sin vocalizar ninguno de los hirientes adjetivos que venían a su mente. -pero no te preocupes nunca te volveré a poner una mano encima, de hecho no pienso volver a tocarte… que digo tocarte, no pienso volver a verte por el resto de mi vida.

-¿que chingados está mal en tu cabeza? ¿Que carajos te hice para que te pongas así de loca?

-¿necesitas un recordatorio? -con esto levantó su mano izquierda, aquella en la que apretaba las fotos, dio un paso hacia adelante y presionó las fotos agresivamente contra el pecho del muchacho. -creo que estas memorias son tuyas.

Cuando Draco tomó las fotos, ella retrocedió varios pasos. Podía ver el shock en su cara. Las paso, una a una, de adelante hacia atrás, observándolas rápidamente.

-¿Cómo diablos?- preguntó incrédulo, aún observando las fotos. Levantó su vista, su corazón estaba extrañamente constreñido y con una mueca de horror y desprecio preguntó: - ¿me estuviste espiando?

-¿como te atreves a preguntarme eso?... Verdaderamente no me conoces. - ella movía su cabeza de un lado al otro consternada, molesta, furiosa- ¿cómo te atreves? -repitió indignada y muy lentamente. - Después de lo que hiciste con ella.

Así que no había sido ella ¿como? ¿Quien? Su mente buscaba desesperadamente una respuesta ¿Sarah? ¿Lucius? ¿Por qué?

Pero Hermione seguía dando pequeños pasos hacia atrás. Tenía que apresurarse a decir algo antes de que desapareciera entrando a la escuela y cerrando la puerta detrás de ella.

-Lo siento Hermione.- su enojo se había desinflado- Es que estaba alcoholizado.

-¡Oh! Bueno. De ser así todo queda claro ¿cuál sería el problema? - Dijo ella sarcásticamente. Con sorna en su voz - lo hubieras dicho antes porque, en mi libro, ser un borracho es tan digno de respeto. Una semana, Malfoy… solo una semana y no fuiste capaz de controlar tus manos y mantener tus instintos bajo control. Pero ¿qué es lo digo? seguramente eso era lo que venías deseando, darle gusto a las filas de chicas esperando por tus atenciones. Pero no me importa, ya no me importa. Lo que sea que hubo entre nosotros se terminó para siempre. Nunca más tendrás la oportunidad de burlarte de mi.

Ella había caminado hasta la puerta de la escuela y la tenía ya abierta, sosteniéndola de la manija.

-Espera Hermione. Déjame expl… no tenía caso continuar, ella acababa de cerrar la puerta ¿Que había pasado? ¿Cómo había pasado? ¿Qué camino debía tomar en esta encrucijada?

Tal vez tenía que aclarar el asunto con Sarah. Pero tenía que calmarse antes de buscarla porque, de otra manera, no pararía hasta que su furia dejara a esa bruja en un mar de lágrimas.

….

Hermione ya iba de regreso a su habitación.

De alguna manera el saber que podía relajar el control sobre sus emociones le permitió mirar su dolor otra vez; era tan grande que una sensación de desvanecerse se apoderó de ella. Tuvo que detenerse nuevamente de la barda. Sus oídos zumbaban y el mundo comenzó a girar alrededor de ella. Sus piernas le iban a fallar en cualquier momento, así que se hincó para evitar golpearse la cabeza en caso de que se desmayara.

Nunca más estaría con el hombre que la llevaba a las estrellas. Ya lo extrañaba tanto, con desesperación, pero también lo odiaba con la misma intensidad.

Había creído que sus brazos eran de ella, que su hermoso cuerpo era tan solo para ella. No podía mentirse, hubiera querido estar con él por el resto de su vida ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Un día había aceptado el riesgo de abrir su corazón y enamorarse perdidamente.

Fue como si las compuertas de una presa dentro de su alma se hubieran abierto dejando que el agua la inundará súbitamente, con una fuerza mortal que arrastra y destruye todo a su paso.

Lloraba otra vez y su cabeza pulsaba con un dolor descontrolado.

Así la encontraron Ginny y Harry, sentada en el suelo con sus piernas dobladas hacia un lado, sus manos cubriendo su rostro y temblando cual hoja al viento.

Harry había ido a buscar a a Ginny después de que el tiempo pasaba y su novia no regresaba. Juntos esperaron a Hermione y cuando los veinte minutos que habían acordado se habían acabado y ella aún no regresaba, se dirigieron a buscarla en la entrada de la escuela. Cuando la vieron en el suelo corrieron rápidamente para llegar a su lado.

-Está bien Hermione, ya pasó . -Harry había llegado primero al lado de su amiga, y ella se abandonó en sus brazos. Era una de las dos mujeres que podían llorar en su presencia y no hacerlo sentir incómodo.

Ginny se hincó junto a ellos y entre ambos intentaron ayudarla a calmarse. Ginny acariciaba sus rizos repitiendo palabras de aliento. "No estás sola", "todo va a estar bien" y Hermione solo decía una y otra vez "mi cabeza, me duele la cabeza". Estaba llorando, temblando y sudando. Intentaron levantarla y ella se resistió "no puedo, no puedo, estoy mareada, me duele la cabeza".

Ok, esto era más grave de lo que podrían haberse imaginado.

-Ginny, creo que necesitamos ayuda ¿Podrías ir por madam Pomfrey?

Ginny corrió Hacia el hospital. Pronto regresó con la curandera, la cual llevaba una camilla mágica. La chica le había explicado que tipo de problema encontraría así que la encargada de la salud en la escuela decidió transportar a la muchacha en medio de la crisis emocional de esa manera.

Después de un calmante que la había tranquilizado un poco, Hermione se resistía a tomar la posición de para dormir sin soñar. Insistía que tenía que presentarse en las oficinas del ministerio a cumplir con sus obligaciones, aunque no podía soltar su cabeza, que estaba punzando con un dolor que la cegaba, especialmente del lado derecho. Ese dolor ya se había extendido hacia su ojo, su oreja y su cuello. Podía incluso sentir como su sangre pasaba dolorosamente por esa zona cada vez que su corazón la bombeaba.

Madam Pomfrey le explicó que su cuerpo tenía un límite y ella había estado abusando excesivamente de sus capacidades, exigiéndole a su cuerpo más de lo que era sensato, había rebasado el límite. Tenía que descansar. Fue necesario que incluso la directora interviniera para convencerla de qué no habría ninguna consecuencia negativa si ella se ausentaba un día de su compromiso, tenía una justificación razonable; ella misma informaría al secretario de justicia de lo sucedido.

Finalmente tomó la poción y durmió por 16 horas continuas.