12.

Draco tenía que ir a visitar a Blaise, después de todo la chica era su amiga. Si había alguien que podría ayudarle con esto, este sería el chico de ascendencia parcialmente italiana.

No estaba seguro donde podría encontrarlo. Quizás en sus oficinas. Él estaba tratando de iniciar un negocio de bienes raíces. Tal como su padre. Compra, venta, remodelación y obra nueva. O quizás estuviera en algún otro lugar, pero seguramente su asistente podría indicarle dónde y cuándo podría encontrarlo.

Se transportó hacia las oficinas del Zabini en una parte mágica de Londres. Se encontraban cerca de el ministerio de magia, a sólo un par de calles. Hermione se dirigiría a su trabajo en alrededor de media hora. Pensó que podría tratar de interceptarla ahí, pero tras una rápida reflexión concluyó que en este momento no era la mejor idea.

La zona donde ella aparecería debería de mantenerse libre de personas, si necesitabas esperar lo tenías que hacer en la zona destinada para ello. Estaba convencido que ella se podría asegurar de llegar lo más cerca posible de la entrada al baño de mujeres para así poder desaparecer rápidamente cerrando otra vez una puerta en su nariz.

Volteó a mirar el piso superior del ministerio, exhaló con frustración y caminó hacia la compañía de bienes raíces de su amigo, "Zabini y Asociados". Marcus Flint era su socio. Abrió la puerta de cristal de la entrada y inmediatamente pudo ver a Amy Thicknesses, la recepcionista, sobrina de Pius Thicknesses, antiguo ministro de magia, recibiendo instrucciones de nada más y nada menos que Flint.

-Buenas tardes Licenciado Malfoy. - lo saludo la recepcionista. Lo conocía de la escuela, aunque ella era tres años más grande que él.

Marcus Flint, que originalmente no había levantado su mirada del folder en sus manos, al escuchar el nombre inmediatamente retiró su mirada de los documentos y volteó con una sonrisa en la boca para confirmar que se tratara de el famoso buscador Slytherin; aquel cuyo padre había estado tan atascado en dinero que pudo regalarle a todo un equipo sus primeras escobas último modelo y eso aún considerado que Flint no era pobre ni mucho menos.

-Draco Malfoy, a qué debe esta oficina y todos sus trabajadores el honor de tu visita.- con esto extendió su mano para salúdalo.

-¿que tal Flint? Señorita Thicknesse. -los saludo a ambos con seriedad en su rostro. -me urge hablar con tu socio Marcus ¿de casualidad esta Blaise por acá?

Zabini había salido a inspeccionar un local comercial a un lado de la heladería de Florean Fortescue. Marcos lo ofreció utilizar la chimenea para comunicarse con su amigo. Le aseguro que no sería ningún problema distraerlo durante su visita.

-¿Que pasa Draco? ¿Que no deberías estar trabajando?- le dijo la imagen de Blaise en las llamas de la chimenea de su oficina.

-Blaise me urge hablar contigo.

-Esta bien. Aca te espero mi estimado.

Después de informar a Mandy, su secretaria en las industrias Malfoy, a través de la chimenea de Zabini, que tomaría un par de horas más de lo planeado, Draco se transportó hacia el local comercial que visitaba su amigo. Cuando llegó lo encontró checando las tuberías del baño.

-Me da tan mala espina que tengas tanta urgencia de hablar conmigo maestro.- Le dijo Zabini a Draco cuando este último lo encontró en el baño observando todos los detalles.

-Pues tienes buen sexto sentido o yo soy muy predecible.- respondió Draco observando la habitación con desinterés. -¿vas a comprar este lugar?

-Probablemente, pero necesita muchas reparaciones y tenemos que decidir cuánto ofrecer.- contestó Zabini cerrando la llave del agua en el lavabo después de comprobar que si funcionaba aunque al cerrarla goteaba. -Me imagino que vienes de ver a Granger ¿verdad?

Draco bufó con molestia y miró hacia un lado con una mueca.

-No manches Zabini. Alguien me jugó muy chueco. Le mandaron estas fotos.- Con eso el chico sacó las susodichas de su bolsillo derecho y se las ofreció a su amigo que caminaba en su dirección.- Si las ves te explicarás porqué me mandaron a la chingada otra vez. Siento ganas de ir a despedazar a tu amiga, me imagino que ha de haber sido ella.

Zabini tomó las fotos de la mano de su amigo y continuó caminando muy lentamente mientras las observaba. Cruzó la oficina de ese local y continuó, seguido por el rubio slytherin, hacia el espacio principal del inmueble, que era básicamente una superficie muy grande con ventanales de exhibición en el frente y al fondo una oficina con baño.

Su rostro se contoneaba con un gestos de desagradable sorpresa.

-No juegues. Esto fue definitivamente un movimiento muy rastrero. Y tú crees que fue Sarah.- dijo él reflexionando, casi para sí mismo. -Ósea que ¿no pensabas decirle nada a tu ex?

-Claro que si Zabini. Pero en mis propios términos. Una vez que hablara con ella, una vez que arregláramos lo de la discusión anterior. Y cuando que ella viera que mis sentimientos por ella no han cambiado sería más fácil que entendiera que aquello fue un error.- torció la boca movió su cabeza molesto. La sangre le hervía. -Pero así... Bueno, ni siquiera me dejó tratar de explicar. Carajo, ni siquiera supe cómo empezar— fue un shock para mi. Este asunto lo tenía que resolver yo a mi propio ritmo. Quién lo hizo debió pensar en que iba a partirme la madre y sospecho que fue tu amiga. Tengo que aclarar esto pero creo que, si voy a hablar con ella, voy a terminar agrediendola. No se si pueda contenerme; tengo ganas de decirle hasta de que chingados se va a morir.

-Mira Draco,- comenzó Zabini observando por un momento las uñas de su perfectamente manicurada mano la cual después colocó en el bolsillo de su pantalón,- yo la conocí hace 7 años y la empecé a tratar ya más cercanamente hace unos dos. La verdad es que no se me hace que ella fuera capaz de algo así. Creo que sería incluso más probable que hubiera sido tu padre.- Zabini miró la fotografía de hasta arriba del paquete mientras pensaba. -¿por qué no me dejas hablar con Sarah? yo te puedo investigar si de verdad fue ella.

Draco estuvo de acuerdo después de que su amigo le prometió que usaría veritaserum para asegurarse de que lo que le dijera la chica fuera verdad; ya no podría confiar en la palabra de esa muchacha.

Zabini trataría de verla lo antes posible.

…...

Hermione despertó en la cama del hospital de la escuela y notó que su cuerpo se sentía fresco y descansado, pero su mente y su corazón estaban hechos nudos. Las pociones para dormir sin soñar no ayudaban en absoluto a la mente o al corazón.

Sin embargo, la evaluación de madam Pomfrey había sido la adecuada. Su cuerpo necesitaba descanso desesperadamente. Había abusado de él nuevamente

Pero su mente y sus emociones se encontraban exactamente en el lugar donde las había dejado antes de dormir. Los efectos de la poción calmante se habían extinguido horas atrás.

Se sentó en la cama y se recargó en la cabecera. Tomó su reloj de pulsera del buró de noche y se lo puso. Eran las 7:45 de la mañana, sus clases comenzarían en tres cuartos de hora.

Pero no quería moverse, no quería enfrentar al mundo. Se sentía hundida en un lugar muy triste.

¿Por qué le había sido infiel? Bueno, quizás técnicamente no se podía considerar como una infidelidad. Ella misma le había devuelto la cadenita con el anillo mágico con el que él le había prometido fidelidad absoluta y después le había dicho que era libre.

Ella le había dicho que lo amaba; muchas veces ¿Por qué no se imaginó que en realidad no quería terminar su relación con él? No quería que se envolviera con alguien más.

Solo había atravesado una de las peores semanas de su vida. Por eso le había dicho que era libre. Nunca pensó que, después de haber jugueteado con la idea de tener hijos con ella, él la fuera a abandonar tan fácilmente.

Si de verdad la hubiera amado, no hubiera desistido tan rápidamente.

Lágrimas discretas comenzaron a humedecer sus ojos. Trató de pelearlas y las limpio con molestia.

Él debía de haber tomado esa oportunidad para demostrarle el tamaño de su amor por ella y no para entregarse muy pronto a los brazos de otra mujer. Una semana, en tan solo una semana.

Las lágrimas finalmente descendieron por su rostro que por lo demás se veía imperturbable. Aún estaba peleando la tristeza.

¿Cuántas veces le había dicho que la amaba? Una infinidad. ¿Cuántas veces había bromeado acerca de tener hijos con ella? Y ella había soñado que eran insinuaciones de sus intenciones para su relación con ella.

Quizás era solamente una táctica que usaba con todas sus conquistas. Si, probablemente sólo había sido eso. Ella había sido una más. Solo una más.

Y la chica en las fotos era hermosa. Alta, sofisticada y de una belleza exótica ¿sería una Vila como Fleur? Muy diferente a lo que ella era— solo un ratón de biblioteca.

Doblo sus piernas y se acurruco en forma de ovillo.

Ya se había entregado carnalmente a otra mujer, ¿o para que tocaban en una habitación como se veía en una de las fotografías?

El dolor era infinito.

Ahora que ya había tenido relaciones íntimas con una mujer preciosa compararía las experiencias se alegraría de haberla dejado.

Draco le había asegurado mil veces que ella era hermosa pero estaba segura de que su apariencia era solo promedio, muy lejos de la belleza extrema de su nueva conquista. No era como que ella se la pasara pensando en belleza externa, tal como Ron y al parecer Draco lo hacían.

Todo se había acabado— no podría ser de otra manera.

Aunque era claro, por su reacción, que él no había enviado el paquete, para así regodearse demostrándole que efectivamente no tendría ninguna dificultad en remplazarla, aún así lo que había sucedido no dejaba ninguna otra posibilidad además de terminar su relación.

En una semana.

¿Por qué? ¿Por qué le había creído? ¿Por qué había accedido a hacer todas las cosas absurdamente extremas que había hecho en la intimidad con el? ¿Qué pensaría él cuando recordará cómo lo dejó investigar con sus cuerpos fantasías tan intensas? ¿Se reiría de ella?

Había actividades tan íntimas en su historia con Draco. Algunas habían incluso sido físicamente dolorosas para ella; pero, paradójicamente, las había disfrutado porque lo había visto absolutamente trastornado de placer— ¡como lo había amado!

Lo había amado hasta un lugar donde aceptó dolor para darle placer.

Y él se había reído de ella.

Se sentía usada y abandonada. Avergonzada. Su orgullo pisoteado. Su confianza resquebrajada.

Comenzó a sollozar descontroladamente.

Lo odiaba. Lo extrañaba.

Ciertamente lo había amado como a nadie. Había deseado un día ser la madre de sus hijos.

Y ahora no había nada. Solo un mar de emociones negativas y después un vacío infinito y — desolación. Los sollozos entrecortados la ahogaban— estaba comenzando a hiperventilar.

Madam Pomfrey abrió las cortinas que rodeaban y daban privacidad a su cama, la había escuchado e iba ya armada con un par de pociones.

-Buenos días señorita Granger, que bueno que despertó hasta este momento, le hacía mucha falta dormir. Aquí tengo las otras pociones que le voy a prescribir para ayudarle un poco en esta crisis que está usted atravesando.

…..

La curandera se encontraba finalizando de explicar las instrucciones acerca de cómo tomar las pociones cuando Ginny apareció detrás de la cortina.

Buenos días- saludó la chica con una sonrisa, después dirigiéndose a madam Pomfrey continuó, -espero no estar interrumpiendo, solo quería venir a saludar y a ver si Hermione estaba mejor, mmm— ¿podría quedarme unos minutos madam Pomfrey?

-Si, está bien señorita Weasley. Ya estábamos terminando. Muy bien, no olvide mi recomendación señorita Granger. Trate, en los tres días que durará la prescripción, de llegar a un lugar adecuado emocionalmente y si necesita que la envíe con un profesional ya sea psicólogo o terapeuta , por favor solo venga a visitarme, será un placer auxiliarla.

-Gracias madam Pomfrey- se despidió Hermione.

Ginny caminó hacia la cama, se sentó junto a su amiga y la abrazó. -Lo siento Hermione.

Después de unos instantes la liberó del abrazo.

-Pero me alegra ver que ya estás más tranquila- dijo acariciando su brazo.

-Lo que pasa es que estoy drogada Ginny. Me dieron este calmante que

debo tomar por tres días. Y pues— me siento como que todo le hubiera pasado a otra persona, no a mi. A alguien a quien no conociera bien. Como si fuera una película .- removió las cobijas de sus piernas y se giró en la cama para buscar sus zapatos. -Gracias por venir y estar al pendiente de mi, amiga.

-Todos querían venir, ya sabes Harry, Luna, Neville, bueno hasta Ron y Lavander, pero no los deje, ya vez como pueden ser de entrometidos algunos de nuestros amiguitos. Quizás lo que tú quieres es olvidar y no hablar de lo que pasó.

-Quisiera poder hacerlo Ginny, pero madam Pomfrey me recomendó reflexionar ayudada por la poción. Me dijo que quizá sería bueno hablar con mis amigos de esto. Pero no ahorita, tú tienes que apurarte para llegar a tu clase no quiero que llegues tarde por mi culpa. Te veo para la segunda clase, me dieron permiso para no ir a la primera.