14.
Zabini golpeó la bola blanca en la mitad inferior, pretendía meter su tercera bola, la que lleva el número 11, había escogido las de las franjas blancas. Se reunió con Draco el jueves por la tarde en la casa de éste para informarle los resultados de su encuentro con Sarah.
La bola blanca no sólo no llevó a la otra con la zona central roja y el número 11 a la tronera sino que regresó sobre su trayectoria para quedar en la posición más favorable para el tiro del siguiente jugador.
El chico rubio se preparó para su turno. Tomó la tiza y la giró en la punta del taco mientras observaba con su rostro en blanco el acomodo de las bolas. Zabini ya le había explicado que la chica del padre francés no había tenido que ver con las fotografías y que ni siquiera había tenido idea de que eso había sucedido.
Acomodó el taco en un pequeño espacio entre sus dedos, se trataba de un tiro sin la mayor complicación, en una línea recta hacia la tronera de una de las esquinas. Un golpe en la parte inferior de la bola blanca aseguraría que esta se regresará después de chocar con su objetivo, o que al menos se detuviera pronto para no caer también. El siguiente tiro, en el que iría por su bola con el número 6 tampoco debería ser difícil, aún menos si lograba colocar la bola blanca en el lugar que había calculado.
-Entonces ¿Qué piensas hacer? Quizás si fue tu padre quien pagó a alguien para tomar esas fotos y enviarlas. Bueno...- Zabini guardó silencio por un momento y dudo un poco si debía continuar, mientras observaba la bola número 5 de su amigo caer en el lugar adecuado. -aunque... aún cuando Sarah no sabe quién lo podría haber hecho… quizás podría haber sido su padre o alguien más a quien le desagrade tu ex. Quizás la prima de Goyle podría saber algo al respecto, después de todo era su cabaña ¿no?
Draco caminó alrededor de la Mesa hacia el mejor lugar para el siguiente tiro, Zabini tomó un trago de su vaso de firewhiskey y lo saboreó.
-Sí, quizás. De cualquier forma voy a hablar con mi padre y le voy a advertir que debe dejar de meter su nariz en mis asuntos y si no fue él pues necesito hablar con Sarah para después ver a su padre. -Draco colocó el taco en posición y se preparó para tirar.
-Mira, maestro quiero que tomes esto con calma,- agregó el Zabini.- pero también necesito decirte que Sarah finalmente me dió entrada y creo que quiero salir con ella formalmente como novios. Tal vez su padre no esté en las mejores condiciones emocionales para hablar contigo.
Quizá Zabini calculó el momento de darle la noticia para distraer el tiro de su amigo y así hacerlo perder su racha ganadora o quizás solo fue una alegre y fortuita coincidencia.
Draco cerró los ojos aún un poco doblado sobre la mesa con su taco aún en posición dentro de sus manos y apretó sus labios en una mueca de molestia.
-Diablos Zabini ¿Ahora cómo carambas te voy a poder creer?- le dijo mientras se enderezaba. -Vas a tener que tomarte la última dosis de veritaserum de la maldita botella.
-Con toda honestidad, Draco ¿también vas a desconfiar de mi? ¿por qué mejor no te consigues un pensadero?- empezó Zabini mientras se colocaba en la posición adecuada para su bola 11. -Dar dosis de veritaserum a diestra y siniestra no es negocio. -guardó silencio mientras mandaba la bola a la tronera.
Evaluó las opciones del siguiente tiro y caminó hacia el siguiente lugar.- Al final te va a salir más caro si sigues dudando de todo el mundo ¿cuanta plata te saco el señor Burgin por la mísera botellita con 2 dosis de veritaserum de contrabando? Me imagino que una pequeña fortuna ¿verdad? Piénsalo.- el chico se colocó para golpear su bola 15 y con ella tratar de hundir también la 12. Hizo su movimiento que fue exitoso en hundir sus bolas pero desafortunadamente golpeó primero la bola número 7 de su amigo perdiendo así su turno. -De cualquier manera te doy mi palabra que te he dicho la verdad ¡Por todos los dioses! eres mi amigo. Confía en mí.
-No manches Zabini. Esto se está poniendo muy pinche enredado. - dijo Draco mientras hundía su bola 6, la mesa ya estaba muy libre, tenía todas las posibilidades de ganar la partida.- Pero sí me gustaría saber quien chingados tuvo la maravillosa idea de entrometerse en mi vida. Esto no puede quedarse así nada más, invitando a que sigan queriendo interferir.
-No creo que ganes mucho con enterarte de quien fue amigo. Pero como gustes. Y ¿qué piensas hacer con Granger?
Draco exhaló molesto. -Voy a seguir intentando, le he estado enviando cartas, pero nada más no se digna a responderlas, bueno ni siquiera las ha abierto. -metió la bola 7 y continuó.-Le seguiré enviando a mi búho unos cuantos días más. Pero si no responde pues creo que solo me quedará esperar a que termine la escuela. Carajo, al final de cuentas eso era lo que ella quería, que dejáramos de vernos todo ese tiempo.- hizo un chasquido con su boca y movió un poco su cabeza en molestia.- Me preocupa un poco de que mientras tanto se vaya a enredar emocionalmente con alguien más- se movió nuevamente para encargarse de la última bola, la número 8. -Aunque no creo que debería de pensar en eso. Si soy sincero, no creo que sea posible, ha estado súper atascada con las tareas.
-¿Por qué no le pedimos a Daphne que le pida a su hermana que la cheque por ti? Creo que es prefecta este año ¿cómo se llama? ¿Astrid?
-Si, creo que si.
-Todo se va arreglar , mi buen. Después de todo solo la besaste. Y no es como que la primera vez hubieras llegado a los brazos de Granger puro e inmaculado.
Con esa confianza Blaise decidió que no necesitaba decir cosa alguna acerca de la poción de lujuria que su amigo había bebido sin saberlo.
…...
Pasó una semana en la que Draco siguió enviado cartas. Cada nuevo día abría la que había enviado un día antes y volvía a escribir prácticamente lo mismo pero relatando un día más que había transcurrido desde su último encuentro. Si Hermione finalmente se dignaba a abrir su correspondencia se daría cuenta de que no había solamente, de manera perezosa, enviado la misma carta de un y otra vez.
En siete días envió siete cartas diferentes, todas fueron devueltas sin siquiera haber sido abiertas. Finalmente desistió de sus intentos.
Tendría que armarse de paciencia y esperar. Después de todo 5 semanas no era el fin del mundo. Lo podía hacer y de esa manera le iba a mostrar que podía esperar por ella. Que podía tener control de sus instintos. Eso fue lo que ella le había reclamado ¿cierto?
Se metió profundamente a su trabajo. Trabajando hasta 14 horas al día y hasta por siete días a la semana. De vez en cuando se reunía con Nott y con Zabini. Y cuando las chicas a su alrededor trataban de abrirse camino hacia su corazón o hacia su cuerpo había tenido que incluso recurrir, en una que otra ocasión, a mentiras y a ser un poco grosero para que dejaran de querer tocarlo.
Iba a aprovechar para demostrarle a Hermione de una vez por todas, de tal manera que no quedara duda alguna, que ella era la mujer para el. La única en la que quería pensar. Con la que quería hacer planes para el futuro.
Los primeros días ni siquiera tenía ganas de pensar en sexo. El apesadumbramiento y la frustración que los recuerdos le provocaban eran motivo suficiente para mantenerse desinteresado, para sólo pensar en trabajar.
….
Dos semanas después de su última carta, cuatro semanas después de haber discutido con ella, seis semanas después de su última relación sexual aún estaba decidido a seguir ignorando las necesidades físicas de su cuerpo. Sin embargo cada día era más difícil.
Poco a poco pequeños incidentes empezaban a causarle emoción. Cosas sutiles como la manera en que la bruja joven que les servía en el restaurante le ofrecía una sonrisa, la manera en que notaba cómo el viento movía el cabello de alguna chica mientras él caminaba por algún parque. Pero sobre todo los recuerdos, día a día pequeños momentos traían a su mente imágenes del pasado.
Un día de esa semana estaba en su baño. Preparando la tina.
Joder. Los condenados hielos se estaban deshaciendo, solo los había dejado sin refrigeración por unos minutos mientras comía rápidamente una hamburguesa sentado a una mesa al aire libre de la cafetería de un supermercado en Londres, pero se trataba de un día especialmente caluroso en mayo.
Había regresado de correr por el bosque como lo había estado haciendo ya por semanas. Ese día se había sentido especialmente determinado a continuar corriendo, habían sido horas, un pequeño maratón con el que quería olvidar lo que había en su cabeza. Por algún lugar había escuchado que el ejercicio extremo ayudaba a los hombres a disminuir su libido. Y su libido últimamente le estaba dando dolores metafóricos de cabeza.
Se detuvo cuando ya comenzaba a atardecer, cerca de las 8 de la noche. Y después de estirar sus músculos y enfriarse se percató del dolor intenso en su cuerpo. Parecía que hubieran pedazos de vidrio dentro sus piernas. Así que decidió ir a una tienda a conseguir una bolsa de hielo para meter su cuerpo en un baño helado. Aprovecho para comprar unas cuantas cosas que hacían falta en la despensa. Cuando salió, el olor de la comida que la cafetería de esa tienda preparaba lo convenció de poner algo rápido en su estómago. Después de todo el ejercicio de ese día podría comerse un elefante.
Estaba llenando la tina de su baño y notó, cuando vaciaba los hielos, que había ya una cierta cantidad de agua en el fondo de la bolsa. Ni que hacer al respecto, ese hielo tendría que ser suficiente. Cuando tenía el nivel apropiado comenzó a desvestirse, y de repente un collage de recuerdos le debilitó las piernas. Esa tina casi nunca se usaba. Había sido especialmente útil en su infancia cuando era la forma más cómoda e interesante de tomar baños para un niño. Cuando creció un poco y dejó de interesarle jugar por horas en el agua entonces la tina fue abandonada por años hasta que ella llegó a su vida.
Habían sido experiencias tan sublimes, los dos en la tina, la calefacción a una temperatura cálida y confortable y su hermoso cuerpo recostado de una u otra manera casi sin peso sobre el de él. Sus manos recorriéndola casi sin fricción gracias al agua. Sus labios en los de ella. Cerró sus ojos e inhaló aire con dificultad. Que no daría por poder tenerla en sus brazos en ese momento.
¡Deténte! Se gritó a sí mismo en su cabeza. Inmediatamente se metió sin piedad en el baño helado, con una desesperación que parecía decir que se estaba castigando a sí mismo.
…..
El día que fue a charlar con la prima de Gregory Goyle a la cabaña de la familia de la muchacha. Estaba sentado en una silla de playa esperando a Zabini y a Marieta Goyle que habían ido a la cocina a traer vasos y limonada. Observaba el ir y venir de las olas, la espuma que se formaba cuando rompían en su trayectoria y una boya flotando perezosamente, dejándose mover al ritmo del agua bajo ella. Se sintió hipnotizado por el ritmo cadencioso del movimiento, tan sensual, como la sensualidad de los movimientos cuando hacía el amor con Hermione.
Maldición. Ya no tenía ganas de estar ahí. De seguir investigando quien había tomado las fotos. Solo quería ir a distraerse a cualquier lugar que le pudiera quitar esa necesidad tortuosa de su cuerpo.
Por cortesía hacia su amigo, había acordado que iba a investigar el asunto indirectamente para así poder evitarle a la novia de Zabini más conflictos con su padre, al menos hasta no tener una idea más clara de que el señor era o no culpable.
Marieta Goyle les informó que el elfo de la familia de Sarah había estado presente el día de la fiesta. El padre de la chica lo había ofrecido para que ayudara en lo que se pudiera necesitar. Pero la prima de su ex compañero les dijo que había notado que la pequeña criatura de repente se desaparecía sospechosamente de sus labores.
Draco concluyó que el responsable era el papá de la novia de su amigo. Quería hablar con él y darle un poco de su ira. Pero Zabini había sido un apoyo tan grande en estos días y la chica ya no era una amenaza para él; y probablemente su papá tampoco. Ahora seguramente Zabini era la preocupación del señor.
Tal vez debería esperar y no complicar la vida de Zabini yendo a pelear con el padre de su novia.
…
Ya solo faltaban menos de dos semanas para la ceremonia de graduación en Hogwarts y él estaba convertido en un manojo de nervios. Iban a ir a la casa de la novia de Nott a tratar de convencer a la hermana menor de la novia de Theodore de que lo dejara acompañarla a la ceremonia de graduación. Los graduados a esas alturas del calendario deberían haber ya comprado los boletos necesarios para sus acompañantes extras. Tenían derecho a dos invitados y si necesitaban más lugares debían comprarlos con suficiente tiempo.
Draco había tenido una pequeña esperanza de que Hermione lo invitara a estar presente en esa fecha tan importante para ella. Pero su invitación nunca llegó.
Zabini insistía que se colará a la ceremonia con la ayuda de Astrid la hermana de Daphne. La chica tenía que estar presente en su papel de prefecta de sexto grado, para auxiliar en la ceremonia y en pequeña recepción que habría después. Como tal tenía derecho a llevar a un acompañante.
Le pidieron apoyo a Nott.
"Par de boludos, se llama Astoria y no le vayan a llamar Astrid, porque van a fregar su oportunidad." Les advirtió Nott.
Mientras bromeaban en el jardín de la casa de los Greengrass, después de que Astoria había estado de acuerdo en llevar a Draco como su invitado, éste pelaba una naranja que había tomado del frutero en la mesa del jardín. Cuando estaba quitando el último pedacito de cáscara de repente su mente involuntariamente comparó la sensación de la suavidad y redondez de la naranja con cierta parte de la anatomía de su amada. Por unos segundos su sangre se apresuró hacia al centro de su cuerpo.
Soltó la ofensiva pieza de fruta y se recargó con frustración el el respaldo de la silla. Esto era el pinche colmo, ser perturbado por una pieza de fruta. Definitivamente se estaba volviendo loco.
Regresó a su casa. Después de tomar un baño lo más frío posible se metió a la cama. No había lugar donde pudiera encontrar paz. Incluso tratar de atenderse a sí mismo era increíblemente frustrante. En esas atenciones no había la promesa de una ilusión por el futuro, había una incertidumbre de quizás haber perdido a la mujer de su vida.
Un dolor de pensar que sus fantasías pertenecían a su pasado y no a su futuro.
