18.

Pamela, la recepcionista y secretaria, abrió sus ojos con sorpresa cuando lo vio entrando a las oficinas de ese departamento. Inmediatamente trató de disimular la sorpresa detrás de una sonrisa que pretendía parecer tranquila. Era obvio, al observar al joven empresario que se acercaba, que la cuna de la que provenía era una de abolengo.

-Licenciado Malfoy. Que gusto verlo -le dijo mientras daba golpecitos nerviosos con la pluma en el mostrador ¿en qué puedo ayudarle?

Draco había caminado hacia el mostrador detrás del cual se encontraba la chica. -El gusto es mío Pamela. -Con una sonrisa amistosa respondió. ~Me di una vuelta por acá porque necesito apoyo con unos problemillas legales que me están quitando la tranquilidad. ~con esto levantó un poco el folder que llevaba, junto con otras cosas, en la mano derecha, para así mostrarle su punto. -Y pues, quien mejor que Hermione para ayudarme con esto ¿verdad?

-Oh. Si. Por supuesto. Ella es la estrella de este departamento. -dijo con una sonrisa cómplice. -Mhm - hizo una pausa para hojear la agenda de Hermione, tratando de decidir al mismo tiempo cuál era la manera más apropiada de manejar el asunto. Ella sabía que la pareja había terminado hacía un par de meses. Todo el mundo lo sabía. Tendría que actuar con precaución pues nada nuevo había sido mencionado últimamente. -No veo ninguna cita en su agenda ¿lo está esperando?- le dijo con miradas que se dividían entre el joven y las hojas del cuadernillo de la agenda. Estaba buscando más información sin sonar muy desconfiada. Finalmente mantuvo sus ojos en él, de manera tan natural como pudo.

-Probablemente.- Respondió el chico afirmando casi imperceptiblemente con su cabeza. Una respuesta vaga con la que respondía veladamente la pregunta implícita en la pregunta explícita.

-Oh. Está muy bien. Mhm… Su agenda se ve ocupada el día de hoy, pero por favor tome asiento.- Le mostró, con un ademán de su mano, el sillón azul a un lado de la puerta de entrada en donde él podría esperar y se levantó de su silla.

Sabía que la agenda de la chica no estaba saturada pero había captado el sentido de la respuesta que había recibido. -Permítame informarle a Hermione que está usted aquí.

-Muy bien. Pero antes.- le dijo mientras tomaba el folder con su mano izquierda dejando al descubierto en la mano derecha una rosa envuelta en papel celofán y par de cajas blancas.- le traje unos chocolates a Hermione, le gustan mucho. Bueno, en realidad son avellanas cubiertas de chocolate, importadas de Alemania. También te traje unos a ti, ojalá te gusten, son muy ricos. -dejó el folder sobre el mostrador y le ofreció una de las cajas. -A mi madre también le encantan.

-Que hermoso detalle. Muchas gracias, estoy segura de que los voy a disfrutar mucho.- Esta vez su sonrisa se veía más cálida.

….

Pamela tocó a la puerta y escuchó a Hermione invitarla a pasar.

Cuando entró la vio dándole instrucciones a Hannah Runcorn a través de una llamada de floo.

-Si Hannah, es importante que confirmes primero la disponibilidad del auditorio "Scrimgeour". Definitivamente no podemos llevar a cabo el entrenamiento en ninguno de los otros salones, no cabriamos. Permíteme un segundo. -le dijo para voltear a ver a la recepcionista del departamento de justicia. - Si, Pam, ¿qué es lo que se ofrece?

-Es Draco Malfoy... está afuera.- con esto pudo ver cómo la chica trigueña abrió los ojos en sorpresa e inmediatamente después desvió su mirada. -vino a solicitar una reunión contigo. Dice estar necesitando asesoría legal.

Hermione regresó sus ojos a la figura de Pamela, muy seria, tragó saliva y volteó a ver a la imagen en la chimenea. -Dame un momento Hannah. Yo te llamo.

-Por supuesto. Espero tu llamada.

Después de maniobrar un poco con su varita, la imagen en las llamas desapareció y Hermione miró a la recepcionista de su departamento. -No puedo recibirlo Pam. Mhm... ¿Te dijo exactamente para qué asunto necesita ayuda?

-No, pero trae una rosa y chocolates para ti ¿Quizás también tenga otros motivos?

-Oh...si… tal vez.- Miró su propia mano como si hubiera algo muy interesante en ella. Después de un momento continuo. -Tuvimos un rompimiento muy difícil. No creo que sea conveniente que sea yo quien le ayude. -Mordió con preocupación su labio inferior. -¿Qué tanto te preguntó?

-Nada, no preguntó nada. Solo pidió verte para cierta asesoría legal... Le dije que tu agenda se veía muy llena el día de hoy.

-Oh. Muy bien. Gracias.- pensó por un momento con su mirada fija en la chimenea. -¿Está ocupado Sebastian?

-Un poco. Lo usual. No tiene ninguna tarea urgente que yo sepa.

-Dile a... Malfoy que no puedo atenderlo.- le había costado trabajo decir su nombre pues un día había decidido olvidarse de su existencia. -Dile que el día de hoy estoy extremadamente ocupada, que estoy supervisando la organización de una capacitación y preparando el material para un juicio muy importante; que probablemente ni siquiera tendré tiempo de salir a almorzar, o a comer. Si pregunta, dile que es muy probable que trabaje horas extras. No quisiera que se le vaya a ocurrir esperarme. Pídele a Sebastian que lo atienda, por favor.

….

Cuando después de la escuela se entrenó por un par de meses para este trabajo secretarial, le advirtieron que en ocasiones se enteraría de fragmentos de la vida personal de sus superiores. Que en ocasiones tendría que negar o al menos filtrar el acceso a ellos. Pero el haberse enterado de que podía suceder no la había inmunizado para este sentimiento tan incómodo de tener que hacerlo. A ella le caía bien ese muchacho. Era una pena que no pudiera ayudarlo abiertamente.

-Licenciado Malfoy, desgraciadamente la señorita Granger está extremadamente ocupada el día de hoy. -Le dijo con una mirada llena de empatía cuando llegó a su lugar. Como hubiera deseado poder ayudar. -Pero alguien más le puede auxiliar. Sebastián es un muy eficiente miembro de este departamento, el puede asistirle.

El infierno se enfriará antes de que él les permitiera hacerlo a un lado tan fácilmente. Sabía lo que quería y estaba dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo. Tenía aún influencias pues, aunque ya no era rico al momento, el ministerio tenía bien clara la montaña de plata que habían recibido, a través de los años, de parte de la dinastía Malfoy. No iba a aceptar la ayuda de nadie más, solo del mejor. Y el mejor para asistirle con ese proceso legal era ella.

Deseaba que se modificara la legislación que le impedía por un par de años tratar personalmente asuntos de negocios con muggles, debido a los crímenes que se encontraban en su récord. También deseaba que elevaran la edad a la cual, en esa sociedad, se comenzaba a juzgar a los jóvenes como adultos. Sabía que había amplios ejemplos en las sociedades no mágicas; ella era la más versada en el tema.

Pamela y Sebastian tuvieron que estar de acuerdo. Hermione era la persona más apropiada para apoyar en un asunto tan arduo como lo era la reforma de algún artículo de la ley. Más aún cuando este artículo de la ley afectaría mucho a esa generación tan dañada por la guerra, de la cual ella era parte. Aún más cuando una de las referencias importantes sería lo que las sociedades no mágicas hacían con sus juventudes.

Acordaron después de una larga discusión que Sebastian tomaría todos los datos importantes de la idea que tenía el joven, abriría el caso y haría una investigación inicial.

Pamela encontró un espacio en la agenda de Hermione. Podría recibirlo en dos semanas. Esperaba que al haber dejado, artificialmente, tanto espacio entre ese día y la próxima visita, Hermione tuviera tiempo suficiente de procesar el encontrarse nuevamente con el joven que algún día había sido su novio.

…..

Dos semanas después Draco regresó al departamento de justicia seguro de que en esta ocasión si hablarían. Tenía una cita específicamente para encontrarse con Hermione.

Cuando Pamela le explicó que una vez más Sebastian sería el encargado de atenderlo, tuvo que respirar profundamente antes de protestar. Casi estaba seguro de que su ex estaba en su propia oficina, no en una junta urgente en la oficina del ministro Shacklebolt. Después de aceptar hacer una revisión breve de los avances hechos por Sebastian y de re agendar su cita, el joven tomó asiento enfrente del escritorio del interno del programa de abogacía.

Pasaron un par de minutos revisando notas que había hecho Sebastian.

-Hola Pam.- Saludo Peter, el asistente del ministro de magia cuando entró al departamento. -Hicimos correcciones a la página 3 de este documento. Faltaría la firma de Hermione. El ministro Shacklebolt los necesita urgentemente. Salimos en 10 minutos a ver al otro ministro.

El color se fue de la cara de la recepcionista cuando sintió como Draco se giraba en la silla para mirar la escena.

….

Cuando salió de la oficina de Hermione, aún se sentía avergonzada. Entregó los papeles a Peter y lo observó retirarse después de que revisó que el folder estuviera en orden.

Hubo un sonido de una silla siendo deslizada sobre el piso y Pamela volteó a ver cómo el chico de cabellos dorados (o casi plateados) se levantaba y se dirigía en su dirección. Mordió sus labios preocupada y cuando él estaba cerca y volteó a mirarla ella dijo "lo siento" en voz baja llena de culpa.

Él asintió con la cabeza pero no se detuvo a esperar explicación, continuó caminando hacia la puerta detrás de la cual se estaba escondiendo la mujer de sus sueños. Había una opresión en su pecho. Dolor mezclado con ira.

-Licenciado Malfoy. Espere. No lo haga. Podemos resolverlo de otra manera.

No se detuvo. Llegó a la puerta e intentó abrirla. Estaba bloqueada. Sacó su varita mientras ya Sebastian se dirigía apresurado hacia él, instigado por los gritos insistentes de Pamela. Con movimientos rápidos desbloqueo y abrió la puerta.

Pamela había puesto ya una llamada urgente de auxilio al departamento de aurores. Estaban en camino.

Sebastian trataba de jalar a Draco hacia afuera de la oficina de Hermione mientras este trataba de deshacerse de las manos en su brazo y al mismo tiempo de ubicar a la dueña de esa oficina. No sabía que ella ya dominaba el hechizo para ser invisible. Pero su varita le confirmó la presencia de otro ser humano.

-¿De verdad, Hermione? ¿Es lo que se te ocurre? ¿Esconderte como una niña asustada? Ten valor de escuchar mi verdad y deja de actuar con inmadurez.- espero un momento y al ver que no había respuesta continuó. -Tengo otra cita contigo en dos semanas. Espero que entonces te comportes a la altura.

Jaló una última vez su brazo. Y se dirigió hacia la salida.

Volteó a la izquierda y vio a Ron y a Harry corriendo en su dirección. Con una mueca de molestia en su cara, se giró a la derecha para caminar hacia el elevador y presintió, por el ruido de los pasos, en qué momento una mano lo jalaría para forzarlo a voltear.

Vio a Ron y reaccionó rápidamente cuando le gritaba "con una chingada" al tiempo que le soltaba un puñetazo dirigido hacia su cara. Se movió hacia atrás para esquivar el golpe y, un segundo después, lleno de furia le lanzó uno de su parte. Su puño aterrizó en la quijada de Ron para después seguir en contacto con su cara para ir a desviar su tabique. Ron fue lanzado hacia atrás dando traspiés y se dobló en dolor llevando sus manos a su cara.

Había gritos de brujas que habían salido de por aquí y por allá al escuchar la escaramuza. También magos de diferentes edades observaban llenos de curiosidad.

Ya Harry había llegado y Draco levantó sus manos en señal de no querer más agresiones. Volteó hacia el departamento de justicia donde Pamela, Sebastian y otros lo miraban con ojos desorbitados. Atrás de ellos, al fondo, alcanzó a distinguir un par de ojos color miel que lo miraban. Sostuvo esa mirada por un par de segundos hasta que se percató que Harry lo había comenzado a esposar.