Capitulo 09: Fiesta de noche, pena de día.

" Good Omens es un libro propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman, una serie de Amazon prime"


Baal llegó con un semblante de pocos amigos a la oficina, encontró a Anathema sentada en su lugar asustada, algo pálida y con muchos murmullos alrededor de ella, no entendía el contexto, pero su agudo sentido le dijo que algo había ocurrido en su ausencia.

— ¿Te atrapó la lluvia? — pregunto la morena, observando el gesto ofuscado de su jefa, ella recordó el incidente con Gabriel, y torció el gesto aun más, el gerente era como una "lluvia acida" esa que te arruina la ropa y las ganas de caminar por un parque.

— Digamos, que si — le contesto seca, Anathema observo que la joven tenía algunos restos de maquillaje en la camisa y opto por no hacer preguntas, en definitiva, el humor de todos era demasiado pesado, siguió mirando su computador, hasta que Beelz empezó a hablar, un poco en forma de queja y otro para captar su atención.

— ¿Qué se siente saber arreglarse? — le pregunto, la jovencita dejó de escribir para mirar fijamente a su jefa, ella lucia cabizbaja, tenia el rostro como quien pierde a su mascota de niño o pierde en el partido de futbol de la escuela — las chicas como tú, la tiene más fácil.

— No entiendo eso de "arreglarse", tú no estas descompuesta — se burló la abogada, captando la idea de su jefa, ahora entendía los restos de maquillaje y el humor más pesado de lo habitual — ¿Quién te hizo sentir así?

— Porque asumes que fue "alguien" que hizo "algo" a mi persona — dijo indignada, Anathema sonrió, y acerco su silla de escritorio, al lugar de su jefa, como si este fuera una mesa donde se reúnen dos amigas.

— Porque aun tienes restos de rubor durazno en tu blusa, y, por que en lo que llevó aquí no había notado ese semblante de derrota en tu rostro.

Beelz suspiro, la mujer era intuitiva, al parecer su problema ocasiono que ella perdiera el miedo de hace unos momentos.

— Mi trabajo lo es todo Device, odio que la gente me haga menos por mi físico — explicó — creen que no tomó en cuenta el horrible apodo con lo que esos terribles oficinistas se refieren a mí, nunca me importo, jamás, pero hoy, simplemente quise ser diferente y que encuentro, ¡burlas!

— Beelz, no necesitas maquillaje, son pequeños cambios, de poco, yo soy una nerd hecha y derecha que finge formalidad, puedes ser algo así, una persona profesional sin necesidad del glamur, no necesitas ser una modelo para ser la genial abogada que eres.

Ella le sonrió a Anathema, de una manera sincera, y Device pensó que seria afortunado aquel quien viera aquella sonrisa todos los días, después de aquellos ánimos, se sintieron ambas mejor.

— Me comentaron que Aziraphale te llamó a su oficina ¿todo bien? — pregunto rompiendo su tranquilidad, Crowley tenía razón, los chismes eran más rápidos que la lluvia de Londres, ella lanzó un suspiro de resignación, su jefa la regañaría.

— Sucede, que ha ocurrido un malentendido, Aziraphale malinterpreto una actitud mía, y pues me retó por eso — explicó ocasionando que Elizabeth se pusiera de pie, Anathema se alarmó con eso, ¿Qué diablos le pasaba a su jefa?

— ¡No puede regañarte!, ¡soy tu superior, él debe avisarme que temas tiene contigo! — exclamó molesta, Anathema la tomo del brazo, la había liado en grande.

— No, no Beelz, ya quedo resuelto, sabes que Fell no es dado a regañar, créeme que ya se solucionó— exclamó causando que varios las miraran como si tuvieran la peste, Crowley iba llegando del ascensor observando a belcebú molesta y siendo jalada por una Anathema asustada, una escena demasiado hilarante.

— ¡Vaya, que mañana tan productiva Baal! — le grito, ocasionando que la aludida soltara un respingo.

— más te vale que no me digas nada, tú ángel regaño a Device, esto no se quedara así.

Crowley miró extrañado a la jovencita, quien tenia las mejillas hirviendo de la pena, había soltado a Beelz, pero esta quería gritarle unas cuantas a Aziraphale, siendo detenido por el pelirrojo quien no estaba de acuerdo con lo que ocurría.

— Elizabeth, no puedes irle a gritar al gerente, el humor de Aziraphale no es el mejor hoy, juntos harán una cosa que no dará marcha atrás, hablare con él — le dijo volteando los ojos con fastidio la ver que Beelz aun quería apartarlo del ascensor — deja de hacer espectáculo.

— No pueden venir a gritarle a mi gente, no así Anthony, es inaudito — se quejó ella, pero se detuvo al ver que Crowley le dedicaba un gesto de calma — espero pongas los puntos sobre las "i", si no, yo se los aclarare al rubio.

— Lo haré, necesito hablar con ustedes — les dijo a ambas, mirando al resto del personal que siguió trabajando, el coordinador no tenia el mejor genio cuando había cotillas a la vista, Anathema observo un documento en su mano, era la invitación para la reunión por fin de año.

— ¡Esa mierda, que Michael insiste en hacer! — se quejó Baal, Crowley asintió con una sonrisa ancha, claro que era una tontería que realizaba la presuntuosa asistente de dirección, como despedida de fin de año, pero quienes eran ellos para criticar.

— Así es, mi amargada compañera, espero que lleven sus mejores pasos — les sonrió, dándoles el documento a las dos, Beelz torció el gesto, Anathema se quedo intrigada al ver que su documento tenia un mensaje que cubrió de los ojos curiosos de su jefa, quien estaba hastiada de la idea de aquel evento.

En aquel papel lucía un mensaje pícaro del coordinador, donde insistía en que llevara a su amigo de las gafas, ese tipo no tenía remedio, mira que Newt y ella solo se habían visto por accidente, y ahora ella recibía una cucharada de su propia medicina por parte del pelirrojo.

Después del incidente con belcebú, Gabriel terminaba unos balances, su oficina se le hacía asfixiante y quería gritar de la frustración, su mañana había sido horrible, termino su "relación" con su última cita debido a la causante de su irritación.

Elizabeth Baal era una mujer sin belleza, cualquiera que la mirara de cerca hallaría mil imperfecciones en su rostro juvenil, aquellas marcas que se dibujaban cuando se estresaba, la falta de arregló y esos hoscos modales; quería domarla, seducirla y quitársela de la mente, pero no, ella era tan difícil.

Y los retos le fascinaban, por eso en medio del éxtasis grito su nombre, causando que recibiera la bofetada de su vida de la rubia de piernas divinas que yacía bajo su cuerpo fornido.

Se quedo sin cita para el baile de la oficina, iría sólo, deseaba usar su ultima tarjeta con la abogada, observo el cheque de petición que le había dejado a su secretaria, por primera vez saldría a dejarlo él mismo.

La gran noche llegó, la compañía había rentado un pequeño salón en el centro de Londres, la comida lucia en su esplendor, y Michel se paseaba en un outfit deslumbrante, un vestido color rojo de coctel que lucía esplendido en ella, esperando sin parecer ansiosa la llegada de su pareja, revisaba con esmero los últimos detalles cuando sintió unas manos tomar su cintura con cuidado, haciendo que el gesto de sorpresa se levantara en su rostro.

— ¡Satanás! * — exclamó, ella, viendo como el hombre de imponente altura le colocaba su rostro en su cabello castaño, aspirando su aroma, ella se ruborizo, estaba feliz de que no hubiera nadie en aquella habitación.

— Luces fantástica, como siempre — la elogio, y ella sintió una sensación cálida en el pecho, después de todo su jefe también lucia de maravilla, altura y porte excepcional, cabello negro algo largo, y una mirada severa, era un hombre de una belleza peculiar.

— Eres un pillo, déjame antes de que nos vean — se quejó ella, apartando sus manos largas de su cuerpo, el le dio una sonrisa alejándose de ella, aquel hombre era su perdición, pero las apariencias podían más.

Aziraphale compro un traje nuevo, a consejo del pelirrojo, Crowley insistió en pasar por él, y ahora ambos iban en el Bentley de su colega; cuando le pidió que fueran juntos no se imagino ir en un estilo de cita.

Pero en la puerta de su hogar apareció un Crowley vestido de gala, con una sonrisa que rompería los corazones de muchas damas, el suyo latía con rapidez; a diferencia de su compañero su ropa no era tan lujosa, pese a ganar miles de euros, Aziraphale no compraba en tiendas de moda, ni siquiera sabia que era lo que estaba en tendencia, solo tomaba lo que era cómodo, parecía un mullido sofá, a Crowley no le importaría descansar en dicho sofá, lo encontraba fascinante.

— Luces divino, ángel — lo elogio sincero, aquel traje beige le sentaba de maravilla.

— No quiero decepcionar a Michel — se disculpó — no después de la auditoria.

Crowley mascullo algún improperio, odiaba que hicieran sentir mal a su ángel.

— ¿Por qué me invitaste? — cuestiono, era para él insólito que fueran ambos como pareja, eran amigos, casi podría decirse que eran inseparables, pero de ahí a ser…pareja, era abrumador.

Crowley sintió una punzada en su corazón, soltaría todo en su coche, no era apropiado, pensaba que le aconsejaría aquella abogada en una situación así, estaba ambos rumbo al salón de eventos, quería ser sincero con él, pero también tenia miedo de perder, odiaba perder.

— Por qué…bueno…— tartamudeo el pelirrojo — sólo quería tu compañía — mintió nervioso, rezando por que ese motivo fuera suficiente para hacer matar la curiosidad del aludido, quien no estaba del todo convencido de aquel argumento, pero intento no poner nervioso al conductor, sobre todo cuando casi atropellan a una pareja que caminaba entre la lluvia fría de Londres.

— Querido, ¡cuidado! — lo regaño al ver que el joven protegió de una enorme ola de agua que se levanto bajo los neumáticos del Bentley, empapando a la pareja que los miraba con furia alejarse a enorme velocidad — Eso fue grosero, Crowley.

Lejos de ahí, Anathema se peinaba su rizada cabellera, amaba su peinado, pero quería lucir diferente, se puso un vestido color azul, el cual parecía tener miles de estrellas en su caída estilo falda imperial, con unos tacones altísimos color negro

Tomo un taxi, cortesía de Crowley quien aun no acababa de pagarle el enorme aprieto que la metió con Aziraphale, ella se dio una ultima mirada en el espejo, esperando que la velada fuera buena.

La gente empezó a llegar al salón, el cual estaba en su apogeo, había música selecta por Michel, comida basta que llamó la atención de Aziraphale, y gente vestida de manera elegante, Gabriel sonreía con malicia al ver bajar de su coche a Baal, paso por ella, después de que esta le debiera un pequeño favor, para su disgusto no llevaba un gran vestido, tenían un sencillo vestido negro, zapatillas desprovista de tacón y por toda joyería un collar minúsculo con forma de mosca, esto sorprendió al gerente quien no entendía tan singular pieza, su cabello estaba acicalado, pero no tenia ni una gota de maquillaje.

Aun así, ese cambio mínimo en ella hizo que más de uno la mirara, era sorprendente lo que provocaba un ligero cambio de vestuario en Beelz.

La abogada observo con sorpresa que su jefa llegaba en el mismo coche que Gabriel, intento no hacer ni un sonido, sin duda estaba sorprendida, pero tenia que ser cautelosa, Elizabeth no era tan paciente como Crowley con su extraño afán de emparejar.

Escucho la conversación sin querer, pero intento no perder detalle de lo que Beelz mencionaba al gerente.

— Te odio tanto, no puedo creer que quieras venir conmigo a este evento — se quejó ella — eres ruin al usar nuestro trabajo para lograr que saliera de mí hogar.

— Beelz, sin duda no eres la más sensata en cuanto a señales — se burló él, viendo de reojo que no hubiera nadie cerca.

—¿Señales? Eres un idiota, claro que veo que están empecinado a amargarme el día, sabes bien que nunca vengo a este evento — le aclaró ella, sumamente furiosa, observando que solo estaban ellos dos y Anathema fuera de su vista, entonces Gabriel hizo algo inaudito, que la dejó en una pieza, la tomo de la mano y le robo un beso en la mejilla, tan cerca de la comisura de los labios que Baal se quedó sin habla.

— Esta es la señal que vengo darte desde hace meses — le explicó él, tomándola de la mano, ella se soltó y corrió en dirección contrario — ¡Elizabeth!

Y él corrió detrás de ella, Anathema sacó la vuelta a esa situación cubriéndose el rostro, asombrada de haber acertado de nuevo, esperaba que a sus jefes les fuera mejor que a ellos dos, ocupada estaba cubriéndose que volvió a toparse en la puerta con la misma espalda angulosa del día anterior.

— Deberíamos dejar de "toparnos" así — bromeo Newt, observando lo bella que lucia la jovencita en aquel vestido de fiesta, ella le lanzó una sonrisa, otra vez esa sensación liviana en su estómago.

— Lo lamento, es que huía de…olvídalo — comento regresándole la sonrisa — ¿quieres bailar?

Él se miro algo apenado, nunca pensó que una chica lo invitara a bailar.

— Porque no— contesto, ella lo tomo de la mano, sin duda la noche era muy joven.

A lo lejos Crowley observaba divertido el hecho de que la jovencita se llevara a la pista al atolondrado chico de seguridad, miro a su ángel comer un platillo de la mesa del buffet para el personal, una canción lenta comenzó a sonar, algunas parejas se posicionaban en medio de la pista, unas más inusuales que otras.

Una canción que le traía buenos recuerdos sonó en el salón, él le extendió la mano a su compañero, quien lo miró con duda.

— Vamos, Ligur sacó a bailar al estirado de Hastur, nadie dirá algo raro por eso — intento consolar el hecho de que Aziraphale lo mirara raro, pero este dejó su comida en la mesa, y tomo la mano del pelirrojo.

— No me importa que se hagan una idea rara, querido — le contesto Aziraphale, ambos tomaron sus manos y se dirigieron a la pista — debo decirte que soy pésimo para esto.

Y lo era, Crowley lo había visto bailar dos veces, una en un discreto club de caballeros que le pidió que lo acompañara, solo por bromear, y la segunda en la boda de Aziraphale con aquella mujer, ambos estaban ajenos a los murmullos de alrededor, uno que otro miraba extrañado la singular pareja, Anathema se detuvo de su danza con Newt a admirar su obra.

El rubio no apartaba la vista de las gafas del pelirrojo, en un arrebato se las quito, guardándolas en su chaleco, Crowley soltó una sonrisa torcida, de esas que eliminaban el aliento, y giraron sin gracia, ante las risillas de ellos mismos que sabían que hacían el ridículo, pero en ese momento no importaba nada.

A los lejos Michel observa a lado de Satanás aquella escena, entiendo muchas cosas al fin, sin que eso le cambiara el semblante.

El pelirrojo esta en su punto, quiere decirle sus sentimientos, pero algo se detiene abruptamente, es un teléfono que suena.

— Alguien me llama — se disculpa soltándolo, haciendo que el pelirrojo masculle un juramento por aquel aparato obsoleto que aun tiene el rubio como teléfono, había arruinado el momento.

Y en eso sus ojos se abren, tan sorprendidos que asustan a Crowley.

— ¿Ángel? — pregunta preocupado, mirando que este se aleja de él.

— Ella me ha marcado — se disculpa, y se aproxima a la salida, dejando a Crowley confundido, quien se va detrás de él.

— ¿Quién? — pregunta, temiendo escuchar la respuesta, sabia de antemano por quien Aziraphale dejaría todo sin más, viejos recuerdos se abrían de nuevo, como una herida que no cierra.

— Esta en el hospital, me ha enviado un mensaje — le dijo sin más, parando un taxi y yéndose en él, dejando a un hombre debajo de la lluvia enojado y solo.


N.A. les traigo drama, en el siguiente capitulo sabremos quien es la ex esposa de Aziraphale, así que aguarden su odio por que veremos más del pasado del ángel.

*Imagino a Satanás como Benedict Cumberbatch, y me hice adicta al shippeo de él con Miguel que es más crack que nada, pero, en fin.

Gracias por sus comentarios y votos.