Capítulo 10: Huir.

"Good Omens es propiedad de Terry Pratchett y Neil Gaiman, Serie de Amazon Prime "


La lluvia comenzó a caer a raudales, Aziraphale veía por el vidrio del taxi las calles de Londres ser empapadas por esta, los recuerdos se agolparon al escuchar aquella voz femenina en el celular, intentaba ignorar el hecho de que específicamente lo hubieran comunicado con él, tenia alrededor de dos años sin saber de ella.

Aquellos recuerdos eran tan vividos, hace cinco años de su separación, alrededor del tercer año recibió los papales de divorcio por parte de ella, y hace dos años que no sabía absolutamente nada de su ahora exesposa, ni por amigos ni familiares de ambos.

Recordó también el gesto de dolor de Crowley al meterlo en esa regadera, aquella vez fue uno de sus tanto intentos de ahogarse en alcohol, pero el pelirrojo llegó como caído del cielo, a salvarlo.

Tenia diez años de conocer al pelirrojo, ambos habían entrado a la misma empresa; pixop los contrato a la par, una jugada de Satanás quien necesitaba gente nueva, Crowley parecía todo menos un doctor, le dio algo de mala espina, pero la amabilidad de este con él pronto hizo que ambos fueran amigos, incluso se cambiaron de oficinas como muestra de amistad, comían juntos, se veían casi a diario por cuestiones de trabajo, y fuera del mismo.

Crowley le llevaba unos cinco años, en ese momento él tenía veinticinco, Crowley treinta, era su primer año en esa empresa manufacturera, y el inicio de una amistad entrañable.

Aziraphale le presento a sus amistades, las cueles opinaron cosas buenas del doctor Anthony, quien, a pesar de su mala fama en el pasado, parecía dispuesto a ir a donde quisiera el rubio, era un hombre entregado que no se sintió mal al saber que Aziraphale empezó a sobresalir en el departamento.

Todo era maravilloso, ambos eran unidos y trabajaban a la par de bien, pero en una fiesta de la oficina, donde otra empresa mando ejecutivos de cuenta, Aziraphale la vio, de recordar la primera impresión que le causo su apariencia exótica volvió a percibir las mariposas en su estómago, era muy bella, a una manera particular, tenia unas marcas en su piel, un cabello ensortijado y una linda sonrisa.

— Mira aquella joven — le comento a Crowley, quien torció el gesto al verla, algo en su cara no le agrado del todo.

— Demasiado… exótica — exclamó, mirando a la joven quien saludaba a Gabriel, al parecer era un antiguo colega.

Pero Aziraphale se acerco con timidez a intentar hablar con ella, quien le dio una amable sonrisa, ambos rieron mucho aquella noche.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no notó que había llegado al hospital, pago al taxista, y se bajó sintiendo la lluvia caer sobre su saco, camino a la entrada del recinto, donde la luz iluminaba los pasillos de un blanco impoluto, una enfermera lo miró, era raro ver un hombre con traje de, el viento le empezaba calar en los huesos.

— Señorita, puede ayudarme — pregunto a la recepcionista, una joven de cabello negro y piel blanca como la nieve — Recibí la llamada de una persona, al parecer esta en este nosocomio.

La jovencita le explico el proceso de registro, mientras Aziraphale esperaba que ella buscara el nombre de su familiar en un computador, ella le pidió que un momento pudiera pasar al cuarto numero diez, donde ella esperaba unos estudios, que a pesar de no ser hora de visita, lo hacia por que nadie la había visto en semanas.

— Le agradezco, querida — murmuro mientras se sentaba en las sillas incomodas de la recepción, un temblor involuntario lo embargo, y de nuevo recordó su explicación a Crowley, aquella tarde el pelirrojo había regresado de una conferencia de medicina, se había ausentado de la empresa unos cinco meses, cuando llegó recibió la buena nueva de que su amigo posiblemente recibiría un ascenso.

— Aziraphale, me han dicho que al parecer te harán gerente del área — le dijo feliz, estaba orgulloso de él, pero el rubio lucia apenado, las palabras no salían de su boca.

— Crowley, tengo algo que confesarte, y quiero que me acompañes en este momento — le explico nervioso, sacando una pequeña caja de su abrigo — le propondré matrimonio, ella dijo que nos casaríamos cuando lograra tener un ascenso.

— Ángel, te das cuenta de que siempre te condiciona, cuando me fui me dijiste que ella se apenaba de tu actitud, que odiaba tus trucos de magia, que no toleraba tu manera de comer en los bufets, y ahora ¡me hablas de casarte con aquella tipa! — grito Crowley, viendo como su amigo guardaba la sortija en su saco cabizbajo.

— Yo la amo…

— No Aziraphale, estas cegado, por que ella parece ser alguien "perfecto" pero su actitud contigo, no me agrada.

El pelirrojo, vio la cara de derrota y bajo el tono, el conocía de mujeres, claro que sí, pero Aziraphale era más joven, ingenuo y muy romántico, aquella tipa no se lo merecía.

— Esta bien, lo hago por ti, pero ella no me agrada, ni me agradará.

El rubio lo abrazo, provocando que Crowley desviara la mirada por pena, y ocultara aquel gesto dentro de su corazón, la boda fue en unos meses, y ella ahora la esposa de Aziraphale Z, Fell, gerente de RH de la empresa pixop, mientras que Crowley fue nombrado su mano derecha, y de ahí todo se fue al declive.

No supo cómo perdió aquella relación, pero en sí, dentro suyo, supo que nunca la tuvo del todo, siempre fue echo de menos por ella, jamás la complació.

— Aziraphale, viniste — escuchó aquella voz al entrar a la habitación.

— Uriel, tanto sin verte — dijo sin ánimos, mirando como lucia con el cabello muy corto, y su rostro demacrado, llenó de marcas en las mejillas.

Lejos de ahí, en la fiesta de la compañía, Anathema bailaba con Newt cuando vio como Aziraphale salía a toda velocidad del salón, Crowley se quedó en su miseria, y eso causo algo de ruido en ella, no le gustaba en lo más mínimo que el pelirrojo estuviera en ese estado.

— Ve con él — le comento Newt, al ver que la morena no podía quitarle la vista de encima.

— Lo lamento, pero debe estar devastado, el señor Fell, significa mucho para él — se disculpó, soltando sus manos, ella le brindo una sonrisa, para caminar hacia la salida, donde Crowley se mojaba con la lluvia, ella lo cubrió con un paraguas.

— ¡Vete, niña! — murmuro derrotado, observando la leve sonrisa de Device, quien se agachó para estar a su altura, pasándole una copa de la reunión.

— Espero esto sirva, no crea que no me doy cuenta de que está llorando — susurro, viendo que no era solo lluvia lo que escurría de sus gafas oscuras, Crowley esquivo su mirada, tomando la copa de vino de un trago.

— Creo que necesitare más que una copa de vino para quitarme este trago amargo — explico, ella le dio una sonrisa y sacó una botella entre su abrigo.

— No le comenté a Beelz de esto — le sonrió cómplice, él tiro una carcajada y le tomo un trago al vino, en definitiva, esa jovencita era un encanto cuando se lo proponía, pero aun dolía, demasiado.

— Mañana me marchó, y él idiota no lo sabe, no se lo digas — explico, vertiendo más liquido carmín en su boca, haciendo una mueca por lo horrible que le supo aquel ultimo trago.

— ¿A dónde? — pregunto Anathema, alarmada.

— Lejos, espero que, a mi regreso no duela tanto…

Beelz había corrido y ahora estaba empapada con la lluvia, se sentía muy tonta por dejarse engañar por Gabriel, su cabello estaba arruinado al igual que su vestido, en eso sintió un saco cubrirle los hombros.

— ¿Por qué diablos corriste por las calles? — la retó Gabriel, el cual lucia igual de acabado que ella.

—Por qué, bueno tu me besaste, ¡te querías burlar de mí! — exclamó ella, intentando golpearlo en el ancho pecho, el sostuvo sus manos y le robo un beso en la boca, ella lucho contra él, pero acabó cediendo en un movimiento lento, mientras la lluvia en Londres caía sobre ellos, llevándose con su ímpetu aquel enojo que hervía entre sus venas, sustituyéndolo por otras emociones.

En el hospital _ de Londres, Aziraphale veía a su exesposa, en condiciones precaria, ella lucia mal, estaba débil ante su vista y vulnerable, ante todo era un caballero, no quería ofenderla, ni hacerla sentir mal, fue a su llamado, se le hacia curioso el hecho de que ella entre todos lo hubiera buscado.

— Debes pensar, que estoy loca— le dijo sincera, él lanzo un suspiro y se acerco a la silla que estaba a lado de la cama de hospital.

— No, solo que es inusual, no nos hemos visto en dos años — murmuro Aziraphale, viendo sus ojos que alguna vez tuvieron una luz cándida, hoy lucían apagados por una enfermedad que la aquejaba.

— Supongo que estoy pagando lo que te hice, quería hablar contigo, mi diagnostico no es muy alentador — murmuro ella, viendo como el rubio intentaba no parecer turbado por aquella declaración.

Aziraphale tomo sus manos, las cuales estaban más delgadas de lo que las recordaba.

— Uriel, yo te perdoné desde hace mucho, cuando te fuiste, y lloraba cada noche tu regreso, en uno de esos momentos de quiebre, yo te perdone — murmuro, él.

— Eso es injusto, eres una persona tan buena Zira... no merezco un perdón tuyo, fui una terrible persona y siempre odié a ese amigo tuyo, el pelirrojo.

—¿Crowley? — murmuro él, observando como ella desviaba la mirada de su antiguo esposo, este estaba anonadado con la declaración —¿Por qué?

— Ese hombre estaba enamorado de ti, hubo momentos que me sentía una intrusa entre ambos, ahora entiendo que descargue mis frustraciones en nuestro matrimonio, cuando me marche entendí que ambos éramos muy dañinos para estar juntos, por eso te pedí el divorcio.

Aziraphale sentía sus manos temblar ante aquellas palabras, ante sus ojos estaba una verdad incómoda, el amor que el pelirrojo le tenía, ¿siempre fue tan obvio?

Uriel soltó su mano blanca y tomo su rostro un momento.

—A pesar de los errores que tuvimos, espero que seas feliz con ese hombre, les deseo lo mejor, quería despedirme de ti, y dejar las cosas en paz...

Uriel cerro sus ojos, Aziraphale estaba asustado, llamó a la enfermera al ver lo que ocurría, pero las manos de su antigua esposa ahora eran livianas, su cara se tornó lívida, y las maquinas a su alrededor sonaron, anunciando el fin, ella se fue con una sonrisa, mientras Aziraphale volvía a llorar al saber que nada se podía hacer, el doctor llegó junto con su equipo de enfermeros, pero fue inútil, Uriel acababa de fallecer.


N.A. Esto fue algo dramático, no quería matar un personaje invisible que al final tomo forma para los ojos de los fans de este fic.

Muchas gracias por sus votos, estamos en la recta final de esta historia de The shipper.