Capítulo 11: Las penas se las lleva el viento.

"Good Omens es propiedad de Neil Gaiman y Terry Pratchett"


Después de la pésima noche por la que que tuvo que pasar Aziraphale, llegó a su casa desmotivado, la lluvia lo había empapado hasta la medula, el frio del viento le calaba en los huesos, pero no tanto como la soledad que experimentaba; Uriel murió, aquella mujer que había significado su ruina emocional ya no estaba en el mundo físico, y había dejado una duda en su mente, ella veía algo que él no notó, descubrió sus sentimientos escondidos por Crowley.

Había dejado el hospital con la cara larga, la enfermera fue muy honesta con él, la joven postrada en la cama había permanecido sola, ningún familiar sabía de su condición precaria, menos algún amigo.

— Hasta que ya no pudo más, lo llamó a usted — menciono ella, tomando los datos de la tabla médica, para después llevárselos a recepción, Aziraphale observo el rostro moreno y libido de su exesposa, sintiéndose miserable, ella había estado sola, siempre terca hasta el final.

Como un ultimo favor, arreglo todos los documentos de la defunción y dejó los pocos datos que recordaba de la familia, pidió un taxi y se fue a su hogar, sintió la estancia poca cálida, y como un fugaz sentimiento quiso llamar a Crowley, recibió un envió directo a buzón, intento mandarle un mensaje, pero las flechas de la conexión se quedaron inertes.

Cansado se echo a la cama, y sintió el cansancio vencerlo, la tristeza se había ido, fluyendo en su sangre como un rio, y soñó con el pelirrojo, el cual cada que él intentaba acercarse este se iba más lejos, se levanto cansado y adolorido de su cabeza, observo el reloj de pared en su habitación, eran las seis de la madrugada, estaba en su límite, y con la soledad de la noche, el señor Fell se dio el lujo de volver a llorar.

En otro lado de la ciudad, Newt había llevado a Anathema a su hogar, la abogada mando a regañadientes a Crowley en un taxi y le dijo que ella se encargaría de enviar su costoso auto de vuelta con él, Newt se había ofrecido a conducirlo, así que primero dejo a la morena fuera de su hogar, y más tarde llevaría el auto de Anthony a su departamento.

— Lamento que la noche acabara con nosotros lidiando con uno de mis jefes ebrio y despechado — se disculpo la morena, observando a Newt algo nervioso, el coche de Crowley era muy difícil de conducir para el muchacho, quien no quería dañar tan costoso auto.

— No te preocupes, me alegra que hayas podido ayudar al coordinador, se notaba muy mal, es obvio que ama al gerente — explico Newt con tranquilidad, y Anathema sintió un brillo en los ojos al escucharlo, así que el ingeniero también lo había notado, y en un acto de total osadía de su parte, le dio un beso en la comisura de los labios, sintiendo como el joven se quedaba estático recibiendo aquel pequeño beso en su boca, fue ligero, como el toque de una mariposa.

— Lo lamento, no quería asustarte — dijo ella alejándose apenada, y ahora con la culpa y vergüenza a su máxima capacidad, la cual fue acallada cuando sintió las manos de Newt jalarla de nuevo en un beso más profundo que literal la hizo sentir estrellas.

— Hasta mañana abogada — se despidió de ella, la morena bajó del auto con cara atolondrada, viendo como Newt llevaba el auto, al costoso departamento de Crowley.

En cambio, el pelirrojo estaba pasando una de sus peores noches, después de vomitar el vino barato que había tomado como agua, escucho al nerd dejar su coche fuera de su departamento, escucho los pasos y la llave pasar por debajo de la barandilla.

Con la sensación de no morir, se arrastró hasta el baño donde durmió con la cabeza pegada al excusado, sin duda esa había sido una de las veladas donde no había controlado su impulso por el alcohol, cerro los ojos cayendo en aquel estado etílico.

La mañana siguiente fue una odisea, observo las casi diez llamadas de la abogada, le regreso un mensaje simple: "sigo vivo"

"Por desgracia". Pensó el pelirrojo, para su mala fortuna aun respiraba, y tenia que hacer el equipaje para su partida a Francia, estaba cansado y su cuarto por segunda vez era un desastre de vomito y porquería, solo que el causante fue su tristeza.

Recogió como pudo, con un enorme dolor de cabeza, regó las plantas de su apartamento, después de gritarles un poco debido al malestar, e hizo un poco de lavandería.

Después de que la habitación se viera un poco mejor, empezó a hacer su maleta, Crowley tenia suficiente ropa en su closet como para sorprender a alguien tan exigente como a Michel, pero por alguna razón solo llevaría una maleta pequeña.

— Comprare allá cosas — se dijo a si mismo con fastidio.

Su pensamiento se traslado a Aziraphale, quien despertaba llamando a la oficina, pidió un adelanto de vacaciones a Lucifer, quien le di de inmediato su autorización, el rubio tenia vacaciones acumuladas debido a ser un obsesivo en su trabajo.

Comenzó a arreglar las cosas para que los padres de Uriel se llevaran el cuerpo de su hija, así como limpiar algunos de los recuerdos de ella, intento mensajear a Crowley para comentarle, pero no obtuvo respuesta, le tomo todo un día acomodar todo lo relacionado a su exesposa, y ordenar sus ideas, aún seguía en shock, sus emociones eran una montaña rusa.

Ambos lejos uno del otro, intentando mostrarse calmados ante un trabajo que los alejaba.

El avión del pelirrojo saldría a las seis de la tarde, vio los mensajes de Aziraphale en su celular, su corazón se estrujo, el rubio había huido, tenía mensajes en diferentes horas, pero por miedo, decidió ignorar la sensación inquietante de su corazón palpitante. Un nudo en el estomago a guardar en su maleta su móvil.

Después de dejar todo listo, llamó desde su apartamento a la señorita Device.

— Niña, espero que te hagas cargo de mis plantas en mi ausencia — le dijo medio en broma, al otro lado de la línea, Anathema estaba confundida, no creyó que el doctor se iría.

— ¿Hablaba enserio con el congreso a Francia? —comento ella, intentaba no sonar mal, pero su amigo se iría, y con el corazón roto, estaba muy molesta con el señor Fell.

— Si, Lucifer fue muy insistente, Fell no debe saberlo — le pidió, ella reclamó algunas cosas del otro lado — ¡hablo enserio Device!

— Es una idiotez, no sabemos que paso con esa mujer — reclamó ella, imaginando que tal vez fuera algo grave — ¡Al menos despídase de él!

— No, no me iré si lo veo — explico el pelirrojo derrotado, mirando su costoso reloj, faltaba al menos una hora para el vuelo, pero tendría que tomar un taxi de su hogar al aeropuerto.

— Señor Crowley, lo veo allá, al menos necesita una despedida con calidez — suplicó ella, sonriendo.

— No es necesario, o ese nuevo pretendiente tuyo, se pondrá celoso — se burló con sorna, y colgó la línea antes de dar más detalles, se alegraba por la abogada, era una buena y linda chica, tal vez él conocería a una mujer así, una que le robara el corazón como Uriel con Aziraphale.

Una punzada le recorrió, tomo las llaves para guardar su Bentley, tendría que dejarlo en Inglaterra, al menos volvería por él, pero por lo pronto tendría que tomar un taxi para llegar a tiempo. La lluvia fría caía con gracia, mientras Anthony Crowley se llevaba la maleta pequeña rumbo al aeropuerto.

Observo los mensajes de nuevo, mientras del otro lado de la línea Aziraphale estaba en un crematorio, en pocas horas entregaría las cenizas de Uriel a sus padres, quien habían viajado desde lejos para recibirlas.

Ellos fueron fríos con él, pero al final soltaron un escueto agradecimiento, la madre de Uriel era una mujer ya curtida en años, cuya piel de ébano contrastaba con su blanco cabello, el padre, un africano de tez añeja, le dio un apretón de mano.

Ambos se fueron en un taxi con algunas pertenencias de su hija en una vieja cesta de mimbre, junto con las cenizas de ella.

Aziraphale lanzó un suspiro, ambos querían un duelo privado, eran igual de poco expresivos que su hija, quien jamás mostro nunca la debilidad, que diferente era de Crowley, quien a pesar de todo era tan frágil, como un niño pequeño.

Sintió un latido fuerte en su corazón, aun recordaba su mirada dolorida al momento de irse de aquella fiesta, era tan obvio que el pelirrojo lo amaba, era una tontería, ¿Cómo alguien tan genial como su amigo, podría quererlo?

Vio las botellas en la mesa, mil veces había intentado tirar aquel veneno, pero poco a poco fue cediendo a la atracción de aquel liquido que se paso por su garganta dándole saciedad al dolor, nublando su juicio, con cada trago dado a la botella.

Las horas de su estado etílico lo dejaron de un pésimo humor al día siguiente, Crowley no contestaba su celular, y Aziraphale experimento de nuevo la soledad, la cual estaba grabada en su mente, y estaba siendo pésima consejera.

El pelirrojo seguía viendo su celular, cada mensaje era un impulso de querer correr de nuevo a Inglaterra.

Pero debía de cumplir con su trabajo, al menos intentar fingir que eso hacía, pero ahí estaba la nauseabunda sensación del error sobre su espalda.

Anathema en cambio cumplía su palabra, fue a regar las plantas en la oficina del pelirrojo, Beelz le había dado permiso, desde hace días que su jefa lucia más agradable, pero esquivaba cualquier información relacionada a su nuevo estado de ánimo, así que la abogada no espero ver a Aziraphale en la entrada, sus "vacaciones" duraban hasta el final de la semana, pero el rubio decidió no tomar todo su receso, cuando ambos se vieron, el nudo de la soledad ahora apretaba su cuello.

— Señorita Device — susurró el rubio, observando a la morena — sólo quería decirle a Crowley que estoy de regreso…

— El señor Crowley no esta — dijo ella, sin duda otra vez de celestina, intentando olvidar por un momento la promesa a su amigo — él, se marcho desde hace dos días.

Aziraphale sintió un nudo en su garganta, ¿Dónde se había ido el pelirrojo?

— No estoy entendiendo, él no puede dejar esta oficina, al menos no sin avisarme — el espiral de angustia se apretó con un deje de melancolía, Crowley se había marchado, ahí estaba, el coordinador se marchó, recordó su rostro nublado por el dolor, y luego sintió que un ataque de pánico se colaba por su sentido.

— Si, pero fue orden de Lucifer…

¿Por qué Anathema parecía saber más que él de su amigo?

Ahí estaba esa horrible sensación, aunado por su última resaca, sintió la ira rozar con la locura, Anathema parecía ver una nueva explosión de enojo ciego y burdo de aquel gerente de recursos humanos, pero lo que vio la dejo perpleja.

Aziraphale rompió a llorar, no eran lagrimas que caía de su rostro, era verdadero y triste llanto, todas las emociones se a golpearon en una sola explosión, sin dejarlo concentrarse en algo más que el dolor, desmoronándose en el escritorio horriblemente caro que el doctor Crowley había adquirido en un arranque de egocentrismo.

La morena lo sostuvo, soltando el aspersor que tenia en las manos, y sintió su hombro húmedo al sostener la cabeza de aquel hombre, no eran fan de ese llanto, en su poca experiencia, no podía con ver a un hombre desecho.

— Señor Fell, yo se donde esta, por favor reaccione — intento consolarlo.

— Niña, niña, que tu sepas su ubicación, solo lo empeora todo — le confesó, intentando guardar la compostura, Device hizo algo que estaba ya queriendo hacer desde su primer enfrentamiento y tomándolo por sorpresa, le propino un enorme golpe en la cara, que hizo que el rubio la mirara con asombro.

— Lo siento, pero creo que si no hacia eso, iba empezar con la estupidez que quiero robarle al señor Crowley — suspiro, Aziraphale se debatía entre el dolor y el enojo, nunca nadie le había puesto una mano encima, ni siquiera sus padres, se pensó seriamente en despedirla.

— Mire, el señor Crowley, me hizo jurar no decirle donde estaba, pero… no menciono nada en llevarlo allá — sonrió astuta.

— No estoy entendiendo nada — confesó el rubio.

— Ese es el problema, usted nunca entiende nada… Crowley se fue muy mal, espero que ese arranque de llanto sea la catarsis que estoy buscando, por que enserio, estoy a punto de zarandearlo.

— Y yo de despedirla — le dijo serio, la morena bajo las manos derrotada, otro trabajo que perdería, por su imprudencia — pero debo aceptar, que acaba de ganar toda mi atención señora Device, la escuchó.

Anathema lanzó un suspiro al aire, esta era el todo por el todo, o dejaría de ser la Shipper de estos dos.


N.A En medio de mi agonía, acabo de terminar este capítulo. Me siento mal, pero sin duda logré ese sentimiento de hacer un Crowley menos dependiente de Aziraphale.

La cancion de Skinny Love le da el toque 3

Muchas gracias por sus comentarios y votos, estamos en la recta final, de The Shipper.