Capítulo 15: Entre hospitales y propuestas.

" Good omens es propiedad de Neil Gaiman y Terry Pratchett, una serie de Amazon Prime"


Viajar en avión era tan diferente si ibas en una clase acomodada, su vuelo era más cómodo que el que tomó con Aziraphale, pero, ni la mejor cena patrocinada por aquel par de idiotas de sus jefes era suficiente para no morir de miedo, sabía que cuando llegue al hospital encontrará a una mujer fúrica, quien no dudaría en despedirla.

Pensó por un momento en todas las deudas, todos los planes que quería realizar, ella grabó a Newt y se maldijo un poco por su socarronería.

El vuelo fue sin escalas y llegó en 1 hora y media a su destino, Londres nunca se había visto tan desolado, camino por el enorme aeropuerto, hasta llegar a un sitio de taxis donde tomó uno, balbuceando la dirección del hospital más cercana a la oficina, una corazonada le decía que Beelz estaba ahí, pero no se podía dar el lujo de equivocarse.

En menos de veinte minutos arribó al hospital, un edificio blanco imponente a las faldas de la calle más transitada de la zona, bajó del vehículo después de pagar al conductor, sintió las piernas como gelatina, tenía un miedo irracional, uno que la quería hacer huir, pero, respiró profundo y entro a la recepción del nosocomio.

La mujer de recepción la cual lucía tremendamente cansada, le destaca que esperara un minuto para consultar si el paciente que buscaba estaba ahí. Despues de consultar en su base de datos agregados:

— Ella está en el piso cuatro, habitación cincuenta, en este momento se encuentra con visita, pero en un momento que él se retirará pasará— aclaró a Anathema, mirándola, la morena espero a que la señorita se distrajera y corrió al ascensor antes de que pudiera pararla alguien, deberia parecer una desquiciada por hacer semejante escena.

Sabía que ese no era el protocolo, pero no podía dejar a su jefa más tiempo en compañía de un desconocido, debía aclararle las cosas, llegó rápido al piso señalado y se fue a la habitación cincuenta; entró sin tocar y lo que vio la hizo congelarse.

Gabriel, el gerente de finanzas, estaba besando con ímpetu a su jefa quien parecía perdida en esos labios.

Anathema meditó que hacer, podría darse cuenta de la media vuelta y salir disparada de ahí, simplemente fingir que nada había pasado y presentar su renuncia al director de la compañía, o entrar y encarar el problema.

En eso, sentí una mano pesada en su espalda.

— ¡Le dije que tenía que esperar, señorita! — murmuró la voz de la recepcionista furiosa, quien iba acompañada de un vigilante, aquello hizo que Beelz volteará hacia ella, primero sonrojada por la sorpresa, después por la furia.

— ¡Déjela!, yo le pedí que viniera — mintió, provocando que la señorita al intentar decir algo, fuera acallada por la mirada iracunda de Beelz.

—Lo lamento, nos retiramos señorita — se disculpó cerrando la puerta, dejando a Anathema sin ninguna posibilidad de huir, siendo encarada por la furia de su superior, y la mirada curiosa de Gabriel quien parecía sumamente confundido.

— Espero, Licenciada Device, que tenga un motivo sólido para poner su trasero frente a mí, después de provocarme estar aquí en primer lugar — soltó de manera ácida, haciendo que Anathema pensará su siguiente movimiento.

— Así que, ¿si acabaron juntos? — preguntó mientras les lanzaba una mirada pícara a los dos — ¿Por qué los colegas no se dan tremendo beso?

— ¡Suficiente! Ya estoy harta que se entrometa en la vida de otros, lo que vio no es de su incumbencia, soy una mujer adulta… ¿Por qué demonios se ríe?

Anathema estaba doblada de la risa, como si el estrés la hubiera puesto tan mal, que no pudiera parar, el hombre miró confundido a Beelz quien hizo un movimiento de hombros, tampoco entendiendo como alguien se podría reír en una situación así*.

— No, lo siento, no me burló, solo es que es tan irónico, me echa en cara que soy entrometida, me llamó celestina, y ahora gracias a mi monumental error, tiene novio — ella empezó a reír de nuevo, Beelz quería salir corriendo al escucharla decir esas palabras.

— ¡Gabriel no es mi novio! — se defendió roja como un tomate, mientras miraba al susodicho quien parecía algo herido por tremenda declaración.

— Bueno… aun no me he declarado de manera formal, como merece esta hermosa dama — comentó galante, dejando a Elizabeth severamente abochornada con tres tonos de rojo más arriba que ya Anathema no sabía identificar si era furia o vergüenza.

— Anathema, a mi volvió veré tú situación laboral, mientras tanto, déjame descansar — dijo furiosa — si vuelvo a saber de ti en estos días, ¡te juró que ni tu abuela podrá encontrar tus huesos!

Anathema empezó a temer por algo más que su puesto laboral en Pixop.

En París, Crowley estaba tan concentrado en su ángel, que había olvidado muchas cosas importantes por vivir el momento, la comida había sido de maravilla, la obra callejera que insistió en ver Aziraphale, fue algo grata, y las calles que empezaba a oscurecer se llenaban de luces maravillosas iluminando el caminar de los enamorados.

¿Qué podría ser tan emblemático como una noche en París?

Olvidó las juntas programadas, su celular empresarial en el hotel, solo tenía atención para el rubio que parecía un niño en una dulcería, de la mano con Crowley recorrieron muchos puntos turísticos, tiendas de antigüedades (en donde el pelirrojo no tuvo reparado en usar su tarjeta, sin que Aziraphale se diera cuenta, para poder comprar una edición rara de Julio Verne que tienen la señorita en uno de sus estantes).

Ambos rieron, disfrutaron aquel día antes de volver a Londres y volver a ser compañeros de trabajo, Aziraphale no sabia como iba a disimular el amor que ahora sentí, aquel que intento ocultar detrás de la facha de amistad.

Crowley se burló un poco de él, le comentó irónico que media empresa sabía que él babeaba por él.

— La discreción no es mi fuerte, desde el baile de navidad fue raro que decidiera venir aquí, con el corazón roto — Dijo como un lamento teatral, que hizo reír al rubio, su ángel estaba feliz, eso era lo que importaba, por él podría mandar a miles de entrometidos a la mierda, si con eso pudiera seguir viendo la sonrisa de Aziraphale dibujar su cara, e iluminar su día.

El rubio se inclino un poco, para recargarse en su hombro, y Crowley paso un brazo por su espalda, despues de unos cuantos pasos, el pelirrojo se puso frente a su angel, las luces sobre ellos, la mirada azul sobre los ojos color cobre , y unos labios a distancia que eran tan tentadores.

— Me siento algo tonto, creo a veces que somos muy viejos para disfrutar todo esto— comentó Aziraphale con un aire tímido, casi como un susurro, tomando de la mano a Crowley quien negó con la cabeza y le dio un ligero beso en la comisura de los labios, y después otro en la frente, provocando que el rubio sonriera y después este le diera otro beso, más profundo, más sincero, como si el tiempo no existiera en Paris, y solo les suceda contra el mundo.

A miles de kilómetros Michelle estaba severamente preocupada, había revisado tres veces los itinerarios de las conferencias, y la firma de Crowley brillaba por su ausencia.

El pelirrojo no había marcado ninguna vez desde ayer, y ahora tenia a Lucifer furioso en la oficina de un lado, vociferando que a él nadie le podía ver la cara, además de la incapacidad de Belcebú, el departamento estaba prácticamente desaparecido, incluida la abogada nueva que había cubierto a Beelz algunas veces.

— ¿Dónde carajos se fueron todos? — murmuró enojada viendo las llamadas en su intercomunicador, su última carta era el número de Aziraphale, pero el pobre nunca tomaba vacaciones, odiaría arruinarlas, pero si no lo llamaba, Crowley estaría despedido, y medio departamento de Recursos de la empresa.

Con un suspiro marcó el número desde su inter-com*…

Aziraphale sintió una vibración en sus pantalones, y nada tenía que ver con el tórrido beso que estaba compartiendo, con toda la fuerza de voluntad que le quedaba, dio un paso atrás y le pidió un momento a Crowley, quien hizo un gesto con la mirada , pero el rubio era un amante del trabajo, un workaholic* en potencia.

— Diga…hola Michelle — murmuró preocupado al ver que en Inglaterra sería también ya tarde, Crowley hizo una mueca al ver quien lo buscaba — Eh, si, estoy disfrutando mis días, ¿Cómo va todo?

El rostro de Aziraphale estaba de lo feliz, pero poco a poco su ceño se fue frunciendo conforme la llamada avanzaba, como si fuera un acto teatral señalo los bolsillos de Crowley, quien no entendió el gesto y rebusco en sus bolsas, había olvidado por completo la línea de la empresa en el hotel, poco a poco comprendió a que se debía la llamada de Michelle.

— ¡Mierda! — lanzo un murmulló, antes de pedir un taxi para ir como alma que lleva al diablo a buscar su teléfono.

Aziraphale lanzó un suspiro y después de calmar a Michelle en la línea, le comentó que mañana regresaría a la oficina y solucionaría todo, eso pareció darles algo de tiempo.

Después de colgar vio la desesperación del pelirrojo.

— ¿Cómo olvidaste las clases a las que te envió Lucifer? — comentó enojado, y ya no era el tono de Aziraphale su nuevo novio y amigo, si no del gerente quien parecía fuera de sí.

— Se que fue tremendamente insensato, pero ¡Ngk! — grito desesperado — ¡tú! Todo es tu culpa, solo pensé en pasar una tarde contigo, olvidé mis compromisos laborales… ¿Qué tan enojados están?

— ¡Bastante!, Lucifer está a punto de enviar a alguien de la empresa a buscarte, ya menos que estes en el hospital, dudó mucho que pueda ayudarte — comentó ya más tranquilo el rubio intentando pensar en un plan, él tenía excusa para estar despegado, eran sus malditas vacaciones, pero ahora tenía a Belcebú hospitalizada, Anathema en calidad de despedida, a menos que belcebú decidió lo contrario, y Crowley a punto de ser colgado por el director de la empresa.

— Perdona ángel, no fue mi intención complicar las cosas para ti — comentó avergonzado, el día se había arruinado.

— No, esta bien, tengo que volver, y tu debes de buscar como justificar tu ausencia hoy con Lucifer y Michelle, eres médico, se te ocurrirá algo sensato — comentó cambiar un beso antes de que juntos subieran al taxi que Crowley había solicitado y partieran a su hotel.

Anathema estaba exhausta, su abuela Agnes la esperaba.

— Mi niña, ¿Qué te paso? — comentó ayudándola a entrar, parecía que había pasado un ferrocarril sobre ella.

—Una lucha verbal con mi jefa, y regresar de París a Londres en un día — grito aventando sus zapatos y colocando sus pantuflas color morado, su abuela le dio un té.

— ¿Laboral o fuiste a intentar ayudar? — comento la anciana, mirándola divertida, se notaba que conocía mucho a su querida nieta.

— Un poco de ambas, debó de dejar de hacer esto — sostuvo cansada.

Su abuela le dio un ligero abrazo.

— Bueno, entonces que le digo al muchacho de lentes que ha estado esperando en la sala — resultó divertido, Anathema acomodó su cabello rápidamente y su abuelo sonrio un poco.

Newt la estaba esperando con una taza de té, seguramente de parte de la anciana, la cual le dio una sonrisa al ver como su nieta se acercaba arrepentida de haberse quitado el calzado.

— Me alegra que estes bien — murmuró el joven y Anathema le dio un abrazo, que terminó de curar todas sus heridas e inseguridades.

NA Lamento haber demorado tanto, pero la vida laboral ha sido algo dura.

Espero les haya gustado esta pequeña actualización, estaos a 2 capitulos del final de este fic.

* Debo decir que esta escena fue algo que me pasó a mí, me dio un ataque de risa en un regaño, eso no empeoró la situación, pero es algo que recuerdo de mis días de trabajo.

* Intercom: Es la manera que decimos a los intercomunicadores o teléfonos multilíneas

*Workaholic: Es adicto al trabajo .