Definitivamente no puedo creer que haya desatado otra bomba, y ahora con esto, Legado nació de un sueño y esto viene de otro sueño, muy diferente, con otros aires.
Cuatro días bastaron para tener un prólogo, aun no puedo creerlo.
Agradezco a July y Scar por esto, por mucho y por lo que nos falta! Si nos leen, pasen también a El Legado del Dragón de Fuego y también a The musical dragons al FF de skayue-chan, y ahí pueden conocer a todos nuestros OC's en diferentes mundos.
Esperamos de corazón que esto les guste, sobre todo para estas fechas de Halloween!
Noches de lluvia, el bosque se mantenía en silencio dado que todos los animales se refugiaban entre las ramas y madrigueras para resguardarse del agua que cubría todo a su paso y tratar de mantener el calor.
La noche podría haber permanecido en silencio, la calma se habría apoderado de cada rinconcito de aquel lugar y las criaturas del bosque podrían haber continuado con su sosiego, pero el repiqueteo de las gotas sobre los troncos y el suelo húmedo se vio interrumpido por el ajetreo de tres lobos que pasaron corriendo a toda velocidad, con el afán de ponerse a salvo, algunos disparos tras de ellos y dos sombras evaporándose a lo lejos.
Un aullido en la lejanía llamaba a los suyos, mientras las ballestas eran disparadas una tras otra y sus flechas se quedaban incrustadas en los troncos y en la tierra húmeda, dado que los lobos salvaban las heridas por los pelos.
La desesperación de llegar a su hogar, su refugio, esa noche ya habían tenido algunas bajas, y no iban a permitirse el tener más.
Habían herido a uno de los lobos que aún luchaban desesperados por salvar la vida, una punta de plata, por lo tanto, no sanaba, al contrario, brotaba en abundancia a pesar de lo pequeña de la herida.
Si otro de ellos caía no habría testigo alguno de la masacre que se suscitaba aquella noche, no habría un alma que diera testimonio de la carnicería a la que aquel grupo se había visto sometida.
Al menos eso creían ellos, que seguían con su carrera contra la muerte.
Levitando sobre el oscuro y tormentoso cielo se veían varios pares de ojos rojizos observando aquello, aunque sin hacer nada al respecto, tan solo mirando. Durante unos escasos segundos en que un rayo ilumino los cielos se alcanzó a ver a duras penas a unas extrañas criaturas de ropaje antiguo y elegante, de rostros refinados pero a la vez imponentes, y de cierta manera, amenazantes, el tipo de criatura que observas con admiración y fascinación, una peligrosa y tentadora belleza.
No, aquella tercia de lobos seguiría creyendo que sus muertes pasarían al olvido, puesto que en la desesperación de su carrera, ni siquiera fueron capaces de oler aquellos aromas fuertes como el almizcle que tanto aborrecían, atontados por el cansancio y por sus propias heridas. Con las fosas nasales inundadas por el aroma de su propia sangre.
Sangre...
La sangre bajaba por su brazo hasta caer sobre la tierra, de no ser por la abundante lluvia habría dejado un rastro más claro el de sus pasos por las gotas carmesíes que, al contacto con el lodo y al caer de las gotas se mezclaba hasta parecer arcilla.
Sí, sus huellas se hundían profundo en el suelo húmedo, la tierra suelta parecía burlarse de ellos cada vez que sus pies se levantaban del lodo, porque durante segundos que parecían extenderse durante horas, quedaban como rastro, como luminarias gritando "aquí estamos".
Tropezó. Y la mano de la mujer que había estado corriendo delante suyo frenó su caída de último minuto y le obligó a seguir corriendo, cubriendo su herida con una mano para tratar de evitar que corriera más sangre de su clan. De SU clan.
Rogaban a la Diosa Luna. Cada uno de ellos rogaba a la Diosa por protección y fuerza ya que comenzaban a sentir que no podrían llegar, los músculos gritaban por descanso, los pulmones estaban a punto de estallar, cada respiración se sentía como ahogarse, como si todos sus órganos se hinchasen hasta estallar, y cada exhalación daba la impresión de asfixia, la misma asfixia de estar sumergido bajo el agua sin saber si llegarás a la superficie.
Y a pesar del agotamiento, un nuevo aullido emergió de la garganta del que llevaba la delantera, y nuevos aullidos se sumaron a su grito de auxilio mientras otra flecha pasaba rozando tan cerca de su rostro que podría haberle cortado la mejilla con las plumas si no se hubiese tropezado al correr.
Vio a los otros dos lobos rebasarlo unos pasos, sabiendo que lo mejor era que le dejaran atrás. Alzó la mirada hacia el bosque, creyendo que sería su final, cuando el pelaje plateado de una enorme loba gris emergió de las sombras, empujándolo en su carrera para seguir corriendo. No podía darse el lujo de rendirse, ninguno de los tres. Ya habían caído muchos, ni un lobo más caería esa noche.
…
- ¿Qué los lobos de caza fueron atacados? – La pregunta resonó en las paredes de la sala, los presentes mostraban asombro, el lobo informante se encogió en su lugar mientras el gruñido del líder se escuchaba fuerte y claro ante la corte -Esos malditos…
- ¿Cómo es posible? – Gruñó Satoshi mostrando los dientes -Tantas bajas... desde hace tiempo que sabemos que hay cazadores, pero nunca han matado a tantos de los nuestros
—¡Déjame ir, madre! — Exclamó Hanako tomando su hacha y avanzando medio paso mientras la mano de Kyōraku Syunsui aterrizaba en su hombro para obligarla a frenar —¡Déjame rastrearlos y no quedará uno sólo!
—No podemos darnos el lujo de proceder sin información —murmuró Hanami mordiendo la uña de su pulgar, removiéndose incómoda al sentir la frustración de Hanako como propia.
—Primero lo importante —ladró Haruki furioso, sintiendo que su sangre hervía, pero tratando de mantener la calma —, los cazadores, ¿los habíamos visto así de organizados?
-Demasiado organizados para ser humanos- Confesó Takeshi, sintiendo el nerviosismo en su esposa -Alguno de nuestros informantes podría estar dándoles ideas a ellos en lugar de protegernos
-Alguien ha roto el juramento- Cuestionó la más joven en la corte, Asami miró a la chica que estaba al centro de la habitación -Hechicera…
-tal como dijo Satoshi - hablo Saya al ver que la hechicera Nanao veía demasiado concentrada su esfera de cristal - siempre ha habido cazadores, pero nunca han atacado de esa manera ni han matado a tantos, se han limitado a matar a lobos sin manada
-no debemos permitir que vuelvan a atacar - secunda Bazz que estaba a lado de Saya - si un informarte nos traiciono, no tardaran en encontrar nuestra guarida
Voces escuchándose al mismo tiempo, todos debatiendo y dando sus opiniones a la vez, provocando que no se pudiera entender absolutamente nada.
—Si fue un indigno —murmuró Hanako recuperando la calma, permitiendo que Syunsui posara su brazo sobre sus hombros y le sujetara cerca —, si fue un indigno entonces puedo rastrearlo, y darle muerte, me hace falta un nuevo pendiente —concluyó hosca, mientras los labios de Syunsui encontraban un sitio en su frente.
—¿Hechicera? —añadió Kai comenzando a perder la paciencia mientras los lobos miraban a la joven con reproche.
—Yo, yo... —murmuró nerviosa mientras sentía las miradas feroces caer sobre ella —Es todo tan confuso. Veo sangre, veo luto, veo llanto y destrucción, veo fuego y no...
—Nanao —murmuró Haruki avanzando hacia ella, con voz conciliadora, con melancolía, con tristeza, pero sonriendo para la hechicera, amable como siempre —, mírame a los ojos, tómate tu tiempo para ver.
La hechicera suspiró ante las palabras de Haruki, preguntándose por enésima vez si aquello no sería una de las habilidades de aquel lobo que siempre sabía cómo darle sosiego.
Sus ojos bajaron hacia la bola de cristal nuevamente, pero la mano de Haruki entró en su campo de visión.
—Veo fuego —murmuró la joven mientras sus manos aterrizaban a los costados de la bola de cristal —, es una hoguera o una fogata. Veo una taberna, es como si se pusieran de acuerdo.
—Guíanos, Nanao —pidió Yuriko con voz dulce y armoniosa, acercándose por un costado, como asechando a su presa.
—La gente va y viene —murmuró cerrando los ojos, su voz emergió sombría, un eco sobrenatural envolviendo cada palabra que pronunció a partir de ese momento —, tal vez estén en el pueblo, pero esto no empezó en el pueblo. Hubo un hecho fatídico que desató la rabia de este hombre, pero no está solo... Son muchos, son muchos —insistió apretando los ojos y sintiendo que su cabeza estallaría con tanta información —. Se están organizando —dijo antes sentir que sus rodillas fallaban. Los brazos de Haruki la sostuvieron de último minuto y la hechicera se golpeó la frente contra las clavículas del lobo, ahogando un gemido de dolor —Se están organizando —repitió sin fuerzas —, es como si un cazador estuviera reuniendo a otros, veo un malentendido, y muchísimo dolor —añadió antes de romper en llanto, aferrándose a la piel de lobo que cubría el chaleco de Haru —, siento el dolor de una pérdida convertido en rabia y en resentimiento, nos están dando caza, pero no es a nosotros, están buscando venganza contra alguien. No veo más.
-La guerra de todos los tiempos- Susurró Asahi, el mellizo de Asami mientras todos lo miraban, Nanao seguía en los brazos de su hermano -Deberíamos acabar con ellos, en lugar de enviar mestizos con ellos, nuestro número disminuye mientras ellos ganan terreno por esos impuros
-Esa es una gran idea- Exclama Sato, recargándose en su hermano menor, algo que no fue del total agrado de este -Atacar primero antes de que se organicen más, ellos empezaron, nosotros no nos hemos metido con los humanos- Aclama aguerrido, nunca que le habian gustado los humanos, estaba tan orgulloso de su sangre pura que los consideraba indignos.
-Siempre nos verán como una amenaza- Bazz da un paso adelante, yendo junto a Satoshi -No pueden tolerar que existan seres más poderosos que ellos, y verán la forma de tomar ventaja para acabar con nosotros, no lo podemos permitir
—Ven como amenaza todo aquello que no comprenden, a diferencia de nosotros que convivimos con la naturaleza y entendemos la belleza de la existencia —murmuró Haruki acariciando el rostro de Nanao, despejando sus cabellos mientras las palabras caían en su lugar —, atacar primero sólo hará que nos teman más. Y Nanao dijo que no nos buscan a nosotros.
—Que no nos busquen a nosotros —insistió Hanami mordiéndose la uña del meñique, desviando la mirada —, no quiere decir que no vayan a ir tras nosotros.
—¡Yo también quiero su sangre! —gritó Haruki mientras sus orejas de lobo se alzaban sobre su cabeza y el rostro se le deformaba, mostrando sus colmillos, pero luego calmó su furia al ver a Nanao encogerse entre sus brazos —Pero no podemos actuar a ciegas.
—Madre —llamó Hanako asiendo el hacha con más fuerzas todavía —, si hay un indigno traicionándonos, yo soy tu mejor opción para rastrearlo.
-También puedo ayudar a rastrearlo- Habla Saya, acercándose a Hanako -Mi olfato es casi tan bueno como el de Hanako- Mira a su hermana, quien le asiente, sabía que podía contar con ella para atrapar al traidor -Lo mejor es empezar a actuar de una vez
-Definitivamente no permitiremos que tomen la ventaja- Bazz va con Saya, apoyando su mano en su hombro.
-Claro que no- Secunda Saya -Sato y Bazz son rápidos, pueden recorrer el bosque y buscar a los que estén ocultos para atacarnos por sorpresa, seguro varios siguen en el bosque en estos momentos
—¡Todo el mundo basta! —gritó Yuriko irguiéndose en toda su estatura, consiguiendo sumir aquella sala en un silencio sepulcral que le heló la sangre a Nanao.
—Madre, nos hace falta información para…—inició Hanami dando medio paso, pero una mirada de su madre fue más que suficiente para hacer callar a la lobezna, que desvió los ojos en dirección a sus hermanos en busca de respaldo.
—Hanako —murmuró Yuriko mirando a su hija, que avanzó hasta dejar caer el hacha a sus pies, un signo entre ellas que le indicaba a la matriarca que su hija obedecería porque creía en sus palabras.
—Sólo si tú lo quieres y es un indigno, lo voy a encontrar. Y le daré muerte como he hecho con otros tantos, me hace falta un nuevo pendiente.
—Syunsui —continuó la loba mirando al castaño, que asintió mirando a todos los presentes.
—No hay que pelear —suplicó abriendo las manos para llamar a la calma a todos los presentes —, la violencia no siempre resuelve todo y podemos hacer que esto funcione, antes hemos llegado a acuerdos con pueblos humanos, podemos hacerlo ahora.
—Haruki —llamó Yuriko más tranquila.
—Quiero su sangre manchando mis manos —murmuró el lobo mientras Nanao levantaba una mano y le acariciaba el rostro, las cicatrices —, pero la sangre no siempre es el camino. Yo sólo soy un lobo al servicio de la manada, el más débil de mi camada, seguiré a la mayoría por amor al clan.
—Deja de decir que eres el más débil —murmuró la matriarca fastidiada por esa actitud —Hanami...
—Yo quiero sangre —murmuró la chica ocultando la boca tras su mano.
—¿Saya?
-Bazz y yo solo estaremos al pendiente- Miró al aludido, que asiente en gesto protector -Vigilaremos si se acercan demasiado a la guarida y daremos aviso
—Sato —cuestionó la matriarca, pero su pregunta sonó como una advertencia, como si le pidiera que pensara antes de hablar.
Trono lo boca discretamente por el tono que uso su madre con él, seguía pensando que lo mejor era devolver de una vez el ataque
-También estaré al pendiente madre- Lo mejor era secundar a su hermana, un regaño de su madre dolería toda la vida -Conozco el bosque como la palma de mi mano, lo recorreré en busca de alguna pista...- La mirada contundente de su madre lo hizo agregar algo más -Y daré aviso
Yuriko bufó conforme, pero no contenta con aquella respuesta, no obtendría nada más, pensando en que ella misma sentía esa sed de sangre.
—Asahi... tu comentario no fue el más sensato, pero quiero escucharte de nuevo.
-Actuare conforme a tus reglas, la manada es primero y no voy a ponerla en peligro- Respondió, inclinando la cabeza mientras esperaba a que su madre continuara.
—Gracias —murmuró Yuriko sintiendo que bajaba su inquietud —, sé cuánto desean la justicia —musito apelando al juicio de sus hijos —¿Asami?
-Tampoco podemos matar de hambre a la manada entera, puedo ir de cacería y traer animales que satisfagan las necesidades de todos- Agregó, estaba ofreciéndose para ayudar a proteger a la familia, no apelaba a la guerra, pero esperaba que, en menor cantidad de lobos, más oportunidades tuvieran para salir ilesos -Shū podría acompañarme, no debemos apelar siempre a la guerra
-Apoyo la idea de Asami, iremos a cazar y llevaremos pocos lobos, es temporada en qué varios animales empiezan a perecer de frío, aprovecharemos la situación sin alterar demasiado el ecosistema- Apremió el hombre, entrelazando sus dedos con los de su prometida, sintiendo el apretón que ella proporcionó a ese agarre para agradecer su apoyo.
Yuriko asintió sopesando aquella respuesta antes de asentir y desviar la mirada hacia Bazz-B, asintiendo una vez como dándole permiso de hablar mientras Kai avanzaba hasta pararse a su lado.
-Tal como dijo Saya, estaremos atentos a que no se acerquen a la guarida, haremos guardias junto a Sato- Mira a este, con quien intercambia una especie de mirada cómplice, así como una sonrisa ladina enseñando sus colmillos -Seguro esos novatos pusieron trampas, nos encargaremos de encontrarlas todas
-Deben ser las típicas trampas para atrapar animales- Habla Saya, sonriendo y mostrando sus colmillos -No será difícil encontrarlas y desmantelarlas
-No para los lobos negros- Secunda Satoshi irguiéndose orgulloso y chocando los puños con su hermana.
La matriarca asintió una vez antes de levantar la mirada hacia el fondo del salón, donde su hijo mayor estaba sentado en una silla de brazos ligeramente echado hacia atrás, oculto en la penumbra con su esposa a un lado. Ambos silentes, ambos expectantes.
—Seguiré a mi esposo hasta el final —anunció Kotetsu mientras acariciaba la nuca de Takeshi en un gesto de embeleso, esperando por su respuesta.
—Takeshi, Kai —llamó Yuriko dulcemente —, han estado específicamente callados esta noche.
Kai sonrió para su esposa antes de levantar la mirada hacia Takeshi, quien ladeó el rostro con curiosidad de la respuesta de su padre.
—Yo digo que lo dejemos a él decidir —murmuró lentamente el lobo mientras su esposa le abrazaba la cintura y le dedicaba una mirada larga al mayor de sus hijos, quien se irguió curioso en su sitio mientras sus ojos emitían un destello carmesí.
—Los hemos escuchado a todos —concedió Yuriko mirando a cada lobo de la corte, miradas pesadas que hicieron sentir pesado el ambiente y dieron solemnidad al momento —, mi decisión es no atacar —Asahi, Sato y Bazz-B bufaron ofendidos, gruñendo por lo bajo o desviando el rostro, Hanako se aferró al cuerpo de Syunsui y recargó su frente entre las clavículas del enorme lobo castaño que le abrazó fuertemente para contener su decepción, Saya y Haru suspiraron mirándose entre ellos mientras que Hanami se dejó caer de sentón y cruzó los brazos en un berrinche personal —, y Takeshi es mi estrategia.
El mayor se puso de pie y avanzó hasta la mesa redonda en torno a la que habían llevado a cabo la reunión, miró a todos los presentes y asintió una vez para sus padres, quienes retrocedieron medio paso cediendo la palabra.
—Hana —llamó consiguiendo que la aludida levantara el rostro, respetuosa y diplomática antes de avanzar hasta pararse frente a la mesa y recibir su hacha de manos de su esposo —, rastreo, haz un equipo pequeño, cuatro lobos, máximo, los hombres o mujeres de tu confianza, los que sean indetectables y sigilosos.
—Tengo la bendición de la luna y a los lobos que pides, sé a quién convocar.
—Haz tu magia, luna —pidió el mayor con media sonrisa de orgullo —, rastréalos, si hay un traidor...
—Si hay un traidor —cortó levantando su hacha y dejándola caer sobre la mesa, mostrando el colgante de colmillos en el borde de la madera —, me hace falta un pendiente nuevo.
—Una semana, es todo lo que te daremos para encontrarlo.
—Te lo entregaré antes del solsticio.
—Haruki, guiarás a los leñadores —el lobo no levantó la mirada, sostenía a Nanao en su regazo y tenía los ojos cerrados, escuchando atentamente cada palabra, la hechicera se aferraba a su cuello con una mano y le murmuraba algo al oído mientras arqueaba la espalda, pegándose a su cuerpo cada vez un poco más.
Los lobos aguardaron un momento mientras la hechicera salía de su trance, soltando el cuerpo y mirando a Haruki con una disculpa en la mirada mientras él le besaba la frente.
—Tashi —llamó el lobo alzando la mirada hacia su hermano —, Nanao dice que algo pasa con los animales del bosque, no está segura, pero podría estar relacionado con la visión que tuvo.
Pausa. Los lobos guardaron silencio mirándose entre sí antes de que Takeshi respondiera, asintiendo una vez.
—Guiarás a los leñadores en sus tareas, si salen de la gruta tienen que viajar en grupo, de día, sin levantar sospechas. Y en la noche harás investigación, que la hechicera te de todos los detalles, quiero informes en tres noches. Lleva contigo a...
—Con todo respeto, Tashi —cortó el lobo mientras acomodaba a Nanao mejor en su regazo y levantaba la mirada hacia su hermano, arrancando un destello platinado a su ojo azul mientras el otro quedaba oculto bajo sus cabellos —, prefiero viajar con los lobos. Si me hago acompañar de los animales del bosque, no levantaré sospechas. Puedo hacer reconocimiento del área sin ponerme en riesgo ni arriesgar a nuestros buscadores, hay manadas de lobos en kilómetros de este bosque y tengo el respeto de todos.
Takeshi suspiró, inconforme con las palabras de su hermano antes de levantar la vista hacia su madre.
—¿No es él nuestra jauría? —soltó divertida la matriarca antes de enarcar una ceja hacia el mayor.
—Es verdad —concedió Takeshi antes de mirar a Haru —, muy bien, Jauría, irás con los lobos del bosque. Tres noches.
—Tendrás los resultados al amanecer del cuarto día.
—Bazzard, Sato, Saya y Asahi se encargarán de la estrategia para las trampas, si necesitan lobos, sugiero que hablen con la división del este, ellos siempre han sido buenos rastreadores.
—¿Bromeas? —exclamó Bazz-B pasando un brazo sobre los hombros de Sato y sonriendo ambos con socarronería —Los lobos negros son más que suficiente para este trabajo, y, por si fuera poco, me tienen a mí, no se necesita más.
—No arriesguen a la corte —insistió Takeshi terminante, haciendo a todos pasar saliva.
—Seremos cautelosos —prometió Asahi fingiendo desinterés.
—Asami, te encargarás de la cacería, tal como sugeriste. Shūhei y Hanami estarán a tus órdenes.
—Cacemos de noche —sugirió Hanami distraída, mordiéndose la uña del índice —, si Asami acepta sugerencias.
—No, de noche nada —soltó Takeshi mirando a Hanami con reproche —, de noche nada hasta obtener los resultados de la Luna y la Jauría. ¿Asami?
—Entendido, hermano.
—Tashi —llamó Haru dubitativo —, ¿puedo disponer de Sato para los rastreos? Es rápido, de los más rápidos del clan, y entiende mi llamado cuando aúllo. Si puedo cubrir el bosque en dos direcciones, será todo más rápido.
—Si Satoshi no tiene problemas con que dispongas de su vida.
—Tengo todos los problemas con que disponga de mi vida, pero no me opongo en seguirlo —bromeó Sato pateando ligeramente el costado de Haruki, haciéndole reír mientras Nanao se removía incómoda en su regazo.
—Dispondré de tu vida, cachorro —alardeó Haru desafiante.
—Sólo si me vences en una pelea.
—Te tumbaré un colmillo.
—Cachorros —llamó Kai con voz autoritaria, haciendo a los menores encogerse en su sitio.
—¿Alguien más? ¿Nos hace falta algo? —cuestionó Takeshi levantando la mirada a todos los presentes.
—Sugiero una visita al pueblo —ofreció Syunsui abriendo las manos y ganándose una mirada de confusión por parte de Hanako —. Conseguir información con los humanos del pueblo más cercano, tal vez ellos sepan algo.
Takeshi lo pensó durante largos segundos. De la corte, Hanako era la que tenía más experiencia bajando al pueblo, Hanami parecía disfrutarlo, Sato y Haruki habían hecho rondas de reconocimiento en alguna ocasión y ambos habían reprochado al respecto, pero su trabajo era limpio. Podía funcionar.
—Demos esta semana para obtener información por nuestros medios, y después hablemos del pueblo. ¿Alguien más?
Al no obtener respuesta de los presentes, Takeshi levantó la mirada hacia sus padres y asintió una vez, cediendo de nuevo el control de la junta.
—Definitivamente —murmuró Yuriko mientras ponía las manos en la mesa, mirando a sus cachorros con orgullo —, han crecido más de lo que me imaginaba. Serás un gran sucesor —aduló a su muchacho mientras éste gruñía y volvía el rostro, negándose a recibir el halago —. Entonces tienen sus indicaciones, vamos, manada, pongamos a salvo al clan. Y Lobos —llamó en cuanto los vio comenzar a moverse en dirección a la salida —, sean prudentes.
—Yo quiero sangre —repitió Hanami confirmando con la mirada que sus uñas siguieran suficientemente largas.
—¿Por qué la conservé? —murmuró Yuriko antes de sonreírle a su cachorra y ganarse una sonrisa cómplice —Lobos, sean prudentes.
Sonrisas orgullosas, miradas feroces, asentimientos con la cabeza y toda la gallardía de la corte del clan Yamamoto, Yuriko les dedicó una mirada pesada, sonriendo divertida mientras uno a uno, sus hijos le dedicaban una mirada de reojo a su madre.
Los mellizos Asami y Asahi chocando puños antes de abandonar la sala. Haruki y Hanami intercambiando una mirada antes de que el muchacho le metiera zancadilla a Sato. Saya riéndose mientras Bazzard la abrazaba por los hombros. Shūhei alcanzando a Asami con una sonrisa tímida. Hanako echándose el haca sobre el hombro mientras Syunsui entrelazaba sus dedos con los de ella mientras Takeshi hacía una reverencia para sus padres antes de despedirse.
—Asahi tiene razón, es la guerra de la que nos auguraron hace tiempo.
—Estaremos listos —prometió Yuriko —¿Los viste hoy? Están listos.
—Sólo espero que nosotros también.
