-¡Candice!

Candy inmediatamente se separó del rubio para mirar a su hermana quien le veía con cara de pocos amigos, mientras el rubio también se incorporaba para después ofrecerle una mano a la chica para ayudarle a levantar, lo cual solo enfureció mas a la pelinegra.

-¿Qué sucede Annie?

-Nada, pero…esto que vi…mis padres deberán saberlo

La rubia le miro confundida pero no le dio importancia, prefería pensar que su hermana estaba preocupada por ella y que no deseaba verla mal ni menos que Anthony pensara mal de ella, en vez de pensar que la pelinegra en realidad…no eso era imposible –No volverá a pasar –Dijo sonrojada -¿Nos vamos?

-Claro

Annie sonrió satisfecha pues había logrado que su hermana no volviera a acercarse de aquella forma al rubio, mientras la tomaba de la mano, le dio una leve mirada al rubio con una sonrisa coqueta, a lo cual Anthony le miro algo asustado y a la vez sorprendido.

-¿Qué ocurrió Tony?

Terrence llego cuando las jóvenes ya se iban, por lo que decidió acercarse a su hermano para poder saber cómo le había ido con la rubia. –Interrumpió un bello momento –Fue lo único que salió de sus labios mientras se perdía en la hermosura del cielo azul imaginando el rostro de su amada Candy.

-Te pego fuerte ¿Cierto? –Dijo burlonamente el joven castaño –Nunca te había visto así

-Nadie era como Candy, nadie nunca lo será

-Eso se nota –Dijo mientras revolvía el cabello del rubio quien molesto le dio un pequeño golpe juguetón en el estómago mientras ambos reían –Vamos tus primos quieren un tiempo con el pequeño Tony.

-¡Hey! –Se quejó por lo dicho pero ya era tarde para devolverle el golpe, pues Terrence ya había comenzado la carrera hacia los dormitorios de los chicos.

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-No quiero que vuelvas a hacer eso, Candy, mis padres pidieron que te cuidara y si se enteran que estas comportándote de una manera indecente antes de comenzar las clases, ellos…

-No lo hare de nuevo, lo prometo, no sé qué me paso

-Lo mejor es que no vuelvas a ver a Anthony, al menos no si estarán solos ¿De acuerdo?

-¿porque te importa tanto, Annie?

-No es que me importe

-Desde que éramos niños, yo he visto que… -Se calló ante la mirada de reproche de su hermana

-Nada, solo lo digo por tu bien pero si no quieres, por mi puedes hacer lo que quieras pero atente a las consecuencias –Sentencio antes de salir de la habitación de la rubia.

"¿Qué es lo que le ocurre a Annie?" se preguntó una y otra vez antes de sumergirse en sus recuerdos, recuerdos hermosos en los que ella y Annie estaban bien o al menos eso pensaba ella.

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-Has crecido bastante, Tony

-Deberían de ver a nuestro tío William –Dijo el joven mientras sonreía

-Siempre nos dices que lo conoces, pero no lo hemos visto y eso no es justo –Dijo molesto el joven castaño de ojos marrones

-Yo opino lo mismo –Stear estaba tratando de acomodar su nuevo invento esperando no provocar una explosión

-No se pierden de nada –Dijo el joven heredero al ducado, ingresando a la habitación de los jóvenes –Toma Anthony es de mi padre, creo que desea que asistamos a un tipo de baile o algo así.

-Terry…no la leíste –Le acuso mientras miraba el sobre que tenía en la mano el joven quien solo sonrió mientras suspiraba pesadamente

-Ya sabes que no me gusta ir y ahora que apareció cierta joven, dudo que quieras ir a divertirte seduciendo a alguna joven, la diversión se terminó –Dijo dramáticamente

-No seas exagerado, Terry –Comento divertido mientras abría el sobre –En efecto es un baile pero no es como los otros…están invitando a algunas familias importantes entre ellas estamos nosotros –Miro a sus primos –También…las Britter

-¿Porque motivo será? –Pregunto curioso Archie

Terrence no sabía porque pero debía averiguar a qué se debía esta invitación de su padre. –Creo que no podre faltar…

-Invitare a Annie –Dijo Archie feliz e ilusionado

-No necesita invitación –Comento Stear rompiendo la ilusión de su hermano quien le miro molesto

-Solo quiero que sea mi acompañante

Stear sonrió burlonamente –Como te hace caso jajajaja

-Cállate Stear

Anthony y Terrence simplemente sonrieron ante las molestias que mutuamente se hacían los jóvenes Cornwall era algo divertida la escena, ellos se reían pues también se veían reflejados en ellos de las numerosas veces que ambos pelearon por cualquier cosa.

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En América, lejos de aquellos jóvenes, se encontraba un hombre algo cansado del viaje pero fuerte para poder terminar con todo este asunto de una buena vez, antes de que todo se descubriera, estaba esperando que llegaran por él, cuando de pronto un hombre alto de cabello negro y gabardina negra se le acerco.

-Buenas tarde ¿usted es el señor Britter?

-¿Quién es usted?

-Soy el abogado de la señora Baker

-Mucho gusto, señor…

-Eliot Rases

-Mucho gusto, señor Rases

-¿Me acompaña a mi despacho?

-Claro para eso estoy aquí

Ambos hombres caminaron directo a un gran edificio cerca del puerto, donde avanzaron hasta una oficina, donde el joven le abrió permitiéndole el paso al hombre para que ingresara, una vez dentro.

-Bien señor Britter, la señora Baker me ha dicho lo que desea…

-¿Qué es?

-Lógico quiere a su hija

-¿Es suya realmente?

-Su abogado ya le corroboro que en verdad es la madre ¿No?

-Si pero…

-No hay nada que pueda hacer Señor Britter, la señorita aun es menor de edad y como el juez ya fallo a favor de la joven, se le podría acusar de secuestro, por lo que le recomiendo que nos dé el paradero de la joven para que la señora Britter pueda ir a ver a su hija

Peter se encontraba en una difícil situación pero no se daría por vencido –Antes me gustaría hablar con la señora Baker quiero conocerla y además llegar a un acuerdo con ella, porque la joven de la que habla es mi hija y…no quiero perderla

-Bien hare una cita con ella –Dijo tranquilamente el abogado –Mañana vaya al teatro de esta dirección –Le dio un papel –Ella lo estará esperando, le enviare un telegrama inmediatamente para que sepa.

-Bien

-Nos vemos

-Adiós, Señor Rases

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En Londres…

-Buen día mi nombre es Patricia O'Brien –Se presentó la joven ante Candy después de pedir permiso para entrar a su alcoba.

-Mucho gusto Patty, yo soy Candy –Dijo sonriéndole –Candy Britter

-Mucho gusto espero que seamos buenas amigas

-Claro

Ambas se saludaron; y sonrientes mientras salían fuera del gran edificio para ir al jardín, donde encontraron una hermosa colina y en ella estaba un joven castaño que se encontraba fumando un poco.

-¡Terrence!

-¡¿Candy?!

La rubia sonrió al verlo asustado –Veo que te he pillado –Terrence observo a la joven que le sonreía, perdiéndose en ese rostro amable y hermoso como cuando era un niño, no entendía porque pero con esa joven sentía mil cosas, entre ellas una grata seguridad y bienestar, algo raro.

-Hola, señorita pecas –Candy le miro sorprendida mientras Terrence le sonreía burlonamente –Señoritas si querían fumar solo debían decirlo –Ofreció la cajetilla a las jóvenes

-No deberías fumar

-¿Y por qué no?

-Es malo para tu salud

-Candy tengo miedo –Susurro Patty al ver que Terrence se levantaba del suelo molesto

-Eso no te incumbe, Candy

-Claro que sí, contaminas el jardín con tu humo –Dijo molesta la joven

-¿Acaso está prohibido?

-Si lo está y lo sabes mejor que nadie

-Vamos, un poco de diversión a nadie le cae mal –Volvió a ofrecer un cigarrillo y esta vez Candy molesta la tomo en sus manos y la comenzó a romper -¡Hey! ¡¿Qué demonios te ocurre?!

-No fumes más, ¿de acuerdo?

Ojos azules chocaron con furia contra los verdes, que le miraban con suma paciencia y con comprensión, Terrence estaba molesto pero no realmente por el hecho de tener a Candy ahí, si no de que nadie jamás le diría que hacer y que dejar de hacer y menos una mujer.

-¿No quieres que fume porque no deseas que mi aliento huela mal, eh?

Candy le miro confundida, mientras retrocedía un poco, pues Terrence comenzó a caminar peligrosamente hacia ella…

-No te entiendo…yo…

-Conozco un buen lugar para besarnos, Candy –Dijo tomándola de la mano -¿Qué te parece si vamos?

-¡¿Qué es lo que te ocurre?! –Grito asustada mientras se hacía a un lado

Terrence soltó una fuerte carcajada mientras miraba a la asustada joven que estaba más que roja –Tranquila fue una broma

-¡¿Qué clase de bromas son esas?! –Dijo roja como un tomate, para después dar media vuelta e irse de ahí, dejando al joven riendo fuertemente, mientras una joven permanecía en los arboles observando todo.

Hola queridos lectores:

Una enorme disculpa por la tardanza pero he tenido unas semanas de locos y ademas enferma :( pero no he muerto aqui sigo y seguire mientras se pueda :D ;D aqui les dejo un nuevo capitulo de mi fic que espero que les guste si es asi haganmelo saber y si no tambien.

muchas gracias por leerlo y por sus hermosos reviews :D

saludos