Soma se quitó el sobretodo que le envolvía y lo dejo sobre un sillón, quedando vestido con una polera negra de mangas largas y un pantalón negro, que resaltaba su pálida tez y su rubio cabello. Desapareció durante un momento, mientras Danielle se quitaba el suéter húmedo, y reapareció al momento siguiente llevando un par de tazas de humeante chocolate.

- Ten…sírvete – dijo él, alargándole una taza a Danielle – te calentará.

Danielle recibió la taza, agradecida y le dio un sorbo, mientras echaba un vistazo a la casa. Parecía que Soma llevaba algún tiempo allí, debido a que el lugar se encontraba en un caos ordenado, según pensó ella. En la chimenea se encontraban restos de un fuego reciente, algunas cosas estaban tiradas sobre los sillones, y en una mesa cercana, un fardo de papeles se encontraba ordenado en pila, junto a una taza de café.

-Gracias…lo necesitaba – Danielle observó a Soma mientras este se recostaba sobre un sillón, paladeando su chocolate y mirando al vacío – Parece que ya llevas tiempo acá verdad? – dijo mirándole.

Soma siguió en la misma posición, apenas ladeando la cabeza un poco.

- Si…aunque a decir verdad – Soma dio un suspiro – este lugar no me gusta para nada.

- Bromeas? Si es tan acogedor.. – Dijo Danielle sarcásticamente – si hasta me dieron bienvenida.

Tanto Soma como Danielle rieron. La risa de Danielle sonaba despreocupada y alegre, como si todas sus preocupaciones se hubiesen disuelto con el chocolate. Soma la observó. Era tan parecida…

- parece que ya es muy tarde para hacer otra cosa…mañana seguiremos busca… - Danielle bostezo.

- Te ves cansada… - dijo Soma dejando su taza de chocolate vacía en una pequeña mesita – dormirás en mi habitación. Yo dormiré en el sofá.

-no quisiera incomodarte…de verdad – Dijo Danielle.

-dudo que quieras dormir en la misma cama conmigo.

-Pensándolo bien…creo será como dices.

Soma llevó a Danielle a su habitación, en la parte superior. Era una estancia sencilla, con una cama de tamaño mediano y una maleta en un rincón de la habitación por todo mobiliario. Las paredes estaban desnudas y la luz era mortecina.

-Y si alguna de esas cosas vuelve? – dijo Danielle de inmediato, recordando a la criatura que la había atacado, con un escalofrío.

- estaré vigilando…y si no – Soma se encogió de hombros – siempre puedes gritar.

-que gran idea…como no se me ocurrió antes – dijo ella algo molesta.

-Era una broma… - Soma se acercó a ella y la miró a los ojos – Puedo vigilar si así te sientes mas tranquila.

-Sabes..Tengo una mejor idea.. – dijo ella, con una sonrisa.

El viento afuera se había convertido en un viento huracanado, haciendo que las ramas de los árboles golpearan con fuerza las ventanas. Dentro de la casa se escuchaba el susurro del viento al colarse por las rendijas. La estancia en al cual Soma y Danielle se encontraban tenia, sin embargo, una agradable temperatura. Danielle dormía en la cama mientras Soma se encontraba recostado en un sillón con varios almohadones que habían traído entre ambos, con algo de dificultad, desde la parte inferior de la casa.

Soma observaba a Danielle en su sueño, embelesado con ella. Se parecía tanto a quien había perdido…se parecía tanto a Diana. Los cabellos castaños de Danielle se desparramaban sobre la almohada en pequeñas cascadas, y su rostro se mostraba sereno, con la boca, sonrosada y delicada, algo entreabierta.

Soma se acercó a ella y quedo arrodillado al lado de la cama, observándola. Realmente el parecido era increíble. Hasta sus ojos eran del mismo color que el de su amada. El tono de voz era idéntico en ambas. Su rostro se acercó poco a poco al de ella y suavemente posó sus labios contra los suyos.

Soma la sintió…pudo verla. Su querida Diana se hallaba allí, junto a él. Le tomo de la mano dulcemente y sonrió.

-Diana – dijo Soma mientras la tomaba entre sus brazos – volviste a mi…

-Si…- diana se sujetaba de los hombros de soma mientras el la levantaba en el aire – estamos juntos...y nada nos separara...

Estaban juntos nuevamente, lejos de aquel maldito lugar, lejos del mundo, solo ellos dos.

De pronto, del cuerpo de diana un par de alas, blancas y resplandecientes empezaron a elevarla hacia el cielo.

-Alcánzame soma…

-No puedo…Diana! – Soma corría tras ella mientras se alejaba hacia el níveo cielo – Diana no te vayas…

-Dijiste que no me dejarías nunca Soma…ven conmigo… - dijo Diana, mientras le tendía la mano.

Soma trato de alcanzarla, pero al tomar su mano, la atravesó, como si fuese inmaterial.

-Diana!