Capítulo 2: ¿Por qué?
"Cuantas cosas hemos vivido desde eso, ¿eh?" -Comentaba un Sirius Black algo más adolescente, mucho más fuerte y atlético, mucho más guapo.
"Ya estamos a punto de cursar nuestro séptimo curso..." -Contestó un Remus alto, delgado pero guapo, con unos ojos enamoradores y un pelo igual de rubio que cuando tenía once años.
Se encontraban en el mismo compartimento del tren en el que seis años antes se habían conocido, y aquel recuerdo apareció en la memoria de todos. Melancólicamente, los cuatro chicos charlaban sobre la cantidad de cosas que habían ocurrido desde entonces, y como habían cambiado sus vidas, sus estudios, su aspecto...
James era más alto, moreno, y las gafas habían sido sustituidas por unas modernas "lentillas"; su cuerpo estaba bastante definido y gran mayoría de las chicas del instituto se morían por él. En cambio, absolutamente TODAS se morían por el macizorro de Sirius Black, el cual además de guapo y musculoso sabía perfectamente como tratar a una chica para que cayera rendida a sus pies. Detrás de estos dos se encontraba Remus Lupin, el cual su ternura se extendía por todo su cuerpo, y aunque algo más delgado y menos marcado que los otros dos chicos, también tenía una figura bastante deseada. Además, su mirada derretía a toda aquella que lo mirara a los ojos, y su sonrisa serena causaba noches de insomnio. Y por último, estaba Petter Pettigrew, el cual tenia algo de barriga, aunque no se le notaba casi nada. No era feo del todo, lo que pasa que nadie había visto jamás a Petter peinado, vestido y arreglado; iba hecho un adefesio humano a cualquier parte. Y no tenía demasiado tacto con las chicas...
"Si, y recuerdo cuando Remus nos contó que era hombre-lobo... lo mejor de ello fue cuando lo atamos a la cama y fuimos a buscar a un psiquiatra." -Comentaba James risueño.
"Te equivocas Corna, lo mejor fue cuando una vez que lo aceptamos tuvimos la idea de ser animagos... No puedo quitarme de la cabeza aquella escena en la que Petter se convirtió en un híbrido con hocico de cerdo, piernas de pato, cuerpo de leon y cola de caballo." -Sirius comenzó a reirse solo de imaginar aquella escena en la que el chico solo alcanzaba a barritar como un elefante.
"Sí, el hocico de cerdo te sentaba fenomenal, Petter... creo que aún no se te ha quitado del todo..." -Bromeaba Remus, uniendose a las risas de Sirius continuadas por James.
"Perdonad que moleste vuestra sesión de risas, pero todos hemos tenido nuestros descuidos. ¿O acaso no recordais la vez en la que Sirius intentó convertirse mediante la poción multijugos en un Ravenclaw para conocer a aquella Emily Bonce y le salieron tantos granos que no sabíamos si era él o una paellera? -James y Remus miraron a Sirius y se rieron, y este se puso rojo como un tomate. -"Además Remus, esa poción la hiciste tu..."
"¡Golpe bajo, Lunático!" -James se reía junto con Petter de las caras de enfado y odio de Sirius y Remus. -"Vosotros con un caldero sois mas peligrosos que un piromano con un Clipper..."
"Espera, ¿me lo estás diciendo tu, Potter, o debería llamarte Don Juan-Potter? -La cara de Potter pasó de la risa combulsiva a la seriedad máxima. Sirius se dió cuenta que su comentario estaba un poco fuera de lugar, así que intentó suavizar las cosas. -En serio... ¿como te va con Lily?
"Sigue enfadada conmigo despues de todo, supongo..." -Dijo James entristecido, y se acomodó mas en su asiento.
"Vamos James, creo que al final lo conseguirás, seguro que te perdona..." -Remus le dió unas palmaditas en la espalda. -"Además, aún quedan chicas en Hogwarts, y mientras lo consigues o no, podrás saciar tu sed de amor con ellas..." -Los cuatro chicos sonrieron ante aquel descarado pero animador comentario. De repente comenzaron a hablar de las escapadas de las clases con la capa invisible, los paseos por el bosque prohibido las noches de luna llena, la semana en la que destrozaron todos los inodoros del colegio... Todo era maravilloso, y allí estaban los cuatro, de camino a Hogwarts para cursar su último año e intentando recordar a todas las chicas con las que Sirius había llegado a enrollarse (algo parecido a una misión imposible), las peleas cariñosas de Lily y James, las trastadas a Snape, las ingeniosas ideas de Lunático y los zapatazos amorosos de Colagusano con las chicas.
El tren estaba disminuyendo su velocidad. En poco tiempo llegarían a la escuela, así que todos se levantaron para colocarse sus túnicas de clase, en la cual Remus llevaba colgada con orgullo la insignia de prefecto. Y en ese momento, una chica con otra insignia igual a la suya entró en el compartimento.
"Vaya, vaya, lo que tenemos aquí. ¡Pero si son los merodeadores! ¿Me firmais un autógrafo, por favor?" -Una chica sonreia y les sacaba a la lengua a sus amigos. Tenía un aspecto muy peculiar; su pelo era rosa fucsia y no lo tenía muy largo, de echo el pelo lo tenía peniado hacia arriba; tenia unos ojos de un color marron muy claro, casi amarillentos, y aunque parecía extraño, aquella combinación no la hacía parecer una psicópata ni nada por el estilo, al contrario, le quedaba fenomenal. Además, la chica tenia un cuerpo lleno de curvas exhuberantes y deseosas.
"¡¡¡Dios, Nymphadora! ¿Qué cambio de look, eh?" -Sirius la miró de arriba a abajo, impresionado. -"¿Te he dicho alguna vez todo lo que te aprecio, nena?"
"No intentes tus trucos conmigo, Black. Además, ya sabes que yo me muero por otro..." -La chica comenzó a mirar al techo haciendose la despistada, pero todos los presentes sabían por donde iban los tiros.
"¿Qué le han pasado a tus ojos? ¿Utilizas lentillas?" -Remus rompió el silencio que se había formado en la habitación despues del comentario de la chica.
"Todos tenemos secretos, lobito..." -La chica le dio un beso en la mejilla a Remus y posteriormente se la acarició. -"Que mono... en fin, os dejo chicos, que escucho a algunos alumnos nuevos formar escándalo... no tardes mucho, Remus." -La chica le guiñó el ojo y posteriormente salió del compartimento.
"No se a que estás esperando para atacarle a Tonks, Remus" -James permanecía serio ante la mirada serena pero fulminante de su compañero. El chico realmente se preguntaba a si mismo la misma pregunta: "¿Porqué no le atacas, Remus? Además, piensa que eres un hombre lobo... no será tan dificil atacarle... aunque ahi está el problema..."
-"Creo que nunca debí decirle que soy un hombre lobo."
"¿Cómo que no? ¿No ves que eso le dió más morbo al asunto? Yo si supiera que hay una mujer-loba en la escuela, intentaria ligar con ella" -Dijo Petter sumiendose en sus pensamientos y reflexiones, mientras que los ojos le brillaban de emoción.
"Tu mismo lo has dicho, "Gusi", lo intentarias; de ahí a conseguirlo hay un abismo" -Sirius le dedicó una sonrisa burlona a su amigo.
El tren finalmente paró, y se escuchaba en los pasillos un jaleo enorme provocado por los excitados alumnos de primer curso. Remus salió a fuera a socorrer a Tonks, que se encontraba sola entre tanto chiquillo, y los otros tres merodeadores esperaron un poco a que el tumulto de fuera se hubiera calmado para salir. Una vez fuera, un gran grupo de chicas y algunos chicos de primero iban haciendo un coro alrededor de aquellos personajes, suplicando autografos, fotografías, besos y algunas chicas de cursos superiores pedían otros favores más censurados a los merodeadores. Remus se limitaba a orientar a los pequeños hacia las barcas, aunque la competencia que tenía con sus tres amigos le dificultaba su trabajo; Sirius comenzaba a lanzar besos al aire y reverencias a sí mismo, buscando entre el tumulto a aquellas chicas de favores censurados y puntuando mentalmente cual sería la próxima víctima del gran Black; "Gusi" se sometía a sonreir como un idiota y mirar a sus compañeros y James, como siempre, hacía de relaciones públicas.
"Vamos, chicas, aquí hay merodeadores de sobra para todas... por favor, ¿pueden colocarse en fila india?" -Aunque fuera un comentario bastante machista y sucio, las chicas comenzaron a pegar saltitos de éxtasis y euforia; excepto una de ellas, que en cambio recreó una mueca de asco y decepción hacia James.
"Valiente egocentrismo... me das asco, Potter" -La chica enfurecida se dió la vuelta, haciendo bailar su enorme melena pelirroja sobre sus hombros, y se marchó con paso firme y rápido. Era preciosa. James se quedó mirando su forma de andar embobado: sus largas y finas piernas, su perfecto trasero, su pequeña cintura... Y la cascada de cobre que jugueteaba con el viento y rompía olas en sus hombros. Le volvía loco.
James fué lo último que pudo recordar. Ya le daba igual la gente, sus amigos, su vida, todo. Solo le importaba ella. Jamás había sentido nada por una chica como por aquella, Lily Evans, y no paraba de meter la pata una y otra vez. Aún conmovido por la situación, siguió a sus amigos hasta subir en una carroza negra con Sirius, Petter y una chica de Hufflepuff llamada Mina Finnigan, la cual se sentó al lado de Sirius, y éste no perdió la oportunidad de tontear con ella.
James se sentía derrotado, hundido, había vuelto a meter la pata una vez más. ¿Por qué no podían ser las cosas más faciles? ¿Por qué no conseguiría ser como Sirius, estando con todas las chicas que quisiera, sin importarle nada, sin enamorarse? ¿No podía divertirse y disfrutar como sus amigos? Pero en su cabeza estaba ella, estaba Lily Evans.
Después de la breve selección de los alumnos de primero, los cuatro chicos se sentaron a comer. Mientras que Colagusano engullía todo lo que podía, Remus se mantenía callado e interesante escuchando la conversación de Sirius, que no paraba de hablar.
"Fue increible, tio. Saltó de la escoba y con la Quaffle en la mano se lanzó hacia el palo, pasó él mismo por la portería con el balón y volvió a montarse en su escoba en el aire. Al principio no parecía legal, pero repasaron el reglamento y no había alguna clausura que indicara "Se le está prohibido a todo jugador traspasar los palos con el balón en las manos, dando así diez puntos a su equipo".
"De todaf fogmaf, Cganuto, pefdieron el paftido de fefenta..." -Petter comenzó a ponerse morado y a toser, y con fuerza Sirius comenzó a golpearle en la espalda. Cuando consiguió tragar aquella bola de alimentos mezclados, Petter se encogió de brazos y decidió seguir comiendo. En cambio, James miraba el plato y no había probado bocado.
"¿Ocurre algo, James?" -Remus se había percatado de la apatía que sentía su amigo. -"Sabes que puedes contarnoslo.."
"No me pasa nada, simplemente no tengo hambre" -James era un experto en las mentiras, pero esta no le salió demasiado convincente.
"Sea lo que sea, esperamos que se arregle, ¿verdad chicos?" -Sirius asintió seguro con la cabeza, y Colagusano seguía engullendo los alimentos como un cerdo, así que recibió una fuerte patada en la espinilla de parte del chico rubio. -"¿Verdad?"
"Fi, Fi, Pog Fupuefto, lo que fea..." -Petter continuó con su faena a gran velocidad, sin hacerles demasiado caso.
"Gracias por todo, chicos, pero creo que me voy a la cama..."
James se levantó e instintivamente buscó con la mirada a Lily. No se encontraba en ningun lado, y no sabía por qué la buscaba exactamente, así que apenado fue camino de los dormitorios. "¿Por qué tiene que aparecer en los momentos más inoportunos? Parece que me vigilia, que me huele, que me sigue... Vamos James, no empieces con las paranoias. Pero ¿por qué tiene que ser ella?... No podría ser cualquier otra chica, no, tenía que ser Lily Evans... la única chica a la que le doy asco..."
Caminó cabilando en lo ocurrido, y mientras pensaba y andaba finalmente llegó al retrato de una mujer frondosa, a la cual le susurró algo así como "Saturnino". Cuando el retrato se abrió y James se dispuso a cruzarlo, le apareció por la mente una idea con la cual podría ver a Lily, saber que estaba haciendo; y sin pensarselo, James sacó un pequeño pergamino de su bolsillo, lo desplegó y apuntándolo con la varita sentenció: -"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas".
En el mapa comenzaron a salir manchas de tinta que rápidamente iban tomando forma. Se trataba de un mapa de la escuela, pero era un mapa muy particular: en él se encontraban algunos puntos con un nombre al lado, indicando la posición exacta de todos los alumnos y profesores de la escuela, y automáticamente vió a sus tres amigos aún cenando en el gran comedor. También descubrió a Snape estudiando en las mazmorras. Pero no encontraba a Lily Evans.
"¿A quién espias esta vez, Potter?" -Desde el interior del cuadro salió una fémina voz aguda y angelical, aunque sus palabras no fueran con un tono muy simpático. Era ella, era Lily Evans, que se encontraba en la Sala Comun. -"Vaya, parece ser que debería de marcharme, ha llegado el super-mega-merodeador James..." -La chica se levantó indignada y comenzó a caminar escaleras arriba hacia el dormitorio.
"¡¡¡Espera, Lily!" -James dobló otra vez el mapa y lo guardó en su bolsillo, y de tres zancadas consiguió alcanzar a Lily y cogerla de los brazos. -"Una vez nos llevamos bien, ¿verdad preciosa? ¿Por qué no somos capaces de seguir haciendolo?"
"Porque ya no me caes bien" -Contestó tajante Lily. -"Y si no te importa, me marcho..."
"Ni se te ocurra, nena, no vas a ninguna parte" -James le agarró más fuerte. -"¡Quiero una explicación coherente y ya!"
"¡¡¡Sueltame James, me haces daño!" -El chico se percató de la situación y la soltó, Lily dió un tirón del brazo y se alejó un poco angustiada. -"¡Ese es el James al que no soporto! ¡Al James prepotente y engreido en el que te has convertido!"
La chica salió corriendo escaleras arriba hacia la habitación, y en el momento en el que se escuchó un sonoro portazo, James se dió cuenta de la situación. -"Lo siento mucho, Lily..." Pero Lily ya no estaba allí.
Todo era perfecto, había vuelto a la escuela con sus amigos, había pasado un rato inolvidable recordándo viejos tiempos, pero... ¿por qué tenía que aparecer ella? Tantas preguntas que no tenían respuesta, tantas explicaciones que jamás había escuchado, tantas cosas en las que pensar... Subió a la habitación, se quitó la túnica y se metió bajo las sábanas de su cama. Tantas cosas en las que pensar... James sabía que no iba a dormir, y lo mejor sería emplear el tiempo en algunas cosas más útiles.
