Sid dejo las llaves en el bol, que se encontraba en la entrada a su departamento, suspirando al entrar, su jornada laboral, fue a un mas pesada, de lo que ella imaginara en la mañana, teniendo que arreglar ciertos detalles en múltiples proyectos a lo largo del día, saltándose incluso la hora de la comida, para intentar solucionar a un que sea la mitad de los problemas presentados en los mismos, dibujando su próximo día laboral como un verdadero infierno.

Se detuvo en la entrada del comedor, al observar, la mesa, bellamente adornada, con una cena, para dos, ya fría y una vela que languidecía tristemente con su ultimo aliento, busco con la mirada algo preocupada a su novio, encontrándolo dormido en el sillón, con un libro sobre su rostro, roncando rítmicamente.

Miro la cena, a su novio, y su teléfono, al mismo tiempo, antes de estar segura de la fecha, antes de morder su labio inferior.

- - Sid eres una idiota – susurro para sí, mientras se apresuraba a la habitación que ambos compartían, maldiciéndose internamente, por el hecho de olvidar su aniversario.

Prácticamente entro desvistiéndose a la ducha, y a un que el agua estuviera helada a penas la noto, dado que casi tan rápido como entro salió de la misma, al diablo, la sutileza, Lincoln, le había estado apoyando todos estos meses, y la noche, en que el logra hacerse un pequeño espacio, para prepararles una cena romántica durante su aniversario, ella iba y la olvidaba completamente.

Quizás otra chica, se viera rendido, o vista superada por la situación, pero no tienes una relación de tantos años, con Lincoln Loud, sin aprender algo en el camino.

Sonrió al ponerse el baby doll negro, era el favorito de su amado, además de lucir en su cuello, ese pequeño collar de sumisión que usaban cuando el la dominaba, más las orejitas de gato que lucía, que pondría duro a cualquier hombre al momento.

Camino cual felino, sacando silenciosamente, un pequeño tazón de uvas, del refrigerador, antes de servir dos copas, con el vino de la mesa, y proceder a despertar a su novio, de la manera más sensual y sumisamente posible.

Por que quizás, Lincoln estuviera un poco molesto, por que la cena se cancelara, pero no le creía tan enojado, como para no castigar toda la noche, a su pequeña y sumisa gatita.