Capítulo 13.

Paola se levantó de un brinco, como ya había dicho.

- ¿Qué le pasó a Ken?.- preguntó ella, preocupada.

- Huyó.- dijo Lily.- Como siempre.

- ¿Cómo que huyó?

- Sí, se fue. Finito, arrivederci, ciao, sayonara, aloha.- insistió Lily.

- ¿Qué no aloha es "hola"?.- cuestionó Paola.

- Es "hola" y "adiós".- replicó Lily.- ¿Importa eso ahora?

- No realmente.- admitió Paola.- ¿Por qué huyó?

- Por tarado.- bufó Lily.- Perdió la titularidad contra Genzo y ya por eso se le vino el mundo encima.

- Pues qué tonto.- gruñó Paola.- La verdad, creo que Ken es mejor que mi baboso primo, pero si éste ganó, pues ya qué, pero no por eso se debe dejar vencer.

- Así está la cosa.- suspiró Lily.- Hazlo entender.

- Uhm...

- Te lo estoy diciendo en serio: hazlo entender.- insistió Lily.- Creo que si tú vas a decirle algo, él te escuchará.

- ¿Qué te hace pensar que Ken me oirá a mí?.- preguntó Paola.- ¿Qué tengo yo que no tengas tú?

- ¿Qué no es obvio? Ken te quiere.- Lily elevó sus ojos al cielo.- Por eso creo que a ti te hará más caso.

- ¡Cómo te puedes creer semejante cosa!.- gritó Paola, poniéndose más colorada que la blusa roja que traía puesta.- ¡Ken no me ama!

- Sí, claro, y a mí no me gusta Genzo.- Lily puso cara de "hello con tu hello".- Claro que te quiere, es obvio. Y algo me dice que tú también lo quieres a él, por eso te vine a buscar.

- Además de ciega, loca.- gruñó Paola.

- ¿Cómo dices?.- exclamó Lily.

- Que no nada más estás ciega por fijarte en alguien como mi primo, sino que además estás loca por decir que yo quiero a Ken.- explicó Paola.

- Como digas.- suspiró Lily.- Pero desearía que me ayudaras con Ken.

- ¿Y por qué habría de hacerlo?

- Por compasión, quizás.

- No te entiendo.- gruñó Paola.- Dices que no soportas a Ken, que es un baboso y que no te agrada. ¿Entonces por qué lo ayudas?

- Porque, muy en el fondo, por allá a un lado del Titanic, lo quiero un poco.- confesó Lily.- Pero muy poco.

- Esa frase del Titanic es mía.- gruñó Paola.- En fin...

La germano-japonesa se volvió a sentar en el sillón y se puso a pensarlo algunos segundos.

- La Selección cuenta con otros dos porteros, y debo confesar, aunque quiera vomitar al decirlo, que Genzo es muy buen portero, así que no tendría por qué haber problema, además de que el entrenador convocará a otro portero para que lo sustituya.

- Ése no es el punto.- contradijo Lily.- El punto es que Ken debe estar en la Selección y lo sabes. No me parece correcto que por una rabieta se vaya así sin más. Además, habrá problemas...

- ¿Qué quieres decir?

- Que Genzo está lastimado.- anunció Lily.- Y no creo que esté en las mejores condiciones para el partido que Japón jugará contra Alemania.

- ¿Cómo supiste eso?.- quiso saber Paola.

- Taro me lo dijo.- explicó Lily.

- ¿Qué ustedes no tienen nada mejor que hacer que pasársela en el chisme o qué?.- exclamó Paola.

- ¿Eso importa ahora?.- gruñó Lily.

- No realmente.- Paola suspiró.- ¿a dónde crees que haya ido Ken?

- Me parece que regresó a Saitama, a buscar a su padre.- supuso Lily.- Por lo que me dijo, parece que será así.

- ¿Y pretendes que vayamos a buscarlo a Saitama?.- Paola no parecía muy contenta con el hecho.

- O si quieres podemos mandarle una paloma mensajera.- bromeó Lily.

Paola puso cara de "hello con tu hello".

- De acuerdo.- ella volvió a suspirar.- Vamos a Saitama...

Mientras tanto, en el campamento las cosas no iban mejor. El entrenador Gamo ya se había enterado de que Genzo estaba lesionado. En una jugada por parte de Hyuga, Genzo resintió las lesiones al atrapar el balón y no le fue posible ocultar el dolor. El Dr. Tarso dictaminó que Genzo sufrió esguinces leves en ambas muñecas. Gamo estaba ahora mucho más enojado ya que Wakabayashi se había lesionado por culpa de ese ridículo duelo.

- Bonita manera de hacerme perder dos porteros.- gruñó Gamo.- Solo por un duelo estúpido.

- Estaré bien para el partido.- dijo Genzo.- Podré jugar.

- ¿Estás seguro?.- cuestionó Gamo.- El tiro de Karl Heinz Scnheider, el Non Fire Shoot, es de lo más potentes que hay y podría lesionarte aun más. Y no te olvides de Schester.

- Ya me he enfrentado a ambos en otras ocasiones.- replicó Genzo.- No habrá problema por eso.

Gamo movió la cabeza de un lado a otro. Él sabía que las cosas podían llegar a complicársele mucho.

- No estaría mal que Ken regresara.- gruñó Gamo.

Esa noche, Lily habló con Genzo por teléfono y le contó la visita de Ken y su propósito de regresar con su padre.

- Así que Wakashimazu irá a Saitama.- comentó Genzo.- No sé por qué, pero me lo presentía... Bueno, no que se fuera a ir a Saitama pero me imaginé que iría a ver a su padre. Tiene tiempo comentando que desea regresar al lugar a donde están sus antepasados.

- ¿Lo sabías y no lo detuviste?.- lo regañó Lily.

- Oye, yo no sabía que se iba a fugar.- se defendió Genzo.

- Como sea. Iremos tras él.- anunció Lily.- Lo haremos volver.

- ¿Iremos?.- Genzo notó el tiempo y la persona del verbo ir.

- Sí, Paola y yo.- anunció Lily.

- ¿Paola? ¿Por qué ella iría a...?.- comenzó a preguntar Genzo.

- Porque Paola está enamorada de Ken.- cortó Lily.

- ¿QUÉ COSA?.- gritó Genzo, aunque en el fondo él ya se lo imaginaba.

- Oh, vamos, no me vas a decir que no te lo sospechabas.- bufó Lily.- Si hasta yo me di cuenta y mira que yo no conozco tan bien a tu prima.

- Sí, ya me lo imaginaba.- Genzo suspiró, resignado.- Ya qué. En fin, creo que es mejor Ken que Schneider...

- ¿Paola anduvo con Karl Heinz Schneider?.- se sorprendió Lily.- Eso no me lo esperaba.

- Hace mucho tiempo.- contó Genzo.- Pero él terminó su relación con ella al ver que son tan diferentes que es imposible que puedan estar juntos, realmente no entiendo cómo fue que ellos acabaron como pareja. Incluso creo que no fueron novios, sólo salieron en algunas ocasiones.

- Yo preferiría a Schneider en vez de a Ken, pero bueno, son los gustos de Paola.- comentó Lily.

- ¿Se te olvidó que estás hablando conmigo?.- protestó Genzo, enojado y celoso.

- No te pongas celoso, yo nada más decía.- rió Lily.- En gustos se rompen géneros. En fin, iremos a buscar a Ken para convencerlo de que regrese.

- ¿En este momento?.- Genzo estaba preocupado.- ¿Ustedes solas?

- Sí, iremos solas, pero no necesitamos que nadie nos acompañe, sabemos cuidarnos muy bien.- replicó Lily.

- Pero podría pasarles algo o...

- ¿Quieres que Ken vuelva o no?.- bufó Lily.

- Sí, sí quiero que vuelva.- admitió Genzo.- Solo cuídense, por favor.

- No te preocupes.- dijo Lily.- Y por cierto... Siempre pienso en ti...

- Yo también pienso en ti.- admitió Genzo.- Todos los días.

- Cursi.- rió Lily, y después colgó.

Genzo sonrió y colgó el teléfono. Sí, si alguien podía hacer que Ken regresara, ese alguien era Paola...

Y por su parte, Ken se dirigía, efectivamente, a Saitama. Él tenía intenciones de regresar con su padre y encargarse del dojo... Después de tantos años, era hora de que él volviera a casa...

Pero Ken no podía dejar de pensar en Paola. Ella se le había metido tan profundo en su mente que no se la podía sacar de la cabeza... O mejor dicho, no quería... Ella era lo más maravilloso que le había sucedido a Ken en toda su vida...

(Anda, yo también suelo ser cursi XD).

- ¿Problemas?.- preguntó una linda chica que se había sentado en el tren frente a Ken.- Te noto preocupado.

- Cosas sin importancia.- Ken se encogió de hombros.

- No parecen cosas sin importancia, si te ves tan preocupado.- sonrió la muchacha.- Me llamo Amy, mucho gusto.

- Ken.- el portero correspondió a la sonrisa.

- ¿Vas a Saitama por negocios o placer?.- preguntó Amy.

- Solo regreso a casa.- respondió Ken, simplemente.

La muchacha era agradable, pero Ken estaba demasiado ocupado pensando en Paola como para fijarse en alguien más. Cuando el cobrador pasó a recoger los boletos, Ken se dio cuenta de que había perdido el suyo.

- No puede ser.- exclamó Ken.- La mala suerte me persigue otra vez.

- Tendrá que bajar del tren en la próxima estación si no trae el boleto.- dijo el cobrador.

- Eso ya lo sé.- gruñó Ken.- Puedo saltar de una vez y ya.

- Yo tengo su boleto, discúlpelo por favor.- intervino Amy, sacando otro boleto de quien sabe donde.- Es que quise jugarle una broma y lo escondí, pero creo que me pasé.

- Eh... .- Ken estaba asombrado.

- De acuerdo.- asintió el cobrador, llevándose los boletos.- Que pasen un buen día.

- ¿En verdad escondiste el boleto o solo mentiste para ayudarme?.- preguntó Ken a Amy, cuando el cobrador se fue.

- Traía otro, de pura casualidad.- sonrió Amy.

- Gracias.- dijo Ken, sacando su maltratada cartera.- Te lo pagaré...

- Con otra persona que se encuentre en la misma situación.- lo detuvo Amy.- A mí no me tienes que pagar nada.

Ken sonrió. A pesar de la mala suerte que lo perseguía, siempre había gente dispuesta a ayudar. Sin embargo, él se sintió mal para sus adentros, ya que como Amy lo había ayudado, ella sería alcanzada por su mala suerte... Ken quiso advertirle, pero antes de que pudiera decirle algo, la muchacha bajó del tren en la siguiente estación y le dijo adiós con la mano. Él apenas y pudo corresponder al gesto. A Amy se le cayeron de la bolsa algunos papeles, los cuales fueron a dar al fango, cosa que aparentemente la pusieron a ella de mal humor, por la cara que Ken le vio a través de la ventanilla del tren. Él se puso mal, porque lo sucedido había sido por su culpa, pero lo que sucedió después lo dejó asombrado. Al agacharse, Amy esquivó un ladrillo que alguien había arrojado y que fue a estamparse contra el vagón. Si los papeles no hubieran caído al lodo, Amy no se hubiera agachado y el ladrillo le hubiese ocasionado un buen traumatismo craneoencefálico (le hubiese dado un buen golpe en la cabeza, pues). Así que, al parecer, la mala suerte ya no era tanta...

El tren arrancó antes de que Ken pudiera asimilar esto. Él pensó que simplemente había sido un golpe de buena suerte, pero por parte de Amy, no de él. El paisaje cambiaba a través de la ventanilla, pero los pensamientos de Ken seguían siendo los mismos...

"Te mereces a alguien mejor, Paola", pensó Ken. "Alguien como ese pretencioso y muy seguramente millonario futbolista que te acosó el otro día... Alguien que te pueda dar todo lo que no te pueda dar yo...".

Ya era casi de noche cuando el tren se detuvo en la estación de Ken, en la prefectura de Saitama. El muchacho caminó por las calles que él tan bien llegó a conocer de niño... Y por fin, tras andar un buen trecho, Ken llegó a la entrada de un dojo, el cual tenía las luces encendidas y la puerta entreabierta...

- Querido, hay alguien parado en la entrada.- anunció una voz de mujer, desde el interior de la casa. Su madre.

- Iré a ver, querida.- dijo una voz de hombre ya maduro. Su padre.- ¿Se le ofrece algo?

Ken y su padre se miraron fijamente por algunos minutos. En los ojos del padre de Ken comenzaron a brillar las lágrimas.

- ¿Ken?.- musitó él.- ¿Eres tú, hijo mío?

Ken sonrió. Al fin había llegado a casa.

Notas:

- Bueno, ya no sé cuantos capítulos falten, así que mejor no digo nada, ya hasta que vean el final publicado XD, aunque aun así no falta mucho para el final.

- Tsuki, este fic va dedicado a ti.