El resfriado, tuvo a Sid, peor de lo que ella misma hubiera imaginado, dejándola en cama, con solamente la suficiente fuerza, para levantarse a duras penas al baño, y sonarse la nariz, más veces de lo que a ella le gustara.
No recordaba cuándo se había quedado dormida, pero la necesidad de respirar, la había despertado.
Arrojó el pañuelo en su cesto de basura, sintiendo asco, por la cantidad de mucosidad, que tenía el mismo.
- - Veo que estás despierta – cuestiono una voz varonil, mientras su dueño entraba en la habitación de la chica.
Observó extrañada a su novio, el cual traía puesta una mascarilla, y sostenía entre sus manos una charola, con algo humeante, entre otras cosas.
- - Come un poco más – rogó su novio media hora después, sosteniendo una cuchara con algo de caldo de pollo todavía tibio, frente a su boca.
- -Estoy satisfecha – respondió su novia, ligeramente sonrojada.
- - Está bien – dijo su novio dejando la cuchara en el plato – será mejor que reposes un poco la comida antes de volver dormir – y diciendo esas palabras se pasó a retirar de la habitación, dejándola de nuevo sola.
En verdad era agradable, que alguien más la cuidara, y con ese ligero pensamiento se volvió a dormir, después de todo, qué más podía hacer, para recuperarse, que descansar y dejarse mimar un poco más, por el hombre que ella amaba con locura.
